Proceso de segregación (tribalización) Ideología como Doxa y/o Hegemonía

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Descripción

Proceso de segregación (tribalización) Ideología como Doxa y/o Hegemonía
Monica Alejandra Vargas Aguirre
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¿De qué se trata este trabajo?
El trabajo que se presenta a continuación contiene el debate entre el concepto de "doxa", elaborado por Pierre Bourdieu, y el de "hegemonía", de Antonio Gramsci, con una breve introducción a la categoría de "ideología", como marco contextual de dichos conceptos. Las preguntas centrales giran en torno a ¿Cuáles son espacios de confluencia y divergencia entre los conceptos de Doxa y Hegemonía? Y ¿cuál de estos conceptos sirve para explicar mejor la aceptación y consolidación de la segregación socio-espacial en el Gran Santiago?. Los puntos centrales que desarrollará la ponencia son cuatro: primero, Ideología como contexto de la emergencia de las categorías de Doxa y Hegemonía; segundo, el debate teórico entre ambas; tercero, la relevancia de la Doxa en estudio dentro de las ciencias sociales y cuarto la utilidad de dichos conceptos para explicar la aceptación de la segregación socio-espacial en el Gran Santiago.
En la tradición sociológica moderna, existen varios paradigmas para describir y explicar la dominación de un grupo humano por sobre otro, éste ha sido un tópico teórico relevante de los análisis de la vida en sociedad, más allá de la fuerza física o la violencia de cualquier tipo. En este contexto, los llamados "padres de la sociología", han abordado esta problemática desde diversas perspectivas. Así por ejemplo, la entrada analítica estructural de Karl Marx explica este fenómeno en el marco del capitalismo industria, poniendo el conflicto social (lucha de clases) en el centro y cuyo concepto fundante es el modo de producción; Émile Drukheim por su parte tiene más bien una entrada analítico institucional, en donde la anomia ocupa un lugar central en el contexto de la revolución industrial capitalista, siendo la conciencia colectiva (modo de representación) el concepto relevante de sus análisis sobre los procesos de solidaridad social; y Max Weber quien se incorpora al debate desde la perspectiva analítica del sujeto y de la acción social, aportando la idea de "modos de dominación" y tipos de sociedades, en donde la racionalización es parte del sentido de la acción de cada individuo, la dominación podría ser explicada entonces por la relación entre la legitimidad de quienes detentan el poder y los modos de administrarlo.

Por otra parte al intentar dar contenido a la definición de "lo moderno" existieron posturas que con un afán hegemónico declararon el fin de las ideologías o la idea de una sola modernidad la que tenía un carácter racional, europeizante, capitalista y democrático (Wagner, 2012), la comprensión de lo moderno desde esta perspectiva uniformadora, ha derivado en una serie de problemas ambientales, sociales, políticos e individuales lo que ha traído como consecuencia que estas tendencias se vean fuertemente cuestionadas. Así por ejemplo la racionalidad formal parte siendo cuestionada por Freud el que plantea explicaciones racionales a lo supuestamente irracional, reposicionando al actor en la acción; Bruno Latour cuestiona la separación de lo humano de lo no humano, lo trascendente de lo intrascendente al señalar que éstos son procesos fuertemente ligados y que su análisis por separado genera perturbaciones; Ulric Beck argumenta que la modernidad simple generó riesgos que no puede manejar más que certidumbres como fue la promesa, y que por lo tanto se debiera dar paso a una "modernidad reflexiva" (Beck, 2001) en la modernidad simple la estructura modifica a los actores en la modernidad reflexiva los actores modifican la estructura; Zigmund Bauman (Bauman, 2003) por su parte diferencia la sociedad moderna tradicional (sociedad sólida porque lo sólido permanece en el tiempo, las instituciones y sus dinámicas permanece. Hay vínculo entre la acción individual y la acción colectiva) de la sociedad moderna actual que es una "sociedad líquida" porque se derrite la solidez de los vínculos entre las acciones individuales y colectivas y las instituciones; y por último Garretón desde América Latina nos habla de la sociedad actual como una "sociedad de ruptura" (Garretón, 2004) que se caracteriza más por el cambio que por la estructura. En este contexto el debate en torno a la forma en que se instalan las prácticas y los valores aceptados globalmente, se vuelve aún más relevante. Así, la revisión de los conceptos de Doxa y hegemonía se hace necesaria y casi urgente.
Debatir sobre Doxa en relación a Hegemonía, permite establecer un contrapunto entre el hacer y el pensar como elementos centrales en la dominación que ejerce un grupo sobre otro, esto en tanto el primero pone énfasis en la práctica cotidiana como elemento de instalación irreflexiva de prácticas y valores y, el segundo, en la potencial fuerza que tiene el pensamiento también en la instalación de valores y prácticas dominantes en una sociedad determinada.

¿Qué significa ideología?

