Valdeherrera, Bilbilis y Caesaraugusta: actualización de su conocimiento

September 13, 2017 | Autor: C. Sáenz Preciado | Categoría: Roman Architecture, Ciudades Romanas, Urbanismo romano
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Descripción

Edita: Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236)

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[ monografías de arqueología cordobesa ] 2014

20. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; LEÓN, A. (Eds.) 2014: Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo, Monografías de Arqueología Cordobesa 20, Córdoba. 19. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F. (Eds.) 2010: El Anfiteatro Romano de Córdoba y su entorno urbano. Análisis Arqueológico (ss. I-XIII d.C.), Monografías de Arqueología Cordobesa 19 (2 vols.), Córdoba. 18. VAQUERIZO, D. (Ed.) 2010: Las Áreas Suburbanas en la ciudad histórica. Topografía, usos, función, Monografías de Arqueología Cordobesa 18, Córdoba. 17. RUIZ OSUNA, A. B. 2010: Colonia Patricia, centro difusor de modelos. Topografía y monumentalización funeraria en Baetica, Monografías de Arqueología Cordobesa 17, Córdoba. 16. RUIZ OSUNA, A. B. 2007: La monumentalización de los espacios funerarios en Colonia Patricia Corduba (ss. I a. C. - II d. C. ), Arqueología Cordobesa 16, Córdoba. 15. MORENO ROMERO, E. 2007: “Santa Rosa”. Un sector de la Necrópolis Septentrional de Colonia Patricia, Arqueología Cordobesa 15, Córdoba. 14. GUTIÉRREZ DEZA, M. I. 2007, Los opera sectilla cordobeses, Arqueología Cordobesa 14, Córdoba.

monografías de arqueología

cordobesa

Monografías de Arqueología Cordobesa (MgAC), que vio la luz por primera vez en 1994, es una serie de carácter temático publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, con la colaboración, en este caso, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y del Servicio de Publicaciones de la misma Universidad. La dirigen Desi-

Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo

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derio Vaquerizo Gil y Juan Fco. Murillo Redondo, y surge como instrumento para dar a conocer de forma monográfica propuestas de interpretación arqueológica desarrolladas por Investigadores de dicho Grupo,

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Monografías de Arqueología Cordobesa

que someten así, de manera periódica, su trabajo al juicio crítico de la comunidad científica internacional, así como temas de especial relevancia para el avance de la investigación arqueológica internacional, española y cordobesa.

13. LEÓN PASTOR, E. 2007: La secuencia cultural de la Corduba prerromana a través de sus complejos cerámicos, Arqueología Cordobesa 13, Córdoba.

11. VAQUERIZO, D.; GARRIGUET, J. A.; VARGAS, S. 2005: “La Constancia”. Una contribución al conocimiento de la topografía y los usos funerarios en la Colonia Patricia de los siglos iniciales del Imperio, Arqueología Cordobesa 11, Córdoba. 10. MONTERROSO, A. 2005: Ex teatro cordubensi. La vida del monumento y la producción de cerámicas africanas en el Valle del Baetis, Arqueología Cordobesa 10, Córdoba.

8. SALINAS, E. 2003: El vidrio romano de Córdoba, Arqueología Cordobesa 8, Córdoba. 7. SÁNCHEZ RAMOS, M. I. 2003: Un sector tardorromano de la necrópolis septentrional de Corduba, Arqueología Cordobesa 7, Córdoba. 6. MARTÍN URDIROZ, I. 2002: Sarcófagos de plomo de Córdoba y provincia, Arqueología Cordobesa 6, Córdoba.

4. SÁNCHEZ MADRID, S. 2002: Arqueología y Humanismo. Ambrosio de Morales, Arqueología Cordobesa 4, Córdoba. 3. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; MORENO, M. F.; LEÓN, A.; LUNA, M. D.; ZAMORANO, A. M.ª 1994: El Valle Alto del Guadiato (Fuenteobejuna, Córdoba), Arqueología Cordobesa 3 2. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.; QUESADA, F. 1994: Fuente Tójar, Arqueología Cordobesa 2 1. QUESADA, F.; MURILLO, J. F.; CARRILLO, J. R.; CARMONA, S.; QUESADA, F. 1994: Almedinilla, Arqueología Cordobesa 1

MINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIÓN

9 788499 271637

5. CÁNOVAS, A. 2002: La decoración pictórica de la villa de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Arqueología Cordobesa 5, Córdoba.

Vaquerizo, D.; Garriguet, J. A.; León A. (Eds.)

9. CASAL, M. T. 2003: Los cementerios musulmanes de Qurtuba, Arqueología Cordobesa 9, Córdoba.

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo

12. CASTRO DEL RÍO, E. 2005: El arrabal de época califal de la zona arqueológica de Cercadilla. La arquitectura doméstica, Arqueología Cordobesa 12, Córdoba.

Imagen de portada: Plano de la Colonia Patricia de época imperial, sobre una imagen de la Campiña de Córdoba (montaje E. Cerrato).

NÚMERO

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2014

[ NUEVA ÉPOCA ]

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo Vaquerizo D.; Garriguet, J. A.; León, A. (Eds.)

Córdoba, 2014

NÚMERO

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2014

[ NUEVA ÉPOCA ] Serie monográfica publicada por el Grupo de Investigación Sísifo (P.A.I., HUM-236), de la Universidad de Córdoba, en colaboración, en este caso, con su Servicio de Publicaciones.

DIRECTORES DE LA SERIE

Desiderio VAQUERIZO GIL Juan Fco. MURILLO REDONDO SECRETARIOS

José A. GARRIGUET MATA Alberto LEÓN MUÑOZ © De los Autores. © Edita: Servicio de Publicaciones, Universidad de Córdoba, 2014 Campus de Rabanales, Ctra. Nacional IV, Km. 396 14071 Córdoba www.uco.es/publicaciones [email protected] Montaje portada: Eduardo CERRATO CASADO. D. L. CO: 1.860/2014 I.S.B.N.: 978-84-9927-163-7 CONFECCIÓN E IMPRESIÓN:

Imprenta Luque, S. L. - Córdoba www.imprentaluque.es

La dirección de MgAC no se hace responsable de las opiniones o contenidos recogidos en los textos, que competen en todo caso a sus autores «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)»

Esta monografía recoge los resultados obtenidos en el marco del Proyecto de Investigación "De la urbs a la civitas: transformaciones materiales e ideológicas en suelo urbano desde la etapa clásica al Altomedioevo. Córdoba como laboratorio", financiado por la Dirección General de Investigación y Gestión del Plan Nacional I+D+I. Ministerio de Ciencia e Innovación. Gobierno de España), en su convocatoria de 2010 (Ref. HAR2010-16651; Subprograma HIST).

