Venezuela en el Centro de la geopolítica Imperial Norteamericana

June 21, 2017 | Autor: J. Romero Jiménez | Categoría: Venezuela, Geopolítica, Hugo Chávez, Imperialismo
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Descripción

VENEZUELA EN EL CENTRO DE LA GEOPOLÍTICA IMPERIAL
La decisión del Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos de América no debe ser banalizado en su contenido y contexto. Sí bien han anunciado que las sanciones corresponden a no permitir el financiamiento de tecnologías destinadas a la industria, esa decisión se corresponde con un contexto global e histórico.

Los EEUU, mantienen –en correspondencia con su estrategia militar mundial- más de 180.000 hombres armados en Irak, cerca de 50.000 hombres en Afganistán y más de 80.000 hombres en otras bases en el mundo. Cada uno de esos efectivos armados, equipos y en desplazamiento o alerta militar generan un consumo energético de más de 60 lts de gasolina diarios. Es decir, que los 310.000 hombres en armas tienen un consumo diario de 18.600.000 lts cuyo costo en EEUU es de 1,65 US$ el litro. Significa que diariamente el gobierno de Barak Obama debe desembolsar un total de 30.690.000 Millones de US$. Más de 210 millones US$ semanales, 840 millones US$ mensuales; 10.080.000.000 Millones de US$ anuales. Ese gasto significa un peso terrible para la economía y el propio gobierno, más aún cuando la capacidad productiva – es decir las reservas estratégicas- se han visto reducidas en los últimos años y en estos momentos no llega a más de 15 años manteniendo el actual consumo de más de 8 millones de Barriles diarios. Precisamente por ser este contexto económico y energético tan exigente es que un grupo de opinión ligado a círculos conservadores en los EEUU, encabezado por Ronald Rumfealds, exsecretario de Estado durante el gobierno de George W. Bush y Paúl Wolfowitz, ex presidente del Banco Mundial propuso el llamado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC por sus siglas en ingles).

El PNAC tiene cuatro (4) objetivos generales: 1) disminuir la dependencia de los denominados "proveedores no seguros de petróleo", que son países considerados por el Departamento de Estado como agresivos o no- amistosos a los intereses norteamericanos; 2) lograr la hegemonía sobre aliados y adversarios en el escenario mundial, 3) impulsar la hegemonía a través de la Revolución en Armamento Militar (RAM) que es la utilización de la ciencia y la tecnología en tácticas militares (aviones no tripulados, bombardeos "inteligentes") y 4) controlar las principales fuentes de petróleo a través de compañías trasnacionales. En ese contexto del PNAC, los EEUU modificaron los términos de las relaciones que en el derecho público internacional imponían la imposibilidad que un Estado Nacional atacará a otro sin motivaciones. A partir de la invasión a Afganistán a finales de 2002 comenzó la aplicación de la estrategia del PNAC buscando con ello controlar las fuentes gasíferas y de hidrocarburos del Cáucaso (Uzbequistán, Turdistán, KasaKastan, entre otros). Posteriormente en el año 2004 invadieron Irak, bajo la excusa de poseer ese país armas de destrucción masiva – sin que se verificara su existencia- y que permitió controlar las fuentes energéticas de la península Arábica y amenazar la capacidad productiva del Gobierno de Irán. Luego en el año 2011, comenzaron la intervención en Libia con lo que pasaban a controlar las reservas de petróleo del Magreb Africano. De forma tal que en esas intervenciones los EEUU se aseguraban proveerse de petróleo en Asia, medio Oriente y Africa. Sólo quedaba por iniciar la intervención en las reservas de América del Sur que compartimos Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Estamos afirmando que las sanciones anunciadas por los EEUU se corresponde con el contexto general de la estrategia hegemónica propuesta en el PNAC y que señala una escalada destinada a bloquear a la empresa petrolera venezolana, que genera más del 80% de los recursos financieros del Estado y que sirven de sustento para el desarrollo de nuestra política social y económica en lo interno, pero que impulsa nuestras estrategias contrahegemónicas a nivel internacional. Estas sanciones intentan crear las condiciones para acusar al Gobierno Bolivariano de ser un "estado forajido", que es aquel Estado que violenta el derecho Internacional y se constituye en una amenaza para la "paz mundial". Se trata de entender, que dado el hecho que nuestro país cuenta con más de 280.000 millones de barriles de petróleo de reserva, que lo coloca como el 1er país petrolero del mundo, los EEUU actúa en correspondencia con una estrategia de ahogo que pretende aislar – internacional y económicamente- al gobierno bolivariano de Venezuela. Esta estrategia no es nueva, ni en el mundo ni en la historia de Venezuela. En 1900, el Gobierno de Cipriano se enfrento con la New York / Bermúdez Co, subsidiaria de la Standar Oil de New Jersey de Nelson Rockefeller. La disputa por el control nacionalista impulsado por Castro comenzó – también- con sanciones económicas y terminó con un golpe de Estado – en 1908- que abrió la industria petrolera a las trasnacionales. Las analogías en la historia deben ser observadas críticamente y estas sanciones nos indican que hay un contexto que debe ser analizado cuidadosamente para evitar los errores del pasado y echar atrás en el proceso de nacionalismo petrolero.
LA GEOPOLÍTICA DE LAS POTENCIAS EN EL SIGLO XXI
El reciente asesinato de Mohamar Gadhafi no es un hecho fortuito. No se trata de desconocer que el férreo gobierno que mantuvo desde 1969 no tuviera fallos y mucho menos que fuera toda una exageración. Creo que hay un problema conceptual de forma que debe ser comprendido en su justa medida.

En primer lugar, hay consideraciones sobre los efectos de los liderazgos personalistas y religiosos en África y Medio oriente. Hay una tradición histórica que nos muestra múltiples gobiernos al estilo Gadhafi en toda el área. La pregunta ¡por qué intervenir en unos y en otros no?¿Por que se permitió la masacre en Egipto, Yemen y otros espacios y no se declaro un embargo como el de Libia? La respuesta es que en esos países alineados con los intereses estratégicos de los EEUU en la zona, se produjo una "transición" hacia un modelo acordado que mantuviera el estado de dominación y control; por lo tanto en ese esquema el líder libio no encajaba y se hizo necesaria su desaparición.

En segundo lugar, hay un tema político-cultural. Libia y antes que él, Irak y antes Afganistán, reflejan el planteamiento sostenido en EEUU por Samuel Huntington sobre un "choque de civilizaciones" que amenazaba la supremacía de occidente, autorepresentada en la figura de los EEUU, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia. Esta amenaza al orden mundial que surgió luego de la II Gran Guerra (1939-1945) y que permitió consolidar la estrategia hegemónica planteada por los EEUU desde los inicios de su expansión imperialista con la formulación de la Doctrina Monroe en 1823, no puede ser permitida bajo ningún marco jurídico, político o diplomático. Por ello el accionar contundente de todas las fuerzas de la OTAN contra el pueblo Libio.

En tercer lugar, el tema del reacomodo geopolítico energético. Los EEUU y en general el denominado G-8, con la excepción de Rusia y Canadá, tienen la disyuntiva que sus reservas energéticas (petróleo y gas) reales o estratégicas, se encuentran en franca disminución. Los EEUU tienen reservas estratégicas limitadas y ya el presidente Obama anunció la utilización de más de 30 millones de barriles de sus reservas. Ello es así, pues los EEUU para mantener su supremacía militar deben dotar de gasolina – para movilización y acción- a sus más de 250.000 soldados repartidos en todo el mundo (180.000 en Irak, 40.000 en Afganistán y el resto en todo el mundo). Ello representa para cada soldado en capacidad de movilizarse y actuar un costo de 60 lts de gasolina diarios. Es decir, estamos hablando que el costo del mantenimiento energético de la maquinaria de guerra de los EEUU es de 15 millones de lts, que al multiplicarlo por su costo en US$, representan casi 30 millones de US$ diarios, 210 millones semanales, 840 millones de US$ mensuales. Por ello, la intervención en Libia se traduce en una repartición de sus capacidades energéticas, tal como sucedió con Irak y Afganistán.

En cuarto lugar, la intervención de Libia significa que las potencias occidentales están – de nuevo- pensando en un reacomodo del mapa político de Africa y Medio Oriente. No debe olvidarse que al finalizar la I Guerra Mundial (1914-1919), Francia, Inglaterra, Italia se repartieron el disuelto Imperio otomano, y con esa repartición pasaron a controlar el flujo de petróleo. En estos inicios del siglo XXI, hay la idea de un reacomodo geoespacial de los países. Es un planteamiento que busca "balcanizar" África y Medio Oriente. El impacto cultural e histórico de la presencia árabe en esa zona es una preocupación de los EEUU, Israel, Inglaterra y Francia, sobre el tema de la natural resistencia a la dominación occidental que se concreta a través de los fuertes lazos religiosos y políticos del mundo árabe. La solución dividir el magreb africano, del resto de África. Se habla de un África "blanca o mestiza" y otra "negra". Esa división, que también se aplica para el Medio oriente, busca facilitar el control geopolítico de occidente sobre espacios que no son considerados seguros.

En quinto lugar, esa acción se encuentra enmarcada en el desarrollo del PNAC (proyect for New American century) o proyecto para el nuevo siglo americano, que sostiene una serie de amenazas y retos para la política hegemónica de los EEUU. Las amenazas vienen de estados forajidos que "reten" la supremacía occidental norteamericana. Viene de estados fracasados, es decir, organizaciones territoriales que no sean capaces de "mantener el orden" que requiere el capital trasnacional. El reto esta representado por el fracaso o inestabilidad de estados tapón, al estilo Israel, que son pensados en la geopolítica del siglo XXI como mecanismos de contención de esas amenazas.

Finalmente, al contrario de otros investigadores, no creo que la crisis del capitalismo sea terminal o final. Creo que este accionar bélico nos señala un reacomodo en función de las limitaciones energéticas de la potencias, que buscan ahora no la intervención directa de sus tropas, sino la utilización de organizaciones supranacionales (ONU, OEA, OTAN) para crear bloqueos y propiciar revueltas internas, que serán apoyadas, subvencionados y asesoradas militar-económica y estratégicamente, sin que se "visibilice" la intervención. Por ello la amenaza sobre la última gran reserva estratégica de petróleo que queda sin intervenir (Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Brasil) es más que lógica. Hay que seguir de cerca los procesos socio-políticos en esta zona de Nuestra América. 
EL sistema-mundo está sumido en profundas contradicciones. En primer lugar, la crisis generada por el agotamiento cíclico de la economía dolarizada se hace sentir. El hecho que los EEUU hayan abandonado progresivamente desde finales de la década de los años 70 del pasado siglo XX el proceso sincero de avalar con reservas en oro su moneda, ha impulsado dinámicas de inflación que absorbemos las economías dependientes. En segundo lugar, el cruce de las líneas de producción y consumo, inversamente proporcionales afecta e incrementa los de por sí contradictorios procesos de apropiación de los excedentes.

En tercer lugar, los países miembros del G-8 y G- 20 (EEUU, Francia, Alemania, Rusia, China, Japón, Inglaterra, Canadá, Brasil, India, Argentina, Paquistán, entre otros) tienen pocas reservas energéticas de petróleo y gas, lo que las coloca en situación de indefensión desde el punto de vista de la seguridad estratégica. De estos países, con excepción de Brasil, Canadá y Rusia, los demás están en situación crítica en cuanto a sus reservas energéticas. La conjunción de estos elementos aunado a la necesidad de mantener la producción, procurando responder a las demandas creadas de consumo, ha llevado a las compañías trasnacionales del petróleo – asociadas a la estructura de poder político-militar de estas potencias dominantes- ha incrementar la exploración de nuevos yacimientos –cada vez más escasos- y aumentar la presión sobre los países que cuentan con reservas probadas de petróleo y gas. En el caso de los EEUU, que además mantiene 180000 hombres en Irak, 40000 en Afganistán y 30000 en el resto del mundo, operativos desde el punto de vista militar, le significa un gasto en gasolina de 60 Lts por cada efectivo operativo, es decir, estamos hablando que los EEUU tiene que proveer diariamente más de 15 millones de Lts de gasolina para poder ejercer su hegemonía militar. Eso se traduce en casi 30 millones de US$ cada día, 210 millones mensuales, 1260 millones semestrales, 3520 millones anuales. Sin duda, ese costo no puede ser implementado fácilmente.

Los EEUU, desarrollo el denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC en sus siglas en inglés) que significa incrementar su presencia militar mediante el desarrollo de la denominada RAM (Revolución en Armamento Militar) que representa la aplicación de los desarrollos tecnológicas en la guerra de última generación. Con esa hegemonía pretende controlar las fuentes energéticas, el problema que la experiencia de Irak y Afaganistán los lleva a plantear una modificación al diseño de control, a través del cual en vez de intervenir directamente, lo hacen impulsando movimientos internos que causen desestabilización e ingobernabilidad, procurando en última instancia una sublevación civil-militar con apoyo – frontal o subrepticio- de los organismos trasnacionales de poder (ONU, OEA, OTAN). Sin duda, estamos describiendo el escenario de Libia. Sin negar el hecho que Gaddafi tiene más de 40 años en el poder, eso no se debe traducir en que el sistema-mundo intervenga violentando las normas de derecho público internacional y resolución no-violenta de conflictos. Cuando la ONU decidió proponer la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU 1973, mediante la cual se decreta el congelamiento de las reservas de oro y los capitales del Estado Libia, se solicita el embargo de armamentos pero se dota ilegalmente a la oposición libia, se le hace duro daño al de por sí maltrecho sistema-mundo. Se legitima una norma jurídica para algunos y la movilización de las sanciones internacionales, pero se aparta la vista ante conflictos más graves como los sucedidos en Yemen o Arabia Saudita.

La experiencia de Libia, en cuanto al accionar ilegal de los órganos multinacionales ha llevado al gobierno venezolano a movilizar las reservas de oro. Esto ha causado estupor y generado reacciones de sectores opuestos al gobierno del presidente Chávez. Señalan que el traslado afecta los intereses del país. La verdad, es que es una medida ante la posibilidad que el sistema-mundo realice una congelación de las reservas de oro del país, que ascienden al 63% de los más de 30.000 millones de US$ que tenemos. Todo ello motivado por el hecho que Venezuela es el 1er país con reservas de petróleo, con un estimado de 295.000 millones de barriles de petróleo, que le permite al Estado venezolano desarrollar una diplomacia petrolera que facilita nuestro no alineamiento con los intereses estratégicos de los EEUU. Sí a eso sumamos las iniciativas de conformación de UNASUR, del SUCRE, ALBA, nos damos cuenta que esta política multipolar más la disposición de recursos energéticos supone una amenaza al papel hegemónico y subyugante de los halcones de guerra de Washington.