Si bien el concepto de ideología no es el centro del presente análisis, la tarea autoimpuesta requiere, una contextualización vinculada al desarrollo de la noción de ideología y sus implicancias en las explicaciones de fenómenos de poder e intercambio (Política), y verdad y conocimiento (Ciencia).
El concepto ideología nace en el marco de la lucha burguesa en contra de la aristocracia, luchas que están en la base del surgimiento de la ilustración. La expresión Ideología es utilizada por primera vez por Destutt de Tracy a fines del siglo XXVIII (Larraín, 2007, pág. 9) y se desarrolla fuertemente ligada a la modernidad y sus conflicto, instalándose como una forma de dar cuenta del fenómeno de la dominación por medio del asentamiento de ideas y concepciones de realidad, de un grupo sobre otro, de manera que su propia acepción implica disputa. En este sentido, Doxa y Hegemonía, comparten con Ideología el talante tensional y conflictivo dado que son formas relativamente emparentadas en los acercamientos de aprehensión y explicación de la realidad.

A este respecto existen dos autores que han realizado una interesante revisión de la definición de ideología y a quienes apelaremos, éstos son de una parte, Jorge Larraín, el que si bien desarrolla parte de su vida académica en Inglaterra, es un latinoamericano nacido en Chile y, de otra, Slavoj Zizek, intelectual europeo. Ambos han elaborado sendos trabajos que dan cuenta de una investigación erudita respecto a lo que se ha escrito en torno al tema.

Slavoj Zizek señala que la palabra ideología "puede designar cualquier cosa, desde una actitud contemplativa que desconoce su dependencia de la realidad social hasta un conjunto de creencias orientadas a la acción; desde el medio indispensable en el que los individuos viven sus relaciones con una estructura social, hasta las ideas falsas que legitiman un poder político dominante" (Zizek, 2003, pág. 10), señala, además, que incluso cualquier argumento que acuse de ideológico a otro es ideológico en sí mismo. Es decir, se puede afirmar la existencia de ideología como una "matriz generativa que regula la relación entre lo visible y lo no visible, entre lo imaginable y lo no imaginable, así como los cambios producidos por esta relación" (Zizek, 2003, pág. 7)

El mismo autor expone tres formas de comprender la ideología. Primero "la ideología en sí", es decir "la noción inmanente de la ideología como una doctrina, como un conjunto de ideas, creencias, conceptos y demás, destinado a convencernos de su "verdad", y sin embargo al servicio de algún interés de poder inconfeso"
(Zizek, 2003, pág. 17). Aquí encontramos a Ronald Barthes, quien propuso la ideología como "naturalización del orden simbólico" en su texto Mitologías a Paul de Man y la idea de deconstrucción, a Oswald Ducrot y Michel Pêcheux, que relacionan discurso y sentido. Segundo, "la ideología para sí", es decir, la ideología y su existencia material en prácticas ideológicas, rituales e instituciones". Aquí destaca la idea de Althuser en relación a los Aparatos Ideológicos de Estado y los "procedimientos disciplinarios", de Foucault, en tanto conceptos que dan cuenta de la inscripción en la sociedad y el cuerpo, de ideas preconcebidas por el poder; y tercero, la idea de "la ideología en y para sí", que trata de "un para sí de la ideología que opera en un en sí de la realidad extra-ideológica" (Zizek, 2003, pág. 23) es decir, "ni la ideología en tanto doctrina explícita (las convicciones articuladas sobre la naturaleza del hombre, la sociedad y el universo), ni la ideología en su existencia material (las instituciones, los rituales y las prácticas que le dan cuerpo), sino la elusiva red de actitudes y presupuesto implícitos, cuasi "espontáneos" , que constituyen un momento irreductible de la reproducción de las prácticas "no ideológicas" (económicas, legales, políticas, sexuales, etc. )" (Zizek, 2003, pág. 24)

En los cuatro volúmenes elaborados por Larraín para describir y analizar el uso del concepto ideología, el autor señala que "Desde que ha habido sociedades de clase, han existido fenómenos relativos a la legitimación intelectual de la dominación social y otras fuentes de distorsión mental en el conocimiento de la realidad. En este sentido la ideología no es fenómeno nuevo en la historia de la humanidad… sin embargo el interés por estudiar sistemáticamente el fenómeno sólo aparece en los tiempo modernos tras la desintegración de la sociedad medieval"
(Larraín, 2007, pág. 9) El autor identifica en los cuatro volúmenes de "El concepto de Ideología" (Larraín, 2007), (Larraín, 2008), (Larraín, 2009), (Larraín, 2010), diversos autores y periodos en el desarrollo del concepto.

