Myriam SECO ÁLVAREZ, El niño en las pinturas de las tumbas tebanas de la XVIII dinastía.

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Descripción

KOLAIOS PUBLICACIONES OCASIONALES 6

Myrian SECO ALVAREZ

EL NIÑO EN LAS PINTURAS DE LAS TUMBAS TEBANAS DE LA XVIII DINASTÍA

SEVILlA-1997

KOL.AIOS PUBLICACIONES OCASIONALES 6

Myrian SECO ÁLVAREZ

EL NIÑO EN LAS PINTURAS DE LAS TUMBAS TEBANAS DE LA XVIII DINASTÍA

SEVILlA-1997

KOLAIOS, ASOCIACIÓN CULTURAL PARA EL ESTUDIO DE LA ANTIGÜEDAD Apartado de correos (P.O. Box) 868 E-41080 SEVILLA

CONSEJO DE REDACCIÓN: Director Amado Jesús de Miguel Zabala Secretario José Antonio Alfonso García Vocales Víctor Manuel López Lago Javier Pluma Rodríguez de Almansa Francisco José López de Ahumada del Pino Jesús San Bemardino Coronil María Pilar Inés Calzón Francisco Eduardo Álvarez Solano

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A.C. KOLAIOS

Depósito Legal: SEI.S.B.N.: 84-922394-7-6 Imprime: Tecnographic, S.L. Polígono Calonge, el A 41007 SEVILLA Pedidos a:

Scriptorium Apartado de correos (P.O. Box) 404 E-41080 SEVILLA (ESPAÑA)

AGRADECIMIENTOS En primer lugar quisiera expresar mi agradecimiento a los directores de este trabajo D. Francisco José Presedo Velo y D. José Miguel Serrano Delgado , que con su autorización, colaboración y facilidades otorgadas hicieron posible la realización de esta tesis doctoral . Igualmente tengo que hacer mención de la ayuda y aportaciones científicas que en repetidas ocasiones he recibido de la egiiJtóloga Ingrid GamerWallet de la Universidad de Tubinga. Muestro mi gratitud al Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla y al Instituto de Egiptología de la Universidad de Tubinga, que me permitieron la utilización de la biblioteca y de los archivos. También tengo que hacer mención de las diversas aportaciones científicas de especialistas de la materia como F . Gomaa, S. Allam y J .M . Galán. Por último , agradecer al equipo de Kolaios su paciente lectura, corrección del texto final y apoyo, sin el cual hubiera sido imposible llevar a cabo esta publicación.

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PRESENTACIÓN Untersuchungen zur Rolle des Kindes im Alten Ágypten gab es bereits. Als neueste seien die Arbeiten von Frau Rosalind M. und Jac. J. Janssen, Growing up in Ancient Egypt, London 1990, und Erika Feucht , Das Kirui im Alten A"gypten, Frankfurt/New York , 1995, genannt. Und dennoch schliesst Myriam Seco Álvarez mit ihrem Buch speziell zu Wiedergaben von Kindem in den thebanischen Grabem der 18 . Dynastie eine echte Lücke. Dies mag zum Teil daran liegen, dass eine beachtliche Zahl der einschUigigen Graber erst in den letzten Jahren, den heutigen wissenschaftlichen Anforderungen gerecht, veroffentlicht worden sind. Zum anderen liegt es sicher an dem kritischen und methodischen Ansatz der Autorin. So darf man Fraulein Seco Álvarez wie auch ihren wissenschaftlichen Betreuem, D. Francisco José Presedo Velo und D. José Miguel Serrano Delgado , zu dieser überaus interessanten Arbeit nur beglückwünschen. Ich personlich habe bei der Lektüre eine Menge hinzugelernt. Es war sicher für eine junge Historikerin ein nicht ganz ungefiihrliches Wagnis, dieses Thema anzugehen . Auf der einen Seite sah sie sich einem über die gesamte agyptologische Literatur vertreuten Quellenmaterial gegenüber , das obendrein zum Teil immer noch allein über langst veraltete Publikationen erschlossen werden musste . Vor allem aber galt es, zum besseren Verstandnis des Dargestellten, den grossen Zusammenhang im Auge zu haben. Stets stand die Frage im Raum, ob nicht mit einer Doppeldeutung , einem hintergründigen Sinn zu rechnen sei, es galt, zwischen den Zeilen zu lesen . Die Interpretation einer Szene war immer zugleich abhangig von der Stelle im Grab, an der sich die Wiedergabe des Kindes befand . Dank ihrer streng methodischen und kritischen Ansatze ist Myriam Seco Álvarez zu überaus interessanten und für mich teilweise ganz unerwarteten Ergebnissen gelangt: weniger im Bereich des taglichen Lebens und der familiaren Beziehungen, als auf politischem Gebiet, den auswartigen Beziehungen Ágyptens, seiner Religionsgeschichte und seinem Totenglauben. Dabei musste sie bei der grundlegenden Frage beginnen, welche sicheren Kriterien es ermoglichen, menschliche Darstellungen als solche von Kindern zu identifizieren, ist doch die Fiihigkeit und der Wille, Kinder durch kindliche Formen zu charakterisieren , spateren Zeiten vorbehalten . Warum, so fragte sie , haben Kinder beim Totenopfer noch keinen Platz, 7

