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Observatorio Volvernos a mirar, hasta encontrarnos, una aproximación a Chile en la pantalla de Joan del Alcàzar Matías Hermosilla Magister en Historia © PUC., Chile “Hasta encontrarnos en plena Alameda, juntos de nuevo y llenos de estrellas” Santiago del Nuevo Extremo La historia afectiva y afectada de un país que ha sido presa de un largo gobierno de origen fáctico– castrense posee, por momentos, la dificultad de acercarse y/o de recordar lo que ha sido la historia de aquellos años difíciles. Llegando, inclusive a omitir o tratar de construir un tabú sobre los años del proyecto de la Unidad Popular y la posterior dictadura militar. Las expresiones culturales como la música y el cine han sido testigos vivos de la creación en resistencia y/o la posterior representación de un pasado particular. En este contexto, el trabajo de Joan del Alcàzar Garrido Chile en la pantalla, Cine para escribir y para enseñar la historia (1970 – 1998) nos invita a visitar a través del relato del cine la historia de Chile entre 1970 y 1998, desde la elección de Salvador Allende hasta la detención de Augusto Pinochet en Londres, partiendo de dos premisas fundamentales; a saber, por un lado, reconstruir, de manera armónica, la pluralidad de visiones de Chile que existen en épocas complejas y, por otro lado, contribuir a la enseñanza de momentos críticos y contingentes a las generaciones que vienen. Todo lo cual se enmarca en la hipótesis general pero orientadora de que el cine es una fuente viable para el estudio del pasado de la humanidad que, además, juega un papel fundamental a la hora de enseñar la historia a las sociedades venideras. Por lo que, el libro tiene se propone construir una historia del Chile reciente a través del relato del cine. A la luz de estas ideas planteadas por el historiador español Joan del Alcàzar Garrido se nos presentan dos preguntas fundamentales que trataremos responder, relacionar y problematizar a lo largo del texto dialogando con el trabajo ya presentado de Del Alcàzar: ¿cuál es el desafío y la potencialidad de las imágenes y/o representaciones, en este caso el cine, como documento histórico?, en segundo lugar, ¿tiene la historiografía un rol fundamentalmente educativo? La historia de la humanidad ha estado completamente tocada por el uso de las imágenes y es algo que inextricable a la construcción identitaria de las sociedades en el tiempo, todo lo cual, se intensifica en el siglo XX con la expansión de los medios masivos de comunicación, las imágenes toman un papel central a la hora de comunicar y/o transmitir mensajes para la sociedad. A este respecto, Joan del Alcàzar sentencia: “Ya hace tiempo que la sociedad actual no puede vivir sin imágenes, ya sean las del cine de ficción, con mayor o menor calidad artística; ya sean las del documental, que también es creación pero no debe contener ficción. En estos momentos las imágenes constituyen un tipo de fuente documental imprescindible para el historiador, una fuente que está en un soporte que no es el documento archivístico tradicional, sino que la encontramos en el soporte del video” (pp. 2526). Esta idea es el valor rector del texto del historiador español, el cine nos entrega un camino y una mirada que va deconstruyendo y representando los procesos históricos que es contingente valorar http://www.historiaycultura.cl/observatorio/joan_del_alcazar.html
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y reutilizar. Este tipo de documentos nos permiten dar cuenta no sólo de la historia de la producción y/o industria misma, sino también, –como se lo propone Del Alcàzar– construir un relato de la historia del Chile visto y representado. En este sentido, es muy interesante la elección de fuentes diversas que utiliza el historiador mezclando obras de ficción con documentales, dando vida a un corpus heterogéneo de fuentes, lo que él llama documentos en soporte de vídeo (DSV), compilación de documentos que el historiador mismo construye no por su calidad cinematográfica, sino que, aparejado a la posibilidad de representación época que cada creación cinematográfica propone. Pasando, por ejemplo, de documentales como La batalla de Chile de Patricio Guzmán a películas de ficción como Johnny cien pesos de Gustavo Graef–Mariano todo lo cual se inserta en una interesante comunión argumental. Por otra parte, llama la atención la organización del texto, comienza un primer y extenso capítulo de formulación teórica que