Variaciones en la respuesta social a la práctica de la agricultura de riego

July 9, 2017 | Autor: Jacinta Palerm | Categoría: Organización Social Y Riego
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IV. VARIACIONES EN L A RESPUESTA SOCIAL A LA PRÁCTICA DE LA AGRIC ULTURA DE RIEGO * René Millon

RESUMEN. Se examina la información de pequeños sistemas de riego en siete sociedades: los Sonjo del norte de Tangañica; un pequeño pueblo de Ceilán: Pul Eliya; un sistema que abarca varios pueblos en Honshu, Japón; las cooperativas de riego en el sur de Bali; la tribu El Shabana del sur de Irak; la tribu Narid de Hadhramaut en el Protectorado de Adén; y el Valle de Teotihuacán, México. Estos casos representan sistemas de un solo pueblo y sistemas multicomunitarios (y en Bali un sistema descentralizado, aunque complejo, donde los usuarios de un sistema de riego se encuentran en comunidades distintas y sólo algunos de los pobladores de una comunidad pertenecen al mismo sistema de riego). No hay una clara interrelación entre el grado de centralización de la autoridad y el tamaño del sistema de riego o el número de gente involucrada. Además, la práctica de la agricultura, aparentemente, no ha llevado a un crecimiento sustancial de la autoridad central. Esto hace riesgosas la mayoría de la inferencias arqueológicas sobre los sistemas

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políticos o sociales que pudieran haber estado asociados con pequeños sistemas de riego prehistóricos. Además, debe subrayarse que la dependencia de un sistema común de riego tiene una fuerte potencialidad para los antagonismos y el conflicto social, al igual que para la cooperación. En algunas de las sociedades aquí examinadas existen arreglos tradicional es muy fuertes que mantienen bajo control el conflicto social, aun sin la centralización de la autoridad, pero cambios en la tenencia de la tierra, en la población, o en el suministro de agua pueden hacer que estos arreglos sean inadecuados para controlar la nueva disensión. INTRODUCCIÓN. Este ensayo es una resultante del trabajo de varios de nosotros en el moderno Valle de Teotihuacán, cerca de la Ciudad de México (Millon, Hall y Díaz 1962). Utiliza la información obtenida en el curso de un breve estudio sobre la operación de un sistema de riego del Valle de Teotihuacán, así como información tomada de estudios recientes en otras partes del mundo, cuya población está involucrada en la práctica de la agricultura de riego basada en sistemas relativamente pequeños1. Las sociedades que ahora nos ocupan van desde entidades políticas autónomas a comunidades o grupos de comunidades incorporados a sociedades mayores, populosas y estratificadas, con una considerable complejidad organizacional y económica. Sólo un de los casos está incluido en un sistema de riego a gran escala que intenta hacer un uso coordinado de una cuenca hidráulica. Dos son sociedades cuyos miembros viven en áreas antes ocupadas por 'civilizaciones del desierto', tal y como fueron definidas en este symposium2. El propósito de este ensayo es, primero,

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enfocar la atención hacia las grandes variaciones que existen entre estas sociedades para repartir el agua y, segundo, dirigir la atención a las implicaciones de doble filo de cooperación y conflicto en la práctica de la agricultura de riego. Estos puntos tienen implicaciones tanto para el estudio de las antiguas civilizaciones del desierto como para el entendimiento de los problemas que los regante s contemporáneos enfrentan. DATOS COMPARATIVOS. Las siete sociedades consideradas aquí han sido escogidas por tratarse de grupos que han sido estudiados recientemente con técnicas modernas de estudio y análisis, y porque ilustran las variaciones en el problema crítico de cómo repartir el agua a las parcelas de las personas que participan en un sistema de agricultura de riego. (Tres de las siguientes siete sociedades se consideran con mayor detalle ya que la información se encuentra en tesis doctorales que no han sido publicadas. Otros tres, cuya información se encuentra en artículos, se tratan con brevedad). 1. Sonjo, Norte de Tangañica, Africa del Este. Los Sonjo son un grupo perteneciente a los Bantú-hablantes, están rodeados por Masai y se encuentran ubicados en el norte de Tangañica, cerca de la frontera con Kenia. Fueron estudiados por Robert F. Gray en 1955 (Gray, 1958, ver también Hall, sin fecha). Hay aproximadamente 4,500 Sonjo que viven en seis comunidades localizadas a 5,000 pies sobre el nivel del mar en la ladera rocosa de una cordillera (Gray 1958 pp. 37 -38). Hasta hace muy poco todas las comunidades estaban rodeadas

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por sistemas defensivos consistentes en empalizadas y setos de arbustos espinosos de hasta unos 70 pies de ancho, utilizados como defensa contra los Masai (Gray 1958 pp. 48-50). Cada comunidad es una unidad autónoma en términos políticos y económicos, vinculada a las otras comunidades por parentesco, por un sistema tribal de grupo de edad no estructurado en términos extra comunitarios, por una religión y un sacerdocio común (Gray 1958 pp. 184-185, 170-173). "Excepto por dos comunidades [Kheri y Ebwe] que comparten una misma empalizada, ni siquiera los enfrentamientos con los Masai los unieron [a los Sonjo] en términos formales o informales" (Hall, sin fecha pp. 33; Gray 1958 pp. 184 -185). Hay poca precipitación en el territorio Sonjo. Los cultivos de la época de lluvias son usualmente irrigados; los cultivos de la época de secas dependen totalmente del riego. El agua para el riego se obtiene tanto de arroyos como de manantiales, y estos últimos aportan la parte más importante (Gray 1958 pp. 39-41). Las seis comunidades Sonjo tienen una población por comunidad que varía entre 500 a 1,200 habitantes. "Cada [comunidad] está dividida en wards, ocupados casi exclusivamente por los miembros de un único clan exógamo y [patrilineal], con unos 3 a 6 wards en cada comunidad" (Hall, sin fecha pp. 33; Gray 1958 pp. 42-46). Una excepción es el clan de los sacerdotes, que es no-localizado. Hay uno o dos sacerdotes por comunidad, están a cargo de los templos de la comunidad, y hay una concentración de sacerdotes en la comunidad de Rokhari, donde se localizan los templos de la tribu (Gray 1958 pp. 170-171). Cada comunidad tiene por lo menos un templo y un cierto número de lugares sagrados; algunos de los más importantes son los manantiales que abastecen de agua a los sistemas de riego. Cada manantial está tradicionalmente a cargo de un clan en

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particular. Los miembros del clan, sin embargo, no derivan un beneficio especial de esta conexión (Hall, sin fecha pp. 33; Gray 1958 pp. 48, 72-73) Los linajes patrilineales tienen una profundidad de no más de tres generaciones. No hay funciones rituales de los linajes. La relación entre los linajes de un clan es "vaga, no estructurada y de poco interés a los miembros del clan" (Hall, sin fecha pp. 34; Gray 1958 pp. 99-103, 112-118, 189-195). "El grupo corporado básico más importante -según Gray-- no es el linaje o el clan, sino el ward como una unidad territorial" (Hall, sin fecha pp. 34). La cooperación económica tiene lugar a nivel del ward --el cultivo de las parcelas, la construcción de casas y el pastoreo. Similarmente, los individuos se interrelacionan socialmente como miembros del ward . La tierra es de propiedad individual, y hay de dos clases: tierra de hura, tierra aluvial de la planicie del valle; y tierra de magare, en las laderas circundantes. La tierra de hura es más rica y se cultiva en la estación de secas mediante el riego. Toda el agua disponible se utiliza en su cultivo y es "cuidadosamente conservada y dividida entre los usuarios de acuerdo con reglas definidas" (Gray 1958 pp. 68). La tierra de magare se cultiva durante la estación de lluvias y normalmente requiere de la combinación de riego y precipitación pluvial. Gray indica que cada hombre tiene tierra de hura y tierra de magare. Como la tierra de magare se cultiva de año y vez, cada hombre tiene dos grupos de estas tierras, que cultiva alternadamente. Gray (1958 pp. 69) afirma: La cantidad de tierra de magare que puede cultivarse en un año dado está limitado por la cantidad de agua disponible para el riego. Por lo tanto la tenencia de la

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tierra de estos campos se define más bien en términos de derechos al agua de riego y no de áreas delimitadas de tierra. Los cultivos más importantes de la tierra de hura son el camote, el mijo y distintas variedades de sorgo. El sorgo y el mijo son los dos cultivos principales de la tierra de magare (Gray 1958 pp. 52 -55, 68-69, 112). Kheri, la comunidad estudiada con mayor detalle por Gray, tiene una población aproximada de 650, y un área total de cultivo que parece ser de 700-800 acres (285-325 hectáreas) [N. del T. un acre equivale a 0.40 hectáreas]. Aunque comparte una empalizada con la comunidad de Ebwe, en los demás aspectos está separada y es independiente (Gray 1958 pp. 43, 71, 77, 79). El sistema de riego de Kheri es extremadamente simple, como lo son los de las otras comunidades observadas por Gray. Se limpia anualmente, pero fuera de esto requiere de poco mantenimiento. Cada comunidad tiene su propio sistema, independiente de las otras comunidades, basado principalmente en manantiales, que en el caso de la comunidad de Kheri no han fallado y no tienen fluctuaciones impredectibles. Gray estima que una cuarta parte del volumen de agua del sistema de Kheri es de arroyo. Los arroyos no tienen un significado religioso, pero los manantiales se consideran sagrados, se protegen de quien los pueda contaminar, y son sitios para ofrendas ceremoniales y rezos. Los man antiales también tienen un lugar prominente en la mitología Sonjo, como lo tiene el riego en general (Hall, sin fecha pp. 35; Gray 1958 pp. 68-78, 80, 82). El control de agua para riego está en un concejo de ancianos de la comunidad, un total de 17 en la comunidad de Kheri, "que mantienen sus cargos como miembros por derecho de herencia" (Gray 1958 pp. 83). Este grupo, llamado los wenamiji ('los hombres de la

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comunidad'), tienen bajo su responsabilidad la planeación y dirección de todo el sistema de riego, supuestamente con el propósito de "utilizar el agua con la máxima eficiencia" (Gray 1958 pp. 83). Los wenamiji también disfrutan de ciertos derechos especiales heredados en el uso de agua de riego para sus parcelas. El resto de los hombres de la comunidad se dividen en varias categorías según sus derechos al uso del agua. (El resto de esta reseña se refiere específicamente al caso de Kheri). Para propósitos de riego, cada día se divide en cuatro períodos, de aproximadamente seis horas cada uno. Los wenamiji asignan los derechos primarios de agua a un individuo por un total de seis horas. Si el agua es abundante, se puede asignar agua a dos o más individuos a la vez. Si el agua es escasa la dotación completa de agua se asigna a un solo individuo cada seis horas. Un ciclo de riego dura unos 14 días, lo que quiere decir que hay cuando menos cuatro veces catorce, esto es 56 períodos de seis horas por repartir durante cada ciclo (Gray 1958 pp. 70, 83-85). Cuando inicia un ciclo, los wenamiji se asignan a sí mismos la primera dotación. Las siguientes dotaciones de agua corresponden a un grupo de 18 ancianos llamados los wenamiji 'menores'. Este grupo también posee derechos heredados, iguales a los wenamiji, pero no tienen voz en el manejo del sistema y no tienen "poderes especiales en el gobierno de la comunidad" (Gray 1958 pp. 84). Después de recibir sus turnos, los siguientes períodos de riego se asignan a un grupo de ancianos llamados wakiama. Teóricamente, debería haber 21 de éstos, pero en la práctica son entre 20 a 25. Los wakiama no tienen derechos al agua hereditarios o permanentes. Obtienen sus derechos temporales pagando a los wenamiji. Gray los describe como representando a "familias pudientes de la comunidad que carecen