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wohl aber in den Trauerzügen der Begrabnisse? Warum fehlen sie, im Gegensatz etwa zur Ramessidenzeit, anden Grabwanden der 18. Dynastie noch so gut wie ganz bei den Wiedergaben des Gastmahls anlasslich des schonen Pestes vom Wüstental? Myriam Seco Álvarez nennt überzeugende Gründe. Und sie stellt fest: Die von ihre Vatern, Fürsten asiatischer Volkerschaften, auf des Handen prasentierten Knaben waren nicht -wie gelegentlich postuliert- als Opfer für ienen Tempel bestimmt, auch nicht dazu, in das Sklavenhaus des Konigs' oder des Veziers eingereiht zu werden. Sie waren vielmehr nach Theben gebracht worden, um dort mit den Sohnen der vornehmsten Familien des Landes erzogen zu werden, beste Garantie für Agypten, in ihnen spater, als Fürsten benachbarter Regionen, die treuesten Vasallen zu besitzen. Myriam Seco Álvarez weist auch eine ganze Reihe von gottlichen Kindern nach, deren Prasenz an der Wand des Grabes dem Toten Gutes verheisst. Solche Ergebnisse -und wir haben hier nur eine Auswahl angedeutet- werfen auch ein neues Licht auf die Bedeutung der thebanischen Grabmalerei der 18. Dynastie und deren Inhalte. Kurzum: Ich gratuliere der jungen Wissenschftlerin und ihren akademischen Betreuer zu dieser gelungenen Arbeit und wünsche ihr von Herzen die Moglichkeit zu weiteren Forschungsaktivitaten im Bereich der Agyptologie.

Ingrid Gamer-Wallert Tübingen, den 7.4.1998

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Introducción

INTRODUCCIÓN En este trabajo abordamos un objetivo concreto: investigar el papel del niño en la sociedad egipcia de la XVIII dinastía, y, para ello, como fuente principal utilizaremos las pinturas de las tumbas privadas de Tebas del período; de este modo veremos hasta qué punto el papel desempeñado por el niño en dicha dinastía quedó reflejado en las escenas de estas tumbas rebanas. Como punto de partida tendremos presente la afirmación, considerada por muchos como cierta, de que las representaciones de las tumbas privadas tebanas de la XVIII dinastía constituyen una fuente especial para el conocimiento de la vida cotidiana de la capital del Imperio Nuevo. Nos hemos centrado especialmente en el papel del niüo durante el apogeo tebano con la esperanza de que a través de estas escenas podamos sacar algo en claro de lo que era la consideración social y el comportamiento con respecto a este grupo. El trabajo lo hemos dividido en siete capítulos: en el primero hemos querido describir las características externas de los niños egipcios, es decir, de qué manera los dibujaban. El segundo lo hemos dedicado al estudio de la planta de la tumba; el tercero a las representaciones relacionadas con la posición social del difunto, encontrando dentro de este grupo a los niños extranjeros, al príncipe y a la princesa representados como niños, al dios también representado como niño y, por último, al niño en los brazos de su madre y de su nodriza. El cuarto a las nii'ias que acompañaron a las plañideras; el quinto a las representaciones relacionadas con las ofrendas, en las que, como veremos, no se representaban niños pequeños. El sexto capítulo lo hemos dedicado a las representaciones relacionadas con la Fiesta del Valle, y el séptimo a los niños en las escenas de caza y pesca. Por último, una conclusión . Como punto de partida es fundamental saber cómo se puede reconocer a un niño y si contamos o no con criterios que nos permitan asegurar que estamos ante uno de ellos. Por ser esto fundamental, dedicaremos un capítulo de nuestro trabajo a intentar clasificar y enumerar estos criterios, pero como preámbulo podemos adelantar que la imagen típica de niños regorditos, con vientres abultados, extremidades más cortas y gruesas, cabezas redondeadas y de poco pelo, estará ausente en la pintura egipcia, ya que, cada vez que querían representar a un nii'io, representaban a un

