El estudio de la tecnología prehispánica a través de la arqueología experimental

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DOMINGO 30 DE MARZO DE 2008

El estudio de la tecnología prehispánica a través de la arqueología experimental

a arqueología de la tecnología pre hispánica se refiere al estudio y aná lisis del conjunto de herramientas, técnicas, conductas y maneras de hacer las cosas, en cada uno de los grupos precolombinos, con sus particularidades espaciales y temporales. En este sentido, gracias a las fuentes históricas y a los trabajos arqueológicos es posible conocer algunos aspectos tecnológicos y productivos de los artesanos precolombinos. Así mismo, la tecnología está relacionada con las tradiciones estilísticas de un grupo, ya que no sólo los artefactos sino también sus técnicas de elaboración son expresiones del estilo (Lechtman, 1975:6-7), pues se trata de la elección y repetición de un grupo de maneras de hacer las cosas, a expensas de otras, en un espacio y tiempo dados (Carr, 1995:166), sin olvidar que éstas no siempre están determinadas por factores externos como los ambientales o de acceso a recursos, ya que muchas veces son producto de preferencias culturales, tabúes, normas sociales o por tradición (Gosselain, 1992:572). De esta manera, gracias a los documentos históricos de algunos grupos como los aztecas y mayas conocemos la enorme variedad de nombres que emplearon para designar los materiales usados como herramientas y materias primas, así como los distintos oficios artesanales y algunas de las técnicas empleadas (Sahagún, 1956:334339; Landa, 1994). De entre ellos, las descripciones sobre los artesanos de la lapidaria, la plumaria y la metalurgia son de las más ricas en información, llegando a ilustrar prácticamente todas sus actividades como en el Códice Florentino (Sahagún, 1956). También ilustran cómo los padres artesanos enseñan a sus hijos los oficios. Incluso llegan a señalar que no cualquiera podía ser artesano, ya que debían realizar ciertos rituales y cubrir determinados requisitos, pues durante la práctica de su oficio se creía que tenían poderes sobrenaturales, recreaban acciones primigenias de los dioses y ancestros que enseñaron las artes y los oficios a los primeros seres humanos, o entablaban un diálogo sagrado entre las herramientas, las materias primas y su corazón para inspirarse y endiosarse durante el acto de creación o “dar vida” al objeto (León Portilla, 1983:270; Inomata, 2001:321). Si bien la información anterior es importante, desafortunadamente los cronistas no siempre fueron lo suficientemente detallados en sus registros para conocer determinadas técnicas o herramientas empleadas, como sucede con la producción de las navajillas prismáticas que ciertas particularidades de su elaboración aún se desconocen. Por ello, los datos obtenidos por la arqueología complementan el conocimiento de la tecnología empleada a través de los sistemas constructivos, hornos, herramientas, objetos terminados y evidencias de producción (piezas en proceso de trabajo, residuos, piezas reutilizadas y falladas). Desafortunadamente, uno de los problemas principales en el estudio de la tecnolo-

◆ Emiliano Ricardo Melgar Tísoc ◆

Perforación experimental con buril de pedernal en pieza triangular de ostra rojiza espinosa (Spondylus princeps). Fotografía del autor

gía ha sido la identificación y análisis de las áreas de producción, debido, en parte, a la escasez de talleres o zonas productivas in situ, ya que predominan los contextos secundarios como basureros y rellenos. Esto se agrava cuando la localización de concentraciones de materiales (de concha, lítica, hueso, cerámica), especialmente en superficie, se asumen per se como talleres o áreas de actividades productivas, sin considerar que son los tipos de artefactos (como piezas en proceso de trabajo, residuos y/o herramientas asociadas), no la cantidad, los que permiten definir estos contextos. Además, no se debe olvidar la limpieza constante de los espacios productivos que debieron hacer quienes laboraban en ellos, removiendo los residuos hacia lugares no siempre cercanos a dichos contextos, por lo cual, hasta en la deposición se controlaba su distribución. Si bien este obstáculo parecería infranqueable, es posible profundizar en los estudios tecnológicos de los objetos, incluso cuando estén en ofrendas o entierros, o carezcan de evidencias directas de su producción. Ello es posible a través de la arqueología experimental y el análisis de huellas de manufactura y uso. Arqueología experimental en concha y lapidaria Para conocer algunos aspectos de la elaboración de objetos de concha y lapidaria prehispánicos, de los cuales carecemos de contextos productivos, ha sido desarrollado por investigadores del Museo del Templo Mayor (Dr. Adrián Velázquez y Arqlgo. Emiliano Melgar) un proyecto de arqueología experimental con dos talleres, uno de concha (Figura 1) y otro de lapidaria (Figura 2). En dichos talleres modernos se han estado realizando las modificaciones que presentan

los objetos (cortes, percusiones, desgastes, perforaciones, incisiones, calados y acabados), con base en el tipo de materia prima manufacturada y empleando para ello las herramientas y procesos que, por diversas fuentes de información, es posible suponer que fueron utilizados por los pueblos del México prehispánico (Suárez, 1977; Mirambell, 1968; Landa, 1994; Sahagún, 1956): lajas o metates de basalto, andesita, riolita, caliza, arenisca y granito para los desgastes, a veces adicionando arena como abrasivo; lascas de obsidiana y de pedernal para cortes e incisiones; arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana y polvo de pedernal con carrizo y lascas aguzadas de obsidiana y de pedernal para perforaciones

