Leprosería de Cabo Blanco - Circulante y vida cotidiana bajo la mirada de Jacinto Convit

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Descripción

Maracaibo, 12-06-2014

Leprosería de Cabo Blanco: Circulante y vida cotidiana bajo la mirada de Jacinto Convit Jacinto Convit fue uno de los venezolanos más ilustres de los siglos XX y XXI, destacado por su labor científica en la investigación y lucha contra la lepra y otras enfermedades, pero por encima de todo, por su obra humanitaria, su vocación médica al servicio de los enfermos más que a fines personales. Al cumplirse el primer mes de su fallecimiento, conviene hacer memoria de la realidad que le tocó vivir, y que acentuó su vocación al servicio de la gente.

El Dr. Jacinto Convit, recientemente fallecido, fue una de las figuras clave de la medicina venezolana durante los siglos XX y XXI.

Lepra y leproserías La lepra, también conocida como el Mal de Hansen, es la enfermedad más famosa de la historia ya que se reporta desde tiempos muy antiguos en todos los rincones del planeta. Su mención más famosa, y la que marcó el modo de combatirla durante siglos, la hace la Biblia en el Libro del Levítico1, escrito cerca del año 1512 a.C., que ordena el aislamiento del enfermo y sus bienes, y su evaluación por parte del sacerdote en períodos de siete días. Durante la Edad Media, para recluir a los enfermos, hacen su aparición los leprosarios, leprocomios o lazaretos; este último nombre tiene su origen en Lázaro de Betania, resucitado por Jesús tras fallecer a causa de la enfermedad. Los lazaretos, la lepra y la tradición del aislamiento fueron traídos a América por los conquistadores. En Venezuela aparecen hacia mediados del siglo XVI con la construcción del leprosario de La Hoyada, Caracas, que ya reflejaba una necesidad de la población. Este leprocomio sería mudado a Cabo Blanco, actual Aeropuerto de Maiquetía, en 1906. Por otra parte, para occidente, el Libertador ordenó en 1828 construir un lazareto en el Lago de Maracaibo, en la Isla de Burros, posteriormente llamada Providencia. Convit en Cabo Blanco El Dr. Jacinto Convit tuvo la oportunidad de trabajar en la leprosería de Cabo Blanco a partir de 1938. Según sus propias palabras, esta práctica fue una experiencia de vida: “aprendí a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, odontólogo y consejero, que sirvieron 1

Libro del Levítico, capítulos 13 y 14: Leyes acerca de la lepra.

ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos”.2 Cabo Blanco, así como Providencia, eran crudas realidades que el médico no pasó por alto: “no sé qué era más impresionante, si la enfermedad en sí o el rostro de dolor de aquellos seres. La lepra no tenía cura. A la gente la cazaban en la calle”.3 Como una de sus experiencias más notables, Jacinto Convit relataba desgarradoramente que a los enfermos… …los tomaban del interior del país, los metían en un camión y los llevaban a las leproserías… Los embarcaban en una goleta llamada ‘El Cisne’ que venía y tardaba como 15 días. Así era la situación de difícil, que yo una noche recibí una persona maniatada con cadenas, lo traían de oriente, en un camión custodiado con gente armada, un pobre hombre que lo único que tenía era que había sido infectado con lepra.4

El nivel humano de Jacinto Convit queda en evidencia cuando comentaba que Cabo Blanco “era como una cárcel que había que destruir”.5 Sobre los enfermos, el Dr. Convit decía que “había gente extraordinaria, pero contagiada. Más que una medicina, a veces necesitaban una conversación. A veces regañaba hasta al cura, porque se le pasaba la mano. Recuerdo que le decía: ellos también son feligreses”.6 El Dr. Jacinto Convit (abajo, al centro) junto a sus colegas en la Leprosería de Cabo Blanco.

