Valor del suelo y modos de habitar la ciudad

July 27, 2017 | Autor: Juliana Marcús | Categoría: Neoliberalism, Urbanismo, Espacio Publico
Share Embed


Descripción

enfoques | 5

| Domingo 15 De febrero De 2015

ideas en marcha

publicaciones

Juliana Marcús, valor del suelo y modos de habitar la ciudad Edad: 36 años Perfil: socióloga, doctora en Ciencias Sociales, investigadora del Conicet en el Instituto Gino Germani de la UBA Su tema: espacio urbano

Marcús dirige dos proyectos de investigación en el Instituto Gino Germani, ambos centrados en los usos y la mercantilización del espacio urbano. “Nos interesa analizar tanto el modo en que el poder y el capital producen espacio (lo que Henri Lefebvre llamó el «espacio concebido» por el Estado, los urbanistas y los arqui-

tectos), como también el espacio vivido y practicado por sus habitantes, es decir, la vida urbana.” Asimismo, cuenta que en los últimas años, junto con sus equipos de investigación, avanzó en el análisis de modos de habitar y considerar la ciudad vinculados a procesos de “vaciamiento urbano” y “destrucción creativa” de espacios aparentemente abandonados. “Una de nuestras principales hipótesis es que estos procesos –en los que participan inver-

sores inmobiliarios, planificadores y desarrolladores urbanos, gobiernos local y nacional– regulan y disciplinan el espacio urbano a partir de la supresión de usos considerados ilegítimos para luego «llenarlo» con usos legítimos vinculados con la rentabilidad del suelo.” Desde su óptica, el concepto mismo de “vacío urbano” es problemático: “Lo interesante de este concepto es que se trata de un vacío que, en efecto, no lo es. Es decir, la retórica urbanística define un lugar vacío en el sentido de vacante y aban-

La tecnología, en la mira Título: Atrapados. Cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas

donado cuando en realidad se trata de un espacio que tiene su historia y que contiene huellas de su pasado, tal como lo hemos observado en nuestro análisis sobre el proceso de urbanización de los ex terrenos ferroviario del barrio de Caballito”. Hoy, su objetivo es “la identificación y el análisis de diversos casos de producción y planificación de la ciudad que sean el resultado del proceso de «vaciar» y «llenar». En general, se traducen en expulsión de población, gentrificación y revalorización del suelo”. ß Diana Fernández Irusta

medios

Autor: Nicholas Carr Editorial: Taurus

Escritor residente de la Universidad de California y editor ejecutivo de la Harvard Business Review, Carr se pregunta por las consecuencias no deseadas del actual culto a la tecnología y lo que considera la “creciente dependencia” humana en las máquinas.

Un vínculo complejo Título: De la expectativa a la confrontación

Autor: Ariel Alejandro Goldstein Editorial: Serie Académica

En el marco de las complejas relaciones entre los medios de comunicación y la política, Goldstein analiza las publicaciones del periódico O Estado de S. Paulo durante algunas coyunturas económico-sociales especialmente significativas para el Brasil de Lula.

el mundo

Ser viral: el desafío que hoy desvela a la prensa tradicional ¿Qué garantiza que una noticia se “contagie” y multiplique su presencia en las redes sociales? Las empresas informativas rivalizan por encontrar la respuesta Daniel Verdú

Milicianos kurdos en la ciudad de Kobani

EL PAíS

MADRID

La viralidad, un antiguo fenómeno amplificado ahora en Internet y utilizado con éxito en técnicas de marketing o campañas políticas, es la penúltima gran revolución que afronta el periodismo. Algunos consideran que el contagio de la información responde a una ciencia y que en un laboratorio pueden estudiarse las variables que la propician. Incluso las que afectan a sustancias químicas como la oxitocina, la hormona que despierta las ganas de conectar con los demás. Pero en realidad, como apuntaba el famoso informe sobre innovación que realizó The New York Times el año pasado –que no tardó ni dos segundos en convertirse en sí mismo en fenómeno viral–, todo trata sobre la conexión con las emociones del lector y sus ganas de compartir aquello que genera un impacto en él. Entonces, ¿cambia la viralidad la manera de contar el mundo? Sin duda. Pero también rompe otras barreras como la manera de estructurar una redacción, aumentando la promiscuidad entre periodistas, analistas de datos y publicistas. El autoflagelador informe de The New York Times señalaba como ejemplo de éxito en esta misión a nuevos medios de comunicación como el estadounidense BuzzFeed, basados en publicar curiosidades como listas de gatos o memes de Kim Kardashian, que había conseguido desbancarlos en lo más alto de los rankings de tráfico. Durante un tiempo, estas compañías fundadas, en muchos casos, por estudiantes de tecnología de universidades como el MIT, centraron sus esfuerzos en una suerte de juego de ensayo/error sobre aquellos contenidos que podían ser virales. Sucede ahora que estas webs (entre las que también podría citarse Upworthy), basadas mayoritariamente en el tráfico generado a través de las redes sociales, se han propuesto hacer periodismo y aprovechar todo el volumen de lectores y de ingresos generados con nuevos métodos como la publicidad nativa (notas patrocinadas) para contar historias que valgan la pena ser leídas. Pero con los nuevos códigos aprendidos. Todo se comparte Jonah Peretti es el paradigma de gurú de estos nuevos medios. Se marchó a trabajar a BuzzFeed –que había creado años antes– poco después de que AOL comprase por 305 millones de dólares The Huffington Post, la empresa que también había fundado con Kenneth Lerer y Arianna Huffington en 2005 y que supuso el origen de esta nueva manera de agarrar por el pescuezo al lector. Hasta entonces BuzzFeed había sido un laboratorio viral sin importar demasiado su temática. Pero en 2012 ficharon a Ben Smith, redactor senior del prestigioso blog Politico para abrir una ventana a la información política y a las noticias consideradas duras. Tras él vinieron las contrataciones de corresponsales de prestigiosos diarios como The Guardian y otras grandes cabeceras. Así comenzaba la conquista del espacio intermedio entre el entretenimiento y la información. Ese mismo año, BuzzFeed empezó a dar exclusivas adelantando que John McCain apoyaría a Mitt Romney

