Violencia hoy, la vida cotidiana de estudiantes en educación primaria

May 26, 2017 | Autor: J. Zapata | Categoría: Primary Education, Representaciones Sociales, Violência
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Descripción

Violencia hoy: la vida cotidiana de estudiantes en educación primaria. Resumen El texto que tiene usted en sus manos estudia, desde una perspectiva psicosocial, el sentido común de lo que representa en nuestros días la palabra violencia. Es un examen detallado de diversas expresiones y experiencias de estudiantes en el que se entretejen numerosas “violencias”; tejidos que constituyen una Violencia (con mayúscula) que indican el mundo social que vivimos. Los resultados de esta investigación, cuyo objetivo fue interpretar la representaciones sociales de la violencia de estudiantes que cursan sexto grado, de tres distintas escuelas primarias (urbana, rural, y semirural) de Jalisco, México, demuestran una realidad eminente de lo que es, en conjunto, la persona, escuela, comunidad y sociedad. Introducción Al final, por favor cuente de los fines e incertidumbres que brotan de las siguientes páginas. Que el trayecto de estas letras no quede sólo en ideas que la mente se limita a recibir, que no utiliza, verifica o transforma en nuevas confinaciones (Delval, 2010, pág. 30). En este texto se encuentran palabras muy familiares para aquellos que se dedican a la educación, psicología, sociología, en general a las ciencias sociales, pero muy en especial a padres y madres de familia que se preocupan o al menos tienen incertidumbre de lo que representa violencia para sus hijos. Es un trabajo de estudio dedicado no sólo a la violencia que ocurre dentro de la escuela, es una interpretación conjunta de estudiantes, comunidad y el mundo ideológico de nuestra realidad. Dicha investigación se concentra en tres contextos escolares que en apariencia son similares entre sí por pertenecer a un mismo sistema educativo, pero a la vez, distintos por sus características contextuales e históricas propias. Las escuelas primarias (una urbana, una rural y una semiurbana) fueron seleccionadas de manera precisa y no arbitraria del municipio de Zapopan del Estado de Jalisco con la intención de confrontar entre ellas, similitudes y divergencias respeto a la violencia.

Situación problemática La violencia ha estado presente, quizá, desde la existencia humana. No podemos aseverar cómo o cuándo inicio, la única certeza que tenemos es que lleva un transcurso importante en la historicidad social de cualquier grupo social. Siempre encuentra la manera de aflorar, de expresarse en las interacciones sociales; se desenvuelve en una gran variedad de acciones, sean genocidios, guerra, terrorismo, asesinatos, y en otros grados se presenta como extorsiones, ofensas, golpes, abusos, engaños, etcétera. Está presente en todas partes y en ninguna, no se vincula a ninguna sociedad en especifico, pero cada sociedad –dice Touraine, mantiene una relación especifica con la violencia (Touraine, 2000, pág. 270). Sin mucho despliegue conceptual, percibimos la violencia como un desasosiego al margen del miedo, de la psicosis colectiva por el temor de lo pudiese ocurrir en cualquier momento y parte del mundo. Entre estos latentes sentimientos de violencia figuran: la extorción, tortura, ejecuciones masivas, secuestro-exprés, desaparición forzada, asesinatos, limpieza de etnias, maltratos contra niños o en las escuelas, tráfico de personas y órganos, esclavitud laboral, robo violento, explotación de prostitutas, discriminación racial a personas con discapacidad, violaciones, ataques transnacionales de virus o bacterias, encarcelamiento, la naturaleza de las armas, genocidio, denigración y más. Y por supuesto, no podemos dejar de lado, que todas éstas están a la orden del día atravesadas por la pobreza, hambre, narcotráfico, terrorismo, derechos internacionales, poder, economía, consumo. La crueldad y bestialidad ya no son exclusivas de siglos anteriores. En nuestros tiempos la violencia se ha naturalizado, ha perdido su sentido como último recurso. Las masacres han dejado de ser episódicas para volverse una constante de la historia reciente, se ha normalizado en nuestro discurso cotidiano. Ahora bien, la escuela como parte esencial de la sociedad moderna, constituye una venta a descubrir qué es violencia y cómo se representa en la persona, en este caso, en estudiantes que cursan primaria. Debido a que mucho se especula, pero poco se sabe de la realidad que viven los y las estudiantes, realidad no sólo enmarcada dentro de los muros escolares, sino hacer una búsqueda de ulterior