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ÍNDICE Córdoba, como laboratorio Pág. 11 / 40 Vaquerizo Gil, D., “Ciudad y territorio en el Valle Medio del Betis: apuntes al hilo de una realidad dual, pero esquiva” Pág. 41 / 54 Ruiz Bueno, M. D., “El entorno del decumanus maximus de Colonia Patricia Corduba: ¿evidencias de una remodelación urbanística hacia época severiana?” Pág. 55 / 68 Ruiz Osuna, A., “Monumentalización funeraria en ámbito urbano: vías de interpretación aplicadas a la Córdoba romana” Pág. 69 / 84 Delgado Torres, M.; Jaén Cubero, D., “Territorio y ciudad. El yacimiento arqueológico de Fuente Álamo, Puente Genil (Córdoba). Una reflexión” Pág. 85 / 104 Garriguet Mata, J. A., “Imágenes sin poder. Destrucción, reutilización y abandono de estatuas romanas en la Corduba tardoantigua. Algunos ejemplos” Pág. 105 / 120 Cerrato Casado, E., “El epígrafe funerario de Cermatius: ¿un testimonio arqueológico del primer cristianismo cordobés?” Pág. 121 / 136 Vázquez Navajas, B., “Algunas consideraciones acerca del abastecimiento y la evacuación de agua en la Corduba tardoantigua” Pág. 137 / 184 León Muñoz, A.; Murillo Redondo J. F.; Vargas, S., “Patrones de continuidad en la ocupación periurbana de Córdoba entre la Antigüedad y la Edad Media: 1. Los sistemas hidráulicos” Pág. 185 / 200 Blanco Guzmán, R., “Una ciudad en transición: el inicio de la Córdoba Islámica” Pág. 201 / 214 González Gutiérrez, C., “Hacia la ciudad islámica: de la percepción tradicional a la conceptualización arqueológica”

Varia Pág. 217 / 234 Romero Vera, D., “Dinámicas urbanas en el siglo II d.C.: el caso de Colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla)” [ 7 ]

Pág. 235 / 250 Martín-Bueno, M.; Sáenz Preciado, J. C., “Valdeherrera, Bilbilis, Caesaraugusta: actualización de su conocimiento” Pág. 251 / 264 Andreu Pintado, J., “Rationes rei publicae uexatae y oppida labentia. La crisis urbana de los siglos II y III d.C. a la luz del caso del municipio de Los Bañales de Uncastillo (Zaragoza, España)” Pág. 265 / 282 Jiménez Salvador, J. L.; Ribera i Lacomba, A. V.; Rosselló Mesquida, M., “Valentia y su territorium desde época romana imperial a la antigüedad tardía: una síntesis” Pág. 283 / 292 Bermejo Meléndez, J.; Campos Carrasco, J. M., “El mundo tardoantiguo al occidente del conventus Hispalensis. La trasformación y ruptura del modelo clásico” Pág. 293 / 308 Schattner, Th. G., “Breve descripción de la evolución urbanística de Munigua desde sus comienzos hasta la época tardoantigua” Pág. 309 / 324 Rascón Marqués, S.; Sánchez Montes, A. L., “Complutum: de la ciudad clásica a la deconstruida a través de 700 años de historia” Pág. 325 / 338 Beltrán de Heredia Bercero, J., “Barcelona, colonia en la Hispania romana y sede regia en la Hispania visigoda” Pág. 339 / 354 Costantini, A., “Pisa. L’evoluzione della citta' e del suburbio tra Antichita' e Altomedioevo” Pág. 355 / 366 Bernardes, J. P., “Ossonoba e o seu território: as transformações de uma cidade portuária do sul da Lusitânia” Pág. 367 / 382 Lopes, V., “Mértola na Antiguidade Tardia” Pág. 383 / 414 Alba, M., “Mérida visigoda: construcción y deconstrucción de una idea preconcebida”

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Manuel MARTÍN-BUENO Universidad de Zaragoza ✉✉ [email protected]

J. Carlos SÁEZ PRECIADO Universidad de Zaragoza ✉✉ [email protected]

RESUMEN Una ciudad indígena, Valdeherrera, una ciudad indígena transformada en municipio romano, Bilbilis, y una colonia romana, Caesaraugusta, sirven como modelo evolutivo para analizar el desarrollo urbano del valle medio del Ebro en Hispania. Entre los tres casos podemos comprobar cómo evoluciona el poblamiento y el urbanismo desde la Edad del Hierro, en el caso de Valdeherrera, que continua bajo la dominación romana y tendrá una reocupación en el momento de la invasión musulmana en el siglo VIII d.C. Su mejor momento es cuando recibe influencias romano republicanas que implantan un urbanismo ortogonal con introducción de pavimentos, pinturas desde el primer estilo y casas de atrio. Bilbilis es la más compleja ya que atraviesa tres estadios evolutivos: desde su fundación por los celtíberos citeriores, la recepción de colonos itálicos en el siglo I a.C. y su posterior transformación en municipio romano que significa el momento de mayor desarrollo urbanístico y monumentalización. Dispondrá de todos los elementos monumentales característicos y posibles en un emplazamiento complicado por su orografía: centro monumental con su foro, templo y teatro, una red de cisternas de abastecimiento de aguas con su sistema de alcantarillado para la evacuación de las aguas residuales, un conjunto de murallas que protegen la ciudad, necrópolis en sus dos accesos principales y un complejo de viviendas que se distribuyen por las laderas de la montaña, lo que da a la ciudad un aspecto pintoresco muy característico. Caesaraugusta, una colonia fundada ex novo, es la que cuenta con un urbanismo más típico de una ciudad romana tradicional. Dispone de un perfecto trazado, con sus ejes en cuyos extremos se disponen las puertas y las necrópolis, complejos monumentales como el foro con su templo, pórticos y otro centro monumental, termas, teatro de grandes dimensiones, así como está atestiguado un anfiteatro del que se discute su emplazamiento, del mimo modo que un posible circo que estudiamos ahora. Las tres ciudades constituyen el modelo para el estudio del urbanismo peninsular del interior, básicamente para el cuadrante NE de Hispania.

Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 235-250  ISBN 978-84-9927-163-7

VALDEHERRERA, BILBILIS, CAESARAUGUSTA: ACTUALIZACIÓN DE SU CONOCIMIENTO1

Palabras clave: Urbanismo romano, ciudades celtibéricas, abastecimiento de agua, complejos monumentales, foro, teatro, casas de atrio testudinado, culto imperial.

ABSTRACT Three pre-Roman and Roman cities form the evolutionary model to analyse the urban development of the central Ebro valley in Hispania. These are Valdeherrera –indigenous city–, Bilbilis –indigenous city transformed into a Roman municipium– and Caesaraugusta –a Roman colonia–. As we may notice, in Valdeherrera the urban and 1  Grupo de Investigación URBS, CONAI+D, Gobierno de Aragón y Universidad de Zaragoza. Proyecto MINECO-HAR 2008-03752, URBS II: Modelos edilicios y prototipos en la monumentalización de las ciudades de Hispania.