El primer libro habla del origen del concepto vinculado a Destutt de Tracy y la posterior lucha de la burguesía por su emancipación en el siglo XIX. Luego, hace referencias a las contribuciones de Maquiavelo en la descripción del fenómeno, quien si bien no utiliza explícitamente la expresión, sí vincula la práctica y la idea política con dominación. Dentro de esta primera parte, el autor también menciona la distinción entre apariencia y realidad, cuya mayor expresión está en Marx influenciado por Bacon y por las líneas del pensamiento del siglo XVII tales como la filosofía de la conciencia alemana y el materialismo anglo-francés basado en la nueva racionalidad científica, los que "tuvieron un origen común en la idea de que el ser humano y sus razones son la medida de todas las cosas y que los objetos no deben dominar al sujeto" (Larraín, 2007, pág. 33) aunque estas líneas de pensamiento se separaron transformándose la filosofía de la conciencia de Hegel en "un idealismo ontológico" (Larraín, 2007, pág. 33) y la racionalidad científica en "un materialismo mecanicista" (Larraín, 2007, pág. 33). Se debe recordar que este pensamiento se instala en un contexto de crítica a la religión y el sujeto de la época. En este mismo volumen Larraín desarrolla un interesante análisis del pensamiento de Marx en relación a la ideología en donde distingue tres etapas:

La primera de debate filosófico y crítico enmarcada en las ideas de Hegel y Feuerbach. Si bien la influencia de este último en Marx es objeto de debate "es posible encontrar en el joven Marx muchas trazas de la crítica de la alienación religiosa de Feuerbach"… "sin embargo, Marx va muchos más lejos que Feuerbach. Para Marx el ser humano no es un abstracto fuera de la sociedad y por esta razón la crítica filosófica no basta. La única manera en la que el ser humano puede deshacerse de la ilusión religiosa es destruir el mundo social que la produce" (Larraín, 2007, pág. 43). Por otra parte para Marx, Hegel tiene el problema de la identificación del "Ser" con el "pensamiento" lo que lo lleva a "convertir lo subjetivo en objetivo y lo objetivo en subjetivo" (Marx, 1966) tratando a la idea como "lo real", leyendo "lo real" como una manifestación de la idea, sin embargo toma de este autor la noción de inversión pero la da vuelta proponiendo la existencia de dos clases de inversiones " la inversión de la conciencia ideología- y la inversión de la práctica social objetiva alienación-. La ideología oculta la alienación, es una inversión de la inversión real" (Larraín, 2007, pág. 49). En esta etapa no hay una elaboración mayor del concepto ideología dada la carencia aún en Marx de marcos teóricos más complejos, los que adquiere, según Larraín, en la segunda etapa.

Una segunda etapa del pensamiento de Marx vinculada al concepto de ideología distinguida por Larraín es la que se inicia en 1845 con la escritura de "Las tesis sobre Feuerbach" y "La ideología Alemana", esta etapa se corresponde con el uso por primera vez del concepto de ideología en Marx y la presentación del materialismo histórico. Este es la época en la que Marx a su vez vincula la idea de contradicción con la de inversión, en donde la ideología se presenta como el ocultamiento de las contradicciones en el contexto del modo de producción capitalista, la inversión por tanto "es el resultado de la alienación de la auto-conciencia" (Larraín, 2007, pág. 47). Larraín señala la inexistencia de acuerdo respecto a cuál es la contradicción principal pero señala 4 contradicciones identificadas por Marx: La primera es la que se presenta entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción; la segunda entre valor de uso y valor de cambio de la mercancía; la tercera entre producción socializada y producción privada y la cuarta es la contradicción entre capital y trabajo.

La tercera etapa del pensamiento de Marx identificada por Larraín es la que se inicia con los Grundrisse en 1858 y que culmina con el capital. En este periodo la relectura de Hegel le permite distinguir dos niveles de la realidad: "El nivel de las apariencias o formas fenomenales y el nivel de la esencia o formas reales. Esta distinción crucial es la clave con la cual Marx analiza en detalle el carácter de las relaciones económicas capitalistas" (Larraín, 2007, pág. 81). En donde "La distinción hegeliana entre dos niveles de la realidad es importante porque le permite a Marx distinguir dos esferas de la práctica material capitalista, la esfera de la circulación o intercambio y la esfera de la producción. Se mantiene el principio establecido en la ideología alemana de que las ideas deben explicadas a partir de la práctica, pero ahora en un contexto más complejo en el cual el carácter real de la práctica es ocultado por las apariencias" (Larraín, 2007, Pág. 81-82), aquí aparece un elemento interesante no mencionado por Larraín, vinculado con el concepto de Doxa en Bourdieu en tanto éste hace referencia a la práctica cotidiana e irreflexiva (y desde allí oculta por las apariencias) como elemento central en la formación de las ideas.

Siguiendo la pista a la noción de ideología, en el segundo volumen de Larraín (Larraín, 2008) se encuentran desarrollado el marxismo posterior a Marx, en donde el concepto no necesariamente pierde su carácter negativo ni mucho menos, pero se desarrollan matices de significado. Estos nuevo significados "tenían que ver tanto con la idea de que la ideología es la totalidad de las formas de conciencia… como con la idea de varias ideologías de clase en conflicto" (Larraín, 2008, pág. 11) . En este contexto se encuentran los postulados de Engels, el que siguiendo a Marx en el sentido de dar una connotación negativa a ideología. El autor elabora un listado jerárquico de fenómenos ideológicos, así presenta al Estado como "el primer poder ideológico del hombre" (Engels, 2008), el Estado a su vez produce la Ley y finalmente en la jerarquía viene la filosofía y la religión "las formas más elevadas de ideología, en las cuales la conexión con las condiciones materiales es aún más oscura" (Larraín, 2008, pág. 17) .