El ambiente de trabajo, y su innata sensibilidad por los pacientes, impulsó a Convit a trabajar en beneficio de los afligidos. Sus trabajos ayudaron a desmontar mitos del contagio con más de 3.000 años de antigüedad, y que por su posición extrema limitaron el contacto entre los enfermos y el resto de la sociedad. Para el momento, existía incluso una normativa que, basada en creencias erróneas, proponía la creación hasta de un circulante restringido para uso en los leprosarios, pues si una persona sana llegaba a manipular monedas y billetes (entre otras cosas) que pertenecieron a un leproso, llegaría a sufrir del Mal de Hansen posteriormente. Es en el marco de estas normas que Venezuela produjo, durante la primera mitad del siglo XX, una gran

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VITAE: Revista digital del Centro de Análisis de Imágenes Biomédicas Computarizadas. Disponible en: http://caibco.ucv.ve/caibco/vitae/VitaeDieciseis/Personaje/ArchivosHTML/caboblanco.htm. 3 Ibídem. 4 Ibídem. 5 Ibídem. 6 Ibídem.

variedad de piezas monetarias para uso exclusivo de los leprocomios de Cabo Blanco y Providencia, que seguramente el Dr. Jacinto Convit llegó a conocer. Circulante para leproserías Excluyendo las pruebas de finales del siglo XIX, las primeras monedas que se hicieron en Venezuela para uso exclusivo de los enfermos de lepra se acuñaron en Maracaibo en 1913 y 1916. Eran piezas fabricadas en bronce bajo la figura del Lazareto Nacional de Maracaibo, con valores de 5 céntimos (sólo 1916), y Bs. ⅛, ½, 1, 2, 5, 10 y 20. Circularon sin inconvenientes hasta 1939, momento en que son actualizadas según el Reglamento de Leproserías Nacionales vigente para ese año. En su anverso, contaban con el nombre del leprocomio y la fecha, dejando el reverso para su denominación.

Anverso de las monedas de la Leprosería Nacional de Cabo Blanco. Año 1936.

Anverso de las monedas del Lazareto Nacional de Maracaibo. Año 1916.

Cabo Blanco, por su parte, produjo en latón sus primeras monedas (conocidas) veinte años después, bajo las denominaciones de Bs. 0,05, 0,12 ½, 0,50, 1, 2, 5, 10 y 20. Su diseño, por el anverso, contaba con la identificación de la Leprosería Nacional de Cabo Blanco y el año 1936; en el reverso mostraba únicamente su valor facial. Estas piezas tenían plena vigencia para el momento en que Jacinto Convit empezó a trabajar en el leprocomio, y fueron hechas con el mismo motivo y metal que, tres años después, utilizarían las monedas del lazareto de Maracaibo, ahora bajo el nombre de Leprosería Nacional de la Isla de Providencia, para actualizar su circulante en valores de Bs. 0,05, 0,12 ½, 0,50, 1, 2 y 5. Hasta el momento se reporta y presume, más no se ha confirmado, la existencia de los Bs. 10 y 20 para Providencia.

La manera en que los enfermos de lepra se hacían con estas piezas era muy sencilla: sus familiares llevaban ante la administración del lazareto una cantidad determinada de dinero que era cambiada por su equivalente en circulante restringido, el cual era posteriormente entregado a quien correspondía. Por otro lado, es curioso observar que no se conoce el medio, denominación de 25 céntimos o Bs. ¼, lo cual sorprende debido a la existencia de puyas (5 céntimos), lochas

(12 ½ céntimos) y reales (50 céntimos) para las leproserías, y a la amplia acuñación y circulación de ese valor en monedas de curso legal para la época. Las monedas para leprosarios empezaron a ser descontinuadas en 1940, cuando el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social ordenó su reemplazo por billetes debidamente sellados y autorizados. Se hicieron tres emisiones durante esos años, las cuales fueron responsabilidad de la Litografía y Tipografía El Comercio (primeros dos tirajes) y la Editorial Bellas Artes (último tiraje). Entre ellas, se pusieron a circular las denominaciones de 25 y 50 céntimos, y Bs. 1, 2 y 5, ilustradas en colores diferentes y presentando por anverso y reverso los mismos elementos de diseño: un paisaje costeño con un barco pesquero, el valor facial, las leyendas correspondientes que aludían al organismo emisor y a su validez restringida, su número de serie, y las firmas y sellos de las autoridades.

Billete de 50 céntimos de las Leproserías Nacionales. Año 1940.

