Visiones sobre los musulmanes: información y mediación. Prólogo

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Descripción

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II{FORMACION Y.MEDIACION

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UEIO]IES IOBRE I.OS TUSULTAIIES: I]IFORTIGÚT Y TEDIIGIóX Chakib Echairi

Prólogos de Mustafa Adila y Nicolas Roser Nebot

Autor: Chakib Echairi Título: Visiones sobre los musulmanes: lnformación y mediación Edición: 2011 (primera) lmpresión: Al-khlaij AI-arabi Av. Hasan ll, N" 152. Tel: 05 3971 02 25 - Fax: 05 39 71 05 37 Deposito legal: 2011 MO 1256 ISBN : 978-9954-30-267-5

I

Prólogo segundo

Hasta hace relativamente poco, las ideas sobre las personas y culturas de otros lugares (incluso dentro de una misma civilización) provenían de las noticias y las relaciones de los viajeros, mercaderes, soldados, aventureros, marineros y personas originarias de esos lugares y culturas que habían llegado hasta nosotros. Pensemos en Ia propia Odisea de Ulises

cantada por Homero

(s. Vlll a,C.), en el relato de

la

peregrinación a Jerusalén de la monja Eteria o Egeria (siglo lV) o en los viajes de Marco Polo (1254-1324), dentro de la cultura recordemos los apuntes etnográficos de lbn occidental. Fadlán en su embajada a los búlgaros del Volga en el siglo XlV, la ihla o viaje de estudios de lbn Yubayr (540-61411145-1217), o el periplo de mundial de lbn Battuta (703-77711304-1377) de Tánger dentro de los márgenes de Ia civilización arabo-islámica. Ahí habría que añadir, a caballo entre la cultura islámica y la occidental, el relato de los viajes de erudito judío Benjamín de Tudela (1130-1173). Esas relaciones y noticias presentaban un grado dispar de veracidad y objetividad que se depositaba, también en una medida variable, en las ideas que, a partir de ahí, tomaban cuerpo en la mente de los oyentes o receptores. Y, al igual que las del tipo que se explicarán a continuación, estas noticias y relaciones podían ser recogidas por escrito en obras de signo vario, como las que representan los ejemplos indicados en el párrafo anterior.

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Visiones sobre los musulmanes: Información )) mediación

Pero también esas ideas sobre lo diferente a nosotros, eran hijas de la imaginación, la intuición y la intención -de diverso calibre- de personas que no habían estado nunca en esos lugares ni habían conocido a nadie de ellos, pero que consideraban su deber el pronunciarse sobre la identidad de esas personas y culturas alógenas. Y acometían tal empresa desde la convicción de poseer suficiente capacidad mental y discursiva para conseguir una idea cabal de lo foráneo, ya fueran seres humanos, costumbres o ideas; y transmitirla a sus conciudadanos para su beneficio moral y material. Pensemos, en este sentido en la labor de promoción de una idea del lslam y de los musulmanes de Pedro el Venerable (1122-1156), Abad de Cluny: Su interés por la reforma de los monasterios cluniacenses en la Península y el problema que el lslam y su cultura presentaban al Cristianismo son bien conocidos. Su actitud agresiva y su afán reformador son, sin duda, anteriores a sus contactos con , España y el lslam español, consecuencia directa de su propia espiritualidad y las necesidades generales del Cristianismo.

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Pero es debido a dos de sus obras polémicas, una contra los judíos, otra contra los musulmanes, por lo que pedro EI Venerable ocupa un lugar distinguido entre los polemistas medievales. De estas dos, su Liber contra secta sive haeresim saracenorum [Libro contra la secta o, ..1.o. dicho, la herejía de los sarracenos] es, sin duda, la que tiene mayor importancia para

ya que su texto y las referencias que a él nos ha dejado el nuestro estudio,

autor dejqn ver con claridad la naturaleza

de su interés por el lslam. No

es ciertamente cultural, pues Pedro el Venerable no manifiesta el menor interés por la cultura de los árabes, ni siquiera por la cristiana, más allá de su acepción más tradicional. Tampoco demuestra un interés religioso igual al de un teólogo, ni tiene interés por dar a conocer la Europa cristiana la doctrina del lslam. Su

a

intención es, como

él

mismo escribe

a

Bernardo de Claraval,

Seguir la costumbre de los Padres [de la lglesial de no pasar en silencio herejía alguna de su tiempo, por pequeña que fuese, si se pueden llamar así, sin oponerse a ella con todas las fuerzas de la fe y demostrar con escritos y disputaciones que son detestables y dignas de condenación1.

