Restaurar Ma\'at a galope. Parte I. La ocupación de los Hyksos y la apropiación del carro de guerra.

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Descripción

Nº7– Abril de 2017 / Revista online gratuita.

www.egiptologia20.es

Los orígenes del poder político del faraón

El templo de Seti I y el Osireion de Abydos

La música en el Antiguo Egipto

Las reinas de la tierra negra

Animales sagrados del Antiguo Egipto

LA GÉNESIS DE KEMET Egiptología 2.0 | 1

Editorial Os presentamos la séptima entrega de la Revista Egiptología 2.0, correspondiente al mes de abril de 2017.

Dirección Moisés González Sucías [email protected] Edición Moisés González Sucías (Barcelona). Diseño gráfico y maquetación David Claros Lozano Jordi Romera Sevillano Documentación Sara López Caiz Colaboradores Sandra Pajares Sotillo Bartomeu Egea Resino María Isabel Cubas Contreras Laura Huertas López Marian Romero Gil Heródoto de Halicarnaso Gerardo P. Taber Aroa Velasco Hipólito Pecci Tenrero Julio López Saco Antía Martínez Abal Alberto Fernández Boo Verónica Reyes Barrios Alonso de Mendoza ISSN: 2444-6254 www.egiptologia20.es https://www.facebook.com/egiptologia20 https://twitter.com/egiptologia20 Egiptología 2.0 es una marca registrada. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente ni registrada o tramitada en ninguna forma ni por ningún medio sin permiso previo por escrito de la editorial. Egiptología 2.0 no se hace responsable de los juicios, críticas y opiniones expresadas en los artículos publicados. Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por localizar los derechos de autor de todas las imágenes. Cualquier posible omisión no es intencionada y se agradecerá culaquier información sobre los mismos. Contacto: [email protected] 2 | Egiptología 2.0

Abrimos este número, con un artículo de Hipólito Pecci Tenrero: ‘‘La Génesis de Kemet’’. El texto aborda una serie de testimonios que constituyen el eco del tránsito de diferentes culturas, pueblos que tras recorrer un largo camino decidieron hacer del Valle del Nilo su hogar, crear una nuevo mundo, vastísimo en el tiempo, que sería, posteriormente, el reflejo de una historia enterrada durante mucho tiempo, que, paulatinamente, iría saliendo a la luz para dar a conocer un país, un territorio, que en algún momento llegó a ser antiguo para sus propios habitantes. Sin embargo, para alcanzar este esplendor, esta magnificencia, y al igual que todo ser vivo, obtener y lograr esta madurez, para, posteriormente, sumirse en un invierno que conduciría a un final inevitable, de la misma forma, es necesario un origen, un principio que asiente gradualmente, lentamente, las bases de esta futura suntuosidad, de la fastuosidad del arte egipcio, y, aunque no tan deslumbrante en lozanía, no por ello menos interesante, y no por ello hay que dejarlo de lado, ya que estos comienzos supondrían el germen de lo que más tarde sería el grandioso Egipto. En nuestra sección de entrevistas, hablaremos de arqueología, con Marcela Zapata Meza. Licenciada en arqueología, Doctora en filosofía en la especialidad de filosofía y fenomenología en las religiones y pluralismo religioso, Catedrática de la Universidad Anáhuac (México) y diplomada en escritura y lectura jeroglífica. Antía Martínez Abal y Alberto Fernández Boo, nos hablarán de los orígenes del poder político del faraón y el lugar que ocupaban las mujeres, conoceremos los referentes geográficos en la mitología egipcia, Sandra Pajares nos mostrará los rincones menos conocidos del templo de Seti I y el Osireion de Abydos, nos deleitaremos con la música del Antiguo Egipto, María Isabel Cubas nos hablará de las reinas de la tierra Negra, conoceremos el papel de las reinas de la XVIIª y XVIIIª dinastías, Gerardo P. Taber nos hablará de la ocupación de los Hycksos y la apropiación del carro de guerra, recorreremos Egipto durante el periodo ptolemaico, de la mano de Lucía Inés Merino, hablaremos de Hatshepsut, La faraona olvidada, conoceremos algunas de las piezas conservadas en el Museo Arqueológico de Cataluña, recorreremos las salas del nuevo Museo Egipcio de Turín, visitaremos la exposición: Animales sagrados del Antiguo Egipto, en el Museo Egipcio de Barcelona, donde conoceremos los diferentes usos que los antiguos egipcios daban a los animales, y finalizaremos viajando a la Deir el-Shelwit, donde Bartomeu Egea nos mostrará sus rincones menos conocidos. Todo ello, junto con nuestros contenidos habituales y un artículo especial de Verónica Reyes Barrios: Serapis. El dios sincrético, una deidad greco-egipcia a la que Ptolomeo I declaró patrón de Alejandría y dios oficial de Egipto y Grecia con el propósito de vincular culturalmente a los dos pueblos. Imagen de portada: Cabeza de Amhosis. 1150-1525 a.C. (Imagen: Metropolitan Museum, New York).

