Los Hititas.

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GRADO EN HISTORIA

Los Hititas Historia del Antiguo Oriente CARLOS Ortega Sánchez 16/12/2013

Los hititas

Carlos Ortega Sánchez

Índice 1-Introducción. 1.1-Breve resumen y cronología. 1.2-Fuentes para conocer el mundo hitita. 1.3-Contextualización del mundo hitita. 2-Orígenes. 2.1-Anatolia antes de los hititas. 2.2-El periodo de las colonias comerciales asirias. 3-Los primeros reyes hititas: Labarna y Hattusili. 3.1-El mundo hitita: núcleo y periferia. 3.2-El primer Labarna. 3.3-El reinado de Hattusili I. 3.4-La elección de un nuevo rey. 4-De Mursili I a Mutawalli I: las continuas luchas por la sucesión al trono. 4.1-El reinado de Mursili I. 4.2-El reinado de Telepinu. 4.3-Las luchas por la sucesión al trono. El fin del Reino Antiguo Hitita. 5-El Reino Medio Hitita. De Tudhaliya I a Tudhaliya III. 5.1-Tudhaliya I/II. 5.2-La historia de Madduwatta. 5.3-Los reinados de Hattusili II y Tudhaliya IV. 6-El comienzo de la época dorada: Suppiluliuma I el Grande. 6.1-Ascenso al trono. 6.2-Las conquistas de Suppiluliuma. El fin de Mitanni. 6.3-Ankhesenamón. 6.4-La herencia del reinado de Suppiluliuma. 7-El reinado de Mursili II, el Piadoso. 7.1-Mursili, ‘el Piadoso’. 7.2-La demostración de la valía del nuevo rey. Rebeliones internas.

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8-Muwatalli II y la lucha entre Hatti y Egipto. 8.1-Los comienzos del reinado de Mutawalli II. 8.2-El enfrentamiento con Egipto. La batalla de Kadesh (1274 a.C.). 8.3-La herencia. 9-El comienzo de la decadencia: Uhri-Tessub y Hattusili III. 9.1-Uhri Tesub. 9.2-El ascenso de Hattusili III. 9.3-Actividad diplomática en el reinado de Hattusili III. 9.4-El legado de Hattusili y el comienzo de la decadencia. 10-Tudhaliya IV y la caída del País de Hatti. 10.1-El reinado de Tudhaliya IV. 10.2-Arnuwanda III y Suppiluliuma II. 10.3-El fin del reino de los hititas.

*Dossier: Conclusiones personales sobre el reino de los hititas. Imágenes. Bibliografía.

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1-Introducción. 1.1-Breve resumen y cronología. En el trabajo presentado procederemos al desarrollo de la historia política y de los aspectos económicos, sociales y culturales del pueblo de los hititas, quienes desarrollan su historia entre los siglos XVIII y XII a.C. en torno a su capital, Hattusas, en el centro de la Península de Anatolia, y expandiendo su imperio en torno a ella. Este imperio, en su mayor esplendor, será una de las mayores potencias del Próximo Oriente de la Antigüedad, llegando a enfrentarse, como veremos, a otras grandes potencias como Egipto o Babilonia. Los hititas alcanzaron gran perfección técnica y cultural en muchos aspectos que se detallarán, como es el caso de la aplicación de la aplicación del sistema de escritura cuneiforme a su idioma, el desarrollo de la tecnología del hierro o la aplicación de nuevas tácticas de guerra así como la mejora del carro de batalla. Sin embargo, uno de los cúlmenes de su obra se basa en las aportaciones diplomáticas, campo en el que demostraron gran habilidad a la hora de mantener sus dominios y de hacer frente a vicisitudes políticas. La historia de los hititas se basa en la alternancia de etapas de decadencia y etapas de poder y dominio sobre los estados contiguos. Encontraremos, entonces, dos etapas principales conocidas como Reino Antiguo (1650 – 1400 a.C.) y Reino Nuevo (1400 – 1200 a.C.), intercaladas por un periodo conocido como Reino Medio o etapa oscura, que podemos encajar en el momento posterior al reinado de Telepinu, que abarca gran parte del siglo XV a.C. Podremos complementar esta periodización general con un momento inicial, de la Anatolia pre-hitita, en la cual comprendemos el Período de las colonias asirias y los reinados de Pithana y Anitta en Kussara, así como el periodo de decadencia final tras la destrucción de Ugarit y Hattusa y la dispersión del pueblo hitita. Así, dispondremos una primera cronología con las etapas y los reyes.1 Las fechas son aproximadas por falta de datos y con la necesidad de hace coincidir las fuentes. 1.2-Fuentes para conocer el mundo hitita. El pueblo de los hititas, no obstante, permaneció durante mucho tiempo oculto en la Historia, pues hoy apenas quedan ruinas de lo que fue el imperio que describiremos a continuación. En primer lugar es necesario hablar de las excavaciones arqueológicas, una de las fuentes más importantes para conocer la envergadura del imperio, de su arquitectura, de su cultura, etc. Por otro lado destacaremos las fuentes literarias, mucho más amplias y concisas, que van desde los archivos de tablillas cuneiformes de los propios hititas a las inscripciones jeroglíficas monumentales de éstos, así como la presencia de información en textos de otros países, como en archivos mesopotámicos, sirios o babilonios, entre otros. Los archivos de tablillas, la mayoría escritos en sistema cuneiforme con lenguaje nesita, se solían hacer en arcilla (con la excepción de una tablilla en bronce) por escribas, y en ellos se guardaba todo tipo de información. Habrá en menor medida tablillas en acadio (que era considerado uno de los lenguajes internacionales, conocido por los escribas hititas) como segunda lengua y, en números mucho menores, en hurrita, hattili, luvita, palaíta, sumerio y en lengua mitania. Los temas de las tablillas son muy variables, incluyéndose temas administrativos, mitológicos, edictos, colecciones de leyes, textos rituales, etc. Destacaran, por ejemplo, las colecciones de cartas, que demuestran la gran habilidad diplomática de este pueblo; o los textos votivos, en los cuales se expresan las desgracias de determinados grupos, habitualmente de la realeza, y su petición a la divinidad; además de consulta de oráculos o donaciones para apaciguar la ira divina.

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Lista de Reyes extraída de El Reino de los hititas, de BRYCE, Trevor. 4

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*Lista de reyes hititas. REINO ANTIGUO (1680 – 1400)

NUEVO REINO (1400 – 1200)

Labarna (¿?-1650)

Tudhaliya I/II

Hattusili I (1650 – 1620)

Arnuwanda I

Mursili I (1620 – 1590)

Hattusili II

Hantili I (1590 – 1560)

Tudhaliya III (1360 – 1344)

Zidanta I

Suppiluliuma I (1344 – 1322)

Ammuna

(1560 – 1525)

(1400 – 1360)

Arnuwanda II (1322 – 1321)

Huzziya I

Mursili II (1321 – 1295)

Telepinu (1525 – 1500)

Mutawali II (1321 – 1295)

Alluwamna

Urhi Tesub (1272 – 1267)

Tahurwaili

Hattusili III (1267 – 1237)

Hantili II

(1500 – 1400)

Tudhaliya IV (1237 – 1228)

Zidanta II

Kurunta (1228 – 1227)

Huzziya I

Tudhaliya IV (1227 – 1209) 2º Período como rey

Mutawali I

Arnuwanda III (1209 – 1207) Suppiluliuma (1207)

En el caso de la escritura jeroglífica es interesante, pues fue posiblemente copiado de la escritura jeroglífica monumental egipcia, aunque ésta ha tardado mucho más en descifrarse. Estará presente durante gran parte del Reino Nuevo, perviviendo incluso después de la caída de Hattusa, algo que no ocurrió con la escritura cuneiforme en tablilla. Hay que destacar, además, los sellos hititas, multiformes, hechos para marcar la arcilla y contenedores de importante información, como genealogías, listados de reyes y reinas, símbolos nobiliarios, motivos pictóricos, símbolos divinos, etc. Es importante también la presencia de los hititas en la Biblia, en la que son conocidos como heteos. De éstos destacan personajes como Efrón el hitita o, especialmente Urías, el hitita, personaje más relevante en la historia de David. También aparecerán menciones muy interesantes sobre Jerusalén como: Ezequiel 16:3 Dile: ‘Esto dice el Señor: Por lo que toca a tu origen, tú, Jerusalén, eres cananea de nacimiento; tu padre fue amorreo y tu madre hitita. 1.3- Contextualización del mundo hitita. El mundo hitita desarrolla su historia en el segundo milenio a.C., entre los siglos XVII y XIII, principalmente. Brevemente introduciremos a la contextualización histórica y geográfica del Reino de los hititas para poder comprender, en el caso histórico, la situación política en la que Oriente estaba 5

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sumido y, en el caso geográfico, las causas de desarrollo y expansión de los hititas en relación a la orografía, clima y demás agentes condicionantes de la Anatolia de la Antigüedad. Desde un punto de vista histórico, vemos la presencia de cinco zonas principales: Anatolia, con el desarrollo hitita; Mesopotamia, con Babilonia que será, durante el periodo que nos concierne, casita; Egipto con el fin del Segundo Periodo Intermedio y el desarrollo del Reino Nuevo; Siria-Palestina, con la presencia de reinos cananeos así como el estado hurrita de Mitani; y Asiria, que vive desde el siglo XIV el apogeo de su Reino Medio. Todos estos reinos interaccionarán directamente con el Reino hitita. En el caso de Babilonia, el hecho de que los hititas ayudaran a los casitas a gobernar Babilonia hará que ambas potencias se respeten, centrándose la política babilónica en los enfrentamientos con Elam, así como en la búsqueda de expandirse sobre Asiria y el Oeste de Mesopotamia y de buscar alianza matrimonial con Egipto. En el caso de Egipto vemos un periodo de esplendor tras la expulsión de los hicsos en torno a 1580, dándose lugar al Reino Nuevo en 1570, que abarcará los 500 años siguientes y que ocupará las dinastías XVIII, XIX y XX, con reinados de importante renombre en la política exterior como fue el de Ramsés II. En el caso de Asiria vemos cómo se centraran sus esfuerzos en independizarse de Mitani mientras éste se enfrenta con los hititas y, después, se enfrenta con Babilonia, destacando el gobierno de Salmanasar I. Podemos concluir que, especialmente durante el Reino Nuevo hitita, en Oriente Próximo hay una importante inestabilidad política marcada por los enfrentamientos que tendrán lugar entre Egipto y los hititas sobre la zona del Levante así como la lucha entre una Babilonia casita en decadencia y una Asiria agresiva políticamente. El reino de los hititas se desarrolla principalmente y en origen en Anatolia, actual Turquía. Geográficamente, Anatolia es una península conocida también como Asia Menor, situada entre el Mar Negro y el Mediterráneo, con el estrecho del Bósforo en el oeste y los montes Tauro y Antitauro al este. Se trata de una región muy montañosa a modo de macizo entre dos grandes cordilleras y dos mares, de difícil penetración, lo que la convierte en un reducto militar defensivo de importancia. Destacarán como sistemas montañosos los montes de Armenia, los Alpes Pónticos y los ya citados Tauro y Antitauro, complejo con varios subsistemas en su interior. La presencia de llanuras es escasa, quedando algunas llanuras en la costa y algunas otras en los valles fluviales. De los ríos destaca el Kizil Irmak, conocido el Río Rojo, el río más largo y que desemboca en el Mar Negro. Éste río será el centro económico de la cultura hitita, a pesar de no ser navegable. En su valle fluvial se desarrollarán las primeras ciudades anatólicas.