Por lo sucedido en Libia, que significa la intervención de la 3era reserva mundial de petróleo – ya EEUU intervino en la de medio oriente, con la invasión a Irak y la de Asia Oriental, con la invasión a Afaganistán- queda únicamente por intervenir la reserva que compartimos con Colombia, Brasil, Ecuador, Perú y Bolivia. Ello debe ser un llamado de alerta ante la eventualidad de un conflicto de gran envergadura, planteado desde la articulación de los intereses geopolíticos del G-8. Los venezolanos y Latinoamericanos debemos estar atentos a estas eventualidades del sistema-mundo. 
La CELAC Y LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI
La reciente instalación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), no debe ser banalizado y mucho menos minimizado, tal como han pretendido sectores políticos opuestos al presidente Chávez. La CELAC se articulo con un conjunto de esfuerzos, surgidos de iniciativas de la cancillería venezolana pero que han tenido eco en el contexto de cambio político en Nuestra América. Este tipo de iniciativa, responde en 1er lugar, al contexto del sistema-mundo. La geopolítica del Siglo XXI es un juego de factores o grupos geográficos, con determinantes económicas. Por un lado, la denominada Zona Euro, con Inglaterra, Francia, España, Italia, Alemania a la cabeza; que cuentan con un espacio geoeconomico definido, con libertad de circulación de sus ciudadanos, con un Banco central Europeo y un empuje económico, que no deja de tener dificultades, tal como lo demostró la reciente crisis en Grecia; sin embargo es innegable su fortaleza geoestratégica.
Por otro lado, debe tomarse en consideración al bloque asiático, con China a la cabeza, India y Paquistán, así como Malasia, Japón, Indonesia, Corea del Sur, que tienen dos características claves: población económicamente cautiva y mano de obra barata, que facilita la instalación de maquilas, que generan ingresos, influencian el crecimiento económico al mismo tiempo que hacen circular dinero en los mercados financieros. Hay un tercer bloque, más heterogéneo, con los EEUU a la cabeza, que tiene la fortaleza de una unidad estructural con México y Canadá, en donde se han incorporado a través de Tratados de Libre Comercio (TLC) Panamá, Colombia, Perú entre otros países. ¿Que significa esto en el escenario mundial? Significa que Nuestra América, con más de 500 millones de habitantes, con las mejores reservas de agua potable y biodiversidad debe actuar como un bloque estratégico en este siglo. Aun dentro de una diversidad de sistemas políticos, en cuanto a su inclinación en el espectro derecha-izquierda. No hacerlo sería sucumbir a este juego geoestratégico en el cual se encuentran los bloques que hemos descrito inicialmente.
Podría alegarse que ¿cómo se pretende una unidad entre gobiernos tan disimiles como el de Piñera en Chile o Chávez en Venezuela?. La respuesta es que la CELAC no pretende cohesión en cuanto a las formas de gobierno, pero si pretende que estos gobiernos – con sus diferencias- sobrevivan en el contexto mundial de competencia y control por petróleo y recursos hídricos. Por otra parte, no puede perderse de vista que la CELAC busca funcionar en el contexto de un conjunto de iniciativas de integración de diverso tipo, tal como MERCOSUR o la UNASUR. Entre una y otra, no hay duda de la existencia de diferencia, pero por encima de ellas hay un espacio de coincidencia entre Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil, conjuntamente con Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y por supuesto Venezuela.
Algo más delicado aun, es que la CELAC corresponde a un escenario geopolítico que busca dar una respuesta estructurada al hecho que los EEUU viene adelantando una prepotencia agresiva en el escenario mundial, que ya actuado con total impunidad – con la anuencia de los otros bloques geoestratégicos que hemos descrito- y que amenaza el espacio vital (en términos geopolíticos) de Nuestra América, sobre todo por la circunstancia que el mantenimiento de la Guerra en Irak y Afganistán le significa a los EEUU un gasto en gasolina superior a los 210 millones de US$ semanales, lo que lo obliga a buscar fuentes de abastecimiento más cercanas, en términos geográficos; y esas fuentes solo se encuentran en el espacio compartido por Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil y Venezuela.
Por lo tanto, la CELAC es una jugada estratégica de contención e intento de alineamiento estratégico ante un escenario – cada vez más próximo- de la aplicación del "hard power" (poder duro) militar y económico de los EEUU. Ya este es un escenario que ha comenzado a darse. La aplicación en Colombia del denominado Plan Colombia desde 1999 ha significado la maximización de la presencia militar de asesores y entrenadores del Ejercito de los EEUU en ese país, dando como resultado que Colombia haya pasado de tener menos de 200.000 hombres en armas a mas de 480.000; constituyéndose no solo en el ejercito más numeroso de Suramérica, sino en uno de los países que mayor gasto militar tiene en la región; causando desequilibrios en las condiciones militares que son utilizados como elemento de presión por parte de los intereses del Pentágono y las corporaciones económicas con sede en EEUU.
Si a eso le agregamos el hecho que los EEUU han redefinido su política de Seguridad nacional, asumiendo los lineamientos del denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC en sus siglas en ingles), que los ha llevado a plantearse una revolución en Armamento Militar (RAM) que implica la supremacía estratégica mediante la aplicación de los avances tecnológicos en el campo del combate, que se traduce en bombardeos no tripulados, armas "más inteligentes"; apoyo aéreo y guerra tecnológica; todo ello destinado a lograr la supremacía sobre aliados y enemigos históricos (Rusia y China); nos encontramos que la CELAC tiene más sentido aun.
EL SIGNIFICADO GEOESTRATÉGICO DE LA ENTRADA DE VENEZUELA AL MERCOSUR
El sistema-mundo, entendido como una realidad múltiple y cambiante experimenta acomodos por diferentes razones. Una de ellas, es producto del cambio en las condiciones históricas de relacionamiento de poder. La multicentralidad, asumida como ejercicio no hegemónico – a pesar de los esfuerzos territorializados de EEUU- del poder, surge como un faro identificatorio de este momento histórico. En 2do lugar, experimentamos el surgimiento de nuevos actores que dinamizan – y conflictivizan al mismo tiempo- las relaciones entre los tradicionales centros de poder; y en 3er lugar, las formas alternativas – geográficamente hablando- de asociaciones estratégicas (UNASUR, CELAC; APEC; ALCA; EUROZONA) introducen una diversidad compleja a ese sistema-mundo.

Por otra parte, los cambios de la economía global, donde las redes financieras extraterritoriales asumen formas complejas y multivariadas, con diversos focos de actividad financiera, más allá del eje pretendidamente dominante EEUU-Londres, subsistiendo con nuevos ejes (China- India-Brasil, Alemania-Francia-Italia, Singapur-Japón-Tailandia, Caracas-Buenos Aires-Montevideo) propician un clima de singularidades que debe ser analizado y comprendido.

MERCOSUR visto en términos geopolíticos y territoriales, cuenta con espacios para el desarrollo de actividades agrícolas (Planicies de Colombia y Venezuela, Noroeste brasileño, margen sur del río Amazonas, Llanuras de las mesetas brasileñas, planicies de Chile, Cuenca de La Plata) y de actividad industrial (eje colombo-venezolano, noreste y sureste brasileño, eje Paraguay, Uruguay-Argentina), con zonas o espacios de tránsito diverso (Litoral Atlántico, litoral Pacífico, Cordillera, Cuenca del Orinoco, Cuenca Amazónica, Cuenca de La Plata, meseta brasileña) posibilitando establecimiento de mecanismos de circulación de población y mercaderías en forma múltiple (Panamá-Caracas- Puerto Ordaz- Georgetown, Belén, Sao Paulo, Montevideo-Buenos Aires- Ushuaia, Valparaíso- Santiago – Callao- Manta- Panamá) cubriendo toda la extensión norte-sur-este y oeste del Sudamérica. Por eso la entrad de Venezuela introduce – o amplia las variables geoestratégicas- del MERCOSUR. Esa entrada en momentos donde la lucha – producto de la crisis global- entre los bloques territorializados (China, Rusia, EEUU, Europa) es sin cuartel, nos brinda una oportunidad histórica de posicionamiento y de liberación, completando el ciclo iniciado con las rupturas del régimen colonial de dominación hispana del siglo XIX. La visión – y el ritmo- de la nueva independencia, se amplía con un potencial energético aportado por Venezuela. Las reservas con las que se cuenta (unos 298.000 millones de barriles de petróleo, sumado al cálculo de 1,8 veces más en el golfo de Venezuela, en el límite con Colombia) le dan un valor agregado al potencial agrícola, pecuario e industrial con que cuenta ya de por sí MERCOSUR.

Demográficamente estaríamos hablando de un espacio – para no definirlo como mercado, que resulta más economicista que humano- de intercambio y flujo de unos 396 millones de habitantes, en donde resaltan densidades poblacionales como las de Brasil (197 millones), Argentina (41 millones) y Venezuela (30 millones), que se agregan a otros que si bien no están en lo inmediato incorporados a MERCOSUR, sí pueden entrar en una especie de zona de influencia, tales como Colombia (46,9 millones) y Perú (29,4 millones). Lo realmente importante, es que se estaría definiendo una zona geográfica de flujos y reflujos humanos y productivos, con polos integradores donde resalta el espacio más septentrional al norte de Venezuela y Colombia, extendiéndose hasta Georgetown, una segunda zona que incorpora al noroeste y centro de Brasil (incluyendo la zona Amazónica), una tercera zona que corresponde al extremo este y sur de Brasil (hasta Brasilia y Sao Paulo), una cuarta zona que tiene como polo a Sao Paulo y se conecta con Paraguay y Uruguay y finalmente, un espacio que parte desde Ushuaia y puede extenderse hasta el Caribe colombiano, con esfuerzos de intercambio que incorporen a Ecuador, Perú y Colombia. Todo ello aunado a una estructura que a partir del desarrollo fluvial aproveche las Cuencas del Orinoco (989.000 km2), la Cuenca Amazónica (6,2 millones de km2) y la Cuenca del Río de La Plata (3.140.000 km2), es decir una superficie que en conjunto abarca 10.329.000 km2 y nos coloca en una posición estratégica, tanto en capacidad de circulación como en reservas de fuentes de agua dulce en el mundo.

La incorporación de un sistema de puertos, como Maracaibo- La Vela, Puerto Cabello, La Guaira, Belém, Manaus, Río de Janeiro, Santos, Paranaguá, Itajal, Río Grande, Montevideo, Buenos Aires, Valparaíso, que establece y refuerza los lazos entre Venezuela- Brasil- Uruguay- Argentina.- Chile y que plantea la posibilidad de agregar a otros como Callao (Perú), Guayaquil (Ecuador), Buenaventura y Cartagena (Colombia), nos coloca en otros elemento de ventaja en esta coyuntura de disputa extraterritorial y fortalecimiento de las capacidades socio-productivas.

De lo que se habla es de la conformación de un liderato hegemónico recíproco, en donde los países que conforman MERCOSUR entren en la disputa existente en el sistema-mundo, pero no con una lógica de dominación individual – como prevalece hasta ahora- sino en un esfuerzo mancomunado que aproveche al máximo las particularidades de cada uno de los países que la conforman y eleven las ventajas conjuntas de las asociaciones recíprocas, todo ello redistribuyendo las cargas y asimetrías, compensando las diferencialidades históricas implantadas por las lógicas de control imperialista desde el siglo XV hasta ahora.

Eso hace necesario un esquema de integración geopolítica que puede – y debe ser impulsado desde el eje Brasil-Argentina- Venezuela- para promover la seguridad y la coordinación política entre los países involucrados, particularmente en temas adicionales al económico (seguridad y defensa, políticas de acción conjunta). En la práctica, es un acercamiento entre los objetivos y esfuerzos desplegados desde UNASUR y las lógicas de incorporación geoeconómica de MERCOSUR. Finalmente la entrada de Venezuela, se traduce en la concreción de espacios alternos y vinculantes entre los polos estratégicos de Venezuela-Colombia- Georgetown/ Brasil-Montevideo-Argentina/ Chile-Perú-Ecuador- Bolivia- Colombia, claro está, esa acción prospectiva significaría un esfuerzo mayor en términos generales.
Chávez, Dussel, Holloway y Perón: lecciones qué tomar
Pareciera todo una mezcla sin sentido. En primera instancia, el lector desprevenido diría ¿qué tiene que ver Chávez y Perón, con dos teóricos y filósofos políticos actuales?. Aunque parezca risible tiene que ver todo. Comencemos por Enrique Dussel. El filósofo argentino, residenciado hace muchos años en México ha venido desarrollando en diversos textos (Filosofía de la Liberación, 20 Tesis de Política y Arquitectónica del Poder) una serie de planteamientos que giran sobre el urgente y necesario "repensar" de la política. La política en la filosofía postcapitalista neoliberal, es asumida como acto de dominación. Ese acto, basado en la lógica weberiana de poder (capacidad de un grupo de imponerse sobre otros). Ese acto, enajenado- o alienado en el sentido marxista del término- estructura toda la actividad de la acción de fuerzas organizadas en partidos políticos en el mundo actual.

Los partidos, son – siguiendo a Dussel- instrumentos para concretar la dominación, mediante la transformación de la política en un mandar-mandando. Es este el producto de la fetichización de la actividad política. Dicho en buen castellano – o más simplemente- la política se ejerce a través del "parecer" de un liderazgo –personalista, egoísta- que considera que las cosas se hacen "como yo digo". Este tipo de política, busca sencillamente alcanzar el logro personal o grupal, pero nunca el colectivo. En contraposición a esta tesis, Dussel formula la idea de mandar-obedeciendo. Mandar-obedeciendo se asume como un acto colectivo de construcción política. Es decir, se acepta que puede existir un "orden" que por sus mecanismos designe una persona que lidera – el caso de Chávez o Perón- un proceso político. Esa persona, no fetichiza el poder para sí mismo, sino que se transforma en un mecanismo de ampliación del poder. Es la ejecución de la noción de mandato imperativo que fue formulada por los griegos y que tan olvidada está. Dussel deja abierta la posibilidad que desde el Estado, aún con su lógica de dominación, las fuerzas sociales y políticas movilizadas puedan ejercer el poder "democráticamente".