lleva al lector a adentrarse en la trastienda de la confección del libro donde se conjugan argumentos, disquisiciones teóricas y profundización sobre el objetivo del cine como documento histórico. Luego de eso, tres capítulos que llevan a la práctica la teoría antes señalada representando cronológicamente tres momentos críticos de la historia de Chile; a saber, el gobierno de Salvador Allende, la dictadura de Pinochet y el Chile de la transición a la democracia. En este sentido, es muy interesante y completa la aproximación que el historiador hace de ir mezclando los sucesos históricos con el relato de los DSV; a saber, se van mezclando diálogos de las propias obras cinematográficas, reflexiones sobre las mismas obras, lo que se equilibra y contextualiza con el desarrollo y presentación de los hechos de cada proceso trabajados por el autor con literatura secundaria y fuentes de época. Por lo que la metodología utilizada por el investigador lo hace un libro profundo, documentado y completamente contingente, e incluso modélico en el marco de la construcción de la historiografía actual en materia de comunicaciones, puesto que, utiliza las fuentes no como un fin en sí mismas, sino que, como medio para la comprensión de la realidad. El último capítulo del texto, que no hace recordar el capítulo “Examen de conciencia de un francés” del libro La extraña derrota del historiador francés Marc Bloch (Crítica, Barcelona, 2003), nos presenta, por tanto, la idea y reflexión de los testimonios de los actores de la época, los discursos públicos y los diversos países que habitan el mismo territorio, es decir, nos da cuenta de las diversas conciencias que habitan en la historia reciente de una sociedad atribulada y golpeada como la chilena. En este sentido, la obra de Joan del Alcàzar Garrido nos presenta un fuerte componente de reflexión, comprensión y diálogo en la reconfiguración de una sociedad que estuvo en profunda separación fruto de 17 años de dictadura militar, todo lo cual, nos da pie para reflexionar sobre el rol educativo de la disciplina historiográfica. ¿Tiene la historiografía un rol educativo? O mejor dicho ¿una responsabilidad educativa? En palabras del autor “La enseñanza de la historia es, paralelamente, el más noble objetivo al que podemos aspirar los historiadores en la medida que constituye el eje vertebral de nuestro ejercicio profesional” (p. 18). Esta idea es central en la obra de Joan del Alcàzar Garrido; a saber, la importancia de la educación para la concreción de una reconciliación en un contexto de ruptura y distanciamiento tan grande como el vivido en la historia reciente de Chile. En este sentido, la enseñanza de la historia es una herramienta fundamental para comunicar y advertir a las generaciones venideras sobre el desarrollo de las vivencias de cada país en momentos diferentes. En este sentido, para este mismo fin es importante poder manifestar y comunicar de la forma más amplia y transversal posible la historia. Por lo que, la sistematización y análisis del relato del cine que realiza el historiador español son muy útiles y necesarias como herramientas educativas para establecer las bases de las sociedades que vendrán y como estas se enfrentan a su propia historia, puesto que, si cada vez la inmediatez y la lectura se hacen procesos más alejados de la cotidianeidad las imágenes pueden transmitir visualmente mensajes importantes para las sociedades del futuro. En síntesis, Chile en la pantalla es un trabajo profundo, documentado y analítico que nos propone un nuevo camino para revisitar la historia reciente de Chile dialogando con fuentes heterogéneas y transformando las imágenes en movimiento en letras y líneas que complejizan la relación entre la historia y los medios de comunicación, siendo así, un aporte interesante y completo para las nuevas generaciones de historiadores profesionales que se interesan por la cultura popular y de masas. Puesto que, finalmente el autor nos propone un camino amplio y diverso que nos lleve a volver a mirar nuestra historia y a nosotros mismos hasta encontrarnos nuevamente y formar, por medio de la educación, una sociedad que se reconcilie con su propio pasado y avance hacia un http://www.historiaycultura.cl/observatorio/joan_del_alcazar.html
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futuro donde la tolerancia sea el centro del dialogo pero que no se base en la omisión de la enseñanza de un pasado complejo.
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