VARÓN HERNÁNDEZ, F.R. (2014): \"Avance de las excavaciones arqueológicas de 2010 en Arce-Mirapérez/Deobriga: el fin del mundo indígena\". BURILLO, F.; CHORDÁ, M. (Eds.): VII Simposio sobre Celtíberos. Nuevos hallazgos, nuevas interpretaciones. Teruel, pp. 475-483

August 1, 2017 | Autor: F. Varón Hernández | Categoría: Celtiberian History, Arqueología, Romanization, Burgos, Ondare Babesa S.L., Miranda De Ebro
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Descripción

Capítulo 51

vII Simposio sobre los celtíberos

Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones Teruel 2014, I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9, pp. 475-483

Avance de las excavaciones arqueológicas de 2010 en Arce-Mirapérez/Deobriga: el fin del mundo indígena F. Rafael Varón Hernández*

RESUMEN

1. MOTIvACIÓN DE LA INTERvENCIÓN

Una intervención de gestión arqueológica del Patrimonio ha contribuido al conocimiento del yacimiento presentado. Se han localizado restos de época celtibérica cuya expresión más evidente son sus sistemas defensivos con dos juegos de foso y muralla.

La intervención que da lugar a este texto está motivada por la construcción de un vial que atraviesa alrededor de 3.800 m2 en el yacimiento inventariado de Arce-Mirapérez (Miranda de Ebro, Burgos) que hacía necesaria una excavación integral que documentase los restos subyacentes (Varón, 2010). Tenemos que considerar que las informaciones que se vierten en este texto son preliminares puesto que el proceso de investigación está todavía en curso.

ABSTRACT A commercial archeology intervention has contributed to the knowledge of the archeological site. Remains of the Celtiberic period have been found, being the defensive systems, composed of two pairs of pit and wall, the biggest evidence.

PLABRAS CLAvE foso.

Arce-Mirapérez, época celtibérica, muralla,

KEyWORDS

Arce-Mirapérez, celtiberic period, wall, pit.

2. AvANCE DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS 2.1. Las Fases de Época Celtibérica 2.1.1. Fase I: la primera muralla En este momento, posiblemente a finales del siglo II a.C. y hasta más allá del cambio de era, se produce el asentamiento de una comunidad en la llanura situada al norte del Cerro del Infierno, que presenta, en su cultura material, acusados rasgos de celtiberización, con las típicas cerámicas realizadas a torno rápido, de pastas claras y muy decantadas, en las que no faltan los perfiles en forma de S y las decoraciones de líneas horizontales, semicírculos o sogueados. Estas gentes se resguardan tras la presencia de una muralla y de un foso que parece recorrer todo el perímetro del asentamiento, que partiendo del Oeste del Cerro del Infierno discurriría hacia el norte formando ángulo de 90º en el sector excavado y que giraría hacia el este en una distancia indeterminada –su huella se pierde bajo la actual BU-740– y cuya propuesta de reconstrucción haremos más adelante. El foso, practicado en el sustrato geológico, no es continuo en la zona excavada. Su perfil también alterna su forma, siendo trapezoidal en el lado norte y semicircular en el oeste, y en el que además, se constata la presencia de un pequeño caño central que sirvió como espacio de decantación para los detritos acumulados, lo que facilita las labores de mantenimiento.

* ONDARE BABESA, S.L.

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Tras este foso se construye una muralla, de la que hemos conservado su hilada inicial, asentada directamente sobre tierra, sin aparente zanja de cimentación y que plantea distintas soluciones constructivas ya en su base: por un lado tenemos que la generalidad de la construcción presenta tanto en sus cara externa e interna una línea de sillarejos calizos de buenas dimensiones y de forma paralepipédica que están dispuestos a soga; no obstante, esta disposición cambia en la cercanía de la esquina del lienzo y se construye a base de hiladas de mampuestos desbastados, al menos en la cara interna, que es la que hemos podido documentar. El interior de la muralla contiene algunas piezas colocadas a tizón lo que daría más consistencia al macizado hecho a base de tierra arcillosa pero también de restos de mampuestos areniscos. El trazado que presenta la muralla es paralelo al foso y, aunque tiende a ser rectilínea, tenemos un cambio de alineación en el flanco oeste que responde a la existencia de una torre de planta tendente al semicírculo. Además la construcción de la muralla prevé la presencia de caños internos que evacuarían las concentraciones de aguas y detritos hacia el exterior del perímetro amurallado. Tras la muralla nos encontraríamos con zonas abiertas pero con la superficie regularizada mediante el uso de un empedrado de cantos de cuarcita que facilitaría la circulación además de proporcionar un paso de ronda que mejora las posibilidades defensivas del sistema foso+muralla. A cierta distancia del muro hemos podido detectar la existencia de un grupo de recintos interpretados como de uso doméstico debido a la distribución de algunos de sus espacios y a la localización en uno de ellos de restos de un enterramiento infantil. 2.1.2. Fase II: La segunda muralla. En un momento indeterminado, pero en torno al cambio de era, se produce el desmantelamiento de la primera muralla y la amortización de su foso para ser sustituidos por otra muralla y otro foso que amplían el perímetro del asentamiento humano. Este foso también repite el trazado del anterior ya que, partiendo del Cerro, se dirige hacia el norte y gira hacia el este, para interrumpirse y continuar a los pocos metros en dirección este dejando un espacio vacío entre ambos brazos que responde a la realidad de la muralla situada tras ellos. El foso presenta una sección semicircular, con lados rec-

