La relación entre prácticas productivas y prácticas alimentarias: historia y perspectiva de la quinua en la pre puna y puna catamarqueña (Argentina).

July 14, 2017 | Autor: J. Gonzalez Cosio... | Categoría: Quinoa
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Descripción

LA RELACIÓN ENTRE PRÁCTICAS PRODUCTIVAS Y PRÁCTICAS ALIMENTARIAS: HISTORIA Y PERSPECTIVA DE LA QUINUA EN LA PRE PUNA Y PUNA CATAMARQUEÑA (ARGENTINA) THE RELATION BETWEEN PRODUCTION PRACTICES AND FOOD PRACTICES: HISTORY AND PERSPECTIVE OF QUINOA IN PRE PUNA AND PUNA CATAMARQUEÑA (ARGENTINE)

Gonzalez-Cosiorovski J. (1); Winkel T. (2); Moity-Maïzi P.(3); Cittadini R. (4); Champredonde M. (5) (1) Instituto Tecnología de Alimentos, Centro de Investigación en Agroindustria, INTA. Castelar, Buenos Aires, Argentina. [email protected] 2) Institut de Recherche pour le Développement (IRD), UMR 5175 CEFE, Montpellier, Francia. (3) Institut des Régions Chaudes (IRC), Montpellier SupAgro, UMR Innovation, Francia. (4) INTA-Labintex, Agropolis International, Montpellier, Francia. (5) Estación Experimental Agropecuaria Bordenave, Centro Regional Buenos Aires Sur, INTA, Argentina.

Resumen Los procesos de modernización que se han dado a nivel mundial han implicado un creciente distanciamiento entre los consumidores y los alimentos a partir del incremento en la industrialización de los mismos (Bricaset al 2013). Simultáneamente a dicho “alejamiento” se observa un importante movimiento de consumidores interesados en conocer el origen y las condiciones de producción de lo que se consume. Progresivamente comienzan a ampliarse los mercados con sellos de tipo “orgánicos, locales, de comercio justo”, etc. en los cuales la quinua se encuentra inserta. Este fenómeno se acentúa en poblaciones urbanas verificándose una “distancia” entre la gente y los alimentos, en sus dimensiones geográfica, económica y cognitiva. En áreas rurales marginales, en las que predomina una cultura local ancestral, este distanciamiento podría ser considerado bajo. Sin embargo, el análisis de la trayectoria de las prácticas productivas y las prácticas alimentarias en áreas como la Puna catamarqueña, en torno a un producto local como la quinua nos invita a mirar más de cerca la relación entre ambas trayectorias. Es allí que podemos observar las implicancias profundas de la modernidad alimentaria y su impacto. A partir del enfoque de Sistemas Agroalimentarios Localizados (SIAL) partimos de la hipótesis que la quinua constituye un producto patrimonial emblemático del sistema agroalimentario local y más ampliamente del sistema andino, aún así su producción actual es escasa. El abordaje con una mirada de tipo SIAL nos permite centrarnos en la gente y no exclusivamente en el producto, a la vez nos permite observar los conocimientos empíricos y su eventual transmisión, para así poder reflexionar sobre el lugar que ocupa este cultivo en la cultura local y sobre las posibilidades de su relance. Palabras clave: prácticas productivas, prácticas alimentarias, puna catamarqueña, distanciación, patrimonialización.