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de las posiciones de privilegio heredadas en relación al agua pero que son capaces de pagar por estos privilegios con chivos" (Gray 1958 pp. 85). A los individuos de esta categoría se les asignan derechos de agua, pero sólo por períodos cortos, mes por mes, y el número de wakiama fluctúa. Un miembro del grupo de wakiama "tiene que tratar con los wenamiji como grupo corporado para obtener derechos al agua" (Gray 1958 pp. 86). Si es aceptado, debe entregar un chivo cuando los wenamiji lo pidan. Estos chivos se utilizan principalmente en sacrifi cios y ofrendas rituales. Los privilegios de wakiama no pueden ser dados a cualquiera que pueda hacer entrega de chivos, ya que hay un número limitado de lugares. En tiempos de extrema escasez de agua los wenamiji a veces eliminan algunos de los wakiama del ciclo de riego, por lo tanto los wakiama "no tienen la absoluta seguridad de sus derechos de agua" (Gray 1958 pp. 86). Su pertenencia fluctúa y de ninguna manera constituyen un grupo corporado (Gray 1958 pp. 85-86). Los wenamiji, los wenamiji menores y los wakiama constituyen menos de la mitad del número de hombres que necesitan riego. Los otros, a los cuales Gray se refiere como 'el pueblo' [commoners] en términos del riego, "no tienen derechos primarios y deben pedir derechos secundarios a individuos con derechos primarios a los que les han asignado períodos regulares en el ciclo de riego" (Gray 1958 pp. 85). Un individuo con derechos primarios rara vez requiere del total de seis horas de riego y frecuentemente necesita no más de dos horas. Las horas de agua restantes están entonces disponibles para repartirse entre 'el pueblo'. Usualmente se requiere que el 'del pueblo' entregue, si hay, una pequeña cantidad de miel por este privilegio; si no tiene miel, puede dar grano o dinero. 'El pueblo' intenta obtener derechos secundarios al agua de sus parientes

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patrilineales cercanos. A falta de un pariente que pueda proveerle de agua, uno 'del pueblo' "debe competir con otros 'del pueblo' por el agua disponible de los no parientes. Si sus recursos de miel, grano o dinero están relativamente restringidos, puede verse en dificultades para conseguir el agua suficiente que requieren sus cultivos" (Gray 1958 pp. 8687). Gray comenta que 'el pueblo' está frecuentemente en una posición precaria en relación con el agua de riego. Si sus intentos de conseguir agua fracasan y sus cultivos están en riesgo, puede robar agua en las noches. Se dice que este robo de agua ocurre con cierta frecuencia, y parece funcionar como una válvula de escape del sistema, ya que el castigo por el robo de agua es pequeño: un chivo (Gray 1958 pp. 85-86, 201-202). Aquellos 'del pueblo' que son parientes de un wenamiji no esperan por ello un trato preferencial, aun cuando el wenamiji sea el padre o hermano. Se espera que los miembros wenamiji antepongan los intereses del concejo y de la comunidad a los intereses del linaje. Uno de los informantes de Gray tenía un hermano mayor en el concejo de los wenamiji, de quien ocasionalmente conseguía agua. Pero usualmente tenía que encontrar otra fuente ya que el hermano había distribuido su agua sobrante a otros fuera del linaje, a quienes debía favores (Gray 1958 pp. 86-87, 99100). El acceso al status de wenamiji normalmente es por herencia de padre a hijo primogénito. Bajo ciertas circunstancias uno de sus hermanos o un hermano del difunto miembro del concejo puede ser seleccionado en su lugar. Bajo circunstancias poco usuales el derecho al status ha sido vendido (Gray 1958 pp. 112, 113, 115, 209; Hall, sin fecha pp. 36). Los wenamiji no son considerados por la población como representantes de linajes o clanes, sino más bien como representantes de la comunidad en su

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conjunto. Gray ofrece datos que parecen avalar esta concepción. Como se dijo anteriormente, se supone que ninguno de sus privilegios puede extenderse a alguien externo a su unidad doméstica, ni tienen obligaciones con sus parientes en virtud de su puesto. Hall resume el rol de los wenamiji como sigue (sin fecha pp. 37): "Mientras que sus privilegios los benefician como individuos y como jefes de familia, en tanto individuos no tienen autoridad sobre otros miembros de la comunidad. Sólo como un grupo corporado, en la forma del concejo de los wenamiji, están investidos de autoridad. Como concejo, sin embargo, ejercitan una amplia autoridad sobre la comunidad y sobre el sistema de riego. Tienen control exclusivo de la administración y la supervisión del sistema de riego, incluyendo convocar a la limpia anual que requiere el trabajo de todos los hombres [adultos] de la comunidad, supervisar la [operación] cotidiana del sistema, atender todas las disputas e infracciones, cobrar las multas y cuotas, y realizar la distribución de agua a los wakiama. Constituyen el cuerpo ejecutivo, administrativo y judicial para el sistema de riego" (también Gray 1958 pp. 198-200, 210-211). Los wenamiji sirven en la misma capacidad [N. del T. no hay diferenciación de roles entre los wenamiji] en todos los asuntos que involucran a la comunidad en su conjunto, que anteriormente incluía la guerra. Actúan como cuerpo jurídico para todos los 'delitos públicos' (homicidio, robo, ofensas sexuales, abusos de derechos de agua, disturbios a la paz). También regulan el divorcio y los nuevos matrimonios, imponen y recogen multas y cuotas. Los 'guerreros' están sujetos a su autoridad y anteriormente los wenamiji comandaban a los guerreros en los asuntos militares. El castigo más fuerte en una comunidad Sonjo es el exilio, decretado por los wenamiji y llevado a cabo por

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sus guerreros (Hall, sin fecha, Gray 1958 pp. 201-206, 212). La población afirma que los derechos y privilegios de los wenamiji derivan supranaturalmente de sus ancestros patrilineales a los que, el héroe cultural de los Sonjo, concedió una posición favorable. Los wenamiji sirven como líderes en las fiestas religiosas anuales, siendo las más importantes aquellas asociadas al ciclo agrícola. Su relación con los sacerdotes de la comunidad no es clara. Gray comenta que los sacerdotes restringen sus actividades al templo y no participan en ceremonias públicas. Añade que hay evidencia de un "vínculo constante" entre los wenamiji y los sacerdotes y se arriesga a opinar que éstos están subordinados a los wenamiji. Pero como sólo pudo obtener datos fragmentados sobre el sacerdocio, dado que los aldeanos habían sido instruidas "de no divulgar los nombres de sacerdotes o su número a gente de fuera", y como fue rechazado cada vez que intentó hablar con un sacerdote, parece probable que los sacerdotes jueguen un rol aun mayor en asuntos importantes de la comunidad y la tribu de lo que Gray sugiere (1958 pp. 170, 138, 153-169, 172, 173, 205). El sistema de grupos de edad de los Sonjo abarca a toda la tribu. Pero los grupos de edad están organizados y operan únicamente a nivel de comunidad, excepto en la esfera de la amistad y la hospitalidad. Los guerreros, el grupo de edad más importante, se dividen en dos subgrupos, mayores y menores. Después de catorce años como guerreros, el grupo adquiere el status de ancianos, y el grupo de edad a partir de entonces "pierde casi toda su estructura y función social" (Gray 1968 pp. 122, 125-127, 135). Tradicionalmente, los guerreros tenían asignada primordialmente la responsabilidad de defender a la comunidad contra los ataques depredadores de los Masai.

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No se les permitía casarse y no estaban involucrados en las actividades económicas de la comunidad. No tenían tierra en propiedad y no emprendían actividades agrícolas en absoluto sino hasta que llegaban al status de ancianos. Hoy en día, sin embargo, se permite que los guerreros mayores se casen, establezcan sus propios hogares y se involucren en la agricultura. Esto los introduce al sistema económico y al sistema de riego (Gray 1958 pp. 131, 212; Hall, sin fecha pp. 40). Aunque Gray no explora esta cuestión, parece probable que el gran número de gente 'del pueblo' [commoners] que hay actualmente en la comunidad sea un desarrollo relativamente reciente, resultante de la inclusión de los guerreros mayores en las actividades agrícolas de la comunidad. Los Sonjo, entonces, representan el caso de un sistema de riego a pequeña escala extremadamente simple, que abastece a una comunidad de tamaño moderado, con un sistema muy centralizado de autoridad. No está claro si el desarrollo de este sistema de autoridad centralizado está relacionado con la práctica del riego. No hay datos de hasta qué punto pueda haberse desarrollado como respuesta a la amenaza endémica de los Masai. Gray señala que los Masai "indirectamente afectan a las instituciones Sonjo en una diversidad de formas", aislándolos "de tribus emparentadas por largos períodos de tiempo", y obligándolos "a crear una organización eficiente para la defensa militar" (Gray 1958 pp. 30). Pero parece suponer que estos ajustes fueron posteriores al desarrollo de la estructura social "orientada primariamente a la operación de una economía basada en un intrincado sistema de riego" (Gray; 1958 pp. 30). Además, debe entenderse que el sistema de reparto de agua de los Sonjo ocurre en un contexto de abundancia relativa. Aun cuando los

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'del pueblo' tienen que ir a rogar [cap in hand ] agua a individuos con derechos primarios, evidentemente si pueden dar la miel, grano o dinero necesario, no se les niega acceso al agua. Los derechos primarios al agua son un privilegio, que sirve para aumentar el status de los ancianos que gozan de estos derechos. Pero no parecen operar para excluir a los 'del pueblo' o a una parte substancial de ellos del acceso al agua que requieren. El hecho de que se diga que el robo de agua es bastante común, pero se sujete a un castigo leve en una sociedad donde el robo es severamente castigado, es otro indicio de que la escasez de agua no es normalmente crítica. Uno de los informantes de Gray fue multado por robar agua durante la estadía de Gray. Esta era su segunda multa en un año. Sin embargo veía el incidente sólo como 'muy mala suerte' (Gray 1958 pp. 87). Ciertamente, la prevalencia de tales robos nos indica que el agua de los Sonjo no está siendo usada tan eficientemente como podría usarse. Pero esto no sugiere que los Sonjo 'del pueblo' estén siendo forzados a abandonar su tierra por falta de agua. Está por verse si el delicado balance que los Sonjo han logrado y mantenido frente al influjo reciente de guerreros casados, vaya a ser desbaratado según entren más y más guerreros casados al sistema agrícola (Hall, sin fecha pp. 40-41). 2. Pul Eliya, Provincia del Centro Norte, Ceilán. Pul Eliya es una comunidad pequeñísima que tenía una población total de 146 habitantes cuando la estudió E. R. Leach en 1954 (1961). La comunidad tiene un sistema de riego propio, abastecido por un tanque de agua que cubre un área aproximada de 140 acres (57 hectáreas). El área total bajo cultivo con riego es de

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aproximadamente unos 135 acres (55 hectáreas). En esta tierra se cultiva exclusivamente arroz (Leach 1961 pp. 18, 52, 63, 44-45, Mapas B y C). Además de la tierra regada, alguna tierra ha sido desmontada para agricultura trashumante o de tumba, roza y quema. Hay restricciones del gobierno al cultivo de este tipo de tierra, y en 1954 su cultivo parece haber contribuido poco a la economía de la comunidad (Leach 1961 pp. 61-64, 289-295, Plano I a continuación pp. 24). Excepto por uno de los nuevos tipos de tenencia creados por los británicos, toda la tierra es de propiedad privada y puede ser enajenada. La parte central y más fácilmente regable de las tierras de la comunidad se conoce como el 'Campo Viejo', una porción de tierra de un poco más de 40 acres de extensión. Esta porción representa las tierras de la comunidad que estaban bajo cultivo con riego cuando se efectuó el reconocimiento catastral de 1900. Las tierras que fueron incorporadas al cultivo posteriormente se consideraban como tierras de la Corona. El Campo Viejo está dividido en dos secciones llamados el 'Campo de Arriba' y el 'Campo de Abajo'. En conjunto estos campos están divididos en más de 100 franjas de tierra, formando un intrincado sistema de tenencia, cuyo efecto es que los propietarios "que tienen tierra en la parte más baja y menos privilegiada del Campo de Arriba, también tienen tierras en la parte más alta y privilegiada del Campo de Abajo" (Leach 1961 pp. 157). Esto se logra con la división del Campo de Arriba y de Abajo en subsecciones en las que la tierra se puede subdividir aún más, lo que sirve para "minimizar, en lo posible, las consecuencias de las desigualdades inevitables en la distribución del agua" (Leach 1961 pp. 156). Esto se consigue al hacer pareja de franjas del Campo de Arriba y del Campo de

