Visigodos y árabes: encuentros anteriores a 711

May 22, 2017 | Autor: José Ramírez del Río | Categoría: Al Andalus (Islamic History), Visigodos
Share Embed


Descripción

Historiogrfía y representaciones III Estudios sobre las fuentes de la conquista islámica

Historiografía y representaciones III Estudios sobre las fuentes de la conquista islámica Editores científicos:

Luis A. García Moreno – Esther Sánchez Medina Lidia Fernández Fonfría

ISBN 978‑84‑15069-50-8

REAL ACADEMIA

DE LA HISTORIA

Visigodos y árabes: encuentros anteriores a 711 José Ramírez Del Río Universidad de Córdoba

Resumen El encuentro entre árabes y visigodos ha sido descrito en las fuentes islámicas y en las cristianas como un choque entre dos mundos, entre pueblos sin noción alguna el uno del otro hasta el mismo momento de llegar a la batalla. En este artículo mostraremos algunas de las diferentes vías por las que las noticias referentes a los árabes alcanzaron la península Ibérica entre los siglos IV y VIII. Palabras clave: Árabes, godos, hagiografía, historiografía clásica. Abstract The encounter between the Arab people and the Visigothic people has been explained as a clash between two different worlds, between countries with no previous knowledge of each other until the very moment of the battle in 711. In this paper we will show different ways that drove the information of the Arabs to Hispania from the IVth century until the VIIIth. Keywords: Arabs, goths, hagiography, classic historiography.

38

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

Introducción El presente trabajo enlaza dos líneas de investigación en mi trayectoria: el análisis de los Ayyām al-‛arab, de los días de los árabes, género que narra las guerras entre las tribus árabes en época anterior al Islam, al que dedicamos nuestra tesis doctoral1 y la Historia de las Emociones en la literatura árabo-islámica, que investigué en el marco de un proyecto de I+D en el CSIC2. Para poder establecer el grado de subjetividad de las narraciones de los días de los árabes resultaba necesario contar con elementos exteriores, con visiones desde fuera de la cultura árabe que nos permitieran establecer una comparación entre las narraciones árabes y las de otros pueblos sobre unos mismos hechos. Dentro de este marco, nos proponemos abordar el estudio de lo que sabían los visigodos acerca de los árabes y los segundos acerca de los primeros antes de los enfrentamientos de 711. La fuente árabe más antigua que ha llegado hasta nosotros, la de Ibn ‘Abd al-©akam, describe de la siguiente manera el primer encuentro entre musulmanes y cristianos en al-Andalus: «Cuando los musulmanes llegaron a esta isla, sólo encontraron en ella a unos viñadores. Los hicieron prisioneros y acto seguido cogieron a uno de ellos, lo degollaron, lo despedazaron y lo cocieron, mientras sus compañeros observaban. Los musulmanes habían preparado la carne en otras ollas. Cuando estuvo cocida, arrojaron los trozos de carne de aquel hombre sin que los españoles [sic.] se diesen cuenta, y comieron la carne que ellos habían preparado. Los viñadores les miraban, Ibn Abd Rabbihi, El libro de las batallas de los árabes, ed. y traducción J. Ramírez, Madrid, 2002; Ramírez del Río, J., La Orientalización de alAndalus. Los días de los árabes en la península Ibérica, Sevilla, Universidad, 2003. 2 HUM-2006. 04475/FILO. Cfr. D. Serrano, (coord.), Crueldad y compasión en la literatura árabe e islámica, Madrid, CSIC, 2011. 1

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

39

convencidos de que estaban devorando la carne de su compañero. Puestos en libertad, contaron a los españoles [sic.] que los que habían llegado eran antropófagos, y descubrieron lo que había ocurrido con el viñador»3.

Esta narración ha sido una de las más analizadas de la historia del siglo VIII4 a pesar de su aspecto bizarro. Evidentemente parte de la base de que los hispanos no conocían previamente a los invasores y podían formarse una opinión de ellos partiendo de ese único acto. Otras fuentes, refiriéndose a otros asuntos relacionados con la primera toma de contacto entre unos y otros abundarán en esta ignorancia mutua, y así el propio Tudmīr, cuyo acuerdo dio lugar al congreso que celebramos, informó a Rodrigo de «la invasión de gentes [extrañas] caídas del cielo o salidas de la tierra...»5. El hecho de que pueblos que vivían en el Mediterráneo desde hacía siglos se encontraran como si tuvieran noticia, los unos de los otros, por vez primera, parece una manera falsa de describir la realidad. Los visigodos, los árabes y los beréIbn ‘Abd al-©akam, Conquista del Norte de África y de España, trad. E. Vidal, Textos Medievales, Valencia, 1966, 43. 4 Penelas, M., “Novedades sobre el 'Texto mozárabe de historia universal' de Qayrawan”, Collectanea Christiana Orientalia 1, 2004, 279-285; de la misma autora: “Texto mozárabe de historia universal”, en ¿Existe una identidad mozárabe? Historia, lengua y cultura de los cristianos de al-Andalus (siglos IX-XII), Madrid, 2008, 135-157. 5 Chalmeta, P., Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-Andalus, Jaén, Universidad, 2003, 2ª ed., 133; Herrero, O. “Æāriq b. Ziyād: las distintas visiones de un conquistador beréber según las fuentes medievales”, en Estudios Onomástico-Biográficos de al-Andalus XVII, editados por M. Meouak, Madrid, CSIC, 2012, 141-185; Ibn ‘I²ārī, Al-Bayān al-Mugrib, ed. Colin, G. — Lévi-Provençal, E., 1951, II, 9; Al-Maqqarī, Naf¬ al-Ðīb, ed. I¬sān ‘Abbās, Beirut; Ibn al-QuÐiyya, Ta’rīj iftitā¬ al-Andalus, ed. y trad. J. Ribera, Madrid, 1926, 9; Fat¬ al-Andalus, ed. L. Molina, Madrid, CSIC, 1994, 17; Ibn al-Kardabus, Ta’rīj al-Andalus, ed. Mujtār al-‘Abbādī, Madrid, 1971, 47-48. 3

