2013 - Sobre comunicación audiovisual, internet, ciberusuarios… y subtítulos

Share Embed


Descripción

9 Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos Jorge Díaz Cintas

1. Introducción Para bien o para mal, la realidad comunicativa en la que nos encontramos sumergidos en la actualidad significa que cada vez más dependemos de la tecnología digital y que nuestro modo de interactuar se canaliza a través de entornos virtuales y redes sociales. El paso de la página de papel a la página digital ha traído consigo una serie de cambios mayores que han incidido de manera substancial no sólo en la manera en que la información se transmite sino también en la forma en que los usuarios y consumidores entramos a formar parte de este nuevo proceso comunicativo. En este sentido, la difusión de información a través de medios que combinan lo visual con lo auditivo está ganando terreno frente a otros medios de comunicación más tradicionales y convencionales como podrían ser los libros o los periódicos. En esta evolución de la comunicación podemos hablar grosso modo de un salto del papel a lo digital, marcado por los siguientes hitos: unos inicios en los que la transmisión se lleva a cabo en formato libro, para pasar luego al cine a finales del siglo XIX, seguido por el gran cambio que supuso en el siglo XX la invención de la televisión en los años cincuenta y el posterior desarrollo de Internet en los noventa. La red es quizás el medio que más ha cambiado nuestra manera de comunicarnos, particularmente gracias al tránsito de la inicial web estática a la más dinámica e interactiva que nos llegó de la mano de la Web 2.0 y de las redes sociales. La comunicación audiovisual es una práctica común y diaria para millones de personas en el mundo entero que, apoyadas en el potencial abierto por las nuevas tecnologías, pueden producir su propio material audiovisual de manera rápida y relativamente sencilla y distribuirlo a un gran número de espectadores, de manera igualmente rápida y sencilla. Desde el punto de vista de los receptores, estos mensajes audiovisuales son atractivos porque permiten una 93

Jorge Díaz Cintas

comunicación sofisticada, lúdica y en cierto sentido más completa que en papel, en la que diferentes códigos semióticos se imbrican para hacer posible el producto último. Toda comunicación se basa, obviamente, en la producción, transmisión y recepción de información entre los diversos actantes que forman parte del proceso comunicativo. Aunque la comunicación es siempre más compleja de lo que a primera vista pueda parecer, incluso en casos en los que los participantes comparten la misma lengua, la situación se complica cuando éstos hablan idiomas diferentes. Es por ello que la traducción y la interpretación han existido durante siglos como prácticas perentorias que facilitan la comunicación en un mayor o menor grado, al ayudarnos a superar (ciertas) barreras lingüísticas y culturales. En este sentido, se puede afirmar que la traducción ha existido desde el mismo momento en que los seres humanos empiezan a comunicarse y que ha seguido una evolución similar a la presentada unas líneas más arriba: del papel a la pantalla. Por ello, resulta del todo lógico que el boom experimentado por la comunicación audiovisual, en especial a raíz de la digitalización que comienza en los años noventa, haya arrastrado consigo el boom paralelo de la traducción audiovisual, y no parece una exageración afirmar que si el futuro apunta a una mayor audiovisualización de la comunicación, el volumen de traducción audiovisual se verá también incrementado a la fuerza. En esta evolución del papel a la pantalla, la traducción ha tenido que adaptarse a los nuevos medios y adquirir formas diversas. Así, de la mano de la comunicación audiovisual hemos visto llegar nuevas modalidades traductoras entre las que destacan la subtitulación, el doblaje y el voice-over. En lo que sigue, es mi intención ofrecer una panorámica de cómo el subtitulado interlingüístico se ha visto afectado por estos cambios en la producción, distribución y consumo de programas audiovisuales.

