Zegarra-2014_La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de Fábrica (1832-1857)

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Descripción

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857) Segundo Libro de Fábrica de la Parroquia San Francisco de Asís

Publicado con la ayuda de: Departamento de Antropología de las Américas de la Universidad de Bonn (Alemania) Deutsche Altamerika Stiftung

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857) Segundo Libro de Fábrica de la Parroquia San Francisco de Asís

Carlos Benjamín Zegarra Moretti

Instituto de Pastoral Andina

Cusco 2014

Parroquia de Ayaviri

Instituto de Pastoral Andina Zegarra Moretti, Carlos Benjamín Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857). Segundo Libro de Fábrica de la Parroquia San Francisco de Asís. / Carlos Benjamín Zegarra Moretti; presentación de Alejandro Estenós Loayza; prólogo de Roberto Samanez Argumedo. – Cusco: Instituto de Pastoral Andina, 2014. 379 pp. – (Serie “Iglesia en el sur andino. Fuentes documentales”, 3). 1. Historia – República – Siglo XIX, 2. Iglesia Católica, 3. Historia de la Iglesia, 4. Arte virreinal, 5. Cofradías religiosas, 6. Viajes Pastorales, 7. Perú – Cusco, 8. Perú – Puno – Melgar.

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857) Segundo Libro de Fábrica de la Parroquia San Francisco de Asís Primera edición: Cusco, diciembre de 2014 Tercer número de la serie: Iglesia en el sur andino. Fuentes documentales Presentación Mag. Alejandro Estenós Loayza Prólogo

Arq. Roberto Samanez Argumedo

Introducción, notas, índices y transcripción paleográfica Carlos Benjamín Zegarra Moretti Fotografía Rodrigo Rodrich Portugal Corrección de estilo Belén Manavella Montero Daniel Martínez Lira Diseño y diagramación Johseline Perochena C. de Sumaria Portada: Fotografía de detalle del folio 12 del Libro de Fábrica N° 02 de la Parroquia San Francisco de Asís de Ayaviri

© Instituto de Pastoral Andina Jr. José Carlos Mariátegui B-11. Urb. Santa Mónica. Wanchaq, Cusco – Perú Telefax: (51-84) 22-4137 / [email protected] / http://www.ipandina.org Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2013-05270 ISBN: 978-612-46007-4-6 ISSN de la Serie Documental: 2306–2975 Impreso en Adrus D&L Editores S.A.C. Av. Tacna N° 539, Dpto. 74-B, Cercado, Lima-Perú Se autoriza solamente y únicamente la reproducción total o parcial de la transcripción paleográfica a condición de solicitar el respectivo permiso previo y de enviar al Instituto de Pastoral Andina una copia justificativa; pero no de los textos firmados.

Índice

Presentación Alejandro Estenós Loayza 7 Prólogo Arq. Roberto Samanez Argumedo 11 Introducción: La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857) Carlos Benjamín Zegarra Moretti

15

Nota de transcripción

61

Libro de Fábrica n° 02 de la Iglesia San Francisco de Asís de Ayaviri (1832-1857)

63

Nota de indización

353

Índice onomástico

355

.5.

Índice

Índice de oficios y de cargos

361

Índice de Instituciones

365

Índice toponímico y de exportaciones

367

Índice arquitectónico

371

Índice de devociones

375

Índice de sucesos históricos

379

.6.

Introducción La iglesia de ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857) Carlos Benjamín Zegarra Moretti

El análisis del contenido del segundo Libro de Fábrica de la Iglesia San Francisco de Asís de Ayaviri (1832-1857) nos permite reconstruir históricamente la situación de la “leal Villa, capital de la Benemerita Provincia de Ayaviri”, como se le denonima por su participación en la gesta emancipadora, durante las dos décadas anteriores a la mitad del siglo XIX, las cuales coinciden con los inicios de la República. Dicha reconstrucción se define a partir de la mirada de la parroquia de Ayaviri, creadora de la fuente primaria, y se puede clasificar en tres grupos. La Historia de la Iglesia en Ayaviri por medio del conocimiento de los párrocos que estuvieron presentes en este periodo y sus acciones principales, la administración eclesiástica y económica del templo, y las devociones de la feligresía. Un segundo grupo lo conforma el manejo de los bienes, tanto inmuebles (templo, panteón y su capilla) como muebles (textiles, metales, instrumentos musicales y productos importados). Por último, la influencia externa, marcada no solo por rasgos políticos sino, también, naturales.

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Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857). Segundo Libro de Fábrica

Según lo expuesto, la lectura de este documento nos acerca a Ayaviri en un lapso histórico definido y de gran relevancia, conociendo qué situaciones tuvo que afrontar y cómo lo hizo, situaciones propias de su naturaleza eclesial y religiosa. El presente texto aporta un análisis, limitado y perfectible, que se desarrolla según los puntos previamente definidos. Antes de ello, y por tratarse de un documento histórico manuscrito, presentamos una descripción archivística y paleográfica.

La fuente de estudio El Libro de Fábrica N° 2 de la Iglesia San Francisco de Asís (APA: AYA/LF/2) se ubica en el Archivo Histórico de la Prelatura de Ayaviri (Melgar, Puno). Junto al Libro N° 1 son, por ahora, los dos únicos de este tipo disponibles sobre la parroquia referida. Dicho libro contiene cien folios, de los cuales los 96 primeros se encuentran manuscritos. Las medidas son: 30 cm x 22 cm x 2 cm. La unidad documental está forrada en pergamino y se encuentra en un estado de conservación regular. Los aspectos de mayor deterioro son la encuadernación y la cubierta. Los libros de fábrica son importantes como fuentes históricas de primera mano, ya que consignan las cuentas, las relaciones de las haciendas, las obras de construcción (materiales utilizados, mano de obra, tiempo de realización y costos), además de otra información de interés. En la Política Indiana de Juan de Solórzano y Pereyra se señala lo siguiente: “Esto es lo que propiamente llamamos fábrica de Iglesias, conviene á saber, la obra y estructura de su edificio, como después de otros lo dicen Alvaro Valasco y Don Juan Baptista Valenzuela, aunque en otro sentido

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La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

y para otros respetos, en común modo de hablar, se suele llamar Fábrica aquel derecho que la Iglesia tiene para percibir algunos réditos de los bienes de ella para ornamentos, edificios y otros gastos necesarios para el Culto Divino, como lo dicen Covarrubias, Gregorio López, Zerola y otros Autores” (Solórzano: 1972, 342).

Consideraciones paleográficas La escritura del manuscrito, escrito en castellano, data de la primera mitad del siglo XIX y en el lapso de 25 años es muy seguro que varios escribanos hayan dejado su huella1. Haciendo un breve análisis paleográfico de la unidad documental, los rasgos de la escritura más resaltantes que hemos podido detectar son: • Olvido de la tilde de la letra ñ (“Senora”, “Nino”, “ano”, “albaniles”, “lena”, “ensenansa”). • Errores en la colocación, por omisión o presencia, de la h al inicio (haciento) o en medio (aora) de la palabra. • Confusiones entre s y c (“Yglecia”, “veses”, “Poceedor”). • Confusiones entre s y z (“ves” por vez). • Confusiones entre j y g (“higuelas”, “jenero”, “gornalero”). • Confusiones entre i e y (“ymagen”, “Yglesia”, “treynta”, etc.).

1. Para la interpretación de la información no es necesario solamente el dominio de la paleografía sino, también, conocer el significado y contexto de los términos, algunos en desuso o de un argot religioso. Es por ello que hemos añadido un glosario en la parte final del presente libro.

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• Confusiones entre e y o (“motopa” por metopa). • Confusiones entre e e i (“lempios”, “artisanos”). • Confusiones entre o y u (“costudia” por custodia, “cubre” por cobre, “cumpleto” por completo, “tónica” por túnica). • Confusiones entre b y g (“abujeros” por agujeros). • Omisión o añadidura de sílabas o letras en palabras (“Dololores” por Dolores, “Señorara” por Señora; “dicado” por dedicado; “deamas” por deademas, “mipulo por manípulo”; “coron” por corona, “tercipelo” por terciopelo, etc.). • Confusiones entre cs y x (“ecsite” por existe, “ecsacta” por exacta, “exmaltado” por esmaltado)• Confusiones entre c y j (“crucifico”). • Confusiones entre v y b (“alvaniles”). • Confusiones entre l y r (“habla” por habrá). • Desorden en sílabas (“Pauda” por Padua). • Error en el género de los artículos (“un estola” en vez de una estola, “todas” colores en vez de todos colores, etc.). • Doble r en medio (“Ferretros”, “honrrados”). • Omisión de la s final en trans (“tranfieron”). • Puntuación de cifras, ya sea en las fechas o valores de unidades (“10. de febrero de 1800.”). . 18 .

La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

• Repetición de palabras o frases de manera sucesiva (“pa. componer [sic] pa. componer y mudar cuerpos”). • El siguiente término aparece en dos ocasiones: “hey” por “he”. • Uso de abreviaturas (Franco., Docta., qe., Agto., nombramto., Ntro°, Hacda., Ynds.). Hemos encontrado términos que no hemos podido transcribir y hemos puesto, por ello, [dub] en señal de duda.

