Verbo liquido de Estela Leñero

VERBO LÍQUIDO DE ESTELA LEÑERO: “LA FRAGILIDAD DE LOS VINCULOS HUMANOS” Elvira Popova

Una mirada sólida hacia los textos de Estela Leñero quisiera necesariamente clasificarlos, catalogarlos y ubicar a la autora dentro de alguna generación, o por lo menos, dentro de alguna tendencia en la dramaturgia mexicana contemporánea. Difícil tarea. La dramaturgia de Estela elude ser definida, y más allá de generaciones, géneros y estilos, en cada nueva obra la autora experimenta con elementos esenciales del texto para teatro: en Insomnio (1993) – con la acción-; en Habitación en blanco (1989) – con el conflicto-; en Verbo líquido (1997) – con el lenguaje, y con el personaje-; en El Codex Romanoff (2004) y en Verónica en portada (2006) – con la anécdota. Es por ello que considero el nuevo libro de Estela Leñero Verbo liquido1, que reúne los textos arriba mencionados, como el mas completo (hasta ahora) y representativo para su autora. Verónica en portada y El Codex Romanoff enmarcan el libro con dos historias al borde de la ficción y la realidad. En la divertida y bien construida locura de acciones simultáneas y relaciones interpersonales (Verónica en portada) la autora recoge y entrelaza las historias de un grupo de actores que infructuosamente ensaya una obra de teatro; y de otro grupo que no con mayor éxito se dedica a la edición de una revista. En este mundo de ficciones (el teatro y la revista) nadie es si mismo: sino se define en su relación con los otros. Como dice en una escena la actriz Verónica: “estoy enamorada en la ficción, pero en realidad no siento nada. Mi corazón no esta ahí. Soy yo pero no soy yo.” (Leñero: 79) Leñero construye la constante transformación del espacio por medio del recurso cinematográfico de desvanecer la escena mientras simultáneamente en forma gradual aparece la siguiente escena (crossfade) y así mantiene el dinamismo de la acción, pero también el vínculo entre los personajes quienes resultan ser amantes, esposos, novios, parejas, ex amantes, exparejas, etc.

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Leñero, Estela. Verbo liquido. México: Escenologia, 2009.

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Como suele suceder en otros textos de E. Leñero (en Habitación en blanco y en Insomnio, por ejemplo), un hecho que viene de fuera detona el conflicto y define el rumbo de la acción: aquí, la publicación en la portada de la revista del desnudo de Verónica reacomoda las relaciones efímeras entre los personajes y los enfrenta con su inseguridad en este tiempo sin certezas, donde el “amor liquido” (recurriendo al concepto del sociólogo Zygmunt Bauman) muestra las necesidades del individuo de no identificarse con algo o alguien: pues no se posee la certeza de que sea duradero. Todo lo contrario son los personajes de El Codex Romanoff, porque el moderno siglo XIX (donde la autora ubica la acción), a diferencia del postmoderno s. XXI (donde esta ubicada Verónica en portada) todavía cree en conceptos sólidos como solidaridad, amistad y amor; y ve el placer del buen comer como refugio para la identidad humana. En la hostilidad de la vida conventual el libro secreto con recetas de Leonardo (el Codex Romanoff) crea para Aurora y Pilar este mundo de ficciones, en donde el sabor, la sensibilidad y la calidez se traducen en compasión. Así la fragilidad de su vínculo se transforma en la certeza de la identificación. Cocina del convento, altamar o dispensario al sureste de México: el espacio en El Codex Romanoff se identifica con algún objeto, o se reconoce por sonidos, como señala la autora. Este recurso: de crear atmósferas y sensaciones a partir del espacio con elementos mínimos que cambian su significado, así como la simultaneidad de los espacios y las elipsis de tiempo son no solamente motivo recurrente en la dramaturgia de Estela Leñero, sino lo original y distintivo de su estilo. Así es como ella experimenta en Insomnio con los diferentes significados de las acciones cotidianas: a partir de un espacio cerrado (departamento) y separado por grandes ventanales del publico, que solo ve acciones, pero no escucha palabras. Definido por su autora como “teatro sin palabras”, Insomnio, escrito en 1993, es un experimento con la estructura narrativa, que en la primera década del siglo XXI se va a convertir en una de las tendencias en la dramaturgia mexicana contemporánea. Este “teatro sin palabras” de Estela Leñero no priva el personaje de la palabra: Ella y El en primera persona “expresan sus movimientos, mas que sus emociones” – Ella, despertándose y arreglándose a salir, y El, espiándola por la ventana y entrando en su departamento en su ausencia. Al aislar la representación entre las paredes de cristal, la autora deja que el espectador construya su propio significado de estas acciones. De esta manera, la representación obtiene varios niveles de 2

ficción: uno para El, observando, otro – para Ella, al ser observada, y otro – para el publico, que según Estela Leñero, es el principal Voyeur. El encuentro entre El y Ella es inevitable: Ella regresa mientras El explora y arregla su departamento. El espectador construye su propia historia de los posibles vínculos en este juego de ficciones. Multiplicidad de posibilidades para la construcción de significados encontramos también en el texto que da el titulo del libro, y es una metáfora de las experimentaciones de Estela Leñero y de su dramaturgia que elude ser definida: Verbo líquido. Creado como espectáculo multidisciplinario por un músico, un artista plástico, una coreógrafa, una actriz, un videoasta y la dramaturga, Verbo líquido experimenta con el lenguaje teatral: con el verbo, que es acción, con el personaje, con el tiempo y el espacio. Unidos a través de tubos y líquidos, colgados de unas cuerdas, en sillas de playa; sonriendo, acechando, necesitando, deseando, seduciendo - estos seres comprimidos a lo esencial de la existencia accionan como los líquidos – sin forma, sin fijarse en el espacio y sin atarse al tiempo. La incertidumbre respecto a los vínculos entre estos seres llamados Ella Ascendente y Ella Descendente, El Ascendente y El Descendente nace de la imposibilidad de definir la identidad del sujeto y puede ser leída a través de la teoría de la Modernidad liquida de Zygmunt Bauman, en la que el sociólogo polaco analiza la sociedad actual en la cual solo puede existir una identificación con ciertos valores comunes, pero no una identidad. En la “modernidad liquida” las relaciones son efímeras y sin consecuencias, los vínculos son fríos; y en la fragilidad social la inseguridad, la incertidumbre y el riesgo privan a la identidad del sujeto de lo sólido, de lo certero, transformándose esta, en una identidad liquida. En las obras que integran Verbo líquido la fragilidad de los vínculos humanos se traduce en un caleidoscopio de múltiples posibilidades de interpretación, en el cual la ultima mirada siempre es la del espectador.

Bibliografía: Bauman, Zygmunt. Modernidad liquida. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. Leñero, Estela. Verbo liquido. México: Escenologia, 2009.

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