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adulto pero a pequeña escala, de ahí que recurran a una serie de criterios o características físicas para poder diferenciarlos . Muy importante es estudiar las plantas de las tumbas que, como veremos, dtlrante la XVIII dinastía serán por regla general en forma de T. Conocer bien las partes de la tumba es fundamental, ya que las representaciones tendrán diferentes matices y se podrán interpretar de distinto modo si las encontramos en una zona u otra dé la tumba . Es decir , todo tiene su lugar concreto dentro de ésta, lo cual forma parte del ritual que hará posible el paso a la otra vida después de la muerte . En líneas generales , podemos decir que la tumba contaba en su interior con tres zonas bien diferenciadas: una de carácter privado, otra de carácter funerario y, por último, una de tipo religioso. Si observamos detenidamente todas las pinturas que decoran los muros de estas tumbas, un detalle que llama la atención es que son más numerosas las representaciones de hijos e hijas ya adultos que las de niños o niñas; el ejemplo más claro, como tendremos ocasión de ver posteriormente, lo tenemos en las escenas de banquete funerario, las cuales se caracterizan por la presencia de un gran número de hijos mayores . Si fue ésta una simple celebración familiar en la que participaba toda la familia, sirvientes, sirvientas, músicos, músicas, bailarinas, etc. ¿por qué los niños pequeños no? ¿Por qué , en general , los hijos de los propietarios de las tumbas , a excepción de las niñas que acompañan a las plañideras y de los niños de las escenas de caza y pesca, muy raras veces fueron representados como niños? Como veremos a lo largo del estudio, siempre que encontremos niños estarán ligados, bien a escenas de extranjeros, bien a imágenes del príncipe y la princesa o a escenas de caza. ¿Por qué se produce este fenómeno y en cambio en la decoración de las tumbas ramésidas la vida familiar será mucho más representada? ¿cuál es el factor que provoca esta diferencia de comportamiento? Si se produce un cambio en la mentalidad, ¿hasta qué punto se reflejaría en el arte? De momento sólo podemos marcar esa diferencia y posteriormente, a lo largo de nuestro estudio, intentaremos sacar algunas conclusiones a este respecto. Otra pregunta que nos formularemos a lo largo del trabajo será a partir de qué edad el hijo era considerado como adulto y, por tanto, representado como tal. Si existió algún tipo de rito, quizás durante la pubertad, que permitiera marcar esa barrera, ¿fue el mismo para los niños que para las niñas? Son preguntas que no tienen , en un primer momento , ninguna explicación que pueda procurarse de otra forma que estudiando con detalle los textos y las diferencias posibles en las represenraciones de las tumbas , para detectar , en esas diferencias, razones que puedan ofrecer unas ideas homogéneas sobre el tema propuesto. Como veremos, las escenas de niños acompañando a los extranjeros serán muy numerosas en la sala transversal de la tumba y, como ya hemos adelantado anteriormente, dedicaremos un capítulo al desarrollo de este tema en el que plantearemos dudas tales como : ¿estos niños fueron representados en calidad de

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Introducción

acompañantes o constituían una ofrenda que los padres hacían al faraón? es decir, ¿fueron llevados como rehenes a Egipto? y en caso de que fuera así ¿se hacía de manera indistinta ya se tratase de niños o de niñas? A continuación nos surge otro problema: se representaron pueblos muy diferentes trayendo tributos y no siempre la relación de Egipto con éstos fue la misma. Por tanto, son aspectos que habrá que tener en cuenta a la hora de analizar las escenas y sacar conclusiones de éstas. También encontraremos escenas del príncipe y la princesa' representados como niii.os, ¿por qué estos niii.os se representaron y por qué en unas tumbas sí y en otras no? Este tipo de interrogantes intentaremos responderlos a lo largo del capítulo que dedicaremos a este tema. Siguiendo el recorrido por la sala transversal de la tumba, nos topamos con representaciones del dios como niii.o, no muy numerosas, pero ¿por qué fue éste un tema escogido por el artista y qué es lo que se quiso expresar con esa escena en la tumba? Eran muy frecuentes las escenas de plaii.ideras que, a modo de procesión, tomaban parte en la ceremonia realizada para llevar a cabo el entierro, pero un detalle interesante es que siempre estaban acompaii.adas de niii.as y no de niii.os. ¿Por qué no había niii.os en este conjunto? La respuesta a esta cuestión, a primera vista, puede estar en que el llanto es más propio de la mujer que del hombre , y que por la misma razón era propio que las niñas asistieran para realzar la ceremonia. También analizaremos las escenas en las que no aparecen niii.os; hemos creído que dedicar un capítulo a este tema podría ser de gran provecho, en cuanto que enriquecería nuestro estudio del niii.o. Éste no desempeñaba ningún papel en las escenas de ofrendas que , como veremos, fueron representadas en diferentes puntos de la tumba: por ejemplo , tenemos las de la zona de entrada a la tumba, que estuvieron siempre ligadas a la celebración de la Fiesta del Valle, o las de la «puerta falsa,, y las de la capilla: será común en todas ellas la ausencia de niños. ¿Por qué se produce este fenómeno? Podría ser que todavía no eran dignos de participar en un acto de esas características o podríamos estar ante un acto reservado a los adultos . Ya por último llegamos a la sala longitudinal, la cual normalmente se reservaba a escenas de carácter religioso, donde las representaciones de tipo simbólico eran más comunes . Aquí encontraremos representaciones de caza con bumerang y pesca con arpón, en las que los niños desempeñaron un papel importante . ¿Qué significó su presencia en este sitio santo y qué fue lo que motivó al artista a escogerlos? ¿Por qué aquí los hijos del difunto fueron representados como niños y no como adultos? Puede anticiparse , con respecto a esto último que , tanto en las escenas de caza como en las de pesca, se trataba de realzar el prestigio y la destreza del protagonista. La presencia de otros individuos podría dar solenmidad , ser simbólica o religiosa , pero siempre sería pasiva y nunca se esperaba una posible cooperación activa en la hazaña.

