Tradicion de navegacion indigena en Mesoamerica - 2016

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Descripción

Alexandra Biar Mariana Favila Vázquez

Universidad Paris1 Pantéon-Sorbonne UNAM - México

Tradición de navegación indígena en Mesoamérica: Los casos lacustres mexica y tarasco La navegación como técnica de desplazamiento y los barcos como medio de transporte son temas de investigación muy estudiados en Europa1, en el 1. Arnaud, Pascal. Les Routes de la navigation antique. Itinéraires en Méditerranée, Paris: Errance, 2005 ; Arnaud, Pascal  : La batellerie de fret nilotique d’après la documentation papyrologique (300 avant J.-C.-400 après J.-C.). En  : P. Pomey (Ed.), La batellerie Egyptienne. Archéologie, histoire, ethnographi , Etudes Alexandrines, 34 (2015a) : 99-150 ; Arnaud, Pascal: Navires et navigation commerciale sur la mer et sur le « Grand fleuve » à l’époque des Ptolémées. En B. Argémi y P. Talley (Eds.), Entre Nil et mers: la navigation en Égypte ancienne, NEHET, 3, (2015b) : 105-122 ; Arnold, Béat : Pirogues Monoxyles d’Europe Centrale : construction, typologie, évolution, tome 1, No. 20, Neuchâtel : Musée cantonal d’archéologie, 1995; Arnold, Béat : Pirogues Monoxyles d’Europe Centrale : construction, typologie, évolution, tome 2, n°21, Neuchâtel : Musée cantonal d’archéologie, 1996 ; Arnold,

Béat : Archéologie expérimentale : la pirogue néolithique expansée Paris Bercy 6 et les arts du feu, Archéologie Neuchâteloise, 34 (2006): 65-77; Basch, Lucien : Ancient wrecks and the archaeology of ships, International Journal of Nautical Archaeology, 1 (1972): 1-58 ; Basch, Lucien: Le Musée imaginaire de la marine antique, Athènes: Institut hellénique pour la préservation de la tradition nautique, 1987; Beaudouin, François: Bateaux des fleuves de France. Douarnenez : Editions de l’Estran, 1985; Beaudouin, François: La voie d’eau, histoire et technique. Conflans-Sainte-Honorine : Ed. de l’Association des amis du Musée de la batellerie, 2000; Beaudouin, François: Les anciens bateaux de la Loire : étude archéologique des épaves monoxyles de la région des pays de la Loire, Conflans-Sainte-Honorine : Ed. de l’Association des Amis du Musée de la Batellerie, 2004; Pomey, Patrice y Rieth, Eric. L’Archéologie navale, Paris : Errance, 2005; Rieth, Eric. Des bateaux et des fleuves  : Archéologie de la batellerie du Néolithique aux Temps modernes en France, París: Errance, 1998.

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Pacífico2 y en Asia3, particularmente 2. Guiot, Hélène: Waka et construction navale : mobilisation de l’environnement et de la société chez les anciens Polynésiens. Tesis de doctorado. Paris  : Université de Paris I-Panthéon-Sorbonne, 1997 ; Guiot, Hélène  : Les pirogues océaniennes : prodiges de l’aventure humaine, Va’a, la pirogue polynésienne, 5064. Papeete : Musée de Tahiti et des îles et les Editions Au Vent des Iles, 2007 ; Guiot, Hélène : Landscape organisation and cultural representations associated with the functioning of the island ecosystem : some Polynesian examples (‘Uvea, Futuna, Nuku Hiva), Di Piazza Anne, Erik Pearthree y Christophe Sand (Eds), Les Cahiers de l’Archéologie en Nouvelle-Calédonie, vol. 18 (2008): 107-117 ; Guiot, Hélène: Aux sources de la vie insulair : des profondeurs des vao aux hauteurs de To’ovi’i. La production de l’espace en Polynésie: exemples de Nuku Hiva (Îles Marquises). En Valentin, Frédérique Valentin y Hardy, Maurice (Eds.), Hommes, milieux et traditions dans le Pacifique Sud, pp.117-124. Paris: De Boccard, 2010; Kehauluni Watson, Trisha et al: Kānehūnāmoku: Indigenous Cultural Landscapes and Biocultural Resources in Hawai‘i and the Pacific. En Van Tilburg, H., Tripati, S., Walker Vadillo, V., Fahy, B., y Kimura, J. (eds.), Proceedings of the 2nd Asia-Pacific Regional Conference on Underwater Cultural Heritage, Honolulu, Hawai’I, 2014. 3. Calanca, Paola: From a forbidden ocean to an ocean under close watch: the Ming and early Qing governments and the maritime problem. En P. Santangelo (ed.), Ming Qing yanjiu, 1347. Nápoles y Roma: Instituto Universitario Orientale, 1998; Calanca, Paola: Le retour à une gestion de la côte. Les Mandchous face aux populations littorales : concessions et contrôles (XVIIe-début XIXe siècle). En G. Le Bouëdec y F. Chappé (ed.), Pouvoirs et littoraux

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para los periodos antiguos y modernos. Así se escribió una historia naval dominada por los navegantes occidentales y sus navíos legendarios como los que llevaron a Cristóbal Colón y los Conquistadores a las Américas. Sin embargo, el Nuevo Mundo también tiene su propia historia naval, sus barcos, sus técnicas de navegación, tanto en el mar como en las aguas interiores por ríos y lagos. Pero muy pocos todavía son los estudios sobre este tema de investigación en muchos países de las Américas. En México, tales investigaciones iniciaron en los años 80 con los trabajos de Norman du 15e au 20e siècle, 697-715. Rennes : Presses universitaires de Rennes, 2000; Calanca, Paola: Piraterie et contrebande au Fujian. L’administration chinoise face aux problèmes d’illégalité maritime (17e- début 19e siècle), Paris : Les Indes savantes, 2006; Lu, Xu: The Naval Architecture of Ancient Fujian Style Sea Going Sailing Junks: A Manuscript. En: Van Tilburg, H., Tripati, S., Walker Vadillo, V., Fahy, B., and Kimura, J. (eds.), Proceedings of the 2nd Asia-Pacific Regional Conference on Underwater Cultural Heritage, Honolulu, Hawai’I, 2014; McGrail, Sean, Blue, L., Kentley, E. y C. Palmer : Boats of South Asia, Londres : Routledge Cruzon, 2003; Nakagawa, Hisashi. Submerged Archaeological Sites in the Lake Biwa, Japan. En: Van Tilburg, H., Tripati, S., Walker Vadillo, V., Fahy, B., and Kimura, J. (eds.), Proceedings of the 2nd Asia-Pacific Regional Conference on Underwater Cultural Heritage, Honolulu, Hawai’I, 2014.