ReuteRs

En la lucha contra Estado Islámico, los kurdos son la clave Más que los ataques aéreos de EE.UU. y sus aliados, la resistencia efectiva al avance de Estado Islámico la están logrando las milicias de Kurdistán Khatchik DerGhougassian PARA LA NACION

e Redactores de Buzzfeed en la sede de Nueva York en la campaña presidencial. Ahí terminó la broma de las listas de gatos. La calidad y el interés de lo que se proporcionaba a los lectores amplificaban la siguiente revolución, en la que lo importante ya no es cliquear sobre la noticia, sino compartirla. Por qué lo hacemos con determinados contenidos y no con otros es lo que trae de cabeza ahora a los medios tradicionales. Por eso muchos han creado ya sus laboratorios de viralidad como Verne (El País), BBC Trending (la BBC), I100 (The Independent) o Know More (The Washington Post). Y ahí es donde empieza a refinarse el contenido. Como explica Delia Rodríguez, directora de Verne y autora de Memecracia. Los virales que nos gobiernan, al final se trata de “hackear la atención del lector y competir con todo lo que hay en su escritorio”. La viralidad proporcionará una segunda, tercera o cuarta vida a los artículos. Ya no estarán sujetos a la actualidad ni al momento de su publicación, como sucedió una tarde de 2012 en la web de El País, cuando un artículo de Rosa Montero escrito en 2005 se colocó inesperadamente en el número 1 de lo más leído porque los lectores decidieron volver a compartirlo. Al final, los medios considerados serios recorren el camino inverso al de los que hasta hace poco podían tomarse como puramente virales. Scott Lamb, vicepresidente de BuzzFeed internacional (firma que opera en siete mercados distintos, también en el latino), considera que los medios tradicionales no deben ahora empezar a frivolizar sus contenidos, sino a conseguir buenas historias y distribuirlas adecuadamente. “Los periódicos deben pensar más específicamente en lo que quiere el lector. A The New York Times, por ejemplo, le costó mucho aceptar que debía tener titulares distintos en la web y en el papel porque sirven a propósitos muy distintos. Las estrategias deben ser distintas. Pero las primicias y las historias que

La BBC, The Independent y The Washington Post ya tienen sus laboratorios de viralidad Todo se trata de la conexión con las emociones del lector y sus ganas de compartir aquello que genera un impacto en él

ReuteRs

cambian la manera de ver el mundo de la gente son completamente virales”, explica a través de Skype. Otra virtud es una apuesta radical por difundir el contenido en la red social Facebook, y la relación con su cambiante algoritmo, que es quien decide su relevancia. De esa necesidad creada nacen empresas como Adsmurai, del catalán Marc Elena, que han pasado de tratar con marcas o partidos políticos a hacerlo también con medios de comunicación que desean posicionarse y segmentar su público a través del conocimiento que Facebook tiene de sus potenciales clientes. Pero pocos medios han roto todavía el tabú de pagar. “Según qué noticia, empujada por las redes sociales, con estrategias de publicidad muy segmentadas y a targets muy definidos consigue muchísimo mayor impacto. Si yo lanzo una noticia de tenis y la cuelgo en mi página de Facebook, tengo que esperar a que vengan y la consuman. Pero si puedo segmentar una audiencia que le guste el tenis multiplico el éxito de esta noticia. De este modo, no sólo consumen, sino que distribuyen a la hora de compartir o haciendo un like o compartiendo en redes sociales”, señala Elena. Más allá de la efectividad de la viralidad en los temas que trata, su paradoja y la de su famoso algoritmo, ese jerarquizador matemático de la información, reside en el riesgo que corremos de encerrarnos en todo aquello que nos gusta que nos cuenten. Como advierte el activista y fundador de Upworthy, Eli Pariser, en su libro El filtro burbuja, lo que Internet esconde (2012), poco a poco dejan de aparecer en nuestro muro los temas de conversación que menos abordamos. Hasta que se hace el silencio crítico. Como decía el informe de The New York Times, “habremos ganado la batalla del periodismo, pero perderemos la del arte y la ciencia de llevar nuestro periodismo hasta el lector”.ß