Abstract The modernization processes that have occurred worldwide have meant a growing gap between consumers and food based on the increase of its industrialization (Bricaset 2013). Simultaneously with this "distancing" an important movement of consumers interested in knowing the origin and production conditions of what is consumed is observed. Gradually it begins to grow markets with labels such as "organic, local, fair trade" etc. where quinoa is inserted. This phenomenon is accentuated in urban populations verifying a 'distance' between people and food in their geographic, economic and cognitive dimensions. In marginal rural areas, which dominate an ancient local culture, this distance could be considered low. However, analysis of the trajectory of productive practices and food practices in areas such as Puna Catamarqueña, around a local product like quinoa invites us to look more closely at the relationship between the two paths. It is here that we see the profound implications of food modernity and its impact. From the frame of Localized Agrifood Systems (SIAL) we start from the assumption that quinoa is a patrimonial product of the local heritage food system and more broadly the Andean system, yet its current production is low. The approach SIAL approach allows us to focus on people, not only in the product, while also observe the empirical knowledge and eventual transmission, in order to reflect on the place of quinoa in the local culture and the possibilities of its relaunch. Keywords: production practices, food practices, Puna catamarqueña, distancing, patrimonialization.

Introducción En el actual contexto internacional el modelo de producción de agroalimentos ampliamente difundido es llevado a cabo con una aparente eficiencia, basada en condiciones favorables allí donde los recursos son abundantes (Parmentier 2007). En este sentido el cultivo de quinua se realiza principalmente en zonas de producción marginales, más allá de su actual avance en zonas de agricultura extensiva. La presencia de quinua en la región del noroeste argentino data del período formativo entre el 1000 AC y 1000 DC (Babot et al. 2012; Korstanje 2012). Acorde a los hallazgos arqueológicos la presencia de quinua en la puna catamarqueña es anterior al período de los Incas, alrededor de 8 siglos previo a su llegada (Delfino 2007). La quinua es un cultivo domesticado hace aproximadamente unos 7000 años, considerado un componente importante de la dieta andina siendo además una fuente de proteínas especialmente rica en vitaminas, fosforo, potasio, magnesio y calcio (FAO 2013). Sus elevadas cualidades nutricionales son ampliamente valoradas más allá de su lugar de origen (National Research Council 1989; Brack Egg 2003 citado por Del Castillo et al. 2008). Para hablar de la quinua hoy es necesario mencionar que Perú y Bolivia son los principales productores y exportadores, 52% y 37% respectivamente de la producción mundial durante el año 2012, seguidos de Estados Unidos (6,3%), Canadá (3%) y Ecuador (1%) (FAO 2013). En el caso de Argentina la quinua hoy no constituye parte de un sistema productivo difundido. Su producción es caracterizada por algunos autores como familiar y destinada al autoconsumo, centrada principalmente en las provincias del norte Argentino. La pérdida de importancia del cultivo se dio desde la época de la colonización en forma generalizada en la región y responde a motivos económicos, culturales, políticos y sociales (Golsberg et al. 2010) pero también a abruptos cambios climáticos (Lupo et al. 2007). La identidad colectiva expresada en los alimentos y el alimento visto como uno de los vectores de la consciencia identitaria nos lleva a preguntarnos ¿qué queda de los comportamientos heredados de la tradición luego de la industrialización? (Garnotel 2014). Acorde al autor existe un fuerte atavismo en los hábitos alimentarios en el seno de las familias y grupos étnicos a partir del cual muchos de estos hábitos sobreviven. En el caso de la quinua como en otros alimentos prehispánicos se suma al fenómeno de la industrialización agroalimentaria y modernización de la agricultura o más ampliamente la modernidad alimentaria (Fischler 2001), un fuerte cambio cultural producto de la

