Viviendas en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid); la jerarquización del espacio doméstico a partir del estudio del material cerámico.

September 11, 2017 | Autor: G. Ruiz Zapatero | Categoría: Archaeology
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Descripción

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Zona Arqueológica

1er SIMPOSIO SOBRE LOS CARPETANOS Arqueología e historia de un pueblo de la edad del hierro

Zona Arqueológica

1er SIMPOSIO SOBRE LOS CARPETANOS Arqueología e historia de un pueblo de la edad del hierro

COMUNIDAD DE MADRID PRESIDENTE Ignacio González González

ZONA ARQUEOLÓGICA, Nº 17 1 SIMPOSIO SOBRE LOS CARPETANOS ARQUEOLOGÍA E HISTORIA DE UN PUEBLO DE LA EDAD ER

DEL HIERRO

Consejería de Empleo, Turismo y Cultura CONSEJERA DE EMPLEO, TURISMO Y CULTURA Ana Isabel Mariño Ortega VICECONSEJERA DE TURISMO Y CULTURA Carmen González Fernández SECRETARIO GENERAL TÉCNICO Alfonso Moreno Gómez DIRECTOR GENERAL DE PATRIMONIO HISTÓRICO Fernando Gonzalo Carrión Morales DIRECTORA GENERAL DE BELLAS ARTES, DEL LIBRO Y DE ARCHIVOS Isabel Rosell Volart

EDITOR Enrique Baquedano

DISEÑO, MAQUETACIÓN Y PREIMPRESIÓN Vicente Alberto Serrano / Esperanza Santos IMPRESIÓN Y ENCUADERNACIÓN B.O.C.M. ISSN 1579-7384 ISBN 978-84-451-3497-9 DEPÓSITO LEGAL M-32327-2014

MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID DIRECTOR Enrique Baquedano

© De los textos: sus autores

JEFA DEL ÁREA DE CONSERVACIÓN E INVESTIGACIÓN Isabel Baquedano Beltrán

© De las ilustraciones y gráficos: sus autores

© De las fotografías: sus autores

JEFA DEL ÁREA DE EXPOSICIONES Inmaculada Escobar JEFE DEL ÁREA DE DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN Luis Palop

La revista ZONA ARQUEOLÓGICA ha sido evaluada por el Grupo de Investigación de Evaluación de Publicaciones Científicas (EPUC), asociado al Consejo Superior de Invesigaciones Científicas (CSIC), y está incluida, entre otras, en las siguientes bases de datos: Arts & Humanities Citation Index ® , DICE y LATINDEX

Zona Arqueológica

1er SIMPOSIO SOBRE LOS CARPETANOS Arqueología e historia de un pueblo de la edad del hierro

Número 17 Alcalá de Henares, 2014

MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL

Índice

13 Los carpetanos y el M.A.R. Enrique Baquedano

15 1ª Sesión: Historiografía de la Carpetania Ponencia 15

La investigación protohistórica en la Carpetania. Jorge de Torres Rodríguez Comunicaciones

39

Carpetania no es Celtiberia. Un axioma en la historiografía humanista. Rosario Ortega

45 2ª Sesión: Paisaje, poblamiento y urbanismo Ponencia 45

Paisaje y poblamiento en la Carpetania: un territorio en proceso de definición. Antonio F. Dávila Comunicaciones

71

La Segunda Edad del Hierro en la cuenca media del río Henares: asentamiento y territorio. José Ángel Salgado Carmona y Elena Vega Rivas

85

Últimos avances en la investigación del oppidum de Titulcia (Titulcia, Madrid). José Polo López y Mª del Carmen Valenciano Prieto

99

Procesos de urbanización durante la Edad del Hierro en el yacimiento “Momo” de Alcalá de Henares (Madrid). César Heras Martínez y Ana Bastida Ramírez

111

Oppidum, urbanismo y organización de los espacios de hábitat en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid). Miguel Contreras Martínez, Gabriela Märtens Alfaro, Gonzalo Ruiz Zapatero y Enrique Baquedano

125

El hábitat carpetano del parque Miralrío (Rivas Vaciamadrid). Daniel Pérez y Marta Bueno

135

Evolución del poblamiento en el enclave carpetano de “Cerro de las Brujas” (Pinto, Madrid). Miguel Rodríguez Cifuentes

149

El Cerro de la Cruz (Puebla de Almenara, Cuenca). Arquitectura defensiva y urbanismo de un enclave carpetano en los albores de la romanización. Luis Andrés Domingo Puertas

161

La Carpetania Meridional: el poblamiento durante la II Edad del Hierro en el interfluvio Riansares-Cigüela de La Mancha toledana. Luis Andrés Domingo Puertas

8

175 3ª Sesión: Economía y sociedad Ponencia 175

Tierras, huesos, semillas y personas. Economía y sociedad en la Carpetania. Dionisio Urbina Martínez Comunicaciones

201

Actividades productivas en La Cuesta (Torrejón de Velasco, Madrid). Raúl Flores-Fernández y Primitivo Javier Sanabria Marcos

211

Los grandes poblados carpetanos cercanos a fuentes salobres: Cerro de La Gavia, Titulcia, Oreja y Valdelascasas. Santiago Valiente Cánovas, Fernando López Cidad, Francisco Ramos Sánchez y Mariano Ayarzagüena Sanz

223

El poblado “en espolón” carpetano del cerro de “Fuente de la Mora” en Leganés (Madrid). Jorge J. Vega y Miguel, Juan Carlos Méndez Madrid, Roberto C. Menduiña García, Sonia Díez Baranda y Marta Cuesta Salceda

235 4ª Sesión: Cultura material Ponencia 235

Los Carpetanos y sus vecinos: fenómenos de interacción a la luz de la cultura material. Concepción Blasco y Juan Francisco Blanco Comunicaciones

267

Celtíberos y carpetanos: ¿frontera cultural, lingüística y étnica? Mª Luisa Cerdeño y Emilio Gamo Pazos

279

Estudio de la cerámica itálica de barniz negro en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid): primeros resultados. Sandra Azcárraga Cámara, Gabriela Märtens, Miguel Contreras, Gonzalo Ruiz-Zapatero y Enrique Baquedano

293

Viviendas en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid); la jerarquización del espacio doméstico a partir del estudio del material cerámico. Gabriela Märtens, Miguel Contreras, Gonzalo Ruiz-Zapatero y Enrique Baquedano