Para 1944, el deterioro de los billetes dio paso a la incineración de los más desgastados. Posteriormente, y a medida que las investigaciones científicas llevadas a cabo por Convit fueron rindiendo frutos, se desmontó la creencia del contagio de la lepra por contacto con los enfermos y sus posesiones. Esto hizo innecesaria la existencia del circulante para leproserías, lo que conllevó a su progresiva eliminación. Ya para 1958, prácticamente la totalidad de las monedas y billetes para lazaretos había desaparecido, preservándose sólo aquellas piezas que habían sido escondidas o enterradas, y que luego de encontradas pasaron a integrar colecciones numismáticas. El legado de Jacinto Convit El Dr. Convit trabajó siete años en la Leprosería Nacional de Cabo Blanco. Allí, sus investigaciones con el único remedio para la lepra empleado hasta el momento, el aceite de Chaulmoogra, y otros compuestos químicos, le permitieron generar un tratamiento ambulatorio eficaz contra la enfermedad que empezó a correr entre los centros médicos del país. Esto le permitió alcanzar su sueño de cerrar los sitios de reclusión para los enfermos, e hizo de Venezuela el primer país del mundo en eliminar el aislamiento de los leprosos.

No obstante, la investigación de Jacinto Convit no se detuvo con ese logro. Años después, tras participar en diferentes proyectos e integrar diversos organismos, se dedicó a fundar el Instituto de Dermatología, actual Instituto de Biomedicina de Caracas, donde continuó sus estudios sobre el Mal de Hansen. Es allí donde logra generar sus vacunas contra la lepra y la leishmaniasis, que le valieron en 1987 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y en 1988 la nominación al Premio Nobel de Medicina.

Momento en que Pablo Rudomín y Jacinto Convit reciben, en 1987, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

El trabajo de Convit ha sido merecedor, a lo largo de los años, de reconocimientos a todo nivel, no sólo en el plano interno sino también internacional. En 1980 fue reconocido por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), que le otorgó el Premio Nacional de Ciencia; y hasta 2013 había recibido diez Doctorados Honoris Causa por parte de universidades venezolanas. También fue honrado por el Ejecutivo Nacional en varias ocasiones, que le confirió la Orden del Libertador en dos grados diferentes (Comendador en 1961, y Gran Cordón en 1993), además de homenajes varios de entre los que se destaca el que en 2013 le hicieron la Asamblea Nacional, el Ministerio del Poder Popular para la Salud, y la Federación Venezolana de Maestros. Fuera del país, la Organización Mundial de la Salud le ha loado en contadas ocasiones con premios como el "Héroe de la Salud Pública de las Américas", otorgado en el año 2002 por su correspondiente regional, la Organización Panamericana de la Salud. En 2011, fue turno del gobierno francés al otorgarle la Legión de Honor, la más conocida e importante de las condecoraciones galas. El Dr. Jacinto Convit falleció el 12 de mayo de 2014, a tan solo cuatro meses de cumplir 101 años de edad. Sin embargo, más que una estrella que se apaga, su vida y obra continúa siendo objeto de honores como la Orden “Libertadores de Venezuela”, que le fue conferida post-mortem por la Presidencia de la República. Además, cabe destacar el homenaje que diferentes instituciones le rinden al portar su nombre, o asignárselo a sus espacios, actividades científicas y culturales, y hasta premios. Recientemente, la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho creó un

programa de becas científicas en honor a este ilustre médico, esperando atender a 50 mil personas que, seguramente, seguirán los pasos de este incansable investigador venezolano. Es por esto y más que hoy, al cumplirse el primer mes de su deceso, conviene recordar su labor con este artículo.

Fuentes referenciales consultadas 

Bermúdez, Margioni (2007, abril 15). Las monedas de los leprosos. Diario Panorama, cuerpo 1, p. 2.



Garriga, Gorgias (1979). Fichas, señas y ñapas de Venezuela. Serie Cuadernos Lagoven. Caracas: Lagoven, S.A.



Varios autores (c. 1512 a.C.). La Biblia: Libro del Levítico. Capítulos 13 y 14: Leyes acerca de la lepra. Disponible en: http://iglesia.net/biblia/libros/levitico.html. Consulta: 2014, mayo 30. VITAE: Revista digital del Centro de Análisis de Imágenes Biomédicas Computarizadas. Personajes: Jacinto Convit - Cabo Blanco: la otra universidad. Disponible en: http://caibco.ucv.ve/caibco/vitae/VitaeDieciseis/Personaje/Archivos HTML/caboblanco.htm. Consulta: 2014, mayo 30. Wikipedia, La Enciclopedia Libre. Artículo: Jacinto Convit. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/ Jacinto_Convit. Consulta: 2014, mayo 30.





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