URGE A MÉXICO REVERTIR LA EXCLUSIÓN

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Mexico, Pobreza
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Descripción

URGE A MÉXICO REVERTIR LA EXCLUSIÓN
Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/
La desigualdad se extiende sin trabajo entre las almas ambiciosas y viles.
Imaginemos un país cuyas leyes que rigen los derechos de propiedad son tan
deficientes que nadie puede identificar quién es dueño de qué, las
direcciones domiciliarias no pueden ser fácilmente verificadas, la gente no
puede ser obligada a pagar sus deudas. Un sistema donde nadie puede usar su
casa o empresa para garantizar créditos. Imaginen un sistema de propiedad
donde no se puede dividir una empresa productiva en acciones para venderse
a otros inversionistas, donde ni siquiera existe una forma estandarizada y
comercialmente útil para describir los activos.
Bienvenidos a la vida cotidiana del Tercer Mundo, donde vive más del 85% de
la humanidad. Sus condiciones de vida son la encarnación misma de una
paradoja: los países Occidentales ven al capitalismo como la solución para
el subdesarrollo global, pero hasta ahora ni siquiera se ha intentado
porque en una economía capitalista todas las operaciones se basan en las
leyes de la propiedad, las cuales no existen en el Tercer Mundo. Los
sistemas de propiedad en estos países excluyen los activos y transacciones
del 80% de la población. Los desposeídos están tan separados de la
actividad económica como alguna vez lo estuvo la gente de color y los
blancos bajo el apartheid sudafricano.
Los programas convencionales de reformas macroeconómicas siempre ignoran a
los pobres, partiendo de la suposición de que no poseen recursos sobre los
cuales se puede generar valor adicional. Los estudios del Instituto
Latinoamericano para la Democracia (de Hernando de Soto) comprueban que, en
realidad, los desposeídos no son tan pobres. De Soto dice que en México el
monto de recursos de los pobres esta estimado en alrededor de 350,000
millones de dólares, 7 veces más que el valor de PEMEX. En Perú sus
activos ascienden a unos 90,000 millones de dólares, 11 veces más que todos
los títulos de la Bolsa de Valores de Lima y 40 veces más que el total de
ayuda extranjera que ha recibido el país desde la Segunda Guerra Mundial.
En Egipto, los activos de los pobres ascienden a un total aproximado de
270,000 millones de dólares, 55 veces más que el valor de la inversión
extranjera directa durante los últimos 200 años, incluyendo el costo del
Canal de Suez y represa de Asuan. En Haití, el país más deprimido de
América Latina, los activos totales de los pobres representan más de 150
veces toda la inversión extranjera recibida desde que se independizaron de
Francia, en 1804. Si los Estados Unidos elevaran su presupuesto de ayuda
exterior al nivel que las Naciones Unidas recomiendan —0.7% del ingreso
nacional— le tomaría al país más rico del mundo más de 150 años transferir
a los pobres del mundo recursos equivalentes a los que ellos ya poseen.
Pero se trata de una posesión defectuosa: las casas de los pobres están
construidas sobre lotes con derechos de propiedad inadecuadamente
definidos, sus empresas no están constituidas con obligaciones claras y sus
industrias se ocultan donde los financieros e inversionistas no pueden
verlas. Sin derechos adecuadamente documentados, estas posesiones resultan
activos difíciles de convertir en capital, no pueden ser comercializados
fuera de los estrechos círculos locales donde la gente se tiene confianza
mutua, no sirven como garantía para un préstamo ni como participación en
una inversión
Para que haya desarrollo en los países pobres, se les tiene que permitir a
los pobres y las clases medias bajas usar sus activos tal como los usan los
ricos y el desafío político es hacer que estos bienes pasen del sector
"extralegal"(informal) en el que están ahora a un régimen de propiedad
legal más incluyente, en el que puedan ser más productivos, además de
generar capital para sus propietarios, crecimiento para la nación y
mercados para la industria.
Los gobiernos del Tercer Mundo ya han demostrado que es posible reformar
sistemas de propiedad deficientes, al menos cuando se trata de los ricos.
Por ejemplo señala de Soto, en 1990 la Compañía Peruana de Teléfonos (CPT)
se cotizaba en la Bolsa de Valores de Lima por un total de 53 millones de
dólares. Pero el Gobierno no podía vender la CPT a inversionistas
extranjeros, por problemas con el título de propiedad sobre muchos de sus
activos. Los peruanos decidieron reunir a un equipo internacional de
juristas de primera para crear un título legal, acorde con las normas
estandarizadas de propiedad que requiere la economía global. Como
resultado, la propiedad pudo convertirse fácilmente en acciones. Se
elaboraron normas para proteger los intereses de terceros y generar
suficiente confianza como para atraer créditos e inversiones. Los juristas
también diseñaron leyes para litigar en disputas patrimoniales sorteando a
los engorrosos y corruptos tribunales peruanos. Tres años después, la CPT
entraba al mundo del capital líquido vendiéndose por un total de 2,000
millones de dólares, o 37 veces su valoración inicial de mercado. Hasta ese
grado llega el poder de un buen sistema de propiedad.
