\"Vocativo y participantes en el acto de habla en la comedia latina y la novela de Petronio\"

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Descripción

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Concepción CABRILLANA “Vocativo y participantes en el acto de habla en la comedia latina y la novela de Petronio” C. Cabrillana Universidad de Santiago de Compostela (Spain)

1. Introducción En general, la función de apelación ha sido considerada como la única o mayoritaria del caso vocativo en la tradición gramatical.1 En Shalev (1998:765) se reconocen como funciones habitualmente asignadas a este caso las de “addresss or appeal, identification, and affect”; en su trabajo, con base en el estudio de vocativos que aparecen en respuestas a preguntas, la autora propone el funcionamiento del vocativo como un mecanismo de unión, similar al que desempeñan en la lengua algunas partículas. El trabajo posterior de Dickey (2002) restringe su campo de estudio a la función de “address” y principalmente en contextos de dos interlocutores (“dyad”). En cualquier caso, la relación entre la utilización del caso y su frecuente vinculación a la segunda persona2 y a distintas fuerzas ilocutivas parece algo fuera de duda. La novedad del planteamiento de esta comunicación es la de la utilización de contextos de cuatro o más interlocutores como campo de estudio;3 teniendo en cuenta las particularidades de esta base de trabajo, el propósito fundamental será el de la identificación de la(s) función(es) preponderante(s) del vocativo ligada(s) a esas particularidades; de este modo, será posible ver si el número y tipo de participantes en el acto de habla incide sobre la funcionalidad del caso objeto de estudio. Para esta investigación se ha optado por dos géneros literarios diferentes: la comedia latina y la novela petroniana; más en particular se ha elegido, de un lado, la obra completa transmitida de Terencio y una cantidad similar (seis comedias: Amph., Asin., Aul., Bacch., Capt., Cas.) de Plauto; de otro, el episodio de la cena de Trimalción de la novela de Petronio (26,7-78). Ambos textos comparten su consideración como ilustración de un registro que refleja de manera más o menos fiel una lengua coloquialvulgar. Difieren, sin embargo, en la estructura textual: diálogo directo en el primer caso4 y narración (de diálogo) en el segundo, en que se encuentran incrustados algunos pasajes de estilo directo dialógico. Las características señaladas parecen idóneas para un análisis representativo, dada la variedad y las posibilidades de comparación que ofrece el corpus seleccionado. 2. Estructura del trabajo El análisis se divide en dos secciones: partiendo de los datos absolutos de apariciones de vocativos en los distintos autores y géneros literarios del corpus elegido, un primer y principal examen (§ 3) se dedica a la identificación de las funciones preponderantes del vocativo en contextos de más de tres interlocutores; la segunda parte (§ 4) corresponde a un análisis comparativo de los datos que arroja una investigación similar en contextos donde aparece exclusivamente uno o dos participantes en el acto de 1

Cf., p.ej., Kühner and Stegmann (1914:255); Bassols (1945, I:121; 1963, I:41); Tovar (1946:23-24); Kurylowicz (1949:148); Ernout and Thomas (1953:14); Hofman and Szantyr (1965:23); Scherer (1975:42-43); Mariner (1978:26); Lavency (1985:144); Rubio (1983:118; 128-129); Moralejo (1986). Visiones algo diferentes son las de Vairel-Carron (1981), Suárez (1991) o Shalev (1998; 2001). Para una revisión de las particulariades del caso, cf. Cabrillana (1996, 2005). 2 Cf. Fink (1972) y las matizaciones a su postura en Vairel-Carron (1981) y Cabrillana (1996). 3 Dejo fuera de consideración las implicaciones que tendría la ‘vulneración’ de la regla dramática de los tres actores; otras excepciones a esta regla pueden verse incluso en la tragedia senecana: cf. Kohn (20042005:163-164). 4 Excepción hecha de algún breve pasaje monologado aunque en presencia de otros personajes.