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Abajo que reciben cantidades desiguales de agua, de tal manera que cada 'pareja' que forma una unidad de tenencia es aproximadamente igual en fertilidad a cualquier otra. El punto crucial aquí es que la tenencia en el Campo Viejo, se concibe principalmente en términos de acceso igualitario al riego. El intrincado sistema para el reparto de agua en el Campo Viejo está fuertemente tradicionalizado y no se ha intentado modificar; la complejidad del sistema de reparto es tal, que resulta prácticamente imposible cambiarlo (Leach 1961 pp. 43-49, 52-66, 145-166, 171 -177). El sistema de distribución del agua en Pul Eliya es actualmente la responsabilidad del Jefe de Riego, un cargo de elección por tiempo indefinido, aparentemente creado por los británicos. Se dice que los ocupantes sucesivos del cargo han ejercido considerable poder e influencia en la comunidad. Pero ninguno de ellos desde 1900 ha intentado modificar el sistema de reparto del agua en el Campo Viejo. El sistema de reparto de agua del Campo Viejo está efectivamente descentralizado y ningún individuo o grupo de individuos ejerce una autoridad real sobre su operación (Leach 1961 pp. 28-29, 64 -65, 117, 160, 183, 190, 192-194, 217). Aunque esto es cierto para el reparto interno del agua a las parcelas del Campo Viejo, en los últimos años un cambio importante ha ocurrido en relación con las prácticas prev ias. Actualmente las parcelas del Campo Viejo se cultivan una vez al año solamente, mientras que antes prácticamente todas las parcelas producían una segunda cosecha al año. La razón para esto se encuentra en que nuevas categorías de tierra han sido incorporadas al cultivo desde 1900, y el agua es insuficiente para abastecer tanto al Campo Viejo como a estas tierras nuevas durante los dos períodos de cultivo. Evidentemente se consideró que los propietarios de las nuevas tierras tenían

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derechos legítimos al agua de la comunidad por virtud de derechos anteriores en el sistema del Campo Viejo, con el Jefe de Riego ocupando una posición clave en la adquisición y explotación de estas nuevas tierras, como se anota más abajo. Las decisiones correspondientes a cuáles campos van a ser cultivados en una temporada dada se realizan actualmente en asamblea pública de la comunidad. (Leach 1961 pp. 52-53, 98-99, 193, 227, 314 -315). Leach argumenta que la endogamia local practicada en Pul Eliya no es una supervivencia de "pr ejuicios de casta arcaicos", sino más bien "el corolario necesario de la característica inamovible de la tenencia de la tierra y los derechos de herencia igualitarios de hombres y mujeres" (1961 pp. 67, 71-72, 7879, 88-89, 95, 98 -107, 112-125, 128, 144, 303). Sin embargo, las nuevas categorías de tierras, introducidas por los británicos en años recientes, junto con las condiciones en que se hicieron accesibles grandes áreas de estas tierras a los pobladores, han modificado de tal manera las relaciones económicas en la comunidad que ya no se considera que tengan la fuerza de antaño (Leach 1961 pp. 304, 49-53, 217-240). Poco después de 1900, tierra sin gravámenes [freehold ] estuvo accesible a los pobladores para su compra en parcelas de 5 acres o más. Ello efectivamente excluyó del mercado al campesino pobre y entraba en conflicto con la teoría tradicional de tenencia de la tierra (Leach 1961 pp. 49-50, 220, 142144). Los pobladores parcialmente "le dieron la vuelta [al requisito del gobierno] formando sindica tos para la compra en común y, una vez adquirida la tierra, la dividieron en pequeñas parcelas", reproduciendo así, en gran medida, "el patrón de tenencia 'fragmentado' que caracteriza al sistema del Campo Viejo" (Leach 1961 pp. 220). Pero el resultado final de la introducción de esta categoría de tierra en la

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comunidad fue que permitió al Jefe de Riego adquirir "para él y sus amigos una posición económicamente dominante en la comunidad" (Leach 1961 pp. 227, 64-65, 117, 141-142, 220227, 232-234, 239 -240, 314-315). Leach resume estos cambios de la manera siguiente (1961 pp. 232-233, 239-240): Esta secuencia total de eventos demuestra la veracidad de mi anterior aseveración de que lo que realmente importa en la situación de Pul Eliya no es el título a la tierra, sino los derechos sobre el agua y sobre los canales de riego. La propiedad de tierra no tiene valor si no está vinculada con el derecho a tomar agua para regar la tierra. Para regar un propietario debe cooperar con otros en la operación del canal de riego y el grupo más viable para hacer esto de manera efectiva es un grupo de parientes. En el Campo Viejo donde la configuración de la tenencia de la tierra [layout of the land] es fija, se mantuvieron alianzas de parentesco a largo plazo para acomodarse a la tenencia de la tierra. En los campos nuevos encontramos dos procesos complementarios. Por un lado, la tierra se parcela entre amigos no emparentados que a partir de entonces establecen alianzas de parentesco; por el otro, notamos la conformación de sindicatos de parientes para trabajar en común un canal de riego. En los 'viejos tiempos' toda la tierra cultivada de arroz bajo el tanque de agua principal de Pul Eliya era regada por un solo canal principal, cuyo mantenimiento corría a cargo de todos los miembros de la comunidad. El riego servía así para consolidar a la comunidad. Cualquiera que fuera la causa de roces entre facciones,

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todos debían cooperar en el asunto crucial del reparto del agua. Pero hoy en día, si el Campo Viejo y las otras posesiones en tierra se consideran en su conjunto, hay cuatro distintos canales, cada uno con propiedad y administración distinta ... El control de los [...] canales corresponde de manera muy cercana al patrón general de faccionalismo que hemos mencionado repetidamente a través del libro ... No es una división absoluta. ya que hay vínculos de parentesco que hacen de puente entre las facciones rivales, pero este ordenamiento de la comunidad en términos de la propiedad de los canales de riego confirma mi posición de que en esta sociedad el reconocimiento del parentesco está siendo constantemente ajustado para acomodarse a la tenencia de la tierra ... Esta nueva segregación de 'tierras de los ricos' y 'tierras de los pobres', con los ricos controlando las mejores tierras, va a tener seguramente implicaciones drásticas para la comunidad considerada como una entidad social. El principio de porciones justas para todos, que permeaba el sistema tradicional, no reflejaba simplemente un hecho estático de que la comunidad era una entidad social altamente cohesiva. Sino, más bien, el sistema tradicional de tenencia de la tierra imponía una solidaridad social a los miembros de la comunidad. El nuevo modelo inglés de tenencia de la tierra no consigue hacer esto. El poblador moderno está económicamente mejor que su predecesor; pero el precio de la prosperidad ha sido una mayor disensión social. 3. El sistema de los Doce Pueblos en la Prefectura de Okayama, Honshu, Japón.

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En el sistema de los Doce Pueblos, estudiado por John D. Eyre en 1950, 1951 y 1953, un total de 13 o 14 comunidades se encuentran vinculadas por un sistema unificado de riego, con un área total cultivada de unos 13,600 acres (5,500 hectáreas) y tiene una antigüedad de unos 750 o más años (Eyre 1955; también Beardsley, Hall y Ward 1959 pp. 41, 132-133). El cultivo principal es arroz. La población total abastecida por este sistema no está especificada pero parece ser de unos 30,000 habitantes, quizá 50,000 o más. Se dice que la densidad de población está por arriba de los 5,000 habitantes por milla cuadrada (Eyre 1955 pp. 213; Beardsley, Hall y Ward 1959 pp. 74, 135, 143, 175, 276, 372, 390, 408 -410, 419424). El sistema de los Doce Pueblos es básicamente autónomo y hasta hace muy poco las autoridades federales o de la prefectura raramente interferían en él. El reparto del agua se encuentra altamente descentralizado y está a cargo de cooperativas "con funciones y áreas de administración específicas y frecuentemente traslapadas" (Eyre 1955 pp. 210). Hay una cooperativa para to do el sistema que representa a la población abastecida por el sistema en su conjunto, en sus tratos hacía afuera. Pero esta cooperativa no es un organismo de un nivel más alto con control sobre todas sus partes. Está compuesta por representantes de las 13 o 14 subdivisiones del sistema. Su principal función interna es el mantenimiento de las obras principales del sistema (presa, tubo de alimentación, canales principales y partidores principales del agua). Otras nueve cooperativas son responsables del mantenimiento de canales principales; 90 cooperativas menores informales se ocupan del reparto del agua y del mantenimiento de canales secundarios. Todas las compuertas importantes

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son operadas por guardias del agua. El proceso de reparto del agua está sujeto a toda clase de procedimientos tradicionalizados, y las disputas sobre la distribución del agua son descritas como un rasgo permanente del sistema. En años de sequía han tenido lugar conflictos importantes entre los miembros de comunidades ubicadas aguas arriba y aguas abajo. Uno de estos conflictos, en 1949, tuvo que ser detenido por la policía (Eyre 1955 pp. 210 y siguientes; Beardsley, Hall y Ward 1959 pp. 41, 52-53, 113-160, 276-281). 4. Cooperativas de riego en el sur de Bali, Indonesia. Las regiones Tabanan y Klungkung del sur de Bali estudiadas por Clifford Geertz en 1957 y 1958 cubren un área de 450 millas cuadradas (1,160 kilómetros cuadrados); el cultivo principal es el arroz (1959). Geertz no da números de población para estas regiones, pero encontramos señalado que el total de población de Bali en 1954 era de 1,500,000 habitantes. La parte más densamente poblada de Bali es el sur, donde las densidades de población sobrepasan los 1,500 habitantes por milla cuadrada (600 habitantes por kilómetro cuadrado). Una buena parte del área estudiada por Geertz consiste en tierra regada dividida entre un gran número de cooperativas de riego. Cada cooperativa controla el agua de una sola fuente de abastecimiento, consistiendo en una sola presa y un canal que corre de la presa a los campos de cultivo. Cada una de estas cooperativas, llamada subak, "es un grupo corporado independiente que se autoregula, y que tiene sus propias reglas y sus propios propósitos" (Geertz 1959 pp. 996). Un subak se forma con los agricu ltores cuyas propiedades se riegan con esa fuente de abastecimiento. Un subak

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puede incluir desde un pequeño número hasta cientos de miembros. Grupos de subaks cuyas fuentes directas de agua son ramales de una presa y canal común más grande forman unidades más grandes y con menor cohesión, y la cuenca de un sistema fluvial forma una unidad mayor y con aún menos cohesión, coordinada por oficiales del gobierno central. Los miembros del subak vienen de poblados distintos, y los miembros de un poblado tienen tierra en distintos subak. Esta pertenencia diversa a poblado y subak, tiene su paralelo en otros vínculos: políticos, religiosos, de casta y otros. Estos vínculos hacen imposible, para el sur de Bali, hablar de comunidades en un sistema de riego, como puede hacerse para otros pueblos y áreas discutidos en este ensayo3. El resultado es una serie de sistemas muy complejos, pero altamente descentralizados para el reparto del agua de riego, que operan sobre bases tradicionales en una sociedad compleja con una población de más de un 1,000,000 de habitantes. 5. Los El Shabana de Daghghara en el sur de Irak.

la

región

del

"La relación entre el riego y la organización social entre los El Shabana, un grupo de agricultores del sur de Mesopotamia" fue el interés principal de Robert A. Fernea durante su estadía en la región de Daghghara entre 1956 y 1958 (1959 pp. 1; también Fernea en Kraeling y Adams 1960 pp. 35-38). Para empezar Fernea comenta que hay evidencia de que en Mesopotamia "la capacidad productiva de la agricultura basada en sistemas de riego administrados localmente puede haber sido subestimado" (1969 pp. 5). Indica que hay evidencia de que, en el pasado, las poblaciones urbanas del sur de Irak estuvieron abastecidas