Historia de la Iglesia en Ayaviri (1832-1857) Por la documentación que contiene el segundo Libro de Fábrica de la Iglesia de Ayaviri (cuentas, inventarios, tomas de posesión) se pueden conocer los curas que estuvieron a cargo de esta parroquia y los cargos que ocuparon: propios o inter. Cabe señalar que las fechas propuestas a continuación no significan necesariamente el inicio y/o fin del periodo de dicho cura, sólo lo que sobre ello proporciona esta documentación en particular. Es así que al inicio del documento, octubre de 1832, Damaso Deza se encuentra como cura interino y aparece su firma hasta el 18 de julio de 1836 (APA: AYA/LF/2. F. 1r, 11r). Gracias al inventario de los bienes de la Iglesia de Ayaviri realizado el 6 de diciembre de 1836, conocemos que Juan Manuel Deza era el cura propio “por muerte de mi antecesor D. Francisco José de Oviedo”. Como antecesor, se refiere en el cargo de cura propio. Francisco José de Oviedo se encontró como cura propio de Ayaviri entre 1824 y 1832 (Zegarra: 2012, 398). El cura Deza estará presente hasta febrero de 1840 (APA: AYA/LF/2. F. 12r, 51r). Luego, a partir del día 2 de febrero de 1840 Mariano Blas Dasa, quien fue anteriormente cura de Quiaca, asume el cargo de cura inter de Ayaviri. . 19 .

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857). Segundo Libro de Fábrica

Menciona que su antecesor fue el también cura inter Carlos Guillén (APA: AYA/LF/2. F. 51r), quien, al parecer, sólo estuvo unos cuantos meses. Posteriormente, el 14 de abril de 1841, Calixto José de Miranda se presenta como cura propio y vicario de la doctrina de Ayaviri hasta el 20 de noviembre de 1850 (APA: AYA/LF/2. F. 54r, 90r). Marcelino Torres2 toma el curato de Ayaviri como cura propio el 6 de octubre de 1851 hasta el 7 de agosto de 1852, renunciando a su anterior beneficio en la provincia de Calca (APA: AYA/LF/2. F. 90r, 96r). Mariano Gonzales, por su parte, se hace cargo de la Iglesia desde el 12 de setiembre de 1853 (APA: AYA/LF/2. F. 96r) . Por último, Luis Beltrán Parellón tomó posesión el 8 de junio de 1857 (APA: AYA/LF/2. F. 96v).

Expresión del mundo interior de los curas Los folios del Libro de Fábrica sirvieron, también, para el caso de la doctrina de Ayaviri, como un soporte para expresar las sensaciones de los curas ante determinadas situaciones. Ello se plasma, por ejemplo, en el reclamo hecho por el cura saliente Dámaso el 18 de julio de 1836, donde manifiesta las consecuencias negativas para la Iglesia de Ayaviri de la orden dada por el Gobierno político. Esta orden pedía que las parroquias dieran el cupo de doscientos pesos para las Arcas Nacionales. Debido a ello, la doctrina de Ayaviri quedó sin la mayor parte de la “congrua sustentación” de los párrocos, quienes no hubieran “tenido la necesidad de mendigar; y las Yglesias hubiesen tenido de constante, y lo suficiente pa. su refaccn. y demás necesidades” (APA: AYA/ LF/2. F. 10v, 11r). Agrega que “solo Ds. podrá remediar; y el Sor° Protector del Estado secundar con su innata beneficiencia como Patron Nato de las Yglesias

2. En 1816, un cura con el mismo nombre, Marcelino Torres, se encontrará como cura de San Cristóbal y pro Secretario del Obispo de Cusco, Mons. José Pérez y Arméndariz (Aparicio: 1974, 45, 87-90, 92-93, 173-174).

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La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

Peruanas”. Finaliza: “Mientras exortamos a ntro° amado herm°. el Sor Cura de Ayaviri tenga paciencia, conformidad y mucha confianza en la Misericordia de Ds. y de su Made. Sma°. qe. protegerá sus Yglesias, y sus Ministros a pesar de Lucifer, y su quadrilla infernal” (APA: AYA/LF/2. F. 10v, 11r). Con este reclamo, a modo de catarsis, el cura Deza eternizó un hecho histórico (la solicitud de aporte económico), sus consecuencias económicas y, sobre todo, su percepción personal sobre todo esto. Es así que nos conduce de un hecho objetivo a su repercusión en el interior de un protagonista.

Administración eclesiástica Libros parroquiales En los diferentes inventarios que se encuentran en el Libro de Fábrica podemos encontrar algunas referencias a los libros parroquiales, los que, con el tiempo, formarán parte del archivo histórico de la Prelatura de Ayaviri. Asimismo, en las cuentas se consigna el gasto realizado por la compra de los libros. Así, en el inventario realizado el 6 de diciembre de 1836 se hace referencia a los libros parroquiales que poseía la doctrina de Ayaviri. Se menciona 18 libros forrados con pergamino de “bautismos, entierros, casamientos, e informaciones”, los que se encuentran “bien maltratados y sin orden”. Se añaden dos libros de fábrica, uno del año “883” (debe ser 1783) con 153 folios “bien maltratado” y otro de 1832 con 193 folios (APA: AYA/LF/2. F. 20r). Haciendo un total de 20. Cuatro años después, en el inventario del 12 de febrero de 1840 se señala, ya no 20, sino un total de 28 libros: dos de fábrica (se señala que el segundo libro de fábrica cuenta con sólo 191, dos folios menos que la descripción de 1836), veintidós sacramentales “bien maltratados y sin orden” (12 de bautizos, 6 de matirmonios y 5 de entierros; según esta descripción el número sería de 23 y no 22). Asimismo, se señala que existen cuatro libros “nuebos . 21 .

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857). Segundo Libro de Fábrica

que estan corriendo”: dos de bautizos, uno de matrimonios y, el último, de entierros (APA: AYA/LF/2. F. 43v). De la misma manera, existe una nota que indica que desde esa fecha se suprimen los libros de informaciones de matrimonios, “por orden berval que me há dado el Sr. Vicº. Gralº. Dr. Dn. Gavriel Vicentelí, y por no ser dichos Libros nesesarios dejó encargo a mi sucesor, pa. qe. obserbe esta determinacion superior” (APA: AYA/LF/2. F. 43v). La misma descripción del párrafo anterior, incluida la cantidad, estado y nota, se encuentra en el inventario realizado unos años después durante el tiempo del cura Calixto José de Miranda (APA: AYA/LF/2. F. 63v). Este inventario no tiene fecha de realización pero se deduce que fue realizado antes de 1847, porque a continuación de él se presenta los aumentos, descripción ella del 28 de noviembre de 1847. Estas dos descripciones son los antecedentes de la documentación que formará el Archivo Histórico de la Prelatura de Ayaviri. Nos ofrece una idea de la cantidad, el estado de conservación y las ordenanzas que definen su uso o supresión. En ambas menciones se refieren a dos libros de Fábrica, los que aún existen en el archivo histórico de la Prelatura de Ayaviri. Sin embargo, el 8 de junio de 1857, en la posesión del cura Luis Beltrán Parellón como cura inter de Ayaviri, se señala que su antecesor, el cura Mariano Gonzales, le hizo la entrega formal de “de la Yglecia y de los tres libros de Fabrica, con otros tantos legajos de Documentos, siete medios pliegos sueltos de escrituras simples, dos llaves de San Pedro y veintiun libros de partidas” (APA: AYA/LF/2. F. 96v). Añade que continuará con el inventario respectivo. Así es como acaba el libro 2 de fábrica. De la misma manera, en el año de 1834 se hace referencia de la existencia de un libro manual del trabajo de la Iglesia, donde están colocadas “con mayor claridad” los gastos de dicho año (APA: AYA/LF/2. F. 9v). . 22 .

La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

La existencia y ubicación de ese supuesto tercer Libro de Fábrica, así como los legajos mencionados en 1857 y el libro manual, son un misterio al día de hoy. Por otro lado, en el descargo del dinero, producto de las rentas de la Iglesia de Ayaviri entregadas por D. Manuela Araníbar en 1833, se señala el gasto de diez pesos para la compra de “Quatro Libros blancos, pa. Casamtos. Entierros. y fabricas” (APA: AYA/LF/2. F. 5r). Esta referencia nos indica el proceso de adquisión de los libros: su costo y el producto. Un libro tenía el valor de dos pesos y medio, y se compraba en blanco, es decir, que no contaban con características especiales que definieran su uso.

Inventarios Existen los siguientes inventarios: del 6 de diciembre de 1836 (APA: AYA/LF/2. F. 12r) y del 12 de febrero de 1840 (APA: AYA/LF/2. F. 33v), ambos relizados por Juan Manuel Deza. Asimismo, el 20 de abril de 1841, al incio del gobierno de Calixto José Miranda, se realiza otro inventario pero es exactamente el mismo de 1840 ya que “ecsistiendo todo lo q° habia recibido á ecsepcion de algunas cosas q° se tranfieron [sic] ó se consumieron y otras q° no han parecido q° se iran poniendo. Posteriormente se irán anotando las “faltas q° se advirtieron recurriendo el inventario” (APA: AYA/LF/2. F. 54r54v). Por último, desde esa fecha hasta antes de 1847, aún en tiempos del cura Miranda, se realiza un nuevo inventario (APA: AYA/LF/2. F. 55r). Los inventarios dividen los bienes que posee la iglesia en los siguientes campos: alhajas de oro y plata; ornamentos blancos, colorados, morados, verdes y negros; capas de coro blancas, coloradas, moradas, verdes y negras; dalmáticas blancas, coloradas, moradas y negras; planetas; palias; mucetas; paños de atril; almaizares; mangas de cruz; albas; banderas; sobrepellices; roquetes; paños; corporales; sotanas; cíngulos; bonetes; cosas de hierro, madera, piedras, metales; y libros. En otras palabras: metales, textiles, madera, piedras y libros. Además de ello, se incluyen las descripciones y objetos que se ubican en la portada, torres, cuerpo del templo, cruceros, altares y sacristía. . 23 .