En esta misma línea de marxistas posteriores a Marx encontramos tanto a los autores ortodoxos como Plejanov, Bujarín, Lenin, Stalin y Labriola, como a los autores marxistas del siglo XX Lukacs, Gramsci y Althusser.

Algunos de los aportes de la ortodoxia marxista son por ejemplo, la idea de alta y baja ideología y el concepto de "materialismo dialéctico" de Plejanov; El método dialéctico en tres etapas (tesis, antitesis y síntesis) de Bujarín; Lenin por su parte sigue la senda de Marx y señala la imposibilidad de leerlo sin comprender la dialéctica de Hegel y elabora su propia definición de dialéctica entendiéndola como "la identidad de los opuestos que debe ser reconocida en todos los fenómenos y procesos de la naturaleza" (Larraín, 2008, pág. 51) , Stalin en su libro "Materialismo Histórico y Dialéctico" logra recoger la visión de la ortodoxia de la época.

Lukacs, Gramsci y Althusser, merecería un apartado cada uno pero, sin embargo, en pocas líneas se podría decir que el aporte de Lukacs es "que el concepto de ideología en el proceso revolucionario adquiere una significación mucho mayor de la que nunca tuvo para Lenin" (Larraín, 2008, pág. 83) aunque, tal como Lenin Lukacs mantiene la idea de que las ideologías sin expresiones políticas y teóricas de las clases en disputa dentro de la sociedad capitalista, asegura que "la ideología para el proletariado no es una bandera para seguir en la batalla, ni es una pantalla de sus objetivos verdaderos: es el objetivo y el arma misma" (Lukacs, 2008, pág. 70), su idea por tanto se acerca a la de Plejanov y la concepción de alta y baja ideología.

Si bien se desarrollará más adelante con detalle, en Gramsci el concepto de ideología es entendido como "un sistema de ideas específico o una concepción de mundo que está implícitamente presente en el arte , el derecho, en la actividad económica y en todas las manifestaciones de la vida colectiva e individual . Pero ideología es más que una concepción de mundo o un sistema de ideas, también tiene que ver con la capacidad para inspirar actitudes concretas y dar ciertas orientaciones para la acción" (Larraín, 2008, pág. 108), nótese la relación que hace Gramsci entre sistemas de ideas y acción, esta relación es relevante en la elaboración que hace este autor del concepto de Hegemonía. Al introducir la relación entre pensamiento y acción Gramsci entrega indicios que permiten comprender la actual relación de dominación en Chile en tanto relación de dominio aceptada por las masas, tema al cual me referiré más adelante.

Althusser, por su parte se sale de la adscripción humanista del concepto de ideología en el cual se enmarcan los autores desde Marx a Gramsci, realizando un "intento por separarse de una concepción humanista y por adoptar algunos elementos claves del estructuralismo para comprender el marxismo" (Larraín, 2008, pág. 123), para este autor entonces la ideología es la representación que tienen los individuos de las condiciones reales de existencia, es "un nivel objetivo de la realidad , una instancia de la totalidad social… y toda formación social es una totalidad que contiene 3 niveles esenciales , la economía, la política y la ideología" (Larraín, 2008, pág. 125).

 
Avanzando en el desarrollo del concepto de la mano de Zizek y Larraín encontramos el irracionalismo representado por Schopenhauer, Nietzsche, Pareto y Freud; El Historicismo de La teoría crítica (Adorno, Horkeimer y Marcuse), Weber, Manheim, Goldmann y Simmell; y los Positivismo de Durheim, Popper, Khun y Feyerabend. Lo que comparten estos autores es que se ubican en su mayoría entre el siglo XIX y XX y que sacan el análisis del concepto ideología de la clásica corriente marxista que se preocupa básicamente por la lucha de clases para moverlo hacia el análisis de la verdad y la ciencia (Larraín, 2009) "El concepto de ideología deja de ser analizado solo en el contexto del capitalismo y son ahora la propia razón, y la ciencia las que caen bajo sospecha (historicismo e irracionalismo) y las que son defendidas contra la metafísica (positivismo)" (Larraín, 2009, pág. 7).

El irracionalismo de Shopenhauer y Nitzche sospecha de la razón en tanto no sólo ésta moviliza a los seres humanos, hay también fuerzas irracionales. Arturo Shopenhauer "ataca tanto la concepción religiosa de mundo como la visión racionalista de la naturaleza humana. Al hacer esto inaugura una línea de pensamiento que culmina con Nietzsche" (Larraín, 2009, pág. 26), en este contexto Nietzsche presenta la idea de que la ciencia en tanto buscadora de la verdad, no es más que la creación de aquellos que son superiores y detentan el poder, el resto se alinea ante este poder. Los Engaños ideológicos de la razón son para este autor una fuerza que nos ayuda a seguir viviendo.