2-Orígenes. 2.1-Anatolia antes de los hititas. -Anatolia en el Bronce Temprano. Hasta mediados del siglo XIX, Anatolia siempre había tenido una historia desconocida, mientras que lugares como Mesopotamia o Egipto habían sido muy estudiados y admirados. Hoy en día conocemos a los pueblos que estuvieron allí y conocemos su gran complejidad, desde los primeros asentamientos, en la Edad del Cobre. Con el Bronce no hubo grandes revoluciones culturales, ni señales de violencia o destrucción. Anatolia es una zona rica en cobre, plomo, níquel y arsénico, pero con ausencia de estaño, por lo que para obtenerlo se depende del comercio con países extranjeros. La demanda de estaño hará que se establezcan lazos con otras sociedades ajenas a la península y que éstas, más desarrolladas, aporten una base cultural a los pueblos indígenas. - Los reinos del Bronce Temprano. Los centros más importantes en la Anatolia del Bronce Temprano fueron Troya, Beycesultán, Poliochni y Tarso. Sin embargo, lo que nos atañe es el centro de la península, en torno al Río Rojo, donde se estaban desarrollando multitud de pequeños reinos, de los que destacan Alaca Hüyük, desarrollado entre el 6

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2300 y el 2100 a. e.; Hattus, precedente de Hattusa; y Kanes, actual Kültepe. Kanes será conocida, en parte, gracias a textos acadios, que encajan la ciudad en la ‘lista negra’ de Acad, durante el gobierno del rey Zipani, junto con el rey Pamba, de Hatti. Durante el siglo XXIV a. e. vemos una serie de cambios de carácter violento que sacudirán a toda la península. -La presencia indoeuropea en Anatolia. Se producirá la llegada de tres pueblos de origen indoeuropeo que se asentarán en la península. Estos pueblos serán: luvitas, palaítas y nesitas, cuyos nombres vienen dados por sus lenguas y culturas, luwili, palaumnili y nesili. Se piensa que fueron llegando a Anatolia durante el III milenio, existiendo diversas teorías sobre el orden y la duración de la llegada, aunque la mayoría coinciden en el orden aquí dispuesto. En cualquier caso, el origen de estos grupos es bastante desconocido, formulándose muchas preguntas aún hoy sin contestar. En cualquier caso, es importante decir que los últimos, los nesitas, recibirán el nombre por asentarse en la región de Kanes, que llamarán Nesa, y de ahí se llamarán nesitas, ‘habitantes de Nesa’, y serán el antecedente del pueblo hitita. -Los Hattianos. La región donde se concentraban los reinos de Anatolia central era conocida como el País de Hatti, y sus habitantes fueron los hattianos, que ya pueden ser considerados como una civilización. Conocemos su lengua (hattili), gracias a textos de carácter cultual que nos dan nombres de sus divinidades. El idioma no es indoeuropeo, por lo que afirmamos su carácter autóctono. Se quiere ver en algunos casos la presencia indoeuropea en las tumbas de Alaca Huyuk, aunque no hay pruebas, e, incluso, la influencia de la relación con los kurganes. Según Trevor Bryce nada se puede afirmar de esto más allá de que reconocemos la presencia indoeuropea en la cultura de los hattianos. -Etnias del Bronce Medio. A parte de los citados hattianos y de los tres pueblos de origen indoeuropeo, conocemos la presencia de asirios en asentamientos comerciales que tienen relación con el centro neurálgico de las colonias mercantiles asirias, que era el karum de Nesa, o Kanes. En esta ciudad la mayor parte de sus habitantes eran indoeuropeos. Siendo los hattianos los indígenas y los habitantes de Nesa indoeuropeos (es decir, los nesitas indoeuropeos), se irán produciendo ciertos conflictos éticos en los que vencerán a los indoeuropeos. Aún así acabará por establecerse una mezcolanza étnica entre indoeuropeos, hattianos y hurritas. El nesita, con el tiempo, acabará por ser la ‘lengua oficial’ en registros y comunicación, y la ciudad de Nesa se convirtió en la ciudad más importante de Anatolia. -La identidad de los hititas. El reino hitita se funda a mediados del siglo XVII, con capital en Hattusa. El reino duró cinco siglos, durante todo el Bronce Tardío. Los hititas heredarán una gran parte de la cultura de los hattianos, aunque no heredarán elementos como la literatura o la administración, que serán, en su mayoría, importados de fuera. La lengua que se usó oficialmente fue el nesita. Esto era por la ascendencia nesita de este pueblo y porque el nesita ya se había convertido en la lengua oficial de Anatolia junto con el luvita, lo que favorecía la comunicación comercial con las otras partes de la península y con Asiria. El mantenimiento del lenguaje nesita durante toda la historia de los hititas indica una importante tradición, que no tiene que ver con la estabilidad del grupo dominante, y será este idioma el que después será llamado lenguaje hitita. De esto deducimos que el hitita es el nesita o, con más probabilidad, una evolución de éste. En cualquier caso, el hattiano fue, una lengua muy común, y el nesita el lenguaje usado por las clases altas y la burocracia. Sin embargo, el pueblo hitita gozaba de una particular multiculturalidad, por lo que en su interior habría gran cantidad de lenguas diferentes. Los hititas se conocieron a sí mismos como ‘el Pueblo del País de Hatti’, en cuanto a la región en la que habitaban y a ser conocedores de los anteriores moradores. Se trató, en cualquier caso, de una población mixta, mezcla de nesitas y luvitas, indoeuropeos, hattitas, hurritas y, en menor medida, mesopotámicos y asirios. No tenían un origen cultural común, pero se consideraban habitantes de una

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misma región claramente diferenciada. Todos ellos eran súbditos del rey, eran gobernados por las leyes de éste y administrados por sus funcionarios, pudiendo vivir en ciudad, villa o centro de culto. 2.2-El periodo de las colonias comerciales asirias. El periodo de las colonias comerciales asirias abarca los siglos XIX y XVIII a.C., el Bronce Medio. Es un momento en el que el comercio asirio se expande por Anatolia, creando asentamientos y favoreciendo la transmisión cultural. El foco de todo sería la ciudad de Nesa o Kanes, que fue el karum principal, aunque hubo muchos otros. Entenderemos la palabra karum como un asentamiento creado por los asirios en torno a las ciudades más importantes cuya funcionalidad se basaba en el apoyo a los comerciantes, funcionando administrativamente o a modo de almacén. En las excavaciones arqueológicas de estos karum se han encontrado numerosas tablillas cuneiformes en las que se vemos las actividades de los comerciantes en estas tierras. Por ello destacarán no solo el citado karum de Kanes, sino también el de Hattus (posterior Hattusa) o Kültepe, estando éstos y la mayoría de los otros en torno al valle del Kizil-Irmak. El hecho de que Kanes sea el karum asirio principal supondrá un importante desarrollo para la ciudad, habiendo cuatro niveles de ocupación, dos de los cuales pertenecen al Bronce Temprano y dos de las colonias asirias. Los niveles II y Ib acabarían destruidos por el fuego, con una duración de algo menos de un centenar de años cada uno. -Los reinos de Anatolia en la época colonial. Había varios reinos que conformaban el País de Hatti, de los que destacaron Kanes, Burushattum, Wahsusana y Zalpa, entre otros. Todos tenían una ciudad principal y eran lugares importantes en las rutas comerciales asirias. El papel de los reyes, muchas veces se centraba en el control comercial. Suministraron a estas capitales estaño proveniente de Elam (Irán). Además, comerciaban con tejidos y otros materiales, estableciendo, incluso, redes de préstamos bancarios entre las ciudades. -Desarrollo político. La llegada de los asirios dio lugar a mayor conciencia territorial, lo que dio lugar a peajes y a políticas de protección de las vías de comunicación, etc., lo que llevará a enfrentamientos sobre el control de éstas, así como de las colonias. Esto culmina con la destrucción de la ciudad de Nesa por colaboración entre los otros reinos, por tal vez, ser un centro económico que margina a los demás. Durante la construcción, el reino de Mama de Kanes/Nesa volvió a causar enfrentamiento entre ésta y Mama, lo que favoreció a una mayor ruptura entre los reinos del País de Hatti. En una segunda fase del periodo colonial, vemos como Pithana se hace con el control de Nesa y la hace capital del reino Kussara, en el centro neurálgico y militar de la Anatolia central. Este rey, con su hijo Anitta, emprenden una campaña para intentar dominar toda la región. Anitta comenzó a someter a los países de la cuenca del Kizil-Irmak, asediando y destruyendo Hattusa y dominando a otros pueblos, centrándose en el control de las rutas comerciales. La inestabilidad política hizo que el comercio fuera muy difícil, y el establecimiento del reino de Pithana y, después, Anitta, en vez de traer la paz a los mercados solo proporcionaron más dificultades. La retirada de estos comerciantes y la frágil unidad política de Anatolia darán paso a un nuevo clima político. -Consecuencias del período de las colonias asirias. En una segunda fase de ese periodo colonial vemos graves conflictos que atañen a toda Anatolia, fuertes enfrentamientos que acaban con el hundimiento del Reino de Anitta y de la ciudad de Nesa, invasiones kaskas, presiones hurritas, etc., que acabaron por forzar el abandono de las rutas comerciales por los asirios. Se dio una época oscura, en la que se establecen los cimientos del verdadero reino hitita, que considerará los linajes de Pithana y Anitta como las bases de sus linajes dinásticos.