tos y fondo cóncavo, con un sistema de drenaje/ limpieza similar al ya descrito. Como hecho destacable hay que reseñar la localización de varias insculturas en el relleno de los brazos del foso, sobre todo representando reticulados, pero sobresaliendo el dibujo de un zoomorfo en posición lateral que nos recuerda a un cánido. En cuanto a la muralla hay que decir que su trazado va paralelo a su foso y que la discontinuidad que presenta se corresponde con la puerta que tiene en este flanco. Está formada por dos torreones de planta trapecial, con el lado norte ligeramente curvo, entre los que se encontraría la calle de acceso al interior del perímetro murado, perpendicular al eje de la muralla. Entendemos que la presencia de la puerta condiciona la manera constructiva de la muralla porque sus técnicas varían en función de ésta: si el brazo que discurre hacia el este presenta hiladas de grandes bloques de arenisca desbastada en sus caras vistas, macizados a base de tierra, cantos y bloques, con mayor presencia de estos en la esquina de este tramo – posiblemente con función de refuerzo– se encuentra físicamente separado de la muralla este por la existencia de un caño que discurre entre ambas. Torre Este y lienzo presentan la misma solución constructiva en sus muros, macizado y refuerzos en las esquinas. Sin embargo la Torre Oeste se encuentra encastrada en la muralla y su construcción cambia ya que es hueca con un pequeño espacio interno entre muros vistos construidos a base de grandes bloques. No podemos establecer la funcionalidad de este espacio, aunque contemplamos la posibilidad de que sirva para albergar alguna persona, a modo de garita, o que sea un hueco para ascender a un posible paso de ronda superior que coronase la torre o la totalidad del encintado defensivo. Esta circunstancia cambia el modo constructivo del macizado interno: la muralla sirve de contención de la torre y adapta su disposición técnica replicando los muros internos de la torre hacia el oeste, entre los que estaría el relleno de tierra y piedras existente en los otros lienzos de muralla. Se han localizado restos del flanco oeste de la muralla repitiéndose la disposición ya explicada en su construcción. Además, y en la zona más arrasada de este flanco, ha sobrevivido otro caño. No podemos pasar por alto que la anchura de ambos caños permite el paso de un individuo por ellos y podemos hipotetizar acerca de su función concreta. Indudablemente ésta anchura facilita su man-

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tenimiento, pero también el paso de personas sin restar eficacia defensiva a la muralla. La construcción de este segundo encintado defensivo trae consigo el desmantelamiento de la primera muralla y la ocupación parcial del primer foso por parte de la nueva y su anulación en el resto. Para el afine de las cronologías de este periodo podemos teorizar sobre la existencia de un sustrato cerámico de cronología celtibérica tardía –aunque con algunos elementos procedentes del celtibérico pleno, quizás residuales–, por lo que nos estaríamos moviendo, en la parte más baja de la horquilla cronológica en el siglo I a.C., la parte más alta de la horquilla vendría representada por la localización de un escaso número de fragmentos de TSH de más que probable origen riojano y cuya cronología inicial se sitúa –de modo general– en la primera mitad del siglo I d.C. (Madrid, 2006, 240241). 2.2. Periodo 2 Este periodo está representado por una única fase de ocupación romana altoimperial, cifrada entre los siglos I y II d.C. Los restos estructurales exhumados se corresponden con la existencia de 4 edificaciones de distintas características que parecen responder a un modelo de urbanismo planificado marcado por ejes constructivos comunes y técnicas constructivas similares y distintas a las anteriores. 2.3. Periodos de Abandono. La ausencia de materiales cerámicos que pasen del siglo II d.C. nos hace teorizar sobre el abandono de este sector de la ciudad romana en esas fechas ya que, en una primera valoración de los materiales cerámicos recuperados, no encontramos TSH Tardía.