40

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

beres tenían noticias abundantes, aunque por diferentes razones la historiografía islámica y la contemporánea han descrito el encuentro entre ambos como un descubrimiento, un encuentro entre dos pueblos que podían haber habitado planetas distintos hasta la misma fecha de 7116. La historiografía islámica incidía de forma habitual en el carácter milagroso de las conquistas y en su rapidez, que suponía para los creyentes musulmanes una confirmación de la verdad de su religión. Para los cristianos, el carácter catastrófico de este encuentro y su trauma, condujeron a que el mismo fuera narrado equiparando a los musulmanes con cualquier otra desgracia súbita, como una peste o un terremoto; más difícil de explicar es la falta de atención a este asunto de la historiografía contemporánea. Curiosamente este motivo literario del canibalismo simulado, analizado de forma amplia por R. Dozy7 y Levi della Vida8, tenía ya una larga trayectoria en las diferentes literaturas del Mediterráneo. Resulta más difícil analizar el por qué de la aceptación por parte de la historiografía española contemporánea de esta misma visión. La forma de analizar la historia de los años 711 en adelante evidencia la consideración del nuevo período como anomalía histórica, como si los contactos entre árabes y visigodos hubieran comenzado, como mucho, en las incursiones previas o en la derrota de una flota sarracena vencida por Wamba, de la que apenas contamos con más referencias que la tardía de la crónica de Alfonso III, como si estos años 6 La más reciente monografía publicada acerca de la conquista, la de García Moreno, L. A., España 702-719. La conquista musulmana, Sevilla, Universidad, 2013, llama la atención acerca de la extrañeza en general de toda la narración, aunque la achaca más a otros factores epistemológicos. 7 Dozy, R., Recherches sur l’Histoire et la Littérature de l’Espagne pendant le Moyen Âge, Leiden, Brill, 1881, I, 41-44. 8 Levi della Vida, G., “Il motivo del cannibalismo simulato”, Note di storia letteraria arabo-ispanica, Roma, Istituto per l’Oriente, 1974, 189-199.

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

41

iniciales del siglo VIII presenciaran un encuentro digno de La guerra de los mundos. Y sin embargo no se trata de una cuestión baladí o de un interés meramente circunstancial: resulta evidente que las relaciones entre ambas partes dependerían en buena medida del conocimiento y en las relaciones que tuvieran anteriormente, ya fuera en la manera de percibir los hispanos a los árabo-musulmanes o en los antecedentes, en las relaciones que hubiera habido entre ambos. Si tenemos en cuenta el acontecimiento que da origen a este congreso, un pacto como el de Tudmir-Teodomiro, con sus conocidas similitudes con el pacto de entrega de Jerusalén9, habría sido impensable en Persia o la India, pero sí resultaba razonable con otro pueblo cristiano o rūmī. El texto concreto del tratado de Jerusalén con el patriarca Sofronio posiblemente fuera apócrifo, aunque en los últimos tiempos se sostiene la existencia de un acuerdo similar que dio origen al texto apócrifo posterior, una vez se hubo perdido el acuerdo original pero no su memoria. Sin embargo es un asunto al que no se ha dedicado atención de ningún tipo, hasta el punto de que ni siquiera es mencionada esta circunstancia en una obra como Invasión e islamización, de P. Chalmeta, que es una obra aceptada como referencia sobre la conquista islámica de Hispania. Diferentes historiadores y filólogos han señalado que las descripciones de los musulmanes como personas de una religión diferente son posteriores no sólo a la conquista sino incluso tardías respecto a la misma; recordemos que San Juan Damasceno trata a los ismaelitas como herejes, pero dentro del mundo religioso cristiano10. Sin embargo las menciones a los

Lassner, J., “Muslims on the Sanctity of Jerusalem: Preliminary Thoughts on the Search for a Conceptual Framework”, JSAI 31, 2006, 164-195. 10 Hoyland, R., Seeing Islam as Others Saw It, Darwin Press, Princeton, 1996, 481-490; Griffith, S. H., “John of Damascus and the Church in Syria in 9

42

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

árabes como pueblo fueron comunes a muchos escritores de la Antigüedad y de la Tardo-Antigüedad. Podemos dividir los asuntos en que se produjo ese contacto en tres bloques principales:

- Conocimientos aportados por los inmigrantes de Oriente Medio y el Norte de África llegados a la Hispania visigoda. - Fuentes clásicas acerca de los árabes en época anterior al Islam. - Obras de tipo religioso en que se describía a los árabes antes de la aparición del Islam.