colonización. Son fenómenos que no pueden dejarse de lado al analizar la historia del cultivo y su aparente abandono. Se trata entonces de saber qué sucedió, qué sucede, con este particular cultivo andino del cual nos preguntamos si ha sido parte de la identidad colectiva de la región. Al analizar la pre puna y puna catamarqueña vemos que sus paisajes son bien distintos dando a lugar dos territorios diferentes (Fig. N°1). En la pre puna ubicamos a la ciudad de Belén y a Londres, ambas insertas en valles productivos e incluso bajo riego. Por lo tanto existe una configuración del sistema productivo orientada hacia el mercado. Las poblaciones de estos valles poseen las lógicas del mundo urbano con la infraestructura y servicios propios de una ciudad. Por el contrario en la puna el paisaje es lo opuesto en tanto se trata de una región árida con riego limitado. La producción de esta zona es principalmente destinada al autoabastecimiento. Se trata de conjuntos de viviendas sin un trazado urbano definido, al mismo tiempo que carecen de los servicios de una ciudad, por ejemplo en Laguna Blanca existe un servicio limitado de electricidad nocturno y abastecido únicamente por un grupo electrógeno. Esta región presenta un mayor grado de aislamiento respecto de los centros urbanos, los principales mercados comerciales e incluso de los circuitos turísticos a pesar de la apertura de la ruta en 1979. A su vez la producción y consumo de quinua en Catamarca es distinta a la de Jujuy y Salta. En estas últimas existe una referencia y asociación con la quinua más marcadas, se observa un mayor número de emprendimientos entorno a este cultivo, tanto relacionados al mercado local (circuitos turísticos, gastronómicos) como hacia fuera del territorio. Incluso se registran cultivos de quinua en la zona de valles y ligados a escalas y lógicas propias de los cultivos extensivos. Esta situación podría asociarse a la cercanía con Bolivia, país que no presenta una discontinuidad tan marcada en el cultivo y la pérdida de saberes relativos a las prácticas de preparación y consumo (Winkel 2013). De hecho, Villazón, ubicado en la frontera BoliviaArgentina, es identificado históricamente como puerta de entrada en el intercambio de material genético entre las poblaciones de la región. También cabe mencionar que el flujo turístico en Jujuy y Salta es superior al de Catamarca. Abordamos la pregunta de investigación sobre la relación de prácticas productivas y prácticas alimentarias bajo la hipótesis principal de que, en los últimos 50 años, hubo un cambio notable en la producción agroalimentaria en la región así como en las prácticas alimentarias de sus pobladores. Cambio que se refleja en la incorporación de nuevos cultivos (cereales por ejemplo) e incorporación a la dieta de productos “importados”. Resulta de interés saber si aún se preserva el conocimiento de las técnicas de cultivo y de la preparación de alimentos. Así como también el material genético existente en la actualidad y su flujo. Estas respuestas pueden ser un aporte a la posibilidad de rescatarlo y valorizarlo allí donde ha sido abandonado. La aparente extinción en Argentina de un cultivo de reconocidas aptitudes nutritivas, adaptado a zonas de clima extremo en el contexto de un constante llamado mundial a aumentar la producción de las zonas marginales, es motivo suficiente para impulsar el estudio, conocer qué sucedió y conocer su perspectiva.

Figura N°1:

Fuente: Atlas de Catamarca

Materiales y métodos El abordaje del presente análisis se realizó a partir del enfoque de sistemas agroalimentarios localizados, SIAL (Cirad - Sar 1996). Se trata de un enfoque teórico relativamente nuevo y por lo tanto en constante construcción. Los SIAL fueron definidos en su inicio como “organizaciones de producción y de servicios (unidades de producción agrícola, empresas agroalimentarias, comerciales, de servicios, gastronómicas) asociadas por sus características y su funcionamiento a un territorio específico. El medio, los productos, las personas, sus instituciones, su saber hacer, sus comportamientos alimentarios, sus redes de relaciones se combinan en un territorio para producir una forma de organización agroalimentaria en una escala espacial dada” (Cirad-SAR 1996; Muchnik, Sautier, 1998). Nos interesa una mirada que considere las interacciones entre el producto, la gente y el territorio. El concepto de incorporación propuesto por Fischler (2001) a partir del cual el comensal ingiere lo material y lo simbólico nos puede ayudar a entender el concepto de identidad en torno a los alimentos y en todo caso nos lleva a pensar que tal identidad no se manifiesta hoy claramente en torno a la producción y consumo de quinua en la región de estudio. Los aportes de Poulain (2007) sobre los comportamientos del turismo en torno a la alimentación nos permiten entender el actual estallido turístico al que se abre la región y a partir del cual se dan a lugar mecanismos de intervención para fomentar, proteger y difundir estos productos que intentan dar continuidad a una tradición y herencia cultural que se vuelve muy difícil de detectar en la actualidad. Para el diseño de la recopilación de datos se consideró principalmente la metodología propuesta por Olivier de Sardan (1995) basada en el trabajo de campo o investigación etnográfica o investigación socio-antropológica. Por el límite en la disponibilidad de tiempo se priorizaron para el presente trabajo las modalidades de entrevistas y colección de fuentes escritas.