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con los productos agrícolas que necesitaban, sin la intervención de las autoridades urbanas en el reparto de agua en la zona rural. Aunque grandes obras de riego han sido construidas durante este siglo en el área central del Eufrates, su construcción siguió, y no antecedió, el establecimiento de un sistema político centralizado efectivo en Irak. Además Fernea (1959 pp. 5) nota que, al nivel local, el control sobre el reparto del agua de riego, no parece haber sido un componente significativo en el sistema de autoridad de la tribu El Shabana. Aunque no existen datos de población para la región del Eufrates Central para los últimos 400 años, Fernea indica que la canalización local continuó y quizá aún prosperó durante este período (1959 pp. 18). Fernea subraya la importancia de reconocer "la efectividad de la irrigación dirigida localmente en el sur de Irak", porque esta clase de agricultura "puede muy bien haber precedido y continuado mucho tiempo después del surgimiento de las civilizaciones urbanas en Mesopotamia" (Fernea 1959 pp. 18 y siguientes). El posible significado de esto para el entendimiento de las sociedades antiguas de Mesopotamia fue uno de los intereses que motivó la investigación de Fernea entre los El Shabana. Como el riego había sido practicado por tanto tiempo en Mesopotamia, Fernea pensaba que el estudio, en el área, de las prácticas modernas y de sus consecuencias sociales, podría ayudar a entender la evidencia arqueológica que concierne a sociedades cuyos miembros practicaban la agricultura de riego. Como dice Fernea (1959 pp. 1) "Los miembros de las civilizaciones antiguas enfrentaron fundamentalmente los mismos problemas que las civilizaciones contemporáneas, dado que, en el sur de Mesopotamia, el medio ambiente ha permanecido relativamente estable desde tiempos

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pre-babilónicos". Fernea no tuvo acceso a datos recientes de población para los El Shabana. Pero los datos que logró obtener sugieren que la población total de la tribu en 1958 era de cuando menos 2,500 personas y quizá el doble (Fernea 1959 pp. 66, 74, 80). La propiedad en tierra de los El Shabana en este tiempo se estimó en aproximadamente 13 millas cuadradas (34 kilómetros cuadrados) o 8,300 acres (3,350 hectáreas) (Fernea 1959 pp. 67). El agua para estas tierras viene del canal Daghghara, un ramal aparentemente natural del sistema del Eufrates [N. del T. en tal caso sería un río, y no un canal] que se desarrolló desde el margen este de su ramal oriental al sur de Bagdad. El cultivo principal es la cebada; anteriormente el arroz y el trigo eran cultivos importantes. Pero la cebada los ha suplantado, ya que responde mejor a la salinidad del suelo que, en tiempos recientes, es un problema cada vez más grave (Fernea 1959 pp. 19, 48, 191-193). Los El Shabana son un pueblo cuyos ancestros fueron nómadas pero que actualmente son agricultores sedentarios. Fernea comenta que "la organización tribal y las relaciones entre los miembros de la tribu y otras secciones de la comunidad Daghghara, reflejan de muchas formas los ajustes necesarios por una dependencia relativamente reciente en la agricultura de riego" (1959 pp. 2). En tiempos recientes, hasta 1919, la población que vivía en la cuenca del Daghghara estaba relativamente libre de interferencias o controles externos. Hasta 1922 el riego a partir del cauce del Daghghara se realizaba de acuerdo con tradiciones locales e involucraba una tecnología relativamente sencilla; el Estado no interfería en estos asuntos. A partir de 1922 el canal de Daghghara pasa al control del Estado, y la reglamentación del reparto del agua se ha convertido en una de las principales

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responsabilidades de la administración gubernamental en la localidad (Fernea 1959 pp. 194). De hecho la expansión del control del gobierno sobre el riego ha sido importante "para integrar a la región de Daghghara en la administración central de la nación" (Fernea 1959 pp. 42). Cuando los británicos reconocieron la zona en 1918 "encontraron sobre las márgenes del Daghghara una multitud de pequeños canales de riego". Estos canales pertenecían a grupos que vivían a lo largo del Daghghara; frecuentemente para llevar el agua a los canales secundarios se hacían represas temporales en el río (Fernea 1959 pp. 42-43). Fernea describe la situación como sigue (1959 pp. 43-44) ... los agricultores de aguas arriba a veces retienen el agua como una medida punitiva contra sus vecinos de aguas abajo; algún arreglo para el uso común del agua disponible puede haber existido durante períodos de relaciones amistosas entre los grupos de agricultores. Pero ningún control central del abasto de agua existió hasta la llegada de los británicos; el reporte unánime de informantes de la región de Daghghara es que hasta 1922 tomaban agua del canal como les placía. En tiempos recientes una confederación de grupos tribales llamados El Agra vivían aguas arriba del cauce del Daghghara; uno de estos grupos tribales eran los El Shabana. Otro grupo de tribus llamados 'Afaq vivían aguas abajo. Los dos grupos tribales eran hostiles y se dice que los El Agra a veces represaron el Daghghara, cortando el suministro de agua a las tribus de aguas abajo. Los El Agra ocuparon aproximadamente una franja de 15 millas a lo largo del Daghghara; parece que a veces peleaban entre ellos. No hay evidencia de actividades conjuntas que pudieran haber unido a los El Agra, aún temporalmente, con grupos de

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aguas abajo (Fernea 1959 pp. 195-196). Fernea comenta que "la historia del canal Daghghara. en el siglo XIX y a principios del XX, sugiere que las peleas en torno al suministro de agua y el abandono y reocupación de tierras puede haber acompañado a períodos de escasez de agua" ocasionados por cambios en los cauces principales (1959 pp. 42). El nivel más inclusivo de pertenencia tribal en el área de Daghghara es el sillif. El Agra es uno de estos sillif , con los El Shabana conformando uno de sus 12 principales segmentos (Fernea 1959 pp. 72, 76, 84, 196). El sillif es "la comunidad jurídica nativa más amplia" (Fernea 1959 pp. 85). Al interior del sillif las tradiciones compartidas se utilizan para dar fin a vendetas y peleas, aunque el arreglo de muchas disputas es frecuentemente un proceso largo (Fernea 1959 pp. 85-86). Los segmentos del sillif están localizados, y se dice que sus miembros están emparentados vía paterna a través de vínculos que se cree son demostrables. Un segmento de este tipo se llama un ashira. Al interior del ashira hay segmentos aún más pequeños, siendo el segmento "primario" un linaje localizado organizado en torno a un grupo de parientes agnáticos, que usualmente viven en la misma aldea. Hay una tendencia hacia la endogamia al interior de la aldea; el matrimonio preferencial es con la hija del hermano del padre (Fernea 1959 pp. 72 -84,196). El shaykh de los El Shabana es también el líder de todo el sillif de los El Agra, la población total incluía 5,000 hombres adultos en 1919 (Fernea 1959 pp. 67, 87). Los vínculos a nivel del sillif son débiles y, como Fernea lo pone "la persuasión más que la coerción parece haber sido el factor más importante para determinar las relaciones al interior del sillif", o en otros términos "el ideal cultural de igualdad entre [...] segmentos tribales estructuralmente iguales se realiza con mayor

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claridad" al nivel del sillif (1959 pp. 89). El ashira también es una "comunidad jurídica", pero una donde el shaykh puede forzar a los disputantes a zanjar sus diferencias bajo ciertas circunstancias. El mudif del shaykh, una especie de edificio tribal público, es el centro de actividades religiosas, sociales y jurídicas para el ashira, y también tiene una cualidad sagrada, siendo el lugar donde los "juramentos fuertes de venganza o paz se realizaban" (Fernea 1959 pp. 93-95). Las tierras de los El Shabana son compactas y contiguas. Aparentemente la tierra nunca se consideró que perteneciera al ashira como un grupo corporado, sino más bien a segmentos por debajo del nivel ashira; el shaykh no distribuía tierra a los miembros de la tribu. Los informantes El Shabana afirman que cuando el área fue ocupada por primera vez, ellos eran lo suficientemente fuertes como para tomar lo que querían de las otras tribus, y no se suscitaban pleitos entre ellos. Además, afirman que durante los 80 años que han ocupado esta tierra, las cantidades relativas controladas por cada segmento principal del ashira han cambiado mediante peleas, pero que ninguna otra forma de redistribución ha tenido lugar (Fernea 1959 pp. 101). La tenencia de la tierra a nivel de aldea es frecuentemente común, tal propiedad en común generalmente sigue las relaciones de parentesco. La propiedad en común no es, sin embargo, un meta deseada; los miembros de la tribu expresan una preferencia por la propiedad individual. Fernea cree que la propiedad en común existe en tantos casos porque evita que "parcelas de tierra sean subdivididas en parcelas demasiado pequeñas para ser cultivadas o que no tengan acceso al agua" (1959 pp. 105). (La mitad de las tierras no se cultivan ya que generalmente se dejan en descanso un año [N. del T. el cultivo es de año y vez]). Como Fernea indica (1959 pp. 105):

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... los hombres pueden haber vendido parte de sus tierras al shaykh o a sus parientes (los únicos otros miembros de la tribu que tenían capacidad para comprar tierra) pero usualmente han conservado algunos pedazos de tierra. Así, aunque la tierra que sus hijos hereden puede ser insuficiente para su sostenimiento, podrán cuando menos llamarse 'terratenientes'. Esto evidentemente ha ocurrido en una serie de casos, ya que la mayoría de los El Shabana no pueden subsistir únicamente con el cultivo de sus parcelas. Pero "la propiedad de algo de tierra pon e a los miembros de la tribu por arriba de los fallahin sin tierra" (Fernea 1959 pp. 49, 101, 105, 108). Una de las razones por las cuales la mayoría de los miembros de la tribu no pueden subsistir mediante el cultivo de sus parcelas es que durante los últimos 20 años la salinización y el empantanamiento han convertido en incultivable a un tercio o hasta una mitad de las tierras de los El Shabana. Otra de las razones es el cese de las redistribuciones periódicas de tierra entre segmentos de la ashira, que anteriormente resultaban de las peleas al interior de la tribu. Tales 'revoluciones' eran evidentemente frecuentes y daban por resultado que periódicamente distintos segmentos obtenían control de la mayor porción de tierra de la tribu, con el jefe del segmento convirtiéndose en el shaykh de la tribu. Tales 'reajustes' en la tenencia de la tierra fueron prohibidos por los británicos que reconocieron al entonces shaykh como el jefe legítimo de la tribu. Cualquier intento para reemplazar al shaykh a partir de una alianza con otros segmentos, tal y como ocurría en el pasado, fue efectivamente impedido por la interferencia de los británicos (Fernea 1959 pp. 108 -110. 114) En 1958 el shaykh de los El Shabana, hijo

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de aquél [que fue reconocido por los británicos como el jefe legítimo], poseía junto con su linaje inmediato, probablemente cinco o seis veces más tierra que cualquier otra subsección de los El Shabana (Fernea 1958 pp. 110, 124). El shaykh y sus parientes son los únicos miembros de los El Shabana que han si do capaces de aumentar sus posesiones de tierra, desde que las peleas por tierras fueron prohibidas; ellos han estado comprando tierra a los miembros de la tribu en cantidades significativas desde el levantamiento catastral de los años 1940. Estas ventas, junto con la disminución de la fertilidad de la tierra, han forzado a más y más hombres a trabajar como arrendatarios o como trabajadores urbanos durante parte del año. Fernea afirma que (1959 pp. 110): "Hoy en día como 85% de los miembros de la tribu El Shabana depende para sólo una fracción de su subsistencia en el cultivo de sus propias tierras." Es posible que esta situación haya mejorado hasta cierto punto a partir de 1958 (Fernea 1959 pp. 110). Las propiedades más extensas del linaje del shaykh, ahora protegidas de la usurpación por otros segmentos de la tribu, ha dado a su linaje una posición dominante en la tribu. Los grupos de linaje localizados que tienen tierras en común, ya no son de ninguna manera iguales desde un punto de vista estructural. Pero los miembros de la tribu todavía se refieren a sí mismos como iguales (Fernea 1959 pp. 70 -71, 113-114). Así mientras las condiciones de un gobierno nacional débil prevalecieron bajo la administración turca, los opuestos complementarios al interior de la organización tribal de los El Shabana parecen haber prevalecido. Las alianzas entre las subsecciones podían derrocar, y efectivamente lo hacían, a shaykhs y a sus grupos de linaje, y el liderazgo pasaba de un segmento de la tribu a otro. En el curso de estos cambios, el

