El reino de Qatna. Entre Mesopotamia, el Egeo y Egipto, 2015

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Descripción

El reino de Qatna. Entre Mesopotamia, el Egeo y Egipto Antonio Pérez Largacha

Universidad Castilla-La Mancha Las excavaciones en Tell Mishrifeh, la Antigua Qatna, han revelado su importancia para comprender mejor el complejo marco político, cultural y económico que vivieron el Próximo Oriente, Egipto y el Egeo desde el Bronce Medio hasta finales del Bronce Reciente, unas regiones, culturas y pueblos que convivieron y establecieron estrechos vínculos de relación que permiten hablar de una koiné cultural en el Mediterráneo oriental a finales del Bronce Reciente y, posiblemente, con anterioridad. Igualmente, las investigaciones realizadas en Qatna, pero también en otros yacimientos de la antigua Siria, están confirmando el destacado papel que el norte de Siria desempeñó a lo largo de la Antigüedad como centro transmisor y receptor de costumbres e ideas que procedían de otros mundos, hallazgos de las últimas décadas que han puesto de relieve la necesidad de realizar y fomentar unas investigaciones interdisciplinares, no solo en lo que a la composición de los equipos arqueológicos se refiere, también entre unas ciencias (Egiptología, Asiriología o mundo Egeo), que historiográficamente se han ido circunscribiendo a sus respectivos ámbitos de estudio e interés; el Egipto faraónico, las culturas del Egeo y el mundo próximo oriental –extendiendo los límites de este último hasta la península de Anatolia–, por lo que son necesarios una colaboración y conocimiento del “Otro” para entender y explicar mejor tanto hechos históricos como dinámicas culturales1. Desde las excavaciones de Robert du Mesnil du Buisson en Tell Mishrifeh, iniciadas en 1924 y continuadas hasta 1929, que descubrieron el gran templo de Nin-Egal o la esfinge que representa a la princesa Ita, hija del faraón Amenenhat II, se hacía necesario conocer mejor la función de una ciudad como Qatna, mencionada en el archivo de Mari y en el de el-Amarna, una prueba de que desempeñó un función importante en la diplomacia y comercio desde el Bronce Medio. La reanudación de las excavaciones en 1994 por una misión conjunta del Servicio de Antigüedades de Siria y de la Universidad de Udine, pronto volvieron 1 Las obras y congresos celebrados en los últimos años al respecto así lo confirman, pero solo citaremos algunas de las obras más significativas, como la de Marinatos (2010), van de Mieroop (2010), Duistermaat - Regulski (2011), sin olvidar las exposiciones y obras colectivas organizadas por J. Aruz en el Metropolitan Museum de Nueva York.

