Walde Moheno-El huehuetlatolli “Consejos de un padre a su hija”. México: UAM-Iztapalapa, 1990

Share Embed


Descripción

---

EL HUEHUETLATOLLI Consejos de un Padre a su Hija lillian von der Walde Moheno

UNIVERSIDAD AIITDNOMA METROPOLITANA

Rutor O~ierat Dr. Gustavo:\, Cha.pela Castaña.res Secrcraf"io Gtntrol

Dr. Enrique fcrnánd~ Fassnacht

UNI.DAD IZTAPALAPA Rector Dr. Julio .Kubio Oca StcretarÍ()

Mtro.José L\.Us Rodríguez Herrera Coordinadora de Ex te,isi6n UniversitaTia Mtra. Patricia de Leonardo Rarnírez Jefe de la Sección dt! Producci6 n Edit:ico. D.f.

ISBN 968- 8ruejos d• un padre a su hija. A la llegada de los españoles, la tradición de pronunciar discur>OS y exhort.lciones se habla convertido en 'una verdadera institución cul· tura!• ~ OJ, como lo prueba la gran variedad de textos recopilados por los frailes franciscanos Andrés de Olmos y Semardlno de Sahagún . Buen número de ellos tienen como propósito fundamental la lnco,po,ración del hombre a la p,opia cultura, de ahí que sea posible afirmar que en el mundo náhoat~ se tenía clara conciencia de la importancia de la educación del individuo. en tanto que de él depende la convivencia

armoniosa y la supervivencia de la comunidad. Toda est.> documen· tac.i6n muestra la existencia de un cuerpo bien estructurado de valores,

que incluye la practica profesional, la relación interpersonal, la moral sexual, L, conducta religiosa, en fin. Por ejemplo, se inculcaba la humil· dad, la cortesía, el dominio de sl; se se~alaban las labores u oliclos de acuerdo con el sexo, con la cast.l, y cómo habían de realizarse; se preconizaba el respeto a les padres, los antepasados, el soberano; etcétera, e«:étera (121.

6

[$ Importante destac.,r que en los huehuetlatolli se encuentra una serie de conceptos sobre las divinidade,, e l más allá, las cond iciones de vida del hombre en la tíerra, su destino y libertad. Todo este contenido acerca al investigador a las ideas filosóficas de los tlamatinime o

sabios nahuas, ideas en ocasiones opuestas a la visión místico-guercera impuesta por Tlac.,élel en el siglo XV (13).

Para aproximarnos a la cultura náhuatl, se ha elegido el ya mencionado teXto titulado por león Portilla Consejos ée un padre a su hija, el cual muestra el valor que los antiguos mexicanos daban a la educación. Resumen un tanto el contenido de nuestro huehue!latolli, las siguientes palabras de otro documento indígena: Comenzaban a enseñarles: cómo han de vivir, cómo han de obedecer a las personas, cómo han de respetarlas, cómo deben entregarse a lo corweniente, lo recto, y«imo han de evitar lo n,o.convenleme, to no recto, huyendo con fuerza de la per· versión y la avidez (14). En Consejos de un padre a su hija es posible observar la doctrina de los nahuas en relación con la conducta de la mujer en el doble plano personal y social. Asimismo, se aprecian las concepciones metaíisicas y teológic.,s de los t/amatinime, las que a su vez revelan el alto grado de desarrollo filosófico del mundo náhuatl. El textO fue elaborado para ser dicho por un padre noble a su hija, quizá ya adolescente. En e fecto, el contenido de los Consejos hace pe~ar en una niña de diez a trece años~ que ya ha entrado en •1os años de discreción', como dice Sahagün, y no tanto en una pequena de seis o siete, como lo indica león Portilla algunos de los dis~ cursos que tienen que ver con el infante redén nacido-, se encuentran en el discurso de la madre a su hijo, en el de la p.irtera a la niña, en el de los viejos al niño, en la respuesta de éstos a quienes iban a saludar al recién nacido, en el del lavado rltual, etcétera (20>.