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habla; este análisis se realiza sólo donde es posible hacerlo: en el género dramático. Unas conclusiones (§ 5) cierran el trabajo. 3. Análisis particular De manera previa, hay que señalar (i) que en este estudio resulta especialmente imprescindible tener en cuenta las motivaciones dramáticas y restricciones genéricas de los textos elegidos, de forma peculiar en los pertenecientes a la comedia; (ii) que, como punto de partida, parece obligatorio dar a conocer la cantidad numérica total de vocativos objeto de análisis según los distintos géneros y autores: Tabla 1. Número de vocativos computados según autores y géneros del corpus Autor/Género Plauto Terencio Petronio Total Comedia Total Novela TOTAL Nº vocativos 64 117 39 181 39 220 Los simples datos numéricos ponen de manifiesto una desproporción llamativa básicamente entre los dos comediógrafos, ya que, por lo que se refiere a Petronio, la cantidad de vocativos está lógicamente vinculada, además, (i) a la menor extensión del texto analizado y (ii) al tipo de situación pragmática, en la que gran parte del parlamento se dirige a una pluralidad de personajes en general. La situación de contraste entre los dos autores de comedia revela una tendencia más acusada a la inclusión de escenas de 4 ó más personajes en Terencio que en Plauto;5 más concretamente, todas las comedias de Terencio excepto la Hecyra contienen situaciones con estas características, mientras que en caso de Plauto, 5 de sus comedias no tienen ninguna escena6 y otras 4 sólo presentan una.7 Pasemos ahora a la identificación de las funciones preponderantes del caso vocativo en las condiciones textuales concretas descritas más arriba. 3.1. Especificación de un interlocutor conocido 3.1.1. Especificación propiamente dicha La función “par excellence” (en torno al 70%) en los pasajes con las condiciones pragmáticas señaladas y que, por tanto, aparece con más frecuencia, es la de la especificación del interlocutor a quien el hablante se dirige; se trata de un empleo concreto dentro de la función más amplia de “address”, lógico por otro lado cuando las posibilidades de destinatario del acto de habla son diversas. Como es natural, a esta especificación pueden asociarse otros rasgos propios de la fuerza ilocutiva8 del vocativo, como pueden ser la expresión de una orden, una pregunta, un afecto positivo o negativo, etc.: (1) CH. nomen mulieri’ cedo quid sit, ut quaeratur. SO. Philterae. SY. ipsast. mirum ni illa saluast et ego perii. CH. Sostrata, sequere me intro hac (Ter. Haut. 662-664) (2) uideris mihi, Agamemnon, dicere: ‘quid iste argutat molestus?’ (Petr. 46,1) En (1) —Haut. iv.i— como se ve, hablan el viejo Cremes, la matrona Sóstrata y el esclavo Siro; además, está presente la nodriza, que poco antes ha intervenido también en la conversación; para que no haya duda sobre si la orden que da el senex va dirigida a 5

En el caso de Terencio, un posible motivo de la superior cantidad de escenas con varios personajes puede estar relacionada con el gusto de este autor por la utilización de las dobles tramas, lo cual lleva necesariamente a la participación de un número mayor de actores. 6 Es el caso de Amph., Cist., Stich., Trin. y Vid. 7 Aul., Merc., Pseud. y Men. 8 Cf. Clark and Carlson (1982:338-339).

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alguno de los serui o a su propia mujer, éste pronuncia su nombre en primer lugar para a continuación expresar el núcleo del mensaje. En (2), por su parte, uno de los asistentes a la cena, Equión, ha tomado la palabra para hablar de los festejos de algunos amigos suyos, de quienes, a la vez, enumera algunos vicios; en un momento determinado se dirige concretamente a otro invitado — Agamenón— para salir al paso de una posible queja de éste. Un caso particularmente ingenioso en Petronio es el que contiene el juego de palabras que identifica la acción imperativa y el nombre del destinatario que tiene que ejecutarla: (3) ‘Carpe!’, inquit. processit statim scissor (…). ingerebat nihilo minus Trimalchio lentissima uoce: ‘Carpe! Carpe!’ ego suspicatus ad aliquam urbanitatem totiens iteratam uocem pertinere, non erubui eum qui supra me accumbebat, hoc ipsum interrogare. at ille, qui saepius eiusmodi ludos spectauerat: ‘uides illum, inquit, qui obsonium carpit: Carpus uocatur. ita quotiescumque dicit ‘Carpe’, eodem uerbo et uocat et imperat (Petr. 36,7-8) En dependencia del género de que se trate, este tipo de apelación puede producirse en distintas situaciones pragmáticas; por ejemplo, y en la comedia, irrumpiendo desde un aparte entre personajes —(4)— o desde una situación de silencio en la escena principal —(5)— para ‘saltar’ al desarrollo general de la escena o, en un caso similar, tras un parlamento habitualmente breve ad spectatores, con la consiguiente ruptura de la ilusión escénica (6); en la novela, a continuación de un pasaje narrativo, para indicar el inicio de la vuelta al ambiente de reunión general en que se ha introducido ese excursus —(7)—: (4) LEON. (Aparte, a Líbano) o Libane, uti miser est homo qui amat. LIB. (Aparte, a Leónida) immo hercle uero, qui pendet multo est miserior. LEON. scio qui periclum feci. circum sistamus, alter hinc, hinc alter appellemus. (A Argiripo) ere, salue. sed num fumus est haec mulier quam amplexare? (Plaut. Asin. 616-619) (5) SY. (Aparte, consigo mismo) disperii: scelestu’ quantas turbas conciui insciens! CL. emori cupio. CH. priu’ quaeso disce quid sit uiuere. ubi scies, si displicebit uita, tum istoc utitor. SY. ere, licetne? CH. loquere (Ter. Haut. 970-973)9 (6) SY. sequere hac. heus, Dromo. DR. quis me uolt? SY. Syru’. DR. quid est rei? SY. ancillas omnis Bacchidis transduce huc ad uos propere. DR. quam ob rem? SY. ne quaeras: (al público, mientras Dromón entra en casa de Cremes) ecferant quae secum huc attulerunt. sperabit sumptum sibi senex leuatum esse harunc abitu: ne ille haud scit hoc paullum lucri quantum ei damnum adportet. (A Dromón, que sale de casa de Cremes acompañado de las criadas de Báquides) tu nescis id quod scis, Dromo, si sapies (Ter. Haut. 744-748)10 (7) sed narra mihi, Gai, rogo, Fortunata quare non recumbit? (Petr. 67,1)