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Manuel Martín-Bueno / J. Carlos Sáenz Preciado

population process evolves from the Iron Age, it remains under Roman occupation, and will be reoccupied during the Muslim invasion in the 8th century AD. It is when an orthogonal urbanism is taken, due to Roman Republican influences, that pavements, paintings and atrium-houses are built. Bilbilis is the most complex one, as it experiences three evolutionary stages, from its establishment by the Citerior Celtiberians, to the Italic settlers in the 1st century BC, and its later transformation into Roman municipium, which is the moment of the largest urban development and monumentalisation. The city will have every characteristic monumental element possible in such a complicated location: a monumental area with its forum, temple and theatre; a cistern network for water supply and its sewage system for the drainage of the wastewater; the walls protecting the city; necropolis at both main accesses, and a housing complex arranged on the hillsides, forming its picturesque and characteristic pattern. Caesaraugusta, a Roman colonia founded ex novo, has a typical Roman urban planning. In its perfect urban planning the necropolis and the city gates are located at its axis. It also has a forum with its temple and porticos, Roman baths, a huge theatre and it is also proven that there was an amphitheatre –which location is under discussion- and maybe a circus, we will discuss now. These three cities form the model for the study of the inner peninsular urban planning, mainly for the northeast quadrant of Hispania. Keywords: Roman urban planning, Celtiberian cities, water supply, monumental areas, forum, theatre, houses with atrium testudinatum, Imperial cult.

Las ciudades de Caesaraugusta, colonia romana, y Bilbilis, municipio romano, tienen como común denominador su situación en el valle medio del Ebro y el haber sido fundada en el caso de la primera, o elevada de rango jurídico en el caso de la segundo, en época de Caesar Augustvs a partir del último cuarto del siglo I a.e. No obstante, no sería procedente hablar de Bilbilis sin antes mencionar un asentamiento, la ciudad indígena-republicana de Valdeherrera, que en los últimos años se está desvelando como una auténtica fuente de novedades para el estudio de la transformación del territorium en época republicana y la evolución del urbana en el Valle del Ebro. Si bien el origen de Valdeherrera, Bilbilis y Caesaraugusta es diferente, tanto en antigüedad como en circunstancias históricas, las tres tendrán desarrollos y recorridos vitales muy distintos al estar éstos directamente condicionados por los acontecimientos históricos en los que se vieron involucradas, que los marcaron de manera indeleble para llegar al presente, cumpliendo con la función específica con que fueron creadas o trans­formadas por la voluntad de Augusto, especialmente en el caso de Bilbilis y Caesaraugusta, ya que en el caso de Valdeherrera su vinculación con Sertorio sellará su destino.

I. LA CIUDAD DE VALDEHERRERA Valdeherrera se ubica en uno de los puntos neurálgicos de la Celtiberia, en la confluencia de dos de las principales vías naturales de la antigüedad –los ríos Jalón y Jiloca– a través de los que se produce la comunicación entre la Meseta, el valle del Ebro y la costa. Por eso, el desarrollo del asentamiento se verá favore­cido por el cruce de caminos existente en su entorno: por el valle del Jiloca se accede al valle de Turia que permite alcanzar el litoral mediterráneo; y por el valle del Jalón es factible la comunicación con el valle del Ebro o con la Meseta gracias a su prolongación por el valle del Henares. Tampoco hay que olvidar que a 9 km al noreste de Valdeherrera desemboca en el Jalón en río Ribota por el que se accede fácilmente hacia el Sistema Ibérico, al Moncayo con su riqueza minera y a la Meseta soriana2.

2  Gracias a esta privilegiada situación, el territorio siempre tendrá una serie de asentamientos de gran importancia que lo estructurarán y jerarquizarán en cada periodo histórico: Segeda, Valdeherrera, el oppidum de Calatayud en época celtibérica, la Bilbilis Italica, el Municipium Augusta Bilbilis en época romana y la Qal’at Ayyub (actual Calatayud) desde época musulmana hasta el presente.

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VALDEHERRERA, BILBILIS, CAESARAUGUSTA: ACTUALIZACIÓN DE SU CONOCIMIENTO

El proyecto Valdeherrera3 está permitiendo descubrir, y delimitar, una serie de asentamientos ubicados en la margen izquierda del río Jiloca justo en su confluencia con el río Jalón (Martín-Bueno y Sáenz Preciado, 2012: 7-32; 2013: 203-229; Martín-Bueno, Sáenz, Krausz, y Mathé, 2009: 419- 439). El yacimiento se extiende a lo largo de un promontorio que se eleva 41 m sobre las vegas circundantes desde el que domina a la perfección la confluencia de ambos ríos y todo el entorno geográfico. Las excavaciones, así como las distintas campañas de prospección efectuadas ininterrumpidamente desde 2005, confirman la hipótesis de una ocupación diacrónica del promontorio con probables desplazamientos del núcleo urbano principal. Dado que los vestigios más antiguos fueron localizados en su parte norte, es posible que la primera ocupación sea un pequeño poblado protohistórico (Edad del Bronce, Primero Edad del Hierro) desde el que se dominaba la desembocadura del Jiloca en el Jalón (Martín-Bueno y Sáenz Preciado, 2013: 223)4. Este primer asentamiento, que daría lugar a Valdeherrera I, ocupó la mitad norte del promontorio desde el siglo VI a.C. hasta mediados del siglo II a.C., tras cuya destrucción durante la Segunda Guerra Celtibérica, surgiría al sur del promontorio Valdeherrera II cuyo horizonte cronológico se sitúa entre la segunda mitad del siglo II y la primera mitad siglo I a.C. que a su vez sería destruida en época sertoriana. Posteriormente, la zona sureste será ocupada en periodo altoimperial por un asentamiento rural menor, tal vez una villa, que perdurará hasta el siglo V o inicios del s.VI. Finalmente, la zona central de la ciudad, ya en ruinas, será ocupada en la segunda mitad del siglo IX por una maqbara musulmana que hay que relacionar con los acontecimientos derivados de la rebelión de los muladíes (Banu Qasi) contra el emirato cordobés y la reacción de Muhammad I (852-886) fortificando y poblando la tierra de la comarca de Calatayud con el clan de los Tuyubíes, de origen yemení establecidos en la Marca Superior y fieles a los omeyas (Sáenz y Martín-Bueno, 2013: 153-171).

