El toro Apis de Menfis, ¿otro rey en Egipto?

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Descripción

AUTOR: Manuel Miranda Bolaños Civilizaciones de Egipto y Próximo Oriente, Grupo C Grado de Historia, Universidad Complutense de Madrid Profesor: José R. Pérez-Accino

INTRODUCCIÓN El papel que jugaron los animales en la religión egipcia siempre ha fascinado y llamado la atención de los hombres a lo largo de la historia de manera tanto positiva como negativa. Tanto los griegos como los romanos eran muy críticos con el papel que jugaban los animales en el culto egipcio y sus opiniones iban desde la burla y la broma hasta las más duras acusaciones de zoolatría. El desconocimiento de las creencias egipcias fue el principal factor que provocó esta situación colgando quizás a los egipcios un injusto sambenito. Habiendo aprendido en clase el verdadero significado del uso de los animales en la religión egipcia así como la explicación que aparece en el libro de Stephen Quirke “La religión en Egipto” acerca de los toros sagrados y animales en general esto se ha convertido en un tema de mi interés por lo que he decidido aprovechar este trabajo para profundizar más en el asunto. Las referencias que conocía de antes sobre el toro Apis lo describían como un animal objeto de veneración absoluta por parte de los egipcios el cual recibía cuidados exquisitos durante su vida y un funeral fastuoso tras su muerte. Todo este gasto de recursos que hacían para dotar al animal de unas condiciones de vida infinitamente superiores a las de cualquier campesino de la época y que llegaban a incluso al mismo nivel o superior de las que disfrutaban la nobleza o la monarquía me hicieron pensar si podría haber algo más detrás de este culto pues se salía del esquema que tenía formado acerca de los cultos en el antiguo Egipto donde los cultos se realizaban en templos y lo que se adoraba eran estatuas que servían de receptáculos para que el Ba del dios se alojara en ellas. No se adoraba la estatua en sí, sino al dios que habitaba en ella. Todo esto me llevó a pensar si quizás Apis podría ser otro rey en Egipto en otro plano diferente pero lo suficientemente claro como para cumplir el principio de dualidad de la cultura egipcia. Espero poder contestar a lo largo del trabajo a esa pregunta.

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1. ORÍGENES, REALEZA Y DESARROLLO HISTÓRICO El culto del toro Apis en Menfis es sin duda uno de los más antiguos que están atestiguados a lo largo de la historia de Egipto pues “es mucho más antiguo de lo que indica Manetón1, el cual lo remonta a la II dinastía tinita”2. Gracias a la arqueología se ha podido saber que existe al menos desde la I dinastía ya que se han descubierto numerosas inscripciones las cuales atribuyen al rey Menes 3 (Narmer) la institución del culto a Apis4 pero se piensa que la devoción por los toros en Egipto es aún más antigua teniéndonos que remontar a finales del Paleolítico o principios del Neolítico. Sin duda alguna su origen se dio en el margen occidental del delta del Nilo donde pastaban los rebaños de ganado que pertenecían a la monarquía que con el paso del tiempo Apis “became the sacred bull of the western district, where it was later venerated in a sanctuary, alongside the Sechathor cow goddess, its mother figure” 5. Con el tiempo el culto fue trasladado definitivamente a la ciudad real de Menfis. Al inicio del periodo dinástico la imagen del toro estaba asociada al rey como una manifestación de la fuerza del monarca de Egipto pues era un recuerdo de cuando la tarea de caza, despiece, ofrendas a los dioses de la carne y su posterior ingesta para, en un banquete ritual, asimilar la fuerza del animal, era tarea principal del rey6. Esta imbricada relación entre la monarquía egipcia y el culto de Apis se observa a lo largo de la historia y en diferentes aspectos como por ejemplo la tumba de un hijo de Ramsés II, el príncipe Kha-em-wase que ostentó el cargo de gobernador de Menfis y fue a su vez Gran Sacerdote de Ptah, la cual está situada entre las de los propios toros. Para Dorothy J. Thompson esto “enfatiza las connotaciones de fuerza y fertilidad por parte del faraón y

Manetón fue un sacerdote e historiador egipcio que vivió durante los reinados de Ptolomeo I y Ptolomeo II. Compuso la obra Aigyptíaka, una historia de Egipto organizada cronológicamente por dinastías desde los orígenes míticos hasta la llegada de Alejandro Magno. Por desgracia su obra no nos ha llegado completa sino a través de citas o resúmenes de otros autores, los más importantes resúmenes de esta obra los hizo el autor judeo romano Flavio Josefo en el siglo I d.C. 2 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Wiesbaden, Harrassowitz, 1975, p. 338. 3 Narmer o Menes fue el primer faraón del antiguo Egipto y fundador de la I Dinastía sobre el 3150 a.C. Narmer era rey del Alto Egipto y con la conquista del Bajo Egipto unificó el país en su persona instaurando la capital en la ciudad de Ineb Hedy “Muralla blanca” (Menfis) 4 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, cit., p. 338. 5 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, vol. 1, New York, Oxford University Press, 2001, p. 210. 6 Idem. 1