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Responder a estas preguntas y coordinar las respuestas proporcionarán una visión en conjunto de ese sector -la vida infantil- que tan importante es en la sociedad de todos los pueblos. A su vez, desentrañar algunos de estos interrogantes, incluso parcialmente, puede ayudar a resolver los restantes. Ést.e es el proyecto que guía esta investigación, en la que todo consiste en deducir, a partir de restos a veces muy dañados, de representaciones en tumbas privadas tebanas de la XVIII dinastía, y de textos aislados, una vida infantil ·que tuvo una proyección social importante como pieza esencial de la vida de aquel Imperio.

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l. CRITERIOS PARA RECONOCER A UN NIÑO En primer lugar, hay que decir que en la pintura egipcia las características físicas de los niños son, en cierto modo, diferentes y no tienen nada que ver con la imagen de niños que normalmente encontramos en las pinturas de otras épocas . Es decir, no se representaron niños pequeños, con los vientres y las extremidades especialmente gruesas, de piel sonrosada y con la cabeza ligeramente desproporcionada con relación al cuerpo . Éstos son rasgos que no encontramos en la pintura egipcia y que aparecerán a partir del Helenismo 1, llegando hasta nuestros días. De manera que los egipcios representaron a sus niños con características físicas similares a los adultos y en muchas ocasiones lo único que los diferenciaba de estos últimos era el estar dibujados a pequeña escala. Otras veces, además de recurrir al menor tamaño, utilizaron una serie de criterios para reconocer a los niños, como podrían ser: la trenza de la juventud, la desnudez, el dedo en la boca, la posición en cuclillas o agachados en el suelo y la localización en brazos de un adulto o llevados en cestas. En líneas generales , podemos decir que estos criterios, que sirvieron para facilitar la identificación de Jos niños en la iconografía egipcia, no fueron fijos, pues variaron con el tiempo a través de la larga existencia de aquella civilización. Por ejemplo, era más común representar a niños desnudos durante la XVIII dinastía que en época ramésida, ya que en esta última existió un gusto especial por cubrir figuras desnudas a modo de protesta contra las directrices artísticas establecidas. También hay que tener en cuenta que no todos los criterios se utilizaron con la misma frecuencia en la pintura que en la escultura. Así, el representar a niños agachados en el suelo y con el dedo índice en la boca es mucho más común encontrarlo en la escultura que en la pintura. Por tanto , será fundamental llevar a cabo un estudio detallado de esos criterios , que es lo que a continuación pretendemos hacer; estos signos, unidos al tamaño , sí nos dan pistas más orientadoras del papel social, o incluso del sexo y edad, e indirectamente de la posición familiar de estos niños.

l. Ver H . Rühfel. Das Kilul in der griecilischen Kunsr , Magunc ia 1984 .