317 5ª Sesión: Mundo funerario, arte y simbolismo Ponencia 317

Datos para el estudio del mundo funerario durante la II Edad del Hierro en la Meseta Sur: Las necrópolis carpetanas. Juan Pereira Sieso y Jorge de Torres Rodríguez Comunicaciones

335

El ascenso de los jefes: desigualdad, competición y resistencia en la necrópolis de Palomar de Pintado. Juan Pereira Sieso y Jorge de Torres Rodríguez

349

Cerámica lañada: arte, economía y estética en la Carpetania prerromana. Esther Andreu y Alexandra Uscatescu

9

361 6ª Sesión: Arqueozoología Ponencia 361

Implicaciones de la zooarqueología en la economía en la Edad del Hierro. José Yravedra y Verónica Estaca Comunicaciones

377

El Llano de la Horca: primeras valoraciones del análisis de los restos faunísticos. Mª Dolores López Gila, Gabriela Märtens, Miguel Contreras, Gonzalo Ruiz Zapatero y Enrique Baquedano

387 7ª Sesión: Arqueobotánica Ponencia 387

Encuentros en la Carpetania: panorama de los estudios arqueobotánicos en el centro peninsular. Paloma Uzquiano y Mª Blanca Ruiz Zapata

407 8ª Sesión: Romanización: etapa republicana Ponencia 407

La romanización de Carpetania durante la República Romana. Julio Mangas Comunicaciones

427

“El Llano de San Pedro” (Valderrebollo, Guadalajara): Un oppidum en los confines de la Carpetania. Emilio Gamo Pazos

435

Nuevos datos sobre la romanización de la Carpetania centro-septentrional. Sandra Azcárraga Cámara

447

Una ciudad en la zona meridional de la antigua Carpetania: Consabura (Consuegra, Toledo). Juan Francisco Palencia García

455 Conferencia de clausura Presente y futuro de una arqueología carpetana. Gonzalo Ruiz Zapatero

Los carpetanos y el M.A.R.

a llegada de la civilización romana a los confines de lo que terminó siendo uno de los imperios más relevantes de la historia universal implicó un fenómeno uniformizador, incluso globalizador en opinión de algunos, que conocemos todos como romanización. Este fenómeno que despierta un razonable interés en todos los campos del saber y especialmente de cuantos nos dedicamos a bucear en el pasado, no se manifestó, sin embargo, de la misma forma ni con la misma intensidad en todos los confines del orbe latino. De tal manera que en unos lugares el sustrato cultural pervivió con mayor o menor relevancia que en otros, en virtud de muchos factores. En la Península ibérica, la resultante de esa mezcla social y cultural es conocida como el mundo hispanorromano. Y como en el resto de fronteras no se manifestó de la misma forma en todos sus territorios. El origen, la impronta y la personalidad de cada uno de los diferentes pueblos prerromanos, “indígenas” entre comillas, dio lugar a una cosa nueva en cada una de las zonas de aquel territorio. Por ello, era inevitable que el sarampión centrífugo llegara a nuestro país junto con la recuperación de las libertades al retornar a la democracia. A nadie le sorprendió que los gobiernos de las Comunidades Autónomas primaran en la investigación de la historia, y singularmente en la arqueología, el conocimiento de los pueblos prerromanos, “indígenas”. Sin embargo esto no ocurrió en la Comunidad de Madrid. Por razones complejas, la Comunidad no primó en sus orígenes la investigación arqueológica. Desde luego la identidad no identitaria de esta región, reconocida hasta en el himno oficial escrito por el filólogo y poeta Agustín García Calvo, es seguramente la razón más importante. Los investigadores de las universidades, museos y centros de investigación madrileños encontraron probablemente más atractivo, con excepciones muy meritorias, el trabajo en lugares más lejanos. Quienes investigamos al lado de nuestra casa y también en lugares exóticos sabemos bien de lo que hablamos. Por último, la inexistencia de un Centro específicamente dedicado a la arqueología madrileña regional, como el Museo Arqueológico Regional, contribuía a esa laguna en el saber sobre un mundo conocido mucho más por las fuentes literarias clásicas que por sus restos arqueológicos. Por ello una de nuestras primeras tareas en el M.A.R., inaugurado en mayo de 1999, fue determinar esas lagunas en nuestro conocimiento arqueológico para intentar paliarlas. La ignorancia arqueológica sobre los carpetanos era clamorosa. Prácticamente casi todo lo poco que sabíamos de ellos era por prospecciones o excavaciones de carácter preventivo y escasamente publicadas. Salvo muy pocas excepciones. En 2000 revisamos la carta arqueológica y varios yacimientos carpetanos in situ para optar por El Llano de la Horca, en Santorcaz, debido a varios argumentos explicitados en otras páginas.

L

14

En 2001 comenzamos las excavaciones arqueológicas en aquel cerro alcarreño y tras once campañas de excavación y una de prospección geofísica llegamos a unas conclusiones que hemos anticipado en varias publicaciones y en la exposición Los últimos carpetanos. El oppidum de El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid) que se presentó en 2012 con gran éxito de público y crítica, como decían los clásicos. Actualmente preparamos la correspondiente memoria de excavación que verá la luz en la serie ZONA ARQUEOLÓGICA. La misma serie que en 2007 sacó de la imprenta dos volúmenes monográficos dedicados a la Edad del Hierro en la Carpetania como forma de presentar un estado actual de la investigación, de manera previa a la organización de un congreso específico sobre Los Carpetanos, celebrado en 2013. También se ha publicado la tesis doctoral de Jorge de Torres, en 2012, titulada La tierra sin límites. Territorio, sociedad e identidades en el Valle Medio del Tajo (ss. IX - I a.C.). Y muy próximamente se publicará la de Sandra Azcárraga, titulada La Carpetania centro-septentrional entre la Segunda Edad del Hierro y la época romana (ss. III a.C. - I d.C.): el Valle Bajo del Henares. El presente volumen recoge las actas de aquel congreso dirigido científicamente por Gonzalo Ruiz Zapatero, y secretariado por Gabriela Märtens y Sandra Azcárraga. De ellos y de los ponentes íntegramente son los méritos de aquel cónclave y de estas actas. Confiamos en que puedan celebrarse más congresos futuros sobre los carpetanos, en Alcalá de Henares o en cualquier otro punto de la Carpetania, pero deseamos que este episodio no sea un hito más sin continuidad, como es tan frecuente entre nosotros, los arqueólogos españoles. Y confiamos también en que este texto no resulte excesivamente autocomplaciente, pero creemos que los gestores estamos obligados a explicar y justificar lo que hacemos con nuestras responsabilidades y con los fondos públicos. Gracias por tu benevolencia, lector amable. Enrique Baquedano Director del Museo Arqueológico Regional