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su familia”7. A partir de la dinastía XXVI el faraón va a tener un papel específico en la ceremonia de inhumación ya que él mismo o a través de representantes suyos van a intervenir en ella. Además los faraones van a aportar los objetos necesarios e indispensables para el ritual y van a adoptar un papel de garantes para que el enterramiento se haga de manera correcta”8. Por todo lo anterior se puede afirmar que “el culto de Apis es sin duda de origen real” 9. Durante el Reino Antiguo y el Reino Medio la devoción por los toros Apis se siguió desarrollando pese a que no hay mucho registro material de ello pues no sería hasta el reinado de Ramsés II (1279 – 1212 a.C.) en el que aparecerán las primeras tumbas particulares para los toros Apis en la necrópolis de Menfis10 aunque existen autores que afirman que se puede retrasar la fecha de construcción del Serapeum hasta el reinado de Amenhotep III: “whatever arrangements had previously existed, they underwent dramatic revisión in the reign of Amenhotep III, with the construction of the first of a long series of burial places, known collectively as the Serapeum” 11. El Serapeum de Saqqara, al norte de Menfis, fue excavado por Auguste Mariette12 entre 1850 y 1853 dando como resultado el descubrimiento de las tumbas de estos toros sagrados. Las criptas de enterramiento del Serapeum han dado aproximadamente más de 7000 estelas con dedicatorias relacionadas con el culto a Apis escritas tanto en jeroglífico como en demótico 13.

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D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Princeton, N.J. ; Guildford, Princeton University Press, 1988, p. 192. 8 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 342. 9 Ibid., p. 341. 10 Ídem. 11 SALIMA IKRAM, Divine creatures: animal mummies in ancient egypt, American Univ in Cairo Press, 2005, p. 74. 12 Egiptólogo francés fundador del departamento de antigüedades egipcias en 1858. Es además el responsable de la creación del museo de El Cairo en 1863 con el fin de acabar con el comercio ilícito de antigüedades egipcias. Llevó a cabo numerosas campañas de excavación con gran éxito como fue el descubrimiento del sarcófago de Ahmose, el templo de Edfú y Dendera, las necrópolis de Meidum, Abidos y Tebas y la limpieza de las arenas que cubrían la esfinge entre otras muchas cosas. 13 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, cit., p. 191.

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Retrato de Aguste Mariette en 1856

El culto de Apis no tomó gran envergadura, siendo dotado con un monumental centro cultual, hasta la segunda mitad del I milenio a.C. Durante el reinado del rey Psamético I (664 a.C. – 610 a.C.) este ordenó construir en Menfis un templo donde Apis viviría en vida pero las reformas más importantes que sufrió el centro cultual fueron las que llevaron a cabo los reyes Nactanebo I y Nactanebo II los cuales ordenaron la construcción del Serapeion, la capilla para la vaca-madre Isis en Hepnebés y una modificación y ampliación de las catacumbas donde los toros eran enterrados14. Por otro lado, el templo de Isis en Menfis estaba relacionado sin ninguna duda con el culto al toro Apis15 y su construcción por parte de Ahmose II así como su monumentalidad ha quedado constancia en los escritos del historiador griego Heródoto el cual dice: “Igualmente es Amasis el que mandó edificar el santuario de Isis en Menfis. Es enorme y muy digno de verse”16. Por otro lado Heródoto también nos informa de la popularidad que había adquirido este culto entre el pueblo llano en Egipto y de cómo celebraban la aparición del dios: “Cuando Cambises llegó a Menfis, a los egipcios se les apareció Apis, llamado por los griegos Épafo. Cuando se les apareció, los egipcios se vistieron con sus mejores ropas y organizaron festejos. Cuando Cambises vio lo que hacían los egipcios, creyó que se alegraban, y mucho, de que a él las cosas le hubieran salido mal. Y convocó a los principales de Menfis. Cuando los vio delante de él, les preguntó por qué antes los egipcios, durante la estancia de él en Menfis, no habían hecho nada así, y por qué lo hacían ahora, cuando él volvía a estar allí, pero 14

Ibíd., p. 193. Ibíd., p. 192. 16 HERÓDOTO, II, 176. 15

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habiendo perdido gran parte de su ejército. Ellos le explicaron que el dios se les había aparecido; solía aparecérseles muy de tarde en tarde, y cuando lo hacía, todos los egipcios lo celebraban llenos de alegría”17.

Durante el periodo helenístico se observa un reforzamiento del aparato lunar en el culto de Apis en detrimento del solar y su relación con Ptah 18. Esto fue debido a la incorporación y asimilación de elementos de la cultura griega en el culto egipcio los cuales son visibles en el mito de Ío y Zeus en relación al toro Apis. Ío era una doncella oriunda de la ciudad de Argos la cual despertó en Zeus un gran deseo sexual por ella. Éste se aparecía en sueños a Ío incitándola a copular con él. Cuando la doncella se lo contó a su padre este consultó un oráculo el cual le recomendó que la escondiera y no volviera a saber nunca nada más de ella. Zeus, empeñado en yacer con la muchacha, despertó los celos de su esposa Hera la cual se propuso asesinar a Ío. Zeus para evitarlo la convirtió en una ternera blanca la cual en un gran viaje de huida de la ira de Hera llegó a Egipto. Ya a salvo, Zeus la convirtió de nuevo en humana y con su aliento la dejó embarazada y de su unión nació Épafo (Apis). Ío se casó con Telégono el cual era el rey de Egipto por lo que Apis a su muerte heredó el trono. Apis se casó con Menfis, una náyade hija del dios Nilo, y en su honor fundó la ciudad que lleva su nombre y la cual se convertiría en la capital del reino. Como vemos se observa esa mezcla de diferentes elementos tanto griegos como egipcios. Por ejemplo el embarazo por medio del aliento del dios es un motivo muy egipcio 19. Finalmente fue también en este periodo cuando el culto de Apis se expandió a diferentes partes del Mediterráneo multiplicándose su imaginería. En Menfis, sin embargo, se mantuvo inalterado conservando su esencia egipcia en el culto siendo como un círculo entre la vida y la muerte20 hasta que con la llegada de Augusto y la dominación romana en el 30 a.C. se deja de tener registro de continuación del culto al toro Apis en Menfis.