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EL ANTIGUO REINO HITITA

3-Los primeros reyes Hititas: Labarna y Hattusilli I. 3.1-El mundo hitita: núcleo y periferia. -El núcleo del mundo hitita. Comprendemos el desarrollo del Reino de los Hititas en torno al ya citado río Kizil-Irmak. Este río, llamado Marrasantiya por los hititas, fue el centro del originario reino, y en torno a él se desarrolló Hattusa. La ciudad de Hattusa se compone de una parte alta y otra baja. Al modelo de ciudad antigua, la parte alta será la acrópolis, amurallada y con templos al Dios Tormenta, con diversos programas de embellecimiento y reconstrucción, llegando a constar de hasta veintiséis templos, que hicieron a Hattusa capital religiosa, aparte de política. De la Alta Hattusa destacan hoy los restos de las puertas del Rey, del León y de la Esfinge. El tamaño de esta acrópolis indica el laborioso trabajo de una gran cantidad de gente, por lo que se supone y ha sido demostrado que la Baja Hattusa se compuso de una serie de barrios residenciales. Esos barrios se compondrían por trabajadores como artesanos, constructores y demás, siendo la Alta Hattusa hogar de la nobleza. La ciudad de Hattusa tiene diversas ventajas naturales de carácter defensivo, pues la ciudadela estaba sobre un afloramiento rocoso. Había abundante suministro de agua y densos bosques. Sin embargo, esta ciudad tuvo problemas por no estar en ningún punto de vista estratégico, pues estaba mal comunicada con los puntos de peligro de Anatolia. Este núcleo no solo fue capital religiosa, sino que funcionó como centro administrativo para los hititas, organizando a los diferentes centros regionales regidos pos administradores o gobernadores, que a su vez se dividían en distritos regidos por Consejos de Ancianos con capacidad judicial y religiosa. Además encontraremos centros cultuales, ciudades sagradas dedicadas a rituales. Habrá también asentamientos fronterizos, de gran importancia y con una funcionalidad meramente defensiva, y haciendas rurales, regidas en muchos casos por terratenientes de la nobleza, cuyas tierras es habían sido entregadas por el rey. -La periferia. Más allá del núcleo, que englobamos en la cuenca del Kizil-Irmak y Anatolia, encontramos una serie de estados dispuestos por los hititas a modo de tapón. Estos países explican las primeras expansiones hititas, por la necesidad de buscar territorios tampón. Éstos serian principalmente la zona nororiental, del fin de la cuenca fluvial hasta las Tierras Altas; una zona sudoriental, hasta el reino hurrita de Mitanni; y una zona meridional extendida en la zona de los montes Tauro y Antitauro. Además de estos estados tampón periféricos encontraremos relaciones de vasallaje con otros estados, es decir, estados periféricos. Aquí reside una de las claves principales de la fuerza hitita: la diplomacia. Se imponían tratados de vasallaje con otros reyes, en los cuales, a modo de contrato, se pactaban obligaciones militares sobre los vasallos, que juraban lealtad al rey. En tercer lugar encotramos los virreinatos, de los que destacaremos Alepo y Carkemish, con Supiluliuma I. -Los primeros enemigos de los hititas. El País de Hatti se enfrentó, en sus primeros días, a dos amenazas principales, que fueron los ya citados luvitas y hurritas. En el primer caso, los luvitas, de los que hablamos previamente como un pueblo indoeuropeo que llegaron a Anatolia a la vez que los hititas. Éstos reaccionaron frente a la preponderancia hitita confederándose en la región de Arzawa, convirtiéndose en una potencia a nivel internacional. La presencia luvita estuvo muy extendida, sin limitarse solo a Anatolia. El reino de Lukka fue también importante, que no fue tanto un reino como un conglomerado de ciudades. Ambos reinos fueron sometidos a los hititas, aunque, no obstante, hay constancia de su tendencia a la rebelión contra la autoridad hitita.

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Por otro lado, los hurritas supusieron una de las grandes potencias del Próximo Oriente desde finales del tercer milenio. Llegados por migraciones de origen incierto, se asentaron en la zona de Siria y formaron el reino de Mitanni, Hurri o Hanilgabat, que expandió su influencia más allá de sus fronteras, introduciéndose en Anatolia. Su tendencia expansiva los hizo enfrentarse con los afanes expansionistas hititas, hasta que acabaron por sucumbir tras arduos enfrentamientos bajo el poder de Hatti. 3.2-El primer Labarna. El primer rey de los hititas tiene un origen desconocido, habiendo muchas dudas al respecto. Sin embargo, gracias al Rescripto de Telepinu conocemos algunos datos, como su surgimiento tras la caída del Reino de Anitta. Se sabe a través de estos escritos que este Labarna, conocido como ‘Gran Rey’, comenzó con un país pequeño, pero que con una serie de campañas y estrategias pudo someter a sus enemigos, dejando esos territorios al cargo de sus hijos. La grandeza de las acciones de este desconocido rey Labarna hará que su nombre pase a ser un título regio de los hititas, conociéndose a los reyes como labarnas. Se puede concluir que, aunque sabemos muy poco sobre éste rey, podemos decir que fue aquél que plantó una nueva semilla civilizadora desde Hattusa tras la caída del reino de Kussara de Anitta y Pithana y la oscuridad que se había hecho después. 3.3-El reinado de Hattusili I. El reinado de Hattusili tiene orígenes dudosos, comenzado posiblemente como un heredero al trono que lo recupera tras una revuelta contra su abuelo, a quien desconocemos. Esta rebelión gira en torno a Sanahuitta, una ciudad hoy desconocida que quedaba al norte de Hattusa. Esta rebelión puso a Papahdilmah en el trono, que sería posteriormente recuperado por Hattusili. Una vez llegado al trono, Hattusili, en torno a 1650, se reconoció como gobernador del País de Hatti, aunque no pertenecía a la misma dinastía que Anitta y Pithana. En las ruinas de la antigua Hattusa estableció la capital de su reino y, por ello, adquirió el nombre. Comenzó entonces la recolonización del territorio, comenzando con Sanahuitta, destruyendo todo allí salvo la ciudad. A la vez que atacaba este reno Hattusili atacaba Zalpa, el cual se sublevó varias veces durante su reinado. -La primera campaña siria. Hattusili, tras haberse afianzado en el poder y haber detenido a sus enemigos en Anatolia, se dispuso a expandirse militarmente más allá de las fronteras del País de Hatti. El primer lugar sería la actual Siria, cuyo norte, en esos momentos, era el estado hurrita de Iamhad. Allí probaron ligeramente sus primeras actuaciones militares, destacando el ataque a Alalah y el ataque de otras ciudades al norte de Carkemish a la vuelta. Sin embargo en estos ataques se probó la inmadurez del ejército en el ataque a la ciudad de Ursu, en la cual el fallo costó importantes pérdidas para los hititas. -La campaña de Arzawa y la rebelión de estados súbditos. Al año siguiente de la primera campaña Siria, Hattusili se volvió contra el territorio de Arzawa, conflictivo reino fronterizo que acabó por ser conquistado en su gran parte por el rey. No pudo ser conquistado al completo porque estalló una grave crisis interna que le hizo volver para someterlas a todas de nuevo. Muchas ciudades se habían visto en la oportunidad de independizarse con la ausencia del rey y de gran parte del ejército. Sin embargo, la rápida respuesta del rey hizo que solo se resistiese la ya citada ciudad de Sanahuitta, la cual fue asediada poniendo fin no solo a la crisis interna sino a las rebeliones que desde la época de Labarna se venían sucediendo. -La segunda campaña siria y las consecuencias de la política de Hattusili. Reforzado de nuevo, Hattusili volvió a sus campañas exteriores, y volvió a sus incursiones en Siria. Saquearon muchas ciudades, sin piedad, a causa de la gran resistencia que ofrecían algunas ciudades, a las que destruyó. Los botines fueron mandados a Hattusa en honor del dios Tormenta del Cielo. Tras estas campañas no vemos el inicio del que será llamado Imperio hitita, sino que vemos una serie de ataques esporádicos cuyo único interés es el botín, aunque ya van dejando cierta presencia hitita en la 10

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zona de Siria, de importante relevancia económica por sus mercados. Gran parte de las mercancías de estos mercados se basarían en la obtención de estaño, necesario para el bronce y muy escaso en Anatolia. Todas las invasiones fueron por una doble causa, por consiguiente: hacerse con el estaño de estas ciudades y favorecer la seguridad de las rutas comerciales que llevaban al País de Hatti ese estaño. Vemos esto gracias a que, tras estas campañas, se ve un importante aumento de la producción en bronce. Al final de su vida tuvo enfrentamientos con la ciudad de Alepo, lo que pudo causar su muerte, ya que los ataques de su nieto Mursili I a esta ciudad se basan en ‘vengar la sangre de su padre’. -La monarquía de Hattusili y su herencia. Hattusili se estableció como el jefe militar supremo en el País de Hatti, demostrando tanto en el interior como en el exterior gran habilidad política. Tuvo con sus enemigos un trato relativamente piadoso, y se presentó como un gobernante al que muchos reyes posteriores recordarían e imitarían. Hubo una serie de problemas sucesorios de importante gravedad debidos a falta de disciplina. En la gran Asamblea de Kussara, al final de su reinado, se decidió su sucesor. El problema vino de que sus hijos se habían rebelado contra él incitando a insurrecciones como la de Zalpa o Tappasanda, de dos de sus hijos. Posteriormente, su hija también fue acusada de traición, por lo que se vio en posición de elegir a su nieto como sucesor. Este proceso nos muestra el modelo de sucesión hitita. Hattusili, traicionado por la ambición de sus hijos, propuso ante la asamblea, llamada panku, como heredero al trono a su nieto Mursili. Así, dijo a este consejo que su nieto gobernaría con ayuda suya, es decir, solicitando la consulta al panku. 3.4-Elección de un nuevo rey. A la hora de elegir un nuevo rey, la monarquía hitita elegía al sucesor mediante la búsqueda de apoyos en la clase noble, a modo de monarquía electiva. Esto, como es lógico, causaba una serie de enfrentamientos entre los diferentes sucesores o bandos, que no se conformaban con la sucesión. Esto acabará con las leyes de Telepinu, pero hasta entonces se verá cómo el proceso de establecimiento en el poder del rey llevará tiempo y, muchas veces, derramamiento de sangre, así como inestabilidad política. El rey, aunque su poder dependía de los dioses, en la realidad iba siempre en relación al apoyo de una nobleza terrateniente interesada en el favor de éste. La carencia de reglas previas a Telepinu desembocará en continuas disputas que describiremos en el capítulo siguiente.