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En la escena se encuentran presentes el joven Clitifón, los viejos Menedemo y Cremes, y el esclavo Siro. 10 Los personajes que intervienen en esta escena (IV.iv) son la cortesana Báquide y su esclava Frigia, el joven Clinias, los esclavos Siro y Dromón y, como personajes mudos, unas criadas de Báquide. El pasaje muestra una notable despropoción entre el tiempo escénico y el extraescénico, insuficiente para que se haya podido llevar a cabo la orden de Siro.

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Este último texto comienza capítulo y sigue a la narración realizada por Habimas, a petición de Trimalción, de una cena a la que aquél había asistido. De manera inversa, el estilo directo puede hallarse incrustado dentro de la narración y utilizar el vocativo con los mismos propósitos de especificación del interlocutor: (8) … et cum illi pueri dicerent: ‘Sivbulla, tiv qevleiı;’, respondebat illa: ‘ajpoqanei`n qevlw’. Nondum efflauerat omnia, cum repositorium cum sue ingenti mensam occupauit (Petr. 48,8-49,1) 3.1.2. Cambio de destinatario La función más general de la especificación de un interlocutor se puede hacer presente a través de diversas estrategias particulares de discurso (§§ 3.1.2-3.1.4). Así, íntimamente unido a dicha especificación del interlocutor, se encuentra el hecho del cambio de destinatario del mensaje; en el siguiente ejemplo es el joven Cremes quien habla, dirigiéndose en primer lugar al soldado Trasón y a continuación a la cortesana Tais; en la escena está también presente el esclavo Sanga: (9) CH. miles, nunc adeo edico tibi ne uim facias ullam in illam. Thais, ego eo ad Sophronam nutricem, ut eam adducam et signa ostendam haec (Ter. Eun. 806-808) El mencionado cambio de interlocutor se puede establecer incluso entre un destinatario, por así decir, ‘virtual’, a uno ‘real’; en (10), el primer vocativo (mea Antiphila) está dentro de un aparte escénico en el que el referente del vocativo no se encuentra en condiciones de escuchar la apelación que se le hace, algo que no ocurre con el segundo (Syre), que devuelve al hablante a la escena de la acción propiamente dicha; en esta escena, los personajes que intervienen son el joven Clinias, el esclavo Siro, la cortesana Báquide y la joven Antífila. El vocativo sirve asimismo, para establecer una especie de puente entre situaciones dramáticas distintas: (10) CL. (Aparte) ah ergo, mea Antiphila, tu nunc sola reducem me in patriam facis; nam dum abs te absum omnes mihi labores fuere quos cepi leues praeter quam tui carendum quod erat. (…). Syre, uix suffero (Ter. Haut. 397-400) 3.1.3. Restitución del contacto con un interlocutor De la misma manera, el hablante puede en un momento determinado utilizar el vocativo para retomar el contacto con un personaje con el que anteriormente había establecido comunicación. En la escena en la que aparece el ejemplo siguiente se encuentran presentes el joven Argiripo, la cortesana Filenia, y los esclavos Líbano y Leónidas; en el vv. 598-605 Líbano y Leónidas han cruzado unas palabras en aparte escénico; en 616-618 estos mismos personajes repiten un encuentro por iniciativa de Leónidas en la misma situación de secreto entre ellos (o Libane, uti miser est homo qui amat: Plaut. Asin. 616). Se suceden una serie de versos en los que ambos esclavos mantienen conversación abierta con Argiripo y es un poco después cuando Leónidas se dirige de nuevo a Líbano: (11) LEON. secede huc, Libane, te uolo (Plaut. Asin. 639) 3.1.4. Continuidad en el contacto con un interlocutor Otra de las estrategias discursivas que quedaría incluida en la función de especificación del interlocutor sería la de la continuidad en el contacto con un interlocutor concreto. Esta estrategia podría quizá incluirse dentro de la más genérica