I Cantarino, Vicente (1978): Entre monies y musulntanes. El conJlicto que fire España, Madrid, Editorial Alhambra, 1978, pp. 246-247. La negrita es nuestra. Hay que hacer notar cómo Pedro el Venerable procede, en el rnismo título de su polémica anti-islámica, a precisar que más que una secta -modo de vida o de conducta en latín-, los musulmanes, el Islam,

conforman una herejía -un sistema de pensamiento en su acepción latina, pero erróneo- del cristianismo y no una religión y una sociedad distintas. El iítulo d" esta obra del Abad de Cluny sintetiza, de modo rnagistral, la percepción que él mismo tiene del lslam y sus adeptos. Percepción que, ao*r"r evidente, no Se corresponde, ni Se colrespondía, con la condición real ni de éste ni de éstos.

En uno u otro caso, es decir, ideas sobre el otro, en el nivel que fuese, o ideas perfiladas por de la intuición o la elucubración, intervenía de modo la intención primera que daba pie a esa noticia, a su ogida y transmisión. Es decir, la postura adoptada a la hora mediar entre los conciudadanos y las gentes y culturas de allá. Y de ahí, el grado de acierto o error, de manipulación y , de la noticia o la relación acerca de los demás que rD somos nosotros, al menos, el autor de la noticia o relación y receptores. Eso era así antes y sigue produciéndose así

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üra. En nuestro tiempo, las condiciones de creación de una ltqpn mental o idea acerca de los que, en principio, no ptenecen a nuestro mundo de formas y sujetos conocidos, ya m se realiza, preferentemente, a través de noticias y relaciones üajeros y viajantes de todo tipo, sino por conducto de los mdios de comunicación. Y si bien la denominación de medios comunicación se refiere, antes que nada, al canal de üansmisión utilizado para el traslado de noticias e informaciones $bre los otros y lo otro, es innegable que -de modo totalmente casual pero certero- contempla el carácter de una mediación, es &Ír, de una adaptación de la noticiay la información con el fin de que hallen adecuada respuesta en el público receptor. Y aquí debe entenderse Ia expresión respuesfa adecuada como una omprensión correcta, exitosa en la jerga de la lingüística de los dos de habla, de la información ofrecida, de acuerdo a los prámetros culturales y de pensamiento de ese público receptor, con independencia de que sea éste un público midental u oriental, o de cualquier otra ubicación geográfica. Flablamos de una respuesta adecuada cuando ésta da lugar a Ia fumación de una imagen que corresponda a la naturaleza y ontenidos de esa información. El logro o elfracaso de esa

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mediación que se produce al hablar a los nuestros de los demás, así como el grado de fidelidad a Ia verdad de lo la mediación un valor expuesto, es lo que concede determinado en relación a su poder de reflejar, mejor o peor, la realidad que expresa en sí misma. Y ello es así, si la mediación operada por los medios de comunicación, y también los informantes -antes y ahora-, pretende la información y no la formación de ideas. Pero, tanto en una situación como en otra, existe una responsabilidad que ha de ser asumida por el mediador, el informador (cualquiera que sea su talante), en las ideas acerca de los demás que no son totalmente semejantes a nosotros. Esa responsabilidad tiene que ser, además, percibida y tenida en cuenta por el destinatario de esas ideas contenidas en o extraídas de esa clase de informaciones. La responsabilidad que recae sobre el mediador, sobre quien realiza la mediación en la información acerca del diverso o de lo diferente, es tanto mayor como que representa el origen de las imágenes que se forman sobre ello, pero no asegura ni comprende el aspecto final, y en muchas ocasiones definitivo, de esas imágenes de lo que no soy yo ni los míos. A la postre, es esa imagen erguida en nuestro inconsciente la que dictamina la reacción frente al otro y estipula las relaciones que se van o no a establecer con é1. La transcendencia de la imagen del otro en nuestra interrelación con él no es de ahora y ha desencadenado procesos históricos que han resuftado en naciones y culturas con personalidad propia, como sucede en el caso español: En efecto, no debería ignorarse, y con frecuencia se ha hecho, que, para un estudio del llegar a ser de los españoles, más

a

importante todavía que estudiar el lslam español tal como fue, es prestar atención a lo que los cristianos de entonces creían que el lslam hispánico era, aunque éste no fuera en realidad tal como ellos creían. La razón es clara. Es esta creencia, estuviera o no de acuerdo con la realidad, la que les movió a reaccionar como lo hicieron. Y, en definitiva, el punto de vista cristiano, hecho acción, es Io que explica el enigma y aclara la realidad histórica de España2.

