Viaje al refugio de la memoria: Acción en el Cementerio del Arte. Morille, 2013.

July 25, 2017 | Autor: Edurne G. Ibañez | Categoría: Art, Performance, Visual Arts
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Descripción

Viaje al refugio de la memoria.

Acción en el Cementerio del Arte. Edurne González Ibáñez. Morille, 2013.

Este viaje al refugio de la memoria surge como continuación del proceso recogido en mi tesis doctoral: “Aproximaciones a la connotación simbólica de lo subterráneo a través de la práctica artística desde el recorrido, la memoria y la acción”. Estas exploraciones que he ido definiendo y transformando en el tiempo, se han materializado ahora en forma de tesis por la necesidad de cerrar un procedimiento académico, pero teniendo la certeza de no dar por concluido el fundamento que me condujo a entender como un todo inseparable la investigación y la práctica artística. Es por esto que, inmediatamente después de la realización del depósito oficial del documento, decidí realizar esta acción de enterramiento del mismo que presento en las siguientes páginas. El 27 de marzo de 2013 en el Museo Mausoleo de Morille1 confluyeron los principales ejes conceptuales que he estado trabajando en los últimos años. El recorrido, que permite adentrarse en el territorio y habitar simbólicamente sus estratos. La memoria, que se remueve y nos proporciona entradas conocidas a lo que acaba convirtiéndose en vacío, donde uno se pierde y cuestiona lo aprendido. Y la acción, que repercute en el contexto donde se desarrolla, estableciendo otras interpretaciones que construyen nuevas aberturas por las que observar y cuestionar lo existente. Museo Mausoleo o Cementerio del Arte de Morille es un proyecto ideado por Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray. Un campo santo para “no bautizados” vinculados directamente al ámbito del arte contemporáneo que consiste en la conmemoración y el recuerdo, creando una latencia que evoca la inmortalidad y no permite deshacernos de los cuerpos, sino conservarlos como si estuvieran en metamorfosis, pudiendo volver a resurgir. 1

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Este campo no es santo, este espacio de los vivos no-muertos y los muertos-vivos, no es símbolo del eterno reposo, es el emplazamiento de la revuelta constante, de la inconformidad permanente, es el lugar que elijo para esta acción. El entierro no es un final, una prolongación de mí pasa a formar parte de este entramado, de este suelo rico en estratos múltiples, este palimpsesto de las lecturas y las interpretaciones abiertas. Pasa a ser parte del perfil horadado de esta tierra que propone en cada uno de sus agujeros hallazgos vinculados a las ideas, a los procesos, a la vida.

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Mientras extraigo tierra concentro el deseo de introducirme en ella. No voy a depositar mi cuerpo dentro, pero sí una extensión del mismo para que habite esta ciudad desterrada. El espacio heterogéneo de los autoexiliados, de los que no encontraron otro lugar donde albergar refugio, donde construir su trampa, donde alojar su permanente contradicción por querer despegarse de los otros, sin poder dejar de ser parte de un todo.

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Esta incisión en la tierra nace como herida abierta, sangrante, como un anhelo de experimentar la vida soterrada. Me acecha el sentimiento de pérdida pero me alienta la consecución de la transformación sin forma, del resurgimiento simbólico, de la recolección de un fruto inventado.

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Aquí deposito mis hallazgos, mis fracasos, mi tiempo, mi esfuerzo, donde espero que se transformen y sean parte de esta ciudad bajo tierra, cohabitando con este conjunto de des-conocidos que comparten la oscuridad y crean luz propia para que otros sigan el camino hasta aquí.

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La exploración de lo subterráneo me ha conducido finalmente a cavar en la tierra y a depositar las reflexiones extraídas a lo largo de este proceso. Mis pasos han seguido una línea que me lleva al lugar desde el que surgió esa primera mirada al subsuelo, el lugar donde antes o después todo iba a terminar. Hago de este habitáculo subterráneo, un corte en el continuo de la superficie que pisamos, donde desear que lo que hoy entierro no descanse nunca en paz, sino que desde las entrañas, desde el contenido interior que reside en cada una de las cosas, de los gestos, de los hechos, de las maneras y de todos los lugares, pueda seguir con la exploración infinita y el planteamiento de interminables interrogantes. Es por esto, que como lápida dejo mi pala clavaba en la tierra para que la acción perdure en movimiento incesante. 23

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