I.1. Valdeherrera en el contexto del territorium Los trabajos arqueológicos más recientes realizados en la Comarca de Calatayud, y en concreto en el casco urbano de Calatayud, están aportando una importante información sobre la ocupación del territorio en época prerromana que hasta el momento nos era desconocida. Hoy en día podemos ubicar bajo la actual Calatayud un núcleo urbano celtibérico fechado con anterioridad al siglo III a.C, con un primitivo oppidum sito en torno al Castillo de Doña Martina con una posterior expansión urbana que perdurará hasta la segunda mitad del siglo II a.C. (Cebolla y Royo, 2006: 281-290; Royo y Cebolla, 2005: 153-159). Es admisible pensar que la destrucción del asentamiento de Calatayud durante la Segunda Guerra Celtibérica, al igual que Segeda I y Valdeherrera I, supuso su abandono y el traslado de la población residual a Valdeherrera. Junto a sus ruinas, no hay que olvidar la presencia de potentes niveles de destrucción, se levantó una nueva ciudad, perfectamente planificada, detrás de cuya crea3  Entre los años 2005-2009 se ha desarrollado un proyecto entre el Institut Ausonius CNRS de la Universidad Michel de Montaigne Bordeaux III (Francia) y el Área de Arqueología - Grupo URBS del Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza, con la colaboración del Centre Littoral de Géophysique de La Universidad de La Rochelle, estando codirigidos los trabajos de prospección y excavación por los firmantes de este artículo, junto con la Profesora Sophie Krausz, Maître de conférences de la Université de Bordeaux 3, que dirigió el equipo francés. A partir de 2010 el proyecto han sido coordinado exclusivamente desde la Universidad de Zaragoza. 4  La presencia de materiales de la Edad del Bronce no debe extrañarnos, más si tenemos en cuenta que se trata de un horizonte similar al de Calatayud (Cebolla et al. 1997: 89-98) y Segeda (Picazo 2006: 189-195), que no son más que una reflejo de lo que ocurre en los cercanos valles del Perejiles y Alto Jalón en los que se documentan pequeños poblados en alto que indican un progresivo proceso de colonización de los valles laterales de la depresión del Ebro ya desde el Bronce Antiguo asociado a la puesta en explotación de la tierras más inmediatas y a una incipiente metalurgia vinculada a los recursos mineros de la zona.

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Lám. 1. Vista aérea del sector central en excavación de Valdeherrera II.

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ción debió encontrarse el estado romano, respondiendo al modelo de “ciudades de llano” que surgen en el valle medio del Ebro con tras a las guerras celtibéricas, siendo otros ejemplos de este fenómeno Contrebia Belaisca, Orosis, Segeda II, etc. Es en esta política de ciudades y reubicaciones de población en donde situamos la que nosotros denominamos como Valdeherrera II, planificada en el sur del promontorio y al que correspondería los restos aparecidos en el transcurso de las excavaciónes actuales. Con toda lógica, Valdeherrera debió verse involucrada en las guerras sertorianas. En efecto, es poco probable que debido a la proximidad de ambas (9 km); pudiese permanecer ajena a la conquista de Bilbilis por Sertorio en el año 77 a.C. y su posterior pérdida a manos de Metelo en el año 74 a.C. De hecho, su destrucción violenta debió ser paralela a la de Segeda II, cuya pérdida de importancia era ya evidente debido a su aislamiento geográfico respecto a los ejes de comunicaciones que hizo que pasase a un segundo plano, posiblemente tras la creación de Valdeherrera II. De hecho, es sorpren­dente el silencio de las fuentes sobre su alineación en la guerra, en la que no pudo permanecer ajena, más teniendo en cuenta que se luchó constantemente en la comarca. La aparición de matrices monetales para la fabricación de denarios de Bolskan permite vincular la ciudad con el bando sertoriano. El asentamiento de Valdeherrera II bien pudo ser su base de operaciones respecto a la Meseta y la Celtiberia al presentar mejores comunicaciones que cualquier otra ciudad del entorno, gracias al eje Jalón-Jiloca que hace que desde ella se pueda controlar los accesos a la Meseta, al valle del Ebro y al litoral mediterráneo. La destrucción de todos estos asentamientos (Valdeherrera II y Segeda II) supondría el traslado de la población residual al Cerro Bámbola en donde se situaba la Bilbilis Indígena que daría lugar a la Bilbilis itálica y posteriormente al Municipium Augusta Bilbilis, convirtiéndose en el centro político y económico de la comarca.

Ciudad y territorio: transformaciones materiales e ideológicas entre la época clásica y el Altomedioevo  Córdoba, 2014

VALDEHERRERA, BILBILIS, CAESARAUGUSTA: ACTUALIZACIÓN DE SU CONOCIMIENTO

Las excavaciones efectuadas en Valdeherrera II han podido definir una gran ínsula compuesta por tres viviendas y una zona industrial delimitada por calles ortogonales que nos hablan de una planificación del espacio similar a la de otros yacimientos celtibéricos del entorno como Orosis-La Caridad (Caminreal), Segeda (Mara), Contrebia Belaisca (Botorrita), etc. Las viviendas, una de ellas de atrio toscano y las otras dos de atrio testudinado son de clara inspiración itálica, siguiendo los modelos clásicos, con numerosos depósitos de agua en los patios. A falta de localizar la calle sur que la delimita, sus dimensiones nos indican el carácter canónico de la trama urbana de la ciudad, al presentar la ínsula una longitud de 120 pies (Lám. 1). La insula se encuentra delimitada, por su lado norte, por una gran calle de 20 pies de anchura, a los que hay que sumar 6 pies de la anchura de una acera porticada. La calle occidental presenta la misma anchura de 26 pies sin que dispusiese de pórticos. La anchura de las otras dos calles no ha podido ser delimitada hasta el momento. Como vemos, se aprecia una clara modulación y cuidado en la ejecución de los viales diseñados y construidos a partir de un sistema en el que se respetar el canónico pie romano5. También se delimitó el cruce de ambas calles que creaba un espacio central de 50 m2. Hay que destacar la presencia de pasos elevados en las cuatro esquinas realizados mediante grandes sillares de yeso de 14 x 1,5 pies, separados entre sí aproximadamente 2 pies. Están colocados a la misma altura de la acera, lo que posibilitaba el acceso entre margines o aceras sin pisar la calle, aprecián-

Lám. 2. Conjunto monumental del Foro y teatro de Bilbilis.

5  Las calles fueron pavimentadas mediante un firme de guijarros, fuertemente apelmazados, procedentes del machacado del “mallacán” vuelto a mezclar con cal y arena, lo que le proporcionaba una gran consistencia. Se aprecian varios parcheados, sin que ello fuese óbice para mantener una dirección de desagüe Este-Oeste, que se vio favorecido por su diseño ligeramente cóncavo que le permitía recoger toda el agua de la calle y desalojarla rápidamente (Martín-Bueno, 2013: 219, Lám. 21).

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dose en sus esquinas, así como en el firme del vial, el desgaste y las rodadas dejadas por los carros que circulaban por ella. En cuanto a las estructuras domésticas, dejando aparte su planta canónica, son de reseñar, sus pavimentos y decoraciones pictóricas correspondientes al I y II Estilo Pompeyano con una de las cronologías más antiguas del valle del Ebro (Martín-Bueno, 2013: 219, Lám. 22), estrechamente relacionadas con pavimentos de opus signinum y de mortero blanco teselado en los que se aprecia una transposición casi literal de los modelos itálicos, reflejo de las primeras manifestaciones musivarias documentadas en el valle del Ebro ya en la segunda mitad del siglo II a.C., cuyos modelos itálicos, elaborados en un primer momento por artesanos venidos de este entorno, darían paso a talleres locales como los que debieron ser regentado por Likine/Licinius y su gerente local Abulo de/en Bilbilis, autores de los pavimentos de La Caridad y de Andelos respectivamente, que son un claro síntoma de la aceptación y asimilación por parte de las elites locales de estas nuevas modas. Las viviendas halladas, teniendo en cuenta el estudio arquitectónico y las decoraciones de sus pavimentos y muros, se construyeron hacia mitad/finales del s.II a.C., vinculando su destrucción/ abandono a las guerras sertorianas, según se desprende de la presencia de varios glandes de onda y dos bolaños arrojados por las ballistae de 19 y 16 cm de diámetro y un peso respectivo de 6,10 y 4,60 kg. Si bien no se observan aquí niveles de incendio, éstos si están presentes en los sondeos efectuados en otras partes del sector en donde actualmente se efectúan las excavaciones.