Sumario 6. Entrevistas - Marcela Zapata Meza: ‘‘Cuando sea mayor, voy a descubrir una tumba.’’ 12. Testimonios del pasado - La Piedra de Rosetta.

Entrevistas - Marcela Zapata.

20. Historia - La Génesis de Kemet. 29. Estado - Los orígenes del poder político del faraón ¿Qué lugar ocupan las mujeres?. 36. Mitología - Los referentes geográficos en la mitología egipcia. 41. Arquitectura - El templo de Seti I y el Osireion de Abydos.

Estado - Los orígenes del poder político del faraón.

48. Vida cotidiana - La música en el Antiguo Egipto. 54. Mujer en el antiguo Egipto - Las reinas de la tierra negra. 58. Política - El papel de las reinas de la XVIIª y XVIIIª dinastías.

Mitología - Los referentes geográficos en la mitología egipcia.

61. Historia Militar - Restaurar Ma’at a galope. La ocupación de los Hyksos y la apropiación del carro de guerra (I). 69. Faraones - Egipto durante el periodo ptolemaico (I). 75. Personajes - Hatshepsut. La faraona olvidada.

Arquitectura - El templo de Seti I y el Osireion de Abydos.

87. Colecciones - El Museo Arqueológico de Cataluña (sede de Barcelona). 90. Museos - El Museo Egipcio de Turín. 103. Exposiciones - Animales sagrados del Antiguo Egipto. 110. Hoy viajamos a... - Deir el-Shelwit.

Vida cotidiana - La música en el Antiguo Egipto.

113. Especiales - Serapis: el dios sincrético. 125. Novedades editoriales - La Dama del Nilo / La arqueología de la conciencia. 127. Noticias - Noticias destacadas del trimestre. Mujer en el AE - Las reinas de la tierra negra.

Faraones - Egipto durante el período ptolemaico.

Historia Militar - Restaurar Ma’at a galope.

Política - El papel de las reinas de la XVIIª y XVIIIª dinastías. Egiptología 2.0 | 3

En portada

Cuando, durante la segunda mitad del siglo XVI a.C., Amhosis acaudilló sus fuerzas río abajo, hacia el Delta, con el objetivo de expulsar a los extranjeros que allí se encontraban asentados, en lo que se ha dado por denominar la “Guerra de Liberación”, ponía fin a más dos siglos y medio, aproximadamente, de presencia hicsa en el Bajo Egipto, y con ello concluía, y ponía el colofón, a la obra tan anhelada por los príncipes tebanos, que, desde el maltrecho Sequenenra Taa, padre del fundador de la XVIII dinastía, o Kamose, su hermano, habían soñado con volver a unir todo el Valle, el Alto y Bajo Egipto, bajo la égida de un solo monarca, cuya cabeza coronaría de nuevo la Doble Corona, como sinónimo de su poder sobre Las Dos Tierras. A partir de ese momento, y durante unos cinco siglos aproximadamente, “El Don del Nilo” iba a alcanzar el clímax como cultura, su éxtasis como civilización y como gran potencia en la zona, para, luego, languidecer poco a poco, hasta convertirse (hecho conocido por todos gracias a “Marco Antonio y Cleopatra” de Shakespeare o a la inolvidable actuación de Elizabeth Taylor, entre otras obras) en una más de las provincias romanas. Esos quinientos años marcaron los estudios de la historia egipcia, pues han sido, y son, el período más conocido de su dilatada existencia, etapa idolatrada, admirada y fascinante, tanto para los investigadores profesionales, como para los aficionados, de tal forma que personajes como Akenatón, Nefertiti, Hatshepsut, Nefertari, etc. han llenado, y llenan páginas y páginas de libros, revistas, documentales, películas, etc.