reflexión y empirismo de la realidad, con el afán de saber, o al menos matiza Bacherlard, un “conocimiento aproximado” acerca de lo que hoy es la violencia. Pregunta rectora ¿Qué representa la violencia hoy, y cómo ésta se relaciona en la vida cotidiana de estudiantes que cursan sexto grado de primaria? Objetivo Interpretar las representaciones sociales de la violencia que tienen los/las estudiantes de sexto grado de educación primaria, con la intención de descubrir una dimensión psicológica (expresiva) y social (experiencia) que permita adentrarnos a un mundo microsocial, como lo es un determinado contexto escolar, y un mundo macrosocial tan extenso como puede ser la sociedad misma. Referentes teóricos Violencia. Podría pensarse que hablar de violencia en una charla de café, entre amigos o familiares es una tarea sumamente sencilla, y quizá lo sea; platicaríamos, debatiríamos con tal aseveración acerca de ésta, que sin importar su significado, nos parecería intolerable, algo que daña a la persona como a la sociedad. Se creería simplemente que es perjudicial, y que destruye la armónica social. No nos causaría mayor problema opinar en pro o en contra acerca de la violencia, de esto o lo otro. Hablaríamos de violencia e inmediatamente le daríamos sentidos diferentes al mundo que cada uno vive: lo que para mí es molesto pudiese ser una mofa para otro. De lo anterior, debido a que la violencia está inscrita en nuestra mente, pensamientos, en nuestras actitudes, en un mundo de abstracciones, de expectativas e idealizaciones, es decir, está suscrito en nuestro sentido común; entiéndase éste último como la formas de percibir, razonar y actuar, es inherente dice Reid-, a los seres humanos de cualquier época o cultura (Reid, 1998). Es desde nuestra opinión, sinónimo de sensatez; estar convencido de una idea acostumbrada que se comparte con otros. Es la escena de la acción social, en él las personas entran en mutua relación y tratan de entenderse unos con otros, así como consigo mismos (Schutz, 2008, pág. 16). Se utiliza en gran medida sin pensar y está sujeto a nuestras prácticas cotidianas. Comprende nuestro

reservorio de conocimiento de un contexto disponible de manera espontánea, por ejemplo, acerca de los eventos naturales, «una teja siempre puede caer del techo», nuestras opiniones sobre las relaciones sociales «bromear es una señal de afecto», y nuestros valores morales «el crimen es inaceptable» (Wagner & Hayes , 2011, pág. 19). El sentido común del cual hablamos es un mundo que comparto con el Otro, en el que subyacen nuestras actitudes moralistas respecto a la violencia vuelta cotidiana; en el que intentamos, desde nuestra idiosincrasia, perseguir reglas comunes y de actitudes de sociabilidad que ya están impuestas, inclusive antes de nacer nosotros. Sin embargo, argüirán algunos, si cabe creer en efecto, la función moralista no es otra cosa que la domesticación de los impulsos del individuo, por mantener un estado de sumisión (Delval, 2010, págs. 49-53). Así pues, de acuerdo a nuestro sentido común imaginamos y creemos interpretar la violencia, pocas veces a ese sentido común le damos un sentido verdaderamente racional, y sobre todo científico. Nuestro trabajo en estas líneas, es pues, dar un alto, y brincar a un enfoque de cientificidad concerniente a la violencia; que nos permita abrir una venta a su episteme, a encontrar una llave de acceso a ver y preguntarnos porqué es así; cuestionarnos porqué se torna como algo “normal” en nuestra sociedad; ese algo que está inherente en nuestra vida cotidiana, que se ha naturalizado a tal sentido que la violencia ya no nos parece extraña o ajena. Se trata de «elaborar recursos que permitan remplazar los objetos del pensamiento de la percepción del sentido común por los objetos de pensamiento de ciencia». Esta formulación de Alfred Schutz1 permite adéntranos a la violencia. Basta con empoderarnos del sentido común en busca de un sentido científico. Pues consideramos, sin temor a equivocarnos, que el sentido común es la antesala, la piedra angular para re-crear conocimiento: ciencia. Moscovici2 afirma que antiguamente la ciencia se basaba en el sentido común y hacia que este resultase menos común; pero actualmente el sentido común es la ciencia hecha común (Jodelet, 2008). Así pues, según Alfred North Whitehead en Schutz, 1 Maestro austríaco, fallecido en 1959, la recopilación de sus estudios se encuentran en obras como, “Las estructuras del mundo de la vida”; “El problema de la realidad social”; “Estudios sobre la teoría social”. 2 Serge Moscovici, desde los años sesenta, junto con sus colaboradores, ha investigado sobre minorías sociales, teorías de Psicología Social entre ellas, las Representaciones Sociales.

