Ventajas y Desventajas de la Segunda Vuela en el Perú

May 24, 2017 | Autor: M. Ramírez | Categoría: Political Science, Gobernabilidad, Elecciones, ELECCIONES POLITICAS, LIMA PERU
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Descripción

¿Qué consecuencias políticas ha tenido en Perú, la introducción de una fórmula de elección de presidentes por mayoría absoluta y doble vuelta?

Marco Antonio Ramírez

Conceptos como fórmula de elección, mayoría absoluta, mayoría relativa, doble vuelta electoral forman parte del marco conceptual que trabaja la categoría conocida como sistema electoral.

El título del ensayo hace referencia a las consecuencias políticas que tuvo la introducción de algunos elementos del Sistema Electoral en nuestro país, esto en respuesta a los postulados de algunos teóricos que postulan que el Sistema Político y el Sistema Electoral tienen algún grado de relación yendo desde la más directa hasta la más lejana, sin embargo todos coinciden en que existen influencias de ambas categorías (Nohlen, 2013).

El presente trabajo toma la posición de Ismael Crespo en "El ballotage en América Latina" con respecto a las ventajas y desventajas de la Segunda Vuelta Electoral.

Podemos definir al sistema electoral de manera sencilla y citando a nuestra Constitución Política que en su artículo 176° menciona que el ''sistema electoral tiene por finalidad asegurar que las votaciones traduzcan la expresión auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos; y que los escrutinios sean reflejo exacto y oportuno de la voluntad del elector expresada en las urnas por votación directa".

De este concepto podemos afirmar que las reglas parte de un sistema tienen como función convertir los votos emitidos por los ciudadanos en un determinado proceso electoral en cargos de representación, ahí radica la influencia de tinte político que puede adaptar.

Perú fue el país pionero de América Latina en incluir dentro de su sistema electoral la elección por mayoría absoluta con doble vuelta. Esta reforma se instauró en el año 1978, a raíz de lo sucedido en las Elecciones Presidenciales de 1962, donde ningún candidato obtuvo el tercio de los votos que nuestra carta magna estipulaba para ser electo Presidente del Perú. Esta reforma electoral intentó impedir que aquellos candidatos radicales (llamos también contra sistema) puedan llegar al poder e instaurarse en el gobierno, además tuvo la intención de incrementar el porcentaje de legitimidad social por parte de los representados, entendiendo que un gobierno con poco porcentaje de respaldo puede desembocar diferentes formas de desestabilidad e ingobernabilidad.

El presente ensayo tratará de analizar la fortaleza y debilidad del llamado Ballotage teniendo como caso de estudio las Elecciones Generales de 1990 y la victoria del Ing. Alberto Fujimori, una victoria que nadie predijo y que marcó un hecho que merece ser analizado.

Solo para repasar lo sucedido, en las Elecciones Generales del año 1990, debió ser elegido según todos los pronósticos nacionales e internacionales el Sr. Mario Vargas Llosa, destacado literato nacional y candidato por la coalición de dos de los partidos políticos más fuertes de aquél entonces, Acción Popular y el Partido Popular Cristiano. El llamado Frente de Democrático - FREDEMO obtenía de manera ventajosa la victoria en todas las encuestadoras y el respaldo por parte de todos los medios de comunicación peruanos, siendo incluso invitado, Mario Vargas Llosa, a diferentes canales de televisión del mundo que vaticinaban su arrasadora victoria en primera vuelta electoral. Contra todo pronóstico no fue así, el anónimo se hizo notar, Alberto Fujimori, Ingeniero Agrónomo de ascendencia Japonesa y profesor de la Universidad Nacional Agraria de la Molina se postula a las elecciones como un ciudadano sin experiencia y sin antecedentes partidarios, desconocido por la opinión pública, con un discurso novedoso y presentado por un partido nuevo denominado Cambio 90. Acercándose a la jornada electoral, los pronósticos cambian, era el anónimo Fujimori quién lograba enganchar más con la población abanderando un lema que retumbaba los barrios más populares "Honestidad, Trabajo y Honradez". El día de la elección, Mario Vargas Llosa del FREDEMO no obtiene más del 50% de los votos como estipulaba nuestra constitución para ganar las elecciones sin hacer uso de la segunda vuelta, el resultado de las urnas le dan el 27.6% en primera vuelta, en segundo lugar, Alberto Fujimori de Cambio 90 con 24.6%, seguido por Luís Alva Castro del Partido Aprista Peruano con el 19%, Henry Pease de la Izquierda Unida con 7% y Alfonso Barrantes de Izquierda Socialista con el 4%. Durante la segunda vuelta, Alberto Fujimori en clara subida, gana las elecciones con el 57%, apoyado por los votos de la izquierda y el Partido Aprista, el Sr. Mario Vargas Llosa queda rezagado con el 33.5% y se retira del país rumbo a España en la quizás derrota más grande e inesperada de su carrera política.