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HERÓDOTO, III, 27. W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 347. 19 R. I. HICKS, “Egyptian Elements in Greek Mythology”, Transactions and Proceedings of the American Philological Association, vol. 93, 1962, p. 95. 20 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 195. 18

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2. APIS EN VIDA Como ya hemos visto antes la aparición de Apis era toda una celebración en Egipto por parte de la mayoría de la población. Cuando un Apis moría comenzaba la búsqueda del siguiente toro por todos los lugares de Egipto. No se sabe muy bien si alguien dirigía la búsqueda del bóvido. Dorothy J. Thompson sugiere que podría ser el sumo sacerdote de Ptah21 aunque no hay registro alguno que indique quién era el encargado. Existen testimonios históricos que apuntan a posibles intervenciones por parte de los poderes políticos, sobre todo la monarquía, la cual estimulaba la búsqueda a través de recompensas públicas. La más famosa es la que hizo el rey persa Darío I: “Los egipcios se rebelaron, a causa de las crueldades infligidas sobre ellos por Ariandes, su sátrapa. Con el fin de reducirlos a la obediencia, el propio Darío marchó a través del desierto de Arabia y llegó a Menfis, en el mismo momento en que los egipcios estaban conmemorando la muerte de Apis. Darío inmediatamente hizo una proclama, que daría cien talentos de oro al hombre capaz de encontrar a Apis”22.

Cuando la búsqueda daba comienzo los egipcios rastreaban una cría de toro con unas características físicas muy concretas. Heródoto afirma que el animal debía ser de la siguiente manera: “El becerro llamado Apis tiene estas señales: todo su cuerpo es negro pero en la testuz tiene una mancha blanca cuadrada y en el lomo la figura de un águila. Los pelos de su cola son dobles y en la lengua tiene un escarabajo” 23. Ciertamente es una descripción un tanto peculiar para un becerro por lo que otros autores contrarios a la afirmación de Heródoto dicen que el novillo era blanco completamente24 aunque para estos casos es mucho más visual y confiable, desde mi punto de vista, hacer caso a las representaciones iconográficas egipcias de Apis pues estas nos dan una imagen más cercanas a la realidad.

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Ídem. POLIENO, VII, 11, 7. 23 HERÓDOTO, III, 28. 24 E. S. THOMAS, “15. The Significance of Colour in Ancient and Mediaeval Magic”, Man, vol. 26, 1926, p. 24. 22

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Copia de una pintura mural de una tumba de un toro Apis enterrado durante el reinado del rey Horemheb (1323 – 1295 a.C.) Muestra a un Apis junto a los Cuatro hijos de Horus. 25

Una vez hallado el animal, el toro será conocido como Apis aunque para distinguirlo de los demás se le inscribirá en las estelas por el nombre de su madre. El papel de la madre de Apis se irá haciendo más importante con el tiempo, como ya hemos visto antes, con la construcción por parte de Nactanebo I del templo donde residiría la madre de Apis y Ahmose II con la construcción de un templo de Isis en Menfis. En época de Heródoto la madre del novillo ya desempeñaba un papel muy importante pues “este toro Apis, es decir, Épafo, es el becerro nacido de una vaca que ya no podrá concebir en su vientre nunca más otra cría. Los egipcios dicen que desde el cielo un rayo de luz baja a esta vaca y que de él nace Apis”26 El registro de toros Apis de época ptolemaica nos da un amplio ejemplo de ello pues muestra una extensa diversidad de orígenes de los diferentes toros. “All areas of Egypt are here represented and all temples participated in what had become a national cult” 27. El novillo antes de ser trasladado a Menfis pasará los primeros 4 meses de vida junto a su madre a base de una dieta de leche junto a unos cuidados especiales. El inicio de su viaje hacia el templo donde residirá el resto de su vida coincidía con la luna llena. Este viaje tampoco era un traslado directo del dios sino que “he was led in processión through the villages of Egypt to the great temple of Ptah in Menfis” 28. Según otra fuente clásica el toro era trasladado a Nilópolis donde residía durante 40 días para ser sometido

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A. DODSON, “Rituals Related to Animal Cults”, UCLA Encyclopedia of Egyptology, vol. 1, 1, 2009, p. 2, fecha de consulta 10 marzo 2016, en http://escholarship.org/uc/item/6wk541n0. 26 HERÓDOTO, III, 28. 27 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 195. 28 J. D. RAY, “The World of North Saqqara”, World Archaeology, vol. 10, 2, 1978, p. 151.