Hammond4 en la costa maya en los estados de Quintana Roo y Belice. Hoy en día, la arqueóloga Heather McKillop5 sigue trabajando el tema de la navegación maya en Belice lo que proporcionó muchas novedades en la identificación y el conocimiento de una de las culturas “acuáticas” que poblaban Mesoamérica. Encontramos en los estudios sobre Mesoamérica que la comprensión de la movilidad de los grupos humanos ha sido entendida mayoritariamente a partir del uso de vías terrestres y, sin ignorarse completamente, se ha dejado en un plano secundario el tránsito por vías acuáticas como modo de articulación del entorno6. 4. Hammond, Norman : Classic Maya Canoes, The International Journal of Nautical Archaeology, 10 (3), 1981: 173-185. 5. McKillop, Heather: Ancient Maya Reliance on Marine Resources: Analysis of a Midden from Moho Cay, Belize, Journal of Field Archaeology, 11 (1984):25-35; McKillop, Heather: Traders of the Maya Coast: Five Field Seasons in the Swamps of South-Coastal  Belize, 1988-1993, Mexicon, 16 (1994): 115119 ; McKillop, Heather: In Search of Maya Sea Traders, College Station: Texas A & M University Press, 2005. 6. Algunos de los trabajos que han integrado ambas vías son por ejemplo: Lee Jr., Thomas: Veredas, caminos reales y vías fluviales: rutas antiguas en Chiapas. En Evelyn Childs Rattray (ed.), Rutas de intercambio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro Bosch

Este hecho no se contrapone a los numerosos estudios que señalan la existencia de un modo de vida asociado a entornos acuáticos7 que establecen Gimpera, 239-258. México: IIA-UNAM, 1998; Navarrete, Carlos: The Prehispanic system of communication between Chiapas and Tabasco. En Thomas A. Lee Jr. y Carlos Navarrete (eds.), Mesoamerican Communication Routes and Cultural Contacts, 75-106, Papers of the New World Archaeological Foundation, 1. Provo: Brigham Young University, 1978; Parsons, Jeffrey R.: El ‘nicho pastoral’ en Mesoamérica prehispánica: ¿cómo funcionó una civilización sin ganado domesticado? En Eduardo Williams, Magdalena García Sánchez, Phil C. Weigand y Manuel Gándara, Mesoamérica. Debates y perspectivas, 221-244. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán, 2011; Vargas, Ernesto y Lorenzo Ochoa: Navegantes, viajeros y mercaderes: notas para el estudio de la historia de las rutas fluviales y terrestres entre la costa de Tabasco-Campeche y tierra adentro. En: Estudios de Cultura Maya, XIV (1982): 59-118; Williams, Eduardo: La gente del agua. Etnoarqueología del modo de vida lacustre en Michoacán. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán, 2014a. 7. Tal es el caso del concepto modo de vida lacustre, propuesto por Yoko Sugiura y Mari Carmen Serra Puche (Sugiura, Yoko y Mari Carmen Serra Puche. Notas sobre el modo de subsistencia lacustre: la laguna de Santa Cruz Atizapán, Estado de México, Anales de Antropología, 20 (1983): 9-26.) utilizado profusamente por autores como Eduardo Williams (2014a: Op. Cit ) y Magdalena García (García Sánchez, Magdalena: El modo de vida lacustre en el valle de México: ¿mestizaje o proceso de aculturación? En Enrique Florescano y Virginia García Acosta (eds.),

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la relevancia de las actividades de subsistencia relacionadas a los mismos y sus consecuencias en el desarrollo de los procesos culturales y sociales en la historia de algunas regiones en Mesoamérica8. En Mesoamérica se infiere de inmediato la carencia de tecnologías que pudieron haber facilitado el traslado tanto de personas como de objetos. Al respecto, sabemos que aunque la rueda se conoció antes de la llegada de los españoles, ya que se puede observar su uso en miniaturas de cerámica,9 no fue utilizada para Mestizajes tecnológicos y cambios culturales en México, 21-90. México: CIESAS, 2004). 8. Parsons, Jeffrey R.: The Last Pescadores of Chimalhuacan, Mexico: An Archaeological Ethnography. Anthropological papers 98. Ann Arbor: Museum of Anthropology, University of Michigan, 2006; Siemens, Alfred H.: Wetland agriculture in Pre-Hispanic Mesoamerica, Geographical Review, 73 (2), 166-181, 1983; Williams (2014a): Op. Cit; Williams, Eduardo: Aquatic environments in Mesoamerica: pre-Hispanic subsistence activities. En: Encyclopedia of the History of Science, Technology and Medicine in NonWestern Cultures, 1-13. Berlin: SpringerVerlag, 2014b. 9. Se trata de pequeñas representaciones de animales que en vez de patas presentan cuatro ruedas sostenidas por ejes. Estas piezas se han localizado en la costa del Golfo, desde Pánuco hasta el sur de Veracruz y son fechadas del 400 al 1000 d.C.

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el transporte10. Sin embargo, las evidencias arqueológicas que permiten inferir la práctica del comercio a larga distancia y los relatos escritos por los cronistas españoles y los testigos que presenciaron la conquista, nos proporcionan datos sobre cómo los pueblos que habitaban el territorio mesoamericano lograron resolver el problema del transporte de objetos y personas11. Además del ya conocido sistema de cargadores, quienes aprovechaban la fuerza de su cuerpo para llevar a cuestas cargas de distintos pesos, contamos con algunas descripciones escritas en el siglo XVI sobre la vida indígena después de la conquista que nos dan pistas sobre la tradición de navegación que involucró una tecnología relativamente sencilla, pero que dio como resultado un complejo sistema de comunicación que permeó más de una esfera cultural en las sociedades mesoamericanas. Así, encontramos que la navegación prehispánica fue una actividad que 10. Ochoa, Lorenzo: La rueda y la vela en Mesoamérica, Ciencias, 33, 4-10, 1994, p. 4. 11. Favila, Mariana: Veredas de mar y río. Navegación prehispánica y colonial en Los Tuxtlas, Veracruz, México: UNAM, 2015a (en prensa).

comprendió la apropiación del medio acuático, con lo cual se aprovechaban y ocupaban territorios con gran biodiversidad como fue el caso de la cuenca de México, el lago de Pátzcuaro y las costas de la península de Quintana Roo o el Golfo de México, entre otros12.