1. Los conocimientos aportados por los inmigrantes de Oriente Medio y el Norte de África Si bien este campo había sido poco explotado hasta fechas recientes y necesita aún de muchos estudios, la presencia en este congreso de la Dra. Vallejo Girvés nos exime en parte de abordar este asunto, que abordó en su reciente monografía Hispania y Bizancio. Una relación desconocida. Si bien la llegada de personas desde el Oriente a Hispania había sido continua y muchas de estas personas habían alcanzado gran relevancia en la península Ibérica en épocas anteriores, como San Martín de Dumio o diversos obispos de Mérida, las circunstancias de su llegada hacían más propicio que transmitieran otro tipo de información y no tanto noticias relativas a los árabes. No sucede lo mismo con las oleadas de personas llegadas como resultado de las campañas persas y luego de las islámicas. the Umayyad Era: The Intellectual and Cultural Milieu of Orthodox Christians in the World of Islam”, Hugoye. Journal of Syriac Studies, 11.2, 2011, 207-237.

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

43

Las campañas de ocupación persas (619-630) dieron lugar a una oleada de emigración de cristianos desde Egipto y Siria hacia el norte de África, Italia y, en menor medida, Hispania, donde algunos testimonios de clérigos egipcios, tanto hombres como mujeres, nos muestran esta presencia de inmigrantes. Poco después de la recuperación de Jerusalén, Alejandría y otras capitales por parte de los bizantinos, se produjo la campaña de conquista de los musulmanes, que tras la victoria de Yarmuk del año 633 fueron ocupando las capitales anteriormente recuperadas. Evidentemente esta segunda conquista dio lugar a una nueva oleada de refugiados que aportaban una información mucho más relevante acerca de los árabo-musulmanes. Contamos con los nombres de algunos refugiados, como Tecla y Esteban en la Tarragona del siglo VII; consideramos que la escasa diferencia cronológica entre una y otra ocupación y la ausencia de precisiones cronológicas en los textos referentes a los inmigrados hacen imposible, en la mayor parte de los casos, diferenciar a los huidos de la primera y de la segunda conquista. Los árabes habían establecido relaciones diplomáticas con los reinos de Europa occidental, como nos muestran los Annales Mettenses11, que en el año 692 y para referirse a la corte merovingia: «Llegaron embajadas de todas las naciones del entorno, griegos, romanos, lombardos, hunos, eslavos y sarracenos». Aunque no disponemos de información semejante para el reino visigodo, parece probable que este tipo de relaciones se establecieran también entre los gobernantes musulmanes y los visigodos. Vallejo Girvés ha señalado también la importancia de la actuación del estado islámico contra Bizancio en la propia dinámica política visigoda, ya que las campañas para acabar Von Simson, B. (ed.), Anales Metenses priores, Hanover, 1979 reimp.; trad. al inglés P. Fouracre, Manchester, 1996, apud. M. Vallejo Girvés, Hispania y Bizancio. Una relación desconocida, Akal, 2012, 419. 11

44

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

con la presencia bizantina en Hispania se vieron favorecidas por las dificultades de los ejércitos imperiales en Oriente Medio. Parece impensable que los musulmanes establecieran relaciones diplomáticas a finales del siglo VII con los merovingios y no con los visigodos, aunque obviamente la cancillería franca haya podido conservar y transmitir documentos perdidos sin remedio para el caso visigodo.

2. Fuentes clásicas acerca de los árabes en época anterior al Islam Los visigodos han sido considerados de forma unánime como el pueblo germánico más romanizado de cuantos entraron en el Imperio entre los siglos III y V A. D.; en ese sentido su participación en las estructuras estatales romanas favoreció un conocimiento más amplio del mundo clásico respecto a otros pueblos. Las menciones a los árabes y a Arabia no fueron tan excepcionales en las fuentes clásicas como podríamos pensar por su tardío protagonismo: desde las menciones a las especias de Arabia, al incienso del que, según Suetonio, Nerón gastó la producción de Arabia de diez años en unos juegos hasta la expedición de Augusto a Yemen (Arabia Felix), al gobierno de Filipo el Árabe12 o el reino de Palmira en la Crónica Augusta, muchas noticias acerca de los árabes han llegado hasta nosotros gracias a las fuentes clásicas. Sin embargo no se ha puesto el acento en ningún momento en los encuentros previos de los visigodos y los árabes, especialmente en una batalla disputada en el extremo opuesto del Mediterráneo, en Constantinopla. Historia augusta, traducción, introducción y notas de Picón, V. – Cascón, A., Madrid, Akal, 1989, 490-497. 12