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a una especie de ritual de maduración sexual donde el potencial del joven Apis como símbolo de fertilidad era despertado de una manera muy peculiar: “Después del magnífico funeral de este animal, los sacerdotes van en busca de un becerro que tiene en el cuerpo los mismos signos que su predecesor. Tan pronto como se encuentra el ternero, acto que provoca las lágrimas de la gente, los sacerdotes encargados lo trasladan a Nilópolis29, donde le alimentan los cuarenta días […] Durante los cuarenta días indicados, el toro sagrado es visible sólo para las mujeres que se colocan delante de él y descubren sus genitales. En cualquier otro momento, se prohíbe aparecer a cualquier persona ante él”30.

Una vez llegado a Menfis se procedía a la ceremonia de coronación de Apis la cual se realizaba dentro del gran templo de Ptah. Cientos de sacerdotes procedentes de todo Egipto se reunían ese día. El sumo sacerdote de Ptah, el cual vestía con una impresionante piel de pantera31, era el que oficiaba el ritual de la misma manera que era el encargado de hacerlo con los reyes egipcios y el cual debía de coincidir con la luna llena32. En muchas ocasiones el faraón estaba presente durante la ceremonia de la misma manera que Apis en vida asistía a las coronaciones de los reyes egipcios pues Apis “was formally crowned like an earthly King and installed in a temple of his own adjoining that of the great god whose embodiment he was”33. Para la corte de Menfis el toro Apis representaba la garantía de la inundación anual y la fertilidad de los rebaños de ganado. Era además una representación del poder del reino 34. En el ámbito religioso los diferentes toros que eran adorados en Egipto son formas de los dioses de la enéada heliopolinata pero Apis llegó a ser todos a la vez. Los términos en que los contemporáneos describían a estos animales era que “eran emanaciones o almas de otros dioses. Apis era la emanación o materialización en un cuerpo de Ptah y en algunos aspectos estaba subordinado a él” 35. En los antiguos textos egipcios se refieren a él de innumerables maneras como la representación de Ptah, PtahSoker-Osiris, Geb-Shu, Osiris, Re, Atum, Horus e incluso le decían “todos-en-uno”36. Apis era en esencia la encarnación del dios-creador menfita Ptah, aunque con el tiempo 29

Nilópolis era una ciudad situada en el lado Este del Nilo cercana a la parte vieja de El Cairo. DIODORO SÍCULO, I, 85. 31 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, cit., p. 203. 32 Ibid., p. 197. 33 J. D. RAY, “The World of North Saqqara”, Op. cit., p. 151. 34 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 210. 35 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 191. 36 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 211. 30

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su afiliación se convirtió en algo más complejo, particularmente durante el periodo helenístico y la deidad Serapis37. Apis una vez coronado pasará a residir, como ya hemos dicho anteriormente, en sus propias habitaciones situadas en el patio sur del templo de Ptah situado en el centro del valle. Esta residencia para el toro sagrado fue construida según nos relata Heródoto por el rey Psamético I: “En honor de Apis construyó un patio en el que el dios toma alimentos cuando se aparece. Este patio se encuentra delante de los propileos, rodeado de columnas por los cuatro costados y repletos de obras de arte. En vez de columnas, este patio está sostenido por colosos de doce codos de altura”38.

Apis pasaba sus días dentro o cerca del templo siendo objeto de veneración y durante los últimos periodos de la historia de Egipto era autor de profecías y oráculos destinados al pueblo 39. Era visitado por peregrinos y turistas los cuales ansiaban estos gestos de buena fortuna por parte del dios 40. “A living representation of a god such as a sacred animal was of course an obvious oracle-giver”41. Más testimonios clásicos indican cómo era la vida de Apis en su residencia particular haciendo hincapié en los lujos y cuidados que recibían por parte de sus sirvientes del templo: “En cuanto a los Apis en la ciudad de Menfis […] Estos animales se alimentan en los recintos sagrados y son cuidados por los más notables, que suministran la comida elegida especialmente para ellos. Comen harina de flor de harina de avena cocida en la leche, y constantemente les proporcionan pasteles de miel y hervido o asado de carne de gallina […] En una palabra, son el mayor gasto para el mantenimiento de estos animales que les preparan, además, baños calientes, les ungen los aceites más valiosos y queman constantemente delante de ellos los aromas más dulces. Además, les cubren con alfombras y los adornos más ricos; en el momento del apareamiento redoblan la atención; excitan a los machos de cada especie con las más bellas mujeres, llamadas concubinas, que mantienen junto con el lujo y con grandes gastos. A la muerte de uno de estos animales, lo lloran como uno de sus queridos, y lo entierran con una magnificencia que está a menudo más allá de sus posibilidades”42.