¿Pero qué está pasando en las aguas interiores? ¿En los lagos y en los ríos? Hace unos cuatros años, unos estudiantes de Europa y de las Américas empezaron a trabajar esta temática en varios sitios conocidos con un método pluridisciplinario que incluye historia, arqueología, antropología y etnología. El primero fue Nicolás Lira que empezó sus investigaciones en 2009 y que defendió en diciembre 2015 su tesis de doctorado intitulada “Embarcaciones de tradición indígena en Patagonia del Norte/Sur de Chile: tipología, tecnología y rutas de navegación de la cordillera de los andes hasta el mar”13. En Bélgica, en 2011, Christophe 12. Ídem. 13. Lira, Nicolás: Embarcations de tradition indigène en Patagonie du Nord/Sud Chili : typologie, technologie et routes de navigation de la Cordillère des Andes à la mer, Tesis de

Delaere empezó unas investigaciones de arqueología subacuática en la parte boliviana del lago Titicaca, cuyos resultados están a punto de ser presentados en su tesis de doctorado intitulada “La zona portuaria de Iwawe, Bolivia. Vías de intercambios, circulación, instalaciones litorales y gestión del espacio náutico del lago menor del Titicaca durante los periodos precolombinos y coloniales”. El mismo año, en Francia, Alexandra Biar había obtenido su maestría intitulada “Navegación e instalaciones lacustres en la Cuenca de México en el posclásico tardío”14, al mismo tiempo que en México, Mariana Favila estaba terminado su licenciatura sobre el mismo tema, con una visión ligeramente diferente intitulada “La navegación en la Cuenca de México durante el Posclásico Tardío. La presencia de la canoa en el entramado social Mexica”15. Cada una siguió sus investigaciones acerca de los diferentes Doctorado. Paris: Université Paris1 PanthéonSorbonne, 2015. 14. Biar, Alexandra. La navigation Mexica dans la lagune de Mexico: navigation et prise du pouvoir. Mémoire de Master 2. Paris: Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne, 2011. 15. Favila, Mariana: La navegación en la cuenca de México durante el Posclásico tardío. Tesis de licenciatura, México: ENAH, 2011.

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aspectos del tema de la navegación de tradición indígena en Mesoamérica. Jóvenes investigadores están entonces abriendo nuevas líneas de investigación, con una estrecha colaboración con comunidades tradicionales, lo que les permite destacar varios campos y temas de estudios para el futuro. Pero lo que nos interesa precisamente en este artículo se acerca al tema de la navegación en aguas interiores, en dos lagos mesoamericanos, por parte de culturas prehispánicas tales como los mexicas y los tarascos. Desde el posclásico tardío hasta hoy en día, los descendientes de esas culturas lacustres siguen recordando o usando los “saberes acuáticos” de sus ancestros. Guardando toda la prudencia que se debe en comparar prácticas similares en épocas diferentes, es muy cautivador ver que, gracias a esas sobrevivencias, podemos observar una filiación que se concentra alrededor de una misma técnica de transporte: la navegación. En específico, la navegación prehispánica estudiada por la arqueología es un tema que resulta difícil de abordar dado que las evidencias materiales son escasas. Sin embargo, el estudio de los paisajes 102

lacustres, fluviales y costeros, junto con algunos datos arqueológicos del área denominada Mesoamérica y otros de la época colonial y actual, permiten inferir que la práctica de la misma fue relevante. Se trata de un tema que requiere de una postura interdisciplinaria para ser abordado de manera eficaz. Asumimos que el que hubieran existido estrategias de desplazamiento con redes de comunicación y nodos sustentados en tradiciones de uso es particularmente importante para abordar el proceso de configuración del paisaje cultural de las poblaciones que, como es el caso de Mesoamérica, se adaptaron a espacios terrestres y acuáticos. En este artículo, presentamos algunas consideraciones teórico-metodológicas, así como algunas interpretaciones parciales respecto al estudio de las tradiciones de navegación lacustre en Mesoamérica, esperando que con esto se promueva el estudio de una temática que está siendo revalorada actualmente no sólo en el área cultural que nos compete, sino inclusive a una escala continental. Es importante enfatizar que la mayoría de los estudios sobre las tradiciones navales en las sociedades

mesoamericanas en nuestro país se han enfocado en las costas, situación que podría explicarse a partir de la menor presencia de restos arqueológicos como embarcaciones, embarcaderos, remos, puertos y otros implementos usados en la navegación, en los territorios de los grupos asentados al interior del continente y que convivieron con grandes cuerpos de agua (lagos, lagunas, ríos, cenotes, etc.). Tal es el caso de la Cuenca de México y el del lago de Pátzcuaro que servirán como ejemplo de casos de estudio en este artículo. Hoy en día los paisajes prehispánicos que presentaban esos dos entornos lacustres se ven bastante modificados. Por un lado, según los últimos estudios realizados, la superficie actual del lago de Pátzcuaro ha disminuido de una tercera parte desde la época del Imperio tarasco16. Por otro lado, de los cincos lagos que cubrían la cuenca de México, nada más queda una ínfima parte del lago de Xochimilco que hoy 16. Fisher, C. T., Pollard, H. P., IsradeAlcántara, I., Garduño-Monroy, V. H., & Banerjee, S. K. A reexamination of humaninduced environmental change within the Lake Patzcuaro Basin, Michoacan, Mexico, Proceedings of the National Academy of Sciences, 100(8), 4957-4962, 2003.

en día se convirtió principalmente en una zona imprescindible turística. Aunque todavía existen restos o fantasmas de navegación en esos lagos antiguos, uno no se puede dar cuenta de la complejidad que presentaban esos paisajes lacustres cuando eran explotados por las culturas prehispánicas, particularmente por los mexicas y los tarascos. Al momento de empezar nuestras investigaciones acerca de la navegación de tradición indígena y más que todo prehispánica, no nos dimos cuenta que tan extenso era este tema. Cuando uno se interesa en el asunto de la navegación, se embarca en todos los aspectos fundamentales de las culturas que la practican, tanto a través del prisma cognitivo, económico, religioso, político o militar. Aunque existen semejanzas en varios puntos, como el hecho que tanto mexicas como tarascos se veían como poblaciones nómadas, se notan diferencias fundamentales en la comprensión del desarrollo y de la organización de esas dos potencias culturales. Todo reside en el punto de vista adoptado por parte de la localización de la capital de cada imperio adentro de la cuenca lacustre. Es lo que va definiendo la concepción 103