ni el sentido común ni la ciencia pueden avanzar sin apartarse del examen estricto de lo que es real en la experiencia (Schutz, 2008, pág. 35). Entonces, desde nuestro repertorio en busca de cientificidad, podemos decir que la Violencia (así con mayúscula) ha sido parcelada en violencias (con minúscula), aludiendo a Kant, definida según a su tiempo y espacio. Ha tenido múltiples formas y manifestaciones, ya sea individual, colectiva, organizada, imprescindible, o irracional, siempre se le encuentra en mancuerna con otros más adjetivos, por ejemplo: violencia simbólica (Bourdieu & Passeron, 1981); violencia directa, estructural, cultural, invisible y visible (Espinar Ruiz, 2006, págs. 24-26); colectiva, racista, familiar, docente, institucional, física, emocional, sexual, psicológica, patrimonial, laboral, feminicida, infantil (LGAMVLV, 2007); de género (Leñero Llaca, 2010, pág. 120); y claro está, la violencia escolar (Vernieri, 2010, págs. 2553; Furlan, 2012), y muchos más. Todo intento por lograr una interpretación real de la Violencia ha sido fructuosa debido a la imposibilidad de englobar tanto su definición que es polisémica como la atribución que cada ciencia o científico da a su propia investigación. Necesitamos entonces una Violencia epistémica que dé fruto a englobar las violencias, desde su parte constitutiva como lo es lo parte psicológica de la persona hasta ser capaces de encamarar y comprender, o por lo menos conocer e interpretar el mundo social que nos toca vivir. Retomando, entonces ¿qué es violencia? Sabemos que es una significación de difícil definición, pues se trata de un concepto borroso en cuya maleabilidad puede hallarse su capacidad de enfrentar una realidad tan compleja como la nuestra (Barbosa & Yébenes , 2009, pág. 9). Está en todas partes, real o potencial, legítima o no. François Dubet, en Guzmán, dice que “la violencia no puede reducirse a un fenómeno objetivo medible, ya que ésta se define por su representación, porque no es otra cosa que aquello que es vivido como violencia dentro de una cultura, dentro de un grupo y dentro de un contexto de interacción” (Guzmán Gómez, 2012, pág. 51). La encontramos en numerosos artículos de investigación de un modo más simple y menos heurístico, de tal suerte que está representada en estadísticas y manifestaciones ya sean físicas o psicológicas; es definida por el uso de material de fuerza, la rudeza ejercida voluntariamente en detrimento de alguien (Guillotte, 2003, pág. 17).