El ballotage presenta entre sus fortalezas el carácter de legitimidad que le otorga al presidente que es elegido puesto que resulta electo por una amplía mayoría en contraposición con la elección realizada por mayoría simple que no estipula en porcentajes ni es distancias porcentuales entre uno u otro candidato. Bajo este escenario podría ser elegido el candidato A que contaba con 39.5% de los votos en vez del candidato B que contaba con el 39.3% de los votos. No estaba determinado de modo claro qué candidato merecía ganar puesto que los porcentajes de votos en un escenario de múltiples candidatos podría dificultar la legitimidad y aceptación de la autoridad elegida.

Pudo ser el caso del presidente Fernando Belaunde Terry que fue electo por el parlamento peruano para el período de 1963-1968, a pesar de no ser elegido por el pueblo peruano en las Elecciones Generales de 1962 que dieron como ganador a Victor Raúl Haya de la Torre del Partido Aprista Peruano pero no contó con el respaldo de ser un proceso justo y fue anulado siendo ganador en el año 1963, Belaunde Terry. Concluido su gobierno hubo un golpe de Estado que podría responder a la evidente falta de legitimidad de las autoridades que fueron elegidas y que es la situación que busca contra-atacar el proceso balotaje.

Permite moderar y centrar a los candidatos que resultarán ganadores, esto en respuesta a que el proceso electoral tiene un segunda etapa en la que solo participan dos organizaciones y esto demanda que en un escenario no favorable para las organizaciones participantes tengan que negociar y buscar alianzas que no lograrían si se posicionan desde el primer momento como grupos radicales o extremistas.
Podemos poner como ejemplo a las Elecciones Generales de 1985 que según INFOGOB contó con 9 organizaciones políticas participantes, que permite demostrar que grupos de cierto modo extremistas como Izquierda Nacionalista representada por Roger Cáceres Velásquez solo obtuvo el 2% de los votos, escenario que motivaría que otros grupos ''radicales'' modificarán sus postulados de modo que pudieran ubicarse al centro del escenario político para fomentar coaliciones que en un futuro podría determinar más viabilidad política y contar con posibilidades de ganar, en tanto que "permite que los perdedores de la primera vuelta puedan negociar su apoyo a los candidatos mayoritarios, a pesar de que el control que aquellos tienen sobre sus electores pueden ser muy variable y no se trate más de una simple expectativa de voto". Entendiendo el diálogo entre partidos como un acto que fortalece la democracia en cuanto se genera consensos de posturas y propuestas que dan solución a las problemáticas de la población y así a la consolidación de la gobernabilidad para una mejor respuesta a las demandas nacionales, fue en esa línea como Alberto Fujimori logró obtener el respaldo de las organizacione políticas de izquierda, sumando toda esta gran masa popular a su débil maquinaria electoral en comparación con el abrumante apoyo de los medios de comunicación y propaganda electoral de Mario Vargas Llosa. Teorías afirman que la candidatura de Alva Castro del Partido Aprista Peruano nació con la intención de debilitar a Vargas Llosa y empoderar a Fujimori para que pasara a segunda vuelta, de ser así, es allí donde aparece una desventaja de la existencia del Ballotage, en cuanto promueve la creación de candidaturas fantasmas para perjudicar al partido que lidera las encuestas o tiene altas posibilidades de ganar la elección, lo real es que el APRA no apoyó de manera expresa a Alberto Fujimori, sin embargo muchos militantes y simpatizantes apristas se sumaron a la apuesta por la campaña de Cambio 90 a la presidencia del país.