En este aspecto, John Holloway, especialista en Ciencias Políticas y también residenciado en México, entra en contradicción con Dussel, pues afirma que desde la lógica del Estado no puede resolverse lo que él llama la contradicción entre poder-hacer y poder-sobre. Poder-hacer, es la capacidad de "hacer cosas", que es un poder siempre social, pues está siempre relacionado con el "hacer de otros". El poder-sobre, rompe esa relación de interacción social, mediante la división del trabajo, la apropiación del plusvalor, la fetichización, la alienación del hombre sobre el hombre mismo. Holloway indica que la lógica del Estado es la dominación y que por lo tanto, hay que superar – dialécticamente – al Estado. Construir una tesis del antipoder, del anti-capitalismo y para ello es necesario abrir "grietas". Las "grietas" surgen de las contradicciones, la sumisión, la dominación que impone el orden capitalista. Las grietas se presentan en formas territoriales (Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Argentina son casos de grietas no iguales), pueden ser temporales (así Cuba fue una ruptura temporal 1959, luego Chile en 1973, la revolución sandinista en 1979, la revolución bolivariana en 1998, Brasil en 2002, Argentina 2003, Bolivia 2005) o con actividades particulares (la Guerra del agua en Bolivia, el rescate de Chávez en 2002, La constituyente en Ecuador, los indignados ahora).

Esas grietas tienen sus particularidades y especificidades en cada país. No hay un modelo exportable, hay una acumulación de experiencias y respuestas a las contradicciones. Así Perón entendió el papel del movimiento obrero y la necesidad en la década de los 50 de construir un espacio desde nuestra americanidad (José Martí). Chávez, por su parte rescató el debate sobre el socialismo del marasmo dogmático y escéptico en que había caído luego de 1989 con el derrumbe de la URSS. Perón en la década de los 40 y 50 abrió una senda que aún marca la Argentina. Esa senda es una "grieta" en el sistema-mundo. La "grieta" es diferente a la venezolana pero tiene un espacio común: la idea de emancipación o de construir un anti-poder contra el capitalismo. Por supuesto, el principal aporte de Chávez es no sólo la reconceptualización de la idea del "socialismo", su adecuación epistémica a un nuevo contexto histórico. La esencia del accionar práctico no es superar el capitalismo, es destruirlo y con él, sus prácticas. Por eso, en el caso venezolano se vive la contradicción de avanzar sobre el Estado, para superar el Estado. La "geometría del poder" implica redefenir el uso del espacio, adecuarlo a nuevas dinámicas sociales que superen el "hacer-enajenado" que se le da. En Venezuela, la geometría del poder se articula con los espacios – o grietas- que crea el poder comunal – o poder popular- en el espacio de poder liberal. Superar la lógica del mandar-mandando (poder-sobre) y avanzar en el mandar-obedeciendo (poder-hacer). Es ese el reto de América Latina y que se asume en forma de miles aguijones que buscan "matar" al capitalismo, no de una puñalada en el corazón sino a través de miles de picaduras en múltiples espacios. Así Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Cristina Fernández en Argentina, José Mujica en Uruguay, Dilma Russef en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela entre otros, hincan aguijones al capitalismo y los hace peligrosos.

