Ver Smara y morir ( de M.Vieuchange, traducido al español por Larosi Haidar)

June 30, 2017 | Autor: Larosi Haidar | Categoría: Translation Studies, Orientalism, Saharawi Studies
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Descripción

Michel Vieuchange

VER SMARA Y MORIR Traducción y notas del Dr. Larosi Haidar Edición e introducción de Pablo-Ignacio de Dalmases

VER SMARA Y MORIR187

Impresiones del trágico raid de Michel Vieuchange a Smara, la misteriosa capital de los Hombre Azules de Río de Oro, extraídas de su carné de ruta por su hermano y colaborador Jean Vieuchange.

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N.T.: Texto publicado originalmente en francés en la revista La Vigie Marocaine, fundada en Casablanca en 1908, un año después del saqueo de la ciudad marroquí por parte de los soldados del almirante Philibert. Se publicó en siete capítulos más un comentario, que también traducimos, entre el 21 y el 27 de marzo de 1931.

En diciembre pasado, dimos a conocer el raid de un joven francés, Michel Vieuchange, al extremo sur marroquí, más allá del Draa188, hasta Smara. Un raid interesante por su audacia, pues ningún explorador hasta ahora había podido alcanzar la ciudad fundada por Ma el Ainin. Únicamente el Coronel Mouret, a finales de febrero de 1913,a la cabeza de una columna que salió de la Mauritania francesa para vengar el desastre de Lab-bairat189, entró en Smara, que encontró vacía y en la que apenas permaneció unas horas. ¿Desconocía Vieuchange esta visita? Eso pensaríamos al leer sus notas, donde predomina una obsesión: ir a Smara, ver Smara. Él tampoco estuvo más que algunas horas y, a su vuelta a Tiznit190, tendrá que ser trasladado en avión al hospital de Agadir donde moriría, algunos días después, por agotamiento debido a la fatiga y a la disentería. De sus carnés de ruta, su hermano y colaborador Jean Vieuchange ha extraído impresiones que nos permitirán dar una idea de lo que fue ese raid, conservando el interés de la narración completa que el Sr. Vieuchange quiere ofrecer en un libro que publicará, con los documentos fotográficos y croquis, según la voluntad de su hermano. Sabemos que el gran diario ilustrado español “Ahora” acaba de publicar un reportaje cuyo texto, adornado con numerosas fotografías, es casi el mismo. Efectivamente, “Ahora”, sin quererlo, había aportado con la publicación de una vista panorámica de Smara tomada desde un avión, la prueba de que las fotografías dejadas por Vieuchange eran verdaderamente auténticas. En la colección que nos ha confiado su hermano, tenemos además varias películas en las que Michel de Vieuchange, quien no ignoraba la duda que por costumbre se le endosaba a las exploraciones desprovistas de testigos, se hizo fotografiar ante Smara, lo que confiere valor pleno a sus relatos. 188

N.T.: Río situado al sur de Marruecos, tradicionalmente considerado como frontera natural entre este país y el Sáhara Occidental. 189 N.T.: Se trata del ataque perpetrado por fuerzas rebeldes saharauis contrarias a la penetración extranjera a un importante destacamento francés de meharistas que fue masacrado en la localidad mauritana de Lab-bairat, el día 10 de enero de 1913. La acción vengativa de Mouret contra Smara, en febrero de 1913, desataría las protestas españolas, al formar parte esta ciudad del territorio del Sáhara Occidental. 190 Localidad situada en la región sur de Marruecos, entre Gleimim y Agadir.

Aquí, no encontrarán más que impresiones de ruta, que a veces asombrarán por su ingenuidad, pues Michel Vieuchange no era un viejo marroquí curtido en el bled191: era un joven apasionado obsesionado por la meta que se había fijado. Ignoramos el valor de su documentación científica, pues aquí de lo que se trata es de lo pintoresco y del drama de un raid ante el cual nos inclinaremos por partida doble: porque tuvo éxito y porque le costó la vida a su autor.

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N.T.: del árabe balad, país o terruño, que en el Norte de África tiene, además, la acepción de campo o interior del país.