de los mexicas y tarascos de sus paisajes lacustres respectivos. Tenochtitlán fue fundada en un islote en medio del lago de Texcoco que se compone de agua salobre y que fue desocupado hasta su llegada. Durante su peregrinación a dentro de la cuenca, los mexicas aprendieron de las poblaciones ribereñas que ya explotaban el lago desde generaciones. Así pudieron ir acumulando saberes a propósito del entorno lacustre y de las técnicas de navegación ribereña. Eso es lo que les permitió refugiarse en el islote que se convirtió unos 100 años después en la Gran Tenochtitlan que descubrieron los españoles: una isla muy bien organizada, rodeada por una vida acuática proliferante. Tzintzuntzan fue fundada en la ribera noreste del lago de Pátzcuaro, que se localiza arriba de la ribera de lago. A su llegada en la cuenca, los tarascos descubrieron que los isleños tenían todo el poder por su situación geográfica protegida. Así tuvieron que apropiarse esas islas que eran la clave para el control del lago17. Pero no se convirtieron en verdaderos nautas, 17. Pollard, Helen P.: Taríacuri’s Legacy: The Prehispanic Tarascan State. Oklahoma: University of Oklahoma Press, 1993.

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sino que recurrieron a las comunidades ribereñas para lograr su objetivo. Así que los tarascos se caracterizaban como ribereños. La localización de esas capitales, dentro de un paisaje dominado principalmente por un cuerpo acuático y no terrestre, nos deja entender la necesidad de una visión lacustre. Leer el paisaje, más que todo para la época prehispánica, impone una referencia sistemática a los elementos geográficos más relevantes. Es a partir de tales reflexiones sobre el lienzo entre contexto geográfico y contexto cultural que nació en la primera mitad del siglo XIX el concepto de Paisaje cultural.

El concepto de Paisaje cultural y su evolución En un principio, entre las diversas dimensiones desarrolladas por parte de este concepto, mencionaremos la hipótesis que opone natura y cultura. Es decir que los paisajes culturales se crean y se apoyan a partir de un paisaje natural explotable por y para los humanos. Pero, es al geógrafo norte americano Carl O. Sauer18 (1925) 18. Sauer, Carl O.: The Morphology of

a quien debemos el concepto actual de Paisaje cultural que se define así: El paisaje cultural está formado a partir de un paisaje natural por un grupo cultural. La cultura es el agente, el entorno natural el medio, el paisaje cultural el resultado. Esta versión del concepto evolucionó mucho en el sentido de aprehender la interacción que existe principalmente entre la población y su entorno. Es en esa dinámica que la UNESCO ha creado en la Convención de 1992 su propia definición del Paisaje Cultural con el objetivo de preservar y proteger el paisaje natural de una interacción destructiva por parte de la población. Se define así: Los paisajes culturales representan la obra combinada de la naturaleza y el hombre definida en el artículo 1 de la Convención. Eso podría ser un debate interesante que decidimos nada más mencionar aquí sin profundizar por ahora. Lo que podemos aprender es que el paisaje natural o entorno se concibe como un Landscape, Geography, 2, pp. 22-25, 1925.

conjunto de normas y convenciones significativas gracias a las cuales los humanos modifican y significan su territorio. Así el paisaje se convierte en una construcción cultural fundamental en la configuración social para ligarse a otras poblaciones. En el caso de las poblaciones prehispánicas los lagos, las montañas y las selvas se concebían como una unidad llena de sentidos conceptuales y al mismo tiempo prácticos. Existía una continuidad y una homogeneidad en la concepción del paisaje que hoy en día no existe en nuestra visión europea. El historiador Christer Westerdahl19 decidió extender más específicamente este concepto de Paisaje Lacustre a los territorios acuáticos para responder a la necesidad de unir los medios terrestres y acuáticos en una misma visión y concepción del paisaje. Así se define el concepto de Paisaje Cultural Marítimo: El Paisaje Cultural Marítimo abarca la red completa de las rutas de navegación, antiguas como nuevas, con los puertos, bahías en la costa, las 19. Westerdahl, Christer: The Maritime Cultural Landscape, The International Journal of Nautical Archaeology, vol.21 (1): 5-14, 1992.

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construcciones asociadas y el resto de las actividades humanas tanto en la tierra que en el agua. Eso nos permite, como arqueólogas, investigar los restos materiales que certifican esta unidad entre el entorno terrestre y acuático. Pero más allá de eso, la creación de este concepto corresponde a la necesidad de un término científico que permite identificar los vestigios de las culturas que evolucionan en este tipo de paisaje. Por eso, aparece también el concepto de Culturas Marítimas que se definen como la combinación de experiencias culturales, de costumbres, de sistemas cognitivos y de artefactos de cultura material, creados en unos centros culturales marítimos. Una vez esos dos conceptos aceptados como fundamentales en el estudio de culturas desarrolladas en contacto con un medio acuático, era posible extenderlo a nuestra zona de estudio. Como lo vimos en la primera parte de esta presentación, mexicas y tarascos aprovecharon las comunidades presentes en el entorno lacustre para mejorar sus conocimientos sobre este paisaje cultural que no era su paisaje de origen.

Cuando Nicolás Lira20 propone en su tesis doctoral el concepto de Paisaje Cultural Acuático, que nos parece muy amplio, preferimos proponer el concepto de Paisaje Cultural Lacustre que definimos así: Un Paisaje Cultural Lacustre significa la explotación humana de un entorno lacustre cerrado usando embarcaciones, instalaciones, rutas y todas las actividades relacionadas con su explotación tanto al nivel material que inmaterial, terrestre y subacuático. Al mismo tiempo, podemos considerar que todas las comunidades prehispánicas que se desarrollaron al lado de esos lagos se pueden definir como la combinación de experiencias culturales, de costumbres, de sistemas cognitivos y de artefactos de cultura material, creados en unos centros culturales terrestres o insulares.