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El aumento de los bienes que posee una Iglesia puede deberse a la compra de los mismos por parte de los sacerdotes o como regalos de devotos. Estudiar esta dinámica resulta muy interesante, ya que permite conocer las devociones más arraigadas en una sociedad y los donantes. En ese sentido, hemos encontrado que las devociones a la Virgen de Altagracia y a San Francisco de Asís fueron las que motivaron más donaciones, siendo algunos de los donates los siguientes: Esteban Hilaricona, Pedro Bonifacio Béjar, Mariano Quispe, Norberto Bustamente y el cura Martín Macedo.

La donación del viril del capitán Gregorio Roldán de Deza y otras donaciones En el primer Libro de Fábrica de la Iglesia de Ayaviri se deja testimonio de la donación de un viril grande sin sol por parte del capitán D. Gregorio Roldán de Deza a la doctrina en mención, entrega que tuvo lugar en el mes de octubre de 1810. Dicho obsequio, que fue comprado del convento de La Merced de la ciudad de Cusco, fue aceptado por el cura párroco Santiago Ortega y supuso, asimismo, la aprobación de las dos condiciones que puso el capitán Deza. La primera de ellas fue que al morir él, su mujer y sus hijos en dicho pueblo, tuviesen “el entierro de balde con la posible solemnidad, correspondiente a unos vecinos honrados, españoles, y principales del Pue°.”, pagando únicamente, si lo tuviesen, doce pesos por la misa vigilada, el novenario y aniversarios. La segunda condición fue que la estancia de Orcuyo se mantenga en posesión de su descendencia (APA: AYA/LF/1. F. 100r-100v). El viril sigue estando presente en los inventarios realizados entre 1832 y 1857, pero sin hacer mención a la donación del capitán Deza. Así, en el inventario realizado el 23 de diciembre de 1836 (APA: AYA/LF/2. F. 14r-14v) y en el efectuado el 12 de febrero de 1840 (APA: AYA/LF/2. F. 35v-36r, 57r), se describe esta custodia, agregando al final “insignia de Mersedarios”. Pero no se hace referencia del donante y, mucho menos, de sus condiciones. No pasaron veintiséis años y ya no había recuerdo ni quién recordase la donación del viril, su motivo y condiciones. . 24 .

La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

Sin embargo, en una nota precedente al inventario de 1836, se hace referencia a este viril, el cual no fue entregado al cura Juan Manuel Deza “por habersele dado al Cura de Macusani D. D. Martin Macedo en calidad de venta por el Cura inter D. Damaso Desa desde ahora cuatro años y solo se pone como ecsistente pa. su presto. ejecucion” (APA: AYA/LF/2. F. 14r). Luego, en las cuentas comprendidas entre 28 de junio de 1837 y 28 de julio de 1837, se señala como ingreso la venta de dicho viril de plata al D. D. Martín Macedo por el monto de doscientos pesos (APA: AYA/LF/2. F. 30v). Este tipo de donaciones es otra forma de cómo las iglesias poseían diferentes bienes con valor religioso y artístico. A continuación, a modo de ejemplo, colocamos los bienes dejados por personas, en su gran mayoría antiguos párrocos de Ayaviri, según las menciones hechas en el inventario de 1836. Tomás de Collado, cura entre 1800 y 1804, dejó en su testamento una casulla de tisú de oro con florestas de oro y plata, y adornada con sobrepuesto de oro (APA: AYA/LF/2. F. 15r). Por su parte, el cura Santiago Ortega (1805-1814) mandó hacer y dejó un terno que contenía una casulla de fondo bordada en tapiz con oro y plata; otra casulla de fondo bordada en tapiz con los mismos metales (APA: AYA/ LF/2. F. 15v); otra casulla de fondo bordada con hilo de oro y adornada con sobrepuesto bordado de oro (APA: AYA/LF/2. F. 16r); una capa bordada en tapiz blanco con oro y plata; otra capa de fondo bordado con hilo de oro; un par de dalmáticas blancas bordadas en tapiz con oro, plata y lentejuelas (APA: AYA/LF/2. F. 16v); otro par de dalmáticas negras de fondo bordadas con hilo de oro y lentejuelas; una manga de fondo negro bordada con hilo de oro adornada con sobrepuesto de oro bordado (APA: AYA/LF/2. F. 17r). El cura Dámaso Deza (1814) donó una casulla de fondo bordada con oro con sobrepuesto de forro de tafetán colorado (APA: AYA/LF/2. F. 15v); una capa de damasco blanco con sobrepuesto brillante de oro y forro de holandilla amarilla (APA: AYA/LF/2. F. 16v); un paño de atril de damasco blanco . 25 .

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con rapacejos a los extremos, su franja de brillante de oro y su forro de tafetán amarillo; un paño de atril de damasco blanco con rapacejos a los extremos, su franja de brillante de oro y su forro de tafetán amarillo; una manga de cruz de lama de plata en campo rosado, sus rapacejos y brillante de franja de plata con su forro (APA: AYA/LF/2. F. 17v); un cíngulo de cinta de lama de oro con sus bellotas (APA: AYA/LF/2. F. 18r). El coronel Rufino Macedo dejó tres palias del Santísimo, dos bordadas con oro y plata, y otra de glogetu [sic] amanecer con sobrepuesto brillante de oro alrededor (APA: AYA/LF/2. F. 17r).

Visitas pastorales Según Estanislado Just, el Concilio de Trento menciona una triple finalidad de la visita pastoral: “introducir la doctrina sana y católica y expeler la herejía, promover las buenas costumbres y corregir las malas, y ampliar todas las demás cosas en utilidad de los fieles” ( Just: 1999, 93). Los Concilios Limenses no dejaron de lado las ordenanzas sobre las visitas pastorales, siendo el tercero de ellos, celebrado entre 1582 y 1583, el que dedica más extensión sobre el mismo: cinco capítulos. Durante 1832 y 1857, la doctrina de Ayaviri recibió solamente una visita pastoral, la cual fue llevada a cabo el 3 de setiembre de 1848 por el obispo de Cusco, Eugenio Mendoza y Xara, junto al secretario de visita Mariano Salas. Durante dicha inspección se ordenó las siguientes prevenciones (APA: AYA/LF/2. F. 70r): 1. Que por la necesidad de una persona encargada de la administración de las rentas de la Iglesia y su mejor servicio, se proponga una terna para elegir un ecónomo fabriquero entre sujetos “de conocido abono y demas circunstancias necesarias qe. consulten la seguridad de dichas rentas y sus bienes” y se nombre uno para tal fin. . 26 .

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2. Que en el plazo de un mes se presente una instrucción circunstanciada de los ingresos, egresos e inversión de las rentas de la Iglesia durante el tiempo de la administración del cura actual, Calixto José de Miranda. 3. Que se den por consumidos cuatro copones y roquetes de sacristanes. 4. Que “a la mayor brevedad se repare la ruina que amenasa a la Yglesia”. 5. Que el cura tenga siempre un compañero para que la doctrina como la iglesia estén más asistidas. Luego, el 6 de diciembre del mismo año de 1848, durante la visita pastoral a Orurillo, se presentan las cuentas que mandó el obispo en el número tres de sus ordenanzas. El prelado las examinó con detención y “las halló fieles y legales” por lo que las aprobó señalando, además, algunas recomendaciones (APA: AYA/LF/2. F. 88r). Años antes se llevó a cabo una revisión del Libro de Fábrica de la doctrina de Ayaviri, pero no en dicho lugar sino en Cusco. Así, el 15 de marzo de 1841, el obispo de Cusco, Pedro Pascual Bernales, después de ver el libro en mención, mandó que sea devuelto al cura propio de Ayaviri, Calixto Miranda, para que reciba la Iglesia con las formalidades de estilo y con un previo inventario que constate los bienes y alhajas de la Iglesia que le son encomendados, el cual sea llevado a cabo ante el Síndico Procurador del pueblo, el ecónomo fabriquero y testigos. Además, se le encomendó al dicho cura entrante la responsabilidad de cuidar, averiguar y recoger cualquier falta que pueda encontrar de la administración de los curas anteriores (APA: AYA/LF/2. F. 52r). De esta información podemos resaltar que las visitas pastorales, cuyos registros se alojaban, en su mayoría, en los libros parroquiles, espcialmente del de fábrica, se preocupaban de lo siguiente: la idoneidad de los trabajadores, el buen manejo económico, dar de baja los bienes, la seguridad del edificio religioso . 27 .

Ayaviri en los inicios de la República (1832-1857). Segundo Libro de Fábrica

y la importancia de la compañía de los curas. Asimismo, las revisiones de estos libros era una forma de mostrar la situación en la que un sacerdote recibía una doctrina.