I.2 Valdeherrera vs Bílbilis Tradicionalmente se mantenía que la ausencia de estructuras celtibéricas en Cerro Bámbola era consecuencia de la ubicación de la ciudad indígena en otro lugar, principalmente Valdeherrera, aseveración descartada tras el descubrimiento de estructuras celtibéricas bajo las viviendas augusteas del Barrio de las Termas y del edificio Público C.IV, sin olvidar, las no valoradas en su momento, amortizadas durante la construcción del foro (Martín-Bueno y Sáenz, 2003: 357-360; Martín-Bueno et al. 2004: 474 ss.; Sáenz et al. 2009: 52-59). Actualmente, las estructuras celtibéricas y elementos muebles asociados presentan una ciudad indígena con una transformación cesariana precursora de la gran reforma augustea (Martín-Bueno y Sáenz, 2003: 257-273), momento en el que se implanta un nuevo modelo urbano impuesto en parte por el recién estrenado status municipal de la ciudad. Paralelamente asistimos a la pérdida de importancia de Segeda II, tal vez debido a su aislamiento geográfico respecto a los ejes de comunicaciones que hace que quedase relegada por la creación de Valdeherrera II, siendo sorprendente el silencio de las fuentes sobre su postura en las guerras sertorianas, siendo bastante improbable que pudiera permanecer ajena, más cuando por Estrabón (G. III, 4,13) sabemos que se combatió ampliamente en la zona. En cuanto a la Bilbilis mencionada por Estrabón ésta se corresponde perfectamente con las estructuras arquitectónicas documentadas en el Cerro Bámbola, de ahí que la argumentación de restos celtibéricos como causa tradicional de su exclusión, esté ahora injustificada. Por añadidura ambas ciudades podían convivir perfectamente, ya que similar distancia hay entre Valdeherrera II y Cerro Bámbola, que entre Segeda II y cualquiera de estas dos, cohabitando las tres, lo mismo que Segeda I lo hizo con Valdeherrera I y con el oppidum de Calatayud, sin que sea necesario descartar a unas para justificar la existencia de las otras en un discurso lineal. Evidentemente, si la Bilbilis Italica y el posterior Municipium Augusta Bilbilis se ubican en el Cerro Bámbola y se denominan de esta manera, es por ser las continuadoras de un asentamiento previo que mantiene su nombre y que no es, por lo tanto, necesario denominarlas de otra manera. La convivencia de todas estas ciudades es clara. Por ello planteamos la necesidad de una nueva lectura y reinterpretación de las fuentes escritas así como de los datos arqueológicos. [ 240 ]

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II. BILBILIS - BILBILIS ITALICA – MUNICIPIUM AUGUSTA BILBILIS II.1 La ciudad y sus orígenes Bilbilis como ciudad indígena de los celtíberos tiene su origen probable en el siglo II a.C., cuando el cónsul romano Tiberio Sempronio Graco finalizó la I Guerra Celtibérica y pacificó el territorio. Entre el 181-179 a.C. el cónsul Quinto Fulvio Flaco abrió el camino desde la costa saguntina hasta el Jalón (hoy la autovía mudéjar) estableciendo un camino de gran importancia estratégica para la organización de la conquista romana y la posterior organización del territorio, siendo la Bilbilis indígena actor presencial en aquellos acontecimientos. En la II Guerra Celtibérica no intervino pero vio pasar por su territorio a los habitantes de Segeda camino de su destino en Numancia y su perdición a manos de Escipión el Africano en el 133 a.C. Su destino posterior estuvo marcado por ser teatro de las guerras sertorianas, según los acontecimientos descritos con anterioridad que afectaron también a Valdeherrera. El asentamiento de colonos itálicos en aquellos tiempos, tal vez antes, marcaron definitivamente la vocación filo-romana de aquella ciudad que recibiría el apelativo de BILBILIS-ITALICA en los reversos monetales y con toda probabilidad un privilegiado status de ciudad de derecho latino, previo a su ascenso a municipio posterior (MartínBueno, 1975). La arqueología ha podido verificar en varios puntos del solar urbano en el Cerro de Bámbola las evidencias, tanto estructurales como materiales, de esa primera implantación indígena transformada por la llegada de inmigrantes y su desarrollo posterior hasta su elevación al rango municipal.

II.2. La transformación municipal El ascenso al poder de Octaviano y sus inmediatas y progresivas reformas para articular una administración provincial más eficaz y en cierto modo autogestionaria, hace que en el territorio del actual Aragón, en el centro del Valle Medio del Ebro, se materialicen con la creación de una colonia y en el ascenso al rango municipal de tres municipios que antes tenían otra consideración. La Colonia Caesaraugusta será la que servirá de centro para reorganizar el territorio, desplazando por razones políticas a la anterior Colonia Lepida Celsa que pierde su importancia y desaparecerá en pocas décadas. Las ciudades de Osca, Turiaso y Bilbilis, cada una con su personalidad, pero todas ellas con un pasado relevante, serán elegidas para articular un territorio que deberá gestionar de manera eficaz una zona trascendente para las comunicaciones, aprovisionamiento, comercio y finalmente las explotaciones tanto mineras, en el Moncayo, como agrícolas en las actuales Cinco Villas y el Bajo Aragón (Beltrán, Martín-Bueno y Pina, 2000, 32-62). Bilbilis, Bilbilis Italica y finalmente Municipivm Avgvsta Bilbilis son las tres denominaciones que recibe la ciudad: en su origen, durante la fase intermedia en que adquirirá su fisonomía itálica por los habitantes de esa procedencia atestiguados en sus acuñaciones monetales y más tarde, a partir de Octaviano, por su elevación al rango de municipio de ciudada­nos romanos, según atestigua el polifacético Plinio, con que el que aparece en sus acuñaciones en cuyos reversos encontramos la corona cívica con el que se conmemora dicho acontecimiento. La transformación en municipio que decide Augusto supuso para Bilbilis un cambio radical en su fisonomía, acrecentando de manera oficial la importancia administrativa, comercial y social que esta ciudad ya ostentaba sobre el territorio circundante. Probablemente no fue sino reconocer de facto algo que debía ejercer de hecho desde unos cuantos decenios antes derivado de la presencia de ciudadanos itálicos entre su población que impulsaron su ascenso hasta el reconocimiento posterior, en el que sin duda pesó mucho su fidelidad a Roma desde tiempo atrás, abandonando veleidades guerreras como las que tuvieron sus vecinos. La política de Augusto necesitaba en este territorio que giraba alrededor de la confluencia de los ríos Jalón-Jiloca-Ribota, no lejos de su desembocadura en el Ebro, que eran al mismo tiempo Monografías de Arqueología Cordobesa 20  Páginas 235-250  ISBN 978-84-9927-163-7

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las vías de penetración y comunicación imprescindibles para articularlo, una ciudad segura, fiel, con capacidad para convertirse en centro administrativo a la romana y al mismo tiempo que ejerciera como foco irradiador de romanidad, espejo en el que mirarse las poblaciones vecinas, un lugar al que ir a resolver asuntos administrativos, judiciales, al mercado a festejar las festividades religiosas o a disfrutar de sus espectáculos. Ese foco, ese faro que irradiaba Roma se privilegió de manera especial en Bilbilis, la situada en el Cerro Bámbola, visible desde cualquier punto de la comarca que iba a permanecer con igual espíritu hasta el presente.