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SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 71. HERÓDOTO, II, 153. 39 J. D. RAY, “The World of North Saqqara”, Op. cit., p. 151. 40 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 197. 41 A. DODSON, “Rituals Related to Animal Cults”, Op. cit., p. 3. 42 DIODORO SÍCULO, I, 84. 38

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Cuando Apis salía de sus habitaciones para asistir a ceremonias, era adornado suntuosamente y trasladado procesionalmente. En ceremonias importantes portaba una corona adornada con oro y lapislázuli así como una red sobre su rostro para evitar que las moscas le molestaran. Durante su vida Apis disponía de cuidadores que dependían y eran supervisados por el templo de Ptah43. Tres de los máximos sacerdotes del templo eran conocidos como s3-st del Apis viviente. El personal al cuidado de Apis debía ser extensísimo pues sólo se conserva como referencia que el toro Buchis, de menor importancia que Apis, llegó a tener 20 personas a su servicio 44. Los cuidados y atenciones recibidas por estos animales tuvieron como resultado que tuvieran vidas bastante largas. Autores clásicos hablan de un “periodo de Apis” el cual dura 25 años y dice que cuando un toro Apis cumple los 25 años de vida este debe ser sacrificado ritualmente mediante ahogamiento. Esto es claramente falso pues en primer lugar la vida media de un toro Apis esta en los 18/19 años. En segundo lugar existía un proceso el cual se llamaba “Declaración de inocencia” el cual debían cumplir todos los servidores de Apis o integrantes del templo de Ptah en el cual el interesado a través de una confesión negativa decía: yo nunca he matado a un toro sagrado45. Y por tercero y último el registro más antiguo que se tiene, durante el periodo ptolemaico, de vida más larga de un toro Apis es de 22 años46.

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D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 197. Ibid, p. 198. 45 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 347. 46 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 198. 44

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3. APIS EN LA MUERTE La muerte de Apis era sin duda un acontecimiento que sumía en duelo a toda la nación egipcia. Cuando el toro fallecía se iniciaba de manera automática el largo proceso de preparación y enterramiento del animal el cual se extendía a lo largo de 70 días47. Gracias a la combinación de dos tipos de fuentes, el Papiro de Viena y las estelas del Serapeum, podemos reconstruir el enterramiento de un toro Apis con bastante detalle48. “The ritual employed in the late Ptolemaic Period is preserved in Papyrus Vienna 3873, which indicates a sequence of ritual washing, embalming, wrapping, encoffining, and ceremonial, closely matching that used for high-status humans”49. Este texto está datado para el siglo I a.C. durante la fase final del período ptolemaico pero se piensa que fue copiado de otro papiro más antiguo ya que el ritual en sí mismo es mucho más antiguo a esa fecha pues existen registros de instrucciones para la momificación del animal de época de Ahmose II. Los sacerdotes egipcios eran una élite educada y literata y unido a la longevidad relativa de los toros, con una vida media de 18/19 años, hacía necesario que los conocimientos sobre el ritual y la momificación fueran dejados por escrito50. De esta manera el ritual se iniciaba con la construcción de la infraestructura necesaria para llevar a cabo todos los actos de los que constaba. Primeramente era erigido un pabellón junto a la costa del Lago del Faraón en el noroeste del templo de Ptah. Una segunda tienda se construía junto al establo de Apis desde donde iniciaría su viaje a la cripta que ya tenía preparada en el Serapeum. La momificación tenía lugar en “la casa del embalsamamiento” cercana a las habitaciones de Apis 51. El ritual de embalsamamiento que seguía el toro sagrado era muy parecido al de una momia humana52. Mientras tanto a las afueras del templo de Ptah una gran multitud de reunía mientras lamentaba con llantos y sollozos la muerte de Apis. Los actos que se desarrollaban en el exterior del templo estaban coordinados para que coincidieran con las diferentes ceremonias que tenían lugar dentro del templo de Ptah. Es importante mencionar que durante todo el ritual los sacerdotes de Ptah van a tener un papel muy 47

Ídem. W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 338. 49 A. DODSON, “Rituals Related to Animal Cults”, Op. cit., p. 3. 50 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., pp. 198-199. 51 Ibid., p. 199. 52 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 339. 48

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destacado en los rituales eclipsando a los propios sacerdotes que se encargaban del cuidado de Apis los cuales desaparecen de todas la fuentes históricas durante la ceremonia de enterramiento53. El proceso de momificación se iniciaba con la limpieza y preparación del cuerpo, un proceso que se extendía durante 52 días. Apoyado sobre una gran mesa de alabastro y rodeado de drenajes el cuerpo era vaciado de sangre y fluidos. El cerebro era retirado con un pincho al rojo a través de la nariz. Natrón, mirra, incienso y diferentes aceites eran empleados en el proceso. Se procedía a realizar un corte en el lado izquierdo para permitir despejar las cavidades torácicas y retirar el estómago que es depositado en dos tinajas que eran colocadas dentro del santuario “whereas the heart was replaced in the bull after careful removal and treatment”54. Durante este periodo de 70 días todos aquellos que ocupaban puestos de gran poder tanto político como religioso, incluido el faraón, debían de abstenerse de comer y beber. Sólo les era permitido realizar una rápida ingesta de pan, agua y algún que otro vegetal55. Está documentado que “el rey Psamético III cumplió escrupulosamente con el rito de duelo, ayuno y abstinencia durante los 70 días que dura el rito de embalsamamiento”56. Tras este periodo de preparación que dura 52 días y acaba con el vendaje completo del animal prosigue el proceso de desecación del cuerpo que cubierto de natrón se le deja secar 16 días más hasta llegar al día 68. En este momento se traslada el cuerpo desde “La casa de embalsamamiento” hasta la tienda que se había levantado junto a las habitaciones de Apis. Ahí será depositado y limpiado en espera de iniciar el proceso de renacimiento. Este comenzaba con la limpieza de la boca con resina de terebinto para posteriormente arrancarle dos dientes y colocar en su lugar dos artificiales. Así, con estos nuevos “dientes de leche” Apis volvía ser joven otra vez. Las cuencas de los ojos eran rellenadas con trapos de lino para después leer los hechizos correspondientes con el fin de que recuperara la visión. Este proceso terminaba con un rito más realizado en el exterior a la vista de todo el mundo. El toro era introducido en su ataúd interno el cual estaba ricamente decorado y contenía el mensaje de