Así pues, si es cierto que todas las construcciones científicas están destinadas a reemplazar las construcciones del pensamiento de sentido común (Schutz, 2008, pág. 37), podemos decir entonces que la violencia escolar es difiere a la violencia “en” la escuela; pues desde nuestra parte empírica, la escuela nunca ha intentado ser precursora o promotora de la violencia. A diferencia, la violencia “en”, es algo, como un ente, que se ha insertado en la escuela desde la comunidad, de la sociedad y desde una ideología; actúa recíprocamente en las interacciones de las personas, llámese estudiantes, docentes o padres y madres de familia. Esta violencia en la escuela, se ha convertido en un boom de estudio, el tema se ha propagado velozmente, tal vez sin mucho despliegue conceptual, aunque comienzan a hacerse investigaciones serias que muestran un mayor respaldo teórico (Furlan, 2012, págs. 17-21). En el marco escolar centran su principal interés en eventos caracterizados como bullying. Éste ha sido la expresión más conocida y publicitada para caracterizar la violencia entre pares; el término ingles se ha vulgarizado al extremo que cualquier agresión, indisciplina, juego, discusión o maltrato que se de en la escuela o fuera de ella le llaman bullying. Así mismo, mientras la sociedad y los poderes públicos se preocupan por erradicar la violencia escolar y fortalecer la seguridad escolar, se desarrolla de igual forma, un sentimiento de inseguridad fomentado por la percepción de que la escuela es potencialmente violenta y peligrosa.

Representaciones Sociales Este trabajo pretende convocar a hacer un alto en el camino e introducir la postura teórica de las Representaciones Sociales (RS, en adelante) que coadyuven a profundizar la epistemología de lo que representa la violencia en estudiantes de primaria. No basta con su descubrimiento, no podemos reducirlo a enumerar acciones, porque de lo contrario caeríamos en lo vulgar, en conocimiento popular, nos quedaríamos sólo con el sentido común de lo que representa la violencia. Por lo contrario, consideramos la idea de que la vida social, la realidad cotidiana debe interpretarse para explicarse, e intentar comprenderla no por la concepción que se hacen los que en ella participan, sino por las causas profundas que escapan a la conciencia (Durkheim, 2011, págs. 8-9).

La teoría de las representaciones sociales estudian el conocimiento del sentido común (Banchs, 2007, pág. 225), y difieren en gran medida de una banal “opinión sobre”, “imagen de”, “ideologías” o “creencias acerca de”; las RS están destinadas a la interpretación y la construcción de la realidad (Moscovici, 1979, pág. 27). En la actualidad, existen grandes aportes que bien podrían definir las RS, pero sino las entendemos como modalidades del pensamiento de sentido común, difícilmente podemos dejar de comprender que el propósito es analizar cómo un determinado grupo social “ve”, “interpreta” y “da sentido” a sus vivencias individuales y colectivas. Por tanto, la teoría se orienta a comprender y explicar el pensamiento de sentido común (Rodríguez Salazar, 2007, pág. 158). Desde esta perspectiva, la violencia en la escuela podría considerarse imbricada en dos características primordiales: en los hechos que se conciben como violentos y las representaciones que los propios sujetos construyen de estos hechos (Guzmán Gómez, 2012, pág. 52). Por ello, es necesario someter lo que ocurre en la vida cotidiana escolar a una reflexión científica. No se trata de aplicar una teoría, ciencia hecha, ciencia verdadera, sino reproducir experiencia vivida de ella; es necesario establecer condiciones de posibilidad y de coherencia a la ciencia que se está haciendo (Bourdieu, Chamboredon, & Passeron, 2008, pág. 24). Es decir, consiste en descubrir desde la realidad la práctica científica, para intentar acercarnos a un comprender, y quizá, un conocer total. La ciencia debe evolucionar junto con lo conocido, y no hay que olvidar que “lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que sólo puede responderse si se lo interroga” (ibídem). Ahora bien,

quizá usted se pregunte el porqué no mencionar o estudiar la

violencia en la escuela con la perspectiva del llamado bullying. Pues bien, nuestro pensamiento crítico nos dice que a pesar de lo mucho se que especula en los medios de comunicación, conversaciones ordinarias, es un fenómeno de estudio muy limitado debido a que sólo se concentra en la intimidación, acoso, hostigamiento, agresiones físicas y verbales, y en general los malos tratos que suceden

entre

estudiantes;

es

una

fuente

de

matices

que

alimenta

permanentemente la interacción de los que viven compartiendo espacios, tiempos, actividades y normas (Ortega, del Rey, & Elipe, 2012, págs. 206-209). Por tanto, afirmamos que el fenómeno bullying es sólo una consecuencia mínima de lo que

