Voluntad y Reflexión: La Libertad del Hombre en el Sílex del Divino Amor de Antonio Ruiz de Montoya

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Descripción

Metanoia N°1

Metanoia N°1

Voluntad Y Reflexión: La Libertad del Hombre en el Sílex del Divino Amor de Antonio Ruiz de Montoya Oscar Edmundo Yangali Núñez Pontificia Universidad Católica del Perú

Resumen: En el Opúsculo II del Sílex del Divino Amor de Antonio Ruiz de Montoya vemos un desarrollo de cómo purgar la voluntad del hombre con la finalidad de que éste pueda llegar a ser libre en Dios. A primera vista tenemos la impresión de que al hablar de la abolición de una actitud reflexiva de la voluntad nos referimos a la aniquilación de la misma voluntad del hombre en Dios, no tanto en unidad, sino en una negación de la misma. La tesis que defendemos en el presente trabajo sostiene que Ruiz de Montoya, en base a una distinción de dos usos de la voluntad, muestra claramente en qué medida participa la voluntad desnuda del hombre en Dios para encontrar su libertad. Gracias también a este desarrollo es que puede comprenderse que para la mística de este padre espiritual una voluntad libre no excluirá tanto la comunión con Dios como el favor al prójimo, por lo cual es ubicada dentro de la tradición Cristiano-católica. Palabras Claves: voluntad/desnudez/participación/libertad/mística. Abstract: In the Opuscule II of the Firestone of Divine Love of Antonio Ruiz de Montoya we see a development of how to purge the will of the man with the purpose to become free in God. At first glance we have the impression that the talk of abolition of a reflexive attitude of the will refers an annihilation of the same will of man in God, not so much in unity, but in a denial of the same will. The thesis we defend in this paper argues that Ruiz de Montoya, on the basis of a distinction between two uses of will, clearly shows in what extent participate the nude will of

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Metanoia N°1 man in God to find his freedom. Also thanks to this development it can be understood that for the mystic of this spiritual father a free will does not exclude both the communion with God as the favor to the neighbor, whereby is located within Christian-catholic tradition. Keywords: will/nudity/participation/freedom/mystic. I. En torno al Sílex del Divino Amor El Sílex del Divino Amor1 de Antonio Ruiz de Montoya es un escrito que muestra la profundidad espiritual de este misionero. Esta obra refiere un conocimiento experiencial de Dios y posee una serie de características con las que relacionamos al Sílex con una obra mística. Diversas influencias pueden ser rastreadas entre sus líneas, entre ellas grandes escritores místicos como San Agustín, Pseudo-Dionisio o San Juan de la Cruz, entre otros. Sin embargo, podríamos enfrentar problemas a la hora de interpretar algunas ideas expuestas por Ruiz de Montoya2, ya que no puede negarse que el texto contiene algunas expresiones las cuales podrían interpretarse por una vía denominada pseudo-mística si no comprendemos el contexto en que aparecen ni el significado que les fueron atribuidas . Es prudente señalar que hacer un análisis sobre algunas expresiones de esta obra nos brinda una mayor claridad sobre este problema. ¿Por qué hay que discurrir siquiera un poco en torno al contexto de esta obra de Ruiz de Montoya? ¿Qué nos puede decir ello acerca del problema de la voluntad y la reflexión al mencionar este tema? En primer lugar, debo especificar que este no es un trabajo acerca del rastreo de

Metanoia N°1 diversas influencias en esta obra de Ruiz de Montoya, aunque sí es necesario mencionar ciertas corrientes místicas que supuestamente podrían haber influenciado en ella y así discutir sobre la concepción que desarrolla este padre espiritual acerca de la voluntad y la reflexión en el Opúsculo II de este escrito. Mencionamos tres corrientes pseudo-místicas de alrededor de la época de Ruiz de Montoya en las que podemos ver en qué respectos tendría que caer nuestro autor para poder ser tildado de poco ortodoxo4. Andrés Melquiades nos menciona las características de algunas de estas corrientes. Por ejemplo, en primer lugar, tenemos el caso de la corriente de los alumbrados o vía iluminativa, o de los que se dejan a la disposición divina, sin hacer nada, a no ser que se les sugiriese debidamente por inspiraciones o revelaciones divinas5. En segundo lugar, podemos mencionar también el caso de los erasmistas, de quienes se vislumbra claramente un espíritu con áurea de mediocridad, heredada en parte por la devoción moderna, sin plena determinación de escalar las cimas de la unión con Dios, donde incluso el seguimiento de Cristo se reduce a una imitación moral y no a una búsqueda de transformación6. Y, en tercer lugar, el caso de los quietistas, donde la oración en quietud era tan largamente vivida al punto de olvidar los trabajos de purificación y de costosa ascensión al monte de la unión con Dios, pues creyeron que el camino fácil y seguro era el dejarse a Dios y no desarrollar ninguna actividad que pudiera estorbarla. A eso llamaron aniquilación o vía íntima7. Mediante estas corrientes místicas Andrés Melquiades nos menciona corrientes que llamamos pseudo-místicas por el rompimiento con algunos o muchos elementos básicos de la doctrina cristiana.