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Ibid., p. 341. D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 199. 55 Ibid., p. 200. 56 W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 339. 54

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resurrección. Con cuidado, el toro era alzado e introducido en el sarcófago entre los llantos y sollozos del público 57. A la mañana siguiente el sarcófago es depositado en un barco que a su vez descansa sobre una base con ruedas. De esta manera el cuerpo de Apis es llevado en procesión hasta el Lago del Faraón. Durante esta gran manifestación pública era representado un drama en el cual los dioses tomaban parte. Dos jóvenes representaban el papel de Isis y Nephtys mientras que dos sacerdotes vestidos de dioses lobos Upuaut, “el que abre los caminos”; estos iban seguidos de Horus y Thoth y Apis tras de ellos. Una vez llegaban a la costa del lago Apis era depositado en una cama de arena mirando hacia el sur mientras los sacerdotes embarcaban en una barca hecha con papiro para representar el viaje de Osiris y Ra. Durante esta representación se leían 9 libros sagrados en los cuales se relataban las antiguas batallas míticas de Horus y Seth, de Ra y de Apofis, la serpiente de las profundidades. Los textos eran recitados mientras las masas asistían al espectáculo mientras Apis era también testigo de estas luchas donde la victoria que se conseguía era la resurrección. Apis tras esto era llevado hasta el pabellón que se habían construido en la costa del lago y entrando por el oeste y saliendo por el este representaba ese nuevo renacimiento. Dentro de la tienda tenía lugar la ceremonia de la apertura de la boca para permitir que una nueva vida entrara dentro del animal. De esta manera Apis volvía a “La casa del embalsamamiento” a través de la “Puerta del horizonte” por donde el sol se pone. Todo esto forma parte de una resurrección de naturaleza cósmica. “The dead Apis had always been identified with the god Osiris, and was normally referred to as Osiris-Apis or Osorapis, and because of the Egyptians’ belief in the continuity of life and death, it was natural to their way of thinking that a dead animal should be a medium of truth”58. Por último los sacerdotes rompen ante él un ladrillo de barro, el mshn-t o ladrillo de la vida. Apis, mágicamente renacido, es depositado de nuevo en la tienda que se había construido al lado de sus habitaciones donde pasará su última noche antes de ser enterrado en las criptas del Serapeum59. A la mañana siguiente el cuerpo era conducido hacia su lugar definitivo de reposo. Cientos de personas ser reunían para presenciar el acto. Las multitudes eran tantas que había un oficial especial encargado de controlar que no hubiera altercados ni se 57

D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., pp. 200-201. J. D. RAY, “The World of North Saqqara”, Op. cit., p. 151. 59 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 201. 58

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rompiera el protocolo durante estos 70 días que duraban los actos. Los hombres de Anubis se vestían con sus trajes rituales y las cantoras de Bubastis iban entonando letanías durante el trayecto a través de la gran avenida de esfinges. Se bailaban danzas ante la puerta de las criptas antes de proceder al enterramiento60. El sarcófago de madera será introducido en otro mucho mayor de piedra los cuales a partir de la dinastía XXVI serán fabricados en granito rosa o negro de Amasis 61. Una vez enterrado se realizaba un gran festín entre los asistentes a la necrópolis. Los habitantes de Menfis junto a miles de turistas y peregrinos se unían a la celebración 62. El Serapeum se convertía en una comunidad, un foco para peregrinos y todas aquellas funciones que eran realizadas para poner en sintonía a estos y al dios. “There were probably always priests’ houses and similar buildings near the entrance to the shrine, but soon other cults began to join that of the dead bull itself” 63.

Fotografía de uno de los sarcófagos de piedra negra que contenían los restos mortales de un toro Apis en el Serapeum de Saqqara. Se puede observar el gran tamaño de estos.

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W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., p. 340. Ibid., p. 341. 62 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 202. 63 J. D. RAY, “The World of North Saqqara”, Op. cit., pp. 151-152. 61

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Desde el siglo IV a.C. el Serapeum fue el centro de peregrinaje más importante de todo el Mediterráneo oriental. La importancia del lugar provocó un desarrollo económico como consecuencia del surgimiento de residencias para peregrinos, tiendas donde les vendían todo tipo de objetos relacionados con el culto. Toda la parafernalia de una comunidad de ese tipo se encontraba ahí. Desde adivinos, recitadores, talladores de jeroglíficos para las estelas y estatuas de bronce que eran ofrecidas al templo y un largo etc.64 Las excavaciones han revelado que existían dos tipos de estelas. Las oficiales donde se intitulaba al toro y eran mandadas realizar por las autoridades y luego las particulares que pedían protección por parte de Apis para ellos y sus familiares. A partir de la XXX dinastía las estelas oficiales fueron las únicas que se permitieron colocar en el interior del Serapeum mientras que las privadas debían de ser colocadas en el exterior65.

64 65

Ibid., p. 153. W. HELCK; E. OTTO (EDS.), Lexikon der Ägyptologie, Op. cit., pp. 344-346.

