Xavier Dolan y el manicomio

Xavier Dolan y el manicomio.
Hace unos días asistí a la Cineteca Nacional para ver la nueva película de Xavier Dolan. Salí satisfecho y emocionado de la sala después de permanecer totalmente concentrado en las imágenes que muestra el director canadiense. En esta película como en algunas otras del autor, las imágenes son coherentes con el fondo musical que coloca, una de las mejores escenas es cuando la música de Counting Crows "Colorblind" se ve al personaje Steve Després cruzando las calles en su patineta y después aparece en un estacionamiento jugando con un carrito de supermercado dando vueltas y gritando con furia. La siguiente que conmueve demasiado fusiona perfectamente el curso de la historia con la música, acompañado por la música de Ludovico Einaudi "Experiencie" vemos como Diane Després se detiene en un alto en la calle y sucede una secuencia de imágenes de lo que pudo ser de la vida de su hijo sin su enfermedad o tal vez si no lo dejara en un manicomio. También, la escena final se ve como Steve Després intenta huir del manicomio acompañado de la música de Lana del Rey "Born to die". Pero mi intención no es hablar sobre la música en la nueva película de Xavier Dolan.
Me gustaría reflexionar sobre la Ley S14 que por suerte es ficticia. Mediante la cámara Dolan hace un experimento: si existiera una ley que permitiera a los padres con algún hijo con una enfermedad mental dejarlo a cuidado del Estado en un manicomio que permite evitar los gastos de medicamentos, el tratamiento psicológico y médico, y los cuidados básicos de un ciudadano. A pesar de que es una situación ficticia la que nos presenta el canadiense resulta muy realista y actual porque yo pienso que pasaría algo semejante si existiera una ley de ese tipo. Actualmente podemos ver cómo son abandonados muchas personas con alguna enfermedad mental en algunos psiquiátricos, otras personas no alcanzan un espacio para sufrir su experiencia psiquiátrica, su destino está en las calles pues la mayor parte de los vagabundos o indigentes que logramos ver en las calles sufren algún trastorno mental no tratado y experimentan la cruda realidad en la fría naturaleza callejera. La psiquiatría avanzó en los últimos años para dejar de ser tan inhumana como en sus inicios que algunos catalogaron como prácticas pseudocientíficas más ligadas a un programa político. Por lo menos, hoy en México se puede decir que comienza una postpsiquiatría que es más cercana al paciente y sus problemas, los manicomios ya no son como en la época de Lombroso y las presentaciones en el cine del siglo pasado. Los pacientes con algún trastorno mental cuentan con atenciones más personalizadas, centros psiquiátricos más humanos, hospitales de día y atención psicológica. Pero prevalece el estigma social que impide que muchas personas no adquieran una atención adecuada asociada con alguna enfermedad mental, los hogares en distintos lugares del mundo se han convertido en centros clandestinos que esconden algún familiar con un trastorno mental y nunca llegan a ver la luz por aquella supuesta vergüenza que significa para la familia, para no gastar en atenciones médicas y los altos costos de medicamentos o por considerar la enfermedad mental como una maldición o embrujamiento. Todos los familiares que son víctimas del estigma social de la enfermedad mental no dudarían por abandonar a sus familiares en algún centro para que el gobierno se hiciera cargo y ampararse con una ley.
Xavier Dolan juegan un poco en esta película con el mito de Edipo que me parece muy exacto para tratar el tema de la enfermedad mental. Muchas veces el afectado adquiere una relación casi extraña con los familiares, principalmente con la madre o el padre que son los más cercanos, pues por el estigma y la naturaleza de la enfermedad mental el paciente pierde la relación con amigos, familiares o instituciones que lo condenan a una soledad bajo el techo de algún familiar más tolerante a la experiencia psiquiátrica que muchas ocasiones es una cuestión hereditaria.
Además, Dolan pone en la mesa la problemática de la falta de profesionales especializados en el tema de la enfermedad mental para que no se abuse de los múltiples de diagnósticos que aparecen en el DSM-5 y no se mediqué exageradamente a niños y jóvenes que probablemente sólo necesiten de una terapia psicológica o una atención especializada. Tal vez, el director canadiense nos lo muestra a través del personaje de Kyla que al sufrir un problema del lenguaje y ser una profesora retirada que trabajaba con adolescentes. Al tener un problema que también tiene un origen neurológico, Kyla ayuda a Steve Després a enfocarse, estudiar y prepararse para el futuro a pesar de su enfermedad sin necesidad de estar totalmente sedado por medicamentos como aparece en una de las escenas finales cuando Steve Després habla por teléfono a su madre desde el manicomio en dónde se observa totalmente drogado. Muchos padres prefieren ver a sus hijos totalmente sedados que encontrar una alternativa para el problema o en su caso siempre encerrado en algún lugar.
Publicado en: http://vencerelestigma.blogspot.mx/2015/03/xavier-dolan-y-el-manicomio.html