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Trabajo para el cual he empleado la siguiente edición: RUIZ DE MONTOYA, ANTONIO, Sílex del Divino Amor, Introducción, transcripción y notas de José Luis Rouillon Arróspide, Lima: PUCP, 1991, la cual a partir de ahora será citada simplemente como Sílex. 2 Cabe indicar que la obra no fue escrita en principio para un público en general sino para un amigo de Antonio Ruiz de Montoya: el jesuita Francisco del Castillo. 3 Las corrientes pseudo-místicas se denominan así debido a su falta de ortodoxia con algunas de las enseñanzas básicas de la doctrina cristiana por lo cual no figuran como verdaderas expresiones de espiritualidad. Sus seguidores otorgaban demasiada importancia a la inspiración divina, descuidaban ciertas verdades de la fe, o ponían poco énfasis en la acción. Podemos mencionar, por ejemplo, a corrientes de dicho período como los alumbrados, los erasmistas, los quietistas, etc.

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4 Como quedó señalado, no es propósito en este trabajo hacer una exégesis de diversos escritos entre Ruiz de Montoya versus enseñanzas de escuelas pseudo-místicas; sin embargo, es prudente mencionar algunas enseñanzas de éstas, para precisar más adelante por qué las concepciones de voluntad y reflexión que maneja este padre espiritual no serían compatibles con el pensamiento de estas corrientes. 5 MELQUÍADES, ANDRÉS, Historia de la mística de la edad de oro en España y América, Madrid: B.A.C., 1994, pp. 275-276. 6 Ibíd., pp. 283-284. 7 Ibíd., pp. 450-451.

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Metanoia N°1 A lo largo del Sílex aparentemente podemos ver algunas expresiones que nos llaman la atención acerca de la mística que enseña este padre espiritual en la medida que nos pueden parecer propias de una pseudo-mística. En base a lo mencionado sobre lo que concebían estas corrientes pseudo-místicas podemos citar algunas palabras de Ruiz de Montoya que nos podrían estimular esta sospecha: “Pon vigilante estudio e infatigable cuidado en que tu entendimiento haga fuga de lo temporal a lo eterno, de la carne al espíritu, de lo visible a lo invisible, del suelo al cielo y de ti mismo a Dios”8, palabras con las que podríamos sospechar algo así como que Ruiz de Montoya sugiere que nuestro pensamiento aspire a Dios en desmedro de nuestras vidas individuales, el aquí y ahora, lo corporal, entre otras cosas. O, por ejemplo, cuando Ruiz de Montoya escribe: “Estímate por nada, pues de la nada saliste al ser que tienes. (…) Y no te contentes con aplicar a esta aniquilación la imaginación sola. Excita actos de tu voluntad. Y en cuanto en ti hicieren de honor, de estimación y confianza, recíbelo como lo hiciera una estatua (…)”9, con lo que podemos pensar que nuestro autor aboga por una aniquilación en total sentido y hasta quién sabe si de nosotros mismos. O también, por ejemplo: “Ten por cierto que agrada a Dios mucho más una voluntad quieta y sosegada, ajustada a su divino querer, sin esa virtud que pretendes; que si, por alcanzarla, te fatigases e inquietases mucho”10, dándonos a entender que es mejor mantenerse quietos y sosegados a un agrado de la voluntad divina pero sin necesariamente comprender esa quietud que nos sugiere. Estas palabras leídas aisladamente pueden darnos indicios de provenir de una pseudo-mística y por eso es necesario explicar más detenidamente las palabras de Ruiz de Montoya en el marco de lo que significa la voluntad. Definitivamente creer que la salvación del alma se alcanza por medio de un abandono de la realidad, contraponiendo una realidad espiritual independiente del cuerpo, buscando una aniquilación o extinción total, como si se descuidara el mandamiento de la caridad con el prójimo, entre otras cosas, no son parte de las enseñanzas

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Sílex, II, § 2, p. 64. Sílex, II, § 17, p. 90. 10 Sílex, II, § 20, p. 92. 9