Administración económica Haciendas Una de las primeras informaciones que presenta el segundo Libro de Fábrica de Ayaviri es la razón de las haciendas pertenecientes a la doctrina de dicho lugar. Siguen, hacia 1832, en referencia a las existentes durante 1781 a 18323, las siguientes haciendas: Tacañahui, Orcuyo, Antavilque, Ccaccani (APA: AYA/LF/2. F. 1r). A continuación, se detalla un cuadro con la cantidad de ganado, el enfiteuta y la renta anual. Hacienda

Ganado

Enf iteuta

Renta anual

Tacañahui

12,000 cabezas de ganado menor con sus respectivos padres

Manuela Aranibar

1,200 pesos a la Iglesia y 100 al Estado

Orcuyo (hacienda íntegra de las capellanías de los curas de Ayaviri)

4,000 cabezas de ganado menor con sus respectivos padres

Coronel Rufino Macedo

400 pesos

Antavilque (hacienda íntegra de las capellanías de los curas de Ayaviri)

2, 000 cabezas de ganado menor con sus respectivos 200 carneros padres

Eustaquio Béjar

200 pesos

Ccaccani

2,000 ovejas y

200 pesos

3. Para mayor información revisar el libro “Arte, devoción y economía de Ayaviri (17811832)” del autor. Cusco: Instituto de Pastoral Andina, 2011.

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La Iglesia de Ayaviri a través del segundo libro de fábrica (1832-1857)

Después de esta fecha no se realiza mayor referencia a las haciendas, salvo la referencia de que en 1837 entró 857 pesos de renta anual de la hacienda Tacañahui (APA: AYA/LF/2. F. 27v). Las rentas de las haciendas constituyeron, por mucho tiempo, la principal entrada económica de la Iglesia de Ayaviri, dinero con el cual solventaba los gastos de mantenimiento de la religión católica en dicho lugar, ya sea a través del templo como de la fe.

Retribución económica en tiempos de Cuaresma La Iglesia, como cualquier otra institución, necesita de personas para la realización de labores específicas; por ejemplo, organeros, campaneros, sacristanes, rezadores, lavanderas. Ellos, por justa razón, son retribuidos económicamente. De esta manera, se comprueba cómo la Iglesia influye en la economía local, lo cual adquiere mayor protagonismo en Ayaviri en los inicios de la República por ser una zona más alejada y en un tiempo de poca oferta laboral. El pago aumenta en Cuaresma, lo que supone la época del año de mayor actividad eclesiástica. En 1838 el rezador recibió un peso más en el mes de Cuaresmaa “para qº. enseñe á los que no saben la Doctrina Cristiana”, haciendo trece pesos al año (APA: AYA/LF/2. F. 31r). Igual pasó en 1848, donde se especifica que el rezador enseñó a los solteros y solteras (APA: AYA/LF/2. F. 70v). De la misma manera, en 1840, se le pagó al campanero dos pesos por mes, agregando uno más en el mes de cuaresma y otro en cosecha, sumando 26 pesos (APA: AYA/LF/2. F. 51v).

Devociones La patrona del pueblo La patrona del pueblo de Ayaviri no ha sido siempre la Virgen de Altagracia. En la época virreinal, al menos desde octubre de 1832, fecha en la que . 29 .

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ya existía la devoción a esta advocación mariana, se consideraba con el título de “Patrona de este Pueblo” a Nuestra Señora de Purificada (APA: AYA/ LF/2. F. 2v). Actualmente su fiesta se celebra en el mes de febrero. Durante las labores de reforma del cimiento de las torres del templo de Ayaviri en 1839, se vio “suspendido el trabajo por los dias de la Fiesta” (APA: AYA/LF/2. F. 31v). No nos aventuramos a afirmar que dicha celebración es de la Virgen de Altagracia, aunque coincida con las fechas de la festividad actual, pero, sin duda, refleja la magnitud de esta fiesta.

Otras devociones A través de la dedicación de las misas y la existencia de imaginería, se pueden conocer las devociones, algunas generalizadas y otras privadas, y los devotos. Las devociones que hemos encontrado a lo largo del libro son: Corpus, Santísimo Sacramento, Jesús Nazareno, Justo Juez, Señor de la Paciencia, Señor de la Resurrección, Virgen de Altagracia, Virgen de la Asunta, Virgen de Belén, Virgen del Carmen, Virgen de la Concepción, Virgen de Dolores, Virgen de la Merced, Virgen del Milagro, Virgen de la Nieva, Virgen de las Nieves, Virgen de la Purificación, Virgen Purificada, Virgen del Rosario, Arcángel San Miguel, San Andrés, San Juan, San Pedro, Santo Tomás, San Antonio Abad, Santa Bárbara, San Dimas, Santo Domingo, San Francisco, San José, Santa Juliana, San Pablo, Santa Verónica, Ánimas y Gestas. Las más importantes son la de Ánimas, Nuestra Señora de Altagracia, Santísimo Sacramento, Nuestra Señora de la Purificada, Nuestra Señora de los Dolores (APA: AYA/LF/2. F. 4r, 6r). Ello se puede deducir por las misas que se realizan cada año en conmemoración de dichas festividades. El estudio de las devociones permite conocer la influencia de ciertas órdenes y de personajes religiosos, quienes tratan de difundir una devoción en . 30 .

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particular. De la misma manera, la existencia de las devociones supone la creación de imágenes que materializan esa fe, ya sea a través de pinturas (lienzos o murales), esculturas u otros como pendientes. Asimismo, en cuanto a las devociones particulares se hace referencia a aquellas conmemoraciones religiosas mandadas a celebrar por alguna familia, o por una sola persona, ya sea porque es una devoción que ellos tienen o por el alma de un difunto. Por ello, pagan una limosna a la Iglesia. Tal es la misa que se realizó el 19 de junio de 1832 en honor a Santa Juliana por el alma de Juliana Castro, mujer del coronel Rufino Macedo y por la que se pagó diez pesos (APA: AYA/LF/2. F. 2r).

Manejo de los bienes inmuebles Arquitectura Un libro de fábrica es muy importante para la historia del arte, es por ello que, entre otras cosas, puede utilizarse como una referencia en los proyectos actuales de restauración arquitectónica. Aunque, como bien advierte el investigador mexicano Ricardo Lancaster-Jones: “Pero el historiador sólo puede hacer la búsqueda y examen de archivos antiguos o de impresos relativos al monumento que se trate de restaurar, ya que son los reconstructores y en el último término los usuarios o administradores de la finca restaurada, los que deberán resolver hasta qué punto pueden o deben utilizar las conclusiones a que ha llegado la investigación histórica” (Lancaster-Jones: 1969, 137).

A continuación describiremos algunos rasgos sobresalientes sobre la arquitectura del templo de Ayaviri presentes en la unidad documental estudiada. Ello podría resultar de gran interés a los futuros trabajos de restauración de la actual Catedral de Ayaviri.

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En los inventarios presentes en el libro manuscrito se hacen referencia a algunos elementos sobresalientes de la arquitectura del edificio religioso como el cuerpo, puertas, paredes, torres y portada. En el caso de la portada, en el inventario realizado el 23 de diciembre de 1836 se refiere la siguiente descripción: “La portada que media entre las dos Torres es de una primorosa arquitectura del orden dorico, adornada con motopas [sic], y triglifos, segun el arte” (APA: AYA/LF/2. F. 23v). En el inventario del 12 de febrero de 1840, se añade que se observan “unas rajaduras y averturas que nesesitan de un reboque de Cal, está firme la Espresada portada por los dos Estribos con que hiso afiansar nuebamte. el Cura D. Juan Manl. Deza” (APA: AYA/LF/2. F. 50r-50v). Estas mismas descripciones las podemos encontrar para los otros elementos arquitectónicos mencionados al inicio de este párrafo. Las descripciones de algunos trabajos de modificación estructural están presentes en el libro. Por ejemplo, en el año de 1834 se enladrilló el cuerpo del templo, por lo que se compró cuatro mil ladrillos a ochenta pesos el millar. Para la fecha de la cuenta de ese año, ya se había revisado y utilizado la mitad del total del pedido (APA: AYA/LF/2. F. 9r). Unos años después, desde el 21 de agosto hasta el 26 de octubre (se vio interrumpido del 6 al 25 de setiembre “por los dias de la Fiesta”) se realizaron las labores de la reforma de los cimientos de las torres. Lo cual requirió el servicio de cuatro jornaleros y un cantero, por lo que se pagó en total 64 pesos y 4 reales (APA: AYA/LF/2. F. 31v). Sobre este trabajo realizado en las torres se hace la siguiente referencia: “[…] q°. solo desde la mitad de esta obra se han trabajado de cuenta de la Yglesia, que lo restante desde los Simientos hasta la parte de la cornisa hizo trabajar D. Eustaquio Bejar á quien se le abonará tanto el trabajo de Jornaleros, piedras labradas, cal y hieso q°. haya parte comprado á justa tasacion y su valor lo q°. se pondrá en cuenta separada” (APA: AYA/LF/2. F. 31v).

