Universidad: Autonomía y Democracia en el Perú

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Descripción

Universidad: Autonomía y Democracia en el Perú

La Universidad para poder cumplir sus fines académicos y sociales debe ser
una institución autónoma, es decir independiente de cualquier sujeción a
entidades externas sean estas del estado, los gobiernos, los partidos
políticos, la Iglesia o los grupos de poder. Internamente, la universidad
no debe estar sujeta ni sometida a los intereses de grupos políticos, de
sus miembros, de los gobiernos o de algún sector de la Iglesia.


Autonomía significa pues autodeterminación, independencia para poder tomar
las decisiones académicas, administrativas, de política educativa y de
formación, de docencia, de investigación, de proyección social. Autonomía,
a su vez, para organizar y administrar la universidad de tal forma que
sirva a la consecución de los fines académicos y sociales. La Universidad
autónoma puede optar por el modelo de organización que más le convenga,
puede planificar y programar sus actividades, elegir a sus autoridades sin
presiones externas ni internas, promover a sus profesores y disfrutar
también de autonomía económica.
La autonomía no es ni debe ser privilegio de un sector, o de los órganos de
Estado, es por esta razón que la representación directa e indirecta de la
Comunidad Universitaria decide lo que más le conviene a toda ella con
conocimiento y participación de la misma.


Este punto nos lleva a plantear la relación estrecha que debe haber entre
autonomía y democracia. Hay democracia cuando toda la comunidad
universitaria participa en el proceso de autodeterminación. Por lo tanto es
importante que toda la universidad se encuentre democratizada. Para esto es
necesario, implementar modelos y estructuras organizativas, democráticas,
no autoritarias como las que existen y se dan actualmente. Los currículos,
el comportamiento o la performance o desempeño profesional deben ser
democráticos. En este sentido podemos concordar con el filósofo mexicano
Adolfo Sánchez Vásquez cuando afirma que: autonomía sin democracia es
autonomía para un sector que se destaca y se separa de ellos pero no para
toda la universidad. (pág. 155). En este sentido, quisiera plantear no sólo
la posibilidad sino la necesidad real para que la universidad, sea estatal
o particular, se democratice: Debe practicarse tanto la democracia directa
como la democracia representativa, con todos los procedimientos de aquella
como la consulta a bases, referéndum académico, revocabilidad cuando las
autoridades no cumplen con el reglamento, el estatuto y la ley cuando
malversan fondos, o lo destinan para fines no universitarios, etc.


La autonomía dentro de un contexto democrático también es una condición
indispensable para ejercer la docencia, la investigación con libertad de
pensamiento, libertad de investigación y libertad de "cátedra", ya que sin
estas libertades no es posible producir conocimientos científicos,
tecnológicos y humanísticos: transferirlos a los alumnos en forma
democrática y proyectarlos a la comunidad, grupos sociales y a toda la
sociedad.


Si el Estado, la sociedad y los gobiernos desean que la universidad
contribuya al desarrollo integral es indispensable que no intervengan,
sometan y obstaculicen el normal desarrollo y funcionamiento de la misma.


Las Universidades-Partido, universidades-clase social dominante,
universidad-iglesia (sector conservador) al instrumentalizar a la
universidad externa e internamente han producido la violación de la
autonomía, se ha dado pues un uso y abuso de la autonomía universitaria.

Pero ¿qué sucede en la Universidad Peruana?
En primer lugar, nos encontramos con lo que podemos denominar: Universidad-
Partido Político. Es el caso del APRA que controla política y
académicamente a 4 universidades: La Universidad pública Federico
Villarreal.la Inca Garcilaso de la Vega, particular, la universidad
particular San Martin de Porres y en la Región Moquegua y con sede en Lima:
Universidad Particular José Carlos Mariátegui, principalmente. En todas
estas instituciones predomina el control político e ideológico por sobre el
académico que está supeditado al anterior. El Administrativo está dirigido
y controlado por miembros del partido. Como se puede notar en todas estas
instituciones no existe la autonomía universitaria, mucho menos la
democracia. La pregunta que salta a la vista es ¿Cómo es que los poderes
del llamado Estado y la ANR y el CONAFU permiten esta situación anómala,
ilegal y anticonstitucional? Es una violación flagrante de todas las normas
legales universitarias y de las normas jurídicas existentes. En estas
seudouniversidades se prohíbe el ingreso laboral de profesores de otras
universidades como la de San Marcos, Cantuta, UNI y de los profesores
correspondientes. Casos o ejemplos sobran. Más bien se está peor aun; los
apristas intentan apoderarse del control del poder de la Cantuta y de San
Marcos, donde existe un Rector pro aprista rodeado de seudoisquierdosos
mercantilistas. Hay el intento de apristisar estas dos universidades. ¿Qué
va ser la Comisión de Educación y el Congreso, o la Asamblea Nacional de
Rectores, y el Poder Judicial?
Situación parecida sucede con las Universidades-Iglesia como las que
controla el Opus Dei en Piura. La Universidad Champagnant, de otro sector
de la Iglesia, pero las características son parecidas a las universidades-
partido aunque con ideologías y concepciones teológicas que se refleja en
el currículo y en la práctica. El perfil también es distinto, pero no hay
libertad de pensamiento, de cátedra y de desempeño docente. No se da pues
la Autonomía y la democracia deseables para formar buenos profesionales y
seres humanos, con una buena base científica. Es el mundo de las dicotomías
irresueltas originadas desde San Anselmo, Santo Tomas; cuerpo y alma amor y
sexo, creación- evolución, verdad científica-verdad teológica, etc. Existen
otras universidades católicas o cristianas con otras variantes, pero en el
fondo son lo mismo.
Pero el Pragmatismo Neoliberal ha dado lugar a las Universidades Privadas
Mercantilistas y empresariales, mediocres y con fines de lucro. Este
fenómeno surgió durante el gobierno de Fujimori quien emitió un decreto-ley
882 pro inversión privada en el campo de la educación. Estas universidades
privadas de tercera o cuarto categoría, son de baja calidad,
mercantilistas, con personal docente mal pagado y, por ende, de bajo nivel
académico hasta las maestrías y doctorados. Doctrinariamente funcionan de
acuerdo con su ideología política y educativa que conduce a trabajar con
docentes que concuerdan con la misma y a excluir a los que no concuerdan
con ella. No se da, pues, la autonomía, la libertad de pensamiento, de
cátedra, de expresión, de enfoque científico y educativo. La consecuencia
negativa es que egresan como Magisters o Maestros, con tesis de bajo nivel
de calidad académica y con altos costos económicos.
Por consiguiente, el Proyecto de Ley Universitaria al no tomar en cuenta
esta defectiva, nefasta y negativa realidad socioeducativa esta idealizando
normativistamente la situación de la universidad peruana porque en la
práctica no se da la tan cantada autonomía mucho menos la democracia
institucional que van de la mano La solución a esta problema no es la
creación de instituciones controlistas, coactivas ni autoritarias. Mucho
menos el llamado "Club de Rectores" porque cabe hacerse una pregunta de
cajón: cómo es que se acreditan universidades privadas de pésima calidad
educativa. La solución estaría por constituir una institución democrática
integrada por los mejores profesionales e intelectuales del mundo de la
ciencia, la tecnología, las humanidades y el mundo artístico con variantes
regionales.
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