realmente representa la Violencia; no alcanza a magnificar otros problemas sociales,

por

mencionar

algunos,

drogadicción,

pandillerismo,

problemas

familiares, narcotráfico, pobreza, suicidio, guerra, y muchos más. Para no seguir repitiendo las mismas latanias y tratar descubrir la epistemológica de la violencia, el estudio no centra atención a estudiantes de secundaria o bachillerato debido a que ya son numerosos los artículos que hablan de violencia desde este ámbito, y es casi nulo, enfocado desde la teoría de las representaciones sociales. El objetivo primordial es representar la violencia de manera científica de estudiantes pre-adolecentes que cursan sexto grado de primaria. Sin más preámbulo, a continuación presentamos el camino de este estudio. Acercamiento metodológico La metodología de estudio que aborda esta investigación es un análisis de contenido (Krippendorff, 1990) de la representación social de la violencia. Se basa en cuatro instrumentos de recolección de datos que propone Jean-Claude Abric3, con el fin de encontrar el «núcleo central» de la representación social, en este caso, el de la violencia. Por favor, entiéndase el núcleo central como la idea de centralidad, como elemento esencial de toda representación constituida, ya que determina la significación y organización de la misma, permite -según Abric, encontrar una representación estable, coherente; expresa consenso y está considerablemente influido por la memoria colectiva del grupo, es decir, abarcan informaciones retenidas, juicios formulados a respecto del objeto y su entorno, estereotipos y creencias (Abric, 2001). Los instrumentos plurimetodológicos para encontrar el núcleo central que proponemos se dividen en métodos interrogativos (La Entrevista y Dibujos) y métodos asociativos (Asociación Libre y Carta asociativa). El objetivo ha sido instaurar varios cimientos base que ayuden al estudiante de primaria a expresarse de una manera u otra que le representa la violencia. En este sentido, los instrumentos metodológicos seleccionados, son por así decirlo, completos uno del otro donde se analiza el contenido del lenguaje, la experiencia psicosocial, el 3. Falleció en año 2012 como profesor de psicología social en la universidad de Aix-en-Provence. Autor de "l'artesano et l'artisanat: analizar du contenu et de la estructura d'une sociale representación” (1984). Pratiques sociales et representaciones, (1994), y Psychologie de la comunicación: teorías y méthodes, (2008). .

universo contextual e ideológico, la implicación in-directa de otros fenómenos sociales. Para tratar de ejemplificar lo anterior a continuación se muestra, de manera gráfica, una síntesis:

Ilustración 1. Propuesta plurimetodológica con base a Jean-Calude Abric (2001).

Selección de la muestra Los partícipes del estudio a investigar fueron, sin importar su género, estudiantes de sexto grado de tres escuelas primarias del municipio de Zapopan, Jalisco, México: la primera escuela se seleccionó por su característica rural y por ser considera como escuela primaria bidocente/multigrado; cuenta con sólo 5 estudiantes de dicho grado, la nombramos, para efectos de este estudio, escuela color “tinto”. La segunda, escuela, que denominamos “purpura”, es por decirlo de alguna manera, el ideal educativo, no sólo por su característica urbana, sino porque

cuenta,

en

términos generales,

con

infraestructura

y mobiliario

relativamente nuevo, idóneo para el desempeño escolar; ofrece 2 grupos de sexto grado con 43 y 42 estudiantes respectivamente. La última escuela, que llamamos “marrón”, tiene tres grupos: el “A” tiene 38, y el grupo “B” y “C” cada uno cuenta con 39 estudiantes; esta la seleccionamos por estar enfrascada entre un ambiente rural y urbano; es, por su estructura y contexto histórico, la más antigua de las tres escuelas, ya que tiene más de cincuenta años de fundación. En total, de los tres centros educativos, participaron 206 estudiantes, a los cuales se les aplicaron los tres instrumentos antes mencionados, así como entrevista semi-estructurada a 2 estudiantes de cada grupo de sexto grado.

