VENEZUELA; LAS PRIMERAS ELECCIONES SIN CHÁVEZ

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Venezuela
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Descripción

VENEZUELA; LAS PRIMERAS ELECCIONES SIN CHÁVEZ

"Yo me quedo en Venezuela, porque yo soy optimista"
Carlos Baute

Fernando Álvarez Simán*

Hace seis meses, Venezuela entera se volcó a las urnas para elegir entre la continuidad del régimen de izquierda encabezado por el ya legendario Comandante Hugo Chávez Frías o las propuestas de centro derecha de un personaje ascendente en la escena política de ese país latinoamericano, el empresario Henrique Capriles Radonski. Contrario al arrastre electoral que se esperaba de un régimen que llevaba 14 años consolidando un modelo de desarrollo centralmente planificado y anclado en las divisas de la enorme riqueza petrolera, las elecciones fueron bastante competidas; porque Capriles a pesar de las evidentes inequidades en el proceso electoral superó la falta de organización y la división de una oposición que durante los casi tres lustros de chavismo se mantuvo al margen de las grandes decisiones nacionales.

Aun así en Octubre de 2012 Capriles logró el 44.3 por ciento de los votos contra el 55 por ciento del mítico comandante Chávez, y esto fue la voz de alarma para la continuidad de un régimen construido sobre el culto a la personalidad de Hugo Chávez. Pero lo peor no era el avance de la oposición, lo que vaticinaba las tempestades políticas por venir era la aceptación por parte del gobierno de los tumores cancerosos detectados a Hugo Chávez desde el 2011. De esta manera, sin recorrerse por completo el misterio del cáncer, Chávez es intervenido quirúrgicamente hasta cuatro veces y se presenta a las elecciones generales ese mes de octubre del año pasado. Posteriormente el régimen chavista pasa de comentar a los medios nacionales e internacionales que la crisis de salud del presidente electo se superaría, a reconocer que una grave infección respiratoria complicaba la recuperación de Hugo Chávez.

Finalmente, el cuarta vez electonunca toma posesión como presidente de Venezuela y fallece el cinco de marzo. Es en ese contexto que emerge como presidente encargado la figura del sindicalista, antiguo miembro de una banda de rock, aficionado al beisbol y conductor del ferrocarril metropolitano o "metro de Caracas"; Nicolás Maduro Morós. En el momento del fallecimiento del líder de la revolución bolivariana Maduro Morós era el vicepresidente, aunque en todo el chavismo había escalado desde un activista y simpatizante desde el sindicalismo, hasta Diputado, presidente de la asamblea nacional, canciller y vicepresidente ejecutivo.

Por su parte Henrique Capriles Radonski se presentaba a las elecciones por segunda vez consecutiva aglutinando a la oposición antichavista, Capriles Radonski un apasionado del motociclismo y del basquetbol; es llamado por las huestes chavistas el "burguesito" por sus orígenes judíos y polacos y porque proviene de dos familias de la clase empresarial venezolana con intereses en las industrias de la vivienda, la alimentación y el entretenimiento. Desde el inicio de su carrera política Capriles siempre ha intentado desmarcarse de la clase empresarial de la que proviene, machaca que admira a Lula Da Silva, el legendario ex presidente brasileño y durante la campaña hacía mofa de Maduro llamándolo "toripollo" porque tiene cuerpo de toro y cara de pollo.

El caso es que las elecciones fueron atípicas porque el deceso de Chávez solo permitió la realización de campañas electorales que solo duraron 35 días; en ellas oficialmente hubo seis candidatos pero claro está los principales rivales eran solo dos: Maduro y Capriles. Estaban llamados a las urnas casi 19 millones de venezolanos y para garantizar la tranquilidad de la jornada electoral se desplegaron en todo el territorio nacional 141 efectivos de las fuerzas armadas y se cerraron las fronteras.

La plataforma política de Capriles buscaba acabar con el centralismo y fomentar el desarrollo de las regiones; cuidadoso, aseguraba que daría continuidad a los programas sociales de Hugo Chávez sobre todo en educación, vivienda y salud; además no toleraría la violencia que sobre todo en Caracas tiene altos índices de incidencia, daría prioridad a los jóvenes en la búsqueda de empleo y de manera inmediata aumentaría los salarios mínimos. Nicolás Maduro quien por cierto aparecería 14 veces en la misma boleta electoral, se apoyaba en la mítica figura del Comandante Chávez, incluso hizo una ya famosa alusión a que se le presentó en forma de pajarito. Pero más allá de la anécdota reiteraba que continuaría con las propuestas del comandante, muchas de ellas redactadas de su puño y letra. Hacía también referencia sobre la importancia de la seguridad pública y prometía que atacaría de manera frontal la corrupción y el burocratismo, los dos grandes pendientes del chavismo.

Para muchos, la candidatura de Maduro era ilegal, puesto que la constitución venezolana prohíbe que el vicepresidente en funciones se presente a elecciones, pero de cualquier forma el 8 de marzo después de una batalla legal, los tribunales venezolanos declaran legal la figura de presidente encargado y no observan ningún impedimento para que Nicolás Maduro se presente a las elecciones generales del 14 de abril. Ya en campaña, Maduro centró sus propuestas en la continuidad de las políticas públicas del chavismo. Al día siguiente de las elecciones las autoridades electorales le entregan el acta que lo acredita como el presidente electo y este fin de semana en una accidentada ceremonia la toma de posesión se llevó a cabo y el 10 de enero de 2019 culminará el periodo presidencial iniciado por Hugo Chávez.