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control sobre la tierra también cambiaba al interior de la tribu. Desde 1922 cuando los británicos establecieron una administración central más fuerte, el gobierno exitosamente evitó el "constante reagrupamiento de fuerzas al interior de la tribu", antes prevaleciente. El shaykh de entonces fue reconocido y apoyado, y se suprimió la posibilidad de que se usara la fuerza de las armas contra él. Al mismo tiempo el gobierno central tomó el control de los principales cursos de agua e instituyó un sistema de reparto del agua para riego (Fernea 1959 pp. 197). Anteriormente obtener agua y defender tales apropiaciones contra las objeciones de otras tribus, junto con la excavación y mantenimiento de canales subsidiarios habían sido actividades tribales importantes. Fernea nota que "una cantidad suficiente de agua tenía un efecto positivo general en la unidad tribal". La escasez de agua parece haber tenido el efecto contrario. A la vuelta del siglo la tribu sufrió una desagregación [disruption] por una tal escasez. Varios segmentos de la tribu abandonaron sus tierras durante este período para volver al pastoreo de borregos o para buscar tierra en otro sitio. Durante este período el puesto de shaykh fue tomado por el actual linaje dominante en una 'revoluc ión', y se apropiaron de las tierras abandonadas por los otros segmentos tribales. Cuando se restableció el abasto de agua del Daghghara, se había iniciado la ocupación británica de la zona. Los británicos impidieron cualquier intento de 'auto ayuda' para la 'redistribución' de las tierras en la manera tradicional. Con la administración central de los cursos de agua, "hoy en día las actividades principales, asociadas con el riego, son efectuadas por hombres de linajes localizados que cavan y mantienen los canales que actualmente se alimentan por medio de un ducto

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desde el canal del gobierno" (Fernea 1959 pp. 197-198). El reparto del agua entre estos hombres es su responsabilidad; cualquier disputa entre ellos se resuelve, si es posible, dentro del grupo local. Pero tales conflictos también pueden ser llevados al shaykh o a los administradores locales designados por el gobierno central. En esta situación el ingeniero de riego local parece estar jugando un rol no oficial adjudicativo de creciente importancia (Fernea 1959 pp. 26, 42, 1123-124, 137-141, 151-192, 197-199). Antes del establecimiento del control británico sobre los cursos de agua irakíes, los miembros de la tribu El Shabana podían y de hecho tomaban agua del Daghghara cuando la necesitaban. "Los miembros de la tribu insisten en que no había problema para dividir el agua entre los miembros de la tribu El Shabana, simplemente tomaban el agua cuando se necesitaba y la conservaban mientras pudieran defender sus represas temporales" (Fernea 1959 pp. 198). La responsabilidad primaria del shaykh parece haber sido la, defensa del abasto de agua y de las tierras de la tribu y no la dirección de las obras de riego. Canales de tamaño impresionante [N. del T. en otras partes dice que es un pequeño sistema de canales a partir del cauce del río] "no se construían en una estación, sino que se extendían gradualmente [de año en año] siguiendo las depresiones naturales", creadas por el agua cuando fluía alejándose del cauce del río, este cauce se encuentra normalmente a un nivel más alto que las tierras circundantes [N. del T. sic, posiblemente son tierras planas en las que el río sale de la madre o cauce y se desparrama hacia las tierras ribereñas] (Fernea 1959 pp. 139-140, 142-143, 198-199). Fernea comenta que si su análisis de la autoridad tradicional del shaykh es correcta "es difícil ver cómo el riego jugó un papel

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importante en su desarrollo", excepto en la defensa del suministro de agua o en los intentos agresivos para aumentarlo. El shaykh era respetado "principalmente por aquellas cualidades que sólo pueden ser demostradas en el curso de la guerra" (Fernea 1959 pp. 199200). Fernea concluye de la siguiente manera: El hecho de que hoy en día las disputas entre los miembros de la tribu sean frecuentemente llevados al shaykh puede ser en gran medida un reflejo de que la administración gubernamental en la región aún es considerada como opuesta a los intereses de la tribu. Aunque la popularidad personal del shaykh está disminuyendo, aún es más seguro para los miembros de la tribu llevarle sus argumentos que arriesgarse a las multas o encarcelamiento por llevar sus disputas a los burócratas. Al mismo tiempo, el ingeniero de agua local reporta que el número de problemas que le traen diariamente ha aumentado, y dice que los miembros de la tribu frecuentemente prefieren soluciones a problemas con base en 'razones técnicas' que decisiones con base en la tradición. En tales circunstancias es posible sugerir que el riego podría proporcionar una importante base para la integración de la población rural en el patrón de autoridad del sistema estatal. Este proceso podría quizá haber sido más claramente demostrable en la región del Daghghara si la política establecida por el gobierno no dependiese de la utilización de la autoridad del shaykh para el gobierno indirecto. Compartir un curso natural de agua puede ser una circunstancia divisiva, y no hay nada que sugiera que alguna vez los usuarios del canal Daghghara hubieran

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cooperado en su uso. Además, los cursos artificiales de agua par ecen haber sido utilizados por un número relativamente pequeño de agricultores. No hay indicación de que tales canales se extendiesen más allá de los confines de un pequeño número de miembros de un segmento tribal. Una vez que la autoridad central se estab leció, sin embargo, el control sobre el riego parece ser un medio por el cual la autoridad tradicional puede ser desplazada. Que este proceso ha sido tan poco evidente en la región Daghghara se puede deber a la misma política de la autoridad central. 6. La Tribu Nahid del Hadhramaut Protectorado de Adén, Sur de Arabia.

en

el

Los Nahid son una tribu semi autónoma de árabes, estudiados por John Hartley en 1959 y 1960 (Hartley 1961). Los Nahid tienen una población aproximada entre 6,000 a 8,000 habitantes pero no ocupan un territorio contiguo (Hartley 1961 pp. 4, 29-30). La concentración más grande, con un número aproximado de 2,000, vive en Wadi al-Kasr, uno de los wadis subsidiarios que llevan al Wadi Hadhramaut (Hartley 1961 pp. 38; comunicación personal 1961). Ocupan la mayor parte de un pequeño valle, con aproximadamente unos 1,000 a 1,200 acres bajo cultivo con riego; pero no son los únicos habitantes (Hartley 1961 pp. 33 mapa IV; comunicación personal 1961). Los cultivos principales son el sorgo, las palmeras datileras y el trigo (Hartley 1961 pp. 37). Los Nahid son una sociedad segmentaria extremadamente inestable "caracterizada por vínculos diversos [cross-cutting] de parentesco, lealtades y alianzas políticas, y localidad" (Hartley 1961 pp. 4). Los pueblos tienden a ser pequeños, con una población total

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de 50 a 100 habitantes. Están "siempre asociados con linajes agnáticos y están organizados en torno a núcleos agnáticos de 5 a 20 o más hombres adultos ... [pero] otros miembros de tribus Nahid o no -Nahid pueden vivir ahí también, y algunos miembros del linaje pueden vivir en otra parte" (Hartley 1961 pp. 35-36). Los Nahid de Wadi al-Kasr hacen uso de un sistema extenso de obras de bordos de tierra para el riego de inundación [N. del T. riego a partir de retención de aguas torrenciales o de cauces intermitentes basados en la temporada de lluvias, conocidos en partes de México como 'aguas broncas']. Estas obras no fueron construidas por los Nahid, más bien las encontraron allí cuando los Nahid ocuparon por primera vez el Wadi al-Kasr. Se cree que tienen cuando menos 100 años y que fueron construidas y mantenidas por gente del 'principado de Kindah' que se cree controlaron el Hadhramaut en varios momentos entre los siglos VI al XV (Hartley 1961 pp. 38). Las bordos de tierra mencionados son enormes y reforzados con piedra, los bordos de los canales tienen una altura de seis a ocho pies y frecuentemente son lo suficientemente anchos para que dos o tres hombres caminen del brazo por ellos. Los Nahid toman agua de estos canales principales a través de una serie de canales secundarios, cada uno de ellos alimenta un pequeño sistema de riego que surte de agua a las tierras de un solo poblado o, a veces, de varios poblados (Hartley 1961 pp. 39, 41). A pesar del hecho de que el mantenimiento del sistema de riego es un asunto local de cada poblado, y de que no existe un convenio para el mantenimiento de los canales principales, aún no ha ocurrido un colapso técnico serio del sistema, aunque actualmente hay amenaza de uno. Es cierto que un número creciente de campos han tenido que ser abandonados, pero, hasta hace

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poco, los aguaceros que provocan inundaciones han producido suficiente agua para suficientes tierras como para proveer de alimentos a la población de Wadi al-Kasr y a sus animales domésticos (Hartley 1961 pp. 41-42; comunicación personal 1961). No obstante Hartley señala que (1961 pp. 42): "No hay ningún principio organizacional entre la comunidad Nahid para movilizar grandes grupos de hombres que reparen y mantengan las obras de riego". Hartley (1961 pp. 49-52) discute la tenencia de la tierra y los derechos de agua en la agricultura en los términos siguientes: Los derechos a las cosechas, a la tierra y al agua son necesariamente vagos y frecuentemente se contradicen entre sí. Los individuos siempre están presentando reclamaciones --después de todo a lo mejor pueden conseguir algo. Los miembros de la tribu no tienen normalmente derechos de propiedad sobre tierra. En su lugar tienen derechos a cultivar ciertas parcelas de tierra... En principio, un individuo no pierde sus derechos de cultivar cuando no los ejercita. Puede dejar parcelas sin cultivar por algún tiempo y todavía mantener el derecho de cultivar esas parcelas. Sin embargo, el no cultivar implica, en el largo plazo, la pérdida de derechos. Los derechos al agua están asociados con los derechos a cultivar ciertas parcelas. El conjunto de las tierras del linaje, agrupadas en torno a su comunidad de 'origen', se riegan por un determinado canal, cuyos derechos generales están implícitos en una serie de costumbres correspondientes a ese canal. Toca a los miembros del linaje vigilar que sus tierras reciben la cantidad de agua a la que tienen derecho por costumbre. Deben estar alertas para que los miembros de otros linajes cuyos pueblos

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comparten el mismo canal no vayan minando sus derechos. Igualmente, cada parcela de las tierras del linaje toma el agua de subcanales y canales de alimentación específicos. Y cada individuo debe vigilar para asegurar de que ninguno de sus compañeros de linaje esté tomando agua de su agua. La herencia es fragmentaria, esto es, los derechos a la tierra se dividen entre los hijos varones por igual ... así que parecería que a través del tiempo las dotaciones individuales aumentan en número pero disminuyen en valor. De hecho no es el caso. Las posesiones individuales aumentan y disminuyen, pero no decrecen constantemente ... En un momento dado hay diferencias en el tamaño de las unidades domésticas y diferencias en la riqueza relativa, pero éstas no son usualmente muy grandes y en la mayoría del los casos ningún individuo se queda con tan poca tierra que no la pueda trabajar. Funciona de la siguiente manera. En un dado momento hay una cierta cantidad de reclamos sobre la misma tierra, principalmente sobre tierra que no ha sido cultivada por algún tiempo ... Un miembro de la tribu decide que necesita cultivar más tierra y simplemente siembra en una parcela o parcelas sin cultivar. Probablemente otro, que dice tener un derecho anterior, va a reclamarle. No importa. Quizá el reclamante no va a insistir o puede ser convencido [si no] ... puede iniciarse una disputa seria, con muertos de por medio. Pero normalmente el asunto se lleva ante un jefe tribal antes de desembocar en disputas tan serias. Entonces está en las manos de Alá y el jefe. Cualquiera de los dos en disputa puede ganar. Este es el tipo de riesgo que toma un nuevo agricultor. Si es lo suficientemente persistente, puede salirse con la suya y quedarse con la tierra.