Mango del cuchillo de Gebel el-Arak

Wikimedia Commons). 4 |(Imagen: Egiptología 2.0

Sin embargo, para alcanzar este esplendor, esta magnificencia, y al igual que todo ser vivo, obtener y lograr esta madurez, para, posteriormente, sumirse en un invierno que conduciría a un final inevitable, de la misma forma, es necesario un origen y un principio...

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Historia Militar Gerardo P. Taber

Restaurar Ma’at a galope. La ocupación de los Hyksos y la apropiación del carro de guerra (I)

Las escenas bélicas, grabadas en los muros de los templos y otros soportes, que muestran a un faraón co-

mandando una épica batalla desde su carro de guerra tirado por majestuosos corceles, cuentan con el poder visual y narrativo de evocar grandes sucesos de conquista en los cuales, casi invariablemente, se proclama que el soberano actuó de forma heroica y que él fue el único artífice de la victoria. Al observar con detenimiento las mencionadas escenas, algunas de las preguntas que surgen para el interesado pueden ser: ¿por qué el faraón se representó con un arma de los pueblos invasores? ¿por qué el monarca se figura de una manera diferenciada a los otros efectivos del ejército? ¿las acciones registradas fueron reales? ¿las inscripciones que se encuentran aunadas a éstas, pueden ser consideradas como fuentes históricas? Con el fin de tratar de responder a estos cuestionamientos en esta serie de artículos -siendo este el primero- expondré, de manera general, la historia de la introducción y desarrollo del carro de guerra en el Egipto faraónico y los distintos aspectos simbólicos aunados a su representación, la cual se encuentra presente en gran parte de los programas iconográficos del Reino Nuevo (c. 1539-1077 a.C.). El carro de guerra y el caballo en las culturas del antiguo medio oriente. El carro de guerra no es un elemento original del antiguo Egipto, de hecho, la utilización de éste con respecto a otras culturas del antiguo medio oriente es bastante tardío. Los primeros registros de vehículos dotados de ruedas que utilizaron animales para su tracción se encuentran en la zona de la Mesopotamia alrededor del tercer milenio a.C.; éstos eran carros pesados de ruedas macizas y de doble eje que eran enganchados a toros asiáticos domesticados (Bos primigenius taurus) que utilizaron los personajes de alto status social. Al parecer, este tipo de vehículos fueron acondicionados para la guerra por los sumerios, como se puede apreciar en los célebres “estandarte de Ur” (c. 2500 a.C.) y la “estela de los buitres” del rey Eannatum de Lagash (c. 2450 a.C.) aunque en ambos casos, el tipo de animal que se representa tirando de estos primeros carros de guerra es el asno asiático (Equus hemionus).

Detalle del “lado de la guerra” del “estandarte de Ur”. 2500 a.C., dinastía III de Ur. Concha, caliza roja, lapislázuli y bitumen sobre madera. NI: 121201, 1928,1010.3 y U.11164 (Imagen: British Museum). Egiptología 2.0 | 61