Hablar de piedras y plumas finas es referir lo más preciado en el mund'o náhuatl, tanto es así que la misma divinidad Quetzalc6atl (lite· ralmente, serpiente de plumas queua~ fue concebida gracias al cl>alchihuitl (piedra preciosa, jade) que su madre ingirió, y Huitzilopochdi en virtud de la pluma de colibrí que su madre escondió en su seno. Así pues, tanto nuestro texto como todos los otros en los que apare~ cen las formas retóricas citadas, indican que los hijos eran considerados

una realidad preciosa, un don divino (cfr. párr. 11) que enorgullecía a los padres. Tal es el grado de aprecio a los hijos, que •cuando una mujer estaba encln~, la noticia originaba en las dos familias grandes muestfas de regocijo y fiest.as• 121). En este contexto, nombrar a la hija como 'collar de piedras finas•, como plumaje de quetz.11, significa que el padre habra de vertir los mejores conceptos, la más límpida verdad para esa nlfla que es lo m5s hermoso y valorado para él. En el mismo párrafo I se dice que la niha es 'hechura• del padre, "'nacida• de él. Este concepto se engarza con los que se encuentran en los párr~fos XI y Xlf: "Pero, ahora, mi muchachita, escucha bien, mira con calma: he aquí a tu madre, tu señora; de su vientre, de su seno te desprendiste, brotaste. Como sale 13 hoja, así credste, floreciste. Como

si hubieras estado dormida y hubieras despertado•. Como se aprecia, a través de hermosísimas metáforas se explica la natalidad. La nlha ha nacido gracias al padre y a la madre, es fruto

9

de ambos yvtene a ser paite de ellos. En efecto, si es hechura del pa• dre, si ha brotado de la madre como si íuera una plantita, entonces se

identifica con ellos; en otras palabras, la dignidad, la nobleza y dem.ls atributos de los padres se repiten en la pequeña, de ahí que deba con• se.rvarlos. Los progenitores, refiere la cit3, hacen posible la existencia del ser humano en la tieua, y es ésta, precisamente, una misión íundamental,

señalada por la Divinidad Suprema: Todavía es(amos aquí noSO{rOS, (nosotros tus padres) que te metimos aqu1 a sufrir, porque con esto se consecva el mundo. Acaso así se dice: así lo dejó dicho, así lo dispuso el Señor Nuesuo, que debe haber generación en la tierra (párr. XXVIII). De acuerdo con fas palabras anteriores, la creación de una vida

nueva-la ,,iña- es cumplimiento de un 01denamiento divino, por tanto, sumamente elevado, valioso. La hija, al crecer, habrá de llevar a cabo la misma misión, ya que "debe haber generación en la tierra#, ya que

así se rinde culto a Dios. La mujer, además, tendr~ el privilegio invJque, pues, refiere el dominio y presencia universal de la divinidad supcema, es una afirmación de la omnipresencia de Ometéoel s mujeres de buena y mala condición, véase asimismo e l texto del Códice Matritense de la Real Academia de Historia que traduce M. León Po"illa en Tolte~yotl, pp. 30S-306.

Códice Matritense de la Real Academia de Historia. Trad. M. León Portillo, Tolteiudios de Cultura Náhuatl. IV (1963), 261-292.

• José LuisMartínez, Netzahualc6yotl. Vida y obra (1972). México, Secretaría de Educación Pública y Fondo de Cultura Económica, 1984. 344 pp. (Leduras Mexicanas 39). • Beinmdino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva &;palla. 3a. ed., México, Porrúa, 1975. 1093 pp. ("Sepan Cuantos ... • 300).

• Jacques Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista (1955). 2a. eó., 10a. reim p., trad. Callos Villegas, México, Fondo de Cultura Económica, 1983. 283 pp.

32

APENDI CE Consejos de un padre • su hija. Trad. Miguel León Po1tilla. J. Aquí ~ás, mi hijita, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal, mi hechura humana, nacida de mí.