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Entonces habrá establecido derechos sobre tierras nuevas que puede pasar a sus hijos --si ellos son capaces de mantener los derechos. No es difícil entender porqué las disputas sobre la tierra, las cosechas y el agua son frecuentes en la sociedad Nahid. Tales disputas son descritas por Hartley como "un elemento esencial del sistema económico y ... político" de los Nahid. La forma como manejan los Nahid estas disputas constituye una buena parte de su argumento. Hartley afirma (1961 pp. 53): Sólo a través de la disputa se pueden presentar y validar los reclamos, pero las disputas deben ser constreñidas para permitir a la gente continuar con sus actividades de mantener los canales de riego, y sembrar, cuidar y cosechar sus campos. Las disputas son constreñidas por la contra -posición [counter-position] y la alineación de grupos en la esfera política, y mitigadas por la intervención de jefes tribales como arbitros y jueces. Las disputas dan a estos jefes su razón de ser y los provee con un ingreso adicional [bread and butter] o, como dicen los Nahid, su 'café'. Los Nahid se caracterizan por un sistema de jefatura dual, con facciones opuestas cristalizadas en torno a los dos jefes hereditarios, cada uno de los cuales afirma que es el 'padre' y único líder de todos los Nahid y ve al otro como un impostor (Hartley 1961 pp. 5, 87 y siguientes, 111). Hartley comenta sobre la situación como sigue (1961 pp. 5): "La pertenencia a estos bloques es muy fluida y, en un momento dado, sólo unos pocos miembros de la tribu están comprometidos con uno u otro de los jefes. El tema básico de la política Nahid son los intentos de uno y otro jefe de mantener y aumentar el número de sus seguidores". Estos jefes o hakims se ocupan

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principalmente en el arreglo de disputas de todo tipo, siguiendo la costumbre tribal. El mayor número de disputas ocurre en los momentos críticos del ciclo agrícola, entonces los dos hakims juegan el rol de encontrar litigios [ambulance chaser]. En estos períodos los dos hakims se pasan la mayor parte de su tiempo dirigiéndose a y visitando pueblos distantes cuyos pobladores son miembros de la tribu "cuya lealtad no está firmemente comprometida". A este esfuerzo se le llama 'viendo la agricultura' y una de sus funciones primarias es hacer accesibles a un gran número de miembros de la tribu a los dos hakims opuestos, durante los períodos en que es muy probable que surjan las disputas (Hartley 1961 pp. 143-144; comunicación personal 1961). Al discutir las actividades rivales de los dos hakims principales [senior] de los Nahid, Hartley argumenta que "los reclamos mutuamente excluyentes de los dos hakims tienen sentido cuando se toman juntos ya que, de hecho, todos los miembros de la tribu Nahid necesitan de ambos". Al interior de la tribu, el hakim que uno reconoce como su jefe puede serv ir de juez en las disputas en las que esté involucrado. Al mismo tiempo, el hakim que no es reconocido como tal puede ser llamado a servir de juez en una disputa entre tribus ya que no se considerará como una parte interesada en la disputa. Este último tipo de disputas también son frecuentes, aun en asuntos que conciernen a la agricultura, ya que aunque los Nahid son la mayor parte de la población en su pequeño valle, los miembros de otras tribus también viven en el valle (Hartley 1961 pp. 36, 105107, 111 y siguientes, 119, 124-125, Mapa IV, [33]). Hartley describe a la sociedad tribal Nahid como "de dos cabezas" y cree que esta forma de organización política se encuentra extendida en el Hadhramaut (1961 pp. 194 y siguientes).

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Describe este fenómeno como sigue (1961 pp. 194-196): La tribu Nahid es ... una comunidad bicéfala con la autoridad política investida en una jefatura dual que por datos genealógicos ha sido viable en esta forma cuando menos unas diez a once generaciones esto es unos 300 años .... La jefatura dual funciona bastante bien para los Nahid y ... parece un arreglo bastante sensato para esta clase de comunidad. Ciertamente parece ser la única forma de organización política apropiada para los Nahid. La tribu está dispersa y mezclada con otras tribus. No se moviliza como una unidad para la guerra o la defensa. Es virtualmente imposible aún movilizar elementos importantes de la tribu para la guerra. Los jefes son primordialmente jueces y no se espera que sean líderes en la guerra. La presencia de dos hakim 'principales' es más que sensato; es necesario. Cada uno reclama la autoridad única sobre la tribu y consecuentemente se forman bloques de linajes que siguen a uno y otro. Esto permite a cada linaje situarse en una posición estructuralmente distante en relación con uno de los hakims al afirmar que reconocen al otro y pertenecen, por el momento, al otro bloque. Así en disputas con otras tribus un hakim Nahid puede actuar para cada linaje Nahid y ser aceptable al grupo opuesto de la otra tribu. Similarmente al interior de la tribu una disputa entre dos clanes sería insoluble por cualquiera o por ambos de los dos hakims del clan, ninguno de los cuales sería aceptable para los hombres del otro clan. Debe haber al interior de la tribu por lo menos un hakim que sea

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estructuralmente mayor a todos los hakim de los clanes como tales, pero como debe estar asociado a su propio clan, no podría arreglar disputas entre los miembros de su clan y otros clanes. Esta dificultad es enfrentada al tener dos hakim principales dentro de un clan, el clan 'principal' [senior]. La formación de dos bloques dentro de la tribu, enfocada en la división fundamental al interior del clan 'mayor' permite a cada Nahid acceso a un hakim que es estructuralmente distante y que puede actuar por él en disputas con otros clanes ... Esta claro por el relato de Hartley que la sociedad Nahid es excepcionalmente conflictiva y que una fuente mayor y continua de conflicto se encuentra en el sistema de riego y en la incapacidad de los agricultores involucrados de institucionalizar un sistema de reparto que pueda contener estas fuentes de conflicto. Una ilustración de esto es el conflicto que irrumpió en el Wadi al-Kasr en 1918 y que duró hasta 1936. Este conflicto originalmente se desarrolló a partir de un pleito por derechos de tierra y agua al interior del clan 'principal' de los Nahid. Tales disputas son virtualmente imposibles de solucionar en la sociedad Nahid, ya que ambos hakims 'principales' quedan involucrados y, en la práctica, no hay un mediador mutuamente aceptable para ambos (Hartley 1961 pp. 106, 125, 189). Este conflicto en particular se hizo muy serio cuando dos hombres fueron asesinados bajo circunstancias que virtualmente forzaban a los dos hakim 'principales' y a sus seguidores a iniciar una vendeta mayor. Con los partisanos de ambos hakim 'principales' del clan 'principal' involucrados, la tribu entera gradualmente se involucró. Las peleas se extendieron y los asesinatos continuaron

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esporádicamente por los siguientes 18 años, sin nadie en la sociedad Nahid capaz de detenerlo (Hartley 1961 pp. 189, 191). Durante el curso de esta vendeta, se cavaron trincheras desde las afueras de los poblados hasta los campos de cultivo en algunas comunidades, para que las actividades agrícolas pudiesen continuar con alguna seguridad. Algunas de estas trincheras tenían hasta siete pies y todavía existen (Hartley comunicación personal 1961). El conflicto finalmente concluyó gracias a un foráneo, W. H. Ingrams que entonces era el Primer Oficial Político. El arreglo al que llegó fue parte de un arreglo general que llevó la paz a todo el Hadhramaut y se conoció como la Paz de Ingrams (Hartley 1961 pp. 191). Al comentar sobre el conflicto Hartley señala (1961 pp. 191-192): Había una situación altamente peligrosa para la comunidad Nahid. Todo el sistema de control social estaba amenazado y parecía que no había forma de parar o contener el conflicto. Este era insoluble en el marco de la tribu, ya que los dos hakim 'principales' estaban muy involucrados y opuestos el uno al otro. Aunque ellos mismos no estuviesen de hecho involucrados en la pelea, sus linajes lo estaban. Podía únicamente ser contenido por la intervención de autoridades de fuera. La paz establecida estuvo respaldada por autoridades civiles ... Ingrams fue capaz de terminar las hostilidades en el Wadi alKasr, y en otras partes, porque los miembros de la tribu querían la paz y porque las autoridades británicas claramente tenían el poder de efectuar su establecimiento por la fuerza, si necesario. Anteriormente hombres santos intervenían en las disputas, invocando presiones religiosas y otras en un esfuerzo para juntar a las partes

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disputantes y permitir a los jefes llegar a una adjudicación. Las autoridades civiles evidentemente han tomado esta respo nsabilidad desde 1936 (Hartley 1961 pp. 192). Hartley teme que el Wadi al-Kasr está actualmente amenazado con una repetición del conflicto de 1918 y de consecuencias incontrolables. Como hemos visto, el sistema de riego ha estado deteriorándose más y más. Cuando Hartley dejó el Hadhramaut este deterioro progresivo estaba empezando a interferir seriamente con la agricultura; sin embargo era imposible llegar a un arreglo para efectuar aún reparaciones mínimas (Hartley comunicación personal 1961). 7. Valle de Teotihuacán, Cuenca de México, México. El sistema de riego del Valle de Teotihuacán provee un abasto insuficiente de agua para aproximadamente unos 9,500 acres (3,800 hectáreas) de tierra regada. Cuando se estudió en 1957 y 1959 tenía una población total de unos 25,000 habitantes, de los cuales 15,000 vivían en 15 comunidades abastecidas por el sistema de riego (Millon, Hall y Díaz 1962). El cultivo principal de subsistencia en el valle es maíz; el cultivo comercial principal es alfalfa. El actual sistema de riego se creó por el gobierno federal hace unos 35 años, después de la expropiación de los derechos en tierras y aguas de la hacienda. Los manantiales de la parte noreste del valle proveen la mayor parte del agua para riego. El gobierno federal determi na todos los asuntos que conciernen al reparto del agua en el sistema; un cuerpo electo localmente administra el sistema. A nivel de la comunidad el agua se reparte a individuos con base en arreglos tradicionales. El sistema ha estado plagado de conflictos

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entre regantes de aguas arriba y aguas abajo, ya que hay un abasto insuficiente para las necesidades mínimas de todos. Conflictos abiertos han estallado en varias ocasiones, requiriendo la intervención del gobierno federal. Las disputas sobre las necesidades en conflicto de usuarios de aguas arriba y aguas abajo, entre pequeños y grandes terratenientes, y otras tales divisiones han debilitado a tal punto al valle, que su población ha sido incapaz de efectivamente resistir una nueva regulación del agua que el gobierno federal impuso recientemente. El nuevo reglamento es totalmente inmanejable desde el punto de vista del poseedor de una pequeña parcela o parcelas; es manejable y razonable sólo para los que tienen más tierras. El sistema del valle de Teotihuacán, marcado por conflictos cada vez más severos, es en breve un sistema centralizado creado y supervisado por el gobierno federal, donde los procedimientos de reparto nunca han sido adecuadamente institucionalizados. DISCUSIÓN. Dos de las sociedades tratadas involucran sistemas de riego a nivel de una sola comunidad --los Sonjo y Pul Eliya; cuatro involucran sistemas multicomunitarios --el sistema de los doce pueblos, El Shabana, los Nahid y Teotihuacán; y el séptimo --Bali-- no se puede clasificar en estos términos. En tres de estas sociedades el agua la reparten autoridades centrales --Sonjo, El Shabana y Teotihuacán; en tres otras el reparto del agua está básicamente descentralizado --Doce Pueblos, Nahid y Bali; y en todavía otro caso, Pul Eliya, hay cambio: un tercio del poblado recibe agua de canales de riego donde la propiedad de los canales es compartida por la mayoría de los pobladores y