3. NOvEDADES APORTADAS POR LA INTERvENCIÓN y ALgUNAS PROPUESTAS A MODO DE HIPÓTESIS Hemos de calificar el registro arqueológico de altamente interesante ya que se ha podido verificar una secuencia sólo esbozada en la investigación de este yacimiento y que plantea la apertura de nuevos interrogantes en la lectura de los yacimientos de la Edad del Hierro II y la romanización tanto en la provincia de Burgos como en el norte peninsular.

Sobre la romanización ya enunciamos que lo que estábamos registrando era la actividad urbana de una ciudad romana que parecía nacer en el cambio de era y que se extendía hasta el siglo V, aunque era bastante probable que ésta continuidad cronológica no se correspondiese con la totalidad del yacimiento y que, a partir del siglo III, la ciudad se fuese despoblando en una extensión indeterminada de su flanco oeste (Varón, 2008, 144-145) . Para la Edad del Hierro II (los periodos celtibéricos) contemplábamos la posibilidad de que el más que probable castro situado en el Cerro del Infierno hubiese desbordado su marco en dirección norte. No teníamos clara la transición entre un momento y otro y expresábamos dos posibilidades a este respecto (Varón, 2008, 144-145), una creación ex novo basada en los patrones clásicos de asentamiento que explicaban el abandono de los castros a la llegada de Roma a zonas llanas, como sucede con Uxama Barca, Castros de Lastra (Caranca, Álava), a un nuevo emplazamiento (Sáenz de Urturi, 2011, 222) o a la superposición del poblamiento romano al anterior como en el caso de Veleia (Iruña de Oca, Álava)(Filloy y Gil, 2000, 40). Hemos despejado esta duda puesto que hemos podido verificar la segunda opción comprobando que la Torre Este aparece cortada por un edificio de época romana. La conclusión principal del actual estudio es la definición de un asentamiento, quizás centrado en el periodo tardoceltibérico (siglos I a.C.-I d.C.), de grandes dimensiones y con una capacidad de crecimiento bastante notable puesto que, en lo que creemos un breve lapso de tiempo, construye dos sistemas defensivos que aumentan la superficie intramuros. Esto nos permite intentar establecer una nueva secuencia histórica y de superficies para este yacimiento entre su fecha probable de fundación y su término en época romana:

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• Un asentamiento en altura procedente de la Edad del Bronce que pasase hasta el Hierro I, limitada al Cerro del Infierno, atestiguada por la recogida de algunos materiales cerámicos hechos a mano localizados en 2005 (Varón, 2005, 11, 19-20).

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por los tratados por Lorrio para el área celtibérica (1995, 118-150) aunque podría presentar algunas semejanzas en lo que se refiere a las garitas o los cuerpos de guardia que pudieran existir en el entorno de la Torre Oeste de nuestro yacimiento, al igual que parece suceder en los sorianos de Ocenilla y Tiermes (Lorrio, 1995, 139-143). Por tipología, y para el caso de la segunda muralla, podría coincidir con el diseño de la muralla de los Castros de Lastra, que presenta una estructura única con dos hojas de mampuestos entre los que se maciza con tierra y lajas, alcanzando una anchura de 5 metros (Llanos, 1974, 119). En cuanto a la existencia de torres defendiendo la puerta del asentamiento tenemos el caso cercano de La Hoya, aunque en la reconstrucción que hace su excavador estas tienen muy poco desarrollo hacia el exterior de la línea de la muralla (Llanos, 1981, 69, Lámina XII) y por coincidencia de cronologías quizás se pudiese relacionar con Saldania (Saldaña, Palencia) aunque los modos defensivos y constructivos –juego de talud, foso con defensas de estacas y muralla con torres cuadradas al interior– (Núñez y Curchin, 2007, 551) no se parecen al descrito en Arce-Mirapérez. Y, en principio, comparando la puerta exhumada, tampoco se parece a los sistemas que se aprecian en los castros de Bizkaia como Arrola (Cepeda et al., 2009, 334-335).