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Metanoia N°1 básicas cristianas ni de su mística. Lejos de eso, podrían considerarse interpretaciones no ortodoxas respecto del mensaje espiritual cristiano11. Ahora bien, quizá no sería imposible pensar que Ruiz de Montoya haya sido influenciado por diferentes autores, pseudo-místicos o no, y viceversa. Sin embargo, el que algún escritor haya utilizado algunas expresiones como fuente de inspiración de otros místicos reconocidos o no por la Iglesia no es determinante para decir que pueda pertenecer a una corriente pseudo-mística12. Por este motivo es conveniente desarrollar una explicación de cómo Ruiz de Montoya comprende la voluntad y su ejercicio en el Opúsculo II. II. Voluntad y reflexión: desnudez del deseo. El propósito de la presente parte consiste, entonces, no tanto en mencionar las expresiones a lo largo del Sílex que nos puedan parecer ambiguas, sino en analizar los conceptos de voluntad y reflexión en el Opúsculo II, estudiando muchas de estas expresiones para poder esclarecer mejor cuál es el significado de esta obra apoyándonos en dichos conceptos. Podemos pasar al análisis de ciertas expresiones con las que Ruiz de Montoya enuncia sus pensamientos místicos en torno a los cuales explicaremos por qué son relevantes las concepciones acerca

11 Es más que sugerente señalar que algunas de estas corrientes, además, aparecen pocas décadas antes de la muerte de Ruiz de Montoya e, incluso, el caso del quietismo, es un par de décadas posterior (MELQUIADES, ANDRÉS, Op. cit., pp. 450-464). Por lo que hablar sobre influencias entre un escritor y otro es muy borroso, al punto que si realmente hubo alguna influencia, pudo haber ocurrido en cuanto un manejo de ciertas expresiones. Pero la tendencia final de una obra mística, es decir, su contenido y significado, se da por la fe de su autor y no tanto por las influencias que pudo haber tenido, en caso las tuvo. A lo largo del Sílex, pese a una cierta ambigüedad de ciertas expresiones, se lee claramente la intención final de Ruiz de Montoya donde siempre invita a seguir la fe cristiana sin manejar expresiones propias de una vía pseudo-mística. 12 Carlos Alberto González en una nota a pie de página nos menciona que, por ejemplo, tal fue el caso de Gregorio López, pues desgraciadamente la buena memoria de este contemplativo se vio empañada cuando los quietistas y jansenistas creyeron hallar en ciertas facetas de su espiritualidad un apoyo para sus propias doctrinas. (GONZÁLEZ, CARLOS, “El Sílex del Divino Amor, de Antonio Ruiz de Montoya: El testimonio místico de un misionero entre los guaraníes”, en: Teología (75), Buenos Aires: PUCA, 2000, pp. 38-39). ¿Acaso culparemos a Ruiz de Montoya de haber podido influenciar a pseudo-místicos bajo las mismas condiciones en caso hubiera sido así?

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Metanoia N°1 de la voluntad y reflexión como eje de la discusión y no la simple problematización de frases o expresiones. Nos dice Ruiz de Montoya en el Sílex: “(…) te atormentan los sayones que en tu voluntad tienes, del puesto que pretende, de la honra que buscas, de la comodidad a que aspiras, de la soberbia que te arrastra, de la envidia que te come las entrañas, del engaño que te tiene entretenido (…)”13. Con estas palabras refiere nuestro autor a una voluntad enferma. Ahora, ¿en qué consiste dicha voluntad enferma? ¿Por qué nuestro autor considera mala esta condición de la voluntad? Asumimos que con estas palabras nuestro autor nos recuerda que somos conscientes de qué tenemos en la memoria que llevamos luego a la voluntad. Esta voluntad al padecer todas estas condiciones muestra claramente que ella podría verse libre de ellas respondiendo a una respectiva salud que el mismo Ruiz de Montoya nos invita a obtener. Es en esta concepción de salud donde vemos cómo nuestro autor considera una buena salud para la voluntad, ya que todo presupone una salud del alma también otorgada por nuestros actos y afecciones. Por tanto, para entender la salud del alma es necesario considerar cómo entiende la salud de la voluntad este padre espiritual. Nos dice: “Si deseas ajustar la voluntad a lo dulce y sabroso de la virtud, debes valerte de una valiente y determinada mortificación, con la cual debes limpiar con rigor y eficacia no sólo lo que está pegado y arraigado a tu voluntad viciosa, sino el olor y sabor y resabios que de los malos afectos suelen quedar”14. Es aquí donde nuestro autor comienza a hablarnos ya no sólo de la voluntad ni tan sólo de cómo procurarle una salud, sino que nos adelanta ciertas expresiones que indican que para abandonar una voluntad viciosa no basta con que ella cambie su dirección de los vicios a las virtudes, sino que debe limpiarse ella totalmente del olor y sabor y resabios que de esos malos afectos suelen quedar en la voluntad. Estas percepciones adicionales considera Ruiz de Montoya son el verdadero apego a los vicios y, por tanto, las causas que nos conducen a la perversión de nuestra voluntad. Estas percepciones son, pues, como impresiones que se insertan en nuestra voluntad y la hacen tender al vicio como una segunda naturaleza condicionante. Ruiz de Montoya considera por esta razón que sanar la voluntad requiere de