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En el caso de la mano de obra, podemos mencionar los oficios de cantería, estuquería, maestros albañiles, carpintero, canteros, los cuales están directamente relacionados con las labores arquitectónicas. Sin embargo, podemos reconocer otros oficios como pintor y organista. Para ilustrar la idea anterior mencionamos algunos casos, sin pretender agotarlos todos ni, muchos menos, su análisis. En la segunda mitad de 1836, se pagó 22 pesos al organero por la composición de las dos contras y por su salario de un mes (APA: AYA/LF/2. F. 25r). Entre el 28 de junio de 1837 y el mismo día del año 1838, se requirió el servicio de un cantero, quien aseguró el estribo de la portada principal del templo de Ayaviri en los dos costados “por asegurar dha portada qº. se venia abajo” (APA: AYA/LF/2. F. 28v). En el inventario de 1840, se menciona que el pintor Agustín Mateos pintó una gradilla de madera al óleo con varias flores de colores, lo cual lo hizo por devoción (APA: AYA/LF/2. F. 10v, 46v). Es interesante el caso de los indios como mano de obra. Su retribución no era económica sino sólo dándole la alimentación. Esta dieta consistía en carne de oveja, chuño, maíz y, sobre todo, coca. Además, los indios tenían que “colaborar” con la fabricación de material, por ejemplo de adobes (APA: AYA/LF/2. F. 32v, 75v). Por tanto, gracias a los inventarios realizados podemos conocer las descripciones de los elementos del templo, referencias de su situación actual y las labores realizadas, como fueron la colocación de estribos en la portada, enladrillado del cuerpo del edificio y la reforma de los cimientos de las torres. En la crónica de estas labores descubrimos las fechas y los tiempos de trabajo, la mano de obra requerida y el valor de sus servicios, los materiales empleados y su costo, y la fuente del financiamiento.

Obra del panteón Uno de los proyectos en que participaron tanto la Iglesia como la municipalidad de Ayaviri es el de la “obra del panteón”, el cual duró diez años: 1833 . 33 .

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a 1843. Consideramos que esta descripción muy bien detallada (antigüedad, instituciones participantes, tipología del edificio, gestión económica, ambientes del edificio, labores realizadas y sus procesos, personal requerido, materiales y su consecución, inconvenientes y su solución, decoración e iconografía) de una construcción que, ahora, ya no existe, es un gran aporte para la historia de la arquitectura porque permite conocer varios aspectos de la obra, todos ellos presentados de manera continua. Así, el primer testimonio que evidencia el libro data de 1833 con la entrega, por parte del cura de Ayaviri, de 200 pesos al presidente de la H.I. Municipalidad de Ayaviri “pa. ayuda de la Obra del Panteon pr. repetidas ordenes qe. libró la M.H.I.D. de Puno consta del recivo de D. Mariano Quispe, Alcde. encargado de la obra del Panteon”. Dicho dinero pertenecía a la recaudación de las rentas de la hacienda Tacañahui, la cual tenía como enfiteuta a Da. Manuela Aranibar (APA: AYA/LF/2. F. 5r). Luego, en la descripción de los gastos realizados por la doctrina de Ayaviri en el año 1835, se consigna el desembolso de 45 pesos para “Un simiento abierto, y puesto pa. la capilla del panteon, con sacristia y estribos firmes” (APA: AYA/LF/2. F. 10v). Entre junio de 1837 y junio de 1838 se adelantó un pago de 60 pesos al cantero “por las dos Torres de la Capilla del Panteon”, faltando 20 pesos que se pagarán al concluir el trabajo (APA: AYA/LF/2. F. 29v), los que se pagaron en la segunda mitad de 1839 (APA: AYA/LF/2. F. 31v). Se relata, a continuación, algunos trabajos del panteón: “Desde el 27. hasta el 31. [del mes de octubre de 1839] comensaron a abrir los simientos de la Capilla del Panteon y su Sacristia nuevamente y en lugar distinto por motivo de q°. los Simientos que hizo trabajar mi antecesor, el Cura inter D.D. Damaso Deza no servian por ser los referidos Simientos muy afuera y con ninga. profundidad q°. no podia resistir

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la bobeda, á mas de que el Simiento de siete vs. de ancho y quince de largo de ninguna manera correspondia al q°. nuevamente se ha construido, por estas justas concideraciones se ha tenido por conveniente emprender nuevo trabajo, importan en los doce Yndios á 2 rs. diarios y la direccion del cantero cuatro rs. diarios. „.„17. 4.” (APA: AYA/LF/2. F. 32r).

En el inventario realizado el 12 de febrero de 1840, se describe el panteón de la manera siguiente4: “Un Panteon en simientos con su Portada de calipiedra, y quatro mausoleos, con sus quatro5 tres secutapicos [dub] cada una de ellos, que dos de los mausoleos correspon //F. 50v// den a D. Eustaquio Bejar. La puerta de la Capilla de Calipiedra con sus dos torres concluydas, y la pared de dicha capilla, y Sachristia en estado de ponerse ya las cornisas que todo há hecho trabajar el Cura D. Juan Manl. Deza. Sin ningun cerco, todo al ayre6” (APA: AYA/LF/2. F. 50r-50v).

El 24 de abril de 1843, el cura de Ayaviri fue requerido, a través de un conducto del Señor Provisor y Vicario General, por el Señor Prefecto y Comandante General del Departamento, D. José Mariano Escobedo, “á continuar la obra del Panteon con las rentas de esta Yglecia”. Por ello, dicho sacerdote solicitó el 16 de mayo del mismo año “especial licencia” a la referida Vicaria, la cual fue otorgada el 18 del mismo mes. A razón de ello, el cura tomó “el dinero necesario para continuar dicha obra del panteon de las referidas rentas, segun todo consta de los documentos oficiales de mi referencia”. Para solicitar la licencia, el cura tuvo que viajar a Azángaro, gastando un peso (APA: AYA/LF/2. F. 75v).

4. En el folio 69v se encuentra la misma descripción como parte de un inventario sin fecha. 5. La palabra “quatro” se encuentra tachada. 6. Esta última oración evidencia haber sido añadida posteriormente, ya que no sigue la estructura del párrafo y posee color de tinta diferente.

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Un primer gasto realizado fue la compra de tres arrobas de coca a siete pesos, veinte chalonas y quince ovejas madres a cuatro reales, una fanega de maíz y dos costalillos de chuño en once y medio pesos. Todo ello suma 50 pesos y fue destinado para la alimentación de los indios en sus faenas de recolectar las piedras necesarias y levantar los cimientos. Ello lo hizo con acuerdo del Señor Gobernador, D. Ilario Miranda (APA: AYA/LF/2. F. 75v). Además de los indios, se acordó, también, el pago de un mayordomo para que dirija el trabajo de los expresados indios. Así, se pagó a D. Félix Castro cuatro pesos para tal trabajo (APA: AYA/LF/2. F. 75v). Después del trabajo de “muchos dias”, se acabó la provisión alimenticia. El cura de Ayaviri dio 35 pesos al Señor Governador “para establecer los simientos y para nuebas compras de coca, carne y comida”, lo cual duró seis días. Durante dicho tiempo, se pagó 3 reales y medio por día a dos “albañiles ó Maestros” (APA: AYA/LF/2. F. 75v). Al terminar el trabajo de establecimiento de los cimientos, se descubrió que “quedaron los dos costados superiores de la Capilla sin una piedra, de modo que fué presiso ocurrir nuebamente por piedras pa„ lo cual di á poder del enunciado Governador quince ps. para gastos de coca, comida y carne”. Asimismo, se gastó doce pesos más “para compras de comestibles, y en dos días de trabajo se concluieron dichos Simientos” (APA: AYA/LF/2. F. 75v). Luego de la colocación de los cimientos, el siguiente trabajo fue “traer agua, porque la pequeña fuentesita que habia en aquella inmediacion se secó enteramente”. Por ello, se cavó una acequia del largo de quince cuadras “poco mas ó poco menos”. Ello demandó el trabajo de doce indios jornaleros durante seis días con interrupción de dos que “lograron hacer llegar la agua á aquel lugar”. El jornal fue de dos reales diarios por indio (APA: AYA/LF/2. F. 76v). Asimismo, según el plan acordado entre el cura de Ayaviri y el Señor Gobernador, se decidió “mandar hacer los adoves con los indios de las parcialidades” proporcionándoles coca y comida. A razón de ello, el mencionado cura . 36 .

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entregó, en dos ocasiones, treinta pesos; con dicho dinero se compró cuatro arrobas de coca, treinta y cinco corderos, dos fanegas de maíz y dos pequeños costalillos de chuño. Ello supuso, a su vez, la paga de cuatro pesos a los mozos y alguaciles que fueron a traer a dichos indios, por lo que “se consiguió en breve tiempo un numero conciderable de adoves” (APA: AYA/LF/2. F. 76v). Una vez secos los adobes, se tuvo que pircar. Así, se acudió a aquellas parcialidades que no habían contribuido en la fabricación de adobes para dicha tarea. El cura de Ayaviri entregó 40 pesos al Señor Gobernador interino, D. Manuel Castro, para que se haga de coca, carnes y granos. Después de dieciocho días de trabajo “con pocos indios y cuatro albañiles [sic]”, se concluyó con todos los adobes “y quedó la pared establecida en toda su circunferencia, con mas medios torreones en las esquinas e intermedios de paredes” (APA: AYA/LF/2. F. 76v). A cada uno de los cuatro albañiles mencionados se le pagó tres reales y medio por jornal diario, haciendo un gasto total de 31 pesos y 4 reales. Asimismo a un mozo “que de sobre estante de los trabajadores se pagó po. conducto del mismo Señor Governador á dos reales diarios”, lo que hace 4 pesos con 4 reales (APA: AYA/LF/2. F. 76v). Entre los materiales comprados para la labor anterior se encuentran: tres lampas y tres azadones “incluso el valor de los cabos que se consiguieron de Arequipa”. Cada una de las piezas costó 9 reales, ascendiendo el monto a 6 pesos y 6 reales (APA: AYA/LF/2. F. 76v). Fue necesaria una mayor cantidad de adobes. Por ello, se mandó fabricar cuatro mil adobes “pa. que se concluyan las paredes y torreones”. Por ello, y mediante contrata “á estilo del pais”, se pagó el ciento a 6 reales, lo que hace un total de 30 pesos (APA: AYA/LF/2. F. 76v). Al estar secos los adobes mencionados, se pagó a cuatro albañiles y a veinte peones para que concluyan los cuatro costados de las paredes y los torreo. 37 .