2. Los cambios tecnológicos La traducción audiovisual en general, y el subtitulado en particular, guardan un vínculo muy estrecho con la tecnología, de tal modo que cualquier avance técnico suele tener un impacto directo en la naturaleza de esta práctica profesional. En el caso de la subtitulación, el alcance de estos desarrollos se observa tanto en el proceso subtitulador (rutinas laborales, posibilidades de presentación orto94

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

tipográfica) como en la percepción que los espectadores tienen del programa subtitulado (mayor visibilidad de los subtítulos, acceso a la traducción y al original). Una de las características más sintomáticas de estos cambios ha sido la celeridad con la que se han sucedido, de tal modo que lo que era la práctica profesional habitual hace apenas dos décadas es hoy pasado histórico y remoto, con las ventajas e inconvenientes que avances tan rápidos suelen conllevar. Sin lugar a dudas, la digitalización de la imagen ha sido el desarrollo más importante en este terreno al permitir, por un lado, la aparición de nuevos canales de distribución (como el DVD e Internet) y, por otro, el diseño y desarrollo de programas de subtitulación profesionales y aficionados. El DVD ha supuesto cambios sustanciales en la manera en que los programas audiovisuales se presentan, se comercializan y se consumen. Desde su asentamiento en nuestra sociedad, ya no sorprende encontrar en un mismo dispositivo un programa original en inglés que viene acompañado por varias traducciones en español (doblaje y subtitulado), e incluso en varios idiomas (cualquiera de las otras lenguas cooficiales de nuestro país, francés, alemán, italiano, etc.), multiplicando las posibles combinatorias lingüísticas a disposición del espectador. Aunque habitual en nuestros días, cuando el multilingüismo es moneda común en nuestros intercambios comunicativos, no hay que olvidar que esta cohabitación tan próxima de lenguas y traducciones era prácticamente desconocida hasta finales del siglo XX. Poder contar en un único disco con las versiones doblada y subtitulada (y en varios idiomas) de un mismo programa audiovisual sienta al espectador en una butaca diferente y le brinda nuevas posibilidades de decisión. De una presentación lineal de los contenidos (característica del cine, la televisión tradicional y la ya extinta cinta de VHS), la industria ha evolucionado potenciando una distribución más dinámica e interactiva, en la que el espectador puede adoptar un papel más activo. Así, los espectadores españoles que ven sus películas favoritas en un DVD tienen ahora un mayor control no sólo a la hora de decidir si quieren verlas subtituladas o dobladas, sino también a la hora de activar una combinación lingüística u otra. El potencial existe para que, si lo desean, puedan ver la película en versión original subtitulada al español (o a otro idioma), doblada al español con o sin subtítulos en ese mismo idioma (o en otro), subtitulada a dos idiomas con los subtítulos primarios (catalán) en la parte inferior de la pantalla y los secundarios (alemán) en la par95

Jorge Díaz Cintas

te superior, etc. En este sentido, las posibilidades de visionado son múltiples y han contribuido en cierta medida a alterar los hábitos de consumo de algunos espectadores, en especial en aquellos países en los que el doblaje ha sido tradicionalmente la modalidad de traducción audiovisual por excelencia (como son Alemania, Austria, China, España, Francia, Japón e Italia, por citar tan sólo unos ejemplos) y en los que el subtitulado permanecía en los márgenes de la distribución. La facilidad y celeridad con las que los subtítulos han hecho su entrada en nuestras vidas a través del DVD, la aparición de un botón para subtítulos en el mando a distancia de los televisores y su frecuente circulación por Internet, junto con el atractivo que presentan a la hora de aprender y mantener lenguas extranjeras, son los argumentos que justificarían en un principio la razón por la que ciertos jóvenes en nuestro país parecen haber roto con el hábito doblador del pasado al preferir el subtitulado al doblaje. Desde un punto de vista profesional, el avance tecnológico más significativo ha sido la manufacturación de programas informáticos centrados en la subtitulación. Las versiones actuales se pueden instalar fácilmente en el ordenador y permiten realizar todas las tareas pertinentes sin tener que salirse del teclado: reproducción de vídeos, localización de subtítulos, traducción, corrección del texto, etc. La evolución ha sido tal que programas comerciales como WinCAPS, Swift, EZTitles o Spot han visto la aparición de freeware que circula gratuitamente por Internet, como Aegisub, Subtile Workshop o Subtitle Edit, todos ellos con una funcionalidad cada vez más avanzada. Al igual que en otros sectores industriales, el tiempo es dinero y las nuevas generaciones de equipos de subtitulado incorporan funciones novedosas que persiguen una mayor eficacia y rentabilidad en la producción de subtítulos. La automatización de ciertas tareas como la detección de cambios de planos o el reconocimiento de sonido en la pista sonora original hace ya años que es parte esencial de muchos programas informáticos para facilitar la localización de subtítulos. Áreas que en la actualidad se están investigando con gran interés son el reconocimiento de voz, fundamentalmente en el caso específico del rehablado, la incorporación de memorias de traducción a los programas de subtitulado y la traducción automática. En este último apartado destacan los intentos llevados a cabo por Google y YouTube en el marco de lo que han bautizado como 96