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

45

Sabemos que hubo tropas godas acuarteladas en territorio árabe durante un tiempo, a comienzos del siglo III13 y probablemente en épocas posteriores, en lo que posiblemente fuera el primer encuentro entre ambos pueblos. La primera referencia con la que contamos acerca de godos presentes en medio árabe pertenece a una inscripción latina que celebra a un soldado godo destinado a la provincia romana de Arabia pétrea hacia el siglo III A. D. Los tratados de paz suscritos por las coaliciones de tervingos y greutungos con el Imperio Romano forzaron a un número crecido de combatientes germánicos a militar en el ejército romano, que los utilizó en la frontera persa. De hecho este servicio fue una de las razones del descontento godo con las autoridades romanas. La descripción más llamativa de las costumbres de los árabes por parte de un autor romano se debe sin duda a Amiano Marcelino, que trató la cuestión más por extenso pero que por desgracia no se conserva. Una versión reducida, reproducida en el libro decimocuarto del Res gestae sí ha llegado hasta nosotros y aunque se trata de una cita un poco extensa, la reproducimos íntegra por su importancia14: «Incursiones y costumbres de los sarracenos: 14.4.1. Sin embargo, los sarracenos, que nunca han sido nuestros aliados ni se han mostrado jamás como un pueblo belicoso, devastaban con sus correrías todo cuanto encontraban, semejantes a voraces aves de rapiña que, cuando divisan desde las alturas una presa, lanzándose en rápido vuelo, no se detienen hasta lograr su objetivo.

Heather, P., Emperadores y bárbaros. El primer milenio de la Historia de Europa, traducción de T. de Lozoya – J. Rabasseda Gascón, Barcelona, Crítica, 2010, 163. 14 Amiano Marcelino, Historia, traducción, introducción y notas de Mª. L. Harto Trujillo, Madrid, Akal, 2002, 113-114. 13

46

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

14.4.2. Aunque ya he tratado sobre las costumbres de este pueblo al narrar las acciones del emperador Marco Aurelio, y en alguna otra ocasión, sin embargo, voy a contar también alguna curiosidad sobre ellos. 14.4.3. Pues bien, estas gentes, cuyo territorio en principio se extendía desde las fronteras de los asirios hasta las cataratas del Nilo y los confines de Blemia, son todos guerreros, van medio desnudos, vestidos hasta la cintura con capotes de colores, y se desplazan por los lugares más diversos montados sobre ágiles caballos y gráciles camellos, tanto en tiempo de paz como de guerra. Ninguno de ellos toma jamás el arado, ni planta un árbol o busca su sustento trabajando en el campo, sino que andan siempre errantes y sin hogar por las tierras que se extienden ante ellos, sin un sitio fijo ni una ley. Y no les cobija durante mucho tiempo el mismo cielo, ni les gusta divisar siempre el mismo sol. 14.4.4. Su vida consiste en estar siempre huyendo, y las mujeres se unen a ellos sólo durante cierto tiempo por una especie de acuerdo, de manera que, como si se tratara de un matrimonio, la futura esposa, a modo de dote, le hace entrega al marido de una lanza y una tienda, pero puede marcharse el día establecido, si así lo desea. Y resulta increíble el ardor con el que ambos sexos se entregan al amor entre estas gentes. 14.4.5. Mientras dura su existencia, andan errantes por un vasto territorio, de manera que una mujer se casa en un lugar, tiene hijos en otro y los educa lejos de allí, sin que tenga nunca posibilidad de descansar. 14.4.6. El alimento de todos ellos es la caza, así como una gran cantidad de leche, múltiples hierbas y los pájaros que pueden capturar. Por el contrario, hemos comprobado que muchos ignoran completamente la utilización del trigo y del vino. 14.4.7. Pero dejemos ya de hablar de este pueblo funesto y sigamos con el plan trazado.»

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

47

Parece evidente que los árabes de los siglos IV a VII, anteriores a las conquistas islámicas, vivían en la periferia de las regiones que conquistarían en nombre del Islam poco después, y dada la cantidad de monjes que habitaban en los márgenes de las poblaciones de Siria, Palestina y Egipto15, los encuentros entre ambos grupos eran inevitables, como quedó reflejado en la literatura hagiográfica, desde San Jerónimo hasta la literatura en siriaco16, y como señalan las propias fuentes islámicas a través de la leyenda del monje Bahira. La importancia de estas noticias en el conocimiento de los árabes por parte de los visigodos y de otros pueblos no parece haber dependido de manera directa de Amiano Marcelino, cuya obra parece haber tenido una difusión relativamente baja en la Europa medieval. No olvidemos que por mucho que hoy valoremos su obra, sólo se conserva en un manuscrito incompleto del siglo IX procedente del monasterio de Fulda17, aunque el investigador Warren Treadgold ha mostrado de forma convincente que buena parte de la obra de Amiano Marcelino fue utilizada por Eustathius, de donde fue reproducida en épocas posteriores por Juan Malalas, Evagrio y Juan de Antioquía18, lo que amplía considerablemente la difusión conocida hasta la fecha de la obra de Amiano Marcelino. Ward, B., The Sayings of the Desert Fathers, Mowbray, 1975; The Lives of the Desert Fathers, introd. Benedicta Ward y traducción de Norman Russell, Oxford, Cistercian Publications, 1981; Baumstark, A., Geschichte der syrischen Literatur, Bonn, 1922, 201-206; Wright, W., A Short History of Syriac Literature, Londres, 1894; Budge, E. A. W., The Paradise or Garden of the Holy Fathers: Being Histories of the Anchorites, Recluses, Monks, Cenobites and Ascetic Fathers of the Deserts of Egipt, Londres, 1907. 16 Debie, M., (ed.), L’hagiographie syriaque, París, Geuthner, 2010. 17 Amiano Marcelino, Historias, traducción, introducción y notas de Castillo García, C. – Alonso del Real, C. – Sánchez-Ostiz, A., Madrid, Gredos, 2010, 28-33. 18 Treadgold, W., The Early Bizantine Historians, Houndmills, Palgrave Macmillan, 2010, 114-120 y especialmente 354-356. 15