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función fática. En los contextos aquí analizados la utilización de vocativos de este tipo tiene la particular misión de aclarar o subrayar que no se efectúa un cambio de interlocutor en la conversación de modo que el lector/público no pierda la dirección del desarrollo dramático de la escena. En el siguiente ejemplo —(12)—, quienes se encuentran presentes ante los espectadores desde el comienzo en v. 348 son los tres aduocati amigos y consejeros de Demifón11 —que permanecen mudos aunque Demifón se ha dirigido a ellos en general en dos ocasiones—, el senex Demifón, el parasitus Formión y el seruus Geta; los tres personajes tienen distintas intervenciones, pero a partir del v. 378 el peso del diálogo principal recae sobre Demifón y Formión,12 y así quiere hacerlo constar el hablante: (12) PH. postremo tecum nil rei nobis, Demipho, est (Ter. Phorm. 421) De forma parcialmente similar se puede presentar III.iii de Asinaria —(13)—. Los personajes en escena son el adulescens Argiripo, la meretrix Filenia, y los serui Líbano y Leónidas; Filenia tiene un papel relevante al inicio de la escena (v. 591), pero desde el v. 624 los interlocutores principales van a ser los tres restantes, a veces en una conversación a tres y otras más particularmente entre dos de ellos. Uno de esos casos es el siguiente, donde se necesita del vocativo para que el público sepa que el intercambio de mensajes continúa concretamente entre Leónidas y Argiripo, y no entre Leónidas y Líbano: (13) LEON. patierin, Argyrippe, patrem hanc amplexari tuom? (Plaut. Asin. 738) Como se ha visto, y resulta natural, la apelación específica se sirve habitualmente del nombre propio del destinatario; sin embargo, cuando el público o lector tiene clara la relación que existe entre los participantes del acto de habla, los personajes pueden acudir a otras clases de palabra, en este caso igualmente portadoras de la definición necesaria. Veamos el inicio de la escena quinta del último acto de Haut.; a estas alturas de la comedia, el público sabe perfectamente que Cremes es padre de Clitifón y esposo de Sóstrata, y que Menedemo es a su vez padre de Clinias, el cual va a convertirse en marido de otra hija reconocida de Cremes (Antífila). Así las cosas, Cremes, Sóstrata y Clinias se dirigen de distinta manera al mismo interlocutor; las formas de los vocativos se combinan nuevamente con diferentes fuerzas ilocutivas: (14) CH. ehem, Menedeme, quor non accersi iubes filiam et quod doti’ dixi firmas? SO. mi uir, te obsecro ne facias. CL. pater, obsecro mi ignoscas (Ter. Haut. 1047-1049) Otra posibilidad es que el hablante quiera dirigirse a quienes le escuchan de una forma genérica y global, algo especialmente frecuente en Petronio, por el tipo de situación pragmática en que se produce la utilización del vocativo: (15) ut deinde pinna argentea dentes perfodit: ‘amici’, inquit, ‘nondum mihi suaue erat in triclinium uenire… (Petr. 36,1)13 De manera similar encontramos en la comedia algún pasaje con este empleo, si bien los oyentes pueden ser virtuales; estaríamos ante casos de carácter retórico: (16) CH. o populares, ecqui’ me hodie uiuit fortunatior? (Ter. Eun. 1031) 3.2. Identificación del interlocutor La segunda de las principales funcionalidades (alrededor de un 30%), en número de apariciones, ligadas al uso del vocativo en los textos con las características señaladas en §1 es la de la identificación de un interlocutor ante el lector y/o público. Es un 11

Cf. comentario a propósito del ejemplo (10). Aunque también Geta interviene en algunas ocasiones. 13 Cf., también, p.ej., Petr. 31,5; 47,2; 71,1, 73,6; 75,8. 12