20. Lira (2015): Op. Cit.

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Marcadores de las culturas lacustres mesoamericanas Ahora que determinamos los conceptos de “Paisaje Cultural” y de “Culturas Lacustres”, en los contextos mexica y tarasco, nuestra reflexión nos lleva principalmente a buscar marcadores materiales e inmateriales, asociados en el paisaje. Pero, como lo hemos mencionado antes, esos marcadores culturales lacustres no se limitan a los escasos restos arqueológicos. La enorme destrucción de la literatura prehispánica no nos permite tener un acceso directo hacia una visón libre de las influencias culturales europeas. Sin embargo, en primer lugar, podemos contar con los diferentes testimonios etnohistóricos elaborados tanto por los españoles como por unos miembros de la elite mexica y tarasca. En esa categoría contamos principalmente con las crónicas, como las de Cortés o Sahagún. Esas fuentes nos relatan, desde un punto de vista europeo, el descubrimiento de nuevos paisajes y nuevas culturas que impactaron el imaginario de los conquistadores como el de las cortes reales de toda Europa. La simbiosis que existía entre tierra y

agua fue uno de los aspectos que más describieron los españoles. Otra fuente etnohistórica que mencionaremos es la Relación de Michoacán. Este libro era una compilación ordenada por los españoles sobre la historia, las creencias, la política y la vida cotidiana de la elite tarasca antes de la Conquista21. Realizada por escribas indígenas, esa relación traduce una visión indígena del paisaje lacustre por su propia cultura, entregando así informaciones de primer orden. Finalmente, integramos a esa categoría de marcadores los códices como el Boturini, el Mendoza o el Florentino. Documentos que reflejan, hasta cierto punto, la ideología y la cosmovisión de esas sociedades prehispánicas, los códices ofrecen un acceso directo hacia un mundo en transición. Por eso se conciben como parte de un rasgo cultural fundamental de la cultura intelectual de la elite indígena22. Gracias a esos últimos tenemos acceso a una 21. Espejel Carbajal, Claudia: Caminos centenarios del altiplano michoacano a la tierra caliente. En: Janet Long y Amalia Attolini (coords.), Caminos y mercados de México, 389-410. México: UNAM, IIH, INAH, 2009. 22. Boone, Elizabeth Hill: Relatos en Rojo y negro: historias pictorales de los aztecos y mixtecos, México: Fondo de Cultura Económica, 2010: p. 270.

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prolífica iconografía, generalmente realizada por parte o con la ayuda de los miembros de las elites indígenas. Estas fuentes nos ayudan a entender la concepción y la visión prehispánica del paisaje lacustre, aunque a veces se encuentran modificadas por el fenómeno de aculturación. Secundo marcador, los mapas del siglo XVI. Testigos plásticos que nos transcriben la idea de homogeneidad del paisaje cultural lacustre23, los mapas son los depositarios de una concepción tradicional indígena en la organización del espacio-tiempo y del espacio 23. Asselbergs, Florine: Conquered Conquistadors. : The Lienzo de Quauhquechollan, A Nahua Vision of the Conquest of Guatemala. Boulder: University Press of Colorado, 2004; Castañeda de la Paz, María: La pintura de la Peregrinación culhua-Mexica. Mapa de Sigüenza. Nuevas aportaciones a su estudio. Zamora, México: Relaciones primavera, 2006; Castilleja, Aída: Construcción social y cultural de categorías referidas al espacio. Un estudio en los pueblos purépecha, Tesis de Doctorado. México: ENAH-INAH, 2007; Mundy, Barbara E. Mapping the Aztec Capital: The 1524 Nuremberg Map of Tenochtitlán. Its sources and meanings, Imago Mundi, vol. 50: 11-33, 1998; Russo, Alessandra. El realismo circular: tierras, espacios y paisajes de la cartografía indígena novohispana siglos XVI y XVII. México: UNAM, 2005; Tena, Rafael y Perla Valle P. Ordenanza del señor Cuauhtémoc., Ciudad de México: Gobierno del Distrito Federal, 2000.

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físico24. La diferencia principal entre la cartografía europea y la cartografía indígena reside en la concepción en términos históricos que esos últimos tienen. Es decir que, en la tradición indígena, la historia relatada es la que determina la estructura mima del mapa y no el contrario25. Aunque se atestigua una influencia europea en los mapas del siglo XVI, se pueden estudiar los conocimientos precisos del entorno por los indígenas que los adaptaron un mínimo para facilitar la comprensión del documento a los españoles. El mejor ejemplo es el Mapa de Cortés en donde se puede localizar las ciudades y los pueblos, los territorios sometidos o independientes que podían ser anexados o conquistados por el imperio Mexica26. Pero lo más interesante reside en el hecho que el mapa atribuido a Cortes fue la primera imagen de la capital mexica publicada en Europa, apenas unos años después de la caída de la Tenochtitlán. Aquí, la cuenca lacustre se concibe como une forma geométrica redonda. Eso, lo 24. Castañeda de la Paz (2006): Op. Cit. 25. Asselbergs (2004): Op. Cit. 26. Gresle-Pouligny, Dominique: Un plan pour Mexico-Tenochtitlán : les représentations de la cité et l’imaginaire européen (XVIe-XVIIIe siècles), Paris : L’Harmattan, 1999.

pudimos observar durante el campo realizado en 2014 (Alexandra Biar) en la isla de Janitzio en el lago de Pátzcuaro. Preguntando a un pescador indígena de la isla dibujarnos el lago, sin más directivas, dibujó la cuenca, más bien el lago, con la misma forma geométrica. Siendo consciente del peligro de la comparación con los periodos antiguos, nos parece suficientemente interesante observar que la concepción indígena actual del paisaje cultural lacustre parece tener una cierta similitud con la concepción indígena prehispánica. En tercer lugar, otros marcadores, aunque escasos hasta la fecha, son los vestigios arqueológicos. Gracias a varias investigaciones27, pudimos 27. Biar (2011) : Op. Cit. ; Biar. La navegación lacustre: rasgo cultural primordial de los mexicas, Arqueología mexicana, 115, 18-23, 2012; biar Trabajo de Campo 2014 ; Favila (2011) : Op. Cit. ; Favila, Mariana: Lacustrine battles in Tenochtitlan: use of war canoes by Mexicas. En: Hans Van Tilburg, Sila Tripati, Veronica Walker, Brian Fahy y Jun Kimura (eds.), Proceedings of the 2nd Asia-Pacific Regional Conference on Underwater Cultural Heritage, pp. 1037-1046. Vol. 2. Honolulu, Hawai’i, 2014; Favila (2015a): Op. Cit;; Favila, Mariana: Derroteros lacustres: caracterización y problemáticas en torno a la navegación prehispánica en la cuenca de México. En: Memorias del 55 Congreso Internacional de Americanistas: Conflicto, paz y construcción

identificar dos tipos de vestigios relacionados con la navegación: las instalaciones lacustres (embarcaderos, almacenes, calzadas, canales, etc…) y las embarcaciones. Unos de los restos arqueológicos más estudiados son las calzadas prehispánicas que conectaban la isla de Tenochtitlán con la ribera oeste de la laguna de México. Estas construcciones atestiguan el ingenio indígena que ha concebido caminos terrestres a dentro del lago mismo que se deslizaban sobre kilómetros. Este tipo de instalación implica el conocimiento de características precisas del entorno como la profundidad, la fluctuación del nivel del agua y también de las de identidades en las América (CD), 2015b; González Rúl, Francisco: Urbanismo y arquitectura en Tlatelolco. México: INAH, 1998; Hernádez Pons, Elsa: La Acequia real, Arqueología Mexicana, 68, pp. 34-37, 2004; Leshikar, Margaret E.: The mexica canoe: an archeological and historical study of its design, uses, and significance, Tesis de Doctorado. Austin: University of Texas, 1982; Leshikar, Margaret E.: The earliest watercraft: from rafts to Viking ships. En: Georges Bass(ed.), Ships and shipwrecks of the Americas, 13-32. London: Thames and Hudson, 1988; Otuño Cos, Francisco Javier. El Canal de la Viga, su historia, sus monedas: una investigación arqueológica en la línea 9 del metro. Tesis de Licenciatura. México: ENAH, 1995.