48

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

La postura religiosa de este historiador, que puede entenderse como cercana a los paganos, fue rechazada sin duda por los historiadores cristianos, tanto los contemporáneos a él como los posteriores. Sin embargo algunos aspectos de la descripción de Amiano Marcelino parecen haber alcanzado continuidad, como la descripción de la moral sexual de los árabes, su forma de calificar la manera de hacer la guerra, mediante incursiones rápidas los encontraremos en autores medievales de manera repetida. Parece probable que estas descripciones encontraran eco en obras de cronistas y de geógrafos griegos posteriores, como la Étniká de Esteban, que pudiera servir de puente, durante el tiempo que duró la presencia bizantina en Hispania, hacia los autores latinos, como podemos observar en otros casos como el del poeta Coripo. Leandro de Sevilla y Juan de Bíclaro viajaron a Constantinopla y en la obra del segundo, había muestras de la influencia de los autores bizantinos19. La terrible fama de combatientes salvajes parece haber afianzado gracias a un encuentro militar en que las tropas árabes, procedente de los gassaníes de Siria, actuaron como auxiliares del ejército romano en su combate contra lo que posteriormente sería denominado ejército visigodo. Durante una incursión del ejército imperial contra Persia, los antecesores de los visigodos realizaron una campaña por tierras de las actuales Bulgaria, Grecia y Turquía. Visigodos, los godos del oeste, es una denominación que se acuñará alrededor de medio siglo después de los hechos tratados; en el año 377 las tribus de los godos tervingos y greutungos, empujados por una coalición de pueblos de Asia Central, que serían conocidos como los hunos, entraron en las fronteras del imperio romano. La reacción del ejército imperial no pudo ser rápida, dada la naturaleza de las tropas que lo componían, infantería y la caballería pesada de Bravo García, A., La España visigoda y el mundo bizantino: aspectos culturales y teológicos, Madrid, Universidad Complutense, 12. 19

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

49

los catafractos. Sin embargo el Imperio Bizantino sí pudo enviar unas tropas en avanzada contra los godos: las tropas auxiliares árabes que habían combatido en las guerras contra Persia y que procedían en parte importante de las estepas de Siria. No sólo aterrorizaron con su actuación a los godos tervingos y greutungos, sino incluso a los propios cronistas bizantinos, que consignaron su salvaje comportamiento en el campo de batalla, con el que hicieron retroceder a los godos de las puertas de Constantinopla20. Durante el combate, un árabe cortó de un tajo la cabeza de un godo, y se arrojó sobre el cuello de éste para beber la sangre; los cronistas lo interpretaron no como una treta para aterrar al enemigo, sino como una costumbre árabe21. Zósimo, que no añade los detalles más truculentos, señaló: «[...] se produjo tal mortandad entre los escitas que éstos, renunciando a su propósito, pretendieron atravesar el Danubio y entregarse a los hunos que perecer masacrados por los sarracenos […]»22.

Si el emperador hubiera dejado en manos de las fuerzas auxiliares árabes la tarea, se habría evitado uno de los desastres militares más terribles de la historia de Roma, la batalla de Adrianópolis. Resulta curioso que el pueblo que iba a asediar Constantinopla en muchas ocasiones a lo largo de más de tres

20 Woods, D., “The Saracen Defenders of Constantinople in 378”, Greek, Roman and Byzantine Studies, XXXVII, 3, 1996, 259-279. 21 Heather, P., The Fall of the Roman Empire, 2005 [traducción al español de Fernández, T. – Eguibar, B., La caída del imperio romano, Barcelona, 2008, 230]. 22 Zósimo, Nueva Historia, trad. J. M. Candau, Madrid, Gredos, 1992, 352-353. Zósimo, con intención arcaizante, denomina a los godos escitas. Un análisis de las demás fuentes que tratan este episodio figura en Lensky, N. E., Failure of Empire: Valens and the Roman State in the Fourth Century A. D., University of California Press, 2003, 335-336, en especial en nota 94.

50

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

siglos apareciera allí por vez primera como defensor frente al avance de los godos. Las diferencias más significativas entre las narraciones de Amiano Marcelino y Zósimo radican en que para el primero lo que permitió a los sarracenos derrotar a los godos fue el hecho de que eran aún más salvajes que los germanos, al beber el guerrero árabe la sangre de la cabeza cortada, mientras para Zósimo la ventaja de la caballería ligera sobre sus rivales se había manifestado desde la primera ocasión. Resulta llamativo que esta valoración de Zósimo anteceda en mil años a la de don Juan Manuel, que desaconsejaba vivamente el perseguir a los jinetes musulmanes cuando rompían filas y retrocedían. Además de las narraciones de Amiano Marcelino, Zósimo, Sócrates y Eunapius, no podemos descartar la existencia de narraciones de los propios visigodos; sin pretender ahondar en las teorías de Menéndez Pidal acerca de las canciones épicas de los visigodos, como posible sustrato de la épica castellana, es posible que los propios visigodos conservaran memoria de los combates en torno a Constantinopla y que los reflejaran tanto en sus cantos tradicionales a los que hace alusión Jordanes como en las obras cronísticas compuestas con posterioridad, aunque en el caso de las segundas la destrucción de los manuscritos en letra ulfilana por Recaredo II23 tras la conversión al catolicismo parece haber supuesto la desaparición de un buen número de obras.