4-De Mursili I a Mutawalli I: las continuas luchas por la sucesión al trono (1620 – 1400). Durante el desarrollo del Reino Antiguo Hitita, veremos cómo la sucesión del trono se va haciendo cada vez más complicada, pues la falta de regularización del sistema hereditario del trono causará una cada vez mayor inestabilidad que se saldará con continuos conflictos y asesinatos entre los pretendientes al trono que serán aprovechados por potencias extranjeras en los momentos de mayor debilidad. Esto llevará a personajes como Telepinu a legislar acerca de la sucesión y sobre los órganos de gobierno en su Rescripto, el cual tardará en ser aplicado y aceptado hasta la nueva etapa del Reino Nuevo. El fin de esta etapa a causa de esas luchas y derramamientos de sangre supondrá la decadencia hitita que dará lugar al Nuevo Reino Hitita. 4.1-El reinado de Mursili I (1620 – 1590 a.C.) -Ascenso al trono. Tras la muerte del rey Hatusili se dispuso como heredero a Mursili, tras todos los inconvenientes que supuso el desheredamiento de los hijos del rey. Mursili supondrá una suerte de elección, pues su gobierno es presentado en el Rescripto de Telepinu como una continuación del de su ‘padre’ y su ‘abuelo’, es decir, grandes gobiernos, estables y productivos, con una importante expansión política. 11

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-Las campañas de Mursili I. Mursili se dispuso a continuar las campañas de sus predecesores en Siria, en cuya guerra su padre, según ciertas hipótesis planteadas desde las frases del Rescripto, podría haber muerto (Él (Mursili) se propuso ir contra Alepo para vengar la sangre de su padre. Hattusili había asignado Alepo a su hijo (para ocuparse de ella). Y a él, el rey de Alepo, le dio cumplida explicación)2. La venganza fue tal cuando los hititas destruyeron completamente la ciudad, acabando definitivamente con el reino hurrita de Iamhad y facilitando el camino hacia Babilonia. Babilonia en ese momento se encontraba gobernada por Samsuditana, y se ve en los escritos babilónicos cómo éste fue el único rey, concluyendo su reinado en 1595. El interés en Babilonia de los hititas es hoy algo poco conocido, puesto que era difícilmente concebible que los hititas abarcaran tal imperio, y el coste del viaje de cientos de kilómetros hasta la capital no sería suficientemente rentable con respecto al botín de guerra. Por ello debemos detenernos a observar al pueblo casita, pueblo de origen desconocido proveniente de los Zagros que buscaba establecerse en Babilonia. Así, una alianza entre hititas y casitas basada en la ayuda mutua hizo que, creando una dinastía casita aliada en Babilonia se pudiera contener mejor la continua presión de los hurritas sobre Anatolia. Es por ello por lo que partieron juntos los hititas y los casitas en una expedición que culminaría con la creación de una Babilonia Casita. La caída de Babilonia así como de Alepo supondrían la glorificación del rey Mursili, y se considerarían los dos grandes triunfos de la historia del Reino Antiguo Hitita. -La caída de Mursili I y los reinados de Hantili y Zidanta. Sin embargo, Mursili anduvo demasiado tiempo ajeno al País de Hatti. Esto se tradujo en que, a su vuelta gloriosa de Babilonia fuera asesinado en una de las numerosas conjuras contra el rey. Esto será visto como algo muy negativo, por el aprecio que se tenía ya entonces por el rey y que iría en aumento posteriormente. La conjura había sido realizada por su cuñado, Hantili, ayudado por su yerno Zidanta. Así fracasó el sistema que había intentado imponer Hattusili en su Testamento y se dio paso al reinado de Hantili. Se cuenta en el Rescripto que ‘los dioses buscaron venganza en el derramamiento de sangre de Mursili’. Aprovechándose de la inestabilidad política los hurritas camparon durante algún tiempo por Anatolia saqueando a los hititas, que reaccionaron tarde en unas campañas durante las cuales la mujer y los hijos de Hantili murieron, dejando solo a éste con un único hijo ya con descendencia. La esperanza que le quedaba de que su familia heredara el trono fue disipada cuando tanto su hijo Pisseni como sus nietos fueron asesinados por Zidanta, el yerno de Mursili que le había ayudado en las conjuras. Zidanta fue rey. Sin embargo, los dioses volvieron a exigir la sangre del asesino y Ammuna, su hijo, le asesinó para hacerse con el trono. Ammuna intentó recobrar el dominio hitita de Anatolia, que estaba sumiéndose en invasiones y continuas pérdidas territoriales. A su muerte, sus hijos fueron asesinados por Huzziya, pariente suyo que quiso matar al heredero, Telepinu. Como sabemos, Telepinu sobrevivió a los intentos de asesinato y depuso al rey. Su primera acción fue no asesinar a Huzziya, sino que le desterró a él y a sus cinco hermanos para finalizar con más de treinta años de violencia continua e inestabilidad política. 4.2-El reinado de Telepinu. -La política de Telepinu. Las primeras acciones en el poder de Telepinu fueron dirigidas a la estabilidad política externa, a recuperar los territorios perdidos durante el periodo de ‘derramamiento de sangre’. Así, veremos que sus continuas expediciones en torno a la cuenca del Marrasantiya dieron su fruto y se pudo volver a la situación previa salvo en un caso. Este caso sería el reino de Kizzuwadna, uno de los numerosos reinos rebelados contra la autoridad hitita, con el cual Telepinu, diplomático y político ejemplar, pactó un acuerdo de independencia para continuar con sus otras guerras y para así evitar la alianza de este reino con los hurritas. 2

Transliteración a través de la obra de BRYCE, Trevor, El reino de los hititas de Forrer (1922 – 1926). 12

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Por otro lado, interiormente, el panku condenó a muerte a los querían asesinar a Telepinu, pero éste les condenó al destierro, como nuevo acto de benevolencia. Sin embargo, tanto su mujer como uno de sus hijos fueron muy probablemente asesinados, viéndose aún la pervivencia de la búsqueda ya no de ascenso al trono, sino de venganza. -El Rescripto de Telepinu. El ya citado varias veces Rescripto de Telepinu supone una culminación en la legislación hitita y en la Historia del Oriente Antiguo, destacando no solo como texto legal sino como la fuente principal de información que poseemos acerca de todo lo relacionado con el mundo Hitita del Reino Antiguo. La redacción de éste fue llevada a cabo por una asamblea hitita llamada tuliya, la cual comprendía al panku, así como a otras personalidades importantes además del rey. El objetivo de redacción del texto era establecer una herencia del trono de carácter patrilineal. ‘Permitid que un príncipe, un hijo de primer rango se convierta en rey. Si no hay príncipe de primer rango, permítase que un hijo de segundo rango se convierta en rey. Pero si no hay príncipe, ni heredero, dejad tomar un yerno a la que es hija de primer rango y permitid que se convierta en rey’. De este fragmento extraído de las transcripciones incluidas en la completa obra de Trevor Bryce, El reino de los hititas, comprendemos la necesidad que Telepinu tenía de establecer y fijar el sistema sucesión. Por supuesto, en el código se incluirían formar que aseguraran el trono a los legítimos así como su salud y bienestar frente a los muchos usurpadores que surgirían. La sucesión sería, por tanto, por un hijo de primer rango del rey, hijo de la esposa principal, llamada Tawananna. Si ésta no ha dado un sucesor al rey, el siguiente sucesor sería un hijo secundario, de una esposa de rango inferior llamada esertu. Así, si ninguna de las esposas da un hijo, el trono pasaría a un yerno del rey. Una vez establecido esto se reforzó la ley mediante una serie de penas contra aquellos que atentaran contra los sucesores, pero también contra aquellos miembros sucesores que atentaran contra la propia ley sucesoria. -El órgano fundamental de gobierno: el panku. El panku sería el consejo en el cual el rey se apoye. Así, tras la edición del Rescripto, este órgano pasará a ser mucho más relevante en cuanto a que, para que haya una mayor armonía en el grupo gobernante del país, tendrá una capacidad de decisión política mucho mayor. Estaba compuesto por aristócratas y nobles, muchos de los cuales posiblemente detentaban el poder, así como altos funcionarios. Serán un órgano ejecutivo judicial en el caso de que se les presentara un crimen, añadiéndose claramente en el Rescripto el castigo que debería infringirse al criminal, cuya familia debería protegerse de la ley si no estaba involucrada en los crímenes. Vemos entonces cómo la situación cambiaría hipotéticamente a partir de esto, pues aunque el rey perdería una parte importante de su poder a favor del panku, su trono estaría mucho más asegurado, así como el bienestar de su descendencia y sus derechos de descendencia. 4.3-Las luchas por la sucesión al trono. El fin del Reino Antiguo Hitita. -La sucesión de Telepinu. A pesar del gran valor que tiene el Rescripto de Telepinu, su aplicación, por desgracia para la política hitita, tardó demasiado en imponerse, haciéndolo solo en teoría. Esto lo veremos a la muerte del rey. A su muerte podemos hablar del comienzo del Reino Medio Hitita, que no es sino una etapa de relativa oscuridad que se extendió a lo largo de un siglo en la que no nos detendremos demasiado, pues sus monarcas son poco conocidos, suponiendo el final definitivo de la etapa de esplendor previa que ya habíamos visto como un alterne entre periodos de expansión y de contracción por inestabilidad política. A Telepinu le sucedió Alluwamna, su yerno, ya que su hijo había muerto. Sabemos poco del reinado de éste, que posiblemente fue muy escaso, habiendo constancia de un usurpador al trono llamado Tahurwaili, cuyo origen no conocemos, pero hay diversas hipótesis que lo reconocen como uno de los artífices de los intentos de asesinato previos al gobierno de Telepinu, es decir, uno de aquellos asesinos a los que Telepinu desterró en vez de haber condenado. El ascenso de Tahurwaili desequilibró de nuevo 13

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la política del País de Hatti. Conocemos poco de los nuevos reyes, ya que la mayor fuente, el Rescripto, había sido escrito. Por ello a penas tenemos listas de reyes en las vasijas de ofrendas, así como algunas tablillas cuneiformes. Esta etapa de oscuridad va de en torno al 1500 al 1400, y, aunque sabemos sus reyes, sus nombres nos resultan extraños, pues de los pocos datos que tenemos, sabemos que se volvió a repetir el orden de los sucesores de Telepinu, de manera que los nuevos reyes serían, tras Tahurwaili, Hantili II, Zidanta II y Huzziya II. Durante el reinado del primero vemos pérdidas territoriales pero fortalecimiento del interior, amurallando la gran ciudad que ya era Hattusa y estableciendo nuevas relaciones con otros reinos como Kizzuwadna. La alianza entre ambos fue muy importante para mantener las fronteras con los hurritas, aunque la tensión entre ambos reinos fue en aumento durante la segunda mitad del siglo XV a.C. -Mutawali I. El nuevo reinado, el de Mutawali I, jefe de la guardia real, fue resultado de nuevos asesinatos, en este caso de Huzziya II. Buscando la paz tras el asesinato, perdonó a los dos hijos de éste y a su mujer, otorgando a los hijos puestos de especial relevancia en el gobierno, intentando así pacificar su sed de venganza. No lo consiguió, pues Mutawali fue asesinado. En la sucesión hubo dos facciones enfrentadas, que llevaron a toda la región a luchar por los conflictos sucesorios.