Viviendas en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid); la jerarquización del espacio doméstico a partir del estudio del material cerámico

Resumen La abundancia y dispersión del material cerámico encontrado en el yacimiento carpetano de El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid, centro de España), nos ayudan a definir las diferentes funciones asignadas a cada espacio doméstico. A pesar de que los restos de zócalos de piedra caliza conservados indican claramente una compartimentación y diferenciación del espacio por unidades habitacionales, la descripción tipológica e interpretación del conjunto de restos cerámicos resulta fundamental para caracterizar las actividades que se llevaban a cabo en cada una de dichas unidades. Así, se pueden establecer similitudes y diferencias entre los usos de cada una de las zonas interpretadas a la luz del material cerámico en ellas localizado y registrado, definirlas y establecer patrones o pautas en su localización y funcionalidad y, por tanto, una jerarquía. La descripción y contextualización del resto del material desenterrado en cada estancia contribuyen a confirmar esa interpretación. Palabras clave Espacios domésticos, material cerámico, contextualización, Segunda Edad del Hierro. Abstract The abundance and dispersal of ceramic material found in the carpetanian site of El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid, central Spain), help us to define the different functions assigned to each domestic area. Although the preserved remains of limestone socles clearly indicate a compartmentation and differentiation of space by housing units, the typological description and interpretation of all ceramic remains is essential to characterize the activities carried out in each of these units. So, you can make similarities and differences between the uses of each interpreted area in the light of the ceramic material located and recorded there, define these areas and set standars or guidelines on their location and functionality, and thus a hierarchy. The description and contextualization of the rest of the items exhumed in each room contribute to confirm this interpretation. Key words Domestic areas, ceramic material, contextualization, Second Iron Age.

Viviendas en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid); la jerarquización del espacio doméstico a partir del estudio del material cerámico

Gabriela Märtens* Miguel Contreras* Gonzalo Ruiz-Zapatero** Enrique Baquedano*

INTRODUCCIÓN El municipio madrileño de Santorcaz, situado en la frontera con Guadalajara, ha sido nombrado en alguna ocasión como Orcada, ciudad carpetana a la que, según narra Ptolomeo, los romanos cambiaron el nombre por el de Metercosa (Marín Blasco, 1997: 11). Este último dato es mencionado también por Madoz en 1849, cuando dice que Santorcaz podría ser la antigua Metercosa nombrada por Ptolomeo entre los pueblos carpetanos (Madoz, 1849: 852). Sea como fuere, y a pesar de la imposibilidad de corroborar estos datos, los vestigios materiales encontrados durante siglos en el cerro de El Llano de la Horca en Santorcaz, prueban que en ese territorio existió un poblado, del que no parece quedar constancia escrita pero que, año a año, va afianzando su importancia como núcleo urbano clave para la cultura carpetana y en el desarrollo de la romanización de esta parte de la Meseta. Las diferentes campañas de excavación lideradas por el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid desde el año 2001, al igual que el desarrollo del resto del proyecto de investigación, han sido dirigidas por Enrique Baquedano, Miguel Contreras y Gabriela Märtens, arqueólogos del Museo Arqueológi* Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid ** Universidad Complutense de Madrid

co Regional, y por Gonzalo Ruiz Zapatero, catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid. Y financiadas por la Comunidad de Madrid y la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. (Märtens Alfaro et alii, 2009).

EL LLANO

DE LA

HORCA

Se trata del topónimo de un cerro ubicado en el comienzo del páramo alcarreño, que domina el valle del Anchuelo y su rica vega de cultivos que se extiende hasta Alcalá de Henares. El yacimiento localizado sobre la superficie amesetada del cerro, ha conservado el nombre del mismo y se considera un oppidum carpetano de finales de la Segunda Edad del Hierro, aunque aún no se han detectado fortificaciones. Su gran control territorial, sus características urbanas y demográficas y la circunstancia de que se encuentra junto a cursos de agua y tiene acceso inmediato a un manantial, permiten poder definirlo como oppidum. Respecto a las estructuras y restos materiales exhumados en las campañas llevadas a cabo, el yacimiento ha proporcionado la mayor información, conocida hasta el momento, sobre la cultura carpetana, tal y como ha quedado evidenciado en la exposición que sobre el mismo tuvo lugar en el Museo Arqueológico Regional entre abril y noviembre de 2012 (Ruiz Zapatero et alii, 2012).

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1 SIMPOSIO SOBRE CARPETANOS ER

Fig. 1. Vista aérea de El Llano de la Horca dominando el Valle del Anchuelo, con alusión a la localización del Sector I.

Son varias las fases o momentos de ocupación carpetana que se han podido constatar en El Llano de la Horca. Pero son ocupaciones que responden a remodelaciones y cambios en la función o usos de los diferentes espacios construidos. La fase que nos ocupa en este artículo, al menos de entre el conjunto de las registradas estratigráficamente, es la más poblada y significativa desde el punto de vista de los restos materiales y la debemos situar a finales de la Segunda Edad del Hierro, entre los siglos II y I a.C., con un esquema determinado que responde a una planificación urbanística clara. Los caracteres que la definen son: anchas calles que se extienden paralelas entre sí y respecto a unos ejes orientados en dirección NO – SE y NE – SO, que se cruzan en la zona central del yacimiento. Estas calles delimitan manzanas de casas adosadas (Baquedano et alii, 2007a). Es en esta etapa en la que la identificación como oppidum, antes mencionada, adquiere su sentido más literal. Hablamos, por tanto, de una jerarquizada división de los espacios. En la periferia del oppidum parecen ubicarse las estructuras y áreas relacionadas con las actividades de producción, separadas de las manzanas de viviendas y espacios de habitación por amplias superficies de circulación.

Las casas, de planta rectangular o cuadrangular, se adosan por tres de sus paredes exteriores, quedando libre únicamente la pared de entrada, que abre directamente a la calle. Se forman así alineaciones de casas que comparten sus paredes laterales, pero que, en ocasiones, adosan sus traseras a las traseras de otra alineación de casas, formando una manzana, compacta y muy extensa, rodeada por calles. Desde el punto de vista de su estructura, en esta fase carpetana se encuentran módulos de viviendas con varias estancias, precedidas por un porche (Baquedano et alii, 2007b).