Sin embargo el proceso electoral no fue nada sencillo y el riesgo de enfrentamiento y violencia social está latente. Contra todos los pronósticos, el "chavismo sin Chávez", como se le dice coloquialmente a la actual situación política venezolana se enfrentó a una dura prueba, la figura de Capriles volvió a emerger y esta vez con mayor fuerza. Tanto que si las elecciones contra Chávez las perdió por un margen de 10 por ciento; contra Maduro este se estrechó hasta un 1.8 por ciento que a muchos analistas internacionales sorprendió. Luiz Inácio Lula da Silva el ex presidente brasileño, amigo personal de Hugo Chávez y declarado simpatizante del proyecto de Nicolás Maduro fue quien mejor definió esta sorpresa electoral al comentar que Maduro es un político muy inteligente, pero su problema es que no tiene el carisma de Chávez.

En síntesis el conflicto poselectoral venezolano se refiere a que los simpatizantes de Capriles relacionaron una serie de irregularidades sobre 4 millones de los votos sobre el total de 15 millones de sufragios en la jornada electoral. Estadísticamente de ser ciertas y comprobadas las irregularidades estas podrían incidir sobre el resultado final. Las denuncias de estos votos se refieren sobre todo a inconsistencias entre el número de votos depositados y el total de votantes en algunos distritos además de que en muchos casos según la oposición trabajadores gubernamentales asistían a los votantes en el momento del sufragio, también existen denuncias sobre que en el momento de los conteos y en el cierre de las mesas de votación, los simpatizantes de Maduro expulsaban a los simpatizantes de Capriles.
En ese tenor el conflicto escala porque Capriles no reconoce la victoria de Maduro y al acto protocolario de toma de posesión de Maduro lo califica de ilegítimo y espurio, lo cual termina de empañarse cuando un joven de chaqueta roja, como la del oficialismo pasó la seguridad y subió al estrado para pedirle ayuda al mandatario venezolano, Maduro dijo que la seguridad había fallado totalmente, y que podrían haberle dado un tiro ahí fácilmente", dijo el mandatario, acompañado en el hemiciclo por casi una veintena de líderes mundiales y regionales, incluyendo a la brasileña Dilma Rousseff, el iraní Mahmoud Ahmadineyad y la argentina Cristina Fernández, entre otros.
Ahora bien, ¿cuál es el balance del ejercicio electoral venezolano?, de entrada significó una absoluta sorpresa, porque se pensaba que con la ayuda sentimental que para los venezolanos representaba la desaparición física del líder indiscutible de los últimos catorce años; Capriles tuvo por segunda ocasión consecutiva un extraordinario repunte; si bien es cierto que también por segunda ocasión perdió las elecciones presidenciales; también es cierto que sigue vigente en el escenario político venezolano. Es evidente que la campaña del hoy presidente Nicolás Maduro fue un desastre seguramente porque para sus simpatizantes fue inevitable aceptar que no era Chávez tal y como afirmó Lula Da Silva. Desperdició una gran ventaja porque no pudo conectar con el público y habrá también que decir que el culto a la personalidad de Chávez no permitió emerger otras figuras dentro del régimen chavista. El saldo es que el estrecho margen de la victoria augura una presidencia de Nicolás Maduro complicada, animando con ello el crecimiento y la unidad de la oposición política al chavismo. Hugo Chávez construyó una impresionante carrera política bajo la base de un lenguaje duro y beligerante contra Estados Unidos la potencia mundial y Maduro ha continuado con ese lenguaje de confrontación por ejemplo al sugerir que los americanos habrían conspirado para provocar el cáncer en Chávez; por eso las posibilidades de mejorar las relaciones bilaterales entre Venezuela y Estados Unidos parecen casi nulas.

Otro aspecto relevante, es que si en la relación con Norteamérica no parece haber cambio, tampoco parece probable que con Maduro se cancele la cooperación comercial y política con Cuba, Nicaragua y Ecuador por ejemplo; países que incrementaron sus relaciones con el régimen de Hugo Chávez; el problema es que habrá que ver si Maduro tiene el suficiente oficio político para no perder el liderazgo entre sus aliados políticos y comerciales y si no es desplazado por Brasil o Argentina; convirtiendo a Venezuela en un simple proveedor de los insumos baratos de estos países.

Es evidente que Maduro carece del arrastre del Comandante Hugo Chávez, pero cuenta con el apoyo incondicional de los beneficiarios directos del régimen del comandante, entre ellos la población más pobre del país, pero también del congreso y del ejército. El peligro es que también comiencen a existir fracturas dentro del chavismo o estalle una crisis económica al desbocarse el control financiero y monetario por las altas tasas inflacionarias cercanas al 20 por ciento anual, la escasez de alimentos básicos y medicamentos se agrave aún más y la recesión económica sea inevitable en el corto plazo.
La emblemática petrolera estatal venezolana PDVSA, principal fuente de ingresos del país, no está exenta de múltiples desafíos; su producción se estanca, sus refinerías envejecen y para los especialistas petroleros está bañada en corrupción. También el país sufre de múltiples apagones de la red eléctrica y por si fuera poco las tasas delictivas sobre todo en Caracas son bastante altas. La buena noticia para Maduro y la mala para Capriles es que el monopolio del poder sigue vigente. La buena para Capriles es que sigue vigente y en ascenso, la mala para Maduro es que a pesar de ganar las elecciones, llega la presidencia con debilidades bastante visibles. Venezuela está prácticamente dividida en dos espectros políticos iguales, el peligro es que la represión se vuelva más violenta, tiene un presidente debilitado y un candidato perdedor que continúa fortaleciéndose. Habrá que estar pendientes quien de los dos enarbolará la necesaria bandera de la defensa de la democracia y los derechos humanos, único aspecto de la política donde todos ganamos y nadie pierde.

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas





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