Resultados y discusión Al analizar la quinua en la pre puna y puna catamarqueña encontramos una incipiente lógica asociada al turismo y la gastronomía, un recurso propio de la región en tiempos pasados del que resta saber si se transformará en alimento a partir de las prácticas de los pobladores locales o ajenos a la región. El caso de la quinua en el territorio analizado nos permite ver que se puede considerar un producto local pero existe una discontinuidad en las prácticas de producción y prácticas de consumo. Ambas no son paralelas y deben ser observadas en su relación. Normalmente cuando se trata de productos industriales se asume el divorcio entre una y otra, es decir el sistema de producción industrial no se asocia al consumo en su lugar de producción. Al contrario cuando nos referimos a productos con identidad territorial o locales, pareciera que en dicha relación producción-consumo se asume una coherencia y una evolución conexa y natural. A diferencia de lo analizado en el estado inicial del trabajo (Gonzalez-Cosiorovski 2014) se observó que ambos conceptos no están en forma general bajo una estrecha relación ya que se reportan producciones que no son consumidas, por desconocimiento o falta de interés por los productores. La quinua es un producto nativo de los Andes, casi olvidado en la puna catamarqueña y que, beneficiado por un auge internacional, vuelve a generar un interés en los productores argentinos. Los recientes cambios en la dieta de las poblaciones urbanas y rurales observados en la mayoría de los países del mundo permiten pensar que, a pesar de mantenerse cierto grado de aislamiento, ciertas regiones de la zona bajo estudio atraviesan el mismo fenómeno. En este sentido también es válido indagarse qué implica estar hoy aislado: luego de la construcción de caminos y rutas que han facilitado el acceso, permanecen ciertos emplazamientos como Laguna Blanca (Figura N°2) con limitación de comunicaciones y abastecimiento acotado de luz eléctrica. Estudiar estos procesos nos aportó herramientas para comprender a partir de un producto emblemático de la región, la dinámica de los cambios que producen los fenómenos de mundialización. Desde un eje social se intentó demostrar que los cambios insinuados se traducen en la pérdida de saberes, abandono de prácticas alimentarias, ¿sociales? de los cultivos antiguos. Paralelamente hay un sector de la población que quiere redescubrir esta cultura alimentaria cuasi olvidada, sobre todo valorizada por consumidores urbanos movilizados por las propiedades nutricionales y los factores simbólicos (productos con vínculos identitarios, de producciones orgánicas, éticas, etc.). Este interés podría servir de impulso a un cultivo progresivamente valorado que aporta eventualmente al desarrollo socialmente durable del territorio (Ballet et al. 2004).