Análisis de datos El análisis de contenido de la representación de la violencia la complejizamos no sólo en términos de escuela, la enmarcamos en términos de ideología. Para ello, se optó por introducir una ruta de integración social propuesta por Georges Gurvitch, denominada niveles de profundidad, en este caso, va desde un estudio microsocial (estudiantes), pasando por lo meso-social (comunidad) hasta llegar a lo macrosocial (marco global ideológico), esto como referente epistemológico. Gurvitch dice, “es más un camino que un punto de llegada, pues en cuanto los conceptos se estatizan, se momifican perdiendo una parte de su capacidad se puede penetrar en las totalidades reales, ya que siempre están en movimiento” (Pérez-Agote Aguirre, 2005). Así pues, en cada nivel, de manera direccional, se va construyendo una realidad empírica no sólo de estudiantes sino de lo acontece en la comunidad y en su mundo global ideológico. Esta realidad social cimentada, sea experiencia cotidiana o sea experiencia construida por la ciencia, siempre desemboca a algo que muchos anhelamos: conocimiento. En la siguiente gráfica se ejemplifica los niveles de profundidad que se propuso para este estudio.

RS estudiantes

Microsocial

Mesosocial

Comunidad

Marco global Ideológico

Macrosocial

Ilustración 2. Ruta de estudio de los niveles de profundidad (Pérez Agote Aguirre, 2005, pág.155).

El marco de ideología que hablamos, no podemos acuñarla en términos de Marx o Engels. Luis Villoro señala que al enfocar el término a lo mero social, nos quedaríamos limitados al intentar investigar cualquier fenómeno, pues la ideología se definiría por sus condiciones o funciones sociales, sin incluir la suficiencia o insuficiencia de las razones (Villoro, 2007, pág. 33). Por tanto, preferimos puntualizar lo que señala Ignacio Martín-Baró:

“… en la ideología las fuerzas sociales se convierten en formas concretas de vivir, pensar y sentir de las personas, es decir, la objetividad social se convierte en subjetividad individual y, al actuarla, la persona se realiza como sujeto social” (Martín-Baró, 1990, pág. 18). El énfasis al concepto de ideología se hace necesario, pues muchos trabajos de investigación, presumiblemente, se contentan con verificar y correlacionar datos sin analizar suficientemente lo que aporta sus contenidos. En cambio, al tomar conciencia de la función ideológica y al examinar la violencia en el quehacer cotidiano escolar, se adquieren significaciones muy diferentes cuando se les ubica en contexto de problemas más amplios (Martín-Baró, 1990, págs. 19-21), por ejemplo, los problemas de pobreza, migración, desempleo, discriminación, narcotráfico, inseguridad, y otros más. Así pues, para alcanzar nuestro objetivo de estudio, se construyen categorías (previamente establecidas al trabajo de campo). Básicamente son tres puntos de análisis: designaciones, atribuciones y aseveraciones (Krippendorff, 1990, pág. 46). La primera nos da el modo de describir o nombrar las diferentes formas o tipos de violencia, a través de categorizaciones o enumeraciones. La segunda, incluye la acción, es decir, cosas que se pueden hacer con violencia. Y de la última se obtienen juicios de valor, normatividad moral o institucional respecto a la violencia. En síntesis, no hay que olvidar que el fondo de este análisis no se concentra sólo en comparar y describir violencia de las experiencias individuales de estudiantes, lo que se pretende es complejizar las representaciones de la violencia hasta convertirlas en una interpretación de la realidad. Resultados Los resultados que se presentan en este artículo están suscritos en dos dimensiones, en el análisis de contenido y en la interpretación de la violencia. Para análisis de contenido, nos basamos en una pregunta rectora que diera pie tanto a las entrevistas como a los otros instrumentos de recolección de datos: ¿para ti, qué es violencia? “…Para mi la violencia es como pegar, son los golpes que te hacen para que se sientan mal” (estudiante 2, escuela purpura).