3. Obras de tipo religioso en que se describía a los árabes antes de la aparición del Islam El creciente protagonismo de los árabes en Oriente Medio en los tiempos anteriores al surgimiento del Islam ha quedado Ruiz Asencio, J. M., “El códice en la España visigoda”, Los últimos hispanorromanos de la Meseta en la pizarra, Burgos, ICLL, 2005, 54-55. 23

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

51

registrado en un tipo de fuentes muy peculiares: los escritos religiosos de diferente tipo en que los hombres de iglesia, los ascetas y hagiógrafos recopilaron los hechos que sucedían a su alrededor, intentando dar una explicación a los cambios que se iban produciendo en sus sociedades, en las que veían signos del final de los tiempos. San Jerónimo24 no tenía un particular interés por describir muchos de estos cambios, pero no pudo dejar de señalar que su localidad de nacimiento, Estridón, había sido destruida por los visigodos, ni que el monasterio cercano a Belén donde redactó algunas de sus obras más destacadas fue asaltado y saqueado por sarracenos a finales del s. IV, dejando por tanto una imagen muy sombría de éstos. Tenemos que recordar que esos asaltos eran una constante en la Palestina de la época, y que el monasterio más antiguo del mundo, el de San Caritón cerca de Jerusalén, se debe legendariamente a la muerte de los salteadores que habían apresado al santo en los alrededores de la ciudad santa y lo habían conducido hasta allí. No fue el único caso: en la obra de San Jerónimo Vita Malchi25 se nos describe la captura del santo y de sus acompañantes por una partida de sarracenos en el camino de Beroea a Edesa, y la descripción de la vestimenta de los beduinos y su forma de actuar es muy similar a la presentada por Amiano Marcelino, como podemos observar: «De repente, los ismaelitas a caballo y a camello nos asaltaron, con sus melenas recogidas en coletas al viento, sus cuerpos semidesnudos, con sus anchas botas militares, sus capas ondeando al viento y sus aljabas en cabestrillo sobre

Cfr. Lössl, J. – Cain, A. (eds.), Jerome of Stridon. His Life, Writings and Legacy, Surrey, Ashgate, 2009; Williams, P., Monk and the Book: Jerome and the Making of Christian Scholarship, University of Chicago Press, 2006. 25 San Jerónimo, Trois vies de moines (Paul, Malchus, Hilarion), introducción de Leclerc, P. – Martín Morales, E. – De Vogué, A., edición crítica de E. Martín Morales; traducción al francés de P. Leclerc, Grénoble, Millon, 1992, 35. 24

52

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

sus hombros. Llevaban sus arcos colgados y blandían sus largas lanzas.»

Las coincidencias no terminan en el tipo de guerra que emprendían, en la vestimenta o el salvajismo de su apariencia; tanto en la obra de Amiano Marcelino como en la Vita de San Malcus redactada por S. Jerónimo, la moral sexual de los árabes resultaba muy alejada de la de los escritores romanos del siglo IV, ya fueran paganos o cristianos. Cuando el beduino dueño de Malcus decide recompensarlo por su buen hacer pastoreando su ganado, le entrega una esclava capturada en la misma incursión que había costado la libertad al religioso, y cuando este se niega a tomarla, alegando que él era monje y ella una mujer casada26: «[…] mi dueño se volvió loco de ira, sacó su espada y comenzó a dirigirla hacia mí. Si no hubiera dado mi brazo a torcer y tomado posesión de la mujer, me habría matado en el acto.»

Y la importancia de los escritos de San Jerónimo en la primitiva iglesia hispana no puede ser suficientemente ponderada, sólo San Agustín y San Isidoro alcanzarán un realce semejante al del santo patrón de los traductores; el interés de los investigadores españoles por este asunto ha sido residual, y aún en los pocos casos en que esa imagen ha sido abordada, se ha centrado en un período posterior27. Sin embargo estos testimonios mencionados no fueron en modo alguno algo único: los ascetas siriacos que se internaban en el desierto para proseguir su ascesis, no sólo encontrarán a árabes en su deambular, sino que incluso algunos de ellos Ibidem, 45. García Moreno, L. A., “Testimonios hagiográficos de las relaciones entre Bizancio y al-Andalus”, en Morfakidis, M. – García Gálvez, I. (eds.), Estudios neogriegos en España e Iberoamérica, Granada, Athos-Pergamo, 1997, t. II, 13-29. 26 27