y calados; y arena, piel, polvo de obsidiana, nódulo de pedernal, de arenisca y de jadeíta para pulido y bruñido. Así pues, se supone que la utilización de una herramienta particular, hecha de un determinado material, empleada de una manera específica y bajo ciertas condiciones, dejará rasgos bien definidos y diferenciables (Velázquez, 2004), como si se tratase de las huellas digitales de cada herramienta inconfundibles con las de otras. Para llevarlo a cabo, en primer lugar se diseñó una ficha de registro de los experimentos, que contempla la información básica que debe tomarse en cuenta en cada uno de ellos: materia prima, materiales que intervienen, medidas, tiempo de trabajo y acciones realizadas, entre otros. Al mismo tiempo se llevará un registro fotográfico de la realización de los mismos, desde el momento inicial y los materiales que intervienen, hasta el resultado final o conclusión de la modificación reproducida. Paralelamente al desarrollo de los experimentos se han estado haciendo comparaciones sistemáticas entre sus resultados y los de una muestra de piezas arqueológicas de distintos sitios (Templo Mayor, Xochicalco, Monte Albán, Oxtankah, Teotihuacan, Chalchihuites, entre otros) que presentan los tipos de modificación concluidos, con ayuda de una lupa de 10x y de un microscopio estereoscópico con cámara integrada a 10x, 30x y 63x. Finalmente, se han estado realizando la caracterización de las huellas de trabajo con microscopía electrónica de barrido (MEB) a 100x, 300x, 600x y 1000x (Figura 3), ya que por experiencias propias dentro del “Proyecto Técnicas de Manufactura de los Objetos de Concha del México Prehispánico” y el de “La lapidaria del Templo Mayor: estilos y tradiciones tecnológicas” es la que permite una mayor precisión en el análisis que por

Corte experimental con lascas de pedernal en pieza rectangular de pizarra. Fotografía del autor

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otros medios ha resultado dudosa (Velázquez, 2004; 2006; Melgar y Solís, 2005). Conclusiones El estudio de la tecnología prehispánica implica analizar no sólo los objetos sino también las herramientas y técnicas empleadas en su elaboración, así como aspectos de la organización de su producción, conductas, preferencias culturales y tradiciones. Si bien la información que nos ofrecen las fuentes históricas permite conocer nombres de herramientas, materias primas y ofi-

PatrimOnio Cultural...

vas y políticas. Es de cabecera cerrada y está orientando norte-sur. La cancha aún tiene huellas del estucado. Asociado a ésta se encontraron restos de un tzompantli (lugar para colocar cráneos de sacrificio) con gran cantidad de “clavos” de piedra que servían para ensartar los cráneos. Plataforma Oriental del Juego de Pelota. Muestra varios edificios adosados que posiblemente fueron adoratorios. Su importancia como lugar ceremonial se confirmó con los hallazgos de entierros colectivos e individuales, tumbas y diferentes tipos de ofrendas que se encontraron en los escombros de los adoratorios y sus escalinatas. Basamento con Ofrenda de Sahumadores. Es un adoratorio al que se nombró así porque durante las excavaciones se encontró una escultura de piedra que representa un personaje femenino y unos sahumadores de barro. La forma de éstos es vilmente identificable en el Códice Mendocino. Semejan grandes cucharones de mango largo. Plataforma De Extensión. Es una extensión del cuerpo del juego de Pelota y del Basamento de Planta Circular. Tiene forma circular y es casi seguro. Tiene forma circular y es casi seguro que fue dedicada a Ehécatl, dios del viento. Plataforma de Xipe-Totec. Es muy posible que la plataforma de Xipe Totec fuera un temalácatl, ya que tiene características semejantes a las descritas arriba. La figura estaba fragmentada (le faltan la cabeza y los pies). Se piensa que la frac-

cios, los trabajos arqueológicos complementan los datos con las evidencias de producción y los contextos primarios de talleres o áreas de trabajo. Sin embargo, para poder profundizar en la tecnología se requieren análisis más detallados, como los realizados con arqueología experimental y huellas de manufactura y uso. De esta manera es posible corroborar técnicas y herramientas empleadas en la elaboración de determinados objetos, así como patrones de producción, estilos y tradiciones tecnológicas. Esperamos que esta metodología DE PAGINA

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tura obedeció al afán de los españoles por “matar” las deidades prehispánicas. Basamento con escalinata Doble. Arquitectónicamente es semejante a las mexicas; aún conserva huellas de estuco. En su parte posterior se pueden apreciar restos de una construcción más antigua. Templo principal o de Cuauhtlitzin. Se le llama templo mayor porque es la estructura más alta del sitio. Una amplia escalinata con dos alfradas laterales conduce a la parte superior; ahí se encontraba el templo. Los cuerpos del basamento piramidal están construidos en talud y recubiertos con estuco. Durante su exploración se encontró una estructura femenina de piedra a la que se le llamó Cuahtzin. Al pie de la escalinata hay una estela muy deteriorada. Al lado izquierdo de la pirámide se aprecian restos de otras construcciones. La escultura femenina mencionada corresponde a una cabeza esculpida que fue colocada- a la altura de los lugareños- dentro de una bóveda de piedras labradas y colocadas ex profeso para ocultarla. Información tomada de la miniguía INAH-CONACULTA. Autora. Arqueóloga Barbara Konieczna Z. La información se basa en los trabajos de Jorge Angulo Villaseñor, Raúl Arana Álvarez, Carlos Barreto Mark, Kenneth Hirth y la información oral de Wanda Tomassi. Las imágenes que ilustran este texto corresponden al mapa de la Zona Arqueológica y a dos piezas que se pueden observar en el Museo de Sitio.

se aplique a más sitios del México antiguo para poder hacer comparaciones espaciales y temporales. Bibliografía

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