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nes. Por ello se les pagó el jornal a tres y medio reales a los albañiles, y dos reales a los peones. Ello hace un gasto de 40 pesos y 4 reales (APA: AYA/LF/2. F. 77r). Se colocó una puerta. Ello significó la compra de un cuartón a dieciocho reales a Da. Gregoria Zegarra para la colocación de dicho elemento. Asimismo, se compraron más cuartones, tablas, clavos y la paga del servicio del carpintero; ello sumó 31 pesos y 2 reales y medio. Además, se pagó a dos albañiles y cuatro peones para la colocación de dicha puerta. La instalación se realizó en un día, pagando por los servicios 1 peso y 7 reales (APA: AYA/ LF/2. F. 77r). También, fue necesario paja arrancada. “Uno y otro indio” colaboraron en dicha donación pero no fue necesario. Por ello se pagó, por conducto del Gobernador interino, cuarenta cargas de dicho material comprados la decena a un peso (APA: AYA/LF/2. F. 77r). Asimismo, se pagó a doce jornaleros que durante dos días “pucieron la Curalina [dub]”. A cada uno de ellos se les pagó 2 reales el jornal diario (APA: AYA/LF/2. F. 77r). Se compraron, asimismo, un cerrojo y una chapa “del pais” para la puerta del panteón, los que fueron mandados a conseguir en la ciudad de Arequipa. Todo ello costó cuatro pesos y cinco reales (APA: AYA/LF/2. F. 77v). La portada del panteón, por su parte, fue pintada, blanqueada y aliñada, lo que demandó un gasto de 10 pesos 2 reales. Supuso, en ese sentido, la preparación de la pintura por parte de dos albañiles y cuatro peones, quienes, en dos días, formaron y blanquearon la portada. Por ello se les pagó el “jornal de estilo”. A continuación, se mandó traer el barro “de distancia” con dos indios jornaleros. Se contrató también, por 6 pesos, a un pintor para el pintado “del diceño análogo que le presente de dos esqueletos con su Guadaña, asadon, Epigrafe, Pilastras, &a.”, quien lo “entregó muy conforme al citado diceño” (APA: AYA/LF/2. F. 77v). . 38 .

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Por último, el batiente de la puerta del panteón contó con “dos hermosas piedras”; por ello, se pagó trece reales por la labranza y conducción de cada una de las piedras, es decir, un total de 3 pesos y 2 reales (APA: AYA/LF/2. F. 77v). Durante la última semana del mes de noviembre y la primera de diciembre del año de 1844, el cura de Ayaviri mandó “revocar dos veces todo el Panteon por de dentro y fuera, siendo la segunda vez con barro amarillo q° sirve para el Pecheo [sic], mandando traer de distancia”. Ello supuso el trabajo de dos albañiles y diez peones pagados “a jornal de estilo”, lo que asciende a 40 pesos y 4 reales (APA: AYA/LF/2. F. 79r).

La capilla del panteón Además del panteón se realizaron obras para su capilla. Durante el año que comprende del 28 de febrero de 1844 al 28 de febrero de 1845, se compró el maderaje para la construcción de la capilla del panteón que se hallaba en cimientos. A través de escritura pública ante el Sr. Juez de Paz, Manuel Castro, con Mariano Velarde, vecino de Umate, se compró cien palos a seis reales, los cuales “deberá poner en esta Villa á las dos semanas despues de la Pascua de Resurreccion del año procsime entrante [1845]”. Se adelantó sesenta pesos “con las seguridades q° constan de dha Escritura” (APA: AYA/LF/2. F. 79v). Entre el 28 de febrero de 1846 al 28 de febrero de 1847, se mandó hacer una llave para el Panteón debido a que la anterior, en poder del semanero Juan Luque, se perdió. Ello costó 6 pesos. (APA: AYA/LF/2. F. 83r).

Manejo de los bienes inmuebles Textiles religiosos virreinales Los ornamentos eclesiásticos son una parte importante dentro de los bienes de un templo religioso, ya que son las vestiduras tanto de las personas como de las imágenes votivas. Un libro de fábrica permite el estudio de estos . 39 .

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objetos, ya que los inventarios permiten conocer su existencia y descripción; y en las cuentas se puede saber el costo y la procedencia de estos materiales. Para ilustar la idea anterior, los tipos de vestimenta son: ornamentos (sobre todo casullas), capas de coro, dalmáticas; todas ellas de los colores del calendario litúrgico (blancas, moradas, verdes, coloradas y negras). Asimismo, planetas, mucetas, paños de atril, almaisal, mangas de cruz; palias, banderas, albas, sobrepelliz, manteles; alfombras. Completan los telares: paños, corporales, roquetes, sotanas, cíngulos y bonetes. Como materiales para la elaboración de estos tipos se encuentran el tesú, brocato (puede ser de metal como oro o plata, o de tela como seda) y tafetán. Estas prendas solían tener flecos y bordes metálicos. Se puede hacer una descrición más detallada de cada uno de los tipos de textiles religiosos, profundizando en los materiales y técnicas de elaboración, así como partes y los compradores y/o vendedores, y el monto de la compra. Aunque no es el objetivo de este texto, mostramos el caso de las casullas. Las cuales tenían sobrepuesto de oro o plata, y podían ser bordadas en tapiz con oro o plata, o con florestas de plata y forradas con tafetán de color. Solían tener, además, manípulo, paño, bolsa. Para calcular el valor de esta vestimenta litúrgica presentamos el siguiente caso. Una casulla de lama “atesuada” de oro con sobrepuesto de brillante, forro de damasco verde de seda, la cual fue comprada al cura del Hospital, Dr. Cazorla, por el cura de Ayaviri, Juan Manuel Deza en 1837, costó 180 pesos, lo cual constituyó el 12% de los gastos de ese año (APA: AYA/LF/2. F. 25r). Otra casulla fue comprada por 200 pesos, cuya descripción es la siguiente: “Ytn. en una casulla de fondo colorado bordada con lantejuelas, é hilado de oro nueva sin estrenar toda completa” (APA: AYA/LF/2. F. 10r). En este descargo del año de 1835, se debe resaltar que esta prenda era “sin estrenar toda completa”. . 40 .

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A pesar de estas dos menciones de compra de casullas, la de 1835 y la de 1837, parecen haber sido excepciones y vestimentas destinadas para usos ceremoniales y/o importantes, ya que la “composición” de casullas fue otro modo de obtener esta prenda. Por ejemplo, en la descripción de los gastos “ordinarios y estraordinarios” entre el 28 de febrero de 1842 al de 1843, se señala el desembolso de nueve pesos con tres reales por lo siguiente: “Composicion de dos casullas aciendo mudar el forro de una de ellas con tafetan asul y la otra recosiendola por el forro el valor de dho. tafetan, seda y hechura del operario […]” (APA: AYA/LF/2. F. 72v). Sin embargo, otro gasto relacionado con el mantenimiento de las casullas era el forro. En 1832, se gastó 3 pesos por el forro de la casulla negra de terciopelo con tafetán blanco (APA: AYA/LF/2. F. 5v). Para profundizar en la historia, evolución, definición e ilustración de ornamentos litúrgicos recomendamos visitar el blog “Inter vestibulum et altare” del historiador Pablo Pomar, en la siguiente dirección electrónica: http:// www.intervestibulum.blogspot.com.

Metales Los objetos metales (de oro, plata, cobre o hierro) componían otra parte importante de los inventarios, los cuales describen su existencia, su compra, su mantenimiento, su deterioro o eliminación para elaborar otros. Ello permite conocer las descripciones de su composición, los gastos de mantenimiento, los obreros encargados, los usos, etc. Los instrumentos religiosos más recurrentes hechos de metal eran: hostiario, barretas, lampas, azador, argollas y llaves, campanillas, coronas y alas. Era tanto para adornar efigies como para uso en ceremonias, como procesiones y misas. Sobre la situación de la platería a fines del periodo virreinal, Luis Eduardo Wuffarden señala: . 41 .

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“Durante los últimos años del régimen virreinal, a consecuencia de la crisis económica generalizada que antecedió al estallido revolucionario, hubo un explicable retroceso del antiguo patrocinio eclesiástico en el campo de las artes. Este proceso de secularización del culto religioso se vería acentuado al instaurarse la república, y prácticamente no habrá más encargos de grandes piezas de platería litúrgica […]” (Wuffarden: 2009, 38).