ESTUDIO

DE UNA VIVIENDA

Aunque los datos que se pueden inferir del estudio de todo el material mueble que se localiza en cada una de las estancias que se explicarán son cuantiosos, en el presente artículo sólo nos referiremos a los análisis imprescindibles para conocer la jerarquización del espacio doméstico. En este sentido, se detallan los recuentos y porcentajes obtenidos de la descripción pormenorizada de toda la cerámica selecta exhumada en esta fase. Como breve información sobre la tipología de las piezas descritas, debemos mencionar que los tipos y formas que se han definido hasta el momento son los que se muestran en el gráfico presentado a continuación.

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Fig. 2. Tipos y formas de cerámica definidos para el estudio de la cerámica y sus funciones básicas

La casa “modelo” cuyas estancias describiremos es la que denominamos Casa Sur y se encuentra en la zona central del Sector I, que es un área de 1500 m2 situada en el cuadrante NO de la meseta sobre la que

se asienta el yacimiento. Se orienta en dirección SO NE respecto a los ejes principales del mismo y al norte geográfico, desde el primer espacio de acceso a la casa, hasta el último.

Fig. 3. Vista aérea del Sector I. En el recuadro negro la Casa Sur

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1 SIMPOSIO SOBRE CARPETANOS ER

Fig. 4. Localización de la Casa Sur en el Sector I y las estancias que la forman

Si nos referimos a su tipología constructiva, podemos hablar de una casa edificada sobre la regularización de una fase anterior que aprovecha algunas de las estructuras de esta última. Para aislar la casa de la humedad se colocan zócalos de piedras calizas, formados por una fábrica de mampuestos de mediano y pequeño tamaño dispuestos en dos o tres filas y varias hiladas que, en general, no sobrepasan los 50 cm de ancho. Están trabados con tierra y son casi la única parte de los muros que ha quedado en pie, aunque, en las ocasiones en que queda, sólo lo hace en parte. Sobre ellos se recrecerían los muros, a base de postes de madera, para dar solidez, unidos con adobes o, en algunos casos, recrecidos de tapial extendido en tongadas rellenando un encofrado de madera. Estos muros estarían recubiertos por un enfoscado o un enlucido de barro, para aislar y dar un mejor acabado a los muros, tal y como se ha podido constatar en el proceso de excavación de la vivienda. (Ruiz Zapatero et alii, 2012). No tenemos constancia de que esta casa tuviera más de un piso de altura, con lo que por encima de estos muros se dispondría la cubierta. Sobre un armazón de vigas de madera se colocarían ramas y pajas

entretejidas y también aisladas con barro, pero con suficiente espacio para que el humo de los hogares del interior de la casa pudiera tener salida al exterior. Es de suponer que, en los extremos, se reforzara la techumbre con grandes lajas de piedra. Esta firme cubierta sería de vertiente a un agua, dado que no aparecen elementos que actuaran como apoyos de postes para sustentar en medio de la casa. La zona más alta estaría al final de la casa y la más baja en la zona del porche, con suficiente caída entre una y otra para que el agua de lluvia resbalara desde la parte alta hasta la calle, o que no se acumulara la nieve encima. Otros elementos constructivos que se encuentran en esta Casa Sur, concretamente en la tercera estancia, son: – Gran hogar central en la zona principal: construido directamente en el suelo, encima de un preparado de tapial de forma rectangular. Sobre una capa de tierra se dispusieron numerosos fragmentos de cerámica y, sobre esta capa, la solera de tierra del hogar, endurecida por el calor. – Pequeños hornos hechos con adobes y adosados a un muro.

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Fig. 5. Reconstrucción ideal de una casa carpetana. Ilustración de Arturo Asensio (*)

DESCRIPCIÓN DE LAS ESTANCIAS DE LA CASA SUR Y ESTUDIO DE SUS EQUIPOS DOMÉSTICOS

Primera estancia Esta primera parte del módulo de vivienda no es estrictamente una estancia. Se trata de un área que no se ha excavado por completo, al haber sido amortizada y reutilizada en una ocupación posterior a la fase que estamos describiendo. Sin embargo, sí se han encontrado algunos elementos estructurales y materiales muebles asociados que, en parte, pueden ser indicadores de su funcionalidad.

Fig. 6. Primera estancia, con tres apoyos de poste, y detalle de los restos quemados del poste central

Es un espacio abierto, rectangular, de unos 5 m2, de paso al interior de la vivienda desde la calle. En el suelo de este espacio, a unos 80 cm de la pared, se ubican tres apoyos de poste, con una separación de algo más de 1’5 m entre ellos. En las esquinas SE y SO, los dos apoyos que se encuentran son de piedra caliza, rodeados de piedras más pequeñas para reforzar. Sobre ellos descansarían sendos postes de madera para sostener la cubierta de este espacio. Y por último, casi en el centro, aparecen los restos quemados de otro poste (el tercer elemento sustentante), rodeado también de piedras para reforzar.

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Sobre el material mueble que se encuentra en este primer espacio de la casa no se puede decir demasiado, puesto que, como señalábamos antes, no ha sido excavado en su totalidad. Hay un fragmento de rueda de

molino de granito, específicamente de la muela superior, y varios fragmentos de una tegula, que pertenecen al estrato de amortización de la fase para reutilizar este espacio dándole otro uso.

Fig. 7. Fragmentos del molino y la tegula exhumados en la primera estancia

Por tanto, la funcionalidad de este espacio es muy variable o poco específica a partir del estudio del material mueble asociado a su uso. Precisamente esa falta de concreción es la que puede explicar la función de este lugar como zona de contacto directo entre la calle y el interior de la vivienda.