JI. Ahora recibe, escuch3: vives, has nacido, te ha enviado a la tierra el

Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el Hacedor de la gente, el Inventor de 10& homb1es.

111.

Ahora que ya miras por ti misma, date cuenta. Aquí en la tierra es de este modo: no hay alegrla, no hay felicidad. Hay angustia, preocupación, c.ansancio. POf aquí surge, crece el sufrimiento y la preocupacíón. IV. Aquí en la tierra es lugar de mucho llanto, lugar dond_e se rinde el aliento, donde es bien conocida la amargura

y el abatimiento.

v.

Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros.

VI.

Dicen q ue en verdad nos molesta el a1dor del sol y del viento. Es este lugar donde casi perece u no de sed y de hambre. Así es aqur en la tierra.

VII. Oye bien, hijita mía, nif'llta mía: no es lugar de blenestar en la tierra,

no hay alegría, no hay felicidad. Se dice que la tierra es lugar de alegria

penosa, de alegría que punza. VIII.

Así andan diciendo los viejos: ·Para que no siempre andemos gi• miefldo, para que no estemos s.iempre Uenosde tristeza, el Señor Nues-

33

tronos dio a los hombres la risa, el sueño, los alimentos, nuestr.a íuerz.a y nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra

de la gente·. IX.

Todo esto embriaga la vida en la lierra, de modo que no ,e ande siempre gimiendo. Pero, aun cuandoasf fuera, si saliera verdad que sólo se suíre1

si asf son las cosas en la tierra, facas por esto se ha de estar siempre con miedo? May que estar siempre lemíendo? / Habrá que vívir ll0tando?

X. Porque, hijita mía, se vive en la lierra, hay en ella señores, hay mando, hay nobleza, hay águilas y tigres. ,Y quién anda diciendo siempre que a-si es en la tierra?. lQuién anda tratando de darse la muerte? Hay afán, hay vida, hay lucha, hay trabajo. Se busca mujer, se busca marido. XI.

Pero. ahora, mi muchachita, escucha bien, mira con calma: he aquf a tu madre, tu señora; de su viel'ltre, de su seno te desprendiste, brotaste. XII. Como si fueras una }'erblta, una plantita, así brotaste. Como sate la hoja, así creciste, floreciste. Como si hubieras estado dormida y hubieras despertado. XIII.

Mira, escucha, así es en la tierra: no seas vana, no andes sin rumbo. !Cómo vivirá,s1 ,Cómo seguirás aquí por poco tiempo? Dicen que es muy dificil vivir en la tierra, lugar de espantosos conflictos, mi muchachita, mi palomita, mi pequeñita ... XIV.

Sé cuidadosa, porque vienes de gente princip.11, desciendes de ella, gracias a personas ilustres has nacido. Tú eres la espina y el brote de nuestros señores. Nos fueron dejando los. señores, los que gobiernan, los cuales allá ,e fueron colocando en fila, los que vinieron a hacerse cargo de poder en el mundo; dieron renombre y fama a la nobleza.

34

XV. Escucha: mucho te he dado a entender que eres noble. M ira que eres CO$a preciosa, aun cuando sólo seas una mujercita. Eres rledra fina,

eres turqvesa. Fuiste forjada, taladrada, tiene$ la sangre, e cok>r, eres brote y espín•, cabellera, desprendimiento, eres de noble línaje. XVI. Todavía esto ahora te voy a decir: lacaso no lo entenderás bien? lTo.

davía a ndas jugando con tierra y tepalcates/ lAcaso todavfa estás repo• sando en la tierra/ En verdad un poco =uchas ya, te das cuenta de las cosas: por tu propia cuenta, vas cobrando experiencia.

XVII.

Mira no te deshonres a ti misma, a nuestros sef1ores, a los príncipes, a los gobernantes que nos precedieron.