La Revolución Bolivariana y la Guerra de V Generación

La Guerra -decía Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz- es la continuación de la política por otros medios. Pudiera decirse dialécticamente que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Cómo sea, en la Guerra y la Política siempre hay víctimas y eso debe quedar en claro en los particulares momentos que vive Venezuela y Nuestra América.
La Guerra ha evolucionado, tal como evoluciona la política. Se pasó de asumir la Guerra como instrumento al servicio de los Estados Nacionales, con ejércitos profesionales (Guerra I Generación), a la industrialización y mecanización de la Guerra (Guerra II Generación) característico de la I Gran Guerra Mundial (1914-1919), a la Guerra relámpago y de sorpresa impulsada por el Ejército Alemán en la II Gran Guerra (Guerra III Generación), a la Guerra como instrumento tecnológico (Guerra IV Generación) y finalmente, dado el impulso de la sociedad informática, se llega a la Guerra de V Generación, donde se trata de la utilización de la propaganda política y la comunicación política para sacrificar y "cambiar" la realidad, a través de operaciones de Guerra psicológica. Asimismo, la política ha evolucionado. Se pasa de asumir la política en el sentido de los griegos, es decir, como acto en el ágora sólo para los propietarios de la "Polis", a la política como "hacer la guerra" (siglos X-XVII), a la política como hacer de las elites (democracia liberal ilustrada siglos XVIII-XIX). De ahí, surge la propuesta de la democracia representativa-burguesa (siglo XX) y finalizamos hoy en una democracia revolucionaria-participativa (siglo XXI), que asume el hecho político no cómo simple realización de elecciones, sino como un acto de construcción del "Buen Vivir", en el sentido propuestos por los pueblos aymara y quechua. En esta evolución de la política y la guerra, se genera un debate sobre el papel del poder y del Estado. Ese debate hoy es profundo en el caso de Nuestra América.
El poder no se asume en un sentido weberiano, como capacidad de imponerse sobre otros, sino que se asume como una filosofía de liberación, a través del cual se logra el verdadero "ser" del hombre. Ese ser se construye en la idea que no puede haber liberación individual sino que debe ser un acto colectivo, popular y multitudinario. El poder no se convierte en forma de dominación sino en ejercicio colectivo de acción liberadora. En concordancia, el Estado dejaría de ser instrumento exclusivo del ejercicio de la violencia para ser una parte de la acción de libertad colectiva. Eso se traduce además, en una discusión sobre las formas que privan en la apropiación del capital en la lógica postcapitalista. El Estado en esta propuesta de democracia revolucionaria no es protector de la apropiación del excedente económico por parte de unos pocos. El Estado impulsa -mientras resuelve el problema de la apropiación- la distribución a través de gasto social de la riqueza, reduciendo los efectos de la inequidad. Eso sin duda, afecta las formas históricas de la relación entre Estado-partidos políticos-elites propietarias. Al afectarse, se recrudecen los efectos de la lucha de clase, en términos del manejo de las contradicciones generadas. La lucha se hace más evidente y con ella, el accionar de las elites propietarias, articuladas internacionalmente se recrudece. En el caso de Venezuela, la irrupción del fenómeno Chávez en 1998, genera un desequilibrio en el papel histórico que jugábamos en el sistema-mundo.
La Venezuela que se transforma con la acción política de Chávez rompe varios moldes "institucionales". La primera ruptura, se corresponde con la forma de "hacer política". La política en tiempos de Chávez (1998-2013) asume a los sujetos excluidos y subordinados, como sujetos históricos-protagonistas. Los vuelve "visibles" luego de siglos de invisibilización y ocultamiento bajo la acción liberal. Volverlos "visibles" es hacer evidente la lucha de clases y con ello, la centralidad de la política no se ubica en la sumisión y la obediencia, sino en el manejo del conflicto como generador e impulsor de la acción revolucionaria. La política asume su centralidad en los sujetos colectivos olvidados, sumidos en el desencanto, que se vuelven ahora esenciales para el hacer político, tanto en términos electorales como en lo que respecta a la praxis liberadora.
Una segunda ruptura, consecuencia de la primera, es que Venezuela transforma su "papel" en el sistema-mundo. Pasa de ser dependiente políticamente a un estado de insurgencia liberadora. Esa insurgencia le otorga dinamismo al proceso político hacia lo interno, pero también hacia "lo externo". Dejar atrás el papel de democracia conciliadora, donde en "apariencia" no hay conflicto social (mediante el ocultamiento y la alienación de las contradicciones) para constituirse en ejemplo de una democracia revolucionaria, participativa y movilizadora, que otorga poder – en términos de acción liberadora- a los excluidos y segregados es una ruptura esencial. Con ella, se desatan acciones-reacciones. Acciones de los grupos históricos de poder y reacciones impulsadas desde las lógicas trasnacionales de apropiación del capital.
Una tercera ruptura, se da en términos geopolíticos. El impulsar una acción liberadora hacia lo interno, no tiene alcance y significado si no se corresponde con una acción "externa". Como consecuencia de las dos rupturas previas, se produce una definición de una geopolítica propia, pensada no desde doctrinas de seguridad impuestas, si no como una consecuencia de la política como acción liberadora. Eso significa que se elabora una mirada geopolítica sostenida sobre dos pilares: independencia y emancipación. Independencia que se busca concretar a través de un accionar de las fuerzas productivas y los sectores populares, que disminuya la subordinación a las presiones de los Bloques Hegemónicos de Poder. Emancipación asumida en términos de manejar las asimetrías existentes e impulsadas por la división internacional del trabajo y que le asigna, productiva y económicamente un papel a cada país en el orden económico mundial. La Emancipación es acción articulada para fortalecerse sobre la existencia de debilidades compartidas.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS RUPTURAS EN VENEZUELA
Estos procesos producen una elevación de las contradicciones internas, en términos políticos (por las relaciones cambiantes entre partidos tradicionales y emergentes con la estructura institucional del Estado), culturales (por plantearse una lucha-emergencia de las identidades tradicionalmente subyugadas y sometidas, que ahora asumen la palabra y la acción), económicos (por introducir cambios en la estructura propietaria) y sociales (al impulsar un debate sobre los efectos de la democratización de la participación y la incorporación de los sujetos excluidos). No obstante, una consecuencia de la elevación viene dada por el escalamiento de las reacciones de los factores de poder históricos. En el caso de la Revolución Bolivariana hay que diferenciar diversos momentos en su desarrollo.
Hay una 1era etapa de Masivo Apoyo Popular (1998-2000) cuando se plantea la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se impulsa la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) y se relegitiman los poderes (julio 2000). En esta etapa, las fuerzas históricas hegemónicas desde 1958, a través de los mecanismos de democracia conciliadora, no logran reaccionar con efectividad, más allá de declaraciones a través de los medios de comunicación. Su capacidad, en términos de acción colectiva es limitada, pero no inexistente. Comienzan a plantearse acciones a través de actores diferentes a los partidos políticos históricos (Acción Democrática y COPEI), mediante la conversión en protagonistas políticos de los medios de comunicación, los grupos propietarios (FEDECAMARAS) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Se abre así una 2da etapa, de Movilidad y Acción Política Conflictiva (2001-2005), caracterizada por el establecimiento de una acción enmarcada en propuestas múltiples. Por un lado, la acción institucional a través de medios de comunicación, organizaciones sociales y políticas. Por la otra, la acción violenta-conspirativa que tiene su máxima expresión en los hechos del 11 y 12 de abril de 2002, cuando se producen las condiciones para impulsar un "golpe suave", que inaugura nuevas formas de reacción política. Habría que incluir acá también la conspiración que deriva en el "paro petrolero" de diciembre 2002 a marzo 2003, que intentó golpear en el centro neurálgico de la economía rentística venezolana. Esta etapa, tiene la particularidad de inaugurar acciones enmarcadas en la Guerra Psicológica, que busca transmutar la verdad y crear una "realidad paralela". Debe recordarse, que lo que desata el golpe suave de abril 2002, es la trasmisión de imágenes dónde se observan a miembros del Partido Movimiento Quinta República (MVR) respondiendo a disparos sobre la Avenida Baralt en la ciudad de Caracas. El ángulo en que es presentada la acción, genera falsas interpretaciones sobre lo sucedido y es el activador de toda una sucesión de hechos que conducen a la detención y secuestro de Hugo Chávez entre la madrugada del 12 hasta la madrugada del 13 de abril. Los venezolanos fueron testigos de una herramienta de la Guerra Psicológica, que consiste en la generalización, que no es más que una situación real es reinterpretada de tal manera que se produce una conclusión que no corresponde con la realidad que la genera. En ese caso, las imágenes de los militantes del MVR disparando no es una acción defensiva contra disparos de los aparatos de represión (como lo demostró después el video "la revolución no será transmitida") si no que es una acción violenta, de las "hordas" chavistas contra un "pueblo desarmado". La trasmutación de la realidad, que impulsa la Guerra de V Generación fue impuesta como práctica comunicativa.
Lo mismo sucedió con el "paro petrolero". La utilización del miedo, el caos, la incertidumbre para buscar generar una escalada de violencia como reacción a la paralización de transporte, la carencia de alimentos y combustibles fue una estrategia que buscaba debilitar y generar una salida coactiva del ejercicio del poder por parte de Hugo Chávez. La estrategia fracaso, pero mostró las potencialidades de la Guerra Psicológica en Nuestra América.
Con el fracaso del golpe suave (abril 2002) y la conspiración petrolera (2002-2003), se produjo la 3era etapa que denominamos Paz Inestable o conflictos de baja Intensidad (2005-2006). Se caracteriza este momento por una "contención" de la conflictividad o mejor, una canalización de la violencia desbordada, cuyo punto culminante se encuentra marcado por la instalación de la Mesa de Negociación y Acuerdos y la convocatoria del referendo revocatorio (2003-2004), así como la realización de las elecciones de representantes a la Asamblea Nacional (2005) y la elección presidencial (2006). Todos estos procesos políticos, estuvieron signados por la impronta de las estrategias de propaganda política, tales como la aplicación del principio de transposición, a través del cual se asignan al adversario los propios errores; el principio de silenciación destinado a "desaparecer" los actuado por el adversario; así como el uso de propaganda negra o encubierta destinada a crear confusión entre otras acciones. En este lapso, es que se comienza a plantear respuestas contra-hegemónicas al control comunicacional existente en Venezuela.
La estrategia de transposición que señala como Chávez construye una "dictadura mediática" no hace sino ocultar una verdad inversa: son los medios privados-opositores los que controlan los espacios de acción comunicativa en Venezuela. Los datos son contundentes al respecto. Para el año 2012, circulaban en el país 334 publicaciones periódicas; de ellas sólo dos guardan un relativo equilibrio. Apenas tres (3) diarios aparecidos los últimos años, no son opositores; a saber: Diario Vea, Correo del Orinoco y Ciudad Caracas. Cuando en 1998 llega al poder Chávez funcionaban 331 emisoras de FM comerciales privadas y apenas 11 de servicio público. Para 2012 estas cifras casi se duplican: hay 499 emisoras FM comerciales, 83 de servicio público y 247 comunitarias. En 1998 emitían en señal abierta 36 televisoras comerciales y 8 de servicio público; para 2012 las cifras casi llegan al doble, pues funcionan 67 comerciales, 13 de servicio público y 38 comunitarias. En los medios privados más importantes en Venezuela opera una extrema concentración de la propiedad, tanto vertical como horizontal, en manos de una decena de familias. Estos grupos para 1986 controlaban cerca de 94% de la cobertura nacional de radio y televisión, y en oportunidades dominaban diarios impresos. Los dueños de televisoras asimismo poseen las radioemisoras más importantes, y paralelamente manejan empresas disqueras, agencias de asesoría de imagen, de publicidad y de relaciones públicas. Hasta 2006, sólo dos televisoras, Radio Caracas Televisión y Venevisión, controlaban el 75% de la factura publicitaria televisiva1.
Entre 2005-2006, la oposición política a Chávez advierte la importancia de generar una contra-ofensiva comunicacional, que basada en los principios de las Operaciones Psicológicas (OPSIC) pueda de a poco, minar las bases de apoyo generadas por el discurso altamente movilizador y carismático del Comandante-Presidente2. Esa estrategia definida en ese momento, irá progresivamente avanzando en su efectividad y eficacia, generando confusión, disociación psicótica, miedo y exacerbando los ánimos, a través de la manipulación o el ocultamiento de información.
Una 4ta etapa, que categorizamos como de viraje ideológico hacia el socialismo del Siglo XXI (2007-2013), significó la construcción de un discurso en términos antagónicos, en una forma más directa y confrontacional. Discursivamente la noción de adversarios se afincó no sólo en prácticas políticas, sino a través de acciones simbólicas concretas signadas por la impronta de la comunicación política. Este proceso se hizo evidente durante la convocatoria por la Reforma Constitucional propuesta por el Comandante Hugo Chávez en enero de 20073 . En esta etapa se produce una gran discusión sobre uno de los aspectos claves de la construcción del socialismo, ligado al papel del Estado, las relaciones sociales y económicas que se impulsan y el papel del poder popular. En el caso de Venezuela, tal como se ha discutido el camino de construcción del socialismo está por hacerse. Sobreviven aún contradicciones importantes que deben ser superadas, entre ellas las derivadas del mantenimiento de la lógica rentística que refuerza el propio sistema capitalista4.
Un elemento clave en esta etapa, esta signado por el alcance e impacto del discurso político de Chávez como articulador de la acción política revolucionaria. Su presencia, a través de un liderazgo participativo marcaba la pauta de la acción revolucionaria y culminaba en el dominio de la agenda comunicativa. Se transformaba Chávez y su discurso, en lo que Michel Foucault denomina un discurso dicho, es decir, un discurso que por aceptación o rechazo es continuamente referenciado. Con la desaparición física de Chávez, el protagonismo discursivo del proceso revolucionario ha sido puesto en entredicho y con esta acción, la derecha impulsada, asesorada y apoyada en operativos de Guerra Psicológica ha comenzado a actuar, generando dudas, resquemores entre los sectores menos consolidados ideológicamente del campo revolucionario.
LOS RETOS DEL PROYECTO BOLIVARIANO
La muerte de Chávez, dejo abierta una discusión que se plantea en varios campos. Una 1era discusión, desde el campo organizativo revolucionario. La estructura del PSUV, conformada bajo el impulso y el estímulo del liderazgo de Chávez debe ser capaz de construir en un sentido gramsciano una nueva "hegemonía", que se estructura sobre la aceptación de la ausencia de Chávez pero sobre la premisa de la necesidad histórica de profundizar su legado. Desde el punto de vista eminentemente electoral, nos damos cuenta que el PSUV ha experimentado cambios en el comportamiento en el período 2007-2013. La votación efectiva por el proyecto revolucionario bolivariano ha sufrido los efectos de la volatilidad: Chávez obtiene en el 2006 7.309.080 votos y sus candidatos en las elecciones para Gobernadores de 2008 alcanzan apenas 5730521. Por su parte la oposición pasa de obtener 4292466 en 2006 a alcanzar los 4690504 votos en 2008. ¿Cómo entender este descenso en la votación? ¿Avizoran un deterioro de la acción política del proyecto bolivariano? La respuesta es múltiple.
Gráfico 1: Evolución del voto Chávez-Oposición (2006-2013). Fuente: Datos Consejo Nacional Electoral (CNE). Elaboración Juan E. Romero.
Uno de los graves problemas con los que ha tenido – y tiene- que enfrentarse el proyecto bolivariano es la supervivencia de las estructuras de control y dominación propias del Estado Liberal. El declaratorio del Comandante-Presidente Hugo Chávez en 2007 de avanzar hacia el Socialismo del Siglo XXI, no significa que efectivamente se viva en Venezuela una sociedad socialista. Es un horizonte utópico al cual se quiere llegar, pero que hasta ahora ha resultado difícil. Las propias dinámicas de acumulación características de la lógica liberal-tardo-capitalista subsisten, imponiéndose como un mecanismo de obstáculo para la profundización del cambio revolucionario, a través de una actitud perjudicial: el burocratismo y la ineficiencia. El Comandante Chávez advirtió insistentemente sobre los peligros que representaban estas dos acciones para el desarrollo del proceso bolivariano5.
Este debate tiene relación con las tareas del partido revolucionario y la tendencia – siempre presente- a fosilizarse que penetra progresivamente a las organizaciones políticas. Hay quienes diseñan hipótesis que explican esa varianza en la intención del voto como una consecuencia de los efectos de las tendencias reformistas en el seno del PSUV6. Sin entrar en mayores detalles, no hay duda que uno de los debates más importantes – no sólo por sus implicaciones teóricas sino por su consecuencia en la praxis- es el que se plantea acerca del accionar efectivo de "la revolución". El hacer revolución en el caso venezolano, plantea un debate sobre los elementos aportados por la teoría revolucionaria clásica, sobre todo en su vertiente marxista-leninista y la interpretación que el propio Chávez generó sobre la base de la propia experiencia venezolana. En el momento actual hay dos tendencias que marchan hacia lo interno del proceso venezolano. Una que pretende ser más radical que la propia acción política de Chávez y otra, que escudada en su aparente "herencia" con el líder, propicia un burocratismo reformista que está en la línea de acción contraria del propio Comandante. Ambas tendencias coexisten en la estructura de poder construida en torno al partido revolucionario (PSUV??). La manera como se solucione esta contradicción nos dará la respuesta de la manera en que se mantenga o no el propio proceso revolucionario.
Las tendencias existentes tienen sus propias críticas. Por una parte, los más radicales insisten en una interpretación ortodoxa de la práctica revolucionaria, reproduciendo diversos errores tácticos que tan perversos efectos tuvieron en los casos de las experiencias del socialismo real en la URSS y Cuba. Por otro lado, quienes se escudan en su vinculación con "el legado Chávez", esconden un accionar burocrático, clientelar y poco efectivo, que genera un espacio propicio para que la derecha siga alimentando su caudal electoral a costa de los sectores que tanta preocupación y dedicación le tuvo el Comandante. Uno de los elementos a debate – y que forma parte de la agenda actual de discusión del PSUV- es el crecimiento de la acción política de la derecha en sectores populares en los cuales prevaleció la hegemonía del chavismo.
Una 2da discusión, viene dada por el ritmo de la acción política a partir del liderazgo de Nicolás Maduro. Dentro del proceso no hay discusión sobre la decisión del propio Chávez al definir el tema de la sucesión ante un escenario de dificultad. La decisión manifestada el 9 de diciembre de 2012 cuando se dirigió a los venezolanos, señalando a Maduro como su sucesor en caso tal de complicarse su situación de salud, demostró el profundo sentido de responsabilidad histórica que tuvo, para no dejar en el "limbo" una decisión de tal trascendencia. Sí bien no hay discusión sobre esa postura política, las acciones de Guerra Psicológica han introducido a través del empleo de técnicas de generalización, de propaganda negra y tergiversación de la realidad, un conjunto de "dudas" sobre Maduro (y su capacidad de liderazgo)7, que han sido progresivamente reproducidas por los medios impresos y audiovisuales. Se trata de una Operación psicológica (OPSIC) que busca crear confusión, inestabilidad, miedo y cambiar la expresión de la voluntad política. Este elemento se maneja de dos maneras. Una, muy visible en el sentido que ese liderazgo tiene "grietas" internas que se manifiestan en una supuesta confrontación silenciosa entre el propio Maduro y Diosdado Cabello. Otra, menos evidente, que lo presenta – a Maduro- como incapaz de contener las diversas fuerzas que se conjugan en el escenario venezolano. Ambas acciones de la OPSIC persiguen el mismo objetivo: fraccionar y dividir la cohesión de las fuerzas políticas que apoyan el proceso bolivariano. Ninguna de las dos se basan en acciones concretas, sino que se enmarcan en procesos encubiertos, determinados por el uso de la propaganda política y los efectos de los rumores.
El manejo que se ha hecho de aspectos críticos en este momento para la acción gubernamental de Maduro ha sido más que manipulado. La discusión sobre la crisis de desabastecimiento, los problemas en torno a los índices de criminalidad y violencia social, las condiciones del sistema eléctrico nacional, la situación económica a futuro y los mismos resultados del 14 de abril, son sólo parte de la agenda de situaciones que han sido presentados de tal manera que todo conduce a la conformación – desde los medios de comunicación- de una matriz negativa contra el Presidente Electo y arroja dudas sobre la continuidad del proceso bolivariano.
Una 3era discusión, viene planteada en términos geoestratégicos. El legado más importante de Chávez tiene que ver con la articulación internacional – subregional- que permitió avanzar en las propuestas de la CELAC, UNASUR y el ingreso al MERCOSUR. La sincronía de la acción de Chávez con los liderazgos de la región (Néstor Kichner y Cristina Fernández en Argentina, Lula Da Silva y Dilma Roussef en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador) permitió conformar un frente anti-imperialista y anti-sistema que produjo resultados efectivos. La desaparición física de Chávez, ha sido utilizada como una oportunidad para eclosionar "desde adentro" la Unidad creada. La propuesta de una Alianza del Pacífico (ALP) que se concentra en el trípode Chile-México-Perú, tiene tres objetivos claros. Un primer objetivo, destinado a la propia debilidad de los esquemas anti-sistema. Un segundo objetivo, la penetración comercial y financiera de los esquemas de integración más políticos, planteados a partir de la incidencia del pensamiento estratégico de Hugo Chávez y finalmente, la contención del papel de China en la región. En todo ese accionar, la posición "velada", no evidente de los EEUU es notoria. Ante ello, la figura de Maduro le corresponde adelantar una ofensiva que mantenga a Venezuela y la Revolución Bolivariana a la cabeza de las acciones contra-hegemónicas en la región. Compite contra un fuerte proceso deslegitimador que es emprendido en su contra, reproduciendo las vertientes que la Guerra psicológica emplea en su contra hacia lo interno de Venezuela: "Maduro no es Chávez" y con ello, busca desconocer el hecho que durante toda la ejecutoria de las políticas geoestratégicas de Chávez, fue Nicolás Maduro su Ministro de Relaciones Exteriores y el encargado del proceso previo, que finalizó en los mecanismos de integración antes nombrados. El papel que juega Colombia será otro tema estratégico para "medir" las reacciones del Presidente. Ya es histórica la utilización del vecino de Venezuela para testear la "capacidad" de respuesta del proyecto bolivariano. Pastrana y Uribe (1998-2011) se encargaron de avanzar en la puesta en marcha del Plan Colombia, que se tradujo en el aumento de la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas colombianas, que pasaron de ser menos de 150.000 a disponer de cerca de 420.000 efectivos, llegando a significar un desequilibrio en la región (Brasil, con más territorio y población no llega a 450.000 efectivos). Uribe particularmente amenazó con desplazamiento en la frontera de 2.218 km de un número de efectivos que hablaban de una "militarización" de ese espacio, con lo cual se oculto una progresiva acción para-militar que tiene sus consecuencias en los territorios venezolanos de los Estados Zulia, Táchira, Apure, Barinas y Amazonas.
Juan Manuel Santos, comenzó su gobierno acercándose al presidente Chávez. Ese acercamiento estuvo relacionado con dos circunstancias esenciales. La primera, el hecho que Venezuela es el segundo receptor de exportaciones de Colombia y el mantenimiento del cierre de fronteras es un duro golpe económico para los sectores propietarios de ese país, que apoyan a Santos. La segunda razón, es que la alianza estratégica de Venezuela con Rusia y China es un factor de contención estratégica, que es bien entendido por Santos. No obstante, las acciones del Presidente Santos (recibimiento de Henrique Capriles Radonski y anuncio de intención de ingresar a OTAN) muestran la posibilidad de "probar" el pulso – y la decisión- del Presidente Nicolás Maduro. En el fondo, se observa una articulación muy cercana entre la campaña de Guerra Psicológica creada contra Venezuela en lo interno y los esfuerzos de generar presiones externas que ahoguen el proceso. Todo ello, insistimos, en perfecta sincronía con los intereses y las posturas asumidas a través de la vocería del Secretario de Estado Norteamericano John Kerry, en el sentido de volver a definir a Nuestra América como "el patio trasero de los EEUU".
Todo señala una arremetida en diversos frentes (económicos, sociales, políticos) contra Venezuela, en un esfuerzo interno-externo que coloque en una situación crítica los avances alcanzados en 14 años de acción política de Chávez (1998-2012).
1 Luís Britto García. La Libertad de Expresión en Venezuela. Noviembre de 2012.http://luisbrittogarcia.blogspot.com.ar/2012/11/la-libertad-de-expresion-en-venezuela.html
2 Hemos analizado las características del Discurso Político de Chávez en diversos trabajos.http://grupo.us.es/grehcco/ambitos13-14/20romero.pdf , http://www.flacsoandes.org/dspace/bitstream/10469/4655/1/RFLACSO-ED55-14-Romero.pdf http://www.latindex.ucr.ac.cr/sociales-125/sociales_125_2009_03.pdf
3 se abordó el estudio de estas discursividades en el siguiente trabajohttp://www.latindex.ucr.ac.cr/sociales-125/sociales_125_2009_03.pdf
4 Puede consultarse el trabajo publicado por Humberto Trompiz sobre las contradicciones del proceso venezolano http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168542&titular=errores-estrat%E9gicos-de-la-revoluci%F3n-bolivariana-
5 "Yo reconozco que a veces hemos fallado, a veces hemos sido ineficientes en darle respuestas a las necesidades del pueblo, pues yo me comprometo a que el Gobierno de Chávez del 2013 en adelante será mucho mejor que el gobierno de Chávez que está por terminar". 3 de agosto 2012
6 Pueden consultarse los trabajos (muy polémicos) de Javier Bierdeau en http://saberescontrahegemonicos.blogspot.com.ar/
7 Un ejemplo es este artículo publicado recientemente (101/06/2013) http://www.laprensa.hn/Secciones-Principales/Economia/The-Wall-Street-Journal/A-Maduro-el-buen-humor-no-le-sale-tan-facil#.UbXgQtjimec

El Zulia y la Media Luna
Por: Juan Eduardo Romero " Miércoles, 07/05/2014 08:07 AM " Versión para imprimir
Recientemente, el presidente Nicolás Maduro advirtió sobre la existencia de un plan de secesión, que pretende emular en el país la experiencia de la media luna en Bolivia. El Plan no es nuevo, por lo menos en lo referente a la realidad del Zulia. Tal como lo ha señalado el buen amigo y colega Luis Prieto, en un artículo publicado en Aporrea el 03 de abril de este año.
Para entender ese plan, hay que comprender la dinámica y las relaciones de poder existente en la ciudad puerto y su permanencia en el tiempo, así como los peligros de ciertas acciones emprendidas desde la Gobernación del Zulia, que parece no entender algunos elementos que pueden atentar contra la continuidad del Proyecto Bolivariano. 