Aunque la domesticación del caballo (Equus ferus caballus) se remonta a unos c. 3600 a.C. en la región de Kazajistán, en Asia Central, por parte de la cultura de Sintashta (cfr.: Pampillón, 2005: 5) los equinos no aparecieron en el país del Nilo hasta el Segundo Período Intermedio (c. 1759-1539 a.C.). Sin embargo, se localizaron algunos restos óseos de estos animales en los estratos del Calcolítico y de principios de la Edad de Bronce en los territorios de la actual Turquía e Israel. Al parecer, los pueblos protoindoeuropeos que migraron hacía las zonas de la península de Anatolia y el norte de la Mesopotamia introdujeron el caballo al medio oriente. Resulta interesante notar que este animal foráneo se integró al repertorio de jeroglíficos egipcios muy rápidamente y para el Reino Nuevo ya formaba parte integral del sistema de escritura. Como era costumbre de los escribas del país del Nilo, estos observaron detenidamente las características de los seres que los rodeaban para abstraer los rasgos esenciales de su forma y diseñar una grafía standard que pudiese utilizarse junto a las ya existentes. De tal manera, el jeroglífico que se utilizó para designar a los equinos fue: sm (sesem) el cual podía utilizarse como logograma, aunque también como determinativo al escribir “caballo” con los fonogramas: ssm (sesem). Es probable que este haya sido el nombre del animal en alguna lengua semítica -o inclusive en protoindoeuropeo- y que los egipcios lo hayan transcrito a su sistema de escritura. Pero, ciertamente, el origen de este vocablo se pierde en la negrura de los tiempos. Los atelajes de los Hyksos. El caballo y el carro de guerra fueron, en un inicio, elementos foráneos al antiguo país de Nilo que, al parecer, se introdujeron gracias a grupos de inmigrantes procedentes de Canaán -la actual región de Siria-Palestina- a mediados de siglo XVII a.C. La versión más difundida en la historiografía antigua -basada principalmente en los textos de Manetón (siglo III a.C.) y Flavio Josefo (37-101 d.C.)- y contemporánea es que este binomio fue el arma que permitió a los Hyksos conquistar el delta del Nilo. En su obra -que ya es un clásico- The Burden of Egypt. An Interpretation of Ancient Egyptian Culture (1951) John A. Wilson comenta: Sin embargo, los factores esenciales del gobierno de Egipto por los Hyksos consistieron en que este país fue por primera vez conquistado y dominado por extranjeros, y que esos extranjeros les parecían a los egipcios bárbaros impíos y antipáticos, que ”gobernaban sin Ra”. La feliz sensación de seguridad contra los ataques exteriores, que había sido la piedra angular del sistema egipcio, se había venido abajo; Egipto no estaba tan aislado que pudiera permitirse ser tolerante y despreocupado. Las desdichas del Primer Período Intermedio habían nacido de factores internos y pudieron ser remediadas sin alterar el optimismo esencial. Los infortunios presentes dieron un golpe de muerte a la autoconfianza nativa, a la creencia en que los dioses habían dado a Egipto -y sólo a Egipto- una vida buena para toda la eternidad. Si extranjeros bárbaros que para nada se cuidaban de los dioses del país podían humillar de aquella manera a Egipto, ¿qué fundamento seguro podía ofrecer aún la vida? El poderío frustrado produce también odios perdurables, y los Hyksos tenían muchas ventajas militares sobre los egipcios. La veloz y sorprendente pujanza del caballo y del carro les dieron una superioridad manifiesta, y la concentración en campamentos fortificados les hacía prácticamente invulnerables a todo atacante con armas poco poderosas. Se ha calculado que el recinto de Tell el-Yahudiyeh [Leontópolis] podía contener diez mil hombres con sus caballos y sus carros, y esto era una fuerza muy grande para aquel tiempo. Si concedemos a los Hyksos las ventajas de la armadura para el cuerpo y de tipos nuevos de espadas y puñales, su rápida victoria es muy creíble. Quizás tan importante como el caballo y el carro, fue la introducción del arco compuesto, hecho de madera, tendones y asta, que tendría alcance y fuerza mucho mayores que el arco sencillo y pequeño que se usaba en Egipto antes de esta época. La orgullosa superioridad de Egipto sobre todos sus enemigos anteriores se derrumbó de pronto, con importantes consecuencias para el espíritu egipcio. Animados de un patriotismo renovado que les impulsaba a la liberación y a la venganza, los egipcios pagaron su tributo a sus amos Hyksos, pero al mismo tiempo adquirieron las armas nuevas y aprendieron a usarlas. Probablemente duró esto un siglo, hasta 1600 a.C. aproximadamente. (Wilson, 1951: 241-242).