Finalmente, además de brindar legitimidad al candidato elegido por mayoría simple quien en un debate frente a frente con el candidato ubicado en el segundo o tercer lugar resultaría perdedor, facilita la elección de un candidato que de pasar a una segunda vuelta frente a frente con cada uno de los participantes de la elección sería capaz de vencerlos a todos ayudado por un voto estratégico de los electores.

Un ejemplo de esto sería la reciente elección de Pedro Pablo Kuczynski quien era postulado por la encuestadora IPSOS como el único candidato capaz de vencer en el balotaje a Keiko Fujimori ganadora de la primera vuelta (Condorcet).

Dentro de las desventajas del balotaje, se menciona que instaurarlo fábrica mayorías artificiales y plebiscitarias, puesto que el candidato elegido en segunda vuelta no tiene necesariamente más del 50% de los votos, sino que en una situación en la que hay solo dos candidatos resultó elegido, esto es peligroso puesto que transmite una sensación de mayoría que no existe y al estar desvirtuado en el caso peruano de la elección parlamentaria es aún más desfavorable puesto que el poder ejecutivo elegido no podrá materializar la sensación que mayoría que emana por la segunda vuelta, ya que el porcentaje de congresistas que tiene en el parlamento responde a los votos de la primera vuelta que entre otra cosas, permite el voto cruzado, variables que dificultan el trabajo del poder ejecutivo resultando un riesgo para el sistema democrático porque la legitimidad de elección del presidente no se ve ejecutada desacreditando de algún modo al proceso de elección democrático por una evaluación únicamente en función a resultados.

Un ejemplo de ello podría ser el caso del partido de gobierno ''Peruanos por el Kambio'' electo para el período 2016-2021 que a pesar de ser el poder ejecutivo es la tercera fuerza legislativa por debajo de ''Fuerza Popular'' y ''Frente Amplio'' situación que ha dificultado su gobierno y hasta el día de hoy a ido mermando en su popularidad, cayendo varios puntos en las encuestas hechas a la ciudadanía. Encuesta realizada del 21 al 24 de enero del 2017 por GfK Conecta S.A.C que postula que el mandatario tiene el 35% de aprobación cayendo este último mes un 11%.

Que "el debate político se canalizan más hacia la personalidad de los líderes que a sus vínculos con las organizaciones partidarias", además "la extrema personalización de la elección presidencial tiende a aumentar la influencia política de los outsiders" es otra de las desventajas del balotaje. Es evidente que los partidos fuertes responden de mejor manera a los problemas de la población, esto debido a la constante contacto con los ciudadanos y su interés de canalizar las demandas populares para establecer soluciones idóneas durante la etapa de gobierno, generan corrientes de opinión en la ciudadanía mediante pronunciamientos y aparición en medios de comunicación ante acciones u omisiones del gobierno de turno, además de generar cuadros y líderes que promuevan la agenda programática de las organización política para la adhesión de los ciudadanos. Durante las Elecciones Generales de 1990, se generó una serie de especulaciones y leyendas alrededor de la figura de Alberto Fujimori, afirmaciones como que el "ser descendiente de japonés" traería más dinero al país y disciplina, su condición de docente universitario le atribuía una imagen de preparado intelectualmente, el respaldo de la iglesia evangélica y pequeños empresarios le daban una imagen de honesto, estas características fundadas en prejuicios o estereotipos invisibilizan los puntos en contra de su nuevo e inexperto partido político denominado "Cambio 90", la ciudadanía peruana no cuestionaba su trayectoria política, la descentralización de sus bases partidarias, el arraigo de su estructura con la población, ni mucho menos la ideología, era solo Alberto Fujimori, una persona nueva, carismática y con un alto respaldo popular, especialmente de la clase C, D y E. y parte de B. Su discurso en contra del continuismo le dio el título de candidato Outsider y la esperanza de cambio en los noventa, como aludía el nombre de su partido.