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1.1. La trenza de la juventud 2 Fue uno de los atributos más comunes para representar a los niii.os. Solía caer a uno de los lados de la cabeza y, en caso de que fueran chicas, podía quedar detrás a modo de coleta. Este peinado a veces era una trenza, pero también en ocasiones una especie de coleta, o simplemente un mechón de pelo, que frecuentemente terminaba en una punta enrollada hacia arriba. La mayoría de las veces el resto del pelo estaba afeitado o muy corto. En el Imperio Nuevo, al lado de la trenza podía aparecer una especie de tupé o moño 3 . A continuación vamos a mostrar unos cuantos ejemplos para ver cómo la tipología de estas trenzas variaba dependiendo de la época; en primer lugar tenemos una representación de la V dinastía, procedente de la tumba de Ptahhotep en Saleara. Se trata del hijo de éste, al cual lo vemos peinado con la trenza común, que cae en el lado izquierdo de la cabeza y tiene la punta ligeramente enrollada hacia arriba (lámina 1)4 . Existe una clasificación de los tipos de trenzas de la juventud más comunes durante el Imperio Medio (lámina 2) 5 . Muchos de estos tipos son heredados del Imperio Antiguo, como apreciamos si comparamos la trenza de la figura 86 de la lámina 2 con la de la lámina 1; se trata prácticamente de la misma trenza. De igual manera, en la XVIII dinastía, nos encontramos con tipos ya catalogados en el Imperio Medio. De la XVIII dinastía tenemos el ejemplo de una esyultura en la que se presenta a una pequeña portando un recipiente de ungüento (lámina 3) 6 ; esta trenza la podemos comparar con la que tenemos en la figura número 175 de la lámina segunda. Los otros dos casos, también de la XVIII dinastía, que creemos oportuno mostrar para aclarar este punto, son los representados en las láminas 4 y 5 7 : el primero, es una cuchara de ungüento que tiene una pequeña niña representada con la trenza de la juventud en el lado izquierdo de la cabeza y dividida en cuatro tiras. La pequeña lleva una banda alrededor de la cadera, y en sus manos aves acuáticas y flores de loto. También otras cuatro flores de loto se enrollan a la altura de la cabeza formando con sus tallos una especie de nudo 8 •

2. Ch. Müller, •Jugendlocke•,

LA. lii

(1980), págs. 273-274.

3. Ch. Müller, Die Frauenfrísur ím Alien it"gypten, Leipzig 1960, págs. 14, 16-18, 24 , 28 y 33-35. 4. Ver E. Paget y A. Pirie, The Tumb of Pwh-Hetep, Londres 1898, contraportada. 5. Ver H.O. Lange y H. Schafer. ·Grab und Denksteine des Mittleren Reiches•, CG Nos. 2000120780, vol. IV, Berlín 1902, págs. 86-106 y 159-187. 6. Ver S. Wenig, Die Frau im Airen it"gypten, Leipzig 1967, fig. 75b: de madera con una altura de 13 cm., conservado en t!l Museo Gulbenkian de Arqueología y Arte Oriental. Durham, Inv.-Nr. 752. 7. Ver Wenig, op. cit., fig. 48a de madera con 22 cm. de altura y que se encuentra en el Museo del Louvre de París, Inv.-Nr. 1737: y fig. 45, relieve en piedra de 40 cm. que se encuentra actualmente en Berlín en el Staatliches Museum, Agyptische Abteilung, Inv .-Nr. 18526. 8. Ver l. Wallert, Der l'erzierte Lojfel,

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16 , Wiesbaden 1967 , pág. 140.

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Criterios para reconocer a un niño

Muy parecida a esta trenza es la del segundo caso, en el que se representa a dos princesas en un relieve en piedra procedente de la tumba n ° 192 de Kharuef (ver lámina 5). En esta ocasión la trenza también queda en el lado izquierdo de la cabeza y se divide en tiras como la anterior, pero en este caso en vez de ser cuatro son siete. Si estudiamos la trenza de la juventud apreciamos que va evolucionando y cambiando con el tiempo. De lo laborioso que podía llegar a ser este peinado en época posterior, tenemos un caso que procede de la tumba n ° 1 de Sennezem de finales de la XIX dinastía, en el que la hija del difunto se representa con un tamaño más pequeño y situada debajo de las patas de la silla donde su madre está sentada. La pequeña está oliendo una flor de loto, tiene la trenza juvenil en el lado izquierdo de la cabeza y con la mano izquierda sostiene un pato (lámina 6) 9 . Si observamos detenidamente la trenza podríamos decir que estamos ante un claro ejemplo de barroquización de este elemento. Ch. Desroches-Noblecourt 10 tiene un artículo en el que habla precisamente de cómo la trenza o coleta se representaba con unas características peculiares en la época de Amarna 11 • Según la autora un ejemplo sería la pequeña plaqueta de marfil, conservada en el Museo del Louvre (E 14374). No podemos saber con exactitud de quién se trata, pero parece que es un personaje principesco o real amarniense, tanto por el tipo de traje que lleva como por la especie de pancarta que se sitúa cerca del ángulo superior derecho, en el espacio que queda libre entre los racimos de uva . Desgraciadamente la inscripción ha desaparecido, pero Desroches-Noblecourt se inclina por creer que es un príncipe y no una princesa. Consideramos la trenza de la juventud como un criterio importante para reconocer a un niño; por ello hemos hecho un recorrido histórico del desarrollo de este peinado típico de los niños egipcios. En nuestro trabajo también analizaremos representaciones de niños extranjeros, y es importante especificar en este capítulo introductorio que éstos nunca se representarán con la trenza de la juventud, sino que tendrán un peinado propio que los caracterizará. Entre los niños nubios el peinado típico consistía en una especie de