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técnicas de navegación para facilitar el transporte de las materias primas a bordo de embarcaciones. Otro tipo de instalación, esta vez en el lago de Pátzcuaro, es el canal hacia Erongaricuaro. Asentamiento prehispánico localizado en la ribera oeste del lago, este era uno de los más grandes mercados, tanto en la época prehispánica como actual que atraía principalmente a los isleños para el trueque. Así, esta instalación era usada tanto por las comunidades ribereñas como las isleñas, para permitir el viaje a través del lago hasta este centro económico, evitando que la vegetación invadiera el acceso a la ribera. En las dos cuencas, el ingenio combinado con una importante mano de obra, atestigua una visión de continuidad dentro del paisaje lacustre. En cuanto a los medios de transporte acuáticos, aunque disponemos de muy pocos restos arqueológicos, tenemos la capacidad de definir la existencia de varios tipos de embarcaciones28. Apoyándose sobre las fuentes iconográficas, etnohistóricas y etnológicas disponibles, el principal medio de transporte utilizado 28. Biar (2011): Op. Cit.; (2012): Op. Cit.; Favila (2011): Op. Cit.

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tanto al nivel económico, militar y religioso era la canoa monóxila. Esas embarcaciones de una sola pieza y de cortas dimensiones eran labradas de un grueso tronco de árbol, donde cabían al menos dos personas; mientras que los de grandes dimensiones se construían de largos troncos ahuecados y labrados de mayor capacidad29. Las variantes de canoas se hacían a partir de la modificación de un solo tronco usando herramientas de piedra o de cobre. Margaret Leshikar identifica los árboles con los que se construían como ahuehuete, ciprés y pino30. En general, las descripciones a las que diferentes autores han llegado respecto a los diseños de las canoas, por lo menos para el centro de México, incluyen las siguientes características: eran de poco calado y con proa cuadrada, con los extremos planos y hacia arriba, o bien, horizontales31. En el acervo arqueológico del país, existen dos embarcaciones 29. Salinas, Oscar F.: Tecnología y diseño en el México Prehispánico. México: Designio, 2010, p. 63. 30. Leshikar (1988): Op. Cit. p. 25. 31. Biar (2011): Op. Cit.; (2012): Op. Cit.; Favila (2011): Op. Cit.; Hassig, Ross: Comercio, tributo y transportes: La economía política del Valle de México en el siglo XVI. México: Alianza, 1990; Salinas (2010): Op. Cit.

prehispánicas recuperadas en Veracruz y que constituyen la mayoría del patrimonio de canoas rescatadas arqueológicamente; una más se localiza en el Museo Nacional de Antropología en la Sala Mexica y se trata de la canoa encontrada en 1959 en la ciudad de México durante las excavaciones del paso a desnivel entre la calzada de Tlalpan y la calle Emiliano Zapata32. Vale la pena recordar que otros fragmentos de embarcaciones se encontraron en la costa de Belice (Cueva de Kakuyo33, Bélize). El registro de embarcaciones en la cuenca de México se reduce a la canoa arqueológica que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Antropología. Por otro lado, se han rescatado al menos cuatro figurillas de embarcaciones miniatura en cerámica, madera y piedra en contextos de ofrenda, particularmente en Templo Mayor y Tlatelolco. Dos de ellas se recuperaron de la ofrenda 41 del 32. Torres M. L.: Tratamiento empleado para la conservación de una canoa prehispánica, Studies in Conservation, 1, 10-3, 1964; Leshikar (1996): Op. Cit.; Biar (2011): Op. Cit.; Biar (2012): Op. Cit.; Favila (2011): Op. Cit.; Favila (2015a): Op. Cit. 33. In Mexicon, vol. XXVIII, dicembre 2006, pp: 25-28

Templo Mayor de Tenochtitlan34. Se encontraban en una caja como parte de una ofrenda dedicada a Tlaloc y fueron elaboradas en piedra verde y blanca cada una de ellas. Otra más, de cerámica con pintura negra y azul, se localizó durante las excavaciones de la Secretaria de Relaciones Exteriores en Tlatelolco. De acuerdo a los datos disponibles, también se hallaba asociada a un contexto de ofrenda35. Una más se encuentra en una vitrina en la sala dedicada a los mexicas en el Museo Nacional de Antropología en México. Tallada en madera, presenta la mitad de una figura humana sentada en uno de los extremos. No se tiene por ahora más información al respecto de esta miniatura. A las fuentes arqueológicas se 34. Martínez, M.: Y. La ofrenda 41 del Templo Mayor de Tenochtitlan, una petición de fertilidad y abundancia. Tesis de licenciatura. México: Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2008. 35. Carballal Staedtler, M., M. Flores Hernández, M. del C. Lechuga García, T. Villa Córdova y F. Rivas Castro: Descubrimiento de tres dinteles de madera en SRE-Tlatelolco. Nuevo Edificio, Arqueología, 7, pp. 119-127, 1992; Carballal Staedtler, M., M. Flores Hernández, y M. del C. Lechuga: Slvamento arqueológico en Tlatelolco, Ciudad de México: S.R.E.-Edificio Nuevo, Boletín de la Subdirección de Salvamento Arqueológico, 2, pp. 23-27, 1993.