II.3. Elementos visibles de la transformación Augusto inauguró, o mejor continuó, un experimento para administrar el territorio provincial con el menor coste posible a las arcas del estado, que ya había emprendido Julio César e implantado en la propia Roma. Se trataba del urbanismo como elemento transformador y modernizador de aquella urbe que mantenía muchos rasgos anticuados de las ciudades de época republicana que no habían progresado al mismo tiempo que lo habían hecho las ciudades orientales, muy helenizadas, con las que tenían que compartir relaciones de todo tipo. Roma iba a necesitar un gran cambio, el que luego se ha reconocido y definido como la marmorización augustea, en la que se sustituyó una ciudad de ladrillo y travertino, en otra con espacios amplios y majestuosos revestidos de mármoles exóticos y bellos, siendo una política que estaba dando resultados positivos en las provincias occidentales, las más atrasadas del Imperio, de ahí que su aplicación en la Urbe diese los mismos resultado. La amortización de estructuras tardorrepublicanas para habilitar nuevos espacios públicos, se atestigua en el caso del foro y del propio teatro bilbilitano al localizarse bajo ellos restos de casas en el primer caso y de un posible edificio público indeterminado bajo el proscaenium del teatro. No es infrecuente esta práctica que en la propia Roma en el Campo de Marte se aplicó ya desde época cesariana. El urbanismo, la construcción o modernización drástica de núcleos urbanos, se convirtió en un arma mucho más eficaz que la presencia continuada de contingentes militares, caros de mantener y lejos de la tradición administradora de Roma desde antiguo. El problema, una vez tomada la opción de urbanizar, estaba en quién asumiría los gastos que acarreaba esa transformación radical. La solución adoptada fue en la mayoría de los casos la inversión privada, de las élites municipales y de las inversiones de las nuevas ciudades, mientras que en situaciones extraordinarias, muy excepcionales, serían los patronos de las mismas o incluso el propio príncipe o sus allegados quién se hiciese cargo de ello. En Bilbilis, que alcanzó al rango municipal en fecha incierta, pero posterior al año de las grandes reformas (29 a.C,.) y más posiblemente alrededor de la propia fundación de la Colonia Caesaraugusta (15 a.C.), la tarea iba a ser inmensa. La presencia de ciudadanos itálicos iba a facilitar mucho las cosas, porque una parte de la sociedad bilbilitana estaba ya impregnada de la cultura, tradiciones y leyes romanas (Martín-Bueno, 2003: 257-273). La ciudad tuvo que adecuar su urbanismo a las nuevas necesidades, siempre considerando que su orografía, ya descrita por Marcial, era muy difícil para los presupuestos de una ciudad romana tal y como la entendemos generalmente. El Principie y su entorno decidieron que el nuevo municipio bilbilitano había de ser un faro de atracción en medio de un territorio dominado desde mucho antes, pero de tradiciones indígenas muy potentes. La ciudad itálica de tradición indígena deberá convertirse en una nueva urbe en la que los rasgos fisonómicos sean romanos de manera clara y espectacular (Martín-Bueno y Jiménez, 1983: 69-78). El recientemente creado foro de Augusto en Roma, que es replicado de inmediato en Tarraco, la capital provincial y en Caesaraugusta, la capital conventual, lo será simultáneamente en Augusta Bilbilis con mayor facilidad por la aceptación de sus habitantes y por la necesidad política de que sirva de ejemplo a un territorio amplio, que por el Este limitará con el propio de la capital conventual. [ 242 ]

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Habrá que dotar al nuevo municipio de piezas y monumentos prototípicos, templos, foro y teatro, termas, etc., pero ante será necesario crear las infraestructuras necesarias para que estos edificios y la propia ciudad puedan funcionar adecuadamente en el emplazamiento tradicional de la ciudad. Roma establecía en muchos casos la continuación de esos desplazamientos, sobre todo en aquellos en los que se producía esa continuidad de una ciudad indígena elevada al rango municipal, mientras que para las nuevas colonias se prefirió la fundación ex novo.

II.4. El agua en el patrón urbanizador Un elemento diferenciador del urbanismo bilbilitano será el gran esfuerzo que se realizó para crear una gran infraestructura hidráulica que fuera capaz de abastecer y cubrir sus crecientes necesidades derivadas de las exigencias de edificios públicos como el foro, el teatro, las fuentes públicas e incluso las termas, ya fuesen municipales o gestionadas por privados. La red de abastecimiento de agua y su saneamiento complementario con la red de cloacas, es uno de los ejemplos más completos y complejos del mundo romano occidental. Una organizada red de cisternas de variada tipología, cloacas que drenaban la ciudad y recogían aguas residuales e incluso un acueducto que ahora se estudia6, fueron planificadas y ejecutadas en un espacio breve de tiempo como lo atestiguan los estudios arqueológicos, para poder proseguir con la urbanización general y poner en marcha de nuevo una ciudad que no había dejado de vivir pero que tuvo que adaptarse a las nuevas exigencias a marchas forzadas (Martín-Bueno, 1975b: 205-222; Martín-Bueno y Sáenz 2013: 366-368).