9. Ver A. Mekhitarian , A."gyptische Malerei , Ginebra-París-Nueva York 1954. lám. en pág. 151 ; también en B. Bruyere, La tombe N° 1 de Sen-nedjem á Deir el-Médineh, M!FAO 88, El Cairo 1959, lám . XXXII ; y J. Vandier, lt"gypten (Bilder aus Grabern und Tempeln) , Nueva York 1954. lám. XXXI. 10. Ch. Desroches-Noblecourt, «La cueillette du raisin a la fin de l' époque amarnienne », JEA 54 (1968), págs. 82-88 y lám. XIV. 11. Desroches-Noblecoun, art. cit.. lám. XIV.

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triple coleta colocada en la cabeza 12 ; sin embargo, los niños sirios solían llevar un mechón largo en la parte trasera de la cabeza.

1.2. La desnudez 13 Era otro elemento a tener en cuenta, pero no siempre el ir desnudo se podía relacionar con los niños. No hay que olvidar que en Egipto la vestimenta no era sólo la ropa, sino el status social que ésta implicaba 14 • Por ejemplo, durante el Imperio Antiguo se representaba a los enemigos frecuentemente desnudos, con lo cual se trataba de hacer hincapié en su condición inferior. Lo mismo ocurría con las representaciones de sirvientas , músicas y bailarinas , que fueron muy comunes en las tumbas te banas 15 • Por tanto, la desnudez no fue una característica exclusiva de los niños, a lo que habría que añadir q11e no siempre fueron representados de esta manera. De ahí que a la hora de analizar este criterio debamos tener precaución para evitar posibles errores de interpretación. Comparando la desnudez de los adultos, expresiva de inferior condición social, con la de los niños, no puede deducirse que éstos tuvieran también esa característica, pero sí es significativa de una inferioridad de había ordenado81 • Todos estos textos hacen pensar que los sirios entregaban a sus hijos como rehenes para que fueran educados en Egipto. Aunque esto en algunos casos fuera

75. Ver Feucht, ·Kinder fremder V6lker in Ágypten• , pág. 199. 76 . Ver Sethe , Urk ... !V. 172 , 6ss; 708, 12; y Helck , Urk ... fV, 2036,

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y 2071 , ,.

77. Ver Sethe. Urk ... IV. 690, 2-10; traducción de S. Allam. ·Msw= Kinder/ Volksgruppe/ Produkte/ Abgabe• , SAK 19 (1992) , pág. 3. 78. Ver E . Feucht, ·The !J.RDW N K3P Reconsidered•, Pharaonic Egypr, The Bible a11d Christianiry, Jeru salén 1985. págs. 38-48. 79. Ver K. Zibelius-Chen. Die iigyprische ExpansiolliU/Ch Nubie11, TAVO 78, Wiesbaden 1988. pág. 184 . 80. Este título desaparecía en el momento en que el ni1io llegaba a ser adulto.

81. Ver Sethe. Urk .. IV . 780-781: traducid o en Feucht. · Kinder fremder Vülker in Ágypten ... pág. 191.

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Representaciones relacionadas con la posición del difunto

cierto no. se debe generalizar y en esta línea se desarrolla el artículo de Allam 82 , quien defiende que concretamente en las tumbas 85, 86, 17 y 239 los hijos sólo acompañan a sus padres, lo cual el autor trata de confirmar traduciendo la palabra egipcia msw, no como niño, sino como tributo, como se ve en estos dos textos: No hay enemigos (de la reina Hatshepsut) en la región del sur ni adversarios en el norte; el cielo: todos los países extranjeros (y) lo que el dios ha creado, todos sin excepción le obedecen; ellos vienen a ella con temor en el corazón, sus jefes (hnv tpw) con la cabeza inclinada, y con los objetos preciosos (mYw) a sus espaldas; ellos regalan (hnk) a ella (la reina) de sus productos (msw), con los cuales el aliento de vida les será prolongado, porque el poder del padre Amón, el cual ha dispuesto a todos los países bajo sus pies (de la reina), (de tal modo) es grande. Todos los países extranjeros, que no conocen Egipto, vienen sometidos y sumisos al poder de él (Amenophis lll); todos los países están conformes (en esto). Sus tributos (inw) los traen en las espaldas; sus donaciones (hnkyt) a él (están compuestas) de sus productos (mswyB3• Aparte de estos problemas, el hecho más importante es que en las representaciones los sirios llevan a sus hijos de modo muy diferente a los nubios . Entre éstos los niños acompañan a los padres y los custodian sus madres, mientras que los sirios los llevan en la palma de la mano, aparentemente como un ofrecimiento, pero por las actitudes de calma, más bien parece que se trate de la presentación de los primogénitos 84 al faraón para que éste los reconozca como tales 85 • Es curioso que cuando los niños sirios son llevados por sus madres, nunca· van sentados en la palma de la mano, sino cogidos de ella, o sea, quizás en calidad de acompañantes.