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Metanoia N°1 manera necesaria una supresión de estas percepciones adicionales tanto como tender tu voluntad a Dios, sumo Bien. Luego de estas palabras, nuestro autor nos brinda un discurso acerca de cómo purgar la voluntad, enseñando que la voluntad debe ser recogida a lo invisible15, es decir, a Dios. Llega a utilizar incluso la expresión “formar en uno un verdadero crucifijo, cuyo artífice ha de ser tu voluntad con afectos prácticos”16. Es en formar la voluntad como Ruiz de Montoya considera que llega la buena salud a ella y, por tanto, al alma. (…) cuidado en no prendar tu voluntad en cosa alguna (…); porque, si la captivas en algo, ya no es libre. Y es de tal condición que toda su felicidad pone en hacerse esclava y, aunque siente penosísimos afanes de esa esclavitud, tiene tan mal gusto que se sustenta de ellos. (…) Tenle particular en conservar tu voluntad libre. Y esto lo alcanzarás cuando la entregues totalmente a su dueño, que es Dios, tu amoroso Señor y querido Padre.17 Ruiz de Montoya pone en claro que la voluntad se enferma siempre generando un apego por el vicio, también llamándolo un mal gusto. A esto podemos llamar una perversión de la voluntad, donde vemos que no desarrollar un amor por Dios, causa que la voluntad no se vea libre de los vicios ni de enfermarse. Por lo tanto, la voluntad debe despejarse de mirar las cosas, pues ellas pueden generar apego. Es sólo mediante una voluntad despejada que podemos mirar a Dios, y es esto a lo que se refiere nuestro autor cuando señala que la voluntad ciega cobra vista18. El siguiente texto del Sílex coloca los conceptos de los que Ruiz de Montoya desarrolla en lo sucesivo como punto de partida acerca de la voluntad y la reflexión: “Abstrae tu voluntad no sólo en las cosas de gusto o disgusto que a ti te puedan causar, (…) Procura que ni lo uno ni lo otro

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Sílex, II, § 5, p. 82. Sílex, II, § 7, p. 83. 15 Sílex, II, § 10, p. 85. 16 Sílex, II, § 11, p. 86. 17 Sílex, II, § 13, p. 87. 18 Sílex, II, § 14, p. 88. 14

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Metanoia N°1 haga en tu voluntad presa”19. Con estas palabras Ruiz de Montoya hace referencia que la búsqueda por Dios, sumo Bien, debe darse abstrayendo la voluntad no sólo de las cosas que produzcan gusto sino también disgusto y viceversa. No es una eliminación del deseo en sí, pues él debe conducirnos a Dios finalmente, pero sí una eliminación de la búsqueda de gusto o disgusto en lo que uno haga: “Pues en amar y sentir que amas hay dos actos, quédate con aquél y renuncia a éste, con lo que redobladamente harás acto fino de amor”20. ¿Por qué este padre espiritual hace énfasis en esta distinción entre ‘amar’ y ‘sentir que se ama’? Este es el punto central al cual llegamos en torno a las concepciones de voluntad y reflexión en el Opúsculo II de la obra del Sílex. Desarrollar estos conceptos puede ofrecernos una mejor aproximación para conocer su pensamiento y ayudar a comprender el significado de su obra antes que seguir una interpretación arbitraria de ciertas expresiones. Ruiz de Montoya reconoce en Dios el sumo Bien, y nuestra voluntad debe tornarse a Él sin vacilación: “Rinda tu voluntad a la naturaleza, que siempre intenta volar alto. Estímate por nada, pues de nada saliste al ser que tienes. Mírate como el hongo que sale del estiércol”21. Queda claro a lo que se refiere nuestro autor en cuanto que nuestra voluntad debe aspirar a Dios como a la causa primera de todo ser. Sólo rindiendo nuestra voluntad a la suya es que ésta alcanza su plenitud, pues de Él venimos y a Él debemos ir.