n los ataques aéreos de Estados Unidos, algunos de sus aliados europeos, así como, concretamente, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos, contra las posiciones de Estado Islámico (EI) reciben casi toda la atención de los medios de comunicación. Esa gran ventaja táctica de un conjunto de Estados que podríamos con mucho cuidado llamar una intención de coalición anti-EI no se aprovecha en el terreno porque a Washington aún le falta la decisión política de terminar con la existencia del autoproclamado “califato”. A falta de un plan de paz y estabilización regional acordado entre todos los actores se impone la lógica de una dinámica bélica de balance de poder y contención mutua que, sin embargo, no puede excluir el riesgo desastroso de una escalada imposible de controlar. La única fuerza capaz de romper esta indeterminación en el terreno, resuelta y capaz a vencer a EI son los kurdos. De hecho, y sin desmerecer la importancia de los bombardeos aéreos en golpear a los islamistas de Abu Bakr al-Baghdadi, la verdadera contención a la expansión de esta verdadera plaga ha sido la resistencia heroica de la ciudad de Kobani, en Kurdistán sirio, el año pasado. La ciudad en la frontera con Turquía, bajo el control de las Unidades para la Protección del Pueblo, la milicia vinculada al Partido de la Unidad Democrática, refugio para aquellos cristianos y alauitas de Alepo que huyeron de la persecución de los islamistas, había adquirido un valor estratégico para EI: su caída significaría asegurar el flujo de combatientes y de armas desde Turquía, una logística ya facilitada por el gobierno de Erdogan, que tanto valora a los islamistas de todos los colores para sus aspiraciones neootomanas. En el caso de Kobani, la reluctancia de Turquía de impedir la ofensiva islamista tenía un valor agregado; la victoria kurda, la consolidación de su control en sus tierras ancestrales desde el norte de Siria hasta Irak reaviva el fantasma del Tratado de Sèvres de 1920, que Mustafa Kemal combatió para luego fundar en las ruinas del Imperio Otomano una nueva república. Ese tratado, patrocinado por el presidente Woodrow Wilson, enterrado por las potencias coloniales, pero no muerto, devolvía a los armenios sus tierras ancestrales vaciadas por el genocidio, y creaba Kurdistán. Luego de pactar circunstancialmen-

te con los bolcheviques y resolver la cuestión armenia, Mustafa Kemal se dedicó a aplastar la rebelión kurda de 1925, a masacrarlos y a terminar el proyecto de limpieza étnica negándoles hasta su derecho de identidad o la enseñanza de su idioma. Los kurdos deberían reconocerse como “turcos de montañas” y “orgulloso de serlo”… El partido de Erdogan, claro, les concedió algo de sus derechos en su afán de combatir al establishment kemalista, pero secretamente esperaba que los kurdos adhirieran a una lealtad dictada por la primacía de su identidad islámica. No fue el caso; los kurdos primaron su identidad étnica en Turquía desafiando todas las maniobras de Ankara. Más aún, el involucramiento de Turquía en Siria y más específicamente en el apoyo que silenciosamente proporcionó a los islamistas en su ofensiva contra Kobani, reveló la naturaleza antikurda del gobierno de Erdogan. Hacia fines de diciembre de 2014, y luego de casi cien días de resistencia, Kobani no sólo detuvo el avance de los islamistas, sino que también aseguró que era una fortaleza firme, casi la batalla decisiva para revertir la onda expansiva del islamismo. En efecto, aunque la historia épica de esta resistencia no se haya escrito todavía, ni se les haya dado a los peshmergas (combatientes kurdos) su debido honor en Kobani, y ante el casi desmantelamiento de las fuerzas iraquíes casi sectarizadas por las políticas equivocadas del ex primer ministro Nuri al-Maliki, son las fuerzas kurdas desde Erbil, capital del Kurdistán iraquí, las que día tras día registran éxitos en los combates y obligan a retroceder a EI. En enero, los kurdos lograron liberar y asegurar el control a la ruta internacional que vincula Mosul con la frontera siria. ¿Les tocará también la tarea de la puja final hacia la derrota de EI? La respuesta, por supuesto, depende más de las decisiones que se tomarán en otras capitales. De todas maneras, en términos políticos la victoria para los kurdos se define en el reconocimiento jurídico de Kurdistán, un Estado territorial que existe de hecho y que es una necesidad estratégica en el Levante. Falta darle un sentido de justicia histórica no sólo en términos de reconocimiento, sino también de factor de intermediación, y hasta moderación, que Erbil podría ser para determinar el destino de los kurdos en Siria, en Turquía y en Irán.ß El autor es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.