II.5 Piezas esenciales del urbanismo Un municipio romano necesitaba de una serie de elementos que definían una ciudad romana de tales características, que la hacían diferente al resto. El recinto amurallado de tipo tardohelenístico tuvo unas murallas que se adaptaron perfectamente al terreno, a sus irregularidades y geomorfología, facilitando los principios defensivos y de vigilancia, así como la propia seguridad estructural de las mismas. Unas torres cuadradas distribuidas irregularmente por todo el perímetro, atendiendo a las propias necesidades constructivas y de defensa, complementaron junto con las puertas de acceso a la ciudad: dos principales, una que desembocaba cerca del teatro y una segunda en la parte baja de la ciudad, ambas flanqueadas por torres sin que podamos precisar más. Finalmente hay que mencionar la existencia de dos o más puertas peatonales y poternas con las que se completaba las necesidades funcionales de la misma (Martín-Bueno, 1972, 105-121 1975a: 221-216, 2014 e.p.). Murallas de piedra irregular extraída del propio terreno con canteras intramuros y extramuros bien localizadas, de las que conservamos frentes de extracción, algunos útiles de trabajo e incluso una rampa para hacer descender el material hacia el Barrio de las Termas. Las puertas se enriquecieron con bloques de caliza de estereotomía regular que daban un aspecto noble a la ciudad que debía sobresalir sobre el resto. Las necrópolis, hoy desaparecidas, se alinearon en las propias vías de acceso a las puertas, la de Torre de Anchis, al otro lado del puente sobre el río Jalón y la de la puerta del teatro. El Centro Monumental (Lám. 2) estaba constituido por el complejo forense, situado en el Cerro de Santa Bárbara, adaptado al efecto, compuesto por plaza porticada con pórticos dobles en dos niveles, pórticos arriba y criptopórticos de almacenaje debajo donde se albergaron horrea, la ceca de la ciudad y otras dependencias. En el fondo de la plaza, a uno de cuyos lados se situó la basílica, tuvo una zona realzada naturalmente en la que estaba ubicado el templo hexástilo peripteros sine 6  Hoy en día se trabaja en el recorrido de un acueducto, posiblemente inacabado, que podía haberse planteado como un complemento el abastecimiento ciudadano mediante cisternas, que si bien ya aunque había sido citado de antiguo sin muchas explicaciones, se había descartado inicialmente por razones técnicas y tipológicas que pueden superarse con los conocimiento actuales de la hidráulica e ingeniería romanas (Martín-Bueno, 2014 e.p.).

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Lám. 3. Scaenae frons del teatro de Bilbilis.

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posticum, rodeado por nuevos pórticos en tres de sus lados, completado el Este con la curia de dos pisos, el inferior de archivo y tal vez prisión (carcer) y la superior con su sala de reunión tradicional. El acceso frontal al conjunto se efectuaba mediante una escalera monumental que salvaba el desnivel arrancando desde la plaza y bajo la que transcurría un pasadizo que posibilitaba comunicar la basílica con los pórticos laterales. La plaza se conformó mediante un majestuoso enlosado de grandes losas rectangualres de caliza blanca. (Bost, Martín-Bueno y Roddaz, 2003: 17-50; Martín-Bueno y Sáenz, 2003: 257-273; Cisneros y Martín-Bueno, M. 2006: 485-510; etc.) El teatro bilbilitano, con una capacidad de 3.500 espectadores (Lám. 3), formó un unicum con el conjunto forense, trazado al mismo tiempo que él, pero adaptándose a los condicionantes del propio terreno, lo que se traduce en una ligera variación de los ejes de ambos conjuntos (Martín-Bueno; Núñez y Sáenz, 2006, 223-265; Martín-Bueno y Sáenz: 2010: 243-268). El edificio de espectáculos, el único con que contó, formaba parte unívoca de esa arquitectura muy teatral desde el punto de vista paisajístico que ya definió primorosamente P. Gros hace años. Un teatro con escena de dos pisos, con graderío coronado por un sacellum de buenas proporciones que recuerda inmediatamente al del teatro de Pompeyo en Roma, albergaba un repertorio escultórico de la familia imperial, destacando un retrato capite velato de augusto recientemente descubierto (Martín-Bueno Sáenz y Godoy, 2013: 181-188) que pudo estar situado en el scaenae frons del teatro dada su aparición al pie del mismo. Volviendo al sacellum in suma gradatione, en él se apiñarían los programas iconográficos julio-claudios, según conocemos por los restos aparecidos a sus pies, algunos identificables y otros amortizados ya en un horno de cal que se practicó in situ en el medievo (Martín-Bueno, Sáenz y Villalba, 2014 e.p.)

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El teatro sufrió varias reparaciones hasta fin del siglo I d.C., así como el templo y foro que también las tuvieron en época antoniniana según las estratigrafías del foro y templo. Todo el conjunto fue abandonado, como el resto de la ciudad tempranamente a partir de inicios del siglo III d.C., si bien se atestiguan ocupaciones hasta los siglos IV y V d.C. en que debía ser una ciudad desértica según la arqueología y las fuentes, correspondencia entre Ausonio y Paulino de Nola (Car. X, 223-4; Migne LXI, 458), Finalmente, el urbanismo privado está reflejado en dos barrios que destacan hoy día por el nivel de conocimientos y por la entidad de sus restos. Por un lado el de las termas, edificado junto a este edificio que presenta la característica planta lineal de recorrido único de las termas provinciales. Junto a ellas se levantaron una serie de viviendas de tres plantas escalonadas en el terreno. Planta baja de establecimientos comerciales, planta primera y segunda albergando las dependencias principales y de servicios en torno a un patio o atrio, casas de atrio testudinado que ha estudiado bien P. Uribe (Uribe, 214 e.p.). Los conjuntos pictóricos a partir del segundo estilo muestran una adaptación rápida a las modas venidas de Roma e Italia (Guiral y Martín-Bueno, 1997), así como las importaciones de productos cerámicos, metálicos y otros7. El Barrio de la Casa del Ninfeo, en el centro de la ciudad, presenta una tipología de casas similares pero de mayor tamaño en algún caso dado que albergan instalaciones industriales o agrícolas. Destaca la presencia de varios lararios con sus decoraciones pictóricas, su distribución con pasillos estrechos, recoletos, pero carentes de los elementos muebles que desaparecieron de antiguo. En la parte baja de la ciudad nuevas casas, la de la Fortuna con un nuevo larario, las de la parte superior en Bámbola dedicadas a actividades industriales o artesanales molestas como tenerías, secaderos, etc., completan una visión rápida de un municipio prototípico de estas provincias occidentales.

III. CAESARAUGUSTA La Colonia Caesaraugusta, la de mayor entidad jurídica y una de las principales ciudades de Hispa­ nia, cuenta afortunadamente con un gran elenco de trabajos, algunos de ellos de reciente publicación, que hacen casi innecesario añadir nada más a lo ya conocido. Destacan dos trabajos de síntesis: por una parte la monografía epónima de la serie Ciudades Romanas de Hispania (Beltrán et al, 2007) en la que se recogieron todas las aportaciones existentes hasta aquel momento, y en segundo lugar la monografía Las cloacas de Caesaraugusta y elementos de urbanismo y topografía de la ciudad antigua (Escudero y Galve, 2013), que prácticamente dejan todo dicho acerca de nuestra colonia, de ahí que presente­mos ahora unas simples reflexiones. En síntesis, la ciudad romana fue un ejemplo muy típico de lo que habitualmente consideramos una ciudad romana al uso, es decir, implantación en un terreno llano, junto a un río, el Ebro, para facilitar tanto la defensa como las comunicaciones y el abastecimiento de agua (Lám. 4). Esto es lo que por regla general pedimos a una fundación ex novo como solían serlo las colonias, aunque hubo excepciones y la propia Caesaraugusta tuvo debajo un asentamiento menor, la Salduie de las fuentes escritas (Galve, 1996), lo que no es en absoluto anormal dado que la estratégica posición en un cruce de caminos por el norte y por el sur, su ubicación en el recorrido de la vía 34 del Itinerario de Antonino, no podía desaprovecharse por los sedetanos que la precedieron. Además el hecho de que hubiera aguas abajo una fundación colonial anterior la Colonia Lepida Celsa, que decaerá rápidamente por voluntad política de Augusto, apoya precisamente esa continuación de ubicación en el solar de los antiguos sedetanos de Salduie que queda totalmente amortizada.