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

automatic captions y el proyecto SUMAT (un servicio en línea de SUbtitling by MAchine Translation, www.sumat-project.eu), financiado por la Unión Europea y cuyo objetivo es la creación de: an online subtitle translation service addressing 9 different European languages combined into 14 different language pairs, with the aim to semi-automatize at a large scale the subtitle translation processes of both freelance translators and subtitling companies, in order to optimize their efficiency and productivity thereby helping them to meet the market demands.

Por último, el ímpetu que se le está dando a la cinematografía estereoscópica o tridimensional hace prever la llegada de nuevos cambios, particularmente en lo referente a la dimensión estética de los subtítulos, a su ubicación en pantalla y a su integración con el resto de canales semióticos.

3. La internetización del subtitulado Internet, junto con la digitalización, han sido, sin duda, instrumentales en la revolución vivida por la subtitulación. De sus muchas virtudes, el subtitulado es rápido, barato y muy flexible, lo que le convierte en la modalidad traductora por excelencia de la globalización y en una de la más usadas en Internet. Desde el punto de vista de la distribución, nunca antes había sido tan fácil y rápido diseminar información en formato audiovisual como en la actualidad. Las limitaciones técnicas del inicio, que obligaban en cierto modo al establecimiento de una red puramente estática, han ido desapareciendo con los años, y el despliegue de bandas anchas de gran velocidad ha terminado por desembocar en la llamada Web 2.0, un concepto que quiere dar cabida a la noción de una red más interactiva y dinámica, en la que se brinda a los usuarios la posibilidad de participar de manera activa. Como apunta Perrino (2009: 58), las posibilidades que ofrece este nuevo entorno virtual son ilimitadas puesto que la «Web 2.0 is not only about accessing and sharing information – it is also about generating ideas and putting them into practice in an environment that trusts collective intelligence». Todo ello ha sido posible gracias a la distribución (gratuita) de aplicaciones informáticas centradas en el usuario, que son de manejo relativamente sencillo y facilitan la distribución de información 97

Jorge Díaz Cintas

y la colaboración entre los cibernautas. En palabras de Grossman (2006: en línea), la Web 2.0 «is a tool for bringing together the small contributions of millions of people and making them matter». Un sitio Web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores y consumidores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de otros sitios web donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que han sido creados para ellos. Hoy en día, los ciberusuarios lo tienen muy fácil para publicar su propio trabajo en la red, subir sus vídeos, ofrecer su opinión sobre diversos temas o gestionar el contenido de sus sitios web. De agentes pasivos han pasado a gozar de una posición de compromiso activo inusitado hasta hace sólo unos años. No es sorprendente, pues, que la revista Time decidiera en 2006 nombrar persona del año a You (Tú, Usted), una elección que pretende simbolizar a los millones de personas anónimas que utilizan Internet de manera habitual. En nuestro campo en particular, ejemplos clásicos de la Web 2.0 son los proyectos abiertos de enciclopedias y diccionarios, los servicios de alojamiento de vídeos y de subtítulos, las aplicaciones informáticas diseñadas para la producción de subtítulos y la edición de vídeos, los foros de traductores y las redes sociales y los blogs por donde circulan numerosos clips en múltiples idiomas, con o sin subtítulos. Desde el punto de vista de la traducción audiovisual, es destacable el hecho de que el subtitulado parece haberse coronado como la práctica traductora por excelencia en la red en lo que podríamos denominar la internetización de la subtitulación. Campañas como la de Universal Subtitles () llevan tiempo reclamando una mayor presencia en la red de vídeos subtitulados con el objetivo último de conseguir una red más abierta y plural en la que todos los usuarios, independientemente de sus discapacidades sensoriales o sus limitaciones lingüísticas, tengan acceso a toda la información, sea cual sea el idioma del programa original. Los cambios hasta aquí mencionados han propiciado, por un lado, la aparición de consumidores relativamente impacientes, que no están dispuestos a esperar demasiado tiempo para poder disfrutar de sus programas favoritos en su propio idioma, bien sea en el cine, en la televisión o en DVD. Dado que en los países dobladores los imperativos técnicos requieren el lapso de un período de tiempo relati98