Metanoia N°1 las cenizas de tu fénix más gloriosa vida. 22 Ruiz de Montoya nos habla de tornar la voluntad en nada, pero no de aniquilarla por nada, sino al divino incendio donde ya purgada recibirá gloriosa vida. El empleo de esta metáfora nos da luces acerca de este divino amor que nos trata de enseñar este padre espiritual. El problema que probablemente suscita nuestra discusión, podría ser de a qué se refiere Ruiz de Montoya con una voluntad ya muerta. Es necesario indicar que por esta voluntad muerta se refiere a la muerte de la concuspiscencia23, condición necesaria de toda desviación con la que el hombre pervierte su voluntad. Para ello será preciso explicar mejor cómo entiende Ruiz de Montoya la voluntad y también el tránsito de ésta en su elección por Dios, sumo Bien. Es en el capítulo quinto donde nuestro autor desarrolla más claramente este punto. Ya que de la voluntad depende toda elección del hombre, ésta podrá ser considerada como eje en la concepción que nuestro autor orienta para el alma. “En la obra de tus actos internos hay dos actos: el primero, directo, y es la misma obra acerca del objeto. (…) es el segundo de reflexión que haces al primero. Y es una advertencia y juicio que de que aquel primer acto lo hiciste (...)”24. Así, Ruiz de Montoya nos dice que la voluntad directa (el primer uso de la voluntad) es más plena que la reflexiva (el segundo uso de la voluntad), pues presupone comprender lo bueno de algo sin detenerse en esa comprensión o sin depender de ello. Nos dice que, el primer acto es puro y limpio de virtud, mientras que el segundo es como fruto que en tu voluntad se engendra25.

Tales deben ser los afectos de tu voluntad, la cual deben afectar a que te tengan por el más inútil y vil de toda criatura. […] Así desearás, si es gusto de Dios, que te aniquile y vuelva en aquél caos de la nada, de donde te sacó. […]; con que tu voluntad ya muerta, al calor del divino incendio, recibirán

Y así, el acto de tu voluntad hizo de amar a Dios en sí, sólo consiste en no sentir satisfacción de haberlo hecho ni en reflexión o gusto que, correspondiendo la divina gracia a tu acto, sientes; consiste sólo en que

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Sílex, II, § 16, p. 89. Sílex, II, § 16, p. 89. 21 Sílex, II, § 17, p. 89.

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Sílex, II, § 17, p. 90. Que será entendida para nosotros en la mística de Ruiz de Montoya como la reflexividad de la voluntad. 24 Sílex, II, § 1, pp. 95-96. 25 Sílex, II, § 1, p. 96.

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Metanoia N°1 tú lo hagas voluntariamente. Y no te engañes (error es común), pensando que no lo haces con plena voluntad o que es diminuta, porque no sientes el segundo acto de deleite y gusto. En el primero concurrió el Señor con tu voluntad y en el segundo no, negándote el sentimiento, la reflexión y satisfacción de haberlo hecho. (…) Sírvate de ejemplo el enfermo que, sin masticar el manjar ni gustar de él, lo pasa entero; y es cierto que queda alimentado, aunque no haya gustado su dulzura.26 Con estas palabras Ruiz de Montoya enseña que más que disfrutar los bienes hay que realizarlos, pero más que nada nos estaría prohibido su disfrute en tanto ello nos distraiga de la continuación de su realización. Dios sólo concurre con nuestros actos en cuanto los realizamos conforme a su voluntad, por el contrario, regocijarnos en nuestros méritos nos inclinará a no obedecerle. Hasta aquí podemos elucidar ya cuáles son las concepciones en torno a la voluntad y la reflexión en el Opúsculo II del Sílex. La voluntad debe tornarse a Dios, prescindiendo de aquello que la hace tender al mal. Este tenderse al mal o al vicio, nuestro autor lo ve no en el uso mismo de nuestra voluntad, sino en la reflexión que hacemos sobre nuestros actos en un sentido congratulatorio. Ruiz de Montoya nos invita a hacer el bien sin reflexionar si nos gusta o no hacer algo mientras lo realizamos, sino simplemente hacer lo bueno sin reflexión sobre el sabor de nuestros actos, pues eso será lo ideal: “(…) no desmaye tu voluntad ni te aflija. Huye de hacer reflexión en ese decaimiento. (…) Y mira al que metido en una pieza obscura y llena de humo, con que se ve ahogar, procura con aliento hallar salida”27. Así, damos cuenta clara de a dónde quiere llegar nuestro autor con estas palabras, pues todavía resulta borroso saber qué entendemos por supresión de esa reflexión. Así no llegaste al último escalón de la voluntad totalmente obscura, pero

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Sílex, II, § 1, p. 96.

