La agroindustria local valenciana y el turismo: una relación oportuna

Educación  y  entorno  territorial  de  la  Universitat  de  València   Programa  UNIVERSITAT  I  TERRITORI      

La agroindustria local valenciana y el turismo: una relación oportuna Rubén Arnandis i Agramunt Profesor Asociado Departamento de Geografía Universitat de València

1. Introducción Si se tuviera que contestar a la pregunta sobre qué motiva a los visitantes cuando realizan actividades en espacios rurales, cinco serían los grandes motivos que podrían encontrarse: estar con familiares, amigos y pareja (68,9%), estar en contacto con la naturaleza (67,7%) buscar relax y desconexión (66,3%), para realizar celebraciones (21%) y para vivir experiencias enogastronómicas (19,5%) (Observatorio del Turismo Rural, 2012). Puede extraerse que si bien las tres primeras razones superan el 60% de los casos, las dos restantes descienden hasta el 20%. Otras fuentes indican motivos similares, estando la gastronomía en un tercer puesto: naturaleza y entrono (22,73%), recomendaciones de amigos (16,01%) gastronomía (14,14%) (TOPRURAL, 2013). Puede advertirse pues que los motivos por los cuales las personas eligen realizar actividades en el entorno rural no distan tanto de aquellos que a principios de la última década del siglo XX, la Comisión Europea publicó el documento Community Action to promote rural tourism. En él se afirmaba además que el turismo rural jugará un papel esencial [en el desarrollo rural], por ser la alternativa al turismo masivo: paisajes, autenticidad, cultura local, patrimonio arquitectónico y algo esencial, el contacto directo entre turista y residente. El turismo rural se vislumbrará como la actividad más demandada donde la búsqueda de nuevos productos turísticos hará que el mundo rural se posicione como escenario de la práctica turística con una oferta variada y alternativa a otros modelos turísticos masificados y donde la gastronomía y los productos autóctonos jugarán un papel esencial. 2. La importancia de la alimentación para el turismo. En una sociedad cada ves mas estresada, las personas dedican menos tiempo a seleccionar los alimentos que se compran y a prepararlos adecuadamente. En tales circunstancias, es lógico que en el tiempo de ocio los visitantes busquen una dieta variada y rica. La gastronomía, o la alimentación, representa, quizás por ello, uno de los pilares más importantes sobre los que se sustenta la actividad turística (Espeitx, 2004; Kivela y Crotts, 2006; Schlüter, 2006; Clemente et al., 2008). Según Torres Bernier (2003) existen dos tipos de visitantes: los que “se alimentan” y los que “viajan para comer”. Para los primeros alimentarse nunca es lo que les motiva a desplazarse sino simplemente una necesidad biológica básica. Los segundos, por el contrario, realizan un viaje en el que están interesados en encontrar placeres a través de la gastronomía. Es este segundo grupo el que interesa analizar y estudiar por ser, según Robinson & Novelli (2005) un nicho de mercado o de interés especial.

 

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Por otro lado, y en consonancia con lo comentado anteriormente, Gaona (1999: 27) apunta que en general los visitantes gastan aproximadamente un 25% en alimentación durante su estancia, incluyendo los productos que compran para su regreso. Este hecho provoca un efecto importantísimo en el mantenimiento del empleo agrario, agroindustrial, de bares y restaurantes y comercios, llegando a afirmar que la gastronomía se ha convertido en las dos últimas décadas en un de los recursos turísticos más potenciados. La razón puede encontrarse en que el turismo gastronómico (productos alimenticios y especialidades culinarias) es un transmisor del acercamiento cultural en tanto en cuanto se configura como elemento identificador de pueblos y territorios. De hecho, esta nueva forma de aproximarse a la cultura de un territorio posee un carácter más activo y vivencial, lúdico y festivo y, a priori, más cercano al desarrollo sostenible (Feo, 2005) La referencias recientes a los intentos de utilizar la gastronomía de cada zona como atractivo turístico son cada vez más frecuentes en países mediterráneos como Italia, Francia o Grecia y, como no, en España; impulsadas por la tradición agrícola, ganadera, pesquera, histórica, sociocultural, entre otras (FEO, 2005:79). Sirva como referencia que las grandes ferias nacionales dedicadas a la gastronomía entre 1997 y 2001 incrementaron el número de expositores de 75.000 a más de 105.000 y de visitantes de algo más de 6’5 millones y medio a 14,51. 3. La gastronomía y la agroindustria: relaciones con el turismo. Pero ¿qué es el turismo gastronómico? Hall & Mitchell (2001) afirman que es la visita a productores de alimentos, festivales gastronómicos, restaurantes y otros lugares específicos donde la degustación de alimentos y toda la experiencia inherente son el motivo principal del viaje. Así pues, y tomándola como referencia, serían ejemplos la visita a una bodega, la visita a una fábrica de fartons, el desplazamiento a la feria de gastronomía de Utiel – Requena y, como no, la feria del Corte de la Miel de Ayora. Y no solo el acto de probar comida o bebida atrae a los visitantes. También es la posibilidad de conocer rituales y hábitos (como la matanza del cerdo) asociados a la gastronomía popular, la posibilidad de visitar museos o exposiciones sobre una temática o aprender a preparar platos de un determinado lugar. La gastronomía es sin lugar a dudas aquello que, bien planificado y gestionado, puede convertirse en un atractor principal de muchos territorios, por ser un recurso que presenta elementos diferenciadores y únicos respecto a otros atractivos de carácter más tangible y general que usan muchos destinos como estandartes. Por lo que respecta a la agroindustria y su relación con el turismo es cierto que ya se llevan realizando proyectos desde los años 60 del siglo pasado, siendo las Vacaciones en Casas de Labranza2 un ejemplo único en España. Es desde estas experiencias desde donde puede hablarse del agroturismo como aquella actividad que realizan los visitante a explotaciones agropecuarias con el objetivo de conocer y tomar contacto con las actividades que allí se                                                                                                                 1  El Campo hoy, 1 – 7 noviembre 2002, pág. 35   2 Impulsadas por el Ministerio de Agricultura en 1967.  