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a confirmar su importancia desde el Bronce Medio, como ya había puesto de manifiesto la documentación de Mari que, junto a Aleppo y la propia Qatna, dominaron el comercio durante el Bronce Medio. Los trabajos han continuado hasta recientemente con la participación y dirección de la Universidad de Tübingen. Además de la cultura material, el palacio real con su tumba real que demuestra la existencia de unas tradiciones y creencias que entroncan con el mundo amorreo, en 2002 tuvo lugar el hallazgo de 63 tablillas cuneiformes datables entre el 1400 y el 1350 a.C. que, además de completar el marco diplomático e histórico del archivo diplomático de el-Amarna2, también nos proporcionan textos históricos, económicos y legales. Todo ello hace que Qatna, localizada en uno de los dos corredores que unen una costa mediterránea donde se desarrollaron centros tan importantes para el comercio como Tell Kazel, Tell Arqa o Tell Jammous3, con el valle del Orontes medio, no pueda ser considerada e interpretada desde la óptica centro-periferia como ha sido dominante durante décadas4. Fue en el transcurso del EB IV cuando Qatna vivió un gran desarrollo, paralelo a una explotación agrícola de su territorio (Morandi 2014)5, con el que se pusieron las bases para que en el Bronce Medio la ciudad viviera una gran transformación, reflejo de su poder e influencia en la región, por lo que pasó de tener una forma circular a otra rectangular, un proceso similar al que vivieron otras ciudades de la región. En el mismo periodo, Qatna también fue fortificada con cuatro puertas monumentales construidas en los cuatro puntos cardinales, por lo que la ciudad pasó de ocupar 25 hectáreas en el Bronce Antiguo a más de 100, así como a tener una ciudad alta y otra baja6. Igualmente, se construyó el palacio real sobre otro existente, posiblemente la residencia de los reyes 2 En el archivo de El Amarna Qatna aparece mencionada como alu Kat-na y Kat-na. 3 La distancia entre cada uno de estos tres centros es de unos 20 kilómetros, lo que posibilita tanto el tránsito diario a pie como el marítimo. La importancia de centros como Tell Kazel está presente en su identificación con Sumur, uno de los centros administrativos egipcios en el Levante durante la primera parte de la XVIII dinastía y que, en opinión de Badre (2006), sufrió las consecuencias del embargo comercial que el rey hitita Tudhaliya IV impuso a Asiria y a los Ahhiyawa. Esta opinión no es compartida por Devechi (2010), quien sin embargo no refuta su importancia comercial, en especial con el mundo egeo. Igualmente, las comunicaciones entre Qatna y Biblos también eran muy favorables, por lo que existía desde el Bronce Antiguo (ca. 2300) una estrecha relación entre Biblos y el norte de Siria (Thalman 2008 y 2009), al tiempo que pudo existir una ruta marítima desde tiempos neolíticos por la que transitaba la obsidiana (Thalman 2006). Una visión global puede encontrarse en Al-Maqdissi (2013). 4 Historiográficamente la historia de Siria ha sido interpretada y valorada en relación con el mundo mesopotámico, donde surgieron grandes centros urbanos en el IV milenio, pero aun cuando la influencia es innegable, ya desde tiempos de la cultura Ubaid, el norte de Siria presenta sus propios rasgos distintivos e incluso un desarrollo urbano paralelo, o incluso anterior, al de la Baja Mesopotamia en centros como Tell Brak y Hamoukar (Carter & Philip 2010; Pérez Largacha, en prensa). En períodos posteriores las investigaciones han puesto de relieve que el mundo sirio tuvo su propia personalidad y dinámica y, al menos ya en el Bronce Medio, puede hablarse de una oikoumene sirio-mesopotámica. 5 Aunque los resultados son todavía escasos, es de destacar que se han alcanzado niveles del Calcolítico 4 que, seguramente, se puedan enmarcar en la importancia que la región ya tuvo desde tiempos tan remotos. 6 Una transformación que afectó al lago que rodeaba la ciudad . Sus fortificaciones, además de otorgar una defensa, se enmarcan en un deseo de emitir una ideología en un contexto político fragmentado, sobre sus características, funcionalidad e intencionalidad, cf. Burke (2008).

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amorreos Ishkhi-Addu y Amut-pi-El, que son mencionados en los documentos de Yasmah-Addu hallados en los archivos de Mari7. También en el Bronce Medio los Amorreos fueron los gobernantes de reinos como el de Mari, Yamhad o Qatna y en él que apareció un nuevo sistema de relaciones diplomáticas y políticas acordes con la convivencia de diferentes poderes en un mismo entorno geográfico, y que favorecieron el contacto y el comercio8, al tiempo que, como señalan Burke (2013) y Schwartz (2013), puede hablarse de una oikoumene amorrea que beneficia las relaciones entre Siria, el Egeo y Egipto, que se fortalecieron con el tránsito constante de ideas, objetos y personas9. También en Qatna, además de la ya mencionada esfinge de la princesa Ita, se han hallado cerámicas con inscripciones referidas a faraones del Reino Medio, aunque en opinión de Ahrens (2011), estos objetos deben interpretarse como un reflejo del saqueo o tránsito de objetos que aconteció durante el gobierno de los Hyksos en Egipto. En cualquier caso, todo parece revelar que existía un conocimiento, una comunicación entre Egipto y el norte de Siria, que también repercutía en Qatna10. Pero, al igual que ha sucedido con los hallazgos realizados en otros centros de Siria y el Levante, han sido los frescos hallados en Qatna los que más atención y discusión han originado. Recientemente Pfalzner (2013b) ha defendido que su cronología es del siglo XVI, y no pueden remontarse hasta el siglo XIV, como piensan Rueden y Bietak, por lo que aquel los enmarca en el entorno de los hallados en Alalah y Tell Kabri. En los frescos aparecen motivos egeos, pero también locales, como la tortuga. Destaca el hecho de que los motivos relacionados con agua y la habitación (U) donde se descubrieron están cerca de depósitos de agua, por lo que el simbolismo de las escenas puede hacer pensar en algo relacionado con esta y su carácter ritual (Pfalzner 2008:96). Reflejan una influencia egea tanto en los motivos como en la técnica utilizada, pero también elementos que pertenecen al substrato mesopotámico, como la tortuga, desconocida en los frescos egeos y que sin embargo es un símbolo de Ea (Enki), dios relacionado con el agua fresca, lo que en opinión de Pfalzner (2008) refuerza su carácter ritual. Por todo ello piensa que estos frescos fueron realizados mediante un trabajo en equipo, con elementos y artesanos locales pero con la presencia de algún artista egeo o, también, señala la posibilidad de que los frescos y motivos egeos reflejen el recuerdo y conocimiento 7 El primer rey de Qatna mencionado es Ishhi-Adad, cuya hija Beltum, que se casó con Yasmah-Adad, rey de Mari e hijo de Shamshi-Adad I (Villard 1995), sufrió un golpe de calor durante la celebración de una ceremonia en Mari. La princesa pudo regresar a Qatna cuando Zimri-Lim retomó el poder en Mari y tenía más interés en reforzar sus relaciones con Aleppo. Sobre el sello de Ishhi-Adad hallado en Qatna, cf. Morandi & Eidem (2006). Sobre el mismo sello y la posibilidad de que en realidad perteneciera a un alto funcionario y sobre las personas de Qatna que son mencionadas en la documentación de Mari, cf. Sasson (2010). 8 Sobre el comercio y las rutas, cf. van Koppen (2007); sobre los matrimonios y la construcción de un modelo de relaciones internacionales que tendrá continuidad en el Bronce Reciente, cf. Podani (2010). 9 Una prueba de ello puede ser el relato de Sinuhé, en el que Schneider (2002) cree que se menciona por primera vez la ciudad de Qatna, como un reino importante que era gobernado por un rey que llevaba el titulo de mekim/mecum. 10 Sobre la amplitud de los contactos de Egipto en este período y su intervención en los asuntos internos de ciudades del Levante, cf. Allen (2008).