Sin embargo, hasta el momento no se ha encontrado evidencia solida que indique que los caballos y carros de guerra fuesen utilizados por los mencionados inmigrantes al inicio de su ocupación y, al parecer, éstos se utilizaron sólo hasta el final de su reinado (cfr.: Bedman, 1995: 9-13). En todo caso, la que parece ser la primera mención de implementos relacionados a los carros en suelo egipcio se encuentra registrada en la célebre segunda estela de Kamose que probablemente fue erigida por el propio monarca, en su tercer año de reinado, o bien por Neshi, quien se figura en la parte inferior izquierda del monumento, y que ostenta los títulos: “Noble, gobernador, el que está sobre los secretos del Palacio, Jefe de la Tierra entera, portador del Sello del Bajo Egipto, Conductor de las Dos Tierras, Supervisor de los Amigos, Supervisor del Tesoro, el de Fuerte Brazo.” (cfr.: Pino, 2004: 6). Esta estela fue descubierta, en el año de 1954, por el arqueólogo Henri Chevrier (1897–1974) en el pórtico de entrada a la gran sala hipóstila del templo de Karnak. La estela se reutilizó como parte de un 62 | Egiptología 2.0

pedestal para una escultura de Ramsés II. En su parte posterior aún se conservan restos de unos “cartuchos” de Senusret I, lo que indica que el bloque anteriormente perteneció a una edificación del Reino Medio. También, en su verso, se encuentra una figura de un hombre en posición de adoración, la cual probablemente fue grabada en algún momento posterior a la erección de la estela; tal vez como ofrenda piadosa o expresión de admiración para las hazañas del heroico rey.

Segunda estela de Kamose. ¿?-1540 a.C., dinastía XVII, Segundo Período Intermedio. Caliza tallada con restos de policromía. NI: J.43. Museo de Luxor (Imagen: kairoinfo4u). Egiptología 2.0 | 63

En concreto, el pasaje que alude a los implementos relacionados a los carros de guerra se encuentra casi al principio de la treceava línea de texto de la estela en cuestión. Para comprender mejor el contexto de esta mención, considero necesario presentar un par de líneas anteriores a dicho pasaje; para lo cual recurro a un extracto de la magnífica obra Middle Egyptian Grammar through Literature (2013) de Gabor Toth:

Final de la línea 11, 12 e inicio de la 13 de la segunda estela de Kamose. Jeroglíficos y caracteres de transliteración generados con JSesh, an Open Source Hieroglyphic Editor (2014) (Imagen: Rosmorduc; en: Toth, 2013: 73).

La traducción, actualizada por Rodrigo A. Cervantes Navarro y quien estas líneas escribe, de la anterior inscripción es: (11) …Mira, bebo vino de tu viñedo, (12) prensado por mis prisioneros. Destruiré tus lugares de asentamiento, cortaré tus plantaciones. Sumí a tus mujeres en la tristeza (13) y tomé los atelajes [¿de los caballos?]… (Taber & Cervantes, 2017).

El avezado lector podrá notar que la última palabra: ḥtri, por desgracia presenta un faltante, el cual se marca con un recuadro gris que indica una zona erosionada o ininteligible en la estela.

Detalle de la treceava línea de texto de la Segunda estela de Kamose. ¿?-1540 a.C., dinastía XVII, Segundo Período Intermedio. Caliza tallada con restos de policromía. NI: J.43. Museo de Luxor (Imagen: kairoinfo4u).

Los diferentes egiptólogos que han traducido la estela como Labib Habachi (1972) y José Miguel Serrano Delgado (1993), entre otros, coinciden en que esta área debió contener la grafía: determinativo de: partícula:

i (i) y con los trazos:

, la cual funge como

ḥtr (heter) (cfr.: Gardiner, 1957: 459), vocablo que en este caso cuenta con la w (u) que indican que la palabra es un plural.