Fig. 8. Vista de la segunda estancia desde el muro de cierre por el lado oeste

Segunda estancia Es la primera habitación de la casa y la única que recibe luz natural, a través de la puerta y, tal vez, de alguna ventana que pudiera haber en la fachada. Se accede a ella desde la primera estancia, el espacio que da a la calle, atravesando un vano de alrededor de 80 cm de ancho, situado en la esquina SE, donde estaría ubicada la puerta. Es una estancia rectangular que mide unos 15 m2. Se han conservado únicamente los zócalos de los muros, levantados con piedra local irregular trabada con tierra. Se trata de muros de aproximadamente 50 cm de anchura. No hay otras estructuras que puedan dar una indicación de la función de este espacio dentro de la casa, de ahí la importancia del estudio del material mueble aquí exhumado. Las unidades estratigráficas que tienen material cerámico en esta estancia son las que pertenecen a los niveles de uso y abandono de la misma. Los tipos y formas descritos son los que aparecen en la Fig. 9:

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Fig. 9. Gráficos con los tipos y formas del material cerámico de la segunda estancia

Como se observa en el gráfico que muestra los tipos tenerales, el mayor porcentaje corresponde al tipo cerámica común, con el 66% del total, siendo de éstas, la de almacén la que más piezas tiene. Le sigue la cerámica de tipo ibérico, con el 31%, en su mayoría de mesa, y, finalmente, la cerámica campaniense, con un 3% (es un único fragmento, una Calena tardía, y se trata de la base de un plato de forma Lamb.7, fechada entre el 90/80 y el 40/20 a.C.) (Azcárraga et alii, en este volumen)1. 1 Continuamos llamando “Campaniense” a la cerámica de este tipo que encontramos en el yacimiento, aunque no todas provienen de la Campania, como bien ha dejado claro Azcárraga Cámara al completar su estudio sobre toda la cerámica de este tipo identificada en El Llano de la Horca, denominándola “cerámica itálica de barniz negro”, como se viene haciendo de forma genérica. Aunque se trata de un estudio inédito, la autora presentó una comunicación con los primeros resultados de este estudio sobre la cerámica itálica de barniz negro localizada en El Llano de la Horca, en el I Simposio sobre los Carpetanos: Arqueología e Historia de un pueblo de la Edad del Hierro (12-14 Marzo 2013, celebrado en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid). En las presentes Actas queda recogida esta contribución (véase la bibliografía). El hecho de que “Campaniense” sea un término por todos conocido, nos lleva a mantener esta denominación cuando hablamos de este tipo de cerámica formando parte de un estudio que comprende todo el material cerámico encontrado en el yacimiento.

Y en el de las Formas, las que suponen el porcentaje mayor son las indeterminadas con el 37,94%, seguido de las tinajas, con el 17,24% y después la categoría “otros”, con un 10,34% (son un tonel perforado, una ollita y una posible botella imitación de la forma Lamb. 59/F5400). Por formas generales (no se cuentan las indeterminadas, al no tener valor tipológico), las de almacenamiento son las más numerosas, con el 50%, seguidas de las de mesa, las variables (que son las que pueden tener diferentes funciones dependiendo de su tamaño) y las de cocina. Otros materiales encontrados en esta habitación (Ruiz Zapatero et alii, 2012) (Gozalbes et alii, 2011) son los que aparecen en la Fig. 10. A partir del estudio del conjunto del material encontrado en esta fase de la segunda estancia, no se puede establecer ninguna funcionalidad específica, por lo que suponemos que se trata de un espacio multiusos, cuya utilización puede depender del lugar que ocupa en la estructura de la casa. Tercera estancia Es la siguiente habitación del módulo. Es cuadrada (mide 25 m2) y se compone de dos espacios diferenciados,

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Fig. 10. Gráfico y tablas con el material no cerámico de la segunda estancia

separados por un muro que no hay constancia de que llegara hasta la cubierta; la zona principal, de unos 20 m2, con un hogar en el centro, y la compartimentación lateral, de aproximadamente 5 m2, que es un pequeño habitáculo rectangular con un vano de paso. El acceso a esta tercera estancia es, al igual que a la anterior, a través de

un vano que comunica ambas habitaciones, situado, también, en la esquina SE, aunque no directamente pegado a la pared de cierre por el lado este. En esta estancia, como sucede en la segunda, de los muros que la conforman sólo se conserva parte de los zócalos de piedra caliza, de entre 45 y 50 cm de anchura.

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Fig. 11. Vista cenital de la tercera estancia

Compartimentación lateral Las unidades estratigráficas que tienen material cerámico en la compartimentación lateral de la tercera

Fig. 12. Gráficos con los tipos y formas del material cerámico exhumado en la compartimentación lateral de la tercera estancia

estancia son las que pertenecen a los niveles de uso y abandono de la misma. Los tipos y formas descritos son (Fig. 12):

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Como se observa en el gráfico que muestra los tipos generales, el mayor porcentaje corresponde a la cerámica de tipo ibérico, con el 52% del total, en su mayoría indeterminados, seguido por la de mesa y las de almacén. A continuación la cerámica común, con el 44%, siendo de éstas, la de cocina la que más piezas tiene, seguidas de las de almacén y las de mesa. Finalmente la cerámica gris, con el 2% y otros, también con el 2%. Y en el de las formas, las que suponen el porcentaje mayor son las formas indeterminadas, con el 45,65%,

seguidas de los cuencos y las ollas, con el 17,39% cada una y, finalmente, la categoría otros, con el 4,35% (una botella y un vaso globular). Por formas generales (no se cuentan las indeterminadas), las formas de mesa son las más numerosas, con el 10%, seguidas por las de cocina y almacenamiento. En cuanto al resto de materiales encontrados en esta habitación (Ruiz Zapatero et alii, 2012) (Gozalbes et alii, 2011), tenemos los siguientes (Fig. 13):

Fig. 13. Gráfico y tablas con el material no cerámico exhumado en la compartimentación lateral de la tercera estancia

GABRIELA MÄRTENS, MIGUEL CONTRERAS, GONZALO RUIZ ZAPATERO, ENRIQUE BAQUEDANO / Viviendas en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid); la jerarquización del espacio doméstico a partir del estudio del material cerámico

Acerca del conjunto del material mueble encontrado en esta fase de la compartimentación lateral de la tercera estancia, podemos decir que se trata de elementos cerámicos destinados a tareas de mesa o cocina. De ahí el porcentaje mayor de cerámica de tipo ibérico (la de mesa más abundante aquí) y de formas destinadas a ser vajilla de cocina (que es la cerámica común). En este sentido, destaca el elevado número de cuencos y la total ausencia de formas utilizadas para el almacenaje en grandes cantidades. Por lo que podemos concluir que nos encontramos ante un pequeño espacio para el depósito temporal de vajilla de consumo cotidiano, tan-

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to para comer como para cocinar. Esta función de la compartimentación queda confirmada por el estudio del material metálico localizado aquí, como el remate de bronce de simpulum (Azcárraga et alii, 2014), que son elementos que se pueden necesitar en algún momento y que conviene tener a mano. Zona principal Las unidades estratigráficas que tienen material cerámico en la zona principal de la tercera estancia son las que pertenecen a los niveles de uso y abandono de la misma. Los tipos y formas descritos son (Fig. 14):

Fig. 14. Gráficos con los tipos y formas del material cerámico exhumado en la zona principal de la tercera estancia

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Como se observa en el gráfico que muestra los tipos generales, el mayor porcentaje corresponde al tipo cerámica común, con el 59% del total, siendo de éstas, la de Cocina la que más piezas tiene, después almacén y mesa. Le sigue la cerámica de tipo ibérico, con el 37%, en su mayoría indeterminados, seguidas de las de mesa, las de almacén y las de categoría “otros” (un Kalathos). Después sigue la cerámica gris, con el 3% y, finalmente, la cerámica campaniense, con el 1%, una campaniense A tardía (Azcárraga, 2011).