I

Cómo no sorprenderse al encontrar en el mapamundi una zona totalmente blanca del tamaño de Francia. Dicha zona es Río de Oro, esa porción del Sáhara atlántico que sólo conocíamos por los relatos deformados de los nómadas y donde la civilización viene a chocar contra un fanatismo feroz. Esta región habría sido como borrada del resto de la Tierra si no fuera porque, de vez en cuando, nos llegaban de allá ecos que recuerdan que, en esas comarcas, se mueven hombres hostiles cuya vecindad es un peligro incesante. A menudo, a lo largo de estos últimos años, nos llamó la atención el destino reservado a los aviadores obligados a aterrizar en estas regiones desconocidas, pues la gran línea Francia-Sudamérica las sobrevolaba a lo largo de una distancia de 1.500 kilómetros. Tenía lugar una avería y los aviadores eran retenidos como cautivos para, más tarde, ser liberados mediante rescates muchas veces astronómicos. Aunque también podían ser masacrados, como lo fueron Gourp, Erable y Pintado192 en 1927. En este vivero de fanatismo se concentran las fuerzas religiosas que procrean guerras santas como las predicadas por Ma el Ainin y, en 1910, por su hijo El Hiba, los dos sultanes del Marruecos insumiso. Durante más de un año, mi hermano Jean y yo habíamos pensado en levantar el velo caído sobre esta parte de África, considerada la más misteriosa, y tomamos como meta de nuestra tentativa a Smara, la ciudad que el gran

mrabet193 sublevado Ma el Ainin quiso levantar en medio del desierto. Smara, punto de referencia en estos parajes de gran nomadismo donde las tiendas se desplazan continuamente; lugar de encuentro para los contrabandistas de 192

N.T.: Según parece, el suceso tuvo lugar un año antes, pues el 11 de noviembre de 1926 el avión de Gourp se vio obligado a aterrizar en las cercanías de Cabo Bojador debido a una avería. El avión de Erable, intentando salvarle, sufre un accidente y se queda también en tierra. Surgen entonces los autóctonos del lugar, que capturan a los pilotos y al mecánico Pintado. En un momento dado, se producen disparos y caen abatidos Erable y Pintado, siendo sus cuerpos abandonados. Tras el pillaje y la destrucción de los aviones, Gourp, que había resultado herido, es trasladado a camello con la intención de obtener por él un rescate. Finalmente y tras darle por muerto, sus secuestradores lo abandonan en el desierto. El equipo de rescate lo encontraría veintidós días después y, tras ser hospitalizado el 2 de diciembre en Casablanca, muere de gangrena tres días después. (En http://semeuse.25c.bleue.free.fr/?page_id=3446 fecha de consulta: 16/10/2013) 193 N.T.: Hombre de religión, morabito.

armas, los mercaderes de esclavos y las grandes razzias que se incursionan hasta los confines del Sudán194; extraña atracción por este enigmático punto estable en medio del desierto. Pero, sobre todo, había en nosotros un entusiasmo frente a la vida en el que encontrábamos nuestras verdaderas razones para actuar, un entusiasmo que no podíamos ignorar debido a su pujanza. Tras haber soñado, en un principio, con reunir una numerosa caravana y partir, mi hermano y yo, acompañados de dos o tres amigos, nos fue arrebatado dicho deseo por la imposibilidad de encontrar los fondos necesarios para tal empresa. Así que decidimos que uno de los dos se aventuraría solo. ¿Iba yo a unirme a una de las caravanas que trafican más allá del sur marroquí y atraviesan el desierto? Mi conocimiento del chleuh195 y del árabe no era, ni mucho menos, suficiente. Entonces, con esta carencia lingüística y mi tez tan pálida que de hecho soy rubio, ¿pasaría yo, ante los ojos de los nómadas, como uno de los suyos? Ya no tenía elección de medios. Sólo uno me quedaba, y cuya temeridad no podía ocultar: partir con tres o cuatro guías a quienes ocultaría mi nacionalidad como francés y cuya discreción tendría casi asegurada. Entonces, gracias al apoyo de algunos caídes de la región, me puse a buscar en el sur de Marruecos a un hombre seguro a quien pueda confiar la organización material de la expedición. Encontré a Ahmed El Mahboul196 y, de entrada, sentí que se entregaría enteramente a mí; de hecho, es el único que jamás me ha traicionado. Sin embargo, El Mahboul no podía servirme de guía: jamás había ido más allá de Gleimim197. Así que para conducirnos hasta el ued198 Draa, hasta el oasis 194