82. Allam, ·Msw= Kinder/ Produkte/ Abgabe ... • , págs. 1-13. 83. V~r Sethe, Urk ... IV , 341 , 13-342, 5 y Helck , Urk ... IV, 168910-13 ; ambos traducidos por Allam, · Msw= Kinder/ Produkte/ Abgabe ... •, pág. 9. 84 . El tipo de coleta en la parte trasera podría ser la que llevaban los primogénitos e n los pueblos de Oriente. 85 . De: todas maneras, como ya hemos visto anteriormente , existen unos relieve s de época ramésida con escenas de combate, y en una de és tas. el padre ofrece a su hijo sentado en la palma de la mano. Ver Donohue. «all . cit. •. fig. 13 .

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3.2. EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA REPRESENTADOS COMO NIÑOS El origen divino del Faraón no produjo en Egipto una diferenciación especial de la familia real en sus costumbres, de modo que éstas eran muy semejantes a las de las familias de funcionarios reales, tanto palaciegos como administrativos, que constituyen el sector social que vamos a estudiar. No obstante hay diferencias de atavíos suficientes para marcar esa superior categoría real y expresarla en las pinturas. Las imágenes del príncipe como niño en las tumbas privadas de Tebas fueron bastante comunes. Estas escenas aparecen casi siempre en la sala transversal de la tumba (lámina 24) 86 y ligadas a episodios de ofrendas. Un punto a tener en cuenta es que en todos estos casos el príncipe aparece relacionado con la vida del difunto al que está dedicada la tumba, que suele ser o supervisor de las niñeras reales o enfermero personal de los hijos del rey. También todos estos enterramientos coinciden en que son de la época entre Thutmosis lii y Amenophis 11. Otro aspecto muy importante es diferenciar en qué escena el príncipe se representa como niño y en cuál aparece como adulto. Los egipcios, como ya hemos dicho anteriormente, no habían desarrollado en su arte la posibilidad de dibujar a los niños como tales y con características físicas propias 87 , por lo tanto, tenían que recurrir a rasgos físicos accesorios para representarlos, como por ejemplo la trenza juvenil y la desnudez. En el caso del príncipe, aparecerá en ocasiones desnudo, pero en otras no y lo mismo ocurrirá con la trenza juvenil. Otra de las características que diferenciaba al niño real era que siempre llevaba atavíos propios de su puesto, como un pectoral con el nombre a veces grabado, o una especie de maza en la mano o una corona; estos atavíos eran precisamente los que, a diferencia de lo anteriormente visto, daban la idea distintiva de la calidad regia de los niños representados, para que no hubiera lugar a dudas sobre ella.

86 . Plamas de tumbas sacadas de Poner y Moss. Private Tombs . .. , TI. 109 , TI. 85, TI. 93. TI. 64 y TI. 226 .

87 . Esta alternativa surgirá por primera vez en Grecia durante el siglo V a.C.

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3.2.1 . Representaciones del príncipe como niño a) La primera representación que analizaremos será la de la tumba n° 109 , perteneciente a Min , gobernador de Thinis y supervisor de los profetas de Anubis durante la época de Thutmosis III . En la sala transversal de dicha tumba , en el lado derecho de la pared de entrada (ver lámina 24) , vemos que uno de los muros está dividido en cuatro registros ; en los tres primeros aparece el difunto inspeccionando la entrada de productos , y el cuarto aparece dividido en ' dos escenas ~ en la primera , el difunto enseña al príncipe Amenophis a disparar (lámina 25) 88 y en la segunda, tiene cogido al joven príncipe en las rodillas (lámina 26)89 . En el primer episodio aparece Amenophis II como niño y M in, el propietario de la tumba, le está enseñando a disparar90 . De ambas figuras nos ha quedado muy poco, pues están bastante dañadas y tan sólo podemos apreciar la parte superior de ambas . El arco era el arma que, en Egipto, el rey utilizaba cuando iba en su carro, y de esta esc~na tenemos un texto que dice: Él (Min) dio (al muchacho) las primeras reglas para la utilización del arco diciendo: " y la escena es descrita como:

El [príncipe Amen-hotp] divertiéndose con la lección de tiro con arco en el patio del palacio de Thinis 91 . En la segunda representación , el pequeño aparece desnudo y con la trenza de la juventud. Su brazo izquierdo lo apoya sobre el pecho del difunto y éste a su vez le coge la nuca con la mano derecha y la cintura con la izquierda. La escena es muy expresiva, está cargada de ternura y ambos se miran frente a frente. En este caso no hay duda de que el príncipe está representado como niño; el cuerpo es muy delgado y los brazos un poco desproporcionados ya que son muy largos y finos. Todas estas escenificaciones, como los cuadros históricos de nuestras familias reales, es lógico que sean artificiosas, pero su simbolismo encierra la realidad de fondo de esa mezcla perfecta de lo religioso con lo humano que caracteriza esta época egipcia.