XVIII. No te hag•s como la gente vulgar, no vengas a salir plebeya, macehual. En tanto que vivas en la tierra, junto y al lado de la gente, sé siempre en ve,dad una mujercita. XIX. He aquí tu oficio, lo q ue tendrás que hacer: durante la noche y durante el dla. conságrate a las cosas de Dios, muchas veces plensa en Él que es como la Noche y el Viento. Hazle súplicas, invócalo, llámalo, ruégale mucho cuando estés en el lugar donde duermes. Así se te hará gustoso el sueño ... XX. Despierta, levántate a la mitad de la noche, pósuate con tus codos y tus rodillas, levanta tu cuello y tus hombros. Invoca, llama al Señor, a Nuestro Señor, a aquél que es como la Noche y el Viento . Será mi· sericordioso, te oirá de noche, te verá entonces con misericordia, te concederá entonces aquello que mereces, lo que te está asignado. XXI. Pero si íuera malo el merecimiento, IJ asignación que te dieron cuando aún para ti era de noche, la que te tocó al nacer, cuando vini$te a la vida, con eso (con tus súplicas) se te hará. buena, se te rectificará: la modificará el Serí or, el Se~or Nuestro, el Dueño del cerca y del junto .

35

XXII. V durante la noche está vigilante, levántate apris.a, e)(\iende tus manos, extiende rus btazos, aderézate la cara, aséate las manos, l.ivate la boca, toma de prisa la escoba, ponte a barrer, No te estés dando gusto, no te pongas nada más a c.ifcntar, lava la boca a los 01ros, haz la incen, sación del copal, no la dejes, po,que as! se obtiene de Nuestro Señor su misericordia.

XXIII. Y hecho esto, cuando ya estés lista, lqué har.lsl !Cómo cumplirás ws deberes de mujer? /Acaso no prepararás la bebida, la molienda? INo tomarás el huso, la cuchilla de telar? Mira bien cómo quedan la bebida y la comida, cómo se hacen, cómo quedan buenas, cómo se hace una buena comida y una buena bebida. XXIII. Estas cosas que de algún modo se llaman •las que pertenecen a las personas", son lasque corresponden a las señoras, a los que gobiernan, por esto se las llamó •cosas propias de los rostros y los corazones, de las personas•, la comida propia de los que gobiernan, su bebida : sé diestra en preparar la bebida, en preparar la comida. XX>/.

Pon atención, dedícate, aplícate J ver cómo se hace e~o, asi pasar5s tu vida, así estarás en paz. Así serás vali0$a. No sea que en vano alguna vez t·e envíe e.l infortunio el Señor Nuestro. Acaso crezca la pobreza

entre los nobles. Míralo bien, abrázalo, que esoftcio de mujer, el huso, la cuchilla de telar. XXVI. Abre bien los ojos para ver cómo es el arte tolteca, cu~I el arte de las plumas, cómo bofdan con colores, cómo entreveran los hilos, cómo los tiñen, las mujeres, las que son como tú, las señoras noestras, las mujeres

nobles. Cómo urden las telas, cómo se hace su trama, cómo se ajusta. Pon atención, aplícate, no seacS vana, no te dejes vanamente, deja de

ser negligente contigo misma. XXVII. Ahora es buen tiempo, todavía es buen tiempo, porque todavía hay en tu corazón un íade, una turquesa. Todavía está fresco, no se ha

36

deterio,ado, no ha sido aún torcido, todavía está entero, aún no se ha logrado, no se ha torcido nada.

XXVIII. Todavía estamos aquí nosotros, (nosotros tus padres) que te metimos aquí a sufrir, porque con esto se conserva el mundo. Acaso así se d ice: así lo dejó dicho, as! lo dispuso el Señor Nuestro que debe haber siempre, que debe haber generación en fa tierra. XXIX.

Todavía aquí estamos, todavía en tiempo nuestro, aón no h.;, ven\do el palo y la piedra del Señor Nuestro. Todavía no n10
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.