Los activos de los desposeídos también pueden ser titulados legalmente y
así liberar su capital potencial. Cuenta de Soto que el Gobierno de
Indonesia lo invitó como asesor para identificar los activos que conforman
el sector extralegal, en el que vive el 90% de la población de ese país.
Cuenta que siempre que entraba en una propiedad diferente le ladraba un
perro distinto. Los perros no necesitaban un doctorado en Derecho para
saber cuáles eran los activos de sus amos. Ellos si lo tenían bastante
claro, ese era finalmente el derecho del pueblo, el ladrido de un perro.
La historia del capitalismo occidental en realidad narra cómo los
gobiernos, durante cientos de años, fueron adaptando el "derecho del
pueblo" a reglamentos y códigos uniformes que todos pudieran entender y
respetar. Las propiedades representadas por perros, cercas y guardias
armados pasaron a representarse mediante registros, títulos y acciones. Una
vez que Occidente logró enfocar el título de propiedad de una casa en vez
de la casa en sí, obtuvo una enorme ventaja sobre el resto de la humanidad.
Los títulos, acciones y leyes patrimoniales permitieron considerar los
bienes no sólo por lo que son (una casa como refugio), sino por lo que
podrían ser (una garantía para obtener crédito, y así iniciar o expandir
una empresa). Mediante sistemas de propiedad estandarizados que integran a
todos, las naciones de Occidente crearon una escalera que permitió a sus
ciudadanos subir del caótico sótano del mundo material al universo
representativo donde se crea capital.
Lejos de que los pobres sean un problema, son en realidad la solución. Y
ahora es el momento preciso para que sean los políticos que entienden que
el derecho es un consenso social, y no las elites jurídicas desfasadas,
quienes se encarguen de la definición de propiedad.
Las prioridades que México tiene para el próximo sexenio que encabezara
Felipe Calderón son muy claras: entrarle a las reformas de segunda
generación y a la integración de la población. De Soto comenta que para
él, más que la pobreza, el problema en nuestros países latinoamericanos es
"la exclusión". El problema es la exclusión; la pobreza es su consecuencia.
Entre otras cosas porque los pobres, realmente, desde un punto de vista
político, no son un problema. Los pobres son humildes, no hacen
aspavientos; los que se resienten y salen a la calle y se manifiestan son
los que consideran que han sido marginados o excluidos. Por ello insistimos
en que en muchos países latinoamericanos los instrumentos necesarios para
cooperar, producir y crear mayores riquezas no son accesibles a todo el
mundo. Sólo unos cuantos, los más cultos son los beneficiados.
Me parece también muy importante que una vez superados los aspectos legales
se vincule el proceso a la educación, pero obvio que eso no basta. Los
rusos se dieron mucha educación, pero no un entorno legal para hacer
empresa a todos los niveles sociales. Los países que hoy son ricos
comenzaron, en primer lugar, haciendo empresa para hacer prosperidad y
poder financiarse una buena educación. Aunque un país puede tener mucha
educación, si no tiene los instrumentos legales para hacer empresa no sale
adelante. De esta manera un ingrediente fundamental para reducir la brecha
entre ricos y pobres es "la certeza legal", el fin a mecanismos que
obstaculizan el desarrollo de las empresas, la falta de acceso a créditos,
pero debidamente relacionada a la educación.
El avance de la izquierda en países de Europa y América se debe, en primer
lugar, a que muchos grupos de derecha que se identificaron, para bien o
para mal, con una economía de mercado, no han logrado ponerla al alcance de
las clases populares. Algunos se han enriquecido más que otros, y en
nuestros países, el distanciamiento entre los ricos y pobres se ha
ampliado. La gente manifiesta su insatisfacción con ese estado de cosas, y
aquellos que hablan de reconstruir el modelo, de revisarlo, están ganando
mucho en fuerza. Los mexicanos la tenemos muy clara: reformas de segunda
generación, integración de la población.
Creemos que las reformas de segunda generación y la integración de la
población serán los temas centrales del siguiente gobierno, aunque falta
"ver cómo se van a realizar". Los que se sienten marginados son los que
protestan. Un país con educación no prospera sin instrumentos para hacer
empresas. Si no damos este cambio en las estructuras legal-productivo, pese
a la construcción de muros, la migración y el rompimiento del tejido social
serán inevitables.
*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
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