88 . La ·escena está muy daiiada y se trata de una reconstrucción hecha por N . de G. Davies, · The Egyptian Expedition 1934-1935 ... MMABu/1 XXX (1935 ), fig . 7 en pág. 52. 89. Ver Ph . Virey , · Tombeau de Khe m», MMAFV , París 1894, fig . 4 en pág . 368 . 90 . Min acompafió al rey Thutmnsis III en sus campaiias y guerras contra los pueblos extranjero s. 91. Ver Sethe, Urk .. . IV . 976; traducido por Da vies. · The Egy ptian Expedition 1934-1935» , págs. 52-53.

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Representaciones relacionadas con la posición del difunto

Al lado de esta representación hay un texto que dice:

< ... > el derecho de vigilancia del señor de las Dos Tierras, el único llevado a cabo por el Buen Dios < ... > por lo que vigila los quehaceres de la casa real; el que gobierna los trabajos del gran río; jefe dE; la vigilancia del canal del oeste; jefe de la dirección del Mediodía; conductor de la fiesta de Os iris < ... > 92 Vemos que las atribuciones de este personaje eran muchas y en su mayoría conectadas con la casa real; ambas escenas están por desgracia extremadamente dañadas 93 . b) A continuación estudiaremos la representación de la tumba n° 85, perteneciente a Amenelll4ab, llamado tan1bién M~u, lugarteniente militar de la época entre Thutmosis III y Amenophis Il 94 • En esta tumba advertimos que la primera sala, la llamada transversal, tiene cuatro pilares que aparecen decorados con pinturas. En el primer pilar entrando en la tumba a la izquierda (ver lámina 24), en el registro superior, hay una escena del difunto ante su esposa, que lleva a un príncipe en sus brazos. La mujer es Beki, que aparece sentada delante de una mesa con ofrendas y representada como gran nodriza. Las cabezas tanto de ella como del niño aparecen muy dañadas. Pero lo que sí nos ha quedado es el texto que dice: La gran nodriza del señor de las Dos Tierras, [la favorita del] buen dios, la dama Beki, justificada 95 •

La ofrenda la hace una figura que aparece totalmente destruida, pero por el texto sabemos que se trataba de Amenelll4ab: [Él] hace la presentación, los dones, las ofrendas, [durante el transcurso de] cada día, él ... , el favorito del buen dios, el administrador de la armada, el ... que ama a su señor ... %

92. Ver Sethe, Urk ... IV, 981; traducido por Virey, ·Tombeau de Khem• , pág. 368. 93. Ver A. Radwan, Die Darsrellungen des regierenden Konigs und seiner Fumilienange!zorigen in den Privargrabern der 18. Dynasrie. Berlín 1969, lám. VIlla. 94. Desgraciadamente de esta escena no tenemos ninguna lámina y lo que conocemos de ella es a través de los textos. 95. Ver Ph. Virey, •Le retour a la vie•, MMAFV, París 1894. pág. 277. 96 . Ver Vire y, ·Le re tour

a la vie .. , pág.

278.

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Myriam Seco Álvarez

También en estos casos se ve claro que la unidad de estilos representativos suple con toda certeza los daños y ausencias pictóricas que, por lógica, pueden suponerse sin grave riesgo de error interpretativo. Esta especie de homenaje está sin duda dirigido al pequeño príncipe. En este caso se relaciona al difunto con el niño real, porque al parecer su esposa era nodriza del pequeño 97 • A través de este texto, de un lado se obtenía prestigio y de otro, de paso, se alababa a la familia real, lo que era para el personaje un fortalecimiento del ' favor de que gozaba. En el pilar contiguo, en esta misma sala transversal, aparece la esposa del difunto con una princesa en brazos, pero tanto la representación de ésta como de la nodriza están destruidas; lo que sí nos ha quedado es el texto que dice: Príncipe y noble que acompaña al rey en las campañas de los países del sur y del norte, delegado representante de los ejércitos, [Amunem-he]b. El cual ha sido amamantado con el sano pecho de la gran nodriza del señor de las Dos Tierras, cuyo pecho ha estado en contacto con Horus (rey), el cual ha sido constituido como favorable por los reyes, Bak, la justificada. Vienen con el [ramo de la vida de Amun-]Re a su fiesta >, ZAS 102 (1975), págs. 91-116. -----,
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