“…es algo así como pegar a las personas, dañarlas o maltratarlas u ofenderlas, mmm… que te hagan como tipo bullying, que falten al respeto” (estudiante 1, escuela marrón) “…es cuando empujas a los niños, cuando los golpeas o cuando no respetas a alguien” (estudiante 1, escuela tinto). «Las palabras subrayadas aluden a designaciones (Krippendorff, 1990)»

Al seguir el hilo de nuestra pregunta, encontramos que de los 189 dibujos realizados por 206 estudiantes muestran que un 65%

existe una mancuerna

común: “violento-violentado” “golpeador-golpeado” o de otra manera que se le quiera hacer mención (ver dibujos 1 y 2). Recuérdese que esta muestra de dibujos que presentamos, no son meramente su visión del mundo, sino una indicación de su lugar percibido en el mundo (Banks, 2010, pág. 24).

Dibujo 1. Representación de la violencia en el ámbito escolar, en respuesta a: ¿Para ti, qué es violencia?

Dibujo 2. Representación de la violencia en el ámbito de la comunidad, en respuesta a: ¿Para ti, qué es violencia?

Al seguir nuestra pregunta rectora, en las tres escuelas encontramos grandes similitudes en nuestras categorías plateadas inicialmente así como en las categorías agregadas por la naturaleza del trabajo de campo (ver gráfica 1).

¿Para ti, qué es "VIOLENCIA"? 100 80 60 40

20

Número de palabras

120

0

Categorias iniciales

Categorías agregadas ESC. MARRÓN

ESC. PURPURA

ESC. TINTO

Gráfica 1. Desglose de resultados de las tres escuelas primarias en el instrumento "Asociación libre"

En otra recolección de datos, el de la “carta asociativa”, se encuentran características de los otros tres instrumentos, por ejemplo, se consideran 45 palabras (designaciones) no sólo a lo que pudiera representar la violencia sino como se actúa o se deja de actuar sobre ella (atribuciones). Ya sea en la escuela o su propia comunidad, se perciben juicios de valor (aseveraciones) (ver tabla 1). Designaciones

Dimensiones discursivas y expresivas

Golpear,

maltratar,

abusar,

agredir,

pelear,

-Abusar

y

agredir

Aseveraciones de

-Es “normal”, natural

manera física y psicológica

en el ser humano.

bullying, discriminación, pegar,

a otro.

-Siempre ha existido.

ofender, amenazar, lastimar,

-Alterar el orden en clase.

-Es

gritar, burlarse, acosar, obligar,

-Controlar y someter a otro.

defenderse.

patear,

aventar,

amenazar,

-Intercambios violentos de

-Está en todos lados.

mentir,

humillar,

groserías,

manera verbal.

-Se

apodos, sufrimiento, regañar,

No respetar al otro.

convivir sin violencia.

matar,

balacear,

chantajear,

-Dejar, o no, que te hagan

violar,

chingar,

putasos,

bullying.

mala,

castigar,

-Omisión (no me importa).

injusticia,

insultar,

Atribuciones

empujar, problema,

excluir,

-Defenderse con agresiones

necesaria

puede

para

llegar

a

fracturas,

moretones,

accidentes, sangre, acuchillar,

-Matar a otro. -Terminar suicidándose.

gozar, botellazos, machetazos.

Tabla 1. Desglose de categorías con base a Krippendorff.

Interpretación de datos La interpretación es sin duda, personal, por sus características, está condicionada por la genialidad del intérprete, se basa en la afinidad incrementada o disminuida por la idiosincrasia de la vida del propio investigador (Dilthey, 2000, pág. 89). Sin embargo, intentaremos hacer un esfuerzo radical, diría Schutz, por examinar críticamente todos los datos aparentemente dados por la experiencia y los elementos del flujo de pensamiento (Rodríguez, 1993, pág. 25), y rechazar así, la actitud acrítica hacia el mundo que vivo ingenuamente sin preocuparme de la vida cotidiana. Por tanto, al analizar el contenido de las representaciones sociales que tienen los/las estudiantes concerniente a la violencia, podemos decir que tienen primordialmente cuatro elementos constitutivos: Primero, la violencia tiene un carácter intersubjetivo, es decir, está presente en la cognición de cada persona (estudiante), y de manera consustancial en las relaciones humanas sea o no intencionada. Segundo, la violencia, posee una condición institucional, es decir converge en la escuela a través de las interacciones de sociabilidad de estudiantes y otras personas de la institución escolar de manera directa e indirecta. Tercero, la violencia tiene un reconocimiento social, es decir, se le reconoce fluye en la vida cotidiana de los y las estudiantes, desde la comunidad, de la calle a la escuela y viceversa. Por último, estos tres aspectos en conjunto, la violencia asuma o no una representación racional, se arremolina con factores globales que el estudiante no alcanza dimensionar, está constituida desde la pobreza mundial, el deterioro contextual y socioeconómico, racismo, guerra, políticas publicas, intereses de clase, es decir, tiene un telón de fondo ideológico. Discusión