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pueden añadir las informaciones etnográficas registradas directamente con las comunidades actuales, herederas directas de los saberes acumulados desde la época prehispánica. Aunque se deben manipular con toda la precaución que se requiere para evitar conclusiones precipitadas, esas informaciones atestiguan de una filiación tanto acerca de las técnicas de navegación como de las técnicas de construcciones de las embarcaciones y en la localización de ciertas instalaciones lacustres36. El cuarto marcador, es la iconografía, que combina las representaciones del paisaje lacustre con la representación de elementos fundamentales como las embarcaciones, a través de la práctica de la navegación. Esos marcadores son los productos de una percepción cognitiva del paisaje y de los espacios de navegación, lo que les convierte en testimonios excepcionales37. Tanto los pictogramas en los códices como las fotografías modernas y contemporáneas atestiguan un vínculo evidente en las prácticas de navegación de tradición indígena en tales paisajes culturales. Como aplicación del 36. Biar (2011): Op. Cit.; Favila (2011): Op. Cit.; Williams (2014a): Op. Cit. 37. Westerdahl (1992): Op. Cit.

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argumento, tomamos como ejemplo una imagen extraída de la Relación de Michoacán y una fotografía de los años cincuenta, de la fototeca del Crefal38 de Pátzcuaro. Las dos representan a un pescador isleño del lago de Pátzcuaro, usando su red de mariposa para pescar. De esta forma es evidente que existe una filiación adentro de las actividades y los objetos relacionados con el entorno lacustre que puede ser identificado como rasgo de las culturas lacustres de la cuenca de Pátzcuaro. Eso se puede ampliar en la actualidad donde observamos que este tipo de pictograma o imagen del “pescador 38. El Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL) es un organismo internacional fundado en Pátzcuaro, Michoacán, 1951, con el impulso inicial de la UNESCO y de la OEA. Desde 1990, el CREFAL, sirve a la región de América Latina combatir la pobreza facilitando el acceso a formaciones profesionales para el desarrollo y el mantenimiento de comunidades indígenas. Gracias a su creación, hubo varias investigaciones en las comunidades del lago de Pátzcuaro a lo largo de los años cincuenta hasta los setenta que proveen muchas informaciones sobre el modo de vida lacustre. EL CREFAL funciona de una manera autónoma, con la participación de los doce países latinoamericanos que lo conforman (Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela).

mariposero” es el emblema del estado de Michoacán al nivel nacional. Además, este patrón iconográfico del pescador se encuentra en los billetes de 50 pesos mexicanos, lo que demuestra la importancia de la trasposición de la percepción cognitiva de las culturas lacustres en la construcción de su identidad a partir de rasgos culturales fuertes. Ultimo marcador, la lingüística, que se debe abordar desde el conjunto de palabras que nombraban con precisión los elementos del paisaje lacustre, los medios de transporte o las instalaciones relacionadas con la navegación. Uno de los ejemplo más concluyentes es el nombre de las canoas en náhuatl , acalli, que puede traducirse como “casa de agua” o “casa sobre agua”, aunque en realidad no hay un consenso al respecto. Nos parece que la utilización de la palabra “casa” para designar una canoa traduce la importancia del papel que jugaban las embarcaciones para las culturas lacustres. Esto se viene confirmado cuando Sanders39 registra en los años cincuenta que se necesitaba 10 horas

de navegación para ir de Chalco hasta México. Aún más, en el Vocabulario de Fray Alonso de Molina, se encuentran los términos que indican al menos tres secciones de una embarcación: ācalyacatl, de la unión de la palabra acalli, canoa y yacatl, nariz, que refiere a la proa. Ācalcuexcochtli, sustantivo que resulta de la unión de acalli, canoa, y cuexcochtli, nuca, para referir a la popa o parte trasera; y ācalmāitl, que es la unión de la palabra māitl, mano, para referir a los dos lados de la canoa, sin hacer distinción entre derecha e izquierda40. De estos términos podrían derivarse dos conclusiones que requieren de mayor profundidad. Primero, que las canoas son lateralizadas en función del cuerpo humano, lo cual no implica que las canoas estén animadas, dado que por supuesto el referente más importante del hombre resulta su propio cuerpo. Segundo, que estas palabras en náhuatl podrían hacer referencia, no a una realidad prehispánica, sino tal vez a una novohispana, o bien española, dado que tal vez esta lateralización de las embarcaciones sea únicamente de

39. Sanders, William: Tierra y Agua (Soil and wáter). An Ecological Study of the Teotihuacan Valley of Mexico”, Tesis de doctorado. Massachusetts: Harvard University, 1957.

40. Favila (2015b): Op. Cit.; Molina, Alonso de: Vocabulario en lengua castellana y mexicana y mexicana y castellana. México: Porrúa, 2008.

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origen europeo y que su presencia en el Vocabulario se deba a que éste reúne numerosas palabras que son más bien traducciones de términos europeos al náhuatl, y no lo contrario41. Esta misma posibilidad se presenta en la discusión sobre el uso de la vela, que fue referida por los primeros navegantes europeos que llegaron a las costas del antiguo territorio mesoamericano. Se puede leer en los testimonios de Bernal Díaz del Castillo que las canoas que vieron iban a remo y vela42, pero tal vez esta afirmación no sea otra cosa que una consecuencia del propio léxico europeo, haciendo referencia al mundo occidental que se entrecruza con sus primeras impresiones en el Nuevo Mundo.

Reflexiones finales A través de este artículo, hemos intentado definir, entender y acercarnos al fenómeno de la navegación de tradición indígena a partir del concepto de “Paisaje Cultural Lacustre” para las cuencas de México y Pátzcuaro en la 41. Favila (2015b): Op. Cit. 42. Díaz del Castillo, Bernal. Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. México: Porrúa, 2007.

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época prehispánica. Pero abordando este concepto, nos dimos cuenta de la profundidad temporal que induce el estudio de tal fenómeno. Esa continuidad en el paisaje se traduce al interior de la concepción misma de las interconexiones que existían entre los medios acuáticos y terrestres. Sin embargo, el estado actual de los conocimientos no nos permite profundizar más nuestras hipótesis, y sabemos que, en futuros años, tendremos una visión más completa acerca de esas temáticas. Aunque las culturas lacustres prehispánicas han desaparecido hoy en día, todavía se pueden observar evidencias de una continuidad cultural en las técnicas y los saberes asociados a la práctica de la navegación. En la cuenca de Pátzcuaro, son las necesidades de transporte lacustre de los isleños las que han permitido que la navegación persista como uno de los rasgos culturales e identitarios fundamentales. Por otra parte, la desaparición total del paisaje cultural lacustre en la Cuenca de México, llevó al desarrollo de una cultura lacustre hacia una cultura terrestre, incluso si la zona chinampera de Xochimilco sobrevivió gracias a su atracción