La Iglesia de Ayaviri adquirió parte de estos objetos metálicos gracias a las donaciones de los devotos. Así, hemos podido encontrar los siguientes: Descripción

Contexto

“Una corona de plata dorada con oro, con tres arcos que esta clavada en la efigue de Nuestra Señora de Altagracia, adornada con catorce piedras francesas, y un topacio al frente. La otra chica clavada en la efigie del niño con tres medios arcos, con nuebe piedras francesas, y otro topacio al frente, puestas de limosna por el coronel D. Rufino Macedo: pesan ambas: „„01”

Inventario de 1836

“Una corona de plata de cuatro arcos, con su Cruz dorada con oro, que el devoto D. Esteban Ylaricuna hiso componer de una Corona pequeña con costo de cien ps. que dio de limosna, la espresada corona tiene su Brochesito esmaltado y en medio su topacio, pesa: „„07”

Inventario de 1840

“Un par de Alas de plata dado por el Devoto D. Esteban Hilaricona para el Patron titular Serafico Patriarca S. Francisco de Assis”.

Aumento del año 1841

Las devociones suscitan donaciones de estos objetos, los cuales, por diversos motivos, también podrían venderse a buen precio. Por ejemplo, en 1837, se vendió un viril de plata a Martín Macedo por 200 pesos. (APA: AYA/LF/2. F. 30v). Así como los metales, otros objetos considerados en los inventarios eran aquellos de base de madera (mesa, alacenas, puertas, sillas poltronas, . 42 .

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matraca, andas, féretros, blandones, mariolas, tenebrario, atriles, frontales), los de piedra y libros.

Instrumentos musicales: órgano La música ha sido una parte importante en las celebraciones litúrgicas. Por ello, existieron músicos como instrumentos musicales. A los primeros había que pagarles; a los segundos, adquirirlos o darles mantenimiento. El órgano, el violín y el harpa fueron los instrumentos más utilizados en los templos. Parece ser que el órgano representa el instrumento más emblemático en los inventarios, porque constantemente se hicieron gastos para su composición. Así, en 1834, se pagó 3 pesos para la composición del órgano al maestro organista y al carpintero Miguel Luque (APA: AYA/LF/2. F. 7r). Dos años después, en 1836, se gastó 40 pesos por la composición del órgano y 3 por la pajarilla (APA: AYA/LF/2. F. 25r). En el inventario de 1836, se describe de la siguiente manera el órgano: “El Organo sin puerta es de doce palmos, sus fuelles rotosos, y esta muy descompuesto, tiene dos contras con dos fuelles sin uso ya el espacio de 15 años, enteramente descompuestos, con mas otras dos contras tiradas en el suelo; el Organo con dos rejistros arrancados sin ninguna pajarilla; de suerte que todo ello necesita una composicion formal” (APA: AYA/ LF/2. F. 23r).

Productos importados Se puede conocer, asimismo, por los gastos realizados, algunos productos provenientes de otros lugares. Por ejemplo, en 1836, se compró un bulto de Nuestra Señora del Carmen del tamaño de una vara y media con su bulto, el cual se hizo en la ciudad de Cusco (APA: AYA/LF/2. F. 8v).

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Un año después, se registra la compra por veinte pesos de un quintal de vino usado durante las misas diarias, el cual provenía de Moquegua, considerado “el mejor” (APA: AYA/LF/2. F. 26v). La misma compra, con el mismo valor, se realizó en 1838 y 1839 (APA: AYA/LF/2. F. 29r, 31r). En 1840, el valor del quintal aumentó, pagándose 7 pesos por arroba, es decir, 28 pesos por quintal (APA: AYA/LF/2. F. 51v). En 1841, el precio se mantuvo igual, pero se detalla que es vino dulce y que había escasez (APA: AYA/LF/2. F. 71r). El precio del quintal baja a 22 pesos en 1842 (APA: AYA/LF/2. F. 73r). Sube a 24 en 1844 (APA: AYA/LF/2. F. 79r). En la cuenta del año 1847, se señala que el vino moqueguano se compró en Lampa; por ello se pagó 28 pesos, lo que incluye el quintal de la bebida, el flete de la bestia y la paga al mozo (APA: AYA/LF/2. F. 83r). Además del vino, otros productos de los que se mencionan el lugar de compra son los siguientes: De Huancané se compró dos paños aldón (APA: AYA/LF/2. F. 41v). De Arequipa se mandó a traer “una Lampará [sic] grande, vidrios para el alumbrado del SSmo°”, lo cual costó 22 pesos más 3 de conducción (APA: AYA/LF/2. F. 74v). También, de dicha “ciudad blanca”, se trajo un cerrojo y una chapa “del pais” para la puerta del panteón, lo cual costó 4 pesos 5 reales (APA: AYA/LF/2. F. 77v). Se hace, asimismo, referencia a la procedencia de diversos objetos. Por ejemplo, “una Alba de estopilla con rengo fino de Cajamarca”, “otra Alba de Algodon con rengo fino de hilo del Cuzco” y “dos amitos de bretaña viejos con supunta angosta de Cochabamba alrededor” (APA: AYA/LF/2. F. 18v); o “una sobrepelliz de irlanda, nueva, talqueada con trensillas por todas las costuras y encajes finos de aniz” (APA: AYA/LF/2. F. 25r). Esto permite conocer lugares de compra y la procedencia de productos religiosos, el precio pagado, la valoración de su calidad y la red de extensión de los mismos. Estudios más profundos arrogarán resultados que permitan comprender la dinámica del comercio de estas mercancías. . 44 .

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Oficios En las relaciones de los gastos se suele colocar el responsable, es decir, a quién se contrató para realizar tal obra o trabajo. Ello permite conocer los oficios a los que se recurrían para el mantenimiento de la Iglesia y hasta, en algunos casos, el nombre de este personal, identificando así, para algunos casos, los autores de algunos objetos que aún pueden ser evidenciados. Se pueden dividir en dos: los que se usaban de manera ordinaria en el mantenimiento, y los extraordinarios para una labor específica. En los primeros se puede incluir al rezador, lavandera, organista. A continuación trataremos aquellos oficios utilizados de manera extraordinaria: Un ejemplo de ello es el pintor Pablo Cáceres, quien, en 1843, por “haber pintado y retocado los dos angeles del altar mayor” recibió el pago de tres pesos (APA: AYA/LF/2. F. 74v). Luego, él mismo pintó, en 1845, “la mesa y frontispicio del altar de N.S. de la Asuncion y el retoque de los Altares de N.S. de los Dolores y del Patriarca Sr S. Joseph, todo al oleo, pagué á este la cantidad de dies y siete pesos” (APA: AYA/LF/2. F. 81v). Otro de ellos fue el carpintero Miguel Luque, quien, en 1834, compuso los dos altares del crucero y el altar “afirmando los mechenales, y asegurando los nichos con clavos y nuevas piesas”. Por ello, ya sea por su trabajo como por los materiales, se le pagó 4 pesos (APA: AYA/LF/2. F. 7r). En el segundo semestre de 1839, se necesitó del trabajo del barretero, a quien se le pagó por dos semanas (doce días), “en el trabajo de romper las piedras á tiro de polvora” (APA: AYA/LF/2. F. 32r).

Contexto histórico: inicios de la República El periodo que abarca el segundo Libro de Fábrica de Ayaviri, 1832-1857, coincide con los primeros años de la instauración de la República peruana, habiendo dejado atrás la etapa virreinal. A consecuencia del espíritu republicano . 45 .

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que busca dejar atrás el periodo virreinal e imbuirse de nuevas ideas ilustradas, se desarrollarán nuevas instituciones, las cuales tendrán una relación diferente con la Iglesia. Todos estos cambios, quizá en menor medida, repercutieron y estuvieron presente en Ayaviri. Ello lo podemos constatar en dicho libro parroquial. Un primer acercamiento se da a través del conocimiento de las autoridades políticas del lugar. En agosto de 1832, Pedro Crisólogo Santos era el provisor. En 1833, Mariano Quispe era el “Alcde. encargado de la obra del Panteon” (APA: AYA/LF/2. F. 4r, 5r). En 1836, el sub prefecto de Ayaviri era Eustaquio Béjar, el gobernador Pedro Deza, los jueces de Paz José María Simbort e Isidro Deza (APA: AYA/LF/2. F. 12r). En 1840 y 1841 las autoridades eran: el gobernador José María Simbort, los jueces de Paz Isidro Deza y Domingo Añazco. En 1841, se señala como síndico procurador a Agustín Macedo (APA: AYA/LF/2. F. 33v, 54r). En 1844, el Juez de Paz fue Manuel Castro (APA: AYA/LF/2. F. 79v). Asimismo, los cambios de pertenencia política y religiosa. En ese sentido, la provincia de Ayaviri pertenecerá, en lo político, a Lampa y, a su vez, a Puno. En cambio, en lo religioso, permanecerá a la diócesis de Cusco. Con el título de “la leal Villa Capital de la Benemerita Provincia de Ayaviri”, como se inicia el inventario del 6 de diciembre de 1832 (en el inventario del 12 de febrero de 1840 se refiere únicamente como “la leal Villa de Ayaviri), se palpa la participación de Ayaviri en la gesta emancipadora, la cual se remonta a la revolución de los hermanos Angulo de 1814. Ayaviri ya tenía este título para setiembre de 1829. En la solicitud que dirige Juan Cristóstomo Béjar, Capitán de Lima con grado de Sargento Mayor del Ejército, oriundo de Ayaviri y residente en Puno, al Coronel de los Ejércitos del Perú, Juan Manuel Pinelo y Torre, con el asunto de la emisión del certificado de los méritos de Juan Crisóstomo Béjar, señala que cuando la división expedicionaria con destino a La Paz y a cargo de dicho Pinelo pasó . 46 .