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empleo particularmente frecuente cuando la obra está en sus primeros pasajes; así ocurre, por ejemplo, al inicio del segundo acto de Adelphoe: los únicos personajes presentados hasta el momento han sido —en monólogo o en díada— los senes Demeas y Mición; ahora aparecen el leno Sanión, el adulescens Esquino, el seruus Parmenón y la meretrix Báquide: (17) SA. Aeschine, audi, ne te ignarum fuisse dicas meorum morum, leno ego sum (Ter. Ad. 160) (18) AE. accede illuc, Parmeno (Ter. Ad. 168) Si en la especificación de un interlocutor conocido la abundancia de nombres propios o sustantivos con alto grado de definición (miles, ere) era grande, parece lógico que esa alta cantidad pase ahora a ser cuasi-absoluta. Por otro lado, no es de extrañar que la identificación de un personaje nuevo esté en ocasiones unida a un cambio de interlocutor y que, por supuesto, se le asocien diversos rasgos propios del empleo del caso (afección, distintas fuerzas ilocutivas, etc.). Un ejemplo claro resulta el del paso de Phormio en que el miles Trasón organiza a los integrantes de su particular ejército: (19) THR. hancin ego ut contumeliam tam insignem in me accipiam, Gnatho? mori me satiust Simalio, Donax, Syrisce, sequimini. primum aedis expugnabo. GN. recte. THR. uirginem eripiam. GN. probe. THR. male mulcabo ipsam. GN. pulchre. THR. in medium huc agmen cum uecti, Donax; tu, Simalio, in sinistrum cornum; tu, Syrisce, in dexterum (Ter. Eun. 771-775) Además de los tres “siervos-soldados”, y el miles Trasón, se encuentra en escena el parásito Gnatón, que ha sido el único interlocutor hasta el momento y también entre la primera apelación a Simalio, Donax y Syriscus y las órdenes individualizadas que Trasón da a éstos. La función de identificación propiamente dicha tiene lugar en los dos últimos versos del ejemplo (774-775), en los que es prácticamente seguro que el hablante se serviría de algún recurso de deixis externa14 para pronunciar las distintas órdenes, y, por lo que el contexto hace ver muy poco después, la ejecución de las órdenes por cada uno de los soldados apoyaría el proceso de identificación de los mismos. Otro ejemplo que ilustra la función combinada de identificación y cambio de interlocutor es el conocido pasaje de Phormio en el que el senex pide opinión a sus tres aduocati sobre cómo conducirse ante la situación que ha provocado su hijo al casarse sin su permiso con una mujer que aparentemente no es un buen partido. Ciertamente, en la escena anterior (II.iii) esos tres personajes han estado presentes pero sólo como participantes mudos: ni ellos han hablado ni se les ha dirigido la palabra; el desarrollo del diálogo ha corrido a cargo de Demifón, Geta y Formión. En esta escena, además de ellos y el senex Demifón, se encuentra también el seruus Geta. Veamos el pasaje concreto al que nos referíamos, en el que, por otro lado, se provoca asimismo el ridículo y cierta comicidad: (20) DE. uidetis quo in loco res haec siet: quid ago? dic, Hegio. HE. ego? Cratinum censeo, si tibi uidetur. DE. dic, Cratine. CRA. mene uis? DE. te. CRA. ego quae in rem tuam sint ea uelim facias. mihi sic hoc uidetur: quod te absente hic filius egit, restitui in integrum aequomst et bonum, et id impetrabi’. dixi. DE. dic nunc, Hegio. HE. ego sedulo hunc dixisse credo; uerum itast, 14

Cf. Clark and Carlson (1982: 346-347).

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quot homines tot sententiae: suo’ quoique mos. mihi non uidetur quod sit factum legibus rescindi posse; et turpe inceptust. DE. dic, Crito. CRI. ego amplius deliberandum censeo (Ter. Phorm. 446-457) Ciertamente podría pensarse que la identificación es una forma más de especificación del interlocutor; hay sin embargo en la primera un rasgo mayoritariamente ausente en la segunda: la presentación por primera vez de un personaje no conocido por el público, el lector y/o los propios participantes en el acto de habla. Con todo, no es de extrañar que estas dos funciones compartan un área de coincidencia o —dicho de otro modo— se superpongan en determinadas circunstancias pragmáticas, como se verá más adelante.15 4. Análisis contrastivo Hasta aquí, la identificación y ejemplificación de las dos funciones mayoritarias —que engloban otras subfunciones o rasgos asociados—16 del caso vocativo en contextos pragmáticos de varios personajes. Aunque los datos y ejemplos dados a conocer ofrecen una idea clara de la funcionalidad preponderante del vocativo en esta clase de contextos, puede ser ilustrativo proporcionar algunos apuntes para el contraste con situaciones pragmáticas diferentes; en este sentido, parece que la comparación con monólogos y diálogos entre dos personajes es la más apropiada. Para este análisis se utilizará la obra de Terencio, ya que es la que ofrece datos más representativos y, por tanto, más aptos para su utilización en un muestreo del tipo que aquí se pretende. Veamos, en primer lugar, la densidad de empleo del caso bajo estudio en los tres tipos de escenas: monólogo, díadas y aquellas en las que aparecen 4 ó más personajes:17 Tabla 2. Densidad de vocativos según el número de participantes en escena Tipo de contexto dramático Monólogo Díada Más de 3 personajes Nº de versos 294 2344 823 Nª de vocativos 14 208 117 Porcentaje 4,76% 8,87% 14,21% Uno de los datos más significativos de esta estadística lo constituye sin duda la cantidad proporcional superior de vocativos utilizados en situaciones de más de 3 personajes, lo cual subraya su mayor necesidad en este tipo de contextos, básicamente por las razones que justifican sus funciones mayoritarias como ya se ha mostrado en el análisis general. Pero es que, además, a la hora de valorar estos porcentajes, de por sí ilustrativos, hay que tener en cuenta un hecho relevante: en ocasiones, tanto en monólogos como en díadas se incrustan discursos en estilo directo en los que el número de participantes no siempre se especifica, pero en los que existen datos para pensar que dicho número es de dos o superior a dos. Así ocurre, por ejemplo, cuando al inicio de Andria el viejo Simón 15