Y en el de las formas, las que suponen el porcentaje mayor son las formas indeterminadas con el 44,21%, seguidas de los cuencos, con el 20%, y las ollas, con el 13,68%. Por formas generales (no se cuentan las indeterminadas), las formas de mesa son las más numerosas, con el 21%, seguidas por las de cocina y almacenamiento. Otros materiales, no cerámicos, encontrados en esta habitación son (Fig. 15):

Fig. 15. Gráfico y tablas con el material no cerámico de la zona principal de la tercera estancia.

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Por tanto, acerca del conjunto del material mueble encontrado en esta fase de la zona principal de la tercera estancia, podemos decir que se trata de elementos cerámicos destinados a tareas de cocina o mesa. De ahí el porcentaje mayor de cerámica común, la más usada en la cocina, y de formas destinadas a ser vajilla de mesa, siendo la de tipo ibérico la que más abunda aquí, de las de mesa. Destaca, al igual que en la compartimentación lateral, el elevado número de cuencos, con toda probabilidad, el principal recipiente en el que se comía. En consecuencia, podemos decir que se trata de un espacio para realizar tareas domésticas cotidianas, tanto cocinar como comer. Esta función de la habitación queda confirmada por el estudio del material metálico localizado aquí, objetos de uso habitual, además de elementos algo más valiosos, como los anillos de bronce, que cumplen una función secundaria como la estética o la diferenciación individual, o los Kalathos, contenedores de cerámica que parecen asociados a la miel. O, incluso, la aparición de tres rollos de láminas

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de plomo, que se considera que se utilizaron como plomadas para las redes de pesca fluvial (Mayoral et alii, 2000). Cuarta estancia Es la última estancia del módulo que llamamos Casa Sur, la más aislada, fresca y oscura de la casa, al estar completamente rodeada por otras estancias que no forman parte de esta vivienda. Al igual que la primera estancia, es rectangular y mide unos 15 m2. No conserva, en esta fase, ninguna estructura que permita proponer actividades a las que se destina la estancia. El estudio del material mueble se convierte, una vez más, en una herramienta imprescindible para conocer el uso que se le daba. Ya que se trata de la última estancia sólo tiene un vano de acceso, situado en su esquina SO, que comunica con la tercera estancia. Y de los muros que la conforman sólo se conservan parte de los zócalos de piedra caliza, de entre 45 y 50 cm de anchura.

Fig. 16. La cuarta estancia, vista desde la pared del este

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Las unidades estratigráficas de la cuarta estancia que, en esta fase, tienen material cerámico son las que

pertenecen a los niveles de uso y abandono de la misma. Los tipos y formas descritos son (Fig. 17):

Fig. 17. Gráficos con los tipos y formas del material cerámico de la cuarta estancia

Como se observa en el gráfico que muestra los tipos generales, el mayor porcentaje corresponde al tipo cerámica común, con el 61% del total, siendo de éstas, la de almacén la que más piezas tiene. Le sigue la cerámica de tipo ibérico, con el 29%, en su mayoría de mesa. Después la cerámica gris, con el 9%, sobre todo

de almacén. Finalmente la cerámica campaniense, con el 1% (Lucerna Ricci D) (Azcárraga et alii, en este volumen). Y en el que corresponde a las formas, las que suponen el porcentaje mayor son las formas indeterminadas, con el 32,93%, seguidas de las tinajas, con el

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19,51%, y las tinajillas, con el 10,97%. Por último, las de la categoría Otros (caliciforme, vaso-cesta, copita y ollita), con el 3,66%. Por formas generales (no se cuentan las indeterminadas), las formas de almacenamiento

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son las más numerosas, con el 49%, seguidas por las de mesa y las de cocina. El resto de materiales encontrados en esta habitación (Ruiz Zapatero et alii, 2012) son (Fig. 18):

Fig. 18. Gráfico y tablas con el material no cerámico de la cuarta estancia

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1 SIMPOSIO SOBRE CARPETANOS ER

Sobre el conjunto del material mueble encontrado en esta fase de la cuarta estancia, podemos decir que se trata de elementos cerámicos destinados a tareas de almacenaje. De ahí el porcentaje mayor de cerámica común, la más utilizada en estos cometidos, y de formas para ser usadas como vasijas en las que guardar y conservar alimentos. Destaca el elevado número de tinajas y grandes contenedores, así como de recipientes de menor tamaño para almacenar, pero que son formas empleadas también en la cocina. Por lo que podemos suponer que se trata de un espacio en el que hacer acopio o guardar alimentos a plazo medio o largo y recipientes cerámicos de recambio. Junto a ellos, destacan algunos cuencos de medidas reducidas, que pueden haber sido aprovechados a modo de cazos para retirar de los grandes contenedores pequeñas cantidades de alimentos para el consumo familiar. Otro elemento cerámico que indica que nos encontramos en una zona de almacenaje, no de procesado y consumo de alimentos, es que hay un único resto de cerámica Campaniense. Se trata de una lucerna, es decir, no es vajilla de mesa o de cocina, sino un elemento para iluminar la estancia. En el caso de esta estancia, los materiales no cerámicos también confirman la función a la que se destinaba, al ser elementos que no se usan diariamente, pues se encuentran guardados en un espacio en el que se almacena a medio y largo plazo. Serían, pues, objetos de repuesto o de uso poco frecuente, como es el caso de la taza de bronce (Azcárraga et alii, 2014).