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4. OTROS TOROS SAGRADOS En Egipto existieron otros cultos a toros al margen de Apis en Menfis, el más importante de todos. “La complejidad de la religión egipcia combinada con el hecho de la rivalidad geográfica entre diferentes territorios se encargaron que Apis no fuera el único toro sagrado”66. Las ideas en concreto que subyacen tras los orígenes nos son desconocidos hoy en día pero parece muy correcto pensar en un amplio concepto que el toro es una manifestación del poder físico y sexual. “This kind of link certainly lay behind the adoption of the tag of “Strong Bull” as part of the Horus names of the pharaons of the Eighteenth through Twenty-second Dynasties”67. Los toros mejor atestiguados históricamente son Apis en Menfis, Buchis en Armant y Mnevis en Heliópolis. Existieron otros toros, particularmente en el Delta, como Bata en Cinópolis, Kemwer en Atribis 68 y Hesbu69. Existía también el toro Merhu conocido como “el ungido” el estaba identificado con la hija de una reina durante el Reino Antiguo 70. A continuación paso a explicar sucintamente a los dos toros que a lo largo de la historia de Egipto consiguieron una importancia relevante al igual que Apis: Mnevis (Mr-wr): Las fuentes clásicas le llamaban Mnevis de Heliópolis, el whmR’, (mensajero de Re) estando muy relacionado con Re y Atum71. De la misma manera se ha encontrado relación con la diosa Maat72. La primera referencia histórica que se tiene de él es la que hacen los Textos de las Pirámides de la tumba de Teti, pero de la misma manera que Apis, no habrá restos arqueológicos de relevancia hasta el Reino Nuevo. La apariencia física de este toro parece ser que era un animal de color negro en su totalidad y su iconografía nos lo muestra, a diferencia de Apis, con unos cuernos curvados los cuales contienen un disco solar. Manetón atribuye también a la II dinastía el establecimiento del culto a Mnevis pero en ningún caso se refiere a él como “el toro de Heliópolis” como sí hacen los Textos de las Pirámides 73.

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D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 345. SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 72. 68 Atribis, nombre helenizado de la antigua ciudad que fue capital del Nomo X en el Bajo Egipto. 69 SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 72. 70 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 210. 71 SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 92. 72 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 210. 73 SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 92. 67

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La información más detallada comienza a aparecer durante la XVIII dinastía con el rey Tutmosis III con unas inscripciones en jeroglífico en las cuales hacía unas donaciones de tierra a favor de la madre de Mnevis. Además un gran vaso canopo de Mnevis, que hoy está en Génova, contiene una inscripción la cual hace referencia a Hatshepsut y otra estela de un enterramiento de la misma época la cual estaba dedicada a un tal príncipe Ahmose, “problably a son of Amenhotep II”74 hace referencia a Mnevis. Durante el periodo de Akenatón (Amenhotep IV) se ha hallado una estela en la cual se decía que de ahora en adelante el toro debía ser enterrado en la ciudad de Akenatón. No es hasta el periodo de Ramsés II en el cual se hallan ya restos de enterramientos en un cementerio el cual se encuentra hoy día situado bajo la villa de Arab al-Tawil, a un kilometro y medio al noreste del obelisco de Sesostris I. A este periodo por lo tanto corresponden los sepulcros más antiguos que se conocen del toro Mnevis los cuales están en muy malas condiciones debido en parte a que fueron saqueados y sus piedras reutilizadas durante los reinados de Tutankamón y Horemheb y por otro lado las filtraciones de agua que se producen las cuales han dañado considerablemente la decoración de los sepulcros75. Durante esta época parece que los toros eran depositados simplemente sobre un ataúd y no sería hasta el reinado de Merenptah en el cual el toro dispondría de un sarcófago de piedra caliza aunque el contexto en cual se ha hallado y el reducido tamaño de este (136, 4 x 79.8 x 58.3 cm) hacen suponer que en realidad no contenían el cuerpo momificado del animal76. Los arqueólogos han encontrado muy difícil establecer el funcionamiento de la necrópolis y una línea histórica de enterramientos y sus características pues muchas de las cámaras según parece iban siendo reutilizadas sucesivamente. “The remains of the bull had suffered badly from the flooding of the chamber, but it proved possible to salvage the bones” 77. Aún así el enterramiento de Mnevis continuo hasta el periodo ptolemaico. Compartía con Apis durante este periodo al mismo responsable de mantener la seguridad durante los actos fúnebres 78 y al igual que con él las alusiones de las fuentes clásicas continuarán durante el periodo de

74

Idem.

75

SALIMA IKRAM,

Divine creatures, cit., p. 93.

76

Ibid., p. 94. Ibid., p. 95. 78 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 196. 77

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dominación romana como la que afirmaba que “the Mnevis bull was believed specially consecreted to the sun”79 aunque sin material arqueológico que lo atestigüe.