Cf. el comentario a propósito de (21). No exclusivos de actos de habla con varios participantes. Se podría aludir, entre otros rasgos, al matiz irónico con el que se pronuncia a veces el vocativo (Ter. Andr. 942), al deseo de ablandar el ánimo del interlocutor (Plaut. Asin. 655-656), de otorgar un especial insistencia sobre la persona apelada (Ter. Eun. 1086), de abrir camino a un insulto (Ter. Phorm. 372), a una orden (Ter. Eun. 1068) o a una petición (Ter. Eun. 1068), etc. 17 Este porcentaje se obtiene en función del número de versos que ocupan las situaciones con distinto número de participantes. 16

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le relata a Sosias —personaje protático— lo que ha ocurrido en el entierro de una vecina suya al que asistían varias personas: (21) funus interim procedit: sequimur; ad sepulcrum uenimus; in ignem inpositast; fletur. interea haec soror quam dixi ad flammam accessit inprudentius, sati’ cum periclo. ibi tum exanimatus Pamphilus bene dissimulatum amorem et celatum indicat: adcurrit; mediam mulierem complectitur: “mea Glycerium”, inquit “quid agis? quor te is perditum?” (Ter. Andr. 127-134) Además de la especificación del interlocutor, el vocativo tiene aquí como misión la plena identificación de su referente (la andria Gliceria). En efecto, anteriormente18 se ha hablado del personaje que aquí aparece como destinatario al que se dirige Pánfilo — uno de los presentes en la escena que narra Simón— pero no se ha hecho explícito su nombre, algo que será fundamental para entender el desarrollo posterior de la trama de la comedia. Se produce, por tanto, la coincidencia de la especificación de un participante conocido y la identificación del mismo, si bien en diferentes sustratos: desde el punto de vista el hablante, la función que se quiere destacar es la de la especificación de un interlocutor, puesto que dicho hablante sí conoce el referente del vocativo pero no como sujeto que suscite determinados sentimientos en el momento en que tiene lugar la escena que se narra; de hecho, Simón cree que el motivo que suscita el dolor y el llanto en su hijo Pánfilo está relacionado con otro personaje (Críside). Ahora bien, para el público —no (tanto) para Sosias, personaje protático al servicio del planteamiento de la trama dramática—, la función que en realidad tiene importancia es la de la identificación del personaje que se presenta por medio de un vocativo absolutamente definido en virtud de su clase de palabra. Otro caso ilustrativo es que aparece en (22): en escena están los senes Cremes y Menedemo; el primero cuenta al segundo algunos detalles de la cena que ha tenido que ofrecer a la cortesana Báquide y su amplio séquito de esclavas: (22) nam ut alia omittam, pytissando modo mihi quid uini absumsit ‘sic hoc’ dicens; ‘asperum, pater, hoc est: aliud lenius sodes uide’ (Ter. Haut. 457-459) La narración de la situación pragmática en la que se produce el estilo directo no deja dudas sobre la existencia de más de tres personajes en ella; pues bien, en un momento determinado Báquide se dirige concretamente a Cremes, lo cual queda claro también en la narración del viejo; por ello puede utilizarse un nombre común (pater), si bien definido, en lugar de un nombre propio: no hay función identificativa alguna, sino básicamente de especificación apelativa de un interlocutor ya conocido de los varios que participan en la situación pragmática. Volviendo ahora a los datos de la Tabla 2, resulta especialmente significativo el caso del monólogo: de 14 vocativos computados, 6 de ellos pertenecen a parlamentos de estilo directo. En estos supuestos, las funciones se encuadran básicamente en la de la especificación del interlocutor: en 4 ocasiones19 esa “especificación” —no estrictamente necesaria si, como parece, en la situación en que aparecen los vocativos, no hay más de dos interlocutores— se acompaña de una orden/pregunta/ruego y en las otras dos20 el empleo del vocativo tiene como misión dar a conocer que se mantiene el contacto con 18

Cf. p. ej. v. 118: unam aspicio adulescentulam; v. 124: quae sit rogo: sororem esse aiunt Chrysidis; vv. 129-130: haec soror / quam dixi. 19 Eun. 624; Hec. 382; Ad. 60; Ad. 620. 20 Hec. 389; Hec. 395.