DISTRIBUCIÓN

DE LOS ESPACIOS

La designación de las estancias en las viviendas viene determinada por unas necesidades que establecen prioridades en el orden en el que se disponen. Se trata de una organización en la que cada espacio tiene una importancia concreta, desde lo primordial hasta lo accesorio. Es, por tanto, una organización jerárquica en la que el concepto a partir del que se genera este sistema es la “supervivencia”. En esta distribución comenzamos desde la primera estancia de la casa, la situado más al sur, hasta la última, que es la que se encuentra más al norte. Primera estancia Si, como decíamos más arriba, es la parte de la casa que pone en relación directa la calle con el interior de la vivienda, puede considerarse desde dos puntos de vista, tanto del de una ampliación del espacio del hogar hacia el exterior, donde realizar tareas domésticas que requieran luz natural, donde pasar tiempo libre e, incluso, jugar, como del de una extensión de lo comunal y público al ámbito privado y familiar, donde realizar intercambios o transacciones comerciales para la unidad familiar. En definitiva, donde compartir y socializar. Un espacio “semi-privado” donde la familia puede establecer y mantener una red de contactos con la comunidad y el exterior. Así pues, esta zona está funcionando como un soportal o porche. Casi podría considerarse como parte

Fig. 19. Actividades en el porche de la casa. Ilustración de Arturo Asensio (*)

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de la vivienda o como parte de la calle, al ser el sitio que comunica ambas. Es un espacio abierto, a partir del cual se accede a la vivienda, al interior de la casa, o viceversa, desde el que se sale a la calle. Segunda estancia Es la primera habitación de la casa. Como se mencionó en el análisis del estudio del material mueble, no atribuimos un uso específico a esta estancia, por lo que se la designa como espacio multifuncional, donde realizar tareas diarias y domésticas que precisen luz natural, donde dejar herramientas o elementos de poco valor (en una escala de valores que parte de lo que puede ser fundamental para la supervivencia del grupo, o lo que se obtiene por intercambio o comercio e, incluso, lo que supone adornos personales que diferencian a unos

Fig. 20. Dedicándose a la artesanía textil en el vestíbulo. Ilustración de Arturo Asensio (*)

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individuos de otros), o ser una zona de paso en la que se depositen, de forma momentánea, objetos como abrigos o enseres pesados. Además, puede ser un buen lugar en el que resguardar a los animales en temporadas de fríos o inclemencias climatológicas, incluso por las noches (considerando el aporte de calor animal y la protección que proporcionan, como un plus, un añadido a la multifuncionalidad de este espacio). Por tanto es la habitación que cumple las funciones de un vestíbulo o recibidor. Tratándose de una habitación interior, es la primera de la casa y, por eso, no puede contener elementos demasiado “valiosos” para la unidad familiar que habita en ella. Y sin embargo, sí se pueden realizar labores en las que es casi imprescindible la luz natural, por lo que se llevan a cabo de día.

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Tercera estancia Como hemos señalado, esta estancia cuenta con dos zonas diferenciadas, la zona principal y la compartimentación lateral. a) Zona principal: las estructuras aquí situadas y el estudio del material mueble recuperado en las unidades estratigráficas contabilizadas, nos indican con bastante claridad el uso que se le dio a la estancia en esta fase de ocupación. Que se trata de la zona principal de la casa lo corroboran las estructuras domésticas desenterradas: el hogar central, que es una estructura de combustión que se sitúa en medio de la estancia y que tiene unas medidas de algo menos de un metro cuadrado. Se encontró rodeado de los restos de grandes piedras calizas, cantos de cuarcita y pondera, lo que hace pensar en una estructura de cierta entidad, posiblemente de madera, dispuesta de modo que soportara el peso de grandes recipientes para cocinar. Este hogar no sirve únicamente para cocinar; también proporciona calor y luz. Otras estructuras de este tipo exhumadas son dos pequeños hogares auxiliares adosados a una parte de los muros de cierre de la estancia, uno de los cuales quedó destruido con el derrumbe de las paredes de la casa. Este tipo de hornitos podrían estar asociados al

mantenimiento del calor de la comida, al calentamiento de piedras para cocinar o a la cocción de otro tipo de alimentos (como las tortas de harina de bellota, por ejemplo). Además, podrían servir para una mejor iluminación en el interior de la estancia. Por otra parte, el tamaño de la zona principal respecto a los otros espacios de la vivienda puede ser un indicio más para inferir la función que tiene. Es aquí donde más personas caben juntas, donde pueden sentarse o dormir llegado el momento y donde comer y desarrollar la vida familiar. El material aquí encontrado, como se ha descrito antes, confirma estas funciones de la estancia como espacio destinado a cocinar, comer, beber y descansar, en torno a un foco de luz y calor. El elevado número de cuencos encontrados en la zona principal de la tercera estancia, donde se encuentra el hogar central, pone de relieve el hecho de que se trata del recipiente básico en el que se servirían los alimentos para consumir, no que lo hicieran en platos. De los 19 cuencos identificados en esta zona, 1 es de cerámica gris, 5 son de tipo ibérico y 13 de cerámica común. Suponemos que son los cuencos de cerámica común los que más se usaban, pues los de tipo ibérico son más delicados y se consideran vajilla fina. En contrapo-

Fig. 21. Recreación de las tareas domésticas en la tercera estancia de la casa. Ilustración de Arturo Asensio (*)

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sición, sólo se han identificado 2 platos, 1 de cerámica común y 1 de tipo ibérico, cantidad a todas luces insuficiente para el consumo de una unidad familiar. La aparición de estos elementos de vajilla de mesa es una prueba más de que esta zona está asociada al consumo inmediato de alimentos, no a guardarlos o conservarlos a corto, medio o largo plazo. b) Compartimentación lateral: el tamaño y la falta de estructuras domésticas, así como un vano ancho que parece haber servido como zona de paso desde y hacia la zona principal, nos hablan de una especie de pequeña despensa en la que se guardan los objetos que se utilizan a diario para preparar los alimentos y, es de suponer, la comida ya elaborada o dispuesta para el consumo inmediato, al igual que los desperdicios o basura que quedan tras el consumo de la misma. Aunque separado de la zona principal, este espacio forma parte de la tercera estancia, tanto en su estructura como en sus funciones. En la compartimentación lateral de la tercera estancia también se han identificado bastantes cuencos. En

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este caso hay 8, pero la mayor parte son de tipo ibérico, 6 en concreto, mientras que los 2 restantes son de cerámica común. Analizando esta desproporción, parece claro que estaban guardados en la “despensa” por si se hacía necesario su uso, toda vez que son los de tipo ibérico, de uso menos frecuente, los que presentan un porcentaje mayor. En esta parte de la tercera estancia no se ha identificado ningún plato, lo que parece indicar que no era un tipo de recipiente utilizado para comer. Una vez más el tipo y la forma de los materiales cerámicos encontrados refuerzan la función propuesta para una parte de la casa. Cuarta estancia La función de esta estancia como despensa y provisión de alimentos básicos y espacio de acumulación de otros elementos primordiales, inferida del estudio del material cerámico exhumado en ella, queda también demostrada por el estudio de los restos metálicos localizados aquí, objetos de uso más específico en tareas que tienen lugar fuera del entorno doméstico, como la preparación