Figura N° 2 Camino de acceso a Laguna Blanca

Fuente: Gonzalez-Cosiorovski

Desde un eje más teórico la pregunta de investigación es justificada como medio para contribuir o profundizar la reflexión sobre los sistemas agroalimentarios de regiones marginales recientemente incorporadas a la mundialización de los intercambios. El análisis histórico como aporte metodológico al enfoque Sial resulta en una innovación teórica y a la vez aporta elementos esenciales al estudio. La quinua es un cultivo milenario de la región cuya existencia conoció otras fronteras y fue testigo de numerosos cambios. El auge mundial de este cultivo sobre todo en países vecinos ha impulsado en Argentina la reciente aparición de políticas públicas (INTA, Subsecretaría de Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura) y proyectos de ley en torno a su rescate y protección. Si bien este trabajo no tiene como objetivo la valorización del producto, entendemos que esta etapa de investigación considerará las motivaciones existentes o no de la población local. “El esfuerzo por analizar y comprender los procesos de construcción de identidad, en torno a ciertos bienes o recursos, en territorios particulares, permite acompañar más adecuadamente los procesos de desarrollo local basados en la patrimonialización de productos locales” (Champredonde et al. 2010). Conclusiones Esta investigación nos permitió abordar la relación entre los recursos de un territorio y los alimentos. A partir de analizar las prácticas productivas y las prácticas alimentarias, observamos que el cultivo y consumo de la quinua en la pre puna y puna catamarqueña se reintroducen por parte de organismos de intervención en los últimos diez años. Podemos constatar que forma parte de la cultura ancestral local, que tiene un pasado y que está presente en la memoria de los pobladores más ancianos de esta región. Sin embargo, constatamos también que estas prácticas de cultivo y de consumo aparentemente no han sido transmitidas a los más jóvenes. La información que disponen los investigadores especializados permite afirmar que en el pasado, en la Puna y Pre puna catamarqueña, este cultivo milenario tuvo una importancia moderada dado que los estudios arqueológicos sugieren la antigua presencia de superficies pequeñas y dispersas del cultivo de quinua. Es decir, los indicios muestran que a diferencias de otras regiones andinas, a nivel local este cultivo no ha sido masivo, ni se habría cultivado en grandes superficies. El análisis de las prácticas de alimentación, efectuadas por la arqueobotánica (Babot 2012), sugiere que la

quinua fue un alimento complementario, no trazador de la dieta andina como pudieron haber sido la papa y el maíz. Es decir parecería tratarse de un alimento que acompañaba a otros. En lo relativo al material genético de la quinua local, éste parece ser un importante nexo entre el pasado y presente. Si bien parte del material disponible actualmente en la región parece todavía nativo (Costa Tártara el al. 2015), resultado de un proceso local de domesticación de miles de años, no se puede ignorar la introducción cada vez más notable en los años recientes de semillas de quinua provenientes de Bolivia. Encontramos que el cultivo no es recordado en la franja de gente joven y ocasionalmente se recuerda en la gente mayor, pero haciendo referencia a sus padres o abuelos, es decir de dos a tres generaciones atrás. Existe una diversidad de prácticas productivas en tanto que se llevan a cabo cultivos de escala industrial en zonas de valle así como cultivos en pequeñas parcelas generalmente ubicados en la cercanía de las casas. Existen ciertos problemas técnicos como es el ataque de pájaros al cultivo que resulta en algunos casos motivo de abandono. A su vez el tratamiento post-cosecha que implica la desaponificación del grano para poder comercializarlo implica trabajo extra al productor y posible impacto ambiental a partir de los desechos. Es por esto que surgen dudas sobre la incorporación de la quinua al calendario agrícola local. Por otro lado también existe una diversidad de prácticas alimentarias hacia adentro y hacia fuera del territorio. Hacia adentro cuando se trata de los pobladores se observa un consumo ocasional y escaso ligado a los proyectos de intervención. Hacia fuera se observa un consumo ligado a lógicas urbanas movilizadas por el turismo, la cocina (gourmet, andina, etc.) y la salud (herboristerías). El comercio justo, orgánico y ético no han sido desarrollados significativamente aún a nivel nacional mientras que si son elementos recurrentes en el mercado de exportación en el cual Argentina aún casi no participa. La re-introducción del cultivo posee oportunidades y desafíos. Oportunidades desde el punto de vista de aprovechamiento de un escenario actual en el cual el cultivo es altamente demandado en el comercio internacional. Desafíos por lo planteado en torno a las problemáticas técnicas y una posible apropiación de la renta territorial derivada de la imagen del producto por parte de operadores comerciales externos al territorio e incluso el cultivo de quinua en las zonas no andinas (Jacobsen 2003, 2011; Winkel et al. 2012). Respecto de la relación inicialmente planteada entre producción y prácticas alimentarias podemos decir que es una relación débil. Por lo observado en la zona de estudio la quinua parece responder más a la lógica de un producto introducido donde no hay relación entre quienes producen y quienes consumen. No se dan ambos procesos en el seno de las familias en forma generalizada. El cambio cultural que originó la aparente discontinuidad de las prácticas productivas y alimentarias relativas a la quinua, puede ser explicado a través de diversas hipótesis. Por ejemplo, algunos especialistas lo explican al analizar el impacto del período de formación del Estado en el cual la cultura andina se modificó radicalmente, con su consecuente impacto sobre las prácticas productivas y alimentarias. Podría hablarse de una discontinuidad de prácticas, no transmitidas a partir de este hecho histórico que provocó un corte en la memoria del cultivo. Por su parte el rol de los organismos de intervención de los últimos 10 años es central en la re-introducción del cultivo. Es a partir de estos trabajos que se observa hoy la presencia del cultivo en la región estudiada. Dicha intervención surge por propio pedido de pobladores de Laguna Blanca. La propia motivación de re-introducción nos indica una motivación genuina, elemento clave en el proceso de valorización del cultivo. El turismo, las ferias, las fiestas locales y la gastronomía se presentan como los elementos que definirán el futuro de este cultivo. Nos plantean a la vez una relación entre el adentro y el afuera de la región y múltiples actores operando sobre ésta. Desde afuera, existe un turista interesado en el plato típico, que moviliza su consumo y genera la necesidad de aprendizaje culinario a los pobladores. Un comprador externo al territorio que comercializa a su vez el producto en herboristerías o restaurantes, destinando a su vez el producto a otro sector de la sociedad con lógicas claramente externas. Desde el adentro de la región un poblador interesado en su producción para la venta en el circuito