En primer lugar, debe señalarse que existe una relación de continuidad histórica entre la experiencia en Bolivia y la de Venezuela. En ambas, los espacios que han propendido a plantearse una tesis secesionista, están marcados por la existencia de una elite perfectamente articulada con las redes de la economía-mundo. En Bolivia, Beni, Santa Cruz, Pando y Tarja, todos espacios fronterizos con oligarquías asociadas al control de los medios de producción, con parentescos y relaciones de poder reforzados mediante matrimonios por conveniencia que le otorgan una característica endogámica. En el caso de Venezuela, los Estados Zulia, Táchira, Apure y barinas, zonas también caracterizadas por la existencia de unas elites propietarias y con enormes vinculaciones con la economía-mundo.

En particular, el Zulia, antes conocida como provincia de Maracaibo desde 1676, se articuló perfectamente con la economía-mundo, tanto en sus relaciones hegemónicas – a través de España- como a través del contrabando en el Caribe. Esa actividad permitió la consolidación de una elite propietaria que extendió su influencia hacia el oriente del Virreinato de la Nueva Granada, ante el hecho que era más fácil la salida de la producción comercial-mercantil a través de la navegación del Catatumbo y el posterior embarque de las mercancías en el Puerto de Maracaibo. Desde el siglo XVIII, la elite colombiana ha soñado con controlar ese espacio y por eso hay que entender la amenaza militar que amerito el acuerdo de libre navegabilidad de los ríos, impuesto a López Contreras. Lo que afirmamos es que se mantiene una relación de recíproca conveniencia entre las elites propietarias y comerciales de Colombia (Norte de Santander) y Venezuela (Zulia y Táchira), que se caracteriza por presentar un profundo carácter de entrega y concesión a los intereses de la economía-mundo y por lo tanto, se traduce en una aceptación tácita – y en algunos casos abiertas- de los planes que el imperialismo mantiene en este espacio geográfico. Por eso el peligro de algunos de los planes propuestos en este momento por la Gobernación del Zulia, particularmente en lo relativo a la reactivación de la explotación del carbón, la construcción del Puerto de Aguas profundas y la reactivación del ferrocarril de Encontrados.

Somos claros, no nos oponemos al desarrollo de Zonas de Desarrollo Integral. Nos oponemos al hecho que con la excusa de estas zonas se exponga los esfuerzos geopolíticos y consolidación de la Independencia que propuso Chávez. Esas acciones que son bandera del Gobierno del Comandante Arias Cárdenas, representan un peligro en función de la permanencia de un proyecto secesionista. Podemos construir varias hipótesis sobre el hecho que sea el propio Gobernador quién enarbole estos proyectos. La primera, es que asesores cercanos a su equipo de Gobierno no están articulados y conscientes de los antecedentes en cuanto a la articulación y el sentido entreguista de los grupos propietarios en el Zulia. La segunda, es que esos grupos están sirviendo de conectores en un proceso de filtrado del proyecto secesionista en la gestión de un Gobernador elegido con los votos, pero sobre todo, bajo la bandera anti-imperialista del PSUV.

Como sea resulta muy peligroso para la integridad territorial del Zulia. Hay elementos adicionales que preocupan, por ejemplo el mantenimiento de la Semana de la Zulianidad, a partir del 28 de enero, que conmemora el pronunciamiento de la elite maracaibera a favor de la Independencia, pero manteniendo todos los privilegios económicos y políticos. Esta Semana de la zulianidad, refuerza el papel y la construcción de un imaginario secesionista, anti-venezolano impulsado desde estos grupos propietarios, que buscan – siguiendo la hipótesis 1 y 2 formuladas- infiltrar la gestión de Gobierno de un representante político del Proyecto Bolivariano.

La advertencia del presidente Maduro, no puede pasar desapercibida por el Gobernador Arias Cárdenas. Ello significa adelantar un proceso de democratización del acceso a la propiedad territorial en el Sur del Lago, que es cuna y asiento de esa elite propietaria. Eso se traduce en la consolidación del poder popular y de una economía popular, con una característica ecosocialista y ello solo se logra entendiendo el impacto ambiental que aún mantiene la explotación petrolera e impidiendo el avance de una nueva oleada extractivista del carbón, que afecta a las comunidades yukpa y barí, y en general a todos los zulianos. Cualquier otra acción, es ir en contracorriente del proyecto Bolivariano. 

La geopolítica del miedo, Medio Oriente y Venezuela
Debemos entender la geopolítica del miedo, como la estrategia de territorialización del accionar político y estratégico, empleando el miedo como arma en términos de una Operación de Guerra psicológica (OPSIC). La geopolítica del miedo, tiene su punto de origen en la crisis del modelo soviético en 1989. A partir de ese momento, la construcción de referencias simbólicas (amigo-enemigo) no podía tomar ya como eje del mal al comunismo. Se hizo necesario la "construcción" de un nuevo (y poderoso) enemigo, ante el cual los Estados (más bien potencias) occidentales articularan sus esfuerzos. Ese enemigo declarado fue el mundo árabe-musulmán, y el gran creador (o justificador) fue el célebre intelectual norteamericano Samuel P. Huntington en su Choque de Civilizaciones (1996), ahí también se incluían las amenazas "china" y "latinoamericana", lo cual nos indica la dinámica a seguir.

No es casualidad la perfecta sincronización temporal entre Choque de Civilizaciones y el denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNSA), bajo la responsabilidad de Donald Rumfield, Dick Cheney y Paúl Wolfowitz, Secretario de Estado, Vice-presidente de EEUU y presidente del Banco Mundial, durante la gestión de George W. Bush (2000-2008). Entre 1990 y 1996 se formuló la nueva política exterior de EEUU, que pretende: 1) imponerse militarmente sobre sus aliados (Francia, Inglaterra, Alemania, Japón) y sus enemigos históricos (China y Rusia), 2) lograr un suministro seguro de petróleo, 3) alcanzar una superioridad tecnológica-militar a través de la revolución en Armamento Militar (RAM) y 4) generar un reacomodo del mapamundi en función de sus intereses estratégicos. El objetivo de esa política es la imposición hegemónica y ese accionar fue el marco desde el que se desató la I (1990-1991) y II Guerra del Golfo (2003-2010), que resulto en la invasión a Irak y el derrocamiento de Sadam Hussein, como un primer paso para alterar el mapa estratégico en el denominado Medio oriente ampliado (MOA) y cuyos objetivos tienen como principal blanco a Libia (ya concretado), Irán (en proceso) y Siria (en proceso).

Para los EEUU se trata de generar todo un mecanismo múltiple, que incluye movilización militar de última tecnología (drones, bombardeos inteligentes"), operaciones de propaganda y guerra psicológica, financiamiento de grupos armados o tercerización de la guerra, todo ello con la finalidad de propiciar la conformación de gobiernos que respondan a sus intereses geopolíticos. No debe olvidarse como en el caso de Irak, ha significado la imposición de un gobierno suníes, que se impone a la mayoría shiita (pro-iraní). O el hecho que el gobierno posterior al asesinato de Gadhafi en Libia, le ha otorgado grandes concesiones a trasnacionales del petróleo como ELf (Francia), Chevron-Texaco (EEUU), Shell (anglo-holandés). En el caso de Siria, se ha impulsado al mal llamado Ejército Libre Sirio (ELS), mostrándolo como desertores y desencantados con el gobierno del presidente Bachar Al-Assad, cuando la verdad es que detrás se encuentran el Consejo de Estados del Golfo Pérsico (Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Kuwait, Qatar), cuyos jefes de gobierno responden (y obedecen) los lineamientos devenidos desde el Departamento de Estado de Norteamérica, bien a través de la USAID, la NED o el trabajo (y financiamiento) clandestino de la CIA. O en el caso de Irán, bajo la excusa del Programa de Investigación Nuclear que adelanta, se intenta cercar y aislar a su gobierno, por la incidencia que la población shiíta tiene en él.

En todos esos casos, el mecanismo es el mismo: la geopolítica del miedo, que consiste en crear las condiciones para justificar políticas, económicas o militares a través de diversas acciones, que incluyen la doctrina del shock (crear estallidos bélicos o crisis económicas) para justificar la intervención, generar desinformación (difundiendo el miedo, el caos y la zozobra a través de operaciones de guerra psicológica), y finalmente generar la geografía del caos; eso es zonas inestables, donde la violencia se ha incubado y hace necesaria la acción conjunta de todas las naciones "civilizadas" para evitar el desorden.

Al extrapolar esta sistemática forma de actuar hacia Venezuela, encontramos coincidencias alarmantes. Por una parte la conjunción de errores en el diseño de políticas económicas, derivadas de una burocracia nada comprometida con el socialismo bolivariano pero por la otra, una consecuente política de boicot económico, manifestado en crisis entre los capitales trasnacionales en transporte (aéreo), dotación de insumos (alimentos, repuestos, medicinas), que afecta la calidad de vida de los venezolanos y muestra, ante el mundo, una situación de ingobernabilidad. Por la otra, el financiamiento a grupos civiles, que buscan crear condiciones de insurrección popular, basándose en el descontento que causa la crisis económica. Todo ello magnificado mediante los medios de comunicación social. Se focaliza una geografía del caos venezolana: Zulia, Táchira, Mérida, Apure, creando (impulsando) grupos que apuesten por la autonomía secesionista y separatista. ¿Coincidencia con el esquema planteado (y ejecutado) en Libia, Irak y Siria? Para nada. Estamos sin lugar a dudas en un escenario de amenazas, que no tienen nada que ver con la ideología del proyecto bolivariano y sí mucho que ver con la importancia geoestratégica del petróleo venezolano.

La doctrina Obama y la violencia en Venezuela

El Presidente de los EEUU, Barak Obama, asumió el poder en el año 2008, con un discurso que presumía acabar con la Doctrina Bush del poder duro, eso es el uso del poder económico o de la fuerza militar para influir en el comportamiento de otros actores. Ese poder (hard power en inglés), sus formas de ejercerlo no eran más que la continuación de la Doctrina Monroe anunciada en el siglo XIX y uno de sus complementos (quizás el más conocido) el Corolario Roosevelt. La Doctrina Bush, del poder duro, significó la elevación de la articulación perversa entre el poder económico, el poder militar y la investigación científico-tecnológica, base de las lógicas de dominio y control de los EEUU.
En la práctica, la Doctrina Bush justificó, después del 11 de septiembre de 2001, las incursiones en Afganistán e Irak y la eliminación formal de los presupuestos de las relaciones internacionales y el Derecho Internacional, vigentes desde el siglo XVIII y que se basaban en el respeto de la soberanía de los países. George W. Bush permitió –y auspició- que los sectores neoconservadores participarán activamente en el diseño de la política exterior norteamericana, implicando un costo humano, económico y simbólico enorme para los EEUU. En términos humanos, la participación de más de 1,5 millones de soldados estadounidenses en las Guerras en Irak y Afganistán, con más de 500.000 muertos, sin contar los más de 3 millones de víctimas civiles por la incursión militar. En términos económicos, más de 2 trillones de US$ en las Operaciones Libertad Duradera, Libertad iraquí y Operación Nuevo Amanecer; 23,6 billones de US$ en atención médica para los soldados que han participado, sin incluir los casi 600 billones en equipos y tecnología militar. En cuanto lo simbólico, el rechazó a las acciones de la política exterior de los EEUU y el incremento del sentimiento anti-norteamericano. Todo ello, hizo anhelar en la sociedad norteamericana – y mundial- la esperanza de un cambio. Ese cambio fue encarnado por Obama, pero sólo como una promesa electoral, pues en la práctica ha mantenido las formas del poder duro, base de la Doctrina Bush.
Obama ha construido su propia Doctrina de Política Exterior, conocida como poder inteligente (Smart power) y que consiste en una fórmula que transita entre el poder duro y el poder suave (asumido como la capacidad de atraer la opinión pública a favor de los EEUU mediante el uso de la información y las tecnologías). El poder inteligente de Obama, no opta – tal como lo hizo su predecesor- por el uso exclusivo de la intervención militar como elemento direccionador de la política exterior, pero eso no significa que renuncié a ello, tal como queda demostrado con las recientes decisiones en torno al Estado Islámico de Irak y El levante (EIIL). Obama utiliza – y aplica- una fórmula intermedia, que busca crear alianzas con otros Estados y asumir intervenciones a través de ellos, para no tener con cubrir todos los costos militares; así como la opción del financiamiento (y entrenamiento) de ejércitos mercenarios, tal como se hizo en Libia y como se hace en Siria. Asimismo, emplea las estructuras institucionales del departamento de Estado, las agencias de inteligencias (CIA, entre otras) y organismo que sirven de mampara para la actuación y financiamiento de sectores políticos en terceros países, que sirvan para la ejecución de sus intereses, tal es el caso de la NED y la USAID.
La Doctrina Obama, ha sido particularmente utilizada en Venezuela y representa una seria amenaza a la integridad soberana del país y sus reservas estratégicas de petróleo. Es público el financiamiento de la NED ha otorgado en Venezuela, en programas con títulos sugestivos (capacitación y desarrollo de Gobiernos locales 41,500 US$, promoción del diálogo público 55.000 US$, promoción liderazgo estudiantil 20.000 US$, desarrollo de una economía de mercado 149.413 US$, entre otros que alcanzan más de 40 millones para el año 2013). Asimismo mantiene la presión a través del soft power, empleando para ello los más de 850 medios (impresos, audiovisuales, radiales) que en el país elaboran y reproducen matrices informativas negativas. Pero al mismo tiempo, ejecuta (de manera encubierta) acciones que propician que el país sea visto como un Estado Forajido o Fallido, apoyando el paramilitarismo y los grupos irregulares de derecha que actúan desde Colombia y que se ubican clandestinamente en las zonas fronterizas de Zulia, Táchira, Apure y Barinas.
El poder inteligente de la Doctrina Obama, se mueve simultáneamente, creando condiciones de violencia y protestas, mediante el financiamiento de ONGs y grupos o liderazgos opositores, subrepticiamente dotando de infraestructura y financiamiento a grupos irregulares asociados al paramilitarismo colombiano, al mismo tiempo que mantiene una presión en los escenarios internacionales - a través de voceros como John Kerry, o Senadores como Marcos Rubio- en busca de sanciones en el marco de la idea de un estado que violenta las normas y los derechos humanos. En este sentido, la reciente muerte del diputado del PSUV Robert Serra, debe verse enmarcada en estas acciones de la Doctrina Obama y como tal deben ser advertidas por los organismos de inteligencia del Estado. Observamos con preocupación, como hasta ha sido asumido sólo como un acto violento y no se han apreciado los alcances y consecuencias para el Proyecto Bolivariano.