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un interlocutor dado. Cuando el vocativo forma parte del parlamento del único personaje en escena, los empleos de vocativo se restringen a tres circunstancias: (i) apelación a personajes divinos o humanos totalmente ausentes de escena —(23)—; (ii) apelación a un personaje ausente pero próximo (por ejemplo, alguien que se encuentra dentro de la casa de la que comienza a salir el personaje) —(24)—; (iii) apelación al propio hablante en una especie de ‘desdoblamiento’ del personaje que permite trasladar la primera persona del hablante único a una segunda persona con idéntico referente y, como consecuencia, hace posible el empleo del vocativo —(25)—: (23) o fortuna, ut numquam perpetuo’s data! (Ter. Hec. 406) (24) (Saliendo de su casa y vuelto hacia ella) audiui, Archylis, iamdudum (Ter. Andr. 228) (25) nunc porro, Aeschine, expergiscere! (Ter. Ad. 631) Independientemente de lo ya señalado al inicio de este apartado (los 13 empleos de estilo directo incrustado en una exposición narrativa), las funciones preponderantes en contextos de dos personajes están básicamente determinadas por razones dramáticas y pragmáticas. De entre todos los ejemplos computados (195 si excluimos los pertenecientes a estilo directo), hay básicamente tres supuestos en los que la presencia del vocativo se hace de alguna manera necesaria por varios motivos: (i) para que un personaje pueda ser visto u oído por el otro cuando se pasa de un aparte escénico a un diálogo —(26)—; (ii) para realizar una identificación no ante el interlocutor sino ante el público —(27)—; (iii) para efectuar una llamada sobre sí mismo dentro de un aparte — (28)—, con las características que se han comentado a propósito de (25): (26) CLIN. (Saliendo de casa de Cremes, sin ver a Clitifón) si mihi secundae res de amore meo essent, iamdudum scio uenissent; (…) CLIT. Clinia. CLIN. ei misero mihi! CLIT. etiam caues ne uideat forte hic te a patre aliquis exiens? CLIN. faciam; sed nescioquid profecto mi animu’ praesagit mali (Ter. Haut. 230236)21 (27) DE. agedum, ut soles, Nausistrata, fac illa ut placetur nobis (Ter. Phorm. 784)22 (28) PH. (Aparte) ad te summa solum, Phormio, rerum redit: tute hoc intristi: tibi omnest exedendum: accingere (Ter. Phorm. 317-318)23 Estos supuestos —27 casos—24 representan el 13,86% del total de empleos del vocativo en díadas. En otra ‘dimensión’ se sitúa la gran mayoría de los vocativos empleados en estas situaciones: 168 casos (86,14%); su rasgo común es que se trata más bien de usos potestativos: el público no pierde información necesaria para el desarrollo de la escena. Entre estos casos se sitúan algunas exclamaciones y lamentos (18 casos = 9,23%), bastantes vocativos unidos a la expresión de órdenes, preguntas, súplicas, insultos o saludos (67 casos = 34,35%) y una gran cantidad de vocativos (83 casos = 45,56%) que simplemente nombran al único interlocutor posible de forma casi parentética, y que contribuyen a dar continuidad a la conversación entre los hablantes que participan del acto comunicativo: representan casi la mitad de los vocativos

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Están en escena Cínias y Clitifón. Habla Demifón, marido de Nausístrata, que es la primera vez que aparece en escena. 23 En escena, Geta y Formión, que es quien pronuincia estas palabras. 24 21 ejemplos (= 10,80%) de vocativos para que un personaje pueda ser visto u oído por el otro después de un aparte o salida inmediata a escena; 3 casos (= 1,53%) de identificación ante el público y otros 3 (= 1,53%) de llamadas sobre el propio hablante en situaciones de apartes escénicos. 22

Vocativo y partipantes en el acto de habla

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empleados en las díadas.25 La falta de necesidad informativa de estos usos radica en que sólo pueden estar dirigidos al otro participante en el acto de habla. Tabla 3. Presencia y funciones del vocativo en díadas 1. Presencia “necesaria”: 27 (13,86%) Hacer notar presencia de interlocutor: 21 (10,80%) Realizar indentificación ante el público: 3 (1,53%) Realizar llamada sobre el hablante: 3 (1,53%9

2. Presencia “no necesaria”: 168 (86,14%) Fáticos: 83 (45,56%) Orden, súplica, pregunta, etc.: 67 (34,35%) Exclamación-lamento: 18 (9,23%)