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El NUEVO REINO HITITA 5-El Reino Medio Hitita. De Tudhaliya I a Tudhaliya III. Tras la etapa previa, de la cual tenemos escasísimos datos, se comienza a ver una reaparición de los testimonios escritos. Sin embargo, tras el Edicto de Telepinu, la información encontrada es mucho menor. Sabremos, no obstante, gracias a la listas reales la gran mayoría de los datos. Estas listas estarán, por desgracia, muy trastocadas, y harán que nos encontremos en un periodo sobre el que tenemos escasos datos, más allá de los nombres de unos supuestos reyes. Habrá infinitas discusiones sobre el orden y los nombres de los reyes de esas listas, y las dudas aumentan si nos interesamos por la relación de parentesco entre ellos y los periodos en los que reinaron. 5.1-Tudhaliya I/II. Según esta introducción, las dudas nos llevan a ver que este rey, Tudhaliya, pudo ser el primero o el segundo, habiendo evidencias dudosas sobre la existencia de un rey previo del mismo nombre, sin llevarnos a una conclusión exacta. Tal es la oscuridad de la etapa a la que nos referimos que gracias a esto podemos comprender el debate que existe con el resto de reyes anteriores. En cualquier caso, Tudhaliya puede ser considerado el primer rey con el que se comienza a ver la luz tras la oscuridad de los datos de los cien años anteriores. Conocemos algunos datos sobre la actividad del rey con sus primeras campañas, de castigo, sobre el reino de Arzawa, expediciones que buscaban asegurar la Anatolia central, sede hitita. Posteriormente atacó a los reinos de Ahhiyawa o Assuwa, derrotándolos de tal forma que tardarían mucho en recuperarse y en volver a levantarse contra el rey. Las campañas de Tudhaliya I/II llevarían hasta el Mediterráneo a los hititas, cuyos ejércitos nunca habían llegado tan lejos. Como ya era costumbre, nuevas incursiones gasgas desde el norte intentaron aprovecharse infructuosamente de la ausencia del rey, que reaccionó rápido y logró detenerles. Mención aparte merecen los hurritas de Mitanni que, frente a la debilidad de los últimos años del reino hitita, vieron la posibilidad de hacerse fuerte y comenzar a tomar plazas al sur del País de Hatti. Así, un contraataque de Tudhaliya hizo que los hititas tomaran Alepo y así desencadenaran un enfrentamiento abierto contra el reino hurrita. Como defensa, los hititas desarrollan pactos con el reino de Kizzuwatna, consolidando a un país aliado entre ellos y su enemigo. 5.2-La historia de Madduwatta. De la poca profundidad con la que conocemos los reinados de este momento, destaca una serie de tablillas conocidas como el Desafuero de Madduwatta, en las cuales se nos relata de forma fragmentada (algunas partes se han perdido) una serie de reproches que un indeterminado rey hitita hace a un vasallo rey de un estado limítrofe entre Hatti y Ahhiyawa. En el relato se habla de forma extensa de cómo este vasallo traiciona en beneficio de sus propios intereses al rey hitita, conspirando y especulando a sus espaldas. El rey hitita le reprocha, pero incomprensiblemente tolera sus actos, dándole oportunidades de redención continuamente. Esto se puede entender de dos formas: una, menos posible, que es la de que el rey hitita fuera simplemente benévolo; y otra, que no estuviera en disposición de poder castigar sus continuas ofensas. En este texto es importante destacar las menciones al reino de Ahhiyawa, a la que se refieren como la patria de los aqueos, micénicos, por lo que puede ser entendido en parte como un enclave griego, algo fundamental para luego comprender las tesis que hablan de que la capital de este reino anatólico fue la conocida Troya.

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5.3-Los reinados de Hattusili II y Tudhaliya III. Tras el reinado de un desconocido rey, Arnuwanda I, al que apenas hacemos referencia, aparece otro reinado oscuro, no mucho más esclarecido: el de Hattusili II. Sobre él hay una gran polémica poco aclarada, llegándose a dudad incluso de que fuera rey. Tal es la ausencia de datos sobre él que lo poco que sabemos es su nombre, y ni si quiera su periodo de reinado o su parentesco con la Casa Real. Tudhaliya II/III también es muy poco conocido, pero sabemos que es una última etapa crítica. En esta etapa las fronteras se encogen hasta el entorno del rio Marrasantiya, probablemente a causa de un problema dinástico tal vez referido a los misterios sobre Hattusili II. Esta inestabilidad llama la atención de los países enemigos, que se aprovechan, como habían hecho muchas veces antes, y minan las fronteras del País de Hatti. Tudhaliya, con su hijo Suppiluliuma, reacciona rápidamente contra esta enorme crisis que caía sobre Hatti y comienza a atacar a todos esos reinos que campaban a sus anchas por los antaño territorios hititas. Suppiluliuma fue ayudante de su padre en todas las campañas, saliendo de ellas como un gran héroe, estratega y líder militar, algo que tendrá gran relación con su escabroso acceso al trono posterior. Tudhaliya, ya mayor y enfermo, continuó con sus campañas durante gran parte de su vida, y consiguió restablecer el reino hasta asegurar las fronteras. La mayor parte de estas hazañas fueron gracias a su hijo, que le supuso una mano en la que confiar y alguien fiel con quien repartirse el poder para así ejercer mayor control sobre los múltiples enemigos de Hatti. Aquí, con la muerte de Tudhaliya, vemos el fin de un periodo de gran oscuridad y el nacimiento del mayor periodo de esplendor del Reino hitita, pues será Suppiluliuma el que no solo restablezca el domino y poder del reino, sino que además convertirá a Hatti en la segunda potencia del Oriente Antiguo, enfrentándose a Egipto cara a cara y en posición de igualdad.

6-El comienzo de la época dorada: Suppiluliuma I el Grande. Tras el periodo de oscuridad, ahora vemos el comienzo del Nuevo Reino Hitita gracias a las campañas del que será el mayor rey de la historia de este pueblo: Suppiluliuma. Éste se centrará no solo en devolver a Hatti el nombre, sino que expandirá por Siria y Palestina su imperio mediante redes de vasallaje y conquistas, que le llevarán a enfrentarse al mismo faraón de Egipto, iniciando un largo periodo de enfrentamiento que durará durante toda la época de esplendor del Reino Nuevo. 6.1-Ascenso al trono. A pesar del apoyo que hizo a su padre durante la recuperación del reino, Suppiluliuma no era el heredero, según el Rescripto de Telepinu, sino que le correspondía un puesto menor, frente a su hermano, Tudhaliya el Joven, llamado a ser rey. Sin embargo, la abundancia de los triunfos de Suppiluliuma le hicieron pensar que él era el verdadero y digno sucesor de su padre, y que solo él, como ya había hecho, podría hacer del País de Hatti una potencia, frente a todo lo que había ocurrido en el pasado (es decir, durante lo que conocemos como el Reino Medio). Con el apoyo de todos los altos mandos del ejército hitita, frente a su hermano, que no había cosechado victorias en el campo de batalla, hizo que todos se alinearan con él y dejaran solo al futuro rey, conspirando con él hasta darle muerte. Es importante resaltar el impacto que esto tendrá sobre el siguiente rey, el hijo de Suppiluliuma, Mursili II. Éste rey será el culmen de la culpabilidad de los hititas por el derramamiento de sangre de todos sus 16

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antepasados, especialmente por el derramamiento de sangre que llevó a cabo su padre, que, aunque no estuviera hipotéticamente interesado en el beneficio personal y solo en el bien de su país, violó la ley, la tradición hitita iniciada por Telepinu. 6.2-Las conquistas de Suppiluliuma. El fin de Mitanni. Como hemos visto, aun durante el gobierno de Tudhaliya, Suppiluliuma había comenzado ya sus propias campañas militares. Comenzó estas castigando al reino de Arzawa, y a su vuelta se dedicó a reformar la capital, Hattusa, fortificándola y haciendo de ella una gran urbe difícil de asediar, algo difícil de comprender desde nuestra perspectiva, pues hoy en día solo quedan ruinas. Se dedicó después a castigara Ahhiyawa, y tras ello se dedica a las verdaderas actividades que le darán el nombre y la fama: las rutas mercantiles en Siria. Esto le llevó a un enfrentamiento directo con las otras dos potencias que en aquellos momentos pugnaban por la riqueza de estos lugares: Mitanni y Egipto. Especialmente el reino hurrita supuso una amenaza al haberse aliado con Egipto y al interponerse entre el reino hitita y sus intereses en Siria. Mitanni había sido unificado hacía relativamente poco tiempo, y ahora se encontraba en una encrucijada dinástica, en la cual dos pretendientes al trono, Artama II y Tusrata se enfrentaban. Suppiluliuma se aprovechó de esta situación y se dedicó a tantear la situación mandando expediciones, con las que comprobó que las fortificaciones mitanias se encontraban en la zona norte, especialmente dedicadas a prevenirse de esos posibles ataques hititas. Tusrata escribió al monarca egipcio afirmando que había rechazado un ataque hitita, engañado. Será entonces cuando emprenda una red diplomática de aislamiento para destruir el reino hurrita de una vez por todas. En primer lugar estableció relaciones con las tribus nómadas de los montes de Armenia, casando a su hermana con el rey de este país, llamado Hukkana. Es especialmente curioso que, en el tratado de la boda, se especifique una reglamentación de las prácticas sexuales de cómo el rey debía tratar a la reina, pues los hititas consideraban, no sin razón, que las prácticas sexuales de estas tribus eran ‘bárbaras’. El tratado, en cualquier caso, va dedicado a mantener una relación de fidelidad mutua entre ambos reinos, de lo que se entiende si no una colaboración de éstos en las guerras sirias, sí un pacto de ‘no intervención’ durante esta guerra. Así, Suppiluliuma manifestó su apoyo al enemigo de Tusrata, Artama II, para aumentar la inestabilidad interna. Con respecto a Egipto, intentó suavizar las relaciones mandando una felicitación por la llegada al trono del nuevo rey, el cual desconocemos, aunque suponemos que puede ser Tutankamón. Por último se casó con la reina de Babilonia, que cambiaría su nombre babilonio por el de Tawananna, algo que posteriormente le costará caro. Suppiluliuma había tenido un primer matrimonio con Henti, del cual tuvo cinco hijos varones que le ayudaron en su labor diplomática. Arnuwanda sería el sucesor al trono, el heredero; Telepinu sería el sumo sacerdote en Kizzuwatna, reino limítrofe con Mitanni, reino que funcionaría como pasillo para llevar a cabo la futura invasión mitania; Piyassili sería el rey de Kargamis; Zannanza se dedicaría a un importante matrimonio con una familia noble de Egipto; Mursili, el último, se quedaría junto a Arnuwanda como segundo sucesor. Una vez hecha esta compleja red diplomática Suppiluliuma invadió todas las conquistas que habían realizado durante época de Tudhaliya, y cuando ya estuvieron debilitados atacó al núcleo del reino. La ‘excusa’ para atacar se basó en una de las alianzas que el rey hitita había tenido con los reinos fronterizos de Mitanni, que había respondido a las invasiones con un ataque a Nuhasse. Suppiluliuma saqueó Wassukani, capital mitania, y se asignó el control de todo el territorio.