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

vamente largo para llevar a cabo la traducción y la grabación de las voces antes de proceder a su exhibición, muchos ciberusuarios han optado por consumir esos mismos programas en una versión subtitulada que se pueden descargar directamente de Internet. La casi inmediata disponibilidad del material audiovisual y de los subtítulos poco después de que el programa haya sido proyectado en otros países es claramente el parámetro que prima en la decisión de estos usuarios, por encima de la legalidad (Hatcher 2005) y la calidad de tales productos, ambas altamente cuestionables. Además de esta alteración en los hábitos de consumo de ciertos espectadores, el segundo cambio notable que se ha producido en años recientes tiene que ver con la producción de subtítulos. El modelo tradicional y profesional de una empresa (de traducción) que encarga unos subtítulos y los retribuye con una tarifa ha cesado de ser el único, para verse complementado con otras fórmulas de producción. Así, hoy en día nos encontramos también con la oferta de subtítulos que nadie ha encargado ni resarcido económicamente (el caso de los fansubs), además de subtítulos que ciertas organizaciones, generalmente no gubernamentales, encargan de modo voluntario y no retribuyen, en lo que se ha dado en conocer como crowdsourcing. Ejemplos de este proceder son las plataformas virtuales TED, Universal Subtiles o Khan Academy, comentados más abajo. El gran número de programas gratuitos de subtitulado y de edición de vídeos que circulan libremente por Internet ha hecho posible la aparición del subtitulador amateur o fansubber. La filosofía que subyace a esta práctica es la distribución gratuita y en Internet de subtítulos hechos por fans para el consumo de otros fans y, si los primeros intentos allá por el inicio de la década de los noventa se centraban en programas marginales como los anime japoneses, la realidad en la actualidad es que todo programa audiovisual es susceptible de circular por Internet con este tipo de subtítulos. En este ínterin, la blogósfera se ha convertido en un terreno fértil para el activismo político y ha hecho del subtitulado un aliado indispensable en su intento de resistir y oponerse a ideologías dominantes, una especie de voz global capaz de acabar con barreras lingüísticas y con el potencial de llegar a todos los rincones del ciberespacio. En este sentido, el fansubbing ha proliferado de manera exponencial en países donde el inglés no es lengua oficial y las comunidades virtuales subtitulan gran número de programas audiovisuales, ge99