• Un castro en el Cerro del Infierno en el periodo celtibérico clásico, siglos III-II a.C. A este momento correspondería una necrópolis que contiene materiales del tipo Miraveche-Monte Bernorio (Ruiz y Elorza, 1991-92, 579-586). • Un oppidum situado en llano, circundado por dos murallas y dos fosos en momentos distintos de su desarrollo y con rasgos de un urbanismo evidente, que crece en el periodo celtibérico tardío, entre los siglos I a.C-I d.C. y que proponemos identificar con la Deobriga de Ptolomeo (Hernández Guerra, 2007, 101)1. Es posible que se haya producido en este momento un abandono del castro o que quizás mantenga sus primitivas funciones de contenedor de poblamiento y acrópolis. • A partir del final del siglo I d.C. tendremos un asentamiento urbano concebido de manera ortogonal que se basa en los modelos constructivos romanos, organizado en torno a dos ejes principales sobre los que se articulan insulae. Entendemos que este lugar sigue manteniendo el nombre de Deobriga, mansio de la Iter XXXIV del Itinerario de Antonino. Su superficie pasará de 26 ha en el alto imperio, aunque reduce su espacio en el bajo imperio (Varón, 2008, 113). Sin embargo tenemos que enunciar un serio problema para la interpretación y significación de murallas y fosos, y es que, que nosotros sepamos, nos encontramos ante un completo desconocido en la bibliografía del Norte de la Península para el que –de momento y probablemente por falta de formación e información por nuestra parte– no encontramos paralelos coetáneos ya que, en la cronología que hemos propuesto, la mayor parte de la Península o ha desmantelado, o está desmantelando, sus posiciones defensivas, bien por el traslado de la población de los asentamientos en altura o por la demolición de los sistemas defensivos por iniciativa propia –búsqueda de lugares más cómodos– o bien por la presión romana, como sucede en Contrebia Leukade (Hernández Vera, 2003, 64). En cualquier caso la bibliografía más reciente no recoge el modelo aquí localizado no pudiendo establecer una relación directa con los modelos propuestos por Berrocal-Rangel (2004, 69-78), ni 1 Aunque hay otros autores que prefieren situar esta localización clásica en Cabriana, como García González (2000, 57) o Filloy y Gil (2000, 63). No obstante creemos que los argumentos ofrecidos son insuficientes a la hora de enfrentarnos con el hecho de que Cabriana es una villae mientras que lo que tenemos en Arce-Mirapérez es la constatación del hecho urbano –ahora sí– desde el siglo I a.C.

No nos podemos resistir a realizar algunas nuevas propuestas que nos sugieren los datos aquí aportados para intentar definir el tamaño de los distintos asentamientos localizados y la reinterpretación de algunos elementos del paisaje que rodea esta posición. No obstante quién haga una lectura atenta verificará que quién suscribe muestra sus inseguridades a través del uso de condicionales siempre pendientes del aumento de los trabajos de campo. Podemos pensar que este espacio pasa, al menos, por tres periodos de los que tenemos información arqueológica recogida en distintas actividades. La primera de estas fases se encuentra en la Segunda Edad del Hierro, en el momento en que la necrópolis de tipo celtibérico reconocida por Abásolo (1974, 44-45) tiene, entre sus objetos, algunos relacionados con el mundo de Miraveche-Monte Bernorio. Las dataciones extremas de estas piezas estarían situadas entre el segundo tercio del siglo IV a.C. y la primera mitad del siglo I a. C. (Ruiz, 2001, 114). En un marco “clásico” estaríamos ante una población asentada en el Cerro del Infierno, en una posición defensiva que, con el paso del tiempo, se