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Es importante decir que cuando salió de Siria se dirigió al reino de Qadesh, reino vasallo de Egipto, al cual conquistó, deponiendo al rey y colocando en el trono a otro hijo suyo. A la vuelta hacia Hatti, de forma pacífica, estableció vasallajes con Ugarit, Nuhasse y Amurru. El fin de esta Gran Guerra Siria supone la creación de un nuevo mapa en la zona, un nuevo mapa en el que se nota la predominancia equitativa de las plazas pertenecientes tanto a Egipto como a Hatti. 6.3-Ankhesenamón. Suppiluliuma había acabado sus conquistas, aunque aún había reinos que se le resistían, como era el de Carkemish. Cuando preparaba el asedio le llegó una carta de la reina egipcia Ankhesenamón, en la cual afirmaba que su marido, Tutankamón, había muerto. En la carta pedía a Suppiluliuma un marido, alguien para hacerle faraón y rey de Egipto. Tal cosa era difícil de creer. De hecho, hay constancia en una tablilla de que, al leer la carta de la reina, Suppiluliuma exclamó ‘¡tal cosa no me había ocurrido en la vida!’. El rey, incrédulo por tal oferta, que supondría la alianza y casi unificación de ambos reinos, pudiendo dar incluso un rey común a ambos países, envió al copero real a Egipto para asegurarse de lo que estaba ocurriendo en Egipto. Sin embargo, a la vuelta, el emisario trajo una carta indignada de la reina en la cual decía que ella se había rebajado, se habían humillado a ella y a su reino para buscar un heredero fuera de las fronteras. A esto, Suppiluliuma reaccionó enviando a un príncipe heredero, a Zannanza, para convertirse en faraón. Suppiluliuma esperó ansioso la reacción de la reina egipcia, pero las noticias tardaron en llegar, hasta que un emisario llegó y le contó que su hijo había sido asesinado. Hoy en día no están esclarecidas las causas de la muerte, pero sabemos que muy probablemente había sido un antiguo visir que, tras esto, se convertiría en el faraón Ay. Suppiluliuma, desconocedor de esto, se lo tomó como una terrible ofensa, viéndolo como una trampa, por lo que Egipto se vio en una crisis interna sucesoria y en una crisis externa, pues la segunda potencia se disponía a atacarles. Los hititas cruzaron las fronteras egipcias y arrasaron gran cantidad de plazas egipcias. Sin embargo, esto tomó un giro desafortunado para el colérico Suppiluliuma, pues una epidemia de peste contagiada por los prisioneros egipcios se hizo con el ejército, diezmándolo, y llegando a la población de Hatti, convirtiéndose en una epidemia que asoló todo Oriente, llevándose por delante al propio rey Suppiluliuma y al heredero, Arnuwanda. 6.4-La herencia del reinado de Suppiluliuma. Tras este desafortunado giro, una nueva crisis se cierne sobre el País de Hatti, que ya no era tanto un país como un gran imperio. Este imperio había surgido de las cenizas de ese Reino Medio cuya envergadura cronológica desconocemos, pero sabemos perfectamente que fue el gran rey Suppiluliuma el que lo hizo resurgir y el que dio un nombre en todo el Oriente Antiguo a los hititas y el que los llevó a ser una potencia de primer orden gracias a su habilidad militar y diplomática. Sin embargo, la situación que quedó a la muerte del rey fue de una terrible inestabilidad, una inestabilidad que, a largo plazo, acabaría con el reino hitita. En primer lugar, a la muerte del rey, los reinos anatólicos como Arzawa comenzaron a rebelarse, en un momento de crisis por las pestes y por la muerte repentina del rey y de su principal heredero. Mientras estos grupos presionaban a las mismas fronteras en torno al río Marrasantiya, los egipcios, tras los ataques, se reafirmaban de nuevo tras su periodo de crisis, y comenzaron a presionar en las fronteras. Por último, el problema sucesorio, centrado principalmente en la presencia de la reina Tawananna.

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7-El reinado de Mursili II, el Piadoso. A la muerte por la peste de su padre, Suppiluliuma, Arnuwanda II ocupó el trono, pero muy poco tiempo después falleció por las mismas causas que su padre. Así, Mursili, el hermano pequeño, que por entonces era muy joven e inexperto, accedió al trono. La reina Tawananna, la madre, de origen babilónico, hizo de regente durante un tiempo. Con la mayoría de edad de Mursili, éste ascendió al trono, pero al ser tan joven, los numerosos adversarios a los que el gran Suppiluliuma había sometido vieron una oportunidad de revelarse, por lo que, en plena crisis, uno a uno todos los grandes enemigos de Hatti fueron revelándose. Además, Mursili había ascendido al trono tras la muerte de su hermano, y, al ser menor de edad, se dio lugar a una serie de conflictos sucesorios que no harían sino restar apoyos a un rey ya débil. Nos encontramos en este momento con una Asiria recién liberada tras la destrucción de Mitanni. En la frontera norte, siempre inestable por las amenazas de las tribus gasgas, fue asesinado el gobernador. Egipto, tras el desequilibrio previo, se comenzaba a hacer de nuevo con las riendas del Próximo Oriente, aprovechándose de la debilidad hitita. 7.1-Mursili, ‘el Piadoso’. Los reyes de otros países miraron por encima del hombro al joven Mursili, que cada vez más necesitaba hacerse valer en el panorama internacional. Es especialmente interesante el carácter del nuevo rey, probablemente una de las personalidades más atractivas de la historia hitita. Mursili fue un rey especialmente religioso, con una carga moral muy pesada. Su conciencia nunca estuvo tranquila, pues sentía la carga de los asesinatos para hacerse paso hacia el poder de sus antepasados, especialmente los de su padre. Este rey miró atrás, al pasado de su pueblo, y contempló los conflictos sucesorios siempre presentes. Juntando este factor con el hecho de que siempre fue educado para ser sacerdote, no rey, nos encontramos con un rey piadoso, religioso, que quiere redimirse de la culpabilidad que yace sobre sus espaldas. En los principios atribuyó las pestes a la ira de unos dioses que castigaban a su estirpe por haber asaltado el trono. Sin embargo, poco después, cuando sus triunfos comenzaron, Mursili comenzó a preguntarse por qué los dioses le ayudaban. Se han encontrado multitud de documentos en relación a todos sus actos religiosos, en los que se redactan sus plegarias, llegando a interrumpir sus campañas por augurios o para realizar dichos actos. Así, no se le conocerá como ‘el Piadoso’ solo por su actitud religiosa, sino también por la actitud que tenía con sus enemigos vencidos, a los que no duda en perdonar una vez que se ha hecho con el poder de su territorio, el cual se había revelado. Especial mención también ha de tener su vida privada, en la que se culpa de la muerte de su primera mujer a la Tawananna, su madre, quien desde hacía tiempo llevaba conspirando para manejar los hilos del poder en la sombra. Fue condenada a pena capital aunque la piedad del hijo se hizo ver de nuevo, haciendo que se destituyera a la madre pero sin condenarla a muerte. 7.2- La demostración de la valía del nuevo rey. Rebeliones internas. Como hemos visto, Mursili era visto como alguien débil por las otras potencias. Así, los primeros en rebelarse fueron los gasgas, al norte, y poco después el reino de Arzawa. Las campañas contra los gasgas duraron tres años, y nada más acabar fue a Arzawa, que resistió durante otros tres años. En este caso, la ayuda de los aliados, de los vasallos, fue fundamental para la toma de estas plazas rebeldes. Además, vemos cómo el rey perdona a muchos de esos reyes que se habían levantado contra él y les vuelve a dar vasallaje.

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Nuevas incursiones gasgas hacen de su reinado una época difícil, que, no obstante, logra superar con éxito, demostrando rápidamente su valía tanto en Anatolia como en el Próximo Oriente. Es de importante mención que los gasgas, que siempre habían sido un conjunto de tribus, ahora se habían unificado bajo el mando de un rey, Pihhuniya de Tipiya, el cual comandó contra los hititas a todo su pueblo. Sin embargo, Mursili consiguió capturar al rey y deportarlo a Hattusa. Posteriormente, en Siria, se producen nuevas rebeliones provocadas muy probablemente por Horenheb, faraón. Mursili, sin embargo, se quedó en Hattusa celebrando rituales, enviando en su lugar a su hermano Sarrikusu y al rey Niqqmadu II de Ugarit, su aliado. En estos momentos Mursili sufrió un episodio de afasia, durante una gran tormenta de camino al lugar en el que iba a producirse la celebración. En este momento, de debilidad del rey, se vuelven a abrir tres frentes, a la vez que el hermano, Sarrikusu, muere. Sin embargo, sorprendentemente para todos sus enemigos, Mursili actuó a la vez en los tres frentes, los tres en la zona de Siria, sofocando todas las revoluciones de golpe. Fue entonces cuando Mursili terminó de afirmarse en el poder como gran rey hitita y no como el débil sucesor de su padre. En el año quince del reinado de Mursili, tras los problemas anteriores, hubo algunos enfrentamientos, de nuevo gasgas y de Arzawa, pero ninguno de ellos tuvo especial relevancia, y el rey acabó con ellas con poco esfuerzo. Apenas destacables son las rebeliones en algunos pequeños reinos sirios, que no supusieron un especial esfuerzo para el monarca.