Metanoia N°1 llegarás cuando quede totalmente despojada, aun de aquello poco que le queda de activo, de poder desear que fuese voluntad y que no dejase de serlo. Y viene a quedar en un acto meramente pasivo, sintiendo en la voluntad sólo acto de dejarse despojar de todo, sicut agnus coram tondente se.28 Con estas palabras encontramos un problema que a su vez debemos esclarecer. ¿Cómo entender ese despojo de la voluntad? Nos dice Ruiz de Montoya, despojar a la voluntad del deseo de ser voluntad, y de no dejar de serlo. Con esto, se busca el fin de que la voluntad quede meramente pasiva a la influencia de Dios sintiendo, por tanto, la necesidad de despojarse de todo. Entonces, el despojo de la voluntad, debe entenderse así, como una desnudez de sí mismo. Ahora bien, ¿esto nos debe conducir a pensar en una aniquilación de la propia voluntad? ¿Qué querría decir Ruiz de Montoya, entonces, cuando afirma que una voluntad debe despojarse de sí misma? Podríamos pensar que nuestro autor se muestra reacio a aceptar la voluntad del hombre y su felicidad individual. Sin embargo, hay que señalar que a lo que Ruiz de Montoya se refiere puede ser comprendido en cuanto sólo deba quedar un remanente de la misma para poder hacer un uso directo de ella tornándonos a Dios en todos nuestros actos. Por lo tanto, es necesario comprender que al decir que la voluntad debe desnudarse de sí misma refiere a la voluntad en cuanto posee una sujeción a la concuspiscencia, nuestra debilidad o, en palabras de Ruiz de Montoya, un uso reflexivo de la misma. No debemos permitir, en ese sentido, que la voluntad mantenga el deseo de ser voluntad y de no dejar de serlo en tanto mantenga su reflexividad o sentimiento congratulatorio acerca de sus actos. Esto causaría una detención en la voluntad conforme al actuar de Dios a través de ella, pues permanecería la tendencia a sí misma y a otorgarse primacía en contraposición a la voluntad de Dios. Por lo tanto, el único acto que debemos realizar es el despojarnos de todo deseo e inclinación

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Sílex, II, § 7, p. 100. Sílex, II, § 9, p. 101.

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Metanoia N°1 que nos conduzca a amar, incluso los bienes, si no es a través de Dios. Por esta razón también es pertinente señalar que no sería apropiado pensar que Ruiz de Montoya nos hablaría de la eliminación del deseo entendido como una aniquilación del mismo, pues de todas formas debemos desear la voluntad de Dios. Nos habla, entonces, de un despojo del deseo por las cosas, una desnudez del deseo sin despojar a la voluntad del deseo por Dios. Será a partir de este despojo o desnudez del deseo que el hombre vacía su voluntad de toda aquella inclinación que lo podría precipitar a los vicios, dejando sólo la actitud pasiva que necesita para que Dios obre su voluntad en él, y éste a través de Él: “(…) la substracción de todo lo activo, que quedó solamente en lo pasivo, es en tu entendimiento y en tu voluntad, en sólo el término de tus propios actos internos de tu voluntad, esto es, de intención, de gozo, de elección, de satisfacción, de paz, aliento y otros (…) substraídos, con la niebla de la negación del concurso divino”29. La voluntad, entonces, no es mala sino en cuanto tiende al mal, cuando el deseo del hombre no está desnudado para amar a Dios, cuanto se halla en manos de la concuspiscencia, no en un despojo total de su voluntad en aras del divino amor. La voluntad debe tender a lo divino, y desear a Dios como fin supremo. No debemos amar las cosas por sí mismas, ya que inmediatamente ello abre las puertas a un uso reflexivo, que abre a su vez las puertas para un apego por las cosas, y todo ello impide llegar a Dios: “(…) y consisten en que esfuerces tu voluntad a una perfectísima resignación y la más fervorosa que pudieses con la voluntad divina (…) teniendo siempre en tu memoria por certísimo que la médula y centro de tu voluntad no está en el segundo acto de reflexión sino en el primero”30. III. La verdadera libertad del hombre. Ruiz de Montoya aboga por una voluntad presta a todo trabajo interno

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Sílex, II, § 10, pp. 101-102. Sílex, II, § 11, p. 102.