Jorge Díaz Cintas

neralmente a partir del inglés, para el disfrute de aquellos que no conocen la lengua original. Inspirado en el modelo de encargo voluntario de subtítulos sin retribución pecuniaria, el proyecto TED (Technology, Entertainment and Design, www.ted.com) es quizás uno de los más conocidos en Internet. Patrocinada por Nokia, se trata de una organización sin ánimo de lucro, al menos en sus orígenes, cuyo objetivo último es la diseminación de «ideas worth spreading» en formato audiovisual y casi siempre en inglés. Con el fin de que estos vídeos puedan llegar a cibernautas de todo el mundo, «the TED Open Translation Project brings TEDTalks beyond the English-speaking world by offering subtitles, interactive transcripts and the ability for any talk to be translated by volunteers worldwide». En ���������������������������� este ejemplo paradigmático de crowdsourcing, la plataforma pone a disposición de los participantes una serie de herramientas de subtitulación que les permite llevar a cabo la traducción de cualquiera de las charlas al idioma de su elección. En palabras de los responsables de este proyecto: «This approach is scalable, and –importantly– allows speakers of lessdominant languages an equal opportunity to spread ideas within their communities». Una iniciativa similar a la de TED la encontramos en el proyecto Universal Subtitles (www.universalsubtitles.org), que se autoproclama «the largest, most powerful captioning and translation platform in the World» y asegura que uno de sus objetivos principales es lograr que todos sus vídeos sean accesibles para personas sordas o con discapacidad auditiva así como para espectadores que no entienden la lengua original del programa. Para ello, requieren la contribución de subtituladores voluntarios dispuestos a ofrecer su tiempo y sus habilidades lingüísticas de forma desinteresada. El proyecto Khan Academy (www.khanacademy.org) es muy similar a los dos anteriores, pero enfatiza de manera exclusiva su vertiente educativa y didáctica, al firmar que es «a not-for-profit with the goal of changing education for the better by providing a free world-class education to anyone anywhere». Los clips que se pueden encontrar en este sitio son todos marcadamente educativos y, en su modus operandi, Khan Academy sigue el mismo formato de crowdsourcing que los dos proyectos anteriores, con la salvedad de que los voluntarios pueden dedicarse no sólo a la subtitulación de los vídeos sino que también pueden optar por doblarlos a su idioma si así lo desean. 100

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

4. La naturaleza del subtitulado La dualidad comentada anteriormente entre subtítulos de encargo (o no) que son resarcidos económicamente (o no) suele tener un impacto directo en el aspecto formal de los subtítulos que se materializan en la pantalla. En este sentido, los subtítulos por encargo, tanto los retribuidos como los voluntarios, hacen gala de un discurso mucho más sobrio que los subtítulos ofertados de manera gratuita por los subtituladores aficionados, como veremos más adelante. La idea generalizada en la profesión de que los mejores subtítulos interlingüísticos son aquellos que pasan desapercibidos al espectador, junto con las limitaciones técnicas de las primeras generaciones de programas de subtitulado, son en parte responsables de que el discurso subtitulador sea relativamente aburrido en su entrega formal y parco en el número de recursos ortotipográficos en los que se basa, sobre todo en la práctica profesional: son pocos los tipos y tamaños de letra que se usan (arial, times new roman) y nunca se mezclan dos tipos o tamaños en un mismo programa; ni la negrita, ni el subrayado, ni los colores se emplean para resaltar una parte del texto; los subtítulos suelen ir casi siempre en la parte inferior de la pantalla; contienen dos líneas como máximo; se presentan de forma estática; etc. En cuanto a la dimensión de contenido, los subtítulos han sido criticados con frecuencia por su reticencia a reflejar por escrito ciertas marcas del original como la oralidad o los dialectos, y los subtituladores se han quejado de la imposibilidad, impuesta por las limitaciones del medio y la perentoria reducción del texto origen, de poder recurrir a explicaciones metatextuales para justificar sus soluciones traductoras, al contrario de lo que ocurre en poesía o literatura donde una introducción, glosa o nota a pie de página puede cubrir esa función explicativa. Es precisamente esta naturaleza limitada del subtitulado, tanto a nivel de forma como de contenido, la razón por la que muchos subtituladores amateur han explotado un potencial de creatividad hasta ahora inusitado en la práctica subtituladora interlingüística. En tanto que miembros de una subcultura, los fansubbers suelen rechazar algunas de las convenciones tradicionales que se ven en el cine o la televisión y promueven la producción (y consumo) de subtítulos más intensos y comprometidos. En su aproximación, el texto subtitulado pasa a ser el centro de atención y en él confluyen, de manera un tanto ecléctica, una serie de convenciones tomadas de otras esferas de la traduc101

