Una visión anticapitalista de la prostitución: más allá de la prohibición o la normalización

June 20, 2017 | Autor: David Karvala | Categoría: Prostitution, Interseccionalidad De Opresiones, Prostitución femenina
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Descripción

Una visión anticapitalista de la prostitución: más allá de la prohibición o
la normalización


Este texto es un borrador. Llevo tiempo dándole vueltas a ideas entorno a
esta controvertida cuestión y al final he escrito este documento.[1] No es
un texto completo; a pesar de su extensión, soy consciente de que hay aún
más aspectos que no he tratado. Es meramente una contribución al debate.
Espero que anime a diferentes compañeras y compañeros a contribuir al
mismo, discutiendo mis argumentos o añadiendo puntos nuevos.
Lo coloco en un blog que tengo en pruebas, que incluye la posibilidad de
escribir comentarios: http://davidkarvala.blogspot.com .
David Karvala, 14 de febrero de 2010


Muchos temas sociales provocan encendidos debates entre izquierda y
derecha: por ejemplo el aborto, o los matrimonios del mismo sexo. También
se conocen muchos debates estancados entre diferentes corrientes de la
izquierda. Lo que es distintivo, con el tema de la prostitución, es que
muchas activistas del movimiento feminista —seguidas por mucha gente de
izquierdas — partiendo de las mismas premisas adoptan posiciones totalmente
opuestas.
Por un lado, algunas abogan por la prohibición de la prostitución; por
otro, las hay que defienden el ejercicio de la prostitución. Este texto se
dirige a plantear una manera de ver la cuestión que recoja los aspectos
positivos de ambas posiciones, a la vez de intentar evitar sus puntos
débiles.

La abolición o prohibición

La Coalición Internacional Contra el Tráfico de Mujeres (CATW, en sus
siglas en inglés) presenta los siguientes argumentos contra la
legalización/despenalización de la prostitución:

1. La legalización/despenalización de la prostitución es un regalo para
los proxenetas, los traficantes y la industria del sexo.
2. La legalización/despenalización de la prostitución y de la industria
del sexo promueve el tráfico sexual.
3. La legalización/despenalización de la prostitución no supone un
control de la industria del sexo. La expande.
4. La legalización/despenalización de la prostitución aumenta la
prostitución clandestina, ilegal y la prostitución de la calle.
5. La legalización de la prostitución y la despenalización de la
industria del sexo promueve la prostitución infantil…

Argumentan que:

Hay personas que creen que defendiendo la legalización o la
despenalización de la prostitución están dignificando y profesionalizando
a la mujer que está en la prostitución. Pero el dignificar la prostitución
como un trabajo no supone el dignificar a la mujer, ya que simplemente
dignifica la industria del sexo.

Aclaran que se oponen a:

"todas las formas de prostitución avaladas o respaldadas por el estado,
incluyendo, pero no limitándose a, la legalización de los prostíbulos y
del proxenetismo, la despenalización de la industria del sexo, la
regularización de la prostitución a través de leyes que establezcan
controles de salud obligatorios para las mujeres que están en la
prostitución, o cualquier sistema que reconozca que la prostitución es un
trabajo o la defienda considerándola una elección laboral."

Al igual que otras muchas organizaciones feministas, identifican la
prostitución como una forma de violencia de género o, más explícitamente,
como "una forma de violencia masculina".[2]
Esta visión se extiende a la izquierda de inspiración socialista. La
Secretaria de la Dona del PSUC viu, por ejemplo, declara que "La
prostitución tiene que ser considerada como una forma extrema de violencia
de género."
La Secretaría de la Mujer del Partido Comunista de España (PCE) también
equiparó la prostitución con la violencia de género, y criticó que la
propuesta de Iniciativa Verds, "la llamada regulación", representaba "la
institucionalización de dicha violencia".
En la misma línea, según informó la agencia EFE (25/11/09) el propio
secretario general del PCE, José Luis Centella, pidió "un cambio en la
legislación para que la prostitución sea considerada una forma de violencia
de género. Considera que la compra del cuerpo de una mujer es una de las
manifestaciones más violentas del patriarcado."
Estos argumentos, por supuesto, reflejan el deseo de mejorar la situación
social de las mujeres, y específicamente la de las mujeres prostituidas. La
cuestión es si son la mejor forma de analizar la prostitución y sobre todo,
si lo son para conseguir las mejoras que buscamos.