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el agua se distribuye a través de un sistema de reparto tradicionalizado muy intrincado; las tierras restantes reciben agua de canales privados nuevos. El cuadro de población, acres de tierra regada y naturaleza del sistema de reparto en esta siete sociedades es relevador. (Ver Cuadro núm. 1 Población, acres de tierra regada y naturaleza del sistema de reparto). Está claro que no hay una tendencia simple donde la centralización de la autoridad sobre el reparto de agua aumente con el tamaño del sistema o la cantidad de personas involucradas. En los tres casos donde la autoridad sobre el repa rto del agua está centralizado, podemos distinguir importantes diferencias en términos del locus [locus] de autoridad y el desarrollo del sistema de reparto. Entre los Sonjo la autoridad para repartir el agua es ejercida por una figura interna política. Entre los El Shabana tal autoridad descansa en una figura política externa (el ingeniero de riego representante local del gobierno central) y los segmentos de linaje localizados, con el shaykh tribal en absoluto involucrado en el proceso de reparto. En el valle de Teotihuacán la autoridad sobre el reparto del agua está ejercida casi totalmente por autoridades políticas externas (representantes del gobierno federal). Entre los Sonjo el sistema de reparto empleado parece haberse desarrollado ahí, pero el sistema de reparto no necesariamente depende de una autoridad central para una distribución ordenada. Si la centralización de la autoridad que se ha desarrollado entre los Sonjo está relacionada con el desarrollo del sistema de riego, no se sabe, como hemos visto. Existe la posibilidad de que se desarrolló, en parte, al menos, como respuesta al peligro permanente de las incursiones militares Masai, y la necesidad de un sistema efectivo para hacer frente a esta

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amenaza endémica. Entre los El Shabana, el reparto del agua para propósitos de riego estuvo descentralizado hasta el establecimiento de un fuerte gobierno central a principios de los años 1920. Antes de esta fecha el shaykh era una figura de autoridad importante en la tribu, pero no intentaba interferir con el reparto del agua. Lo que sí hacia era encabezar la defensa de los intereses tribales en tierra y agua, y también encabezaba las empresas agresivas para aumentar o reforzar el potencial agrícola de la tribu. Pero su autoridad venía principalmente de su capacidad como jefe guerrero. Aunque también jugaba un rol jurídico de alguna importancia, su autoridad no parece haberse extendido a la operación cotidiana del sistema de riego. Parece posible que antes el shaykh hiciese el llamado a la limpia de los canales principales, ya que actualmente lo hace para la limpia de los canales que riegan su propia tierra. Fernea comenta que la costumbre detrás de estas movilizaciones temporales de mano de obra parece basarse en la costumbre anterior que daba capacidad al shaykh de movilizar a los miembros de la tribu con propósitos ofensivos o defensivos. El tiempo total utilizado por los miembros de la tribu en la limpia de canales, para el shaykh o para el gobierno central, es poco, unos siete u ocho días por año (Fernea 1961 pp. 143-147). Desde 1922 el gobierno central ha hecho reparaciones y mejoras en los cursos de agua de la región y ha construido algunos canales subsidiarios. Toda el agua de estos cursos de agua es repartida por el ingeniero de riego representando al gobierno central. En las márgenes de los grandes canales de concreto se instalaron tubos, cada tubo de un tamaño que permita una cantidad específica de agua fluir por él. Fernea (1961 pp. 151) comenta que "el tamaño del tubo está determinado por el área de

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tierra que debe regar en relación con la cantidad total de agua disponible del canal principal." Después que el agua deja los canales principales por estos tubos, el ingeniero de riego ya no se preocupa o es responsable del reparto equitativo del agua entr e los agricultores. Esto es un asunto puramente local en el cual el ingeniero de riego y/o el shaykh se involucran sólo en el caso de disputas que no pueden ser zanjadas a nivel local. En el valle de Teotihuacán el actual sistema de reparto inició con la creación de un sistema unificado de riego en el valle a partir de la expropiación de tierra y aguas de las haciendas. El riego tiene una larga historia en el valle, y uno de los poblados actualmente tiene derechos especiales de agua dada la evidencia documental que indicaba que tales derechos habían existido antes. Aparte de esto el sistema actual manifiesta poca continuidad institucional con el pasado, ya que las haciendas se habían apropiado de casi todo el agua disponible para riego en el valle durante el siglo XVIII. Así, el sistema de reparto instituido por el gobierno federal, cuando los derechos de agua y tierra se dieron a la gente del valle en los años 1920, no estaba avalado por un sistema tradicional de reparto con provisiones institucionalizadas para el arreglo de disputas intercomunitarias, tal y como existe en el sistema de los Doce Pueblos del Japón. Sin lugar a dudas ésta es una de las razones por las cuales el sistema de Teotihuacán ha sido marcado por conflictos casi desde su inicio. Una razón fundamental, claro, es que hay agua insuficiente en el sistema para proveer a las necesidades legítimas de todos a los que abastece el sistema. En respuesta parcial a los conflictos cada vez más severos que han asolado al sistema, el gobierno federal promulgó un nuevo reglamento de agua en 1959,

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que especifica la cantidad de agua que cada dueño de parcela va a recibir al mes. En otras palabras, el nuevo reglamento trata de determinar cómo va a ser repartida el agua al interior de la comunidad, esto es cuántos repartos de agua deben recibir los miembros individuales de la comunidad. Este grado de control del gobierno central no se encuentra en ninguna de las otras sociedades examinadas aquí. Por razones que no vamos a examinar aquí, el nuevo reglamento, si entra en vigor, tendrá el efecto de obligar a los poseedores de pequeñas parcelas a abandonar sus tierras por falta de un abasto efectivo de agua de riego. Antes de la promulgación de este nuevo reglamento, los repartos de agua se hacían por el gobierno federal a unidades corporadas en el valle, y se les dejaba repartir esta agua a su criterio. En las cuatro instancias donde el reparto de agua está caracterizado por la descentralización, el grado en que el sistema de reparto ha sido tradicionalizado, y el grado en que figuras o cuerpos políticos externos intervienen en el proceso varía. Pero en general parece que tal intervención tiende a ocurrir sólo en momentos de crisis del sistema local. En sólo una de las sociedades analizadas -los Sonjo-- la centralización de la autoridad posiblemente deriva de la práctica de la agricultura. La otra posibilidad es que la autoridad central en los pueblos Sonjo es una respuesta a los problemas enfrentados por los saqueos constantes de los Masai. Posiblemente las dos condiciones se reforzaron la una a la otra. Pero cualquiera que sea la explicación para las condiciones entre los Sonjo, está claro que la autoridad central y la práctica de la agricultura no están necesariamente relacionadas, aún en sistemas de riego de un tamaño intermedio como el de los Doce Pueblos

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en Japón. (Ver por ejemplo el comentario de Beals a este respecto en el Symposium sobre las Civilizaciones de Regadío, Steward et al [1955 pp. 54])4. Esto tiene implicaciones obvias para el arqueólogo o para cualquiera que intente usar la evidencia arqueológica. Si hay evidencia arqueológica para una 'civilización del desierto' u otros sitios de práctica de agricultura de riego a partir de sistemas a pequeña escala, no se puede inferir nada acerca de los arreglos políticos que pudieran haber estado involucrados para convertirlos en algo viable. Bajo ciertas circunstancias, es posible rastrear variaciones en el grado de centralización y descentralización de la autoridad, como lo muestran los estudios detallados de Robert Adams en el sur de Irak (1962-b). Pero aún aquí la conclusión más impresionante es la evidencia acerca de la utilización por largos períodos, de amplias partes del Tigris y los arroyos afluentes, por pequeños sistemas de riego locales que sólo ocasionalmente fueron articulados para formar un sistema relativamente unificado. Además, no es posible sacar ninguna conclusión de esta evidencia arqueológica acerca de qué tan operativo era el grado de centralización de la autoridad para el riego a nivel de la comunidad. Woodbury ha demostrado esto muy bien en una revisión de la irrigación Hohokam, y en su reporte sobre Point of Pines (1961-a, 1961b). También Adams en su trabajo sobre el sur de Mesopotamia (1962-b). Y llegamos a la misma conclusión en nuestro trabajo sobre Teotihuacán. (Ver también Adams, 1962 -a). La pregunta general sobre la relación entre sistemas de riego grandes y el surgimiento de sistemas políticos centralizados no ha sido discutida en este ensayo porque el tipo de evidencia examinado aquí no está disponible para tales sistemas. (Para una evaluación

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reciente de la evidencia arqueológica y de otro tipo sobre la relación entre grandes sistemas de riego y la centralización del sistema político en las sociedades antiguas de Mesopotamia, Egipto, Perú y Mesoamérica, véase Adams [1960 pp. 278-288]). Sin embargo en el sur de Irak la evidencia de una relación inversa ha sido señalada. En la región del Daghghara en el Eufrates Central, cauces de agua utilizados para riego han pasado al control del gobierno central. El reparto de agua de estos canales ha sido puesto bajo la jurisdicción del gobierno central. El efecto neto ha sido la extensión de la autoridad del gobierno central sobre los agricultores de riego de la región. Tenemos evidencia, entonces, de que un sistema ya centralizado puede frecuentemente utilizar las consecuencias benéficas de la racionalización de la agricultura de riego a gran escala para extender su autoridad sobre el campo. El Irak moderno y en menor medida el México moderno proveen ejemplos de este proceso. Hay otro aspecto de la práctica de la agricultura de riego que merece atención, esto es, la problemática social planteada por los tipos de agricultura de riego que hemos considerado en este ensayo. Tales sistemas de riego involucran, simultáneamente, la imposición de la necesidad de cooperación y la generación de fuentes fundamentales de conflicto. Es un lugar común en los estudios de poblaciones que practican la agricultura de riego enfatizar que la cooperación de individuos o grupos de individuos es obligatoria para todos los participantes en todos los sistemas exceptuando sólo los extremadamente sencillos, si los involucrados pretenden realmente recibir los beneficios inherentes en un sistema de agricultura de riego. Y por supuesto que hay una buena razón para que esto se haya enfatizado, porque aquí

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radica una diferencia fundamental entre la práctica de la mayoría de los tipos de agricultura de riego y la práctica de muchos tipos de agricultura de secano. Pero el corolario de esto se enfatiza con menos frecuencia, marcadamente, que la práctica de la agricultura de riego conlleva un fuerte potencial de antagonismo y conflicto, y que es potencialmente una fuerza de desagregación. En la mayoría de las sociedades que hemos examinado aquí el entretejido de estos procesos es evidente. Pul Eliya, los Nahid, los El Shabana y Teotihuacán son ejemplos particularmente claros. Por ejemplo, al discutir Pul Eliya, Leach dice lo siguiente (1961 pp. 9, 65): La comuni dad de Pul Eliya opera no sólo dentro de un marco establecido de reglas legales, también existe en un medio ecológico peculiar hecho por el hombre. La inflexibilidad de la topografía --del agua, la tierra, el clima-- es ante todo la que determina lo que la gente hace. Esta interpretación de las reglas legales ideales está limitada en todo momento por algo tan crudamente simple como que el agua se evapora y fluye hacia abajo... Los individuos que trabajan la tierra abastecida por un mismo canal tienen la obligación inescapable de cooperar. Este hecho es una potente fuente de alianzas de amistad, pero es también una fuente mayor de conflicto. Y como hemos visto más arriba, Fernea al describir la situación de los El Shabana antes de 1919 nos dice (1961 pp. 200 -201): Compartir un curso natural de agua puede ser una circunstancia divisiva, no hay nada que sugiera que los usuarios del canal de Daghghara hayan alguna vez cooperado para su uso... Una vez que la autoridad central se estableció, sin embargo, el control