Vaso canopo de un toro Mnevis que alberga las vísceras del animal. Museo Arqueológico Nacional (Madrid)

Buchis (Bh): Mientras que los cultos de Apis y Mnevis pueden ser datados muy al comienzo del Egipto faraónico a pesar de que los primeros restos materiales no aparecen hasta el Reino Nuevo con el toro Buchis no ocurre lo mismo. Las restos más antiguos que se conocen son ya de época tardía (664 – 323 a.C.) y en concreto muy a final de esta durante el reinado del rey Nactanebo II a la cual pertenecen los enterramientos que han sido hallados hasta la fecha. Durante este periodo “proliferaron este tipo de cultos cuando el poder de Tebas fue eclipsado por las invasiones de poderes extranjeros”80. Sin embargo, “in earlier times there are references to four bull-forms of the ancient southern Egyptian war-god Montu, one for each of his places of worship – Armant, Medamud, Tod, and Thebes – and it seems likely that the Buchis united in himself these more ancient divine bovids” 81. El Bucheum es un gran complejo de enterramiento de estos toros que se fue desarrollando con el paso del tiempo. Fue excavado por primera vez durante el siglo XX por la Sociedad de Exploración Egipcia

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D. J. HALPERIN; G. D. NEWBY, “Two Castrated Bulls: A Study in the Haggadah of KaʿB Al-Aḥbār”, Journal of the American Oriental Society, vol. 102, 4, 1982, p. 633. 80 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, cit., p. 191. 81 SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 95.

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entre 1927 y 1932 y mostraron el pobre estado en el que se encontraba pues había sido continuamente expoliado a lo largo de la historia así como dañado debido a las inundaciones por filtraciones de las aguas subterráneas. Los primeros testimonios acerca de Buchis son del Reino Nuevo y su nombre significa “Quien hace que el Ba habite dentro del cuerpo”82 A Buchis se le describe como un toro con cabeza negra y cuerpo de color blanco. A pesar de su próxima afiliación con el dios Montu, Buchis estaba muy ligado con Re y de la misma manera que Mnevis se le daba el titulo de whm-R’ (mensajero de Re). Residía en la ciudad de jwnw sm3w (Armant) aunque era generalmente instalado en la ciudad de Tebas y después transportado en una barca sagrada en dirección sur hacia Armant. Se especula con que “its posible that the bovid of the Thebaid were originally solar deities, only secondarily assimilated with Montu” 83. Buchis no tendrá su propia tumba hasta la dinastía XXX y pese al mal estado de conservación se puede inferir un gran esplendor tanto del templo como sus catacumbas, al menos durante época tardía, lo que le hizo un serio rival para Apis 84. “Sólo el toro Buchis de Armant, en el Alto Egipto, consiguió tanta popularidad como Apis” 85. En vida el toro vestía con ricos adornos así como disponía de una red sobre su cabeza para evitar a las moscas. Disponía de 20 oficiales activamente involucrados en atender sus necesidades. Existe un papiro en el cual se describe detalladamente, al igual que para Apis, su proceso de momificación que eran prácticamente idénticos. Las momias de los toros eran adornadas con tocados dorados86. Los toros eran colocados en una posición “canina” de reposo para la cual muy probablemente debían de romperles los ligamentos. La cabeza estaba alzada y se sujetaba por medio de una barbilla de madera. Las criptas del Bucheum eran de piedra caliza mientras que dentro de las cámaras, excavados directamente en la roca, había sarcófagos de granito. En el Oeste del complejo se ha hallado una cámara hecha de ladrillo que muy posiblemente servía como almacén para las ofrendas. Al igual que con Apis y Mnevis las madres de los toros tenían su propio lugar de enterramiento y en el caso de Buchis esta estaba relacionada con la diosa Hathor87. 82

D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, pp. 209-210. SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 96. 84 D. B. REDFORD (ED.), The Oxford encyclopedia of ancient Egypt, Op. cit., vol. 1, p. 345. 85 D. J. THOMPSON, Memphis under the Ptolemies, Op. cit., p. 194. 86 Ibid., pp. 197-199. 87 SALIMA IKRAM, Divine creatures, Op. cit., p. 96. 83

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5. CONCLUSIÓN Como ya anuncié en la introducción de este trabajo mi propósito es el responder a la cuestión acerca de que si el toro Apis de Menfis podría considerarse como otro rey en Egipto. El origen y el desarrollo histórico del culto de Apis está en verdad en relación directa con la monarquía siendo en un principio un símbolo directo del poder del monarca sobre su reino. Con el paso del tiempo el culto se fue complejizando cada vez más entrando en relación directa con las divinidades del panteón egipcio y más directamente con Ptah el dios creador. La forma tan peculiar de cómo se realizaba el culto del toro sagrado de Menfis recayendo sobre un ser vivo la adoración de una divinidad hacía que la parafernalia y el boato que había a su alrededor fuera aún más espectacular aún si cabe que cualquier otro culto a dioses en Egipto a través de sus estatuas. Disponer de una ceremonia de coronación y “entronización” a la cual acudían los máximos representantes del poder político y religioso en Egipto es otra indicación más de la enorme importancia del papel que jugaba Apis en la vida egipcia. La muerte del animal era igualmente un acontecimiento colectivo el cual sumía a Egipto en un luto total. La participación del pueblo egipcio en los actos de enterramiento es también muy significativa al igual que el tratamiento que recibía el cuerpo del toro siendo momificado prácticamente igual que un egipcio de alto estatus. A pesar de disponer de todo este aparataje cultual y un boato prácticamente igual al de la monarquía no es posible afirmar que Apis era otro monarca en Egipto sino simplemente un culto religioso de gran alcance a una de las divinidades egipcias más importantes, Ptah.

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