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convertiría en un punto de control de su cuenca visual para ir creciendo paulatinamente, ganando en recursos poblacionales y político-administrativos. Los habitantes del Cerro posiblemente lo aterrazaron y quizás edificaron una cerca o muralla (Varón, 2008, 60 y 50). Lo que sí parece evidente es que hay un segundo momento, a eso apuntan los materiales cerámicos, en el entorno del inicio del siglo I a.C., en que se está ocupando la llanura situada en su lado norte delimitando el nuevo espacio, lo que se consigue con la excavación de un foso y la erección de una muralla que suponen los límites físicos de un nueva realidad: una ciudad situada en llano, no demasiado constreñida por factores naturales (Varón, 2008, 11-12 y 63-64) En su momento no pudimos establecer la funcionalidad de algunas de las marcas que veíamos en la fotografía aérea (Varón, 137, 140-141) y que ahora podemos identificar con los fosos defensivos excavados en 2010 y que limitan el asentamiento de época celtibérica por su lado oeste, ya que el estudio de una fotografía aérea de 20062 nos ha permitido interpretar las marcas del suelo a la luz de los resultados obtenidos en 2010, pero que también lo hacen prolongándose bajo la actual carretera BU-740. No tenemos certeza del cierre del poblado por su lado este salvo una mancha con suficiente anchura en el cambio de pendiente hacia el río Zadorra y que coincide con una lengua de tierra y piedras situada en el extremo este del Cerro. Nos parece coherente pensar que podríamos estar ante la evidencia del trazado del cierre defensivo detectado en el resto del yacimiento. Como argumento a favor de esta pro puesta podemos decir que en un plano confeccionado hacia 1790 (Varón, 2008, 117-123) muestra, en este flanco, un abrupto cambio de pendiente –probablemente un hombro del Zadorra– que tuvo que ser disminuido para construir el antiguo camino entre Miranda de Ebro y Lacorzanilla (Álava). No parece descabellado pensar que este resalte pudo ser utilizado como defensa natural en torno al cambio de era. De este modo tendríamos definido, para dos momentos distintos, un perímetro defensivo formado por dos lados fortificados de manera artificial (oeste y norte), un tramo que aprovecha las soluciones naturales y que se ve reforzado por una construcción (este) y un flanco que no necesita defensa ya está protegido por el río Ebro y por el Cerro del Infierno (sur). 2 Disponible en el popular Google Earth.

En total el perímetro del primero de los fosos y el escarpe cubre 1.150 metros, mientras que el segundo es ligeramente más grande con un total aproximado de 1.214 metros –sin contar el lado sur protegido por el Cerro–. Esto proporcionaría un área intramuros de 18 ha en la primera fase y 20 ha en la segunda, excluyendo la superficie del castro. La estimación cronológica que hemos realizado preliminarmente para el primer encintado defensivo nos sitúa en el comienzo del siglo I a.C., mientras que el segundo estaría en torno al cambio de era, y pudo prolongarse hasta el último cuarto del siglo I d.C. Si queremos contextualizar estos saltos constructivos podemos proponer la adhesión al marco general histórico a partir de los restos localizados, aunque con la prudencia debida, y que ya han expresado otros autores como F. Wattenberg (Sacristán de Lama, 1986, 121). El discurso histórico podría seguir, así, este guión. Las Guerras Sertorianas produjeron un alineamiento de las distintas ciudades en el Valle del Ebro y el Cantábrico Oriental en torno a los dos bandos en liza. Mientras que algunas apoyaban a Sertorio, otras, entre las que se encontraba la antigua Iruña (Pamplona) y, según las fuentes, las que pertenecen a los autrigones, apoyaban a Pompeyo que representaba a Roma y que resultaron vencedores (San Vicente, 2003, 73). Desconocemos las consecuencias que para los aliados de Pompeyo tuvo la victoria, aunque debemos suponer que obtuvieron algunas mejoras, de las que la construcción de una muralla puede ser una de ellas. La segunda muralla podría ser también fruto de la inestabilidad del cambio de era marcada por las Guerras Cántabras. Estrabón enuncia como casus belli de la contienda es el continuo asalto de los montañeses a los pueblos de la Meseta, entre los que menciona a los autrigones (Pradales, 2005, 5455). Pese a que la investigación matiza los textos del autor griego, debido a su carácter engrandecedor del recién nacido imperio a costa de la falta de civilización de los pueblos del Norte peninsular, habría que considerar la posibilidad de que en este extremo sea más acertado que otros. Sea por necesidad defensiva o por cuestión de prestigio, en este caso parece –a juzgar por los materiales tardoceltibéricos localizados en la excavación– que la segunda muralla y su foso se levantan en este momento. La aparición de la TSH altoimperial, junto con el mantenimiento de cerámicas de tradición indígena estarían indicando una implicación, al menos