folclórica y turística. Para concluir es necesario añadir la siguiente reflexión que seguirá rigiendo las investigaciones futuras: ¿para qué estudiar la tecnología náutica en relación al paisaje lacustre cultural o marítimo? Al respecto, Westerdahl43, propone que las formas de transporte en cuerpos de agua son productos culturales, a través de los cuales los grupos humanos reinterpretan e intervienen la topografía natural, por lo que estarían asociados a patrones pauteados y sistemas cognitivos de movilidad que es posible ver a través de adaptaciones técnicas, las cuales pueden incluir modificaciones del paisaje en distintas escalas44. El diseño de las embarcaciones, expresado tanto en aspectos formales como constructivos, junto con ser una 43. Westerdahl, Christer: On the significance of portages: a survey of a new research theme. En: C. Westerdahl (ed.) The Significance of Portages, 15–51. (BAR International Series 1499) BAR via Archaeopress, Hadrian Books, Oxford, 2004. 44. Chapanoff, Miguel A.: Caminos de tierra para rutas del mar: porteo de embarcaciones, movilidad y desplazamiento en canoeros de Patagonia insular septentrional. Antecedentes etnohistóricos (Siglos XVI y XVII), Texto borrador presentado para el Simposio Tradiciones de Navegación prehispánica y colonial en América, 55, pp. 1-25. ICA, San Salvador, El Salvador, 2015, p. 14.

eficiente adaptación al medio, también lo es respecto del modo en que se conciben los modos de desplazamiento en los cuerpos de agua y al carácter estructurante de ellas a partir de sus distintas vías y nodos45. En este sentido podemos plantear que la adaptabilidad de una embarcación se enmarca en una estrategia de desplazamiento y concepción del paisaje cultural lacustre, basada en aspectos tanto empíricos como cognitivos46. En este sentido, se busca trascender el reduccionismo que implica la idea de cultura material como un simple producto o reflejo de estrategias adaptativas; y se plantea que las materialidades son parte inherente de las relaciones sociales, de tal forma que los artefactos están implicados en cómo creamos, damos sentido y transcurrimos en la vida cotidiana47. Por otro lado, el problema de la evidencia directa sobre las embarcaciones prehispánicas en Mesoamérica puede resultar un importante obstáculo para su estudio. 45. Ídem. 46. Westerdahl, Christer: Amphibian Transport Systems in Northwestern Europe. A survey of a Medieval pattern of life, Fennoscandia Archaeologica, XIII, 28-41, 1996. 47. Chapanoff (2015): Op. Cit.

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Sin embargo, al preguntarnos sobre las evidencias de navegación que sí se conservan, además de las representaciones iconográficas en diversos soportes como cerámica o pintura mural, es posible redirigir la atención hacia lo que Eduardo Williams identifica como el assemblage arqueológico de un navegante48, y tratar de contestar ¿cuál fue el complejo tecnológico de la navegación prehispánica en Mesoamérica? Rutas, medios, nodos, el complejo tecnológico náutico y la organización del transporte son productos culturales que se expresan en una práctica social sustentada en hábitos proyectados en el tiempo, de tal forma que el estudio de la tecnología náutica, la organización y el comercio marítimo precolombino, así como la infraestructura que soporta ésta y otras actividades, puede añadir capas de detalle que contribuyan al entendimiento de los sistemas sociales, económicos y políticos mesoamericanos49. Este marco interpretativo permite sugerir que para más de una región de 48. Williams (2014a): Op. Cit.; (2014b): Op. Cit. 49. Shatto, Rahilla Corinne Abbas: Maritime Trade and Seafaring of the Precolumbian Maya. Master of Arts, Texas A&M, 1998, p. 2.

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Mesoamérica, como pueden ser el área maya, el altiplano central, las cuencas lacustres presentes en Michoacán, o la costa del Pacífico, la presencia de una tradición cultural marítima, lacustre y fluvial, de origen prehispánico vinculada al conocimiento y aplicación de una tecnología de la madera y otros materiales orgánicos e inorgánicos, permitió el desarrollo de procesos adaptativos al entorno y la apropiación exitosa de espacios tanto acuáticos como de tierra firme50.

50. Favila (2015ª): Op. Cit.

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Sumario Una introducción al mar como forma de vida en América ................................. 9 Alberto Hoces-García

¿Cómo abordar los mares? La relevancia de los Repositorios Digitales para la Historia Marítima de América .................................................................................. 39 Dra. Celia Chaín Navarro Catedrática de Documentación La arqueología subacuática: una herramienta para el estudio de Mesoamérica ..... 57 Víctor Barrera Alarcón

Mesoamérica, olas del pasado Tradición de navegación indígena en Mesoamérica: Los casos lacustres mexica y tarasco ...................................................................................................... 97 Alexandra Biar Mariana Favila Vázquez La concepción del mar en la Mesoamérica prehispánica ................................ 125 Rubén B. Morante López El Pacífico en las faldas de los Andes Naylamp: el gobernante que vino por mar. Origen de la comitiva lambayecana desde una perspectiva onomástica .............................................................. 153 Lisardo Pérez Lugones y Adrían Pantoja Ruiz Transformaciones históricas y ritmos de la pesca artesanal en balsilla en la costa norte del Perú ........................................................................................... 185 Nícola Espinosa

Mar y pescadores artesanales del norte del Perú: manejo y disputas por los recursos marítimos en la caleta de Yacila, Piura ........................................................ 201 Diego Alonso Palacios Llaque

Del Ártico al Pacífico, del cayak a la canoa La cosmología inuit tradicional y el protagonismo del mar ........................................... 217 Carlos Moral García Etnoarqueología y el mar en el oeste de Groenlandia: varios apuntes útiles sobre la pesca del bacalao .................................................................................................................. 243 Santiago David Domínguez-Solera Whaling as manifestation of a Nuu-chah-nulth maritime cosmology ............................. 273 Carlos Garrandés Megía Los pueblos y culturas del salmón: diferencias entre modelos de subsistencia marítima y repercusión sociocultural ........................................................................................ 299 Emma Sánchez Montañés

Aspectos transoceánicos, cuestiones coloniales y patrimonio sumergido La hipótesis transpacífica: América y Polinesia, dos espacios encontrados ...................... 335 Lisardo Pérez Lugones El Galeón de Manila y el uso de productos en América .................................................. 375 Rubén Almarza González Un problema de posicionamiento: Ciencia, guerra y choque cultural en la América española durante la expedición plurinacional de «los caballeros del punto fijo» ............................. 399 Víctor Pajares Liberal ¿Salvadores o saqueadores? Empresas cazatesoros en América ...................................... 479 Andrés García Espadas

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