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

53

pasarán a integrarse en el mundo cristiano de su tiempo, reflejando tanto las diferentes organizaciones políticas de aquella época –como sucederá cuando la Iglesia honre a los mártires de Naŷrān, describiendo la organización del Yemen de aquel tiempo, como las costumbres, creencias y evolución de aquella población, que queda bien reflejada en la narración del martirio de San Arethas [Harit] y sus compañeros himyaríes28. Las narraciones de Malcus no fueron, en modo alguno, las únicas referentes a monjes capturados por árabes y que vivieron en cautividad entre ellos. Así, en la obra del siglo IX del obispo Thomas de Marga, el Libro de los gobernadores29, se describe la cautividad de diferentes monjes de los siglos VII a IX en condiciones similares. Los santos tuvieron una importancia fundamental en la articulación de la sociedad en la Siria tardo-romana, que estaba sufriendo de forma paralela la inmigración de grandes contingentes de población árabe, denominada por las fuentes siríacas Tayayyé, al parecer por ser la tribu de Æayy la más al norte entre las árabes y la que tenía un contacto más directo con la población aramea. Las narraciones de estos santos nos permiten observar algunos aspectos de ese proceso.

A modo de conclusión Si bien en estas breves páginas no podemos abundar en todos los aspectos de los precedentes existentes entre árabes Halkin, F., “Le martyre d’Aréthas et de ses compagnons himyarites”, en Six inédits d’hagiologie byzantine, Bruselas, 1987, 133-178; Detoraki, M. – Beaucamp, J. (ed. y trad.), Le martyre de Saint Aréthas et de ses compagnons, París, 2007. 29 Thomas de Margâ, The Book of the Governors: the Historia Monastica, ed. del texto siríaco y traducción al inglés por E. A. Wallis Budge, Londres, 1893, vol. II. 28

54

JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO

y visigodos, pensamos que resulta evidente que el tratamiento dado a la cuestión hasta la fecha, que viene a postular de forma implícita el descubrimiento del otro en el mismo año 711 o muy poco antes, no podemos seguir utilizándolo. Visigodos y árabes habían sido pueblos ribereños del Mediterráneo desde hacía siglos y tenían un conocimiento, quizá no exacto pero sí importante, de sus oponentes cuando llegaron frente a frente a principios del siglo VIII. Ese conocimiento tuvo su importancia a la hora de continuar el avance árabo-islámico y debió mediatizar en muchos casos las relaciones entre unos y otros, tanto a la hora de presentar un acuerdo como el de Teodomiro, parecido al de Jerusalén, al de ofrecer la ²imma30, a los acuerdos para compartir templos, en un modo semejante al de Siria y en nada parecido al de Persia, India o Asia Central, y en aspectos que sólo podemos imaginar ahora pero que esperamos vayan apareciendo a medida que se preste mayor atención a esos precedentes de las relaciones entre árabes y visigodos. Por último tenemos que señalar que algunos elementos de la imagen de los árabo-musulmanes en la Edad Media, que considerábamos originadas por el combate ideológico con el mundo cristiano, como la idea de la excesiva actividad sexual o la forma poco caballeresca de combatir, parecen haberse originado en un momento anterior. Posiblemente la conservación de estas imágenes en la literatura religiosa, en la hagiografía cristiana, contribuyó a la formación y al mantenimiento de ese imaginario. Hemos de tener en cuenta que el propio rey visigodo Sisebuto escribió una obra hagiográfica, acerca de San Desiderio31, y que el conocimiento de este monarca del género era Bosworth, C. E., “The Concept of Dhimma in Early Islam”, en Christians and Jews in Ottoman Empire, Nueva York, 1982; Goddard, H., A History of Muslim Christian Relations, Chicago-Amsterdam, 2000, 47 ss. 31 Martín, J. C., “Une nouvelle édition critique de la Vita Desiderii de Sisebut, accompagnée de quelques réflexions concernant la date des Sententiae 30

VISIGODOS Y ÁRABES: ENCUENTROS ANTERIORES A 711

55

profundo. De hecho cuando se produjeron los ataques y la conquista persas de Jerusalén32, detuvo su ofensiva contra los enclaves bizantinos en Hispania durante un tiempo33, lo que parece mostrar la importancia que le daba a las narraciones de esos ataques contra el mundo cristiano, y ya en la conquista de Jerusalén por los persas en el 614 hubo, junto a un contingente judío que apoyó a los persas, se distinguió por su crueldad en el trato a los cristianos, y cuya actuación pudo desencadenar la expulsión de ese mismo año decretada por el rey Sisebuto, hubo un contingente árabe que de manera habitual formaba parte de las tropas sasánidas. La forma de describir el encuentro entre visigodos y árabes alrededor del año 711 es absurda, tanto en las fuentes árabes como en las mozárabes y en buena parte de la bibliografía contemporánea: evidente los visigodos tenían información acerca de los musulmanes, de sus conquistas, de su capacidad guerrera, de sus tendencias religiosas, aún en formación pero con algunos aspectos bastantes claros ya, como describe San Juan Damasceno. Y esa imagen no se forjó en los primeros encuentros, sino que había ido tomando forma en los siglos anteriores y en especial en los setenta años transcurridos desde la conquista de Jerusalén y su llegada a la península Ibérica. Las fuentes clásicas, en especial Amiano Marcelino y la hagiografía sirvieron como medios de transmisión de esa imagen, cuyo reflejo en las fuentes peninsulares será el objeto de una futura investigación.

et De uiris illustribus d’Isidore de Séville”, Hagiographica 7, 2000, 127-180; del mismo autor: “Verdad histórica y verdad hagiográfica en la Vita Desiderii”, Habis 29, 1998, 291-301. 32 Conybeare, F. C., “Antiochus Strategos, the Capture of Jerusalem by the Persians in 614 A. D.”, English Historical Review 25, 1910, 502-517. 33 Vallejo Girvés, M., Hispania y Bizancio. Una relación desconocida, 349-350.