La traducción de este pasaje al español ha sido, a mi parecer, ambigua ya que es común que la palabra ḥtri se interprete como: “ejército de carros” (cfr.: Habachi, 1972: 36 nota g) o “gente de los carros” (cfr.: Serrano, 1993: 64 | Egiptología 2.0

114). Sin embargo, en castellano, una traducción más exacta de la palabra ḥtr (heter) es: “atelaje” (del francés attelage) vocablo que denomina al conjunto de arreos o guarniciones que se colocan en los animales de tiro para que éstos puedan arrastrar con comodidad los carruajes. Al parecer, el problema estriba en que el término se interpretó tomando en cuenta el significado dual que tiene el vocablo en su traducción al inglés: “span (of horses)” (del neerlandés medio spannan) el cual es un término algo obsoleto que define a un “par de caballos (usualmente, similares en alzada y color) que son conducidos juntos” aunque también con la acepción de “unir dos (animales) con un yugo o un atelaje.” En este último sentido, es como se debe entender la palabra egipcia ḥtr, la cual también se presenta con el determinativo de un buey: ḥtr (heter) en cuyo caso, su significado es “yugo” (cfr.: Faulkner, 1962: 180 y Dickson, 2006: 265). Cabe señalar que en la obra Diccionario de Jeroglíficos Egipcios (2000) de Ángel Sánchez Rodríguez se encuentran registradas las palabras:

ḥtr “tiro de bueyes” y

ḥtr[i] “tiro de caballos” (cfr.: Sanchez, 2000: 310).

Los anteriores párrafos tal vez puedan parecer una “discusión bizantina” pero considero importante analizar el mencionado pasaje de la segunda estela de Kamose con el fin de interpretar con mayor precisión el contexto de la adopción de la tecnología del carro de guerra. En este sentido, creo que si Kamose (c. ¿?-1540 a.C.) o Neshi hubieran deseado referirse sólo a los caballos habrían comisionado inscribir: ssmw (sesemu), o bien si se tratase sólo de los carros de guerra, en la mencionada estela se encontraría el vocablo:

wrryt (ureryt) que es la denominación que recibió en el Egipto faraónico este elemento del arte de la conflagración. Me parece que uno de los objetivos de la retórica propagandística de la segunda estela de Kamose fue enarbolar el botín de guerra que el mencionado rey obtuvo en el ataque a la ciudad capital del reino de los Hyksos en Avaris (actual Tell el-Dab’a). En este sentido, es probable que los mencionados atelajes constituyesen un preciado tesoro que permitió a los egipcios, en un verdadero ejercicio de retro-ingeniería, adaptar esta tecnología foránea a sus propias necesidades. Tal vez, los habitantes del país del Nilo ya habían tenido contacto previo con los caballos antes de la batalla liderada por Kamose, pero es sólo después de este encuentro que el ejercito egipcio integró el carro de guerra a su arsenal; aunque esto sucedió paulatinamente ya que, al parecer, en las sucesivas batallas que libró su sucesor Ahmose I (c. 1539-1515 a.C.) se utilizó infantería transportada por una armada fluvial. Al respecto, José Ramón Pérez-Accino Picatoste opina: Del primer monarca de la dinastía XVIII, Ahmose, nos son conocidas al menos dos campañas en Palestina. La fuente principal para ésta lo constituye la conocida biografía de Ahmose, hijo de Abana en su tumba de El-Kab. En ella este Ahmose narra la toma de Sharuhen tras un sitio de tres años y ha sido generalmente interpretada como una continuación de la campaña en la cual Avaris fue vencida y tomada. La biografía de Ahmose Pennekhbet, también de El-Kab y también un oficial naval da algunos puntos de información sobre las actividades de este monarca en Asia… La intencionalidad en la no destrucción de las ciudades asediadas es algo difícil de probar explícitamente, pero hay que tener en cuenta también el hecho de que el ejército egipcio de comienzos de la dinastía XVIII debió estar basado en el ejército tebano que combatió con éxito contra el gobernante hykso de Avaris. Si bien no tenemos una narración directa de las circunstancias concretas en las cuales la toma de Avaris tuvo lugar, las estelas de Kamose nos hablan claramente de un asedio naval, teniendo como base los brazos del Nilo y los canales que rodean la ciudad. De hecho, la imposibilidad de Kamose para culminar con éxito su intento de conquista radica en el hecho de que, aunque llegó a las puertas de la ciudad, su fuerza era exclusivamente naval y no tenía posiblemente pertrechos suficientes ni bases para montar un asedio de larga duración. Que la base del ejército egipcio en este momento es la flota queda suficientemente ilustrado en el hecho de que las dos principales fuentes narrativas, las biografías de los dos Ahmose de El-Kab, corresponden a miembros de tripulaciones de barcos, cuya carrera se hace en su condición de tripulantes u oficiales de la armada tebana. Un ejército egipcio cuyo poder está basado en la flota explicaría los largos intentos de toma de Avaris y los tres años de asedio de Sharuhen, puesto que el abastecimiento de los sitiadores estaría asegurado por vía marítima al estar ambas ciudades o bien rodeadas por canales y brazos del Nilo en el caso de Avaris-Tell el-Dab’a o muy cerca del mar como es el caso de Sharuhen-Tell el-Ajjul. (Pérez-Accino, 1997: 72-84).