8-Muwatalli II y la lucha entre Hatti y Egipto. 8.1-Los comienzos del reinado de Mutawalli II. A la muerte de Mursili II, su hijo Mutawalli le sucedió. Este reinado supuso, probablemente, el último momento de esplendor de los hititas. Del reinado de este rey destaca especialmente el enfrentamiento con Egipto, haciendo que la mayor parte de la información que tenemos sobre este rey vaya en torno a la batalla de Kadesh, la cual es considerada una de las grandes batallas de la Historia por el hecho de enfrentar a las dos grandes potencias del Próximo Oriente en ese momento. A parte de esta creciente inestabilidad exterior, en el interior de Anatolia, tras el reinado de Mursili, se vivía una gran estabilidad. El reino de Arzawa no se volvería a levantar gracias a las represiones del joven rey. Sin embargo, un reino había aparecido con más fuerza: el reino de Ahhiyawa. Merece hacer una especial mención de éstos, pues situados en la zona noroeste de la península, muchos autores afirman que la capitalidad de este pueblo era la ciudad de Troya, la Troya homérica, que ha sido considerada de origen luvita. Además, este reino y, por tanto, su hipotética capital, Troya, tenían relación con los griegos micénicos. Mursili ya había tenido problemas con este reino al final de su reinado, y Muwatalli lo heredó, y tras enfrentamientos (en los que algunos autores lanzan la hipótesis de que se produjo la guerra de Troya homérica), tanto este reino como el reino limítrofe de Wilusa fueron sometidos. Un hecho importante es el cambio administrativo que hizo el nuevo rey cambiando la capitalidad a la ciudad de Tarhuntassa. Mientras ésta era la capital, Hattusa pasó a ser capital del reino del norte, que sería gobernado por Hattusili, hermano del rey y afamado militar que acabó por hacerse con el control de la mitad del reino. Puede decirse que Mutawalli repartió el reino con su hermano de forma que impidiera enfrentamientos y que, con una zona menor que controlar, pudiera hacer frente a los problemas con Egipto.

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8.2-El enfrentamiento con Egipto. La batalla de Kadesh (1274 a.C.). Mutawalli aseguró su poder sobre la ciudad de Alepo, viendo el acercamiento progresivo de un recuperado Egipto que comenzaba de nuevo a afirmar sus plazas en Palestina. Este proceso se llevó a cabo por la XVIII dinastía de Egipto, proceso que llevó a cabo Horemheb, continuando con su hijo Ramsés I, seguido de Seti I. Este último se hizo con Canaán y comenzó a presionar sobre las posesiones hititas en Siria. Seti I invadió Amurru, y en un momento de altísima presión ambas potencias acabaron por chocar. A la muerte de Seti I, Ramsés II accedió al trono, y la tensión en Amurru seguía creciendo. En 1274, en las afueras de la ciudad de Kadesh, se libró la batalla entre las fuerzas de ambas potencias. La batalla no solo destaca por su envergadura y por su resultado, sino también por la complejidad estratégica que supuso, la cual hay que destacar, aunque sin entrar en detalles. Sin duda, el aspecto más curioso de la batalla fue la indecisión en cuanto a quién fue el vencedor y quién fue el vencido, pues en las fuentes de ambas potencias aparecen como vencedores los pueblos autores. Así, hoy se ha determinado con la información que nos han dejado que los ‘vencedores’ fueron los hititas de Mutawalli, a pesar de que las fuentes egipcias dicen que los hititas huyeron. Es necesario afirmar que, aparte de que la intención de esta clara manipulación de una de las dos potencias en relación a ensalzarse como vencedores, las pérdidas para ambos países fueron tan absolutamente devastadoras que más que dos vencedores podemos concluir que hubo dos vencidos, dos perdedores. Sería entonces cuando ambas potencias mantendrían una relación fría y de hostilidad hasta el reinado de Hattusili III, que pactarían la paz definitiva en beneficio de ambas potencias. No habrá, no obstante más guerra directa con Egipto. 8.3-La herencia. No queda apenas información sobre este rey, a pesar de que hay muchísima sobre la guerra contra Egipto. Sin embargo tenemos algunos datos de su vida en la corte. Así, sabemos que los problemas que anteriormente se habían dado con la Tawananna babilonia con la que se había casado su abuelo Suppiluliuma volvían a sucederse en tanto que su madre volvía a intentar hacerse con el poder y a inmiscuirse en los hilos del gobierno de Hatti. Ésta, cuyo nombre era Tanuhepa, fue ‘despojada de su dignidad y alejada de la corte’3, pues quiso imponer como heredero al trono a uno de sus hijos en vista de que el heredero al trono no era legítimo por ser hijo de una concubina en vez de la Gran Reina, es decir, ella. La falta de legitimidad de Uhri-Tessub no está aclarada, pues durante el reinado de éste rehabilitó a Tanuhepa en su posición como Tawananna de su padre, en vez de alejarla de la corte, por lo que las relaciones entre estas personas no están del todo esclarecidas. Esta situación no hizo más que aventurar la crisis dinástica que se acercaba, una crisis dinástica que llevaría a la absoluta decadencia y al fin del Imperio de los hititas.

9-El comienzo de la decadencia: Uhri-Tesub y Hattusili III. 9.1-Uhri Tesub. En vida, Muwatalli declaró como sucesor legítimo a Uhri-Tessub (Teshub dependiendo de la transcripción, como tantos otros nombres), pero a pesar de ello algunos miembros de la corte le consideraron bastardo, lo que le causó un reinado muy inestable. Su corto reinado, de apenas siete años, ha dejado pocos documentos, de los cuales gran parte fueron escritos por su tío y, por lo tanto, están encaminados a criticar su situación. Su política exterior se basó principalmente en la destitución de algunos de los reyes de estados vasallos de cuya fidelidad dudaba, pensando que pactaban en 3

Houwink ten Cate, 1974. 21

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secreto con Egipto, colocando en el trono a otros de confianza. Durante su reinado destacan los enfrentamientos con asiria, que invadió Hanigalbat y presionó sobre las fronteras hititas hasta causar una situación de peligro inminente. Otro hecho político de importancia es la vuelta de la capitalidad de Tarhuntassa a Hattusa de nuevo. La división que se había hecho en un País Superior y un País Inferior ahora había quedado con el control de Uhri-Tessub del País Inferior y de su tío Hattusili del Superior, siendo Uhri-Tessub el rey de todo Hatti. La vuelta a Hattusa hacía que su tío tuviera menos libertades, lo que se tradujo en un enfrentamiento en el que el tío tenía todas las oportunidades de ganar, en tanto que su vejez, su experiencia y su fama le hacían astuto y valedor de muchos derechos de vasallaje de territorios del País Superior de Hatti. Así, Hattusili destronó a Uhri-Tessub y causando una gran crisis dinástica. 9.2-El ascenso de Hattusili III. Haciéndose con todos los honores que su hermano mayor, Muwatalli, le había entregado, Hattusili III accedió al trono tras haberse ganado una importante fama militar en sus luchas contra los gasgas en el norte. Fue un afamado político por su capacidad de realizar tratados. Del enfrentamiento con Egipto salió especialmente beneficiado, pues fue el encargado de organizar las tropas que perseguirían a los egipcios en su regreso a Egipto. Cuando se levantó contra su sobrino, no lo mató, sino que le quitó todo su poder y le desterró para siempre. 9.3-Actividad diplomática en el reinado de Hattusili III. El reinado de Hattusili, una vez estabilizado, se basó en una gran campaña propagandística para hacerse valer como rey legítimo y no como el usurpador que realmente era, así como en una amplísima actividad diplomática que hizo de él el último gran rey de los hititas. Así, comenzó a restaurar templos y a dar privilegios a la clase sacerdotal, engrandeciendo las ciudades y apoyando a aquellos que le habían apoyado durante su levantamiento. Además escribió una serie de textos que hoy nos han llegado en los cuales hace apología de sí mismo, en la llamada Autobiografía. Esta obra se basa en la justificación de sí mismo frente a aquellos que lo consideraron ilegítimo. Es interesante el hecho de que se declare bajo la protección de la diosa Ishtar, la cual le había elevado a su posición natural en contra de las injusticias del rey anterior. Habrá también textos en relación a que el culto a esta diosa se le reservaba al rey y a su familia. Esta imagen nos da claramente una idea de cómo era la religión hitita, es decir, una miscelánea, un conjunto de cultos adaptados de todos los países ya no solo anatólicos sino extra-anatólicos, haciendo que se ganaran el nombre de la Religión de los Mil Dioses. Al final de esta actividad propagandística, vemos cómo Hattusili había conseguido lo que pretendía, lavar su imagen, a pesar de que siempre fue un hombre dominador y que buscó gobernar si no en el trono, en la sombra. Así como su actividad propagandística fue un éxito, Hattusili pasó más a la historia por su habilidad diplomática. A pesar de la incomodidad y el desconcierto que causó su ascenso al trono en las cortes extranjeras, logró hacerse con el control y comenzar a hacer nuevos pactos con Babilonia y Amurru, ambos pactos matrimoniales. También son importantes las relaciones con Ugarit, con los que continúa la paz, y con Asiria, que llevaban mucho tiempo, desde la conquista de Hanilgabat, presionando sobre sus fronteras. Hubo una serie de pactos con el rey Salmanasar I, pero estos no detuvieron a los asirios de seguir haciendo presión, pues tenían una parte importante de sus intereses en Siria. Sin embargo, lo más importante es su tratado con Ramsés II de Egipto. Se conservan hoy las dos versiones de las partes firmantes, en dos tablillas de plata. La versión hitita está en jeroglífico hitita, 22