Restablecimiento relaciones EEUU Cuba: implicaciones para Venezuela

La decisión del Presidente de EEUU, Barack Obama, de restituir las relaciones bilaterales suspendidas desde enero de 1960 debe entenderse y analizarse con cuidado. En primer lugar, debe comprenderse el hecho que Obama se maneja a través del impacto de la ciberpolítica o tecnopolítica, eso es la relación que generan los medios en los actos políticos. Este elemento es clave, pues el rechazo que ha generado históricamente el bloqueo económico y diplomático de los EEUU a Cuba, ha generado una matriz negativa de opinión pública, tanto dentro como fuera de los EEUU.
En segundo lugar, Obama ha entendido que el Bloqueo y la ausencia de relaciones han dejado a su país solo, en el contexto de Nuestra América así como en la comunidad-mundo. Las múltiples resoluciones en los últimos 15 años contra el Bloqueo, la enorme cantidad de columnas de opinión y programas especiales que reflejan los excesos de esa política diplomática, han dejado a los EEUU muy maltratados ante la opinión pública mundial y eso, para un presidente como Barack Obama, se traduce en un peso específico delicado.
En tercer lugar, Obama comprendió que seguir haciendo lo mismo – es decir bloquear a Cuba- y esperar otros resultados, es una locura. El presidente de EEUU lo expresó en su alocución. Para Obama, hacer la jugada de abrir las relaciones diplomáticas e iniciar el desmontaje legal del bloqueo, significa un crédito redituable en cuanto a la política Latinoamericana. Le abre la posibilidad de reducir las matrices negativas y anti-norteamericanas que prevalecen en los medios audiovisuales e impresos de Nuestra América.
En cuarto lugar, debe entenderse como un típico accionar en el marco de la Doctrina Obama del "smart power" (poder inteligente). El uso indiscriminado entre 1960-2014 del hard power (poder duro), a través de amenazas militares, acciones de presión no rindió el resultado esperado: lograr reducir y someter a los Castro y los cubanos. Obama opta por esta acción, que le permite comenzar una relación formal con Cuba luego de años de aislamiento y que puede traducirse en la reactivación de su Embajada en la tierra de José Martí y con ello, adelantar programas oficiales con el apoyo abierto del Departamento de estado y la USAID.
En quinto lugar, el reinicio de las relaciones diplomáticas no significa el fin del bloqueo. El bloqueo se ejecuta esencialmente, sobre todo desde la década de los años 90 del pasado siglo XX, a través de leyes aprobadas en el Congreso. Particularmente es resaltante la ley Helms-Burton, sobre la cual se establecen límites a remesas, viajes, comercio, transacciones financieras, inversiones extranjeras, transferencia y compra de tecnologías. El resultado reciente de las elecciones al Congreso de medio término en EEUU y su resultado favorable para el partido republicano, hace muy difícil el desmontaje de toda la estructura legal del bloqueo para el 2017 como anunció Obama.
En sexto lugar, la decisión de Obama coloca a Cuba en una circunstancia especial, pues el bloqueo ha servido para justificar políticas internas de gran impacto y posiciones internacionales importantes. El reinicio de las relaciones y la posibilidad que el bloqueo sea desmontado parcialmente, debe conducir a un reposicionamiento de las posiciones más ortodoxas hacia lo interno del Partido Comunista Cubano (PCC). No puede dejar de señalarse la apertura gradual y lenta, que en materia económica ha generado el gobierno de Raúl Castro. En este sentido, es de esperar que está restitución de relaciones diplomáticas se traduzca en un mayor flujo de capitales hacia la economía cubana, en el área de extracción mineral y turismo, entre otras.
En séptimo lugar, la decisión de Obama de abrir las relaciones e iniciar un proceso de desbloqueo, significa tácitamente que la diplomacía norteamericana entiende que no hay tanto peligro en las posiciones de Cuba, pero sí en las de Venezuela. Es posible, que en el contexto de la real politik característica de la administración Obama, se esté planteando una negociación con los republicanos que controlan la mayoría en el Congreso, para que voten la liberalización de las sanciones a Cuba a cambio de la aprobación de las propuestas de sanciones contra Venezuela, que se encuentran esperando por la aprobación del Presidente de los EEUU.
Octavo, esto debe entenderse en el contexto geopolítico actual. Venezuela, a través de su petróleo y la denominada "diplomacia petrolera" tiene mayor capacidad de generar influencia geopolítica y estratégica en la región que la propia Cuba. Cuba fue un abanderado simbólico de la resistencia al imperialismo norteamericano, pero la Venezuela de Chávez-Maduro ha concretado los supuestos discursivos y simbólicos que durante décadas sostuvo Fidel castro y que nunca pudo concretar, a saber: integración de nuevo tipo, geopolítica propia, una arquitectónica institucional alejada de la influencia de los EEUU, entre otros tópicos.
Noveno, no hay duda que nuestro país es el objeto principal de preocupación de los EEUU en esta parte del hemisferio, tanto por las posturas anti-capitalistas como por el hecho de la importancia de las reservas de petróleo que tenemos. La oportunidad política abierta por la desaparición de Chávez, las difíciles características de la transición del presidente Maduro, las presiones internas a que se encuentra sometido su gobierno, en términos económicos hace ver que la Doctrina Obama (Smart power) genera un cambio de rumbo, cuyo objetivo final puede ser generar desestabilización definitiva en Venezuela.

Venezuela: empate catastrófico

Quienes pretenden interpretar las tensiones creativas experimentadas por la sociedad venezolana en forma aislada se equivocan. No es una responsabilidad exclusiva del "fracaso del socialismo bolivariano" y mucho menos, una acción constante de la "guerra imperialista". Se trata de un conjunto de factores asociados con la geopolítica y las características que el sistema-mundo le ha impuesto a la vida social venezolana.
En primer término, debemos indicar – siguiendo al buen amigo Alvaro García Linera que el país se encuentra en una situación de empate catastrófico. Eso es, dos fuerzas históricas – o mejor dos proyectos políticos- en pugna. Por un lado, el proyecto bolivariano, con sus contradicciones, con sus aportes, con los espacios creados, con los factores dogmáticos y ortodoxos infiltrados, con los colectivos sociales organizándose y entrando en conflicto con la derecha endógena; por el otro el proyecto liberal-tardo-capitalista, con su afán de volverse apropiar de los excedentes petroleros y afianzar las formas de reproducción del capital, con su consecuencia de exclusión y pobreza. Ambos factores están en situación de empate catastrófico, a pesar de la supremacía política del proyecto bolivariano, sus errores han potenciado e impulsado el accionar de una agenda confrontacional por parte de ciertos sectores del proyecto liberal-tardo-capitalista. En segundo término, esa situación de empate catastrófico – en donde las dos fuerzas se arrinconan, sin lograr la preeminencia de una sobre otra, pero amenazando la existencia del otro- se ha visto reforzada por el hecho que la base económica de la estructura productiva venezolana, no ha logrado romper con el lazo dependiente de las formas de control y funcionamiento de la economía-mundo, construida en torno al petróleo. El petróleo (su explotación, refinación, comercialización) no ha hecho más que impulsar y elevar lo que algunos autores denominan el "republicanismo moderno", basado en la regla de la propiedad y la inviolabilidad de los derechos de propiedad privados, excluyendo de derechos a quienes no tiene propiedad.
El petróleo y su negocio en Venezuela, ha subsistido manteniendo la contradicción triple que lo ha caracterizado desde los inicios de la explotación en 1910: 1) entre el capital internacional y el capital nacional, 2) entre el capital nacional y el Estado nacional y 3) entre el Estado nacional y el colectivo-pueblo. El Gobierno de Chávez, no pudo solventar la contradicción primera, pues implicaría superar las lógicas del capital en el sistema-mundo. Por el contrario, el Gobierno de Chávez entró en este juego, con una perspectiva geopolítica propia, pero que no disuelve las formas de control características.
En relación con las contradicciones segunda y tercera, el Gobierno de Chávez introdujo cambios importantes. Por un lado, alteró las formas de relacionamiento entre el capital nacional y el Estado Nacional, a través de la Ley Orgánica de Hidrocarburos aprobada en 2001, que limitó la apropiación de excedentes de las elites propietarias que tradicionalmente habían sido favorecidas con el rentismo petrolero. Por otro lado, al alterar las formas de control del plusvalor de la explotación y disponer otro uso para el mismo, principalmente dedicado al fortalecimiento y reactivación del gasto social, convirtió a los excluidos históricos del "republicanismo moderno" instaurado en el país, en sujeto movilizante y sostenedor de un "nuevo orden democrático". Ese nuevo orden, genera una cultura política movilizadora, basada en la conflictividad acumulada durante décadas y décadas de acumulación excluyente entre 1910-1998. Ese triunfo ético y moral, sobre la propuesta del republicanismo propietario, imperante en la 2da mitad del siglo XX pudo venir acompañado de una propuesta liberadora, pero fue alcanzado por el escaso avance sobre los efectos perniciosos de la "cultura petrolera" consumista.
Las fricciones generadas por los efectos del cambio relativos en la contradicción primera (geopolítica internacional del petróleo de fortalecimiento de la OPEP), desde el año 2000 con la Cumbre de Caracas, colocaron al país en el epicentro de las tensiones económicas del sistema-mundo, por el cambio en el papel representado. Las tensiones segunda (capital nacional y su relación con el Estado) y tercera (relación Estado y colectivo-pueblo) se incrementaron, generando un progresivo colapso del aparato rentista y de las normas de convivencia excluyente, que prevalecieron en el país durante más de 80 años. Chávez, no logró (no le alcanzó la vida) romper las relaciones de dominación capitalista de la sociedad rentista venezolana, al contrario se fortalecieron – a pesar de sus esfuerzos- ratificado en el hecho que la dependencia de los ingresos petroleros pasó de un 86% en 1998 a un 98% en este pasado año.
Al Presidente Maduro, le ha tocado la difícil tarea de asumir la responsabilidad de liderazgo en un momento de tensión creativa, tanto interno como externo. En lo interno, las propias contradicciones entre dogmáticos y pragmáticos, que en torno a actitudes no democráticas, clientelares, burocráticas han colocado en entredicho la ventaja moral que tuvo en un principio el proyecto bolivariano, aislando los factores populares que han sido claves en los triunfos electorales y que reclaman una superación de estas tendencias no revolucionarias, en lo interno del proyecto bolivariano. También debe considerarse, las tensiones entre los opositores al proyecto, pues hay dos agendas diferentes: la de quienes buscan canales institucionales para el desplazamiento y la de quienes solapados, siguen apostando a la conflictividad confrontacional y violenta. Por otro lado, la incertidumbre económica creada por el cambio generado por la segunda contradicción en el sistema productivo petrolero, ha reforzado la situación de neurosis e histeria, ante la falta de insumos. A eso se agrega, la inacción de los sectores burocráticos y clientelares, agravando la situación de calidad de vida de los venezolanos. El empate catastrófico, amenaza la continuidad del proyecto. La única forma, es profundizar el accionar democrático del proyecto socialista bolivariano y para ello Maduro, debe tomar la decisión de apoyarse en el colectivo-pueblo y no en una ortodoxia dirigencial, que ha perdido el sentido histórico liberador planteado inicialmente por Chávez.