Egiptología 2.0 | 65

Nomenclatura del carro de guerra y sus tripulantes.

Así como la grafía

ssm (sesem) se integró al sistema de escritura del Egipto faraónico, los escribas del

país del Nilo también diseñaron el jeroglífico:

wrryt (ureryt) el cual podía utilizarse como logograma,

aunque también como determinativo al escribir “carro de guerra” con los fonogramas: wrryt (ureryt), como se mencionó en líneas anteriores. Sin embargo, resulta interesante notar que también existía el vocablo: mrkbti (merekebeti) cuyo significado es “carruaje” y que al parecer hacía referencia a otro tipo de vehículo de índole utilitario. El carro de guerra que desarrollaron los egipcios puede ser considerado, de acuerdo a su morfología, como una biga; vocablo latino que define a un vehículo ligero tirado por dos caballos aparejados. El atelaje necesario para este carro se denomina “de tronco” y consiste en un travesaño llamado “lanza” que se une a una barra transversal, nombrada “baste”, que se apoya sobre los lomos de los animales; los cuales a su vez se uncen con un sistema de arreos que pueden ser “de collerón” o de “pechera”. En el caso de los griegos y romanos; éste se empleó principalmente como carromato ceremonial y de carreras, aunque su origen, en efecto, se encuentra en el campo de batalla. La biga grecolatina sólo era ocupada por su auriga, al que se denominaba bigario. Sin embargo, el modelo egipcio estaba diseñado para acomodar a dos tripulantes. Es probable que los ingenieros militares del país del Nilo buscasen aumentar el poder de combate del carro que -hipotéticamente- llegaron a conocer por los Hyksos, pero sin comprometer la maniobrabilidad y velocidad del mismo; razón por la cual desarrollaron una cabina -llamada “pescante”- para dos personas: el

kṯn (kechen) “auriga” y el snny seneny “soldado de carro arquero”. Para lograr el equilibrio entre ligereza y resistencia, los artífices egipcios implementaron la rueda radial -en un principio de cuatro rayos y después de seis- cuyo eje se ubicó al final del marco inferior del “pescante”, el cual se construyó como una estructura liviana y flexible. Esta configuración permitió aprovechar la fuerza de tiro de los caballos de forma más eficiente. El llamado “carro Rosellini” que se resguarda en el Museo Archeologico Nazionale di Firenze, Italia es uno de los pocos ejemplares, de la dinastía XVIII, que sobrevivieron al cruel embate del tiempo y que da cuenta del refinado trabajo que realizaron los egipcios para reinventar esta formidable arma del mundo antiguo.

Carro de guerra -probablemente utilizado para cacería y deportes- proveniente de una tumba de un noble de Tebas (probablemente la TT 9 perteneciente a Kenamun). 1539-1292 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Madera tallada con arreos de cuero y fibras vegetales. NI: 2678. Museo Archeologico Nazionale di Firenze (Imagen: Wikimedia Commons). 66 | Egiptología 2.0

Estudio de un caballo con arneses del carro de guerra. Dibujo de Howard Carter. 1922-1932. Carboncillo sobre papel. NI: TAA Archive i.3.8.47 y Nos. 120, 122 Egiptología 2.0 | 67 (Imagen: The Griffith Institute, University of Oxford).