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de lo contemplado en el Egeo, sin dejar de lado el deseo de querer representar lo exótico para transmitir un poder, un conocimiento del “Otro” que confería poder y autoridad –si seguimos los planteamientos de Feldman (2007)11–. Los frescos se hallaron en el palacio real, donde también se hallaba la tumba real, siguiendo la costumbre y tradiciones amorreas (Burke 2013) de querer recordar a unos antepasados, esto es, a la casa real gobernante en Qatna, costumbre que continuó en el Bronce Reciente, lo que transmite una pervivencia de las costumbres y creencias que entronca con el substrato étnico y cultural del Próximo Oriente a partir de finales del Bronce antiguo y durante todo el Bronce medio, celebrándose rituales periódicos en recuerdo de su memoria12. Sin embargo, el palacio real, centro de audiencias y gobierno, no fue el único centro administrativo y vinculado con el gobierno. En la transición al Bronce reciente se construyeron el palacio de la ciudad baja y otras dependencias que, en opinión de Morandi (2007), simbolizan y representan una ruptura con el modelo “nuclear” mesopotámico de una ciudad centrada en torno a un palacio real donde se centralizaban todas las tareas de gobierno y administración. Pero la transición al Bronce Reciente también origina otros cambios, como la aparición de unas nuevas entidades que en algunos aspectos se van a poder considerar “étnicas”, como los hurritas y los hititas aunque su presencia en el Próximo Oriente y Anatolia se puede remontar al Bronce Medio y posiblemente aún más, al tiempo que se rompe, se quiebra la oikoumene existente en el Bronce Medio. Una de las principales consecuencias de ello, como apunta Shwartz (2013:10), fue que se va a producir una separación del tradicional mundo mesopotámico, en especial de Babilonia, aunque su tradición cultural, las influencias y posos que desde el IV milenio habían existido entre la Baja y la Alta Mesopotamia –y por extensión con el mundo de Siria–, van a seguir perviviendo en la cultura material y en algunas costumbres, pero en un nuevo marco político, económico y social. En el Bronce reciente Qatna continúa desempeñando un papel estratégico en la relaciones internacionales y en las rutas comerciales, al tiempo que pudo convertirse en un centro donde se producían objetos que eran demandados por otros reinos y ciudades, todos ellos relacionados con unos gustos “internacionales” que anticipan la koiné cultural que será característica a finales del Bronce Reciente, cuando paradójicamente Qatna había sido destruida e iniciado un período de declive a causa de las campañas sirias de Suppiluliuma I y el nuevo marco internacional que emergió. En este período parece desempeñar una función importante en la vida de Qatna el marfil de los elefantes. En dos salas del palacio real y a 5 metros de profundidad, 11 Por falta de espacio no podemos adentrarnos en las posibles influencias que el mundo próximo oriental, englobando en él a Egipto, aporta al mundo Egeo en sus técnicas de construcción, ideas, creencias e iconografía, cf. Marinatos (2010), Wiener (2013) y sobre los frescos, Koehl (2013). 12 Sobre el carácter ritual del culto a los antepasados y su posible existencia en Mari –lo que explicaría su destrucción sistemática por Hammurabi–, la existencia de tumbas a los ancestros en la parte posterior y la relación con el agua, cf.Tricoli (2006), así como Morandi (2012) sobre diferentes aspectos relacionados con el ritual.