mencionado y parece menos interesado para el autoconsumo. La región es portadora de una imagen andina que puede ser utilizada en el proceso de valorización. Consideramos que un proceso de valorización de este cultivo debe realizarse como parte de los recursos territoriales del cual hoy forma parte. La imagen andina está construida en torno a otros cultivos como los papines, el maíz y las habas pero también de la llama, la vicuña y los hilados. La valorización de estos recursos deberá partir del territorio, entendiendo la dinámica de sus habitantes, sus expectativas, aquellos que ellos consideran parte de su patrimonio para luego poder protegerlo por alguna forma de diferenciación (marca comercial o certificación). A su vez articulando esto con las demandas actuales externas al territorio la diferenciación puede ser hecha en torno a la producción de tipo orgánica, al comercio justo y a su vínculo territorial y humano entre otras estrategias. En el estado actual existe en forma subyacente una tensión entre la quinua pensada en términos de seguridad alimentaria y la quinua con fines comerciales, mezclándose ambas cuestiones en la mayoría de los proyectos e iniciativas. Identificamos indicios de reivindicación y en parte de un reconocimiento que vas más allá de los alimentos, pero del cual estos juegan un rol inexorable. Transitar de: “a mi antes me daba vergüenza contar que soy descendiente de diaguitas” (guía local de Londres) a contar con orgullo sobre el rol de estas culturas en la región es parte de un todo en el que este tipo de productos se presentan. Ya sea por el rol de la intervención o por propia motivación, en ambos casos la movilización en torno a la valorización de estos productos se percibe como algo positivo. Podemos finalizar diciendo que la quinua se presenta ante una posibilidad de valorización que permita movilizar, transmitir y proteger genuinamente la historia de un cultivo o mejor aún de una cultura. El desafío sigue siendo encontrar un mercado para este producto en un contexto internacional de creciente competencia productiva y comercial (Lang et al. 2004). Agradecimientos: El presente trabajo contó con el apoyo financiero del INTA y la Fundación ArgenINTA.

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