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comercial, en el final del mundo celtibérico que se verá plasmada en la demolición del segundo sistema defensivo y la construcción esta vez de evidente técnica romana, con una nueva orientación urbana, sobre nivelaciones que hacen desaparecer las arquitecturas anteriores, tanto militares como domésticas, en un claro ejemplo de urbanismo planificado. Como marco teórico, a falta de una concreción cronológica que vendrá dada por el estudio del material arqueológico, proponemos que esta nueva ciudad se creó en momentos posteriores, pero cercanos, a la proclamación del Ius Latii por parte del emperador Vespasiano en el año 74 de nuestra era. El ambiente general de la Península será el del abandono de los asentamientos en altura para

trasladar a la población a los valles como indica Andreu (2003, passim), aunque en el caso de ArceMirapérez este traslado ya se había producido, por las causas que fuese, y la adecuación al impulso municipalizador del emperador flavio se verá cumplido con la amortización de los sistemas defensivos y la transformación urbana del núcleo anterior. Esa mutación en lo físico debería suponer una inmersión total en el mundo romano, pero, al igual que sucede en otros yacimientos de nuestro entorno, algunas costumbres perviven, como sucede en el caso de los enterramientos infantiles en el interior de las viviendas, del que hemos localizado un ejemplo para estructuras de época romana o el mantenimiento del alfabeto celtibérico en grafitos sobre cerámica romana (Mansilla et al., 2011).

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Imagen superior: Extracción de información de una fotografía de Google Earth, que muestra marcas en el subsuelo. Imagen inferior: Superposición de la imagen superior sobre ortofotografía aérea del PNOA que completan las informaciones y permiten proponer el trazado de los fosos de época celtibérica.

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VII SIMPOSIO SOBRE CELTÍBEROS NUEVOS HALLAZGOS, NUEVAS INTERPRETACIONES

Francisco Burillo Mozota y Marta Chordá Pérez (Eds.)

Fundación Segeda - Centro de Estudios Celtibéricos

Instituto de Investigación y Desarrollo Rural. Serranía Celtibérica

Publicación n.º 7 de los Estudios Celtibéricos Publicación número 50 del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda C/ Mayor (Puerta Baja) - 50360 DAROCA (Zaragoza) Teléfono: 976 800 540 - e-mail: [email protected]

Publicación número 3.350 de la Institución “Fernando el Católico” (Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 - 50071 Zaragoza (España) Teléfono: [+34] 976 288 878 / 9 - Fax [+34] 976 288 869 e-mail: [email protected]

El VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones (Daroca, 20-22 de marzo de 2012) ha sido posible gracias al apoyo de las siguientes instituciones: Proyecto HAR2011-15116 y HAR2012-36549 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y los Fondos FEDER, Universidad de Zaragoza, Grupo de Excelencia Hiberus, Centro de Estudios Darocenses, Comarca Campo de Daroca y Museo de Molina de Aragón. FICHA CATALOGRÁFICA BURILLO MOZOTA, Francisco y CHORDÁ PÉREZ, Marta (Eds.) VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones pp. 560. ilustraciones: 140; 21x29,7cm I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 1. Historia antigua 1. Civilización Celtibérica. 2. Congresos y asambleas. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares de copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. © de los autores © de la presente edición Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 Depósito Legal: TE-197-2014 Portada: Santuario del Sol del la ciudad celtibérica de Segeda Diseño y maquetación de textos: Raúl Clavijo Hernández Edita: Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda Imprime: COMETA, S.A. - Ctra. Castellón, km. 3,4 - ZARAGOZA