Mezclando temas

El Colectivo Hetaira (al que volveré más adelante) argumenta que:

La utilización de abstracciones teóricas como "tráfico de mujeres"
"violencia de género" o "esclavitud sexual" tienen grandes resonancias
emocionales pero son poco explicativas de las situaciones complicadas y
complejas de las personas que pasan por ellas. Para actuar sobre la
realidad es necesario diferenciar bien las situaciones que queremos
mejorar y proponer medidas específicas para cada caso.[3]

En esto, tienen toda la razón. Por ejemplo, se puede y se debe denunciar a
las mafias que obligan a mujeres inmigradas a ejercer la prostitución, pero
esto no representa un argumento contra la prostitución como tal, de la
misma manera que la existencia de talleres que explotan a gente inmigrada
no justifica la prohibición de toda la industria de la confección de ropa.
La prostitución infantil es ilegal y debe serlo como abuso de menores que
es, indiferentemente de la actitud que se adopte respecto a la prostitución
en general.
Citando otra vez al Colectivo Hetaira:

Para nosotras el actual Código Penal es un instrumento más que suficiente
para defender a las trabajadoras del sexo de los abusos y las agresiones.
Así:
* Quien obliga a otra persona a prostituirse ya está considerado delito
en él;
* Ante los abusos o agresiones físicas, psíquicas o sexuales ya existen,
también en el C.P., artículos que permiten su denuncia y castigo.
* Para los abusos económicos y las malas situaciones de trabajo son
necesarias leyes laborales que defiendan los derechos de las
trabajadoras.[4]

Gran parte de los argumentos a favor de la abolición de la prostitución se
basan en agravantes de este tipo, no en la prostitución en sí misma. El
hecho de que estos abusos estén muy extendidos no quita que son una cosa
diferente a la prostitución como tal.

Alianzas peligrosas

La exigencia de prohibir o abolir la prostitución plantea la cuestión:
¿quién lo va a hacer? Se da por sentado que será responsabilidad del
Estado, con sus cuerpos policiales, sus tribunales, sus cárceles, etc.
No sorprende que los políticos institucionales aboguen por aumentar sus
poderes en esta materia. Lo que sí debe sorprendernos es que sectores de la
izquierda y de los movimientos sociales tengan una actitud tan crédula
hacia el Estado capitalista. Se supone que este Estado —el mismo que
levanta las barreras contra la llegada de personas del sur e impulsa otras
políticas racistas, el que lleva a cabo reformas laborales, el que mantiene
la situación de desigualdad de las mujeres…— traerá alguna mejora en este
tema.
A partir de aquí se pueden formar alianzas muy dudosas, y no es una mera
hipótesis. La feminista radical Andrea Dworkin realizó una alianza de facto
con representantes de la derecha cristiana de EEUU para abolir la
pornografía. Cuando Dworkin murió, un antiguo ayudante de George Bush
explicó su admiración por ella, y cómo ella misma le había correspondido,
expresando su "respeto hacia los conservadores cristianos que luchaban
contra la prostitución forzosa".[5]
En el ámbito de la pornografía, los esfuerzos de Andrea Dworkin y
Catharine MacKinnon contribuyeron a una importante decisión judicial
canadiense, que decidió que la pornografía era degradante para las mujeres
y por tanto no se podía acoger bajo las garantías de libertad de expresión.
Las aduanas del país utilizaron la decisión para requisar material
destinado a las librerías de gays y lesbianas.[6]
Es decir, que sean cuales sean las intenciones de los que promueven la
prohibición, fácilmente éstas puede servir a intereses que nada tienen que
ver con la liberación de las mujeres.
En un ejemplo concreto, Gemma Nicolás describe como el PP defiende "una
postura abolicionista o prohibicionista y utiliza el discurso moralista
tradicional, junto a ciertas expresiones propias del feminismo radical. El
Ayuntamiento de Madrid, en el que esta formación política tiene mayoría
absoluta, está llevando a cabo un plan 'Contra la esclavitud sexual' para
erradicar la prostitución de la zona céntrica de la calle Montera. Desde el
año anterior, las mujeres trabajadoras sexuales del centro de Madrid
estaban siendo atosigadas por la policía para impedir su visibilidad en la
zona, hecho que supuso numerosas detenciones y expulsiones en aplicación de
la ley de extranjería."[7]
Un informe del Parlamento Europeo de 2000, Lucha contra la trata de
mujeres, reconoció que: "el régimen de prohibición directa e indirecta de
la prostitución vigente en la mayoría de los Estados miembros crea un
mercado clandestino monopolizado por la delincuencia organizada que expone
a las personas implicadas, sobre todo a los inmigrantes, a la violencia y
la marginación".