En correlato a una tal constatación, aquellos estudios que feoogen la imagen del otro que me es distinto expresada por un analizan sus pormenores cobran una srjeto particular dmensión capital en tanto que nos revelan los mecanismos que 'ntervienen en esa percepción del otro. De la conciencia de esos mecanismos, nos es posible inferir qué hay de acertado y de eróneo en ellos para, con eso sabido, aquilatar todavía más n¡estra concepción del y de lo extraño y ser, por ello, más por ende, estar mejor objetivos en nuestros juicios posicionamiento frente a los demás encaminados en nuestro qre, al fin y al cabo no son, muchas veces, sino nuestro espejo, irduso con las deformaciones que podamos apreciar en su rcflejo. Esto ocurre en nuestra conducta social, pero es mucho más evidente en nuestros comentarios escritos acerca de qrienes se apartan de nosotros en su identidad cultural, pues rcgistramos el retrato que vislumbramos en la hechura que nos ofrecen. Este registro no sobresale tanto en lo que apuntamos

y

y,

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C-antarino, Y ., op. cit., p. 7 5. La negrita es nuestra

Visiones sobre los musulmanes: l4{ormación }t

mediación

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sino en aquello que denotamos con nuestros apuntes, con o sin conocim¡ento de causa: La imagen es, en efecto, la expresión simbólica literal de la realidad, a criterio del escritor. No se trata de una descripción objetiva de la realidad, sino de un reflejo de las concepciones subjetivas de aquellos que las reseñan3. Precisamente, es la responsabilidad que supone la mediación que se produce en todo aporte de información, sobre todo con respecto a aquello o a aquellos de los que indico su diferencia con respecto a mí, y la descripción del reflejo del reportero, del que suministra la información, en sus consideraciones alrededor del otro y de sus selección de los rasgos que de éste le atraen, en contraste o divergencia con los suyos propios, el asunto que nos presenta el libro que lector tiene entre sus manos. Este análisis de la responsabilidad en la mediación y de las intenciones que parecen situarse detrás de la información y los comentarios acerca de los demás, transcurre aquí a lo largo de tres breves ensayos que tratan tres temas de la atención occidental al lslam. El primero de ellos, en el orden en que ordenan en el libro, nos habla de la impresión última, partiendo de sus precedentes más lejanos, que sigue causando la figura del Profeta Muhammad (Mahoma) en las mentes y los espíritus occidentales, en la proporción en que esta impresión queda fijada en el tratamiento que el personaje del Profeta del lslam suscita en las obras históricas y en los manuales escolares r

Barkai, Ron: C¡'lsriarrcs y musulntanes en la Espoña Medieval (el enentigo en el espejo), Madrid, Rialp, 19912, p. 11.

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Visiones sobre los musulmanes: Iqformación ]t mediacton

españoles, a modo de ejemplo representativo de lo que sucede en el resto de Occidente; con el añadido de visualizar las üaducciones del árabe en su calidad de ejemplos y situaciones mediación. La valoración de la trascendencia histórica de lfuhammad continúa siendo una asignatura pendiente para los midentales. En esta cuestión y como ya dijimos en otro lugad: Hasta ahora todas sus tomas de posición

&

a él

[Muhammad] se han demostrado erróneas e ineficaces para los fines para los que fueron elaboradas. Y no es posible dejar a Muhammad sin valorar ni

con respecto

y

mucho menos desde los presupuestos de la civilización occidental desde hace casi cuatrocientos años. calificar,

Precisamente, gran parte del desasosiego ante el lslam los musulmanes que experimentan los occidentales proviene de esa no valoración, de dejar el juicio suspenso, con respecto al Profeta del lslam

y

y de acudir, en cada nueva puesta en

cuestión de su actitud hacia é1, a paños calientes y soluciones de compromiso que no hacen sino incrementar ese desasosiego,

E segundo apunte del libro se centra en el comentario, desde la perspectiva de la antropología social y de Ia información cultural en tanto que mediación cultural social, de la relación antropográfica que realizó en su momento el diplomático

y

mad. El caso español en un ejemplo del siglo XVIII'. Ponencia en árabe presentada en el "IV Simposio Imemacional sobre los escritos en español sobre la biografia del Profeta Muhammad" celebrado en Fez en abril de 2008.

español Jorge Juan (1713-1773) durante su visita a Marruecos, a Tetuán más concretamente, en 1767. En este comentario podemos observar cómo la curiosidad del espíritu ilustrado acompaña las preocupaciones características de una mentalidad española, es decir católica -en alcance sociológico del término-, como la de Jorge Juan, en especial en lo referente altema de la religión. La tercera y última parte del opúsculo constituye una reflexión acerca del tratamiento que recibe la mujer en los medios de comunicación occidental y árabes y la idea que estos proyectan en las imaginaciones de sus lectores, en comparación con la realidad histórica de la condición de la mujer en la sociedad musulmana, con sus luces y sus sombras. Los tres textos aquí reunidos son, pues, una buena oportunidad para meditar en el conocimiento que los demás procuran a alguien que les es heterogéneo, tomando al Islam y algunas de sus realidades sociales e históricas como referente. Resulta un magnífico punto de partida para un trayecto hacia la conciencia de la identidad propia y ajena, aprovechando la experiencia de lo forastero cultural y socialmente.

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el

Nicolás Roser Nebot Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga Málaga, a dieciséis de abril de dos mil once.

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