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por Ayaviri (“mi pueblo natal, hoy leal Villa de Ayaviri”) “sus habitantes de ella animados de una decisión adhesión al sistema, se presentaron espontáneamente a las órdenes de V.S. de cuyo número se formó una Compañía al comando del Benemérito Don Francisco Canales, teniendo yo el honor de ser Teniente de ella por orden y disposición de V.S. como uno de los principales comprometidos de aquella vecindad […]” (Aparicio: 572-573). En la relación de los méritos y servicios que presenta, Béjar detalla que, desde el año 1814, brindó sus servicios al mando de los generales Angulo y Pumacahua. En marzo de 1821, estuvo bajo las órdenes de Guillermo Miller; luego, de Marcelino Carreño; y, posteriormente, del general Tristán. En dicho memorial se detalla sus grados, las expediciones y batallas donde participó, y su encarcelamiento7. Declara Béjar que “es público y notorio a los habitantes de ese Distrito [Ayaviri], mis padecimientos y sacrificios por el Sistema independiente […]”. (Aparicio: 568-569).

Contribución económica de la Iglesia a la República peruana Una de las características de los años iniciales de la instauración de la república peruana, fue el pedido de contribución económica a la Iglesia católica para solventar diversos gastos del naciente estado. Ello basado en la supuesta idea del gran poder económico de la Iglesia por los bienes que custodiaba, olvidándose de los propios gastos de la administración eclesiástica. Aunque los curas no pudieron dejar de contribuir, sí mostraron los efectos que producían. Así, en la siguiente nota se muestra la presión del estado por explotar económicamente a las iglesias, lo que afecta fuertemente en las cuentas al quedar en negativo:

7. Entre los padecimientos que sufrió Béjar, debido a “su defensa [de la independencia] mi decisión y servicios activos”, recibió la ayuda de Simón Canales, el mismo que en el inventario de 1836 se menciona como mayordomo de la Iglesia de Ayaviri (APA: AYA/ LF/2. F. 13r).

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“A esta Cuenta dejo al Sor° Cura atual de esta Docta. dos documentos, el uno de doscientos ps. qe. es del mismo Sor° Cura; y el otro de trescientos ps. de Dn. Ysidro Desa pr. nueve meses de reditos de Orcuyo, qe. aunqe. no estan prontos son libramtos. efectivos, y el Sor° Cura actual tendrá la prudencia de aceptarlos con consideracn. de qe. si el Govno. desconsideradamte. no hubiese mandado qe. los reditos de las fincas de las Yglesias se pongan en Arcas Nacionales de los qe. la mayor parte era congrua sustentacion de los Curas, despues de ponerles a dhos SS. Curas un cupo desconsiderado como al de Ayaviri de doscients. //F. 11r// ps. los SS. Curas no hubiesen tenido necesidad de mendigar; y las Yglesias hubiesen tenido de contante, y suficiente pa. su refaccn. y demas necesidades; lo qe. aora [sic] solo Ds. podrá remediar; y el Sor° Protector del Estado secundar con su innata beneficiencia como Patron Nato de las Yglesias Peruanas. Mientras exortamos a ntro° amado herm°. el Sor Cura de Ayaviri tenga paciencia, conformidad y mucha confianza en la Misericordia de Ds. y de su Made. Sma° qe. protegerá sus Yglesias, y sus Ministros a pesar de Lucifer, y su quadrilla infernal. En Ayav. a 18„ de Jul°. de 1836„ Damaso Deza [rúbrica]. Todo lo perteneciente al presente año de 1836„ ha puesto en Arcas Nacionales la Enfiteuta Da. Manuela Aranibar pr. maño [sic] del Sor° Subpto. de la Provincia con cuyo recivo qe. mantendrá en su poder debe chancelar hta° fines de Jun°. proxima pasado en qe. cumple su año desde qe. tomó la Hacda. de Tacañahui a su cargo; y pa. qe. conste en dho dia, mes y año. Damaso Deza [rúbrica].” (APA: AYA/LF/2. F. 10v-11r).

Luego, en los gastos entre 28 de febrero de 1843 y 28 de febrero de 1844, se señala el pago de 35 pesos con medio real al Señor Gobernador Territorial por “contribucions. prediales correspondientes al presente año [1843]” (APA: AYA/LF/2. F. 75r). Se evidencia, asimismo, mayor poder político sobre la Iglesia al pedirle dinero y estar presente en los inventarios como señal de poder ostentado. . 48 .

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Impacto de los efectos naturales No solo los factores políticos, como fuerza externa, afectaron a Ayaviri. También lo hicieron los naturales, cuyos estragos producto de su intensidad supusieron renovaciones estructurales del templo. Las descripciones de las situaciones y los gastos emprendidos se registran en los folios del Libro de Fábrica. Estos son sequías, inundaciones y vientos, lo que se relaciona con las condiciones climáticas del lugar. Los fuertes vientos que asolaron Ayaviri hicieron que, en 1838, se compre “un candado grande de dos guardas para asegurar la puerta del Bautisterio”, ya que “no puede resistir chapa alga.” Dicho candado se trabajó en Cusco y costó 5 pesos, además de dos armellas a 2 reales cada uno y la clavadura a 2 reales más (APA: AYA/LF/2. F. 30r). “En tiempo de Aguas”, según las referencias del inventario de 1840, las dos torres, que son de cantería con coronaciones “muy bien tachadas” y con medias naranjas con pirámides y chapiteles “muy bien formados”, “se mojan hasta la mitad pr. la mucha filtracion que se obserba”. Ello origina que se formen dos lagos: uno en el antecoro y otro en el Baptisterio. Además se añade que lo mismo se aprecia en toda la iglesia como en la puerta de la sacristía, lo que origina que no se pueda entrar a ella. Asimismo, el almacén que se ubica al frente de dicha entrada es “inserbible de custodiar cosa alguna pr. el lago que se forma en él”. El exterior se encuentra sin revoque y que, con el transcurso del tiempo, se hizo evidente que sólo colocaron barro puro, originando que algunas piedras estén al aire y muchas detrás del sagrario se hayan caído (APA: AYA/LF/2. F. 49v). Entre el 28 de febrero de 1843 al 28 de febrero de 1844, se pagaron a dos maestros y ocho peones por cinco días seguidos de trabajo, quienes “calearon [dub] la cubierta y tejado de toda la Yglecia, por sobrevenir el tiempo lluvioso y ser absolutamente necesario este reparo porque la Yglecia amenasa . 49 .

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ruina, pues que de todas partes transina [sic] la umedad en tiempo de aguas”. Por dichos servicios, se pagó “el jornal de costumbre”, haciendo un total de catorce pesos y tres reales. Dicho trabajo demandó, a su vez, la compra de trece quintales de cal comprados a 4 reales cada uno y diez costales de arena en 3 reales (APA: AYA/LF/2. F. 77r).

Fuentes consultadas Aparicio Vega, Manuel Jesús. La revolución del Cusco de 1814. Volumen 8, Tomo III: Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX, Colección Documental de la Independencia del Perú. Lima, Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú. 1974, 618 págs. Just, Estanislao. “Las visitas pastorales a las reducciones de Moxos y Chiquitos (siglos XVII-XVIII)”, págs. 89-109. En: Anuario de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica, N° 5. Sucre, Academia Boliviana de Historia Eclesiástica. 1999, 274 págs. Libro de Fábrica N° 1 de la Iglesia San Francisco de Asís de Ayaviri (APA/AYA/ LF/01). Archivo Histórico de la Prelatura de Ayaviri. Lancaster-Jones, Ricardo. El uso de documentos en la restauración de edificios, págs. 125138. En: Historia Mexicana, vol. XIX, núm. 1, julio-setiembre. México, 1969. Solórzano y Pereyra, Juan de. Política Indiana. Tomo III. Biblioteca de autores españoles. Madrid, Ediciones Atlas. 1972, 434 págs. Wuffarden, Luis Eduardo “Platería tradicional peruana. Usos domésticos, festivos y rituales, siglos XVIII-XX”, págs. 16-45. En: Platería Tradicional del Perú. Lima, Universidad Ricardo Palma-ICPNA. 2009, 205 págs. Zegarra Moretti, Carlos. “Algunas pistas del origen de la presencia de la Virgen de Altagracia en Ayaviri”, págs. 12-13. En: Revista Pastoral Andina, Nº 184-2011. Cusco, Instituto de Pastoral Andina. 2011, 28 págs.

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Zegarra Moretti, Carlos. Arte, devoción y economía de Ayaviri (1781-1832). Primer libro de fábrica. Cusco, Instituto de Pastoral Andina. 2011, 305 págs. Zegarra Moretti, Carlos y Rodrich Portugal, Rodrigo. La Catedral de Ayaviri en el tiempo. Estudio histórico y artístico de la Iglesia San Francisco de Asís de Ayaviri desde el siglo XVI a la actualidad. Arequipa, Universidad Católica San Pablo. 2012, 436 págs. Zegarra Moretti, Carlos. Catálogo del Archivo Histórico de la Prelatura de Ayaviri. Libros Parroquiales. Cusco, Instituto de Pastoral Andina. 2011, 396 págs.

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