El enfoque de este estudio ha sido analizar el contenido e interpretar la representación de la violencia en la vida cotidiana de estudiantes que cursan sexto grado de primaria en Zapopan, Jalisco. Los resultados revelan que la violencia tiene una implicación racional, está presente de manera directa e indirecta en la sociabilidad de los estudiantes, está en su mundo cotidiano, su mundo intersubjetivo. Podemos afirmar que si bien la agresión se encuentra algo por encima del llamado bullying, las formas de maltrato más crueles y peligrosas están representadas en una alta proporción violencia física. Uno de los datos más alarmantes lo encontramos en la frecuencia con que la violencia se representa a través de “golpes” entre estudiantes. Indudablemente existen diferencias culturales y socioeconómicas entre las tres escuelas analizadas

que

pueden ejercer una

influencia notable en

la

representación de violencia. En tal sentido, la investigación que hemos realizado señala la influencia ideológica, y de ciertas creencias y actitudes sociales en relación con la violencia como forma natural de afrontar o dirimir conflictos, que si bien no es innata o natural del ser humano, está bajo un halo de normalidad en las formas de convivir y socializar. Las derivaciones de este estudio se encuentran en consonancia con los trabajos empíricos de ideología realizados por Martín- Baró (1990). Esta similitud parece justificar que desde una representación microsocial, como lo es la violencia en escuela, se puede justificar la existencia de una representación macrosocial de la violencia en la sociedad. La representación empírica encontrada de la violencia no significa sean validas sólo para estos contextos escolares particulares, sino que al asumir con cautela nuestra plataforma teórica analítica se pueden abordar otros tejidos sociales, de otro municipio de Jalisco, incluso otras entidades o países. La violencia seguirá siendo un reto continuo de todas sociedades. En tal sentido, necesitamos visualizarla como urgente. Requerimos una violencia epistémica. Violencia ejercida en el proceso mismo de producir conocimientos; violencia que acompañe el reconocimiento y legitimación de nuevos saberes (Buenfil Burgos, 2012, págs. 319-320); se trata, más en el fondo de la comprensión misma de lo que constituye la violencia (Martín-Baró, 1990, pág. 368).

Así pues, la violencia representada en estudiantes, se puede decir que tiene un carácter social. La violencia exige siempre una justificación frente a la realidad. En los y las estudiantes tiene una representación primordialmente de “golpes” constituida desde un fondo ideológico, es decir, está conformada para establecer “control u orden social”, necesaria para controlar u oprimir a personas en la sociedad como estudiantes en la escuela. Está constituida socialmente por el “derecho” de ejercer un poder, sea por el Estado o en términos escolares por una autoridad educativa. La violencia parece ser razonable en el sentido de ser un acto (necesario) de una persona o estudiante en contra de una agresión de otro. La violencia es un modelo social de aprendizaje; en otras palabras, es un conocimiento adquirido mediante la observación del comportamiento de los demás. Uno de los factores que con más facilidad desata la violencia es la posibilidad de realizarlos; la escuela no la promueve pero es un medio social que podría

facilitar

actos

violentos.

Estudiante

o

no,

aprenden

aquellos

compartimentos que ve realizar en su medio, y por ende reproduce, o por lo menos tiene la representación social de lo que es violencia. Finalmente, quizá algunos otros logren más éxito sobre el tema de violencia. Sin embargo, de una cosa si estoy completamente convencido: la violencia, ha sido desde el comienzo, un mundo provisto de sentido común, y en él se encuentra la solución a nuestra realidad social.

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