¿Por qué Carlos Mesa tiene razón?

June 13, 2017 | Autor: J. Neri Pereyra | Categoría: Quinoa
Share Embed


Descripción

¿Por qué Carlos Mesa tiene razón? Juan Pablo Neri Porque, aunque no lo sepa o no tuviera la intención de plantearlo, se refiere a un tema que la propia crítica de izquierda ha decidido pasar por alto. Un tema que de hecho explica, en parte, porque ya no hizo falta un golpe para que en Argentina tomara el poder un gobierno de derecha soberbia y avezada, y que en Venezuela la derecha se emplazara en el Congreso con la comodidad del sistema democrático. Las izquierdas, sobre todo las izquierdas ch’utas de los progresismos, continúan reproduciendo una lectura simplista y esquemática, que conlleva a reduccionismos y análisis nimios del sistema de desigualdad. Esta lectura es justamente la distinción infantil entre izquierdas y derechas, como si existieran dos universos divergentes y en disputa real. Lo cierto es que ni Marx, para referirme a un referente cuasi indiscutible, hacía esta lectura tan reduccionistas en su crítica de la economía política. No criticaba a la “derecha”, criticaba al sistema de desigualdad capitalista, en sus lógicas de producción. Ahora bien, esto no quiere decir que no exista una diferencia entre proyecto y políticas de izquierda y derecha, pero si cambiar el mundo consistiera en políticas concretas, entonces hace tiempo –en Bolivia por lo menos hace una década– ya habríamos superado el capitalismo en su sentido más amplio. Entonces, seguimos en la misma disyuntiva: ¿revolución o reforma? En el contexto actual de la región, la segunda opción es la que ha prevalecido. Sin embargo, en esta ocasión no voy a ponerme a discutir sobre cómo cambiar el mundo, sobre cuál es la receta o sobre qué haría yo: las típicas preguntas reaccionarias de los nuevos conservadores de izquierda, frente a la crítica. Me interesa referirme a las declaraciones de un ex funcionario neoliberal, honesto consigo mismo, a diferencia de los tantos otros provenientes de la misma matriz que prefieren disimularse. Mesa tiene razón al afirmar que mucho de lo que sucede ahora es tan sólo una extensión de las políticas de gobiernos anteriores. Esto no quiere decir que Evo le deba nada a Goni. El planteamiento de Mesa es, en ese sentido, desafortunado, lo cual me permite afirmar que tiene razón aunque el mismo ciertamente no entienda por qué. Evo no le debe a Goni, tanto como le debe al pueblo que luchó en abril del 2000 en Cochabamba, y en octubre de 2003 en El Alto. Y esta es una deuda todavía pendiente. Evo no le debe nada a Goni, como Obama no le debe nada a Bush o como Hollande no le debe nada a Sarkozy, o como Macri no le debe nada a Cristina. Comparaciones odiosas, pero que sintetizan la idea: todxs son funcionarixs de un mismo sistema de desigualdad y opresión, aun cuando aparenten transformarlo cuando en realidad sólo lo matizan.

Sigo, Mesa tiene razón cuando afirma la continuidad de políticas, que sirvieron como punto de partida para políticas actuales. Así, muchas de las políticas de gobierno de la población, del territorio y de la economía que tienen lugar en el presente no son más que continuaciones de políticas anteriores. El reformismo del MAS no inventó nada nuevo. Siguiendo con un razonamiento de tipo foucaultiano, no podría. Aunque hubo momentos de disponibilidad bastante fértiles, como durante la Asamblea Constituyente, lxs funcionarixs decidieron anularlos para recomponer el mismo sistema. No decidieron con libre albedrío, sino determinados por un orden discursivo dominante: el del presente democrático, liberal y capitalista. En vez, dieron continuidad a políticas de largo aliento, funcionales al mismo sistema de desigualdad. Es decir, como señala Mesa malgré lui, reprodujeron las mismas narrativas y modelos, continuaron con políticas y se limitaron a matizar al mismo orden institucional y de explotación. Los ejemplos son numerosos, sino la totalidad. “[…] capitalización de las empresas del Estado, pero por otro lado dio vida a la Participación Popular, reconoció las tierras comunitarias de origen, la educación bilingüe e intercultural y llevó adelante otras medidas socioeconómicas”. Ahora bien, comprender esta continuidad no implica reconocer la genialidad de los políticos anteriores al MAS, como pareciera sugerir Mesa –procurador de la historiografía caudillista–. Se trata de comprender, por un lado, que el poder circula y no emana de lugares concretos ni de personas iluminadas y, por otra parte, que las políticas son diseños que, siguiendo la dinámica del poder, provienen de distintos lugares y discusiones. En cada contexto histórico es necesario identificar las narrativas dominantes, para comprender las decisiones prácticas a las que éstas conllevan. Las políticas señaladas por Mesa han sido, efectivamente, continuadas por el gobierno de Evo, no porque éste sintiera que le debía algo a Goni, o porque la genialidad del segundo resultara irrefutable al primero, sino porque son diseños de más largo aliento. Y, en su calidad de funcionarios del sistema de desigualdad, Goni, sus antecesores y su sucesor las han llevado a cabo. Por último, lo argumentado en este brevísimo texto no pretende eximir de culpa a los sujetos. Los sujetos –pasivos- también son actores –activos–, es decir tiene la capacidad de responder a las determinaciones del sistema. Todxs tenemos la capacidad de responder. A partir de esta doble cualidad, sujeto/actor, es posible explicar el hecho que el mismo sistema sea por momentos más represivo o, circunstancialmente, aparente haber dejado de serlo. Entonces, afirmar que los funcionarios de gobierno están determinados por relaciones de poder que escapan a su agencia, no implica eximir de culpa a Goni por lo muertos de octubre o por los desfalcos que realizó; como no implica eximir a Evo de las represiones a indígenas y los escándalos de corrupción. No se deben nada entre ellos, pero le deben a quienes, ambos, defraudaron en su momento. Así como todxs le debemos a las aspiraciones

emancipadoras que movilizaron multitudes, y a quienes lucharon en su momento. Les debemos la recuperación de esos ideales. El sistema no cambia, se destruye. Esta es una premisa de izquierda, marxista y/o anarquista. Afirmarse críticxs y decidir olvidar esta premisa es hacerse de una deuda.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.