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ÍNDICE

pág. PRESENTACIÓN............................................................................................................................................................... 5 Sesión I. Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................................11 1. Relaciones continentales durante la génesis del mundo celtibérico: nuevas evidencias en el período Protoceltibérico. M.ª Luisa Cerdeño, Teresa Sagardoy....................................................................................... 13 2. Los umbos bivalvos de scuta en Iberia y la cuestión céltica. Gustavo García Jiménez, Fernando Quesada Sanz..................................................................................................................................... 21 3. Sesión I. Debate: Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................... 29 Sesión II. Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño..................................................................................... 31 4. E  l análisis del poblamiento del territorio en la Comarca del Aranda. Gloria Pérez García................................ 33 5. Las fortificaciones ciclópeas en el Alto Jalón. Luís Alberto Gonzalo Monge...................................................... 41 6. Nuevos aportes al estudio de la Celtiberia Occidental en la provincia de Guadalajara. Ricardo L. Barbas Nieto..................................................................................................................................... 49 7. Castil de Griegos y Puente de la Sierra: Un Modelo de poblamiento celtibérico en el Alto Tajo. Juan Pablo Martínez Naranjo, José Ignacio De la Torre Echávarri.................................................................... 57 8. La construcción de espacios domésticos en un ámbito urbano. El yacimiento de “Las Eras” en Ciadueña (Soria). Carlos Tabernero Galán, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés............. 65 9. Oppidum y territorio en el valle del Linares soriano. Los Casares de San Pedro Manrique. Eduardo Alfaro Peña, Iván Aguilera Díez, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés, Carlos Tabernero Galán..................................................................................................................................... 73 10. E  l yacimiento de los canónigos, Arcas del Villar (Cuenca): un nuevo asentamiento en la supuesta frontera meridional de la Celtiberia. Miguel Ángel Valero Tévar...................................................... 83 11. Tiermes y el proceso de urbanización del área arévaca suroccidental (ss. IV-I a. C.). La Protohistoria como modelo de frontera. Santiago Martínez Caballero, Fernando López Ambite, José Ignacio Gallego Revilla............................................................................................................................ 93 12. “Segontia, la que ahora llaman comúnmente Medinaceli” (Rodrigo Ximenez de Rada, 1170-1247). Jose Manuel Pastor Eixarch.......................................................................................................................... 103 13. L  os castros de la serranía burgalesa. El inicio de una jerarquización territorial de gran perduración. Alberto Bengoechea Molinero.........................................................................................................................113 14. L  a Carpetania, ¿territorio étnico o región geográfica? Ángel Marchante Ortega, José Antonio Pérez Perona............................................................................................................................ 123 15. E  l complejo defensivo de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero, Cristina Górriz Gañán, Roberto de Pablo Martínez......................................... 129 16. Construcción del territorio y estructuras políticas. El modelo del oppidum de Monte Bernorio y otras formas de construcción territorial. Jesús F. Torres Martínez (Kechu), Susana de Luis Mariño............... 139 17. Sesión II. Debate: Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño................................................................. 149 Sesión III. Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio............................................................................ 159 18. C  oaliciones en el mundo celtibérico. Alberto Pérez Rubio............................................................................ 161 19. Interacción institucional en Celtiberia: una aproximación al estudio de los instrumentos y mecanismos diplomáticos. Laura Per Gimeno............................................................................................. 177 20. Tipología de las leyendas monetales célticas. La Península Ibérica y las demás áreas de la Céltica antigua. Patrizia de–Bernardo–Stempel.................................................................................... 185 21. Un nuevo tipo de casco celtibérico. Jose Manuel Pastor Eixarch.................................................................. 203 22. Los cascos protohistóricos de Aranda de Moncayo: Una necesidad científica y patrimonial. Raimon Graells i Fabregat, Alberto J. Lorrio Alvarado, Fernando Quesada Sanz.......................................... 213 23. Las fíbulas navarro-aquitanas y su contextualización a ambos lados de los Pirineos. Constantin Thibaud, Marta Chordá................................................................................................................. 223 24. Fíbulas zoomorfas meseteñas. Lugar de elaboración, lugar de hallazgo. Magdalena Barril Vicente........... 231 25. Caballos y carros en el mundo vettón: elementos para cabalgar. Isabel Baquedano, Daniel de Cruz............ 241 26. U  na nueva fusayola segedense con inscripción. Aránzazu López Fernández................................................. 249 27. M  olde singular de fíbula anular, hallado en la ciudad celtibérica de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Gianluca Catanzariti, Christian Diezt, Silvia Viana, Alfredo Jimeno.................................................................................................. 257 28. Estudio de las síntaxis compositivas simétricas en cerámicas con decoración “a peine” vacceas procedentes del yacimiento arqueológico de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). A. Carmelo Prieto, Selma Neto, Alejandro del Valle, Fernando Romero, Carlos Sanz, Roberto De Pablo, Cristina Górriz............................................................................................................................................... 265