5. Conclusiones Como conclusiones principales de este estudio se pueden destacar las siguientes: 1. Se demuestra que, en efecto, el número de participantes en el acto de habla incide sobre la frecuencia de uso del vocativo (cf. Tabla 1) y su funcionalidad. Cuando este número supera el de tres participantes, las funciones predominantes son las de (i) la identificación de un personaje nuevo para el lector y/o para el público y (ii) la especificación de un interlocutor conocido. Estas funciones incluyen diversas estrategias de discurso que ayudan a señalar el cambio o la continuidad del interlocutor, así como la restitución del contacto con un destinatario concreto. Las dos funciones mencionadas pueden darse al mismo tiempo si bien realizándose en niveles de participación diferente: de forma intraescénica —ante los propios participantes en el acto de habla— o extraescénica — ante el lector o el público que asiste a una representación dada—. 2. La necesidad del vocativo en monólogos y díadas es significativamente menor y, en el corpus aquí analizado, queda restringida a necesidades dramáticas y pragmáticas bien definidas: (i) la apelación a interlocutores ausentes o al propio hablante son en realidad estrategias para dirigirse a una segunda persona26 a la que poder trasladar un mensaje; (ii) en las díadas, la llamada al interlocutor se puede utilizar para pasar de un aparte escénico a la escena dialogada propiamente dicha: se trata de una estrategia que permite y/o facilita el cambio de cuadro escénico, funcionando así el vocativo a modo de puente entre dos niveles de representación dramática; (iii) en una medida mucho menor, la identificación de un interlocutor ante el público. 3. En otro orden de cosas, el tipo de texto es también un factor relevante de análisis; en el caso de esta investigación, queda demostrado que el género dramático es particularmente apto para que se desarrolle la potencial polifuncionalidad del caso vocativo. 4. Por último, el estudio viene a confirmar algo ya mostrado en otros análisis:27 el escaso rendimiento en otros niveles lingüísticos hace del vocativo un caso cuyas virtualidades funcionales se muestran particularmente operativas en el nivel pragmático. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Mariano Bassols de Climent, 1945, Sintaxis histórica de la Lengua Latina, I (Barcelona, CSIC), 121-26. 25

Los datos se encuentran recogidos de forma esquemática en la Tabla 3. Categoría estrechamente vinculada al vocativo, si bien incapaz de dar cuenta de todos sus empleos (cf. Cabrillana, 1996). 27 Cabrillana (1996, 2005). 26

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Concepción CABRILLANA

Concepción Cabrillana, 1996, “El vocativo latino: una revisión”, Tempus 13, 5-40. Concepción Cabrillana, 2005, Nominativo y vocativo en latín: Sintaxis, Semántica y Pragmática, http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/culc/tema_3.asp#lengua. Herbert, H. Clark and Thomas B. Carlson, 1982, “Hearers and Speech Acts”, Language 58,2, 332-73. Alfred Ernout and François Thomas, 1953, Syntaxe Latine (Paris, Klincksieck). Eleanor Dickey, 2002, Latin forms of Address (Oxford, OUP). Robert O. Fink, 1972, “Person in nouns; is the vocative a case?”, American Journal of Philology 93,1, 61-8. Joseph Hofmann and Anton Szantyr, 1965, Lateinische Syntax und Stilistik (München, Beck), 23-6. Thomas D. Kohn, 2004-2005, “Seneca’s Use of Four Speaking Actors”, Classical Journal 100,2, 163-75. Kühner, Raphael and Carl Stegmann, 1914, Ausführliche Grammatik der lateinischen Sprache, I (München, Max Hueber). Jerzy Kurylowicz, 1949, “Le problème du classement des cas”, Esquisses Linguistiques I, 131-50. Marius Lavency, 1985, VSVS. Grammaire latine. Description du latin classique en vue de la lecture des auteurs (Paris, Duculot). José L. Moralejo, 1986, “Sobre los casos latinos”, Revista de la Sociedad Española de Lingüística 16, 2, 293-323. Lisardo Rubio, 1995, Nueva sintaxis latina simplificada (Madrid, Ediciones Clásicas). Anton Scherer, 1975, Handbuch der lateinischen Syntax (Heidelberg, Carl Winter Universitätsverlag). Donna Shalev, 1998, “Vocatives in responses: a briding mechanism in dialogue exchange?”, in Benjamín García-Hernández (ed.), Estudios de lingüística latina, II (Madrid, Ediciones Clásicas), 766-79. Donna Shalev, 2001, “A pattern of agent expression in non active and non personal expressions in Latin”, in Claude Moussy (ed.), De lingua latina novae quaestiones (Louvain-Paris, Peeters), 583-96. Pedro M. Suárez, 1991, “Vocatif latin et fonctions du langage”, Vita Latina 122, 39-45. Antonio Tovar, 1946, Gramática histórica latina. Sintaxis (Madrid, Afrodisio Aguado). Hélène Vairel-Carron, 1981, “The position of the vocative in the Latin Case System”, American Journal of Philology 102, 4, 438-47.

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