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se han hallado depósitos de marfil de elefante que fueron descendidos con mucho cuidado para que no sufrieran daños. Las salas estaban además ocultas a la vista, no eran “públicas”. El marfil no presenta evidencias de haber sido manipulado por artesanos, así como tampoco de haber servido o ser utilizados para una comida – ritual o no–. Todo ello lleva a Pfälzner (2013) a pensar que una posible razón para este especial tratamiento de los huesos de elefante es que el rey pudiera haber cazado un elefante que, con posterioridad, habría sido expuesto y sus restos guardados como algo simbólico, para recordar el poder real o para ser utilizados en alguna ceremonia. Dado que el marfil fue además conservado en unas salas que eran cercanas a la Tumba VII (MB IIB-LBI), dichos huesos también pudieron haber tenido una función simbólica de relación con antepasados de la casa real. En las fuentes egipcias del Reino Nuevo son numerosas las referencias al marfil y la caza de elefantes en la región del Orontes. Desde el reinado de Tutmosis I en los textos reales la caza de elefantes aparece y se convierte en un elemento constante y repetitivo que se asocia con la capacidad militar, la fortaleza del faraón y su dominio de mundos, geografías y realidades diferentes. Tales cacerías se celebraban después de alguna victoria militar y, por lo general, en las proximidades de la ciudad de Niya, llegando a decir Tutmosis III que cazó 120 elefantes13. En opinión de Pfälner (2013:121), Qatna y sus reyes también pudieron participar en la caza de elefantes en un entorno que propiciaba su existencia, teniendo también un valor simbólico que podía continuar hasta después de la muerte del rey como hemos mencionado. Pero además de su carácter simbólico, “heroico” o propagandístico, tampoco se puede olvidar la importancia que el marfil tenía para la elaboración de productos destinados a unas élites políticas. Qatna posiblemente fue un centro que estuvo dedicado a la elaboración de dichos productos y objetos que después eran redistribuidos por el Levante y los circuitos comerciales del Mediterráneo Oriental, teniendo los mismos símbolos e iconografías reconocibles y apreciadas por las élites del período (Luciani 2006). Pero también es importante el marfil de hipopótamo; se hallaron en el palacio real, y formando parte de sus talleres, alrededor de unas 175 piezas de marfil de hipopótamo. Por ello resulta algo extraño que en la tumba Real solamente se hallaran tres objetos de marfil de elefante. También en el palacio de la ciudad baja se han hallado unos 340 fragmentos de marfil de elefante en dos salas en las que, posiblemente, se procedía al ensamblaje de las piezas. Con anterioridad a que se procediera a realizar estos descubrimientos, Gabolde (2000:134) había aludido a la posibilidad de que la cifra de 120 elefantes cazados en Niya por Tutmosis III pudiera ponerse en relación con su deseo de acabar con uno de los recursos más importantes de la región y así debilitar a su enemigo, Mitanni, que realmente era quien más influencia podía ejercer en la región. Esta hipótesis es difícil de confirmar pero, en cualquier caso, en ella subyace un elemento que a lo largo del Bronce Reciente va a ir adquiriendo cada vez mayor importancia; el 13 En el VII pilono del templo de Amón en Karnak, Tutmosis III expresa; “[…Su majestad estuvo en el distri]to de Qatna en su victoriosa campaña del año 8…]” (Urk. IV, 178-191). En concreto Tutmosis III se esta refiriendo a su campaña del año 33 en la que dice que alcanzó el Éufrates y erigió una estela junto a la de su abuelo Tutmosis I.