ÍNDICE Págs. Prólogo.................................................................................

7

La conquista de Al-Andalus: Sus representaciones Historiografía La Historia preislámica de al-Andalus en Ibn Jaldýn, Luis A. García Moreno (Real Academia de la Historia. Madrid).............................................................................. 15 Visigodos y árabes: encuentros anteriores a 711, José Ramírez Del Río (Universidad de Córdoba)...............

37

En busca del relato de A¬mad Al-Rāzī sobre la conquista de al-Andalus, Jean-Pierre Molénat (C.N.R.S. – I.R.H.T. Paris).................................................................... 57 ¿Retórica en el campo de batalla? Reflexiones sobre la transmisión y conservación de arengas militares en las fuentes históricas a través del caso de Æāriq b. Ziyād, Omayra Herrero (CCHS-CSIC)....................................

91

711 En la Historia urbana: representaciones y realidades, Christine Mazzoli-Guintard (Universidad de Nantes)

119

La conquista de al-Andalus desde el positivismo del siglo XIX, María Jesús Viguera Molins (Universidad Com plutense. Madrid)..............................................................

157

666

ÍNDICE

Págs. La expansión musulmana por el Norte de África y la Península Ibérica en historiadores marroquíes, Mostafa Ammadi (Universidad Hassan II. Casablanca)...............

175

La conmemoración estudiosa en torno al 711 y la conquista musulmana de al-Andalus, María Jesús Viguera Molins (Universidad Complutense. Madrid).................

193

Arqueología e Iconografía El símbolo de la estrella en las primeras acuñaciones andalusíes, Rafael Frochoso Sánchez (Real Academia de Córdoba Académico correspondiente)...... 215 La cultura islámica medieval ante los restos del mundo clásico hispano, Jaime Gómez de Caso Zuriaga (Universidad de Alcalá)...................................................

233

Literatura Richiami al passato classico nella poesia mozarabica. Alcune note su Paolo Alvaro di Cordova, Chiara O. Tommasi Moreschini (Università di Pisa).................... 289 La

imagen del moro en la literatura y la historiografía de Alfonso X, Esther Sánchez Medina (Deutsche Archäologische Institut Kommission für Alte Geschichte und Epigraphik. Múnich)................................................. 305

Æāriq en la literatura árabe actual, Rajaa Dakir Universidad Hassan II. Casablanca).....................................................

339

ÍNDICE

667 Págs.

La Conmemoración del Pacto de Tudmir, 713-2013 Ciudades y topónimos del Pacto de Tudmīr, Luis A. García Moreno (Real Academia de la Historia. Madrid)........

357

De nuevo sobre los defensores de Teodomiro. Tópicos histo riográficos en los relatos de am×n, Omayra Herrero (CCHS-CSIC)....................................................................

375

Le pacte de Tudm÷r dans l’œuvre géographique d’al-©im yar÷: la mémoire de la conquête et de la paix, Christine Mazzoli-Guintard (Université de Nantes. CRHIA)....

405

Otros espacios mediterráneos y otras conquistas La Numidia preislámica, María Elvira Gil Egea (Universidad de Alcalá)..........................................................................

427

África disputada: los últimos años del África bizantina, José Soto Chica (UGR-C.E.B.N.Ch.)............................

459

Los bereberes judíos de Ibn Jaldún. La leyenda y su utilización, María Elvira Gil Egea (Universidad de Alcalá).......

517

Egipto, los árabes y la conquista de la Libia Marmárica, Pentápolis y Tripolitania. 642-698, José Soto Chica (UGR-C.E.B.N.Ch.)...........................................................

543

El

control de la población en el Egipto pre y protoárabe, Sofía Torallas Tovar – Amalia Zomeño (University of Chicago - Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CCHS-ILC)).................................................. 609

668

ÍNDICE

Págs. El pago del andrismos en Egipto ¿una forma de conquista?, María Jesús Albarrán Martínez (Universitat Pompeu Fabra)................................................................................

625

La

645

piratería andalusí de comienzos del siglo IX en Alejandría y Mi½r en la Historia de los Santos Patriarcas de Ibn al-Muqaffa‛, obispo de Ashmunayn, Soha AbboudHaggar (Universidad Complutense. Madrid)................

Historiogrfía y representaciones III Estudios sobre las fuentes de la conquista islámica

Historiografía y representaciones III Estudios sobre las fuentes de la conquista islámica Editores científicos:

Luis A. García Moreno – Esther Sánchez Medina Lidia Fernández Fonfría

ISBN 978‑84‑15069-50-8

REAL ACADEMIA

DE LA HISTORIA

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.