Al llegar a pleno siglo XXI encontramos los post-, post-estructuralismo, postmodernismo y post-marxismo. En donde el estudio del lenguaje se torna relevante para comprender la vida en sociedad. Lenguaje entendido como "sistema de signos que existe más allá de las decisiones conscientes de los individuos, de la sociedad" (Larraín, 2010, pág. 7) y muy pronto se agregaría la cultura. Los primeros trabajos están vinculados con la idea de desarrollar la lingüística como ciencia impulsada tanto por Ferdinand de Saussure y el Círculo de Praga.

Los autores más destacados del análisis estructural son Levi-Strauss y Godelier. Levi-Strauss elabora las nociones de parentesco, totemismo y mito siguiendo a Marx y su idea de ideología, entiende el mito como un tipo de lenguaje que "crea estructura por medio de sus propios signos" (Larraín, 2010, pág. 12) . Godelier por su parte estudia el parentesco y señala que " la correspondencia entre las estructuras de parentesco u los mitos no pueden ser deducida de la naturaleza o de los principios formales del pensamiento como dice Levi-Strauss, sino de la misma estructura social" (Larraín, 2010, pág. 25) . El post-estructuralismo representado por Derrida y Foucault quienes critican el concepto de ideología en Marx.

También encontraremos a Lyotard y Baudrillard como representantes del post-modernismo y a Laclau, Zizek y Freeden del post-marxismo.

Es interesante también desatacar los aportes en torno al tema de Habermas y la racionalidad comunicativa, Luhmann con la teoría de sistemas sociales y Bourdieu con el concepto de Doxa que se desarrollará en un acápite separado dada su relevancia.

Hacia finales del siglo XX y principios del siglo XXI existes una larga lista de trabajos y autores que abordan el tema de la ideología, así por ejemplo encontramos a Rafael Echeverría y su ontología del lenguaje, haciendo referencia a que los seres humanos nos creamos y somos creados por medio del lenguaje (Echeverría, 2005), o Benjamin Arditi y su idea de que los actos de habla buscan modificar agendas pero no cambiar el mundo , u otros. En este trabajo, sin embargo se han desarrollado los principales enfoques analíticos respecto al concepto ideología, el que de ningún modo es exhaustivo pero para efectos del objetivo del trabajo sí es suficiente.
 



¿Cómo define Doxa Bourdieu?

El sociólogo francés Pierre Bourdieu se caracterizó por situarse siempre en espacios investigativos concretos desde donde elaboró sus teorías, dándoles a las mismas el sustento empírico, despreciando de pasada a las élites universitarias y criticando el modo de hacer sociología en Francia. Bourdieu se posiciona él mismo en el espacio de la crítica al existencialismo y al estructuralismo, centrando su trabajo en la dominación cultural basada en el poder simbólico. Para el autor el espacio social está constituido sistemas de posiciones objetivos que denomina campos y representaciones simbólicas que él denomina Habitus en tanto disposiciones cognitivas y prácticas interiorizadas que permite tomar posición dentro del campo. Es en el espacio social donde los individuos se mueven/posicionan con determinados capitales, fundamentalmente el económico y el cultural.

El uso del concepto aparece en los textos de los años 90', en particular en su texto "Espacio Social y Poder Simbólico" (Bourdieu P. , 1987) y en la entrevista que le realiza Terry Eagleton denominada "Doxa y vida cotidiana" (Bourdieu, 2003) recogida por este último en su texto "Ideología, un Mapa de la Cuestión" (Zizek, 2003). En este marco, Doxa es definida como "creencias u opiniones que se presentan como naturales e incuestionables y que implican un conocimiento práctico" (Bourdieu, 2003, pág. 9) como un modo de poner a las prácticas cotidianas en un lugar en el cual son capaces de construir un cotidiano irreflexivo y naturalizado y de disminuir la preponderancia de la representación.