Jorge Díaz Cintas

ción y de la accesibilidad a los medios audiovisuales, particularmente del subtitulado para sordos (SPS) y para personas hipoacúsicas, pero también de los videojuegos. Una de las implicaciones de esta actitud es que a muchos ciberusuarios ya no se les puede considerar agentes pasivos al haber pasado a adoptar un papel activo en la traducción y distribución de los programas y los subtítulos, en un ejemplo sintomático de lo que se viene conociendo como cultura participativa (Jenkins 1992) o inteligencia colectiva (Lévy 1997) en entornos virtuales. Por supuesto, el hecho de que esta práctica traductora se lleve a cabo al margen de cualquier imperativo económico es un factor clave a la hora de adentrarse por nuevas avenidas de experimentación y creatividad, libres de las ataduras impuestas por las guías de estilo y las convenciones aplicadas en el mundo profesional. Asimismo, el modo de distribución y consumo de programas audiovisuales también justifica algunas de estas incursiones. Físicamente, las pantallas se han ido haciendo más pequeñas y la distancia que nos separa de ellas cuando consumimos programas audiovisuales también ha ido menguando. De espacios amplios y comunes, compartidos por varios espectadores, como son la sala de cine o el comedor familiar donde se encuentra el televisor, hemos ido gradualmente reduciendo la distancia a la que nos sentamos frente a la pantalla, sobre todo cuando usamos ordenadores y soportes móviles. Por otro lado, la experiencia gregaria de consumir programas audiovisuales se alterna cada vez más con el visionado personal. Todo ello tiene, obviamente, repercusiones directas en nuestra experiencia lectora de subtítulos y otro tipo de textos en pantalla. Por un lado, al estar más cerca de la pantalla, el tamaño de letra puede ser más pequeño que el usado tradicionalmente para cine, televisión o DVD lo que, en principio, podría permitir más texto en pantalla. Por otro, el visionado individual, junto con la tecnología, nos concede un mayor grado de control sobre el programa audiovisual: podemos elegir la combinación de lenguas que deseemos, así como parar, rebobinar y acelerar el programa a nuestro antojo. Si un subtítulo desaparece de pantalla antes de que hayamos terminado de leerlo, podemos fácilmente rebobinar y volver a leerlo. 4.1. Dimensión formal Algunas de las características más sobresalientes de estos nuevos subtítulos interlingüísticos se materializan en su aspecto formal. 102

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

Por regla general, los subtítulos de aficionados condensan el texto original mucho menos que los profesionales, por lo que suelen ser relativamente largos y densos. Así, la norma tradicional de usar dos líneas como máximo por subtítulo, con el fin de no contaminar la imagen más de la cuenta, se infringe con regularidad, y subtítulos de tres, cuatro y hasta cinco líneas navegan con frecuencia por el ciberespacio. El número máximo de caracteres por línea también se ha visto sometido a fuerzas inflacionistas, y hoy en día es común encontrarse con subtítulos de hasta 50 y 60 caracteres por línea, lo que supone subtítulos bilineales de un máximo de 120 caracteres, dependiendo del tipo y tamaño de letra usados. Evidentemente, el riesgo en estos casos es que si a más texto no le corresponde más tiempo de exposición en pantalla y el subtítulo no se adecúa a la velocidad de lectura del espectador, difícilmente éste tendrá tiempo de leerlo. En el aspecto cromático se observa un desvío de la práctica tradicional en la que sólo se emplea un color para todos los subtítulos de un mismo programa: el blanco o el amarillo. Siguiendo el ejemplo del SPS, la nueva tendencia recurre al uso de varios colores en el mismo programa (amarillo, blanco, verde, rojo y azul son los más frecuentes) con la función de identificar distintos hablantes, indicar que se trata de voces en off, traducir canciones o incluir información metatextual. La posición de las líneas en la parte inferior de la pantalla, con el fin de interferir lo mínimo con las imágenes, también se está viendo alterada con la aparición de subtítulos que se posicionan en otros lugares de la pantalla, independientemente de la contaminación que ello pueda suponer para la fotografía. Por último, se observa una tendencia a romper con la naturaleza estática de los subtítulos. Normalmente, los subtítulos aparecen en pantalla en proyecciones individuales, ya sean de una o de dos líneas, con lo que toda la información contenida en el subtítulo se ofrece al espectador a la misma vez. Lo que ciertos aficionados están haciendo es recurrir a los llamados subtítulos acumulativos (add-on subtitles), que permiten escalonar la entrega de la información que aparece en el mismo subtítulo pero no a la misma vez. En estos subtítulos, usados en el SPS, la segunda parte del texto aparece en sincronía con la pista sonora, y se añade a la primera parte del subtítulo que ya está en pantalla. Las dos partes del subtítulo abandonan la pantalla a la misma vez. Estos subtítulos acumulativos se usan con frecuencia para evitar avanzar información que el espectador 103