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sobre el riego parecería ser una forma por la cual se pudiese desplazar a las autoridades tradicionales. Casi toda relación social que involucra la dependencia mutua es ambivalente. Así es también en el caso de la práctica de la agricultura de riego. La necesidad de cooperación involucra antagonismo, conflicto y desagregación potencial. Las fuerzas divisivas pueden ser tales que hacen imposible la práctica de la agricultura. Así parece haber ocurrido cuando las tierras de la Hacienda de Arroyo de Enmedio cerca de Guadalajara, México se dividieron en 1927 y se dotaron en la forma de ejidos a un cierto número de agricultores de distintas comunidades adyacentes. Las tierras que habían sido regadas por la hacienda se dividieron entre los varios ejidos de estas comunidades. Pero los miembros de las comunidades involucradas fueron incapaces de actuar en concierto para mantener estas tierras bajo riego. Como resultado, el sistema de riego cayó en desuso. Los pobladores fueron incapaces de resolver los problemas planteados por la necesidad de cooperación entre comunidades (May Díaz comunicación personal 1961). Ya que el potencial de doble filo inherente en la práctica de la agricultura, como tales potenciales inherentes en muchas otras esferas de la vida social, normalmente se nos manifiestan en una forma razonablemente exitosa, no debe olvidarse que los intentos no exitosos en tales ajustes también ocurren. Aunque el conflicto puede tener una función cohesiva, vale la pena tener en cuenta que a veces no la tiene. No parece estar jugando este rol en el caso del valle de Teotihuacán hoy en día (Millon, Hall y Díaz 1962). Ni parece ser particularmente iluminador ver como factor cohesivo el conflicto que permea la sociedad Nahid en el Hadhramaut. Los Nahid viven bajo un sistema político extremadamente inestable, la

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inestabilidad está acentuada, por el requerimiento de una agricultura de riego sedentaria. Como hemos visto, los conflictos por el agua entre los Nahid condujeron al desarrollo de conflictos de grandes proporciones y de una naturaleza estructural tal, que no pudieron ser contenidos por los Nahid mismos. La intervención externa, con la amenaza del uso de la fuerza, fue necesaria para resolver la disputa y evitar un colapso total del sistema de riego. Esto sucedió en 1936, y el valle parece estar enfrentando otra vez el prospecto de un colapso dada la imposibilidad de lograr acuerdos para efectuar las reparaciones necesarias en el sistema de riego. Si el conflicto interno ha tenido consecuencias particularmente divisivas entre los Nahid y en el valle de Teotihuacán, también existen conflictos de proporciones serias en la mayoría de las otras sociedades examinadas aquí. En un sistema tradicionalizado como el de los Doce Pueblos, las disputas sobre el agua son frecuentes y el "desacuerdo sobre el reparto de agua es un rasgo permanente de la administración del sistema de los Doce Pueblos" (Eyre 1955 pp. 213). Pero tales disputas normalmente pueden ser contenidas o canalizadas por el sistema tradicional de reparto y adjudicación. La mayoría de las disputas individuales surgen de necesidades diferentes, que a su vez surgen de los distintos requerimientos de parcelas particulares. La mayor disputa a nivel de sistema surge del problema común de escasez de agua en las partes terminales del sistema. Como puede esperarse, y como hemos visto en otras casos examinados aquí, los conflictos más serios se desarrollan cuando hay una escasez severa de agua (Eyre 1955 pp. 214; Bearsley, Hall y Ward 1959 pp. 132-138). El extenso impacto de esta escasez entre los El Shabana, a principios de siglo, ya

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ha sido notado. En Pul Eliya, el sistema tradicional de reparto en el Campo Viejo, por su naturaleza extraordinariamente equitativa, minimiza disputas y, simultáneamente, su extraordinaria complejidad, evita intentos de modificarlo. Esta situación ha sido alterada por el desarrollo de nuevas categorías de tierra hacia abajo y adyacentes al Campo Viejo. Como hemos visto, la historia del desarrollo de estas tierras y de los canales de riego que las abastecen ha creado divisiones serias al interior de la comunidad. Esta claro que cualquier grupo de gente que practica la agricultura de riego enfrenta problemas especiales. La necesidad de la cooperación que existe en tal situación debe sobrellevar el antagonismo, el conflicto y la desagregación potencial, simultáneamente inherentes, si la empresa va a tener éxito. Por ello el estudio de los ajustes exitosos y no exitosos, a tales problemas especiales, deben iluminar nuestro entendimiento de otros proc esos sociales, que simultáneamente requieren cooperación y generan conflicto. CONCLUSIÓN. Los estudios de sistemas de riego relativamente pequeños considerados aquí, ilustran que no hay una relación necesaria entre la práctica de la agricultura de riego como tal y la centralización de la autoridad, y que las respuestas sociales a la práctica de la agricultura de riego son tan variadas como las condiciones sociales y ecológicas de los pueblos que practican el riego. Estos mismos estudios también ilustran que las consecuencias sociales de la práctica de la agricultura representan otra variable importante, que debe ser considerada en el estudio comparativo de sistemas sociales (véase Wittfogel, 1957). La

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práctica de la agricultura de riego tiene evidentemente consecuencias integrativas significativas en un amplio rango de contextos sociales y ecológicos. Si los miembros de una sociedad van a manejar exitosamente un sistema de riego, proveyendo de una cantidad limitada de agua a un cierto número de comunidades en un cuenca hidráulica, algunos medios positivos deben encontrarse para explotar las relaciones de interdependencia y de conflicto potencial implícitos en esta forma de agricultura. Los medios particulares pueden diferir ampliamente de una sociedad a otra, y cada situación debe ser examinada en el contexto del rango total de respuestas institucionales de las que tenemos noticia. Una conclusión fuertemente sugerida por la evidencia examinada aquí es que la centralización de la autoridad es una respuesta excepcional a los problemas de la agricultura de riego. Si se toma una perspectiva más amplia, las implicaciones integrativas, positivas y negativas de la práctica de la agricultura de riego pueden ser mucho mejor apreciadas en el estudio de las 'civilizaciones del desierto' y de las sociedades de agricultores modernos. NOTAS. * Edición original R. Millon 1962 "Variations in social responses to the practice of irrigation agriculture" (pp. 56-88) en Anthropological Papers num. 62, R. B. Woodbury (editor) Civi lizations in Desert Lands, University of Utah Press, Salt Lake City, Estados Unidos. Traducción de J. Palerm Viqueira, corrección de la traducción R. Melville. 1 No he intentado definir la clase de agricultura de riego practicada por los

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varios pueblos analizados en este ensayo en términos de los conceptos de Wittfogel de hidroagricultura y agricultura hidráulica (Wittfogel 1957 pp. 3, 17-19). Basta decir que las prácticas agrícolas de algunos de estos pueblos parecerían caer dentro del concepto de Wittfoge l, de hidroagricultura, mientras otras prácticas se incluirían en su concepto de agricultura hidráulica. 2 N. del T. Se refiere al symposium "Civilizations in Desert Lands" celebrado en 1961 bajo los auspicios de la American Association for the Advancement of Science. 3 Geertz da un ejemplo de un "estado dentro de un estado" en esta región de Bali en que los vínculos múltiples [cross-cutting ties] son mínimos. Esta pequeñísima unidad, llamada Blaju, cubre un área de quizá 6 millas cuadradas y tiene una población total de quizá unos 5,500-7,500. Los subak en esta región son pequeños, y la propiedad de la tierra no está tan dispersa. Como resultado los subak tienden a identificarse con las unidades políticas y poblados más cercanos; el sistema en su conjunto esta totalmente "territorializado" (Geertz 1959 pp. 1006-1008). 4 N. del T. Millon parece estar refiriéndose a la cita siguiente de Beals: "Sin embargo debemos cuando menos considerar la alternativa, o sea que una vez que el urbanismo aparece este mismo impone imperativos de organización; en consecuencia en un momento dado del desarrollo de las civilizaciones de riego, el riego en si, puede dejar de ser una variable significativa del desarrollo cultural. Esto no disminuye de ninguna manera la importancia de la tentativa de describir cuáles asociaciones y cuáles variables dependientes pueden encontrarse abordando los problemas desde el punto de

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vista del regadío, pero nos advierte que las nuevas formas sociales y culturales pueden por sí mismas convertirse en variables independientes" (Beals en Steward et al 1955 pp. 59, se consultó la edición paralela en español). BIBLIOGRAFÍA. Adams, Robert M. 1960 "Early civilizations, subsistence and environment" (pp. 269-295) en C. H. Kraeling y R. M. Adams (eds.) City Invincible, Oriental Institute Special Publication, University of Chicago Press, Chicago, Estados Unidos. 1962-a "Agriculture and urban life in early southwestern Iran" (pp. 109-122) en Science, vol. 136, num. 3511, Washington. 1962-b "Synopsis of the historical demography and ecology of the Diyala River Basin, Central Irak" (pp. 15 -29) en Richard B. Woodbury (ed.) Civilizations in Desert Lands, Anthropological Papers, num. 62, december, University of Utah Press, Salt Lake City, Estados Unidos. Beardsley, Richard K., John W. Hall y Robert E. Ward 1959 Village Japan, University of Chicago Press, Chicago, Estados Unidos. Eyre, John D. 1955 "Water controls in a japanese irrigation system" (pp. 197-216) en The Geographical Review, vol. 45, num. 2, New York. Fernea, Robert A. 1959 Irrigation and social organization among the El Shabana: a group of tribal cultivators in southern Iraq, PhD dissertation, University of Chicago, Chicago, Estados Unidos; [N. del T., posteriormente publicado --1970-como

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Shaykh and Effendi Harvard University Press, Cambridge, Mass., Estados Unidos]. Geertz, Clifford 1959 "Form and variation in balinese village structure" (pp. 991-1012) en American Anthropologist, vol. 61, num. 6, Menasha. Gray, Robert 1958 The Sonjo: an irrigation-based society in east Africa, PhD dissertation, University of Chicago, Chicago, Estados Unidos; [N. del T., posteriormente publicado --1963-- como The Sonjo of Tangayika: An anthropological study of an irrigation based society, Oxford University Press for the International African Institute, London and New York]. Hall, Clara sin fecha Irrigation systems and systems of authority in east Africa , manuscrito sin publicar, Department of Anthropology, University of California, Berkeley, Estados Unidos. Hartley, John H. 1961 The political organization of an arab tribe of the Hadhramaut, PhD dissertation, London School of Economics, Londres, Gran Bretaña. Kraeling, Carl H. y Robert M. Adams (eds.) 1960 City Invincible: A symposium on urbanization and cultural development in the ancient Near East, Oriental Institute Special Publication, University of Chicago Press, Chicago, Estados Unidos. Leach, Edmund A. 1961 Pul Eliya, a village in Ceylon, Cambridge University Press, Cambridge, Gran Bretaña. Millon, René, Clara Hall y May Díaz 1962 "Conflict in the modern Teotihuacan system" en Comparative Studies in Society and History, vol. 4, num. 4 The Hague; [traducción en esta antología "El conflicto

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en el sistema de riego del Teotihuacán moderno"]. Steward, Julian H. et al 1955 Irrigation Civilization. A comparative study, Social Science Monographs, num. 1, Washington, Estados Unidos. Wittfogel, Karl 1957 Oriental Despotism, Yale University Press, New Haven, Conn., Estados Unidos. Woodbury, Richard B. 1961-a "A reappraisal of Hohokam irrigation" (pp. 550-560) en American Anthropologist, vol. 63, num. 3, Menasha. 1961-b "Prehistoric agriculture at Point of Pines, Arizona" Society for American Archaeology, Memoirs, num. 17, Salt Lake City.

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Cuadro núm. 1 Población, acres de tierra regada y naturaleza del sistema de reparto. caso

Pul Eliya

población

146

acres regados

136

sistema de reparto parcialmente descentralizado fuertemente tradicionalizado

Sonjo (Kheri)

650

700/800

2,000

1,000/1,200

El Shabana

2,500/4,500

8,300

Bali (Blaju)

5,500/7,500

3,000/4,000

Nahid

centralizado descentralizado mayormente centralizado descentralizado fuertemente tradicionalizado

Teotihuacán Doce Pueblos

15,000

9.500

mayormente centralizado

30,000/50,000 o más ?

13,600

descentralizado fuertemente tradicionalizado

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