Doxa (δόξα) deriva de dogma y significa, fama, reputación, expectativa y prestigio, pero también puede significar opinión pública. Todas estas acepciones incorporan la idea de lo público, de lo compartido por varios, de lo construido en el espacio de interacción de la sociedad en su conjunto, de la práctica cotidiana. El concepto tiene también una historia, donde Sócrates, en su intento de vínculo entre filosofía o mundo de las ideas y política o gobierno de la polis, define la doxa como "La comprensión del mundo tal como se me presenta a mi" (Gibu, 2011) y que solo puede ser develado a través del diálogo con otros; es aquello que veo en la esfera pública y que, como tal, podemos compartir (lo mirado) como real, aunque no necesariamente se comparta la mirada, es decir, la interpretación de lo visto. Platón, por su parte, también coincide en doxa es opinión construida en interacción con otros. Doxa (opinión) no es Episteme (ciencia) ni Aleteia (verdad), la doxa está en el plano de las prácticas cotidianas permitidas y por lo tanto aceptadas en la sociedad, lo que no significa que sean verdaderas ni comprobadas.
Pierre Bourdieu elabora una compleja trama conceptual con el fin desarrollar su teoría respecto de las prácticas al interior del espacio social, entendido como campo donde se compite y donde cada agente se incorpora con diferentes tipos y magnitudes de capitales. En ese contexto declara, explícitamente, evitar el uso del concepto de Ideología, básicamente porque, "ha sido con frecuencia mal utilizado o empleado de modo muy vago" (Bourdieu, 2003, pág. 296)y, como lo hemos constatado anteriormente, efectivamente es un concepto en disputa que ya en su uso origina polémica. Es el mismo autor el que plantea que intenta sustituir su uso por el de "poder simbólico" o "dominación simbólica" (Bourdieu, 2003, pág. 296); doxa, dice el autor, es aquello que "la gente acepta sin saberlo" (Bourdieu, 2003, pág. 299) es la internalización de las ideas dominantes que se adhieren en forma de prácticas cuyo principal mecanismo de dominación opera en la manipulación inconsciente del cuerpo del dominado producto de la naturalización de determinadas prácticas.
En este contexto el autor desarrolla el concepto de "Doxa", entendiendo por tal, "el conjunto de creencias y de prácticas que son consideradas normales en un contexto social, las cuales, a su vez, son aceptadas sin cuestionamientos". (Algo así como la manifestación práctica de los ídolos de la tribu de Bacon, en tanto la tendencia de los seres humanos a aceptar lo establecido sin crítica). Los orígenes sociales de estas creencias y prácticas, y sus principios de funcionamiento son desconocidos para los agentes, sin embargo, los criterios y formas de proceder promovidas por dichas creencias y prácticas son reconocidos habitualmente como socialmente válidos. Allí reside su eficacia simbólica: la Doxa es una condición para mantener el estado de cosas existente en una sociedad sin que la sociedad misma lo cuestione.

La Doxa funciona de modo sutil "a través del lenguaje, a través del cuerpo, a través de las actitudes hacia las cosas, que están por debajo del nivel de la conciencia"
(Bourdieu, 2003). Esto la hace tan difícil de resistir y, por tanto, de modificar. La Doxa es teoría a nivel del inconsciente que orienta las prácticas y las interpretaciones del mundo. La Doxa, dice Bourdieu, "implica un conocimiento, un conocimiento práctico" (Bourdieu, 2003, pág. 303) Este se traduce en una actitud que él mismo denomina "actitud doxica", que "significa sumisión corporal, sumisión inconciente, lo cual puede indicar una cantidad de tensión internalizada y sufrimiento corporal" (Bourdieu, 2003, pág. 307) En este contexto la práctica cotidiana resulta central por no cuestionada y recurrente.

¿Qué es hegemonía en Gramsci?

Primero algunas notas relevantes sobre el autor que contribuyan a leer el contexto de desarrollo del concepto. Italiano y militante del Partido Comunista de su país, escribirá en su larga prisión política, un conjunto enorme de notas que serán conocidas como "Cartas" y "Cuadernos de la cárcel". Su centralidad investigativa estuvo puesta en el fenómeno del poder, tratando de dilucidar la forma en que se impone la dominación de una concepción de mundo sobre otra, más allá de la fuerza, dado que piensa que el problema de ascenso del fascismo en su tierra no radicaba tanto en la capacidad represiva del mismo fascismo, sino en la poca comprensión de las bases sociales y culturales de la coerción (Hegemonía), incapacidad que se tradujo en que las clases subalternas no estuviesen adecuadamente preparadas para llevar a cabo su rol revolucionario. Esta circunstancia tocaba por sobre todo a la organización que debía conducir su lucha, es decir, al PCI, y su función de intelectual orgánico.
Gramsci define Hegemonía como "la habilidad de una clase para asegurar la adhesión y el consentimiento libre de las masas" (Larraín, 2008, pág. 109). Ese dominio se logra "sobre todo mediante un liderazgo intelectual y moral y no principalmente mediante la violencia o la fuerza" (Larraín, 2008, pág. 109). Consiste en que la clase dominante logra hacer aceptar voluntariamente por otros grupos sociales todo un sistema de valores, actitudes, creencias que apoyan el orden establecido" (Larraín, 2008, pág. 109), dado que entiende la misma como la "habilidad de una clase para asegurar la adhesión y el consentimiento libre de las masas… ese dominio se logra por medio del liderazgo intelectual y moral y no por medio de la violencia o la fuerza… Consiste en que la clase dominante logra que otros grupos sociales acepten voluntariamente todo un sistema de normas valores y creencias que apoyan el orden establecido" (Larraín, 2008, pág. 109). Si bien tal noción de hegemonía tiene antecedentes que se pueden rastrear en teóricos socialistas anteriores (Plejanov y Lenin), no fue sino hasta los escritos de Gramsci que cobra relevancia dadas las condiciones de dominación que ejerció la burguesía sobre las clases trabajadoras en Europa (Italia en particular), las que no se levantaron en contra de los poderes establecidos como sí había acontecido en Rusia en 1917. Esta distinta actuación proletaria fue lo que llevó a Gramsci a preguntarse por el porqué de tal hecho.