29. Centros productores de muelas del norte de la Península Ibérica. Pilar Pascual Mayoral, Pedro García Ruiz, Javier Castro Montoya.................................................................................................... 275 30. Sesión III. Debate: Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio.............................................................. 285 Sesión IV. Cosmología y Ritual. Moderador: Magdalena Barril........................................................................ 293 31. El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico. Tomás Aguilera Durán....... 295 32. C  oelum aqueum, aproximación al Cosmos celtibérico a partir del análisis de la cerámica n.º 2308 del Museo Numantino. M.ª Pilar Burillo-Cuadrado....................................................................................... 303 33. “ La cuarta dimensión”: un nuevo paradigma en el estudio de la iconografía celtibérica. Su aplicación a la tésera de hospitalidad poliédrica k.0.10. Carlos Foradada-Baldellou, Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, José Javier Luis-Tello..............................................311 34. Iconografía funeraria indígena. Reflejos, lecturas y pautas en estelas de Tierras Altas, Soria. Eduardo Alfaro Peña...................................................................................................................................... 321 35. Nueva iconografía en una vasija de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Alfredo Jimeno................................................................................ 331 36. Un insólito santuario celtibérico en la serranía de Cuenca: el heroon de Los Casares (Valdemoro Sierra). F.J. Fernández Nieto, C. Alfaro Giner............................................................................ 339 37. El Santuario de la ciudad celtibérica de Segeda I. Propuesta para su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Diego Franganillo, Elena Gallego, Gloria Pérez, Manuel Pérez;Teresa Mostaza; Jonathan Terán, Julio Zancajo y Tamara Folgueiro................. 353 38. U  na propuesta para el origen celtibérico de la hoguera del “paso del fuego” de San Pedro Manrique. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Eduardo Alfaro-Peña............................................. 361 39. Análisis de las poblaciones del ámbito céltico peninsular a partir de sus necrópolis de incineración. M.ª del Rosario García Huerta....................................................................................................................... 371 40. La necrópolis de El Inchidero, Aguilar de Montuenga, Soria. Marian Arlegui Sánchez.................................. 379 41. L  a necrópolis celtibérica de Las Horazas (El Atance, Guadalajara) y su nueva interpretación a la luz de la documentación. Magdalena Barril Vicente............................................................................... 387 42. Nuevas interpretaciones en la necrópolis celtibérica de “El Cuarto” de Griegos (Teruel). Marta Chordá Pérez....................................................................................................................................... 397 43. Las supuestas “diademas femeninas” un ejemplo para revisión. Marta Chordá Pérez, Patricia Pérez Dios........ 405 44. E  nterramiento tardoantiguo en la ciudad celtibérica de Segeda I: Una reflexión sobre las inhumaciones en contextos celtibéricos. Leyre Alconchel Navarro, Gloria Fernández García...................... 413 45. S  esión IV. Debate: Cosmología y Ritual. Moderadora: Magdalena Barril........................................................ 421 Sesión V. Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán.............................................................. 433 46. ¿  Del mercado al tratado? El papel del comercio itálico en las relaciones celtíbero-romanas anteriores a la provincialización. Enrique García Riaza, Eduardo Sánchez Moreno....................................... 435 47. La evolución del concepto celtíberos y Celtibería en época tardía. Enrique Gozalbes Cravioto................... 445 48. L  a I Guerra Celtibérica en el contexto del expansionismo romano. Una valoración comparativa. José Antonio Martínez Morcillo..................................................................................................................... 453 49. La ciudad de Segobriga durante la República Tardía. Luis Amela Valverde................................................... 459 50. El Alto Chacón y su relación con el área ibérica de Levante en época sertoriana. Miguel F. Pérez Blasco......... 467 51. Avance de las excavaciones arqueológicas de 2010 en Arce-Mirapérez/Deobriga: el fin del mundo indígena. F. Rafael Varón Hernández.................................................................................. 475 52. Una ocultación de denarios en Bujalaro (Guadalajara): Contexto. Emilio Gamo Pazos.................................. 485 53. Inscripciones celtibéricas en alfabeto latino. Ignacio Simón Cornago............................................................. 493 54. S  esión V. Debate: Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán................................................ 501 Sesión VI. Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno......................................................................... 509 55. S  erranía Celtibérica: un proyecto de desarrollo sostenible. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar BurilloCuadrado, Pascual Rubio-Terrado, Enrique Ruiz-Budría, José Guillén-Gracia, Carlos Lacaba-Burriel..........511 56. Los laboratorios de restauración de campo: el ejemplo de Segeda (Mara, Zaragoza). Ana Palacio Estévez, Andrea VillarDe Miguel................................................................................................ 519 57. Tiermes Laboratorio Cultural. Novedades arqueológicas de las intervenciones del 2007 al 2011. Cesáreo Pérez González, Emilio Illarregui Gómez, Pablo Arribas Lobo......................................................... 523 58. El Museo de Agricultura Tradicional de Oseja como modelo de la sociedad campesina en la Celtiberia. Gloria Pérez García............................................................................................................. 531 59. Una propuesta sobre el baño de metales en la etapa celtibérica. Emilio Guadalajara Guadalajara.............. 537 60. S  esión VI. Debate: Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno........................................................... 543 Sesión VII. Mesa Redonda: Rutas Celtibéricas........................................................................................... 551 Listado de participantes al simposio............................................................................................................ 557

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