N.T.: Se refiere al Sudán francés, el actual Malí. N.T.: Se refiere al habla bereber de las tribus localizadas en la región del Sous. Parece que Vieuchange utiliza más bien el gentilicio, chleuh, que es la denominación que reciben las tribus en cuestión, mientras que la lengua en sí se denomina generalmente tachalhit. 196 N.T.: Difícil saber si realmente este es el apellido de Ahmed. Probablemente sea un apodo que aluda a su carácter o apariencia, pues mahboul en dialecto marroquí significa “embobado, alocado, atontado...”. 197 N.T.: Hay varias variantes para la denominación de esta localidad situada al sur de Marruecos y cuya población mayoritariamente es saharaui: Agalmim, Galmim, Gleimim, en ningún caso Aglimine como dice Vieuchange y que suponemos resultado de una mala audición del nombre al ser pronunciado por los autóctonos. Galmim en hassanía hace referencia a una brecha o hendidura en la roca de zonas montañosas donde, tras la lluvia, el agua queda atrapada y puede aprovecharse por el hombre y los animales. Gleimim es el diminutivo de Galmim. 195

que debía servirnos de base, El Mahboul llegó a un acuerdo vocal con un tal Chibani199. Una vez en Draa, gracias a la diplomacia de El Mahboul y a las relaciones de Chibani, encontraré seguramente nuevos guías. Ante la necesidad de permanecer el menor tiempo posible en estas regiones hostiles y a pesar del plus de fatiga que de ello resultaría, yo quería una marcha extremadamente rápida, quería un verdadero raid. Evidentemente, disfrazado de mujer, caminando con mujeres, en la primera parte de la ruta no iremos muy rápido. Pero más allá del Draa, será otra cosa: montados en meharis200 habituados a recorrer más de cien kilómetros al día, cruzaremos en un tiempo mínimo las inmensas extensiones desérticas que se expanden hasta Smara. Para ir tan rápido, he debido simplificarlo todo: poco equipaje, los medicamentos estrictamente necesarios, los instrumentos de orientación indispensables, sin cámara tomavistas e, incluso, sin tienda. De esta forma, organizamos la empresa. Mi hermano se quedará en los límites de la zona pacificada, presto a aventurarse a su vez en el caso de que yo, cautivo o herido, le llamase. Para asegurar la comunicación, Larbi201, uno de los hermanos de Mahboul, nos acompañará hasta el ued Draa. Tres veces, envié a mi hermano noticias mías. En cada ocasión, y a pesar de que tenían que atravesar una zona infestada de merodeadores, estos mensajeros lograban entregar a mi hermano mis cartas, mis carnés de ruta, mis fotografías y, la última vez, la noticia de mi retorno. Finalmente, cuando todo estaba preparado, le di cita a Mahboul y su gente a treinta kilómetros al norte de Tiznit, a orillas del ued Massa. Estaba resuelto a sufrir lo que hiciese falta. Durante dos meses, puede que tres –o más si caía cautivo- iba a vivir la vida de estos nómadas, habituados desde la infancia a caminar descalzos; capaces de estar tres días sin pegar ojo y de 198

Del árabe wadi, denomina en el Norte de África al río o curso de agua de similares características. N.T.: El viejo, el anciano. 200 N.T.: Un mehari es un dromedario africano muy veloz y muy sobrio. Su denominación proviene de Mahra, que es una región yemenita en la que hay una larga tradición de crianza de buenos camellos entrenados para correr. 201 N.T.: La grafía del nombre varía a lo largo del texto. A veces el autor lo transcribe como Larbi, otras, sin embargo, lo presenta como Lharbi. 199

dormir cuarenta y ocho horas de un tirón; capaces de comer una cabra entera sin tomar aliento; capaces, también, de estar siete días sin comer y tres sin beber.

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