7  La bibliografía generada sobre el urbanismo privado bilbilitano, así como sobre los conjuntos pictóricos que decoraban la ciudad, elementos mueble, etc., es tan amplia que imposibilita mencionarla en este trabajo, de ahí que nos remitimos al enlace http://dialnet.unirioja.es/buscar/documentos?querysDismax.DOCUMENTAL_TODO=Bilbilis que la recoge en su totalidad.

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Lám. 4. Caesarugusta (Foto: Ayuntamiento de Zaragoza - Vórtice. Digital Media).

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La fundación y primeros años de Caesaraugusta no estuvieron exentos de problemas. Un primer foro a pocos metros del Ebro con el consiguiente reparto parcelario que estudió E. Ariño, quedó arrasado a los pocos años por una gran avenida del río que hizo que se tuviera que construir un nuevo conjunto forense sobre el anterior, sobre elevado unos metros, así como modificar los ejes del trazado urbano y del parcelario que también quedó fosilizado parcialmente hasta nuestros días. La ciudad es muy tradicional, amurallada con torres semicilíndricas a tramos regulares, cuya distancia fue alterada en un segundo momento, marcaron la fisonomía externa. Presenta cuatro puertas en los ex­tremos tradicionales de cardo y decumanus maximus, de las cuales quedan algunos restos identificables en algún caso y otros embutidas en puertas posteriores de la ciudad que finalmente fueron destruidos a partir de la gran hecatombe del siglo XIX con la invasión napoleónica. Las necrópolis alineadas en ellas, como la de la c/Predicadores, nos presentan una fisonomía tradicional. El foro excéntrico, cerca del embarcadero del río, no es infrecuente en estas ciudades dependientes de las comunicaciones fluviales. Junto a éste otro espacio religioso, tal vez el que reflejan los reversos monetales en unas series muy ricas que conmemoraron el nacimiento y desarrollo de las primeras décadas de la ciudad. Caesaraugusta tuvo al completo el muestrario de edificios públicos, de espectáculos, etc., que debía tener una colonia que además era capital conventual y responsable de un extenso territorio. Primero se descubrió el teatro en los años setenta y cuando se pensaba que la ciudad de manera anómala iba a carecer del resto de edificios de ocio, han ido apareciendo evidencias en los últimos años.

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Por un lado el anfiteatro para el que se dan dos ubicaciones, las dos extramuranas, una debajo de un teatro/cine moderno, el Fleta, según A. Mostalac por criterios estratigráficos, y otra en la Plaza de los Sitios, según Diarte et al, por estudios del parcelario y georradar, no concluyentes (2013: 117-134)8. Ya sobre la posibilidad de espectáculos circenses Fatás interpretaba fuentes tardías que hablaban para el siglo V d.C. de espectáculos fuera de la muralla que los caesaraugustanos podían contemplar desde la muralla, interpretando que a falta de edificio específico las carreras se celebraban bajo el perímetro murado. Ahora, con las nuevas evidencias, vemos aquella fuente literaria explicando que los ciudadanos podrían escuchar al gentío, bien del anfiteatro o del circo desde la ciudad, en el caso improbable de que en ese momento se siguieran celebrando aquellos festejos más propios de siglos anteriores, La ciudad destaca por su complejo sistema de evacuación de aguas que se conoce muy bien ya que se ha conservado a lo largo del tiempo, o bien selladas, olvidadas o utilizadas como bodegas e incluso refugios en tiempos de guerra por la ciudad posterior (Escudero y Galve, 2013). Gracias a esa red se conoce mejor la trama urbana que se reconoce con facilidad en el parcelario urbano llegándose a identificar algunos de los conjuntos monumentales, etc. Muchos son los restos descubiertos de Caesaragusta, algunos conservados y musealizados, otros destruidos o tapados. Así, contamos con varios edificios termales que por su tamaño pudieron ser privados o públicos, destacando de entre todos ellos el teatro, actualmente musealizado, que contó con un gran pórtico posterior, en parte conocido, que se conformó como uno de los principales edificios de la ciudad, escaparate de la imagen del pode imperial. El conjunto forense ya aludido con el templo principal y la sucesión del espacio sacro en el resto del imperio, la tardoromanidad y los tiempos medios hasta el presente, dan una visión muy clara de continuidad del centro de poder en el mismo lugar desde época romana hasta hoy. Templo foral al que sucedió una basílica visigoda mal conocida, una mezquita bien interpretada, la iglesia románica, su sucesora gótica, gótica mudéjar y renacentista en algunos añadidos interiores que perduró hasta hoy con una torre barroca y una fachada de la misma época que enmascara la anterior gótica y ésta el antiguo alminar. Alrededor encontramos otros edificios que han marcado siempre el centro de poder de la vieja colonia que como cabeza de puente, del que queda su trazado y algunas evidencias arqueológicas interiores que han man­tenido una fisonomía y un carácter que el tiempo ha cambiado poco.

IV. A MODO DE CONCLUSIONES Desde las primeras implantaciones urbanas en el valle medio del Ebro, así como en los valles del Jalón, Jiloca y Ribota, que dieron razón de ser a Caesaraugusta como capital indiscutible del territorium, por una parte, y a Valdeherrera, Bilbilis, Bilbilis-Itálica, Municipium Augusta Bilbilis y Calatayud, por otra, la vida de este cua­drante peninsular ha girado alrededor de estos ejes. Son ciudades con pasado indígena, en mayor o menor grado, que sufrieron transformaciones radicales por la llegada de los ejércitos y administración romana que utilizó, por una parte, esos emplazamientos idóneos para sus fines, y que por otra, encon­traron unas poblaciones, que lejos de oponerse a la potencia indiscutible, aprovecharon su amistad para prosperar como nunca hubieran podido imaginar. Todas estas ciudades tienen un común denominador, fueron asumiendo la nueva realidad con pragmatismo y fueron beneficiadas por ello. Para las dos principales, Bilbilis y Caesaraugusta, esas fundaciones y/o transformaciones supusieron un ascenso en el rango político y administrativo que las benefició sobremanera y que todavía no han perdido. Esa es precisamente la gran lección que da la presencia romana en el territorio, el progreso innegable y la proyección futura. Unas ciudades lo supieron aprovechar y lo mantuvieron, en otras la historia ha sido bien diferente, como siempre. 8  Por nuestra parte, nosotros identificamos el solar para el circo de la ciudad, también fuera de los límites de la muralla a una cierta distancia por condicionantes topográficos, entre la Glorieta Sasera, Residencial Paraíso y la gran zanja abierta en Avda. Tenor Fleta a principios del siglo XX para dejar paso al ferrocarril mediante túnel, que dejaron al descubierto grandes bloques y evidencias de lo que no puede ser sino aquel monumento. Está en estudio por nosotros y éste es un simple avance.

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