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acadio y egipcio. El tratado fue negociado directamente entre los dos reyes, y no hay completa igualdad entre ambos textos. Un ejemplo de ello es que Hattusili pide a Egipto el respecto y la seguridad de que será su hijo el que le suceda en el trono. Así, ambos países detuvieron sus presiones sobre Canaán y se dedicaron a un enemigo común: Asiria. El tratado está estructurado de una forma muy coherente, sin desorden, con cláusulas generales, cláusulas especiales, dioses testigos y sellos, a parte de la presentación de las partes firmantes del tratado. 9.4-El legado de Hattusili y el comienzo de la decadencia. Las consecuencias del tratado se prolongaron hasta el final de la historia de los hititas. Ambas potencias establecieron no solo la neutralidad sino la amistad, habiendo constancia entre relaciones matrimoniales de una princesa hitita con Ramsés II. Ramsés II invitará en diversas ocasiones a visitar Egipto de una forma amistosa al rey Hattusli (que declina la oferta excusándose con una enfermedad). Para prevenir problemas dinásticos, Hattusili entregó una parte del reino, el reino de Tarhuntassa, a su sobrino Ulmi-Tessub, hermano de Uhri-Tessub. Esta entrega quería acabar con los posibles problemas dinásticos que pudieran darse. El hijo de Hattusili, Tudhaliya, heredó el trono, no sin antes producirse una gran confusión relacionada con que él confesó que no era el heredero verdadero, sino que su padre había elegido a otro antes que a él, su hermano mayor. Es muy probable que Puduhepa, la mujer de Hattusili, tuviera algo que ver con el cambio del rey. El papel de esta reina es fundamental, pues ella fue la que organizó toda la política matrimonial de Hatti, así como los templos, pues además era sacerdotisa. Su papel, por tanto, fue mucho mayor que el de la gran mayoría de Tawanannas.

10-Tudhaliya IV y la caída del País de Hatti. A pesar de no ser el rey heredero en principio, Hattusili preparó a Tudhaliya para que tuviera un reinado idéntico al suyo. Así, continuó el culto a Ishtar de Samuha y continuó con actividades diplomáticas con los gasgas en el norte. 10.1-El reinado de Tudhaliya IV. La llegada al trono de Tudhaliya tuvo graves consecuencias, pues su legitimidad resultó demasiado discutible. La familia imperial era especialmente numerosa y el reparto de la herencia en muchos aspectos pudo ser injusto. La inestabilidad llegó al punto en que Tudhaliya tuvo que condenar el golpe de estado de su padre. Reconoció a algunas familias de la corte para ganar estabilidad, pero con ello solo consiguió que éstas se acercaran más al trono, ya inestable por los propios problemas familiares. Especial reconocimiento dio a su primo Kurunta, a quien ayudó en sus enfermedades y cuyos esfuerzos militares reconoció. Se sabe que hubo un golpe de estado de este primo, Kurunta, que gobernó durante un año. Sin embargo, los datos sobre esto son mínimos en tanto que Tudhaliya, a su vuelta al trono, condenó al rey a la damnatio memoriae, y solo constan unas pocas tablillas en las que se refieren a Kurunta como Tabarna y rey de los hititas. En cuanto a la política exterior, Tudhaliya continuó con la actividad diplomática de su padre Hattusili. La mayor parte de la política exterior de éste se dedicó a mantener el equilibro en Siria. No hubo

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problemas militares, pero sí que se percibe la incomodidad con la que algunos reyes sirios aceptaron el vasallaje del nuevo rey. Por otro lado estaba la amenaza de Asiria. Salmanasar I había muerto y le había sucedido TukultiNinurta I. Éste avanzó sobre Hanilgabat y, haciendo presión, plantó cara a un Tudhaliya que intentaba negociar diplomáticamente. Sin embargo, todas las negociaciones fallaron y Hatti respondió cortando todas las rutas comerciales asirias, lo que se tradujo en última instancia en una batalla que culminó con la derrota hitita. Tudhaliya llamó a sus vasallos a las armas, pero en ese momento los asirios se volvieron hacia Babilonia y se desinteresaron por continuar con los enfrentamientos contra Hatti. Por último es importante resaltar dos hechos importantes en el reinado de este último gran rey. En primer lugar fueron las guerras contra nuevos levantamientos en la región de Ahhiyawa y, en segundo, la conquista de la isla de Chipre. Este último hecho es especialmente relevante en tanto que los hititas nunca antes habían tenido interés en el mar ni la capacidad suficiente como para llevar a cabo empresas de tal envergadura. 10.2-Arnuwanda III y Suppiluliuma II. De los dos siguientes reyes no sabemos apenas nada. De Arnuwanda III sabemos que tuvo que continuar con las guerras internas contra los pueblos del interior de Anatolia. Además, sabemos que no tuvo descendencia, lo que llevó a una crisis sucesoria. Le sucedió Suppiluliuma II, su hermano. Ambos son personajes muy desconocidos y con una historia muy oscura. Del segundo sabemos que fue un rey bélico, asociado en los relieves a dioses de la guerra. Se ve en estos relieves cómo hubo un enfrentamiento con Tarhuntassa, capital del País Inferior de Hatti, por posibles intereses de segregación del País Superior de Hatti, con capital en Hattusa. De pronto vemos también cómo los intereses de los hititas se centran en el mar, en Chipre. Este repentino interés por el mar tiene relación directa con el final de la historia de los hititas. 10.3-El fin del reino de los hititas. De pronto, en torno al año 1180 a.C., las fuentes hititas cesan y se produce un silencio atronador. Está claro que las causas de la caída de un imperio de tales magnitudes no pudo ser mera casualidad o consecuencia de una sola razón. Así, podemos observar que, antes de que cayera Hatti cayó su gran aliado Ugarit. En primer lugar debemos hablar de la causa dinástica, un enfrentamiento que venía desde Hattusili III, que había roto con la tradición y había abierto las posibilidades de legitimidad para la herencia del trono a un amplio número de miembros de la corte, lo que, en un momento determinado, pudo llevar a un enfrentamiento. Podemos ver esta incomodidad en el golpe de estado de Kurunta durante el reinado de Tudhaliya IV. En segundo lugar, la independencia de los reinos vasallos frente a la debilidad de Hatti. Estos reinos, como Wilusa, Ugarit, Amurru, etc. vieron en la debilidad de Hatti un momento de escisión y separación para tener absoluta independencia. Un desmembramiento de la casa real hitita pudo llevar a una diversidad de posiciones y a una división de posiciones que llevó a la independencia de estos reinos por no considerar legítimo al hipotético vencedor de las disputas dinásticas.

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En 1190 a.C. Hattusa arde hasta los cimientos, desde sus palacios hasta las murallas. Es muy probable que según algunos autores 4 fueran incursiones gasgas muy organizadas, aprovechándose de la debilidad, las que se centraron en destruir el núcleo del País de Hatti para así acabar con la represión. Por último, los Pueblos del Mar. Desde el punto de vista hitita, se ven como llegan inmigraciones del Mediterráneo y del Egeo hacia ciudades como Ugarit, inmigraciones violentas y masivas que asolan todo a su paso. Gracias a algunas cartas de Ramsés III, conocemos a algunos de estos pueblos, que se identifican con filisteos, teucros, sículos, denyen, etc. Según las escasas fuentes hititas, algunos de los que llegaron también fueron tirsenos-tirrenos (predecesores de los etruscos) y sardos de Cerdeña. Muchos de estos pueblos atacaron repentinamente las costas de Anatolia, que ya estaba en una situación de terrible inestabilidad. Es muy posible que a estos pueblos del mar se le unieran pueblos de Anatolia como los habitantes de Ahhiyawa e, incluso, los gasgas. Frente a esto, una gran parte de los asentamientos hititas fueron o arrasados o abandonados, subsistiendo escasos núcleos que se desvanecieron frente al colapso absoluto que asedió a todo el País de Hatti al mismo tiempo. Podemos considerar la existencia de pueblos neo-hititas posteriores, y una breve continuación de la tradición hitita. No obstante, hemos de recordar que los hititas fueron siempre un pueblo con menos cultura propia y más capacidad de absorber otras culturas, de manera que con la caída de Hatti no solo se vino abajo el poder político de los hititas, sino que la separación hizo que se viniera abajo todo el sistema cultural, adaptando los sistemas de los nuevos pueblos que llegaron a Anatolia, del que cabe destacar sobre todos los demás Frigia, y, por tanto, el fin absoluto de toda la tradición e historia hitita.

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Hoffner, 1973; Mellaart, 1984; Güterbock, 1989. 25

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Dossier. Mapas para comprender mejor el mundo hitita. 1-Contexto general en los comienzos del reino de los hititas.

2-Oriente en torno a 1750 a.C.5

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Fuente: http://geacron.com/home-es/?lang=es 26

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3-Oriente en torno a 1650 a.C.

4-Oriente en torno a 1560 a.C.

5-Oriente en torno a 1520 a.C., durante el gobierno de Telepinu (1525 – 1500 a.C.)

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6-El fin del Reino Antiguo Hitita. Oriente en torno a 1430 a.C.

7-El Nuevo Reino Hitita. El reinado de Suppiluliuma (1344 – 1322 a.C.)

8-Oriente en torno a 1290 a.C. Mursili II y Muwatalli II.

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9-La batalla de Kadesh, 1274 a.C.

10-Oriente en 1200 a.C.

11-El fin del reino de los hititas. Oriente en 1170 a.C.

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Bibliografía: -BRYCE, Trevor. El reino de los hititas. Madrid: Cátedra, 201. -BERNABÉ, Alberto y ÁLVAREZ-PEDROSA, Juan Antonio. Historia y leyes de los hititas. Textos del Reino Medio y del Imperio Nuevo. Madrid: Akal, D.L. 2004. -GONZÁLEZ SALAZAR, Juan Manuel. Rituales hititas: entre la magia y el culto. Tres Cantos (Madrid): Akal Oriente, 2009. -SAEZ FERNÁNDEZ, Pedro. Los hititas. Torrejón de Ardoz, Madrid: Akal, 1988. -MONTENEGRO DUQUE, Ángel. El imperio hitita. Bilbao: Moretón, 1967. -GONZÁLEZ SALAZAR, Juan Manuel. El Imperio hitita: Suppiluliuma. Cuenca: Alderabán, D.L. 2010. -SANMARTÍN, Joaquín. Historia antigua del Próximo Oriente: Mesopotamia y Egipto. Madrid: Akal, 1998. - http://en.wikipedia.org/wiki/Hittites -HICKS, Jim. Los hititas. Time Life, 1981. -http://geacron.com/home-es/?lang=es

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