Fig. 22. El almacén de la casa. Ilustración de Arturo Asensio (*)

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de los suelos para el cultivo en el espacio exterior del oppidum, el cuidado de la cabaña ganadera o la caza, además de utensilios que no son utilizados habitualmente y que pueden haber estado reservados hasta el momento en que se hiciera necesario su empleo. Estas tareas mencionadas son, al igual que la reserva de alimentos, acciones fundamentales para la supervivencia de la unidad familiar y del grupo. En este sentido, podemos confirmar la función de almacén o despensa a que ha estado destinada esta estancia en la fase que hemos descrito. Un almacén para el abastecimiento de toda la temporada, que, en el caso de La Casa Sur, dado el tamaño y el contenido de esta estancia, surtiría a la unidad familiar que habitaba la casa. En esta última estancia de la casa se invierte la tónica de la estancia anterior, en la que hay mayor número de cuencos que de platos. Aquí hay 4 cuencos y 6 platos, es decir, hay un mayor número de platos. Respecto a los tipos, también hay variaciones. Los cuecos son, 2 de tipo ibérico y 2 de cerámica común. En el caso de los de tipo ibérico, además, se trata de cuencos, como comentábamos más arriba, de medidas reducidas, que pueden haber sido aprovechados a modo de cazos para retirar de los grandes contenedores pequeñas cantidades de alimentos para el consumo familiar. Es decir, no son para el consumo de alimentos. De los 6 platos que hay, 5 son de tipo ibérico y 1 de cerámica común. Puesto que ya hemos visto que no parece que consuman los alimentos en platos, afirmación refrendada por la preponderancia de platos de tipo ibérico sobre los de cerámica común (que son los que más se usan para ello), es posible que utilizaran los platos para tapar otros recipientes, como ollas (en el caso de platos de cerámica común) o tinajillas (en el caso de platos de tipo ibérico). Además, esto fortalece la conclusión a la que hemos llegado respecto a que en la cuarta y última estancia de la casa no almacenan objetos o alimentos para el consumo inmediato, sino a medio y largo plazo. 2

ESPACIOS

Dejamos para el final el comentario sobre los cuencos y platos de la segunda estancia, aunque en orden de descripción va antes que las otras dos estancias, para poder hablar de estos recipientes con una idea más elaborada sobre su función. Aquí no se han identificado cuencos, sólo 2 platos, de los que 1 es de cerámica campaniense y 1 de tipo ibérico. Es evidente que no estamos en una estancia en la que se coma o en la que se almacenen elevadas cantidades de alimentos. La cerámica campaniense no se utiliza más que como vajilla de lujo y la de tipo ibérico no se utiliza para comer con tanta frecuencia como la cerámica común. Esto también apoya la afirmación de que se trata de una estancia multiusos, cuya finalidad no está relacionada con el consumo o almacenamiento de alimentos.

4º. Almacén Finalmente, el almacén, la zona más distante de la calle. Hay que atravesar toda la casa para llegar hasta allí, pues sólo hay una puerta de entrada. Uno de los muros de cierre hacia otros módulos es doble. Por tanto, guarda los elementos más preciados para la supervivencia del grupo: la provisión de alimentos. Se guardan el grano y los alimentos que se consumirán a lo largo del año, se guardan las herramientas que se necesitan para cultivar los campos y las armas que traerán el aporte

JERARQUIZADOS

Puesto que la supervivencia es el hilo conductor de todas las actividades, la asignación de determinadas zonas a cada espacio identificado sigue un orden concreto desde lo que es fundamental para sobrevivir hasta lo que es accesorio o intangible. Es decir, se establece una jerarquía en esta asignación, en esta ordenación. Para mostrarla empezaremos desde lo eventual o superfluo hasta lo primordial o esencial. 1º. Porche Es el espacio “semi-privado” que comunica la vivienda con la calle. Tras atravesar el porche que, como señalábamos, es, tanto la extensión del espacio privado al ámbito público, como la incorporación de la comunidad a la unidad familiar, se accede a la primera habitación de la casa. 2º. Vestíbulo La primera habitación es el vestíbulo, la estancia por la que se entra y se sale de la vivienda. Del mismo modo que la familia entra en la casa, cualquiera puede hacerlo. Es decir, es una zona de fácil acceso. Por eso aquí no se encuentran materiales asociados a actividades fundamentales ni objetos preciados. 3º. Habitación principal A continuación llegamos a una estancia amplia y rodeada de otras estancias de la casa. Es la estancia principal, que cuenta con dos espacios, donde se elabora el alimento diario, donde se guardan las sobras o los enseres necesarios para cocinar y comer, donde se encuentran luz y calor y donde poder desarrollar la convivencia. Desde ella se accede a todos las demás estancias de la casa, de alguna manera, desde aquí se distribuye el resto de funciones. Es el centro de la existencia de la unidad familiar que habita la casa. Hay alimento, hay luz y hay calor. Por tanto, hay vida.

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Fig. 23. Esquema de la jerarquización del espacio doméstico

nutricional de la carne. Es probable que fuera donde se guardaran las pieles durante el verano, donde se ocultaran objetos con un alto valor material, o por su escasez o por ser susceptibles de ser intercambiados. Es una zona fresca donde las posibilidades de conservación para toda una temporada aumentan. No hay luz, no hay calor… No hay acceso. Llegar allí supone formar parte o estar muy cerca de la unidad familiar, pues se requiere el consentimiento de los habitantes de la casa para ello. Si no, no se puede entrar. Y de noche tampoco parece probable que se pueda, si hay animales y personas en estancias anteriores.

CONCLUSIÓN Si consideramos el espacio doméstico como una reproducción, un reflejo o una imagen de la sociedad en el ámbito familiar, deberíamos dar por descontado que esta jerarquización planteada es la extrapolación del macrocosmos social al microcosmos familiar. Por tanto, no sólo los espacios comunales y exteriores, sino también los inmateriales, funcionarían de un modo semejante. Entendemos así que estamos ante una sociedad compleja, jerarquizada, con división de tareas, un cierto grado de especialización y una gran capacidad de control del medio e intercambio. (*) Todas las ilustraciones de Arturo Asensio, según fuentes de Gonzalo Ruiz Zapatero, Gabriela Märtens, Miguel Contreras y Enrique Baquedano.

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