Comentarios finales. Las mencionadas mejoras en el diseño de los carros de guerra repercutieron en la estructura de organización del ejército egipcio que, poco a poco, fue incorporando escuadrones de los mencionados dentro de sus filas; los cuales impactaron significativamente en las campañas militares, ya que podían ayudar a desplegar tropas en menor tiempo que los soldados que se movilizaban a pie, lo que supuso una mayor efectividad táctica. Pero, más importante que su desempeño en los campos de batalla, fue el papel protagónico que se le otorgó a este vehículo dentro de la cosmovisión egipcia. El carro de guerra alcanzó un prestigio que rebasó los meros ámbitos funcionales y, en última instancia, se integró al discurso de poder que los faraones del Reino Nuevo enarbolaron y difundieron más allá de las fronteras del antiguo país del Nilo. Tal vez, por los argumentos anteriormente expuestos, el célebre Howard Carter (1874-1939) se tomó un tiempo, mientras realizaba el registro del ajuar funerario de la KV62, para imaginar y plasmar -con su virtuoso trazo- a uno de los majestuosos corceles de Tutankhamón en corveta; el cual sirve de colofón para este texto que continuará en el próximo número de esta publicación.

Bibliografía

Sobre el autor

BEDMAN GONZÁLEZ, T. (1995). Los hicsos: una nueva visión. Ponencia presentada durante el VII Congreso Internacional de Egiptólogos; Cambridge, UK. Texto publicado en Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. cfr.: http://www.ieae.es/b revisado el 12 de Marzo de 2017.

Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y se ha especializado en el estudio de las culturas del antiguo medio oriente y el Mediterráneo, con especial énfasis en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosos cursos y conferencias sobre el arte, la religión y el sistema de escritura del Egipto faraónico, así como de historia general e historia de los museos en México, en diversas instituciones como: la ENAH, ENCRyM, UNAM, UAM, UASLP, Universidad Pontificia de México, Universidad Anáhuac México Norte y la Fundación José Ortega y Gasset México, entre otros.

DICKSON, P. (2006). Dictionary of Middle Egyptian. In Gardiner Classification Order. Creative Commons. San Francisco. FAULKNER, R. O. (1962). A Concise Dictionary of Middle Egyptian. Griffith Institute. Oxford. GARDINER, A. H. (1957). Egyptian Grammar. Being an Introduction to the Study of Hieroglyphs. Griffith Institute. Oxford. HABACHI, L. (1972). The Second Stela of Kamose and His Struggle against the Hyksos Ruler and His Capital. Col. Abhandlungen des Deutschen Archäologischen Instituts Kairo, Ägyptologische Reihe Vol. 8. J.J. Augustin. Glückstadt. PAMPILLÓN, G. (2005). Los carros de combate egipcios: ¿El arma imperial?. Disertación presentada el 1 de Octubre de 2005 en el marco de las I Jornadas Uruguayas de Egiptología. Montevideo. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, A. (2000). Diccionario de Jeroglíficos Egipcios. Aldebarán. Madrid. SERRANO DELGADO, J. M. (1993). Textos para la Historia Antigua de Egipto. Cátedra. Madrid. TOTH, G. (2013). Middle Egyptian Grammar through Literature. Rutgers University-Camden. New Jersey. WILSON, J. A. (1951). The Burden of Egypt. An Interpretation of Ancient Egyptian Culture. The University of Chicago Press. Chicago.

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También se ha desempeñado como investigador de las exposiciones internacionales: Persia fragmentos del paraíso, tesoros del Museo Nacional de Irán en los años 2005-2006; Isis y la Serpiente Emplumada, Egipto faraónico/México prehispánico en los años 20072008; Pompeya y una villa romana, arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles en los años 2009-2010; muestras que se presentaron en el Museo Nacional de Antropología. Actualmente se desempeña como investigador del Museo Nacional de las Culturas, en el área de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextualizar las obras egipcias que se encuentran en México. http://museodelasculturas.academia.edu/GerardoPTaber https://kemetenanahuac.wordpress.com

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