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Metanoia N°1 que no padece sin aliento otro acto más que unirse con Dios en su amor. Así obra la voluntad con sentimiento pasivo sin sentir los actos heroicos (agradecimiento, amor, unión, apetito de la voluntad, etcétera), con la substracción del segundo acto obrando sólo con el pasivo sin alguna reflexión31. Así el entendimiento abstraído de los sentidos recibe por medio de la luz divina la comunicación de cosas altísimas. Y, como la voluntad padece y ama todo lo que el entendimiento le ministra, concurre el hombre en éxtasis cuando siente ese obrar de Dios en él, cuando su voluntad y la de Dios se hacen una: “(…) que obra en ella [la voluntad] sin que ella obre más que aquella aplicación pasiva al trabajo”32. Aquí se da con el éxtasis la eliminación del deseo por lo mundano hacia la liberación de la voluntad que acontece verdaderamente cuando el obrar de ella concurre con Dios. Como vimos, no es una negación de la voluntad en sí misma sino la búsqueda de un obrar pasivo. A esto Ruiz de Montoya llama rapto33, lo cual será también concepto base para esta obra 34 . Ahora bien, lo que nos interesa es que en el primer acto de la voluntad, el uso directo, no hay apetencias inseguras, pues la voluntad no busca el gozar de sus buenos actos sino el gozar de Dios mismo, fuente infinita, en el concurrir de los mismos. Así, Ruiz de Montoya reconoce el deseo desordenado en la voluntad como obstáculo para concurrir con la voluntad de Dios, aunque crea que es necesaria la voluntad para conducir al hombre a Dios señalando como necesario el uso directo o primer acto de la voluntad. Para el uso directo de la voluntad es necesario, por supuesto, un asentimiento de la misma voluntad que busque comprender a Dios como el sumo Bien y se

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Sílex, II, § 12, pp. 102-103. Sílex, II, § 13, p. 103. 33 Sílex, II, § 13, p. 103. 34 No es nuestra intención detenernos en este tema pero es prudente mencionarlo para que el lector lo tenga presente si ello le conlleva algún interés pertinente. Por otro lado, es a esta vida de la voluntad que Ruiz de Montoya señala que es para apetecerlo todos y es seguro, pues el otro uso de la voluntad es sólo llevado a culmen por pocos y es riesgoso. A esto refiere Augusto Castro con el título La mística es para todos: indios, niños e idiotas, en el Capítulo 1, subcapítulo 3 Mística y Escolástica, Antonio Ruiz de Montoya, 3.1 El “silex” del divino amor: conocimiento y amor de la primera causa (CASTRO, AUGUSTO, La Filosofía entre nosotros, Cinco siglos de filosofía en el Perú, Lima: PUCP, 2009, p. 59). 32

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Metanoia N°1 disponga a participar de Él. Lo que considera nuestro padre espiritual como algo malo no es, por tanto, a lo que se vuelve la voluntad salvo que antes de ello se haya dado un volverse sobre sí misma, un pecado de soberbia donde el hombre rechace la presencia de Dios en sus actos, es decir, afirme su voluntad sin afirmar la voluntad de Dios. Es en este punto donde la mística de Ruiz de Montoya diferiría de otras corrientes que aspiren a una aniquilación o disolución de nuestra voluntad. Esas no serían las expresiones de este padre espiritual, además de establecer la diferencia entre uso directo y uso reflexivo de la voluntad salvándose de caer así en una total abolición de la voluntad o de algún tipo de pseudomística sin el favor o amor al prójimo. Es así como Ruiz de Montoya concibe el espíritu místico de concurrencia o participación de Dios por medio de nuestros actos y de entrega al prójimo. Un vuelo repentino, sin saber cómo ni quién le da las alas, ni adónde va a parar su curso. Y apenas lo empezó, cuando reconoce que, ya ha hecho su viaje. Que dale satisfacción. Que fue muy lejos y tan cerca que, sin salir de sí, se vio en región extraña, donde sin ver le mostró la experiencia tantas cosas que, aunque hizo concepto de ellas, no tiene facultad para decirlas. Conoció vivamente la voluntad que estaba viva y que vivía poseída de su propio Dueño, que es la misma Vida. Y, si discierne en ella para conocer algo, halla un caos inmenso, en que la Vida increada habita. Queda con estos conocimientos alentada el alma, edificada, fuerte, quieta y sosegada. La voluntad, no arrepentida de haber muerto, desea morir más en sí para unificarse más en la Vida, que reconoce ser inmortal e increada.35 La voluntad debe recogerse dejándose poseer por su propio dueño, Dios. Es en esta posesión de la que nos habla Ruiz de Montoya que nos sitúa en el recobrar una vida nueva glorificada por Dios mismo a partir de una libre aceptación por parte del hombre. Porque el Esposo divino, aunque arroja sus brazos al cuello de su alma amada, no se le da a conocer, y simul se apodera de su voluntad y hace 35

Sílex, II, § 18, pp. 107-108.