Favorecer a la polarización electoral, es otra desventaja del balotaje que ante "la tendencia a estructurar la competencia política alrededor de dos grandes opciones puede convertir a la doble vuelta en una confrontación entre dos candidatos que representan dos modelos de sociedad y, por tanto, en una elección bipolar se puede introducir una fuerte polarización política". Perú posee un régimen Semipresidencialista, además de la existencia de un multipartidismo compuesto por más de 20 partidos políticos inscritos en el Registro Nacional de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, similar cantidad de partidos postulantes a las Elecciones de 1990. Durante la segunda vuelta de aquella elección, los partidos divididos en 2 bloques sumaron a la polarización de la población para apostar por la izquierda y derecha peruana. Vargas Llosa recibió una imagen de burócrata, clasista, privilegiado y alineado con las más grandes empresas e intereses nacionales, su apoyo por parte de la ciudadanía era básicamente de la clase alta y cuyo respaldo en las calles por parte de ese sector de la población le sumaba a la estigmatización de una clara inclinación al libre mercado y capitalismo, a diferencia de aquellos que apoyaban a Alberto Fujimori, considerados los "verdaderos peruanos", pobres (en aquel entonces una importante mayoría) y hartos del continuismo de lo que fue el gobierno de Alan García Pérez. El Perú estaba dividido.

El sorpresivo resultado de la primera vuelta, obligó a los partidos y movimientos populares de izquierda y centro a plantear estrategias para impedir la elección de Vargas Llosa. La doble vuelta electoral "incentiva la formación de mayorías "negativas" o bloqueo", esta situación genera alianzas entre los partidos políticos que perdieron en la primera vuelta, coaliciones que nacen a favor de que el ganador logre mantener su programa de gobierno lo más cercano posible al de los partidos aliados, a manera de luego, de llegar a ser electo, poder negociar puestos políticos o técnicos dentro del poder ejecutivo o una alianza entre los congresistas que lograron ser elegidos para alcanzar una gran mayoría parlamentaria.

El voto por el "mal menor o menos malo" es también una de las debilidades del sistema de doble vuelta en sistemas presidencialistas como el nuestro. Los ciudadanos peruanos votaron por el candidato que menos riesgo tenía de realizar un mal gobierno. La elección de Alberto Fujimori y el miedo de la candidatura de Vargas Llosa que hacía referencia a una ola de cuestionamientos y vínculos con las más grandes empresas nacionales e internacionales, muestra que evidentemente lo votos que recibió y lo ayudaron a ser presidente fue un voto calculado, más no una apuesta por una propuesta programática, ello genera y generó en los 90 un quiebre en la voluntad popular, debido a que los resultados electorales no representaron la verdadera voluntad de la población sino un antivoto. Pérez Liñan afirma que la "reversión del resultado de la primera vuelta en la segunda ronda es una variable que aumenta las posibilidades de que se produzca una crisis de gobernabilidad", fue ese el principal motivo por el cual Alberto Fujimori cierra el congreso en el año 1992 alegando que el parlamento le impedía gobernar, empezando allí uno de los gobiernos más corruptos de la historia del Perú y América Latina.

Para evaluar las consecuencias políticas que ha tenido la implantación del sistema debemos evaluar cuantitativamente los procesos electorales en los que se ha hecho uso de la segunda vuelta electoral para poder evaluar de modo objetivo su impacto político en nuestra realidad actual.

Las segunda vuelta se aplicó desde las Elecciones Generales de 1985, contabilizando 7 procesos electorales en los cuales se debía aplicar este mecanismo, 3 de 4 procesos mostraron cambios entre las decisiones de la primera y segunda vuelta electoral, situación bastante equilibrada que contrasta con la realidad promedio de América Latina en donde la variación de resultados entre primera y segunda vuelta es mayor.

Respecto al número de candidaturas participantes de las Elecciones Generales, podemos observar una tendencia creciente que oscila entre 8 y 20 como candidaturas mínimas y máximas entre 1985 y 2016, con algunas variaciones como el retiro de candidatos para no perder la inscripción partidaria, principalmente.

La formación de coaliciones que sería efecto del balotaje no se estaría materializando de modo externo al gobierno puesto que hay una atomización en la oferta partidaria motivada por las razones señaladas por Ismael Crespo, líneas más arriba.

Parece haberse cumplido el efecto de obtener al candidato concert en casi el 50% de procesos que involucran a la Segunda Vuelta, sin embargo, la legitimidad otorgada por el proceso de balotaje parece ser solo inicial y causar un efecto contrario al deseado puesto que los mandatarios concluyen el cargo con índices de desaprobación bastante altos (Nohlen, 2013).





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