La agresión de EEUU a Venezuela, en clave geopolítica

Lo primero que hay que hacer, para poder entender la conflictividad actual entre los EEUU, sus intereses y estructuras de poder y el Estado venezolano, es llamar la situación por su nombre: Imperialismo. La invisibilización de lo que ocurre, disfrazado bajo frases como "sanciones por violación de derechos humanos", "amenaza a grupos opositores", entre otras, no hace sino ocultar el verdadero problema de fondo; relativo a los cambios en términos de espacio y tiempo geopolítico.
Por espacio geopolítico, entendemos la localización y cambios en las estructuras del Estado en su relación con los centros hegemónicos y estructurantes de relaciones de dominación mundial. Por tiempo geopolítico, es la relación del Estado con otros Estados, no necesariamente los actores dominantes. En este sentido, el espacio geopolítico varió sustancialmente desde las acciones de rechazo a las formas económicas de integración impulsadas desde los Tratados de Libre Comercio, en Mar del Plata (2005). La reorganización de las estructuras de ubicación (en términos de cercanía o lejanía con los factores hegemónicos mundiales) en países como Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Honduras, El Salvador fue significativa y con ella, se producían tensiones en el histórico papel del Imperialismo Norteamericano en Nuestra América.
En lo que respecta al tiempo geopolítico, el tradicional fraccionamiento y alineamiento de las entidades nacionales con respecto a los EEUU también cambio, y ese cambio derivó en formas de alianzas entre Estados Nacionales, no dependientes de la direccionalidad desde el Norte. El impulso de estructuras de acción conjunta de los Estados nacionales, en posturas claramente contrarias a los intereses dominantes se hizo claro en la conformación de UNASUR, CELAC, ALBA-TCP, Petrocaribe. Por lo tanto, esas modificaciones en términos de espacio y tiempo geopolítico, generan lo que el intelectual Samir Amin denomina Imperialismo Colectivos, conformada por la Tríada EEUU, Europa y Japón, que actúan a través de diversos órganos, formas e instituciones para "presionar" (en palabras recientes de Barak Obama, torcer el brazo") a otros estados, entidades y organizaciones.
Afirmamos categóricamente, que las acciones de EEUU contra Venezuela, deben entenderse en torno a las implicaciones del desarrollo del imperialismo, como expresión última del capitalismo financiero, en el marco de los monopolios que se impulsa, a saber: 1) tecnológico, 2) control de mercados financieros globales, 3) acceso y control a recursos naturales, 4) medios de comunicación y 5) armas de destrucción masiva. El Imperialismo, enmarca la acción de la Triada y particularmente de los EEUU, que se ve afectado por la tensión que representan los BRICS, en términos de competencia sobre los monopolios nombrados, pero también por las modificaciones y el deterioro que significan los cambios geopolíticos. La cada vez mayor incidencia geoestratégica de China en una zona, que es considerada en la teoría geopolítica de Seguridad y defensa de los EEUU, parte de su espacio vital, es una acción que no resulta tolerada por los intereses militares del aparato institucional norteamericano.
En esta perspectiva de análisis geopolítico, no puede tampoco dejar de pensarse el hecho que la desaparición física de Chávez, alteró el funcionamiento del espacio geopolítico, pues la tesis insurgente y anti-capitalista perdió a su principal actor emisor. Al mismo tiempo, representó – en la interpretación de los grupos de control hegemónico de la tríada imperial- una oportunidad política para arremeter en primera instancia contra Venezuela, pero paralelamente en ese Imperialismo Colectivo, contra otros países, tal es el caso de Argentina con el tema de los Fondos Buitres o Brasil, con los escándalos en torno a directivos de Petrobras.
Particularmente con Venezuela, se conjugan diversos elementos, producto de los cambios en tiempo y espacio geopolítico. En lo que respecta al tiempo, no hay duda que la red de relaciones y protecciones tejidas por Chávez son importantes, pero se siente su ausencia. Hay una especie de silencio incómodo, de los Presidentes de países como Uruguay, Brasil, Colombia, Perú, Panamá, entre otros, que pudieran haber sido impensables con la capacidad de convocatoria y convencimiento de Chávez. La suspensión de la reunión de UNASUR en Uruguay, es solo una muestra de ello. Es sin duda, una muestra concreta del establecimiento de una brecha en el espacio geopolítico. Surgen de nuevos "cuñas" de apoyo imperialista, destinadas a dividir y fraccionar la frágil unidad hemisférica impulsada por Chávez y Lula principalmente. La Alianza del Pacífico, actúa no sólo en términos económicos sino en decisiones políticas en el marco internacional de las relaciones del sistema-mundo.
Hay que llamar la atención, que las sanciones contra funcionarios es solo una etapa de los escenarios a futuro posible. En nuestra perspectiva, se ampliarán esas sanciones, luego se pasará a sancionar instituciones y organismos del Estado venezolano, sobre todo asociados a los monopolios de tecnología (Ministerio de Ciencia y tecnología) y recursos naturales (Ministerio de Energía y Petróleo), posiblemente luego se eleve a congelamiento de bienes financieros y monetarios y como último recurso de asfixia, en caso tal que no funcionen las acciones previas, veríamos una acción militar, pero no del tipo invasión sino más bien a través de terceros. En ese sentido, puede venir la agresión provocativa desde el oriente colombiano o bien desde el occidente de la República Federativa de Guyana. En ambos casos, el factor recursos naturales de por medio, explicaría la incidencia de los EEUU. Como debe recordarse, en el Golfo de Venezuela, que son 24.000 km2 que compartimos con Colombia y sobre los cuales hay un diferendo limítrofe, existen reservas no explotadas que superan 1.8 veces más las reservas de hidrocarburos probadas, que llegan a más de 298.000 millones de barriles de crudo. En lo que respecta a Guyana, con quienes mantenemos un diferendo que representa el 72% del territorio de esa república, se sabe que en las costas del Atlántico que están en discusión hay reservas de gas y petróleo muy importantes.
La situación de Venezuela, es de amenaza extrema, una circunstancia de empate catastrófico, en donde las fuerzas políticas en pugna, no logran ejercer dominio hegemónico claro una sobre la otra. El Gobierno de Maduro, a pesar de contar con apoyo electoral y dominios institucional político, se encuentra acosado por la presión social derivada de la guerra económica de desabastecimiento y acaparamiento especulativo. La oposición a Maduro, mantiene un doble juego. Por una parte, los que insisten visiblemente en la vía electoral alegando el desencanto que ese empate catastrófico produce, pero simultáneamente adelantan acciones conspirativas y desestabilizadoras, con apoyo externo, pensando en un caos social. Asimismo, la presión exterior continúa y el silencio del círculo de apoyo internacional es notable, por lo menos en el caso de UNASUR y CELAC; no así MERCOSUR y ALBA-TCP. De lo que no hay duda, es que estas acciones no pueden ignorarse e invisibilizarse, dejándolas de identificar como lo que son: praxis de un imperialismo colectivo, que no solo produce sanciones en los EEUU, sino que busca replicarlo en el Parlamento Europeo y en otros organismos internacionales. La advertencia primaria es contra Venezuela, pero a ella no escapan otros países como Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y El Salvador, pues sin dudar, podemos afirmar que se trata de una nueva ofensiva de manifestación de poder condigno/coactivo del Imperialismo Colectivo.
EEUU y la geopolítica del miedo

La geopolítica del miedo, implementada por los EEUU, en el período 2013-2015, debe ser entendido en sus componentes teóricos y prácticos. En cuanto a los componentes teóricos, es la implementación de algunos señalamientos históricos, provenientes de la formulación inicial de las escuelas geopolíticas anglo-norteamericana y alemana.
Debe recordarse, que en el siglo XIX, los teóricos alemanes como Rudolf Kjellen (1864-1922), Friedrich Ratzel (1844-1904) y Karl Haushofer (1869-1946), acuñaron el concepto geopolítica y asumieron que los Estados nacionales eran "entidades" vivas, que nacían y crecían, en torno a su "espacio vital", que era definido como la zona territorial necesaria para asegurar la superivencia del Estado. Sería Haushofer quién aportaría la tesis que controlar el espacio vital era conquistar, someter y explotar pueblos enteros a beneficio propio. Los anglo-norteamericanos, principalmente a través de los teóricos norteamricano Alfred Mahan (1840-1914) y el inglés, Halford MacKinder (1861-1947), complementaron la teoría alemana del espacio vital, con la tesis del control del mar y del corazón continental, ubicado en la zona de Medio Oriente, Europa oriental y la tierras ( y mares, océanos) en el denominado cinturón interior y exterior. De esa forma, las potencias militares y económicas, con pretensiones de dominio y control han aplicado estas tesis. En el caso de EEUU, después de finalizar la II Gran Guerra (1939-1945) llevó adelante una acción de control de espacios vitales, contando con la resistencia solo del bloque soviético (ex URSS) hasta su eclosión en 1989. Posteriormente, los EEUU intentó a través de la formulación del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNSA) imponerse sobre sus aliados tradicionales (Francia, Inglaterra, Alemania, Japón) y sobre sus adversarios históricos (Rusia y China).
Ello se tradujo, durante las gestiones de George Bush (1989-1993) y George W. Bush (2000-2008), en la implementación de una agresiva estrategía militar geopolítica, basada en la preponderancia militar a través de la denominada Revolución en Armamento Militar (RAM), que no es más que la aplicación de la ciencia y la tecnología al campo militar y que se tradujo en una superioridad coactiva sobre otros actores. Al mismo tiempo, en concordancia con la tesis del espacio vital, se intentó desarrollar áreas de libre comercio, mediante tratados bilaterales o multilaterales, utilizando para ello en el caso de Nuestra América, la Cumbre de las Américas. Esta estrategia múltiple(militar y geoeconómica) fue contrarrestada con las acciones de Mar del Plata, en Noviembre de 2005, a cuya cabeza se colocaron los presidentes Chávez, Lula da Silva y Néstor Kichner, generando cambios en el espacio geopolítico, entendido como la relación de subordinación de los Estados Nacionales con las potencias hegemónicas y dominantes. Paralelamente, Rusia y China, comenzaron a principio del siglo XXI una importante recuperación económica, que conjuntamente con países como Brasil, Sudáfrica, India y Argentina, han generado presión sobre las tesis geopolíticas de los EEUU. La reacción ha sido contundente y peligrosa.
Contundente, pues los EEUU ha incrementado su acción militar en el corazón continental (Afganistán, Irak, Georgia,Ucrania, Polonia, Estonia, Lituania, Israel, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, entre otros) y ha desarrollado acciones de asfixia diplomática, a través de su actual Presidente Barak Obama. La Doctrina Obama, o Doctrina del Poder Inteligente (Smart Power) presupone el uso alternativo de la acción militar o de su alternativa de presión diplomática, dependiendo de la circunstancia, pero buscando el mismo resultado: el dominio del espacio vital y el control del corazón continental.
La agresividad del Premio Nobel es tal, que mantiene escenarios múltiples de conflictividad. Por una parte, desde 2013 y todo el 2014, ha mantenido acciones encubiertas militares que han amenazado el espacio vital de Rusia y China, principalmente en la zona de Georgia, Polonia y Ucrania en el caso de Rusia y en lo que respecta a China, con tensiones en Corea del Sur. Simultáneamente, en el campo geoeconómico, adelanta presiones a través de organismos multilaterales como el Banco Mundial el Fondo Monetario y la Organización Mundial de Comercio, sobre el desarrollo socio-productivo de sus adversarios históricos. No descuida la incidencia, a través de Israel, en la península arábiga, o las presiones ( a través de financiamiento paramilitar) en Siria e Irán.
En Nuestra América, donde se ubica a través de la Doctrina Monroe (plenamente vigente, junto al corolario Roosevelt, que implica presión sobre sus vecinos en caso tal de no responder a sus intereses geopolíticos) , ha desarrollado presiones diplomáticas directas, en países como Brasil (donde recientemente se generaron marchas contra la presidenta Roussef, pidiendo un golpe militar), Argentina ( con la acción de los Fondos Buitres, tenedores de deuda y el escándalo mediático en torno a la firma del memorándum de entendimiento entre ese país e Irán), Venezuela ( mediante financiamiento directo usando la USAID de la oposición e impulsando acciones desestabilizadoras como las protestas de febrero-mayo de 2014 o los más recientes intentos de golpes suaves), en Bolivia ( donde se financió la oposición al presidente Morales en las recientes culminadas elecciones regionales) o Ecuador (con una agresiva campaña mediática sobre violación a las libertades de expresión). Sin embargo, ha sido particularmente inerte con respecto a la violación de derechos humanos en Colombia, Perú o México. En el campo militar, la articulación de bases militares en la zona (Colombia, Perú, Costa Rica, Aruba, Curazao y Bonaire, Jamaica, Trinidad y Tobago) conjuntamente con la colaboración de la OTAN, que tiene presencia en Surinan y las Islas Malvinas, muestran un claro escenario de confrontación con altas posibilidades de escalamiento a futuro.
La reacción de los EEUU, muestra su desespero ante el retroceso económico frente a los BRICS y la estructuración de un frente anti-norteamericano y anti-imperialista con Venezuela a la cabeza en su zona de seguridad (el histórico Patio Trasero en su Doctrina de Seguridad), eso hace más peligroso a la potencia del norte, pues su declive no significa (hasta ahora) su desaparición (y renuncia) a su condición de dominación. El peligro y amenaza para la humanidad, es evidente en estos momentos. La geopolítica del miedo, implementa la acción de asfixia diplomática, con la presión militar y la utilización de las estrategias comunicativas de Guerra psicológica y desinformación, en donde lo crea necesario.
El imperialismo colectivo y Venezuela-Guyana
Samir Amin denomina imperialismo colectivo al conjunto de asociaciones entre países centros-dominantes del sistema-mundo. Ese imperialismo colectivo, durante la 2da mitad del siglo XX permitió la coincidencia de EEUU-Unión Europea-Japón, bajo la "amenaza" de la expansión comunista de la URSS y en menor medida, de China. Estos imperialismos colectivos, tienen las características que definió Lenín en su clásica obra El Imperialismo: fase superior del capitalismo. Es decir, la concentración de la producción y el capital; la fusión del capital bancario con el industrial; el predominio de la exportación de capitales; la puja por el control y reparto de los mercados y la preponderancia del elemento militar, como factor de presión.
En la economía-mundo capitalista, ese espacio multizonal y geográfico que expresa las formas y relaciones del capital y el trabajo, las tensiones entre los imperialismos colectivos son en determinadas circunstancias, superadas para imponer "el orden coactivo" a los estados-nación que no encajen dentro de los habitus del poder dominante. Este aspecto es sustancial para comprender las tensiones a las que está siendo sometido Venezuela y la naturaleza (y el papel) que juega la República Cooperativa de Guyana, como actor ejecutante de las presiones de los imperialismos colectivos.
Una gran paradoja derivada de la naturaleza explotadora de la economía-mundo capitalista, es su insistencia en la denominada acumulación incesante, eso es el afán de reproducir, una y mil veces el proceso de acumulación (y explotación) del capital. Ese proceso de acumulación, está asociado a los controles que los imperialismos colectivos ejercen sobre los mercados, a través de su asociación con las trasnacionales económicas, que están presentes en todo el patrón geocultural de consumo que caracteriza está economía-mundo. La acumulación incesante, se expresa en esfuerzos continuos por controlar recursos, territorios, economías, favoreciendo con ello la apropiación de lo que se denomina el plusvalor, es decir, la diferencia entre el salario real y el esfuerzo del trabajo, en términos productivos.
La acumulación incesante que llevan adelante los imperialismos colectivos (EEUU- la Unión Europea y Japón), choca con las democracias insurgentes y revolucionarias que han surgido, esencialmente en Suramérica, con Venezuela a la cabeza, a partir de los esfuerzos de formulación realizados por Hugo Chávez a través del denominado Proyecto Bolivariano desde 1998. La posición geoestratégica que asumió el país desde ese momento, desarticulando la histórica posición de sometimiento y obediencia neocolonial que el país había cumplido en todo el siglo XX, generó las alertas de los imperialismos colectivos y particularmente, de los EEUU, pues el accionar de Chávez se expresaba en lo que desde 1823, consideraban su "patio trasero". Los intentos de actuación de estos imperialismos colectivos, desde el año 2001, se incrementaron, particularmente por la circunstancias de las implicaciones que tuvo el Plan Simón Bolívar 2001-2007, las leyes habilitantes (entre ellas la ley Orgánica de Hidrocarburos) y la concreción de los Acuerdos Energéticos de Caracas, que relanzaron el papel contrahegemónico de la OPEP y recuperaron los precios de venta del barril de petróleo.
Ante esta reacción insurgente de los estados subalternizados o periféricos, encabezados por Venezuela, el imperialismo colectivo actuó duramente impulsando la conspiración con FEDECAMARAS en 2002, que terminó con el golpe momentáneo contra Chávez y su retorno el 13 de abril de ese año. Pero el imperialismo colectivo no desistió y si bien actuó principalmente a través de EEUU, no es menos importante el papel que juegan Inglaterra, Francia, Italia, entre otros. Su coincidencia tiene una razón: las enormes reservas de petróleo que tiene Venezuela. Es común señalar los 298.000 millones de barriles de la Faja petrolífera Hugo Chávez en el Orinoco, pero no se divulga que la verdadera capacidad de ese espacio llega a los 510.000 millones de barriles, superando holgadamente los 245.000 millones de Arabia saudita, perfectamente articulada con los intereses de los imperialismos colectivos.
Sin embargo, a partir de la llegada de Barak Obama en 2008 a la presidencia de EEUU, aumentó la presión sobre el país, pues los intereses trasnacionales que hacen lobby en el Congreso y el gobierno del coloso del norte, saben bien que a ambos extremos (oriental y occidental) de la frontera venezolana hay enormes recursos petrolíferos. En el Golfo de Venezuela, se estima que hay 1.8 veces más petróleo que en la Faja, eso es unos 540.000 millones de barriles y en la frontera del río Esequibo, otros 450.000 millones. Esto convierte a Venezuela, no sólo en el país con mayores recursos, sino también en la región con mayores reservas llegando a más de un billón de barriles de petróleo, superando por más de 200.000 barriles a toda la península Arábiga y con ello, desestabilizando las necesidades de acumulación de los imperialismos colectivos.
Por eso, la doctrina Obama del "poder inteligente", amenaza directamente o indirectamente, a través de Guyana y Colombia a Venezuela, pues sabe que es un "espacio vital" en su juego geopolítico de pretensión hegemónica y que derrotar a Venezuela y al proyecto bolivariano, constituye un objetivo estratégico que cumplir. En ese sentido, la intervención del Presidente Maduro este lunes, tiene todo el peso de la advertencia histórica de los peligros sobre nuestra patria. Hoy más que nunca, vacilar es perdernos.

