\"Tomates verdes fritos\": Historias de amistad en una cafetería

LA BUENA MESA EN EL CINE Por Alfonso Méndiz Profesor de Cine y Publicidad Universidad de Málaga

TOMATES VERDES FRITOS Historias de amistad en una cafetería TOMATES VERDES FRITOS ES LA ADAPTACIÓN DE UNA NOVELA DE FANNIE FLAGG, CUYO GUIÓN FUE CANDIDATO AL OSCAR, Y QUE CONTIENE SITUACIONES TAN VIBRANTES Y EMOTIVAS QUE MUCHAS VECES LAS PALABRAS SOBRAN Y ES EL ESPECTADOR QUIEN RECREA, CAPTA Y SIENTE EL RELATO. SU PRESENTACIÓN EN LA PANTALLA ES UN PLATO MODESTO Y SENCILLO, NO MUY RECARGADO DE ACCIÓN O CONDIMENTOS FUERTES, PERO DULCE COMO LA MIEL, Y REBOSANTE DE TERNURA Y SENTIMIENTOS.

La película bascula entre dos historias que discurren en el Sur de Estados Unidos. Una, en el presente, es la de Evelyn Couch, ama de casa un tanto anodina, acostumbrada a ser ignorada por su marido, que conoce en una residencia de la tercera edad a la fascinante Ninny Threadgoode. Esta anciana, con la que enseguida simpatiza, le cuenta en prolongadas visitas la otra historia: la que ocurrió en el pasado entre de dos mujeres que fueron muy amigas: Idgie y Ruth. Este relato, mostrado a lo largo de sorprendentes flash-backs, cambiará la vida de Evelyn en el presente. Película amable, llena de sensibilidad y afecto, que gustará a cualquiera que conozca el significado de la palabra “amistad”. Porque de eso trata este filme. Su frase promocional (“¿El secreto de la vida? ¡El secreto está en la salsa!”), admite también una lectura temática. Porque la amistad es el secreto de las dos historias contadas en paralelo, y ese condimento consigue dar un nuevo sabor a sus vidas y una nueva esperanza para el futuro. Al compartir la vida con otro, las penas se vuelven llevaderas y las alegrías se hacen más pro-

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fundas. La amistad es la salsa, el secreto de la vida. La historia que transcurre en el pasado (1925-1938) tiene como fondo el Whistle Stop Café que Idgie y Ruth han puesto en marcha con empeño e ilusión. Su cordialidad se expande en seguida a toda la clientela sureña: al ingenuo y sencillo Big George, al anciano Smokey, a la sufrida Mama Threadgoode y hasta El filme pulsa con e l m i s m í s i m o re v e re n d o acierto diversas teclas. Scroggins. La solidaridad, el Hay un tiempo para reír, respeto, el sentirse miembros otro para llorar y otro de una comunidad bien avepara disfrutar con las nida serán los motivos que buenas historias re ú n a n e n e s e c a f é a u n público tan diverso: el trato alegre de un sencillo restaurante de carretera. El trato, pero también su plato estrella, que da título a la película: “¡Oh, lo que daría por un plato de tomates verdes fritos que tomábamos en el Café Stop!”, se lamentará con nostalgia Ninny, la anciana narradora de todo ese relato. Y el filme nos descubre, con deleite gastronómico, la receta de este plato delicioso: rebozar las lonchas de tomate verde en harina de maíz y luego freírlas en abundante aceite durante dos minutos. El filme pulsa con acierto diversas teclas. Hay un tiempo para reír, otro para llorar y otro para disfrutar con las buenas historias. Sobre todo, acierta en los acordes ficha técnica que llevan el tema de la amistad y la capacidad de cambiar. Esa capacidad de comTítulo original: Fried green tomatoes. partirlo todo, que impregnaba la vida del Director: Jon Avnet. restaurante, es el tono y el sentimiento Reparto: Gérard Kathy Bates, Jessica con que finaliza el relato de Nanny: “Cuando ese café cerró, el corazón de la Tandy, Mary Stuart Masterson, Maryciudad dejó de latir. Es curioso como un Louise Parker. sitio pequeño como éste llegó a unir a País y año: Estados Unidos, 1991. tanta gente”. Distribuye: Filmax.