Al hablar de hegemonía, el autor hace referencia a dos fenómenos. Primero, "para referirse a los mecanismos usados por la burguesía en una nación capitalista avanzada para mantener su control sobre la clase obrera" (Larraín, 2008, pág. 109), es decir, es el proceso por medio del cual la burguesía, sin necesidad de utilizar la violencia o la fuerza, domina e impone su propia visión de mundo a toda la sociedad y gobernarla bajo su consentimiento. Segundo para hacer alusión a la capacidad que tiene la clase obrera para redireccionar ese estado de cosas y lograr imponer su propia hegemonía formando alianzas con otras clases.
Para Gramsci, ideología es "un sistema de ideas" (Gramci, pág. 376), una "concepción de mundo que está implícitamente presente en el arte, el derecho, en la actividad económica y en todas la manifestaciones de la vida colectiva e individual" (Gramci, pág. 328). Pero es más que un sistema de ideas, "también tiene que ver con la capacidad para inspirar actitudes concretas y dar orientaciones para la acción" (Larraín, 2008, pág. 110), es decir, la hegemonía en tanto ideología, no sólo es pensamiento abstracto y de elite, sino una idea generalizada propugnada desde la clase dominante y que se transforma en sentido común, hasta llegar a ser el "buen sentido", haciendo de la dominación de una clase por otra, un acto consensuado. El autor desarrolla la idea de que los hechos ocurridos en la sociedad no son hechos aislados, al contrario, responden a par determinante: ciencia y sentido común.

Doxa y Hegemonía

Obviamente, la descripción, análisis y comprensión de la realidad desde el concepto de Hegemonía no es igual a la comprensión de la realidad desde la idea de Doxa, sin embargo no son excluyentes sino más bien complementarios. Los fundamentos de lo anterior están expuestos más adelante.

El primer punto a comparar es el contexto en que Gramsci y Bourdieu elaboran los conceptos. Gramsci desarrolla las ideas en sus escritos desde la cárcel básicamente como el estudio de la filosofía de la praxis sobre todo de la praxis política, en particular la praxis que lleva al triunfo la revolución. Bourdieu por su parte elabora su pensamiento en un contexto protegido de la universidad francesa del siglo XX. Lo que claramente impone diferencias de base.

Etimológicamente Doxa significa fama o prestigio pero también opinión pública y es más bien en este sentido en que lo utiliza Bourdieu, Hegemonía deriva del griego "eghesthai" que significa conducir guiar, pero también tiene una connotación de gobernar, así la primer noción alude a la gente común y sus prácticas, el segundo se sitúa más bien en el ámbito del poder.

Otro aspecto relevante es que tiene que ver con la práctica cotidiana como elemento de dominación. Por una parte la Doxa hace referencia a la identificación y descripción la instalación de prácticas irreflexivas y cotidianas por medio también de prácticas de/en la sociedad. La Hegemonía también tiene un sentido de práctica ligado al pensamiento, pero esa práctica está en el plano de la acción política.
En Bourdieu no existen las clases como en Gramsci, no es un agente portador de la doxa está se constituye a sí misma en su propia historicidad.

Chile, ¿Por qué una historia de aceptación de pobrezas y desigualdades?

Tomando la idea de Doxa y Hegemonía, asumiendo también que "el "aparato perceptual" con el cual observamos la sociedad no es otra cosa que la ideología que, consciente o inconscientemente, hemos adoptado. Y esa ideología, no surge del aire, ni tampoco de nuestra "libre" reflexión: surge del tipo y del sentido de las prácticas en que nos enrolamos y de las lecciones que extraemos de ellas" (De Ipola). Es que se intentará responder a la pregunta respecto a ¿cuál de estos conceptos sirve mejor para explicar la aceptación y consolidación de la segregación socio-espacial en el Gran Santiago?.

En este contexto se debe señalar que, en los albores del siglo XIX, cuando la nación independiente está en proceso de constituirse, la pobreza erea fundamentalmente rural, son los inquilinos y los errantes los "pobres" de la sociedad, aunque existía una diferencia importante entre ambos, los inquilinos de las haciendas, tenían sus necesidades básicas satisfechas por el patrón (a pesar de la opresión y el posible mal trato), sumado a la escasa educación de los campesinos, se mantenía un cierto equilibrio. Aquí la Doxa justificaba la relación inquilino patrón, era un "siempre a sido así" cotidiano e irreflexivo que permitía la permanencia de las inequidades. Pero se debe reconocer que también el patrón pertenecía a una clase que ejercía la hegemonía al estilo gramsciano, aquella que contaba con el dinero y la instrucción suficiente para imponerse al campesinado ignorante y pobre que se adhería libremente a la lógica latifundista segregadora de la época.

La situación comienza a cambiar en las primeras décadas del siglo XX cuando se inicia el proceso de migración campo ciudad dado que los recién llegados al espacio urbano se ubican en la periferia pobre, lo que contribuye a la emergencia de la segregación socio-residencial en Santiago, el proceso de poblamiento tiende a diferenciar barrios para ricos en el centro, desplazándose luego hacia el oriente, y barrios para pobres en la periferia norte y sur de la ciudad, la pobreza comienza a tener un carácter urbano y la segregación se instala para quedarse. En esta etapa también la clase dominante lograba la adhesión de las masas ignorantes por medio de discursos y algunas medidas en términos de políticas sociales que les permitían mantener el poder, así los enfoques para abordar el flagelo de la pobreza, pasan de la caridad, entre 1830 y 1870 de raigambre católica al asistencialismo estatal a principios del 1900. Las masas aun ignorantes no son capaces de levantar su propia alternativa.