Jorge Díaz Cintas

podría leer antes de que se haya oído de la pista sonora del original, dando así lugar en el texto meta a un impacto diferente al que se espera en el texto origen. Un ejemplo de este tipo de subtítulo sería la traducción del original inglés Yes, he earns a lot of money… but cheating en un subtítulo de dos segundos. Un modo de hacerlo sería presentando primero en pantalla el segmento «Sí, gana mucho dinero…» durante un segundo, y añadiendo la segunda parte del subtítulo al cabo de un segundo, mientras la primera sigue todavía en pantalla: «Sí, gana mucho dinero… haciendo trampas». Las dos partes abandonarían la pantalla conjuntamente al cabo de los dos segundos. La otra influencia que se observa con frecuencia, sobre todo en el caso de la subtitulación de anime japoneses, es el uso de efectos karaoke para dar cuenta de las canciones, bien con texto que se va rellenado de color a medida que la canción avanza, bien con sílabas que aparecen de modo escalonado, siguiendo el ritmo del original. Programas gratuitos de subtitulado como Aegisub son pioneros en este terreno y capitalizan en esta funcionalidad para distanciarse de programas similares: Entre las opciones destacadas están la conversión entre subtítulos SRT a ASS para sacar provecho de los efectos de este último, el lenguaje de scripts que te permite crear espléndidos efectos para karaokes o cualquier otro tipo de manipulación, la posibilidad de cambiar fácilmente de fuente o el soporte para vídeos anamórficos y mucho más ().

4.2. Dimensión metatextual Las limitaciones espacio-temporales, propias del subtitulado, se han citado con frecuencia como responsables de que el subtitulador no pueda activar recursos metalingüísticos como glosas explicativas, notas a pie de página, prólogos o epílogos para razonar y justificar sus soluciones traductoras. Aunque haya comprendido el juego de palabras del original o la oscura referencia cultural, si las limitaciones mediales son acuciantes el subtitulador no puede pasar sus conocimientos al espectador, ni justificar su postura traductora. En este sentido, la estrategia de thick translation promulgada por Appiah (1993/2000) ha sido siempre considerada inapropiada en el caso de la subtitulación o de cualquier otra modalidad de traducción audiovisual. La necesaria sincronización temporal entre la pista sonora 104

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

del original y los subtítulos, la imposibilidad de sobrepasar dos líneas de texto, la casi imperativa y omnipresente reducción del texto origen y la noción extendida de que los mejores subtítulos son los que pasan desapercibidos al espectador parecen confirmar la idea de que es físicamente imposible añadir cualquier tipo de información metatextual a la traducción. De hecho, este tipo de actuación se considera anatema en el mundo profesional de la subtitulación. Sin embargo, certezas de este calibre se están viendo minadas con prácticas subtituladoras que dan cabida a glosas explicativas y notas del traductor y que interfieren en el fluir del texto traducido para aclarar términos y conceptos que se considera pueden ser crípticos para los consumidores de esos programas. Sin duda alguna, estas prácticas son las más interesantes desde nuestra perspectiva como traductores, ya que cuestionan la deontología misma de la figura del traductor así como ideas preconcebidas en este campo sobre la visibilidad e invisibilidad del subtitulador. En este nuevo proceder, los cibertraductores hacen su entrada en la pantalla de manera arriesgada y poco convencional, con subtítulos en cierto modo narcisistas que llaman la atención sobre sí mismos y que imponen velocidades de lectura más rápidas de lo común, con el riesgo que ello conlleva a la hora de disfrutar cómodamente del programa audiovisual en todas sus vertientes audio y visuales. En los casos en los que la información metatextual aparece en la parte superior de la pantalla, la situación se complica ya que se fuerza al espectador a leer de abajo (subtítulo) a arriba (nota explicativa), lo que claramente es contrario a la manera de lectura que nos es habitual (de arriba abajo). Estos desafíos han sido analizados por autores como Caffrey (2010), quien, con la ayuda de herramientas como el eye tracking, ha investigado los efectos que este tipo de subtitulado tiene en el receptor.