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Metanoia N°1 que ésta ame lo que ni ve ni conoce; y antes que pueda hacer discurso el entendimiento en lo que ha de amar, ya tiene hecho acto de amor. Con que verás claramente la transformación que de tu voluntad hiciste, dándole otra forma de la que en ti tenía, con que haces acto de amor voluntario con no voluntad tuya.36 Es por este amor de Dios que se apodera del alma amada que ésta puede realizar actos de amor pese a no tener un conocimiento totalmente claro. En esto consiste fundamentalmente la transformación de la voluntad, a saber, en que todo acto auténticamente voluntario concurre o participa formalmente de la voluntad de Dios. Es con este acto de amor voluntario con que Ruiz de Montoya se refiere al uso directo de la voluntad, pero siempre complementando esta afirmación con que ese acto de amor es un obrar pasivo. Señala Ramos: “(…) al pensamiento y la obra de Ruiz de Montoya se le ha caracterizado como una ‘mística de la acción’, esto es propio de la espiritualidad jesuita, en donde existe una síntesis entre la contemplación (teoría) y la acción (praxis)”37. Así también, nos da al final del Opúsculo II unas últimas palabras que concluyen a qué está llamado el hombre finalmente, luego de haber tornado su voluntad a la de Dios: “Y lo que más a la mano puedes tener son actos fervorosos de amor, de renunciación a todo lo visible, de complacencia de no tener ya voluntad tuya, de agradecimiento, de urbanidad de que el Señor sea glorificado, de que todos le conozcan, adoren y reverencien por los siglos de los siglos. Amén”38. Ruiz de Montoya parte para estos actos de amor de un uso directo de la voluntad. Así, con este ejercicio del hombre es que podemos ver cómo nuestro misionero diferiría de corrientes pseudo-místicas ya que la vivencia espiritual del Sílex nos induce a concurrir con este divino amor en nuestros actos. Nos dice Dejo acerca del Sílex de Ruiz de Montoya que: “nos permite concluir la hipótesis formulada anteriormente 36

Sílex, II, § 20, p. 109. RAMOS, MANUEL, Sílex del Divino Amor: el concepto de contemplación en la obra de Antonio Ruiz de Montoya, Lima: UNMSM, 2014, pp. 85-86. Link: http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/cybertesis/3752/1/Ramos_ lm.pdf. Consultado el 24 de Febrero del 2015 a las 20:00 horas. 38 Sílex, II, § 21, p. 110. 37

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Metanoia N°1 debido a que es el único texto de índole mística escrito por un misionero jesuita en el que desde la experiencia misional se llega a definir una posición espiritual que define la contemplación indisociable de la acción apostólica”39. Para la fe de este padre espiritual será imperativo que para que exista un verdadero amor al prójimo, trabajo y caridad por los demás, deben estar estos actos en sintonía con el querer de Dios, el sumo Bien y fuente de todo acto de amor, es decir, su santa voluntad. Esta es por añadidura, entonces, la verdadera libertad de la voluntad, la cual reside íntimamente en Dios.

Metanoia N°1

Martin Heidegger y La Crítica a la “Indeterminación Ontológica de La Conciencia” En La Fenomenología Husserliana 1

Rodrigo Yllaric Sandoval Ganoza Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Resumen: A partir de las lecciones de 1925, Prolegómenos para una historia del concepto de tiempo, proponemos una alternativa de articulación de la crítica heideggeriana a la fenomenología husserliana en torno al problema del “ser de la conciencia”. Ello nos permitirá identificar la motivación de fondo de la aparente separación entre fenomenología y hermenéutica, asumiendo esta crítica como “inmanente” a la fenomenología. Palabras Clave: Hermenéutica – analítica existencial – fenomenología trascendental – ontología fundamental – facticidad Abstract: From the 1925 lecture History of the Concept of Time. Prolegomena, we propose an option to articulate the Heideggerian critique to Husserlian Phenomenology through the problem of the “being of the consciousness”. In this manner, we will be able to identify the background of the motivation for the division between Phenomenology and Hermeneutics, assuming this critique as “immanent” to Phenomenology. Keywords: Hermeneutics – existential analytic – transcendental phenomenology – fundamental ontology – facticity 39

DEJO, JUAN, “La síntesis de theoria y praxis en la educación jesuita: el testimonio del Sílex del divino amor de Ruiz de Montoya”, ponencia presentada en el campus de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en un ciclo de Actividades Académicas y Culturales en la mesa redonda: Los jesuitas en la educación colonial, siglo XVII, Lima: 2010, p. 9. Link: http://es.scribd.com/doc/114541653/Theoria-y-Praxis-en-la-educacion-jesuita-peruana-siglo-XVII. Consultado el 25 de Febrero del 2015 a las 21:00 horas.

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Este artículo es un adelanto de nuestra investigación para la tesis de Licenciatura, a sustentarse en Noviembre de 2015.

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