Ahora bien, las ciudades vuelve a cambiar el perfil de sus habitantes, el surgimiento de "la cuestión social", en el contexto de un modelo de desarrollo primario exportador, hacia finales del siglo XIX principios del XX, permite la tímida irrupción de los obreros urbanos que se cuestionan el estado de las cosas, pero que no llegan a desarrollar alternativas que se constituyan en Hegemónicas.

Es más o menos en 1925 que se instala la idea de un Estado Benefactor, en el marco de un modelo de desarrollo que pretende la Industrialización por medio de la Sustitución de Importaciones (ISI), las masas empobrecidas e ignorantes, comienzan a asistir a educarse, a tomar conciencia de las injusticias y a luchar por sus derechos, es decir en lenguaje Gramsciano comienzan a disputar la hegemonía de la clase alta. Esto significó que el periodo tuviera un carácter redistributivo con un porcentaje importante del PIB destinado a gasto social. Este proceso redistributivo, sin embargo, se ve violentamente segado ante el advenimiento de las dictaduras militares en todo el continente latinoamericano primero, y con la instalación del neoliberalismo después.

En el caso chileno neoliberalismo y dictadura coinciden en los años 80' lo que hace del país el "laboratorio perfecto" del modelo neoliberal, tanto es así que hasta el día de hoy es citado como ejemplo. Lo interesante en términos de Doxa y Hegemonía es que en Chile no solo se instala la clase dominante con un discurso hegemónico sino que a su vez se produce un fenómeno de aceptación de las prácticas cotidianas neoliberales nunca antes visto.

En el Chile de los 80', el modelo se instala imponiendo un ajuste estructural que dio origen a un nuevo tipo de Estado, el denominado "Estado Subsidiario "dentro del cual emergen una serie de enfoques para abordar la pobreza urbana cuyo eje está puesto en estrategias de focalización de la política social con un fuerte impacto en el ordenamiento territorial, así por ejemplo, la Comisión Nacional de Reforma Administrativa (CONARA) planteó en 1981 a propósito del reordenamiento territorial que "La división comunal, busca identificar con mayor precisión las áreas con problemas sociales específicos y concretos facilitando de esta forma la aplicación de programas y medidas efectivas de solución para sus habitantes" (CONARA, 1981), esto provocó áreas de alta homogeneidad socio económica en su interior y altamente diferenciadas entre ellas. Este fenómeno no generó mayor debate en sí mismo, el problema era el allegamiento al interior de las casas, no la alta fragmentación urbana que se generaba con la disminución del déficit habitacional, esto sin embargo no podríamos llamarlo hegemonía, es más bien Doxa, de uno y otro lado del arco político nacional se levantaban voces en función de disminuir el déficit sin cuestionar el impacto.

Las alertas sobre el fenómeno vinieron desde fuera así, en el año 1998, el informe de Desarrollo Humano tuvo como título "Desarrollo Humano en Chile, las Paradojas de la Modernización" (PNUD, 1998) dando cuenta de la preocupación de los organismos internacionales sobre la trayectoria que estaba siguiendo el proceso de acelerada modernización del país. El informe expone del modo en que altos niveles de crecimiento conviven con el malestar de los ciudadanos, de como la supremacía de la modernización, es decir del campo económico, provoca desconexiones y a-sintonías, afectando la subjetividad individual y colectiva de como lo anterior provoca desconfianza en las relaciones interpersonales e incertidumbre respecto a cuestiones básicas como la salud, previsión, educación y trabajo, es decir con los sistemas funcionales. El fenómeno que describe el informe no es sólo fruto del mantenimiento de la hegemonía de la clase empresarial post-dictadura (hegemonía) ni de las prácticas cotidianas irreflexivas de los chilenos y chilenas sino una mezcla de ambas perspectivas de análisis.

El país ha mantenido el foco puesto en el desarrollo económico por sobre el desarrollo social, se ha pensado que es posible el "chorreo" y que crecer económicamente es suficiente. Al respecto Manuel Antonio Garretón señala que "Chile crece económicamente pero tiene uno de los niveles más altos de desigualdad en América Latina" (Garretón, 2007), la pregunta de por qué la población permite tales niveles de desigualdad se puede explicar entonces por la hegemonía de aquellos que tienen el poder económico y político en el país y por una Doxa que permitió la naturalización de prácticas de fragmentación y desigualdad que se vio al menos cuestionada por el movimiento estudiantil del 2011 pero que puso en entredicho aquello que sucede al nivel de la educación sin enfrentar aun las graves consecuencias que trae aparejada la segregación socio-espacial.

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Publicado hace 3rd February 2013 en monicavargasaguirre.blogspot.com
por Mónica Alejandra Vargas Aguirre


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