5. Epílogo La rápida internetización de los subtítulos, su gran visibilidad en el ciberespacio, los desarrollos tecnológicos en este campo y el hecho de que el discurso subtitulador es en esencia muy convencional, tanto en aspectos formales como de contenido, son el acicate detrás de los movimientos de creatividad que se vienen observando en los últimos años. Queramos o no, estas nuevas prácticas están teniendo un impacto considerable en la percepción y recepción del subtitu105

Jorge Díaz Cintas

lado por ciertos sectores de la población y, poco a poco, la industria está despertando a esta nueva realidad. En mi opinión, esto no es de extrañar en sociedades cada vez más audiovisualizadas, donde las pantallas se están convirtiendo en el soporte por excelencia de la comunicación, la hoja de papel ha tenido que dar paso a la hoja digital y, en consecuencia, el texto en papel ha dado paso al texto en pantalla. Esta evolución ha desembocado al mismo tiempo en situaciones comunicativas en las que se da un mayor contacto entre imagen, sonido y texto. Para muchos, resulta de lo más normal que en un contexto de estas características todo lo que se puede hacer en una hoja de papel, y más, se pueda también hacer en una hoja digital. De ahí que los subtítulos hayan ganado un cierto dinamismo en su presentación, que empiecen a verse ubicados en cualquier parte de la pantalla y no sólo en la parte inferior y que contengan toda la información necesaria para la compresión del texto original, aún a riesgo, como ya comentábamos, de que no haya tiempo suficiente para leer el texto (y las explicaciones). En un contexto actual en el que cualquiera puede hacer su propio vídeo y circularlo por Internet, en el que los equipos de subtitulado ya no son dominio exclusivo de la industria, en el que el formato audiovisual ya no está reservado sólo a películas o series de televisión sino que se ha abierto a todo tipo de géneros; en este contexto, la imagen parece haber perdido parte de ese valor sacrosanto que tiene en el mundo cinematográfico. De hecho, en muchos vídeos (domésticos y de otra naturaleza), la imagen no es lo más importante del mensaje, sino un mero apoyo logístico para hacer más lúdico y atractivo el mensaje que se trasmite verbalmente. En consecuencia, muchos ciberusuarios se permiten dar más relevancia y protagonismo al texto escrito de los subtítulos, compitiendo y restándole valor a la imagen y permitiéndose, por esa misma razón, contaminarla con sus soluciones traductoras que nos atacan desde cualquier parte de la pantalla y en cualquier combinatoria cromática. Este proceder es muy parecido a lo que ya ocurre en el terreno adyacente de los videojuegos, donde texto e imagen se funden constantemente en un intento de reforzar y enfatizar la experiencia del jugador. En este sentido, no cabe sino preguntarse hasta qué punto en muchos de estos casos podemos hablar de subtítulos stricto sensu o si por el contrario su naturaleza híbrida los convierte en un ejemplo de texto sobre imagen que habría que acuñar con alguna otra denominación. 106

Sobre comunicación audiovisual, Internet, ciberusuarios… y subtítulos

De lo expuesto en estas páginas se deduce que estamos sumergidos en un período de extraordinario dinamismo y creatividad en el campo de la subtitulación. Las varias innovaciones y tendencias aquí presentadas se prestan irremediablemente a una batería de ventajas e inconvenientes que dependerán del prisma desde el que se observen. Sin embargo, lo que resulta a todas luces evidente, desde mi punto de vista, es que estas prácticas subtituladoras llevan tiempo con nosotros, siguen estando aquí y, vistos los derroteros por los que se adentra la comunicación cada vez más audiovisual e internetizada, lo seguirán estando en un futuro (próximo). Lo que nos queda por ver es si estas prácticas subtituladoras se fusionarán con la práctica profesional dando lugar a una nueva especie híbrida o si, por el contrario, ambas seguirán caminos paralelos pero marcadamente diferentes.

107

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.