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desarrollan. Desde la siembra y recolección de verduras o la vid, pasando por muñir las vacas o las cabras, hacer pan, quesos, dulces o embutido tras la matanza del cerdo. Tabla I. Beneficios y requerimientos del agroturismo OFRECE

REQUIERE

Valorización de los productos locales

Formación

Compra de productos locales

Inversión

Diversificación de la economía familiar

Motivación por enseñar

Sensibilización hacia el trabajo tradicional y artesano

Coordinación público-privada

FUENTE: elaboración propia

¿No podría por lo tanto el turismo ofrecer a la apicultura nuevas oportunidades? Si bien es cierto que la apicultura no requiere necesariamente de grandes infraestructuras, como las granjas, en las cuales se pudieran alojar los visitantes, se podrían desarrollar actividades en colaboración con alojamientos rurales, con el objetivo de que los clientes pudieran disfrutar y conocer la cultura de la miel: el diseño y puesta de colmenas, la recolección de la miel, su corte, catas, creación cursos y talleres de productos con cera y, como no dulces tradicionales. 4. Conclusiones El turismo es una actividad que mueve a las personas a satisfacer motivaciones muy distintas. La gastronomía se presenta como un motor importante de diferenciación, más allá de la mera necesidad de alimentarse. El turismo gastronómico, cada vez más en auge, no solo acoge a aquellas personas interesadas por el buen comer, sino que también incluye a las que motivadas por la comida y bebida tradicional desean realizar actividades y vivir experiencias vinculadas con ellas. Planificar y desarrollar productos turísticos vinculados con la tradición culinaria y su materia prima se presentan como interesantes para ciertos segmentos de la sociedad y la apicultura ofrece atractivo suficiente para generar una demanda interesada en ella. Ahora bien, implementar productos turísticos requiere de profesionales cualificados y de empresariado formado que entienda los entresijos de esta actividad interdisciplinar y compleja que es el turismo.

CLEMENTE, J.S.; ROIG, B.; VALENCIA, S.; RABADÁN, M.T.; MARTÍNEZ, C. (2008): “Actitud hacia la gastronomía local de los turistas: dimensiones y segmentación de mercado”, Pasos, Vol. 6, nº 2. ESPEITX BERNAT, E. (2004) Patrimonio alimentario y turismo: una relación

 

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singular. Pasos, Vol. 2, nº 2. KIVELA, J. y CROTTS, J. (2006): “Tourism and Gastronomy: Gastronomys Influence on How Tourist Experience a Destination” Journal of Hospitality and Tourism Research, vol 30(3), 354-377. FEO PARRONDO, F. (2005) Turismo gastronómico en Asturias. Cuadernos de Turismo, 15, págs. 77 – 96. GAONA, C. (1999) La alimentación como variable a tener en cuenta en los estudios de desarrollo rural. En Alimentación y Cultura, Huesca, La Vall de Onsera, t. 2, 1212 págs. OBSERVATORIO DEL TURISMO RURAL (2012) Motivaciones para hacer turismo rural. Grupo de Investigación sobre viajeros y alojamiento rural. [Disponible en: http://www.escapadarural.com/observatorio/lo-que-mas-valorael-turista-rural/] OLIVEIRA, S. (2011) La gastronomía como atractivo turístico primario de un destino. Estudios y perspectivas en Turismo. Vol. 20 (3), págs. 738 – 752. ROBINSON, M.; NOVELLI, M. (2005) Niche tourism: an introduction. In Novelli (ed.) Niche Tourism. Contemporary Issues, Trends and Cases. Elsevier, Oxford, págs. 1 – 11 TOPRURAL (2013) La radiografía del viajero rural 2013. [Disponible en: www.toprural.com/la-radiografia-del-viajero-rural_I.html] SCHULÜTER, R. (2006): Turismo y Patrimonio Gastronómico. Buenos Aires: CIET.

 

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