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control del comercio y de sus rutas, que podía incluso ser utilizado como un arma o elemento contra otro reino o región14. Pero además del marfil, en la tumba real de Qatna se han hallado restos de púrpura, lo que anticipa el conocimiento y utilización de unos de los productos que serán comercialmente más importantes en tiempos posteriores (Karapanagiotis et al., 2006)15, y que Nadali (2012:343) relaciona también con el mundo de Ebla y las costumbres existentes de recordar a los antepasados reales a través del vestido. Igualmente importante, y reflejo de la amplitud que en el Bronce Reciente adquieren las relaciones comerciales, es el hallazgo de una cabeza de león realizada con un ámbar, que, como revelan los análisis, procedía del Báltico (Mukhergee et al. 2008). Por todo ello Qatna puede considerarse, desde el Bronce Medio, un centro en el que confluían tradiciones, ideas, gentes y objetos de diferentes mundos y regiones, que formaban parte de una koiné amorrea en dicho período que, a pesar de los cambios que ocurrieron con el inicio del Bronce Reciente, continuó desarrollando su actividad política y comercial, sirviendo de nexo de comunicación entre diferentes mundos. El final de Qatna aconteció hacia el 1340 a.C. coincidiendo con la expansión del reino hitita por Siria en tiempos de Suppiluliuma16; en el archivo diplomático de el-Amarna se encuentran diversas referencias a Qatna y su rey, Akizzi, que en su correspondencia con la corte faraónica en ningún momento niega la existencia de contactos con Hatti (Myrarova 2006)17. Otro de los hallazgos realizados en los últimos años en Qatna es el archivo de Idanda que, en opinión de Codani (2011) debe interpretarse como una evidencia de los reyes/gobernantes que fueron establecidos por Hatti tras su conquista18, pero la reciente publicación de Richter (2012) ofrece una interpretación diferente que es discutida por Gromova (2012). El archivo y las cartas que también pueden 14 El ejemplo más conocido, y que sigue originando muchas dudas y preguntas, es el posible embargo comercial que Tudhaliya IV pudo querer realizar contra Asiria, en un momento en que sus relaciones estaban dominadas por el conflicto, y que se encuentra recogido en el tratado que firmó con Amurru, aunque con posterioridad no hay evidencias de ningún embargo, posiblemente porque la atención asiria se centró en Babilonia. También resulta significativo en ese mismo contexto el papel de los Ahhiyawa, aunque el que fueran borrados del tratado puede responder a que después de los episodios relatados en la carta de Milawanta habían dejado de constituir una entidad política importante en el contexto del Próximo Oriente. 15 Quienes además señalan su posible conocimiento en el mundo minoico. La confirmación escrita más antigua conocida de la utilización del color púrpura en el Próximo Oriente procede de Nuzi hacia 1425 a.C. 16 Sobre los problemas y discrepancias relativas a algunos aspectos referidos a la cronología del palacio real, cf. Novak (2004) y Morandi (2007). 17 Sin entrar en el debate historiográfico que existe en relación a las fidelidades respecto al mundo egipcio, la posible lentitud en su reacción ante el avance hitita y las continuas peticiones de ayuda por algunos de sus aliados/vasallos en la región, el reciente trabajo de Morris (2010) refleja perfectamente la realidad geopolítica en la que debe entenderse la reacción de algunos de estos reinos. Cordani (2011) analiza si la I Guerra Siria de Suppiluliuma I aconteció en un solo año, como se suele pensar, o en realidad duró cinco, con lo que el saqueo de Qatna tendría lugar en el año tres de la campaña, coincidente con el año siete de Akhenatón. 18 En el año 2002 se descubrieron 63 tablillas en el palacio real que forman parte del archivo del rey Idanda; algunas son de tipo administrativo, otras nos informan sobre disputas judiciales pero otras nos informan sobre la diplomacia y situación política que vivía Qatna, con cartas enviadas por el rey Takura de Niya o por el general hitita Hannuti al rey de Qatna.

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enmarcarse en la coalición anti-hitita de Nuhasse, Niya y Mukish –opción preferida por Richter–, lo que enmarcaría el final de Qatna con el juego de alianzas y desafecciones que aconteció en el norte de Siria como consecuencia de la irrupción de Hatti que quebró el orden internacional hasta entonces reinante. Este rápido repaso a los descubrimientos realizados en Qatna nos muestran su carácter internacional, sus raíces amorreas en la época en que se convirtió en uno de los centros más importantes del Bronce Medio, pero Qatna posiblemente ya tenía una existencia previa y desempeñó una función importante en el cruce de caminos en que se ubicaba. Muchos son los detalles y connotaciones que deben ser investigados todavía, pero de lo que no hay ninguna duda es de que Qatna, como otros centros del Levante, fue un lugar en el que confluían tradiciones, intereses – comerciales y políticos– y objetos procedentes de un Próximo Oriente cada vez más interrelacionado. Todo ello nos obliga a entender el contexto histórico y cultural desde diferentes ópticas, por lo que es necesario acabar con divisiones historicistas que han sido dominantes hasta hace pocos años.

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