Colombia y Guyana: instrumentos del Imperialismo Colectivo
Los imperialismos colectivos, se corresponden a los esfuerzos de una parte de los imperios-mundos, que pretenden ejercer un control hegemónico en términos de la institucionalidad del sistema-mundo, las formas de relacionamiento económico y los recursos naturales. EEUU, la Unión Europea (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España principalmente) y Japón, constituyen una tríada con pretensiones de dominación. Cuando, el costo de sus acciones es muy elevado, recurren a operaciones encubiertas, ejecutadas a través de actores ligados a la llamada "privatización de la guerra". Afirmamos que ese es el caso de las recientes controversias que afectan a Venezuela con sus vecinos Colombia y Guyana.
En el caso de Colombia, desde la formulación del Plan Colombia a partir de 1998, el territorio del vecino país, se transformó en una base de operaciones expedita de la IV Flota, adscrita al Comando Sur del Ejército de los EEUU. Colombia incrementó significativamente su gasto militar en el período 1998-2012, elevando al mismo tiempo su capacidad de combate y sus efectivos militares. Se trasformó en un socio estratégico de primer orden de los intereses hemisféricos de EEUU en la zona y en el principal vehículo desde el cual se teje una amenaza militar sobre el proyecto bolivariano. Sin embargo, los ánimos belicistas que prevalecen en los Libros Blancos (Escuela de Guerra) del Alto Mando Militar colombiano, han chocado con el escudo institucional creado a través de la CELAC y UNASUR, aunado a las asociaciones militares y geoestratégicas que Venezuela mantiene con Rusia y China. Desde Colombia, se han planteado un proyecto económico que ha ambicionado usar la salida a través del Lago de Maracaibo, de los productos del oriente colombiano. Al respecto son interesantes las advertencias que el amigo e historiador Luís Prieto, ha realizado desde hace años ("Maracaibo, capital de Santander. Aporrea).
Por ello, desde Colombia se ha avanzado en una estrategia de operaciones encubiertas, que buscan generar lo que se ha denominado Rollback (volver atrás, retroceder) en la gestión del Presidente Obama. El Rollback, emplea acciones enmarcadas en la Guerra psicológica y las Operaciones Psicológicas (OPsic), que buscan generar caos, resentimiento, miedo, desencanto, inmovilización y finalmente producir "estallidos sociales". Son operaciones encubiertas, mucho más económicas que una confrontación abierta y militarista. En el caso de Colombia esas acciones se han desatado, desde el año 2000, en el Gobierno del ex presidente Pastrana, emitió la Resolución N 8, que permitió el establecimiento de un sistema paralelo oficial que estableció el precio de venta y compra dólar/peso. Son los llamados "cambistas", que tienen la autorización oficial del Banco República (ente equivalente al BCV) para realizar esas transacciones. Son estos cambistas, que empezaron a pulular justo en el marco de la "pacificación" de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), los que se encargan de establecer en la frontera el diferencial cambiario especulativo que reproduce Dólar Today. Es decir, el instrumento de la Guerra económica (Dólar Today) actúa en el marco legal creado (y mantenido) por el Estado Colombiano.
Eso permite, que en la frontera se cambie 1Bsf por 7 pesos colombianos, mientras que el cambio oficial en el Banco República es 1BsF por 323 pesos colombianos. Esa permisividad del Gobierno Colombiano, contribuye al estímulo del bachaqueo y la compra-venta de BsF en la frontera. Lo ejemplifico. Un contrabandista-especulador que logra reunir 1.000 BsF en Maracaibo, se dirige a la sede oficial del Banco República y cambia ese monto en pesos. Obtiene 323.000 pesos. Con ese dinero, se dirige a los cambistas y adquiere bolívares. Le dan por cada BsF, 7 pesos. Esos 323.000 pesos se transforman en 46.142 BsF. El golpe a los venezolanos es múltiple: devaluación artifical de la moneda en relación con el dólar y el peso colombiano, fuga de efectivo y estímulo a la compra de productos subsidiados.
La acción cómplice del Gobierno Colombiano llega a más. El Decreto 0568 del año 2012, que establece el mecanismo de distribución de combustibles en las zonas fronterizas. Mediante este Decreto, se legaliza la gasolina de contrabando y además los municipios y el Estado Colombiano, cobra impuestos por ese proceso. Son 143.000 barriles diarios que se escapan por nuestra frontera (22.737.000 lts). Esa gasolina, se vende en Colombia a precios internacionales y el Estado, los Gobernadores, los Alcaldes y los contrabandistas se nutren de las ganancias. ¿Es o no una acción desestabilizadora? Sin duda que sí.
Con Guyana, sucede lo mismo, pero en un plano complementario. Mientras que con Colombia lo que se busca es que prevalezca la tesis de Venezuela como un Estado Fallido (es decir, incapaz de mantener el orden y satisfacer a sus ciudadanos), con Guyana se trata de presentarnos como un Estado Forajido (violador de los Acuerdos Internacionales). Con la República de Guyana, el interés primordial lo constituyen los más de 750.000 millones de barriles de petróleo y gas extraíbles en la zona marítima en litigio. Sin duda, tanto detrás del Gobierno de Colombia como el de Guyana, actúa los intereses de EEUU. No es fortuita la asociación estratégica de ambos gobiernos con el Presidente de EEUU, Barak Obama, y la presencia en ambos territorios de bases militares y efectivos dependientes del Comando Sur. Por eso, las decisiones del presidente Maduro, responden a una lectura de este escenario de Operaciones Encubiertas contra el país.
Colombianizar a Venezuela: la estrategia de los EEUU
Para entender la actual conflictividad, que en el contexto internacional enfrenta Venezuela, debemos ver el alcance e implicación del concepto de espacio vital, que se construye desde la Geopolítica. Karl Haushofer, militar y geógrafo alemán en el siglo XX, le dio sentido amplió al concepto de espacio vital, para el diseño dela política exterior. Espacio Vital (Lebensraum en alemán) se debe entender como la tierra que un Estado es capaz de defender o conquistar, con la finalidad de permanecer creciendo y reproduciéndose.
En el pensamiento del imperialismo colectivo dominante (EEUU-Unión Europea-Japón), el espacio vital ha adquirido nuevo impulso, producto de tres circunstancias claves. Una, la escasez de reservas de petróleo de las grandes economías-mundo, integrantes del denominado G-7 (EEUU, Rusia, China, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón). La única excepción, por sus reservas de petróleo, es Rusia y en ese aspecto, hay que entender la agresión de la cual es objeto por el binomio EEUU-Unión Europea. Dos, la escasez de reservas de aguas. Europa y EEUU (los imperialismos colectivos) solo tienen respectivamente reservas de agua dulce por 7.580 Km3 y 6428 Km3 mientras que sólo Suramérica tiene 17.273 km3. Tres, la disponibilidad de tierras cultivables, es cada vez más reducida. De 148 millones de tierra emergida del planeta, solo 31 millones es cultivable y esa cifra, se reduce, a un promedio de 0,3 anual. Eso hace un promedio de tierra cultivable por humano de 4430 m2, que se estima se reduzca a 3875 m2 en 2018 y a 3345 m2 en 2025. Como se observa, esos tres elementos se conjugan para que los imperialismos colectivos, actúen directamente (intervenciones, invasiones) o a través de acciones encubiertas (operaciones negras o black operations).
Dado el alto costo, tanto en términos económicos como humanos, de las últimas guerras en la que actuó los EEUU (Irak y Afganistán), que generaron más de 500.000 muertos y 3.000.000 de víctimas civiles, y un gasto de más de 2 trillones US$, en las operaciones Libertad Duradera y Libertad Iraquí, las acciones directas, características del denominado poder duro (hard power) han sido descartadas (como primera instancia) en Nuestra América. Se ha optado, por las operaciones encubiertas bajo la estrategia denominada rollerback (retorno o regreso, volver atrás). Se trata, de acciones de intervención ejecutadas con el financiamiento de los imperialismos colectivos (esencialmente EEUU a través de la USAID), empleando segundos países (Colombia y Guyana, en nuestro caso, Turquía e Irak en el caso de Siria).
Cuando hablamos de Colombianización de Venezuela, no expresamos xenofobía, sino que caracterizamos una estrategia articulada entre los imperialismos colectivos y Colombia (su élite gobernante), para lograr una situación de caos y crisis, que mezcle alternativamente lo emocional y lo real. Lo emocional, causando miedo, neurotizando a los ciudadanos a través del juego de la violencia paramilitar (asesinatos selectivos, secuestro, abigeato, drogas) y la vinculación de estos con el contrabando de extracción, que sólo en el caso de la gasolina ha costado unos 9.000 millones de US$ anuales. Lo real, incrementando la desestabilización a través del debilitamiento intencional de la moneda, a través de la resolución 8 del año 2000, permitiendo un cambio fluctuante y especulativo en la relación peso/Bsf/dólar. ¿Cuál es el sentido de esta estrategia?
Son múltiples los objetivos. En primer lugar, controlar el espacio vital venezolano de la frontera, rico en recursos hídricos, recursos energéticos y reservas agrícolas por su biodiversidad. Para los EEUU, la actuación avalada por la inacción, del Estado Colombiano, permitiendo el desplazamiento hacia los 2.219 km2 de frontera de paramilitares, permite el impulso e intento de consolidación de "espacios liberados" de la presencia formal y exclusiva de la institucionalidad del Estado venezolano. Se trata de desdibujar la presencia del proyecto bolivariano y acrecentar un "estado paralelo", con base paramilitar y perfectamente articulado al binomio EEUU- Oligarquía Colombiana. En segundo lugar, es la ejecutoria de la tesis de intervención de los EEUU, a través de la privatización de la guerra, que es mucho menos costosa que una intervención militar directa. En tercer lugar, en el diseño de la estrategia de control geopolítico imperial, torpedear la continuidad y proyección de las prácticas anti-imperialistas de Venezuela en el contexto de Nuestra América, es esencial. En cuarto lugar, Colombia sirve para construir un marco interpretativo de contraste, entre el modelo liberal impulsado por los EEUU y el modelo de las democracias insurgentes, encabezado por Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Ese contraste, busca mostrar que las democracias insurgentes, han fracasado y que la opción es el modelo liberal. Lo peligroso de la estrategia de rollerback, impulsada por EEUU en base a la disposición de Colombia, es que trata de penetrar en el control de territorio venezolano. La acción paramilitar en zonas del Estado Táchira, Zulia, Apure y Amazonas, requiere una acción que comience por la articulación, dentro de la Misión Frontera de Paz, de una pequeña misión, que pudiéramos denominar Robinson Fronteriza, cuyo objetivo sería lograr "alfabetizar" a todos los venezolanos, en el conocimiento de la muy diversa y compleja realidad de la frontera. No se puede defender, lo que se desconoce. Finalmente, advertimos que como última instancia, los EEUU ante la posibilidad del fracaso del rollerback, puede recurrir a la intervención militar conjunta, presentando a nuestro país como una amenaza a la estabilidad de la región, tal como lo hacen en Siria. Es la lógica expresada por Spinoza "Quisquis tantum juris habet, quantum potentia valet" (Se tienen tantos derechos, como fuerza se posea)


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