Prostitución y género

Según la destacada abolicionista, Donna M. Hughes, en la prostitución "los
hombres crean la demanda y las mujeres son la oferta". En una nota de pie
la autora comenta que: "Esta dinámica se aplica a la prostitución
heterosexual. Las excepciones son la prostitución gay, el abuso sexual por
hombres a niños, el ocasional abuso sexual por mujeres a niños o niñas y la
casi inexistente prostitución de hombres por mujeres." [8]
Normalmente otros tipos de prostitución —a los que se tendría que añadir
la de transexuales— ni se mencionan.
Parece evidente que la principal forma de prostitución es la heterosexual,
con mujeres prostitutas y hombres como clientes, pero es importante
reconocer que no es la única. Esto se ve más claramente si se considera, no
sólo la prostitución, sino la industria del sexo en su conjunto.
Según una fuente, la pornografía gay representa entre un tercio y la mitad
de todo el mercado de venta o alquiler de películas pornográficas en EEUU:
no es un elemento marginal.[9]
Un estudio de "bailarines/as exótico/as" afirmó que su muestreo, de 16
hombres y 40 mujeres, era representativo de la población en general en este
trabajo. Otra vez, se ve que hay una parte importante que no refleja el
modelo de "hombre que crea la demanda y la mujer el suministro".[10]
Es más difícil encontrar datos respecto a la prostitución. Esto se debe en
parte a la marginación de las personas que la ejercen, pero también en
parte al hecho de que muchos estudios parten del modelo de prostitución
como una cuestión de género, y específicamente de violencia de los hombres
contra las mujeres. Así, los otros tipos de prostitución simplemente no
entran en el análisis.
El informe No Son of Mine, realizado para Barnardos, una ONG británica que
trabaja con niños, comenta que "ha habido mucho interés e investigación en
el trabajo sexual femenino", mientras que, en cambio, "se sabe
comparativamente poco sobre niños y hombres jóvenes" que se encuentran en
una posición parecida "y de hecho, hay una falta de información respecto a
este grupo marginado dentro de nuestra sociedad".[11]
Según otro estudio: "En general, chicos y hombres jóvenes que venden sexo
como 'chaperos' ['rent boys' en inglés] se consideran mucho menos visibles
que las niñas y mujeres jóvenes, probablemente debido al estigma añadido de
la homosexualidad y de hombres que venden sexo."[12]
Finalmente, vale la pena reflexionar sobre el aspecto geopolítico de la
prostitución. No se puede explicar en términos de género por qué son
jóvenes de Europa del este las que van a Europa occidental para ejercer la
prostitución, y no al revés. De la misma manera, el hecho de que hombres de
negocios ricos y europeos vayan a Tailandia para practicar sexo (mejor
dicho: para violar) con niños pobres de ese país y no al revés, que
campesinos tailandeses viajen para abusar de los niños de la burguesía
europea, es resultado de muchos factores sociales y económicos, mucho más
allá del género.
Volveremos más adelante al tema del género y la industria del sexo. Por
ahora se debe señalar que, aunque el análisis de la prostitución tiene
forzosamente que tratar el aspecto de género, centrarse casi exclusivamente
en este aspecto implica perder muchos elementos de una realidad más
compleja y contradictoria.[13]

¿Normalizar la prostitución?

Existe otra corriente de opinión respecto a la prostitución, que parte del
discurso feminista, para llegar a conclusiones opuestas a las tesis
abolicionistas. Esta visión existe en diversos países, especialmente en
EEUU; en el Estado español está representada, entre otras entidades, por el
Colectivo Hetaira.
El Colectivo Hetaira presenta sus "planteamientos teóricos" de la
siguiente manera:

Los planteamientos que subyacen a nuestro trabajo feminista tienen que ver
con las polémicas que se han dado sobre este tema dentro del feminismo.
Partimos de considerar la prostitución como un trabajo, una actividad
que puede ejercerse de maneras muy diferentes. Pensamos que es importante
diferenciar quienes lo hacen obligadas por terceros y quienes lo hacen por
decisión individual aunque obviamente condicionada por las situaciones
personales, como todo lo que hacemos en la vida. Para nosotras la
existencia de la prostitución tiene que ver no sólo con la situación de
desigualdad de las mujeres en relación a los hombres sino también con la
pobreza, con las desigualdades norte/sur, con las sociedades mercantiles,
etc. Concebimos a las prostitutas con toda su dignidad y con capacidad
para decidir sobre sí mismas y sobre sus condiciones de vida, aunque a
veces lo tengan difícil. Son trabajadoras a las que se les debería de
reconocer los mismos derechos que tienen el resto de trabajadores.
Consecuentemente nuestra alternativa pasa por "descriminalizar" la
prostitución regulando las relaciones comerciales cuando implican a
terceros y reconocerles sus derechos como trabajadoras. Siendo fundamental
que cualquier política que se desarrolle en este terreno cuente con la voz
de las propias prostitutas.[14]

En todo esto, tiene bastante razón. Sin embargo, desde esta perspectiva a
veces se va más allá de la explicación de la realidad de la prostitución, a
argumentos que casi la celebran.
Una prostituta que defiende esta posición escribe en su blog:

El ejercer la prostitución me ha dado la oportunidad de desarrollarme como
persona, poder mantener a mi familia, acceder a una vivienda y poder
estudiar para labrarme un futuro, como yo hay muchas mujeres que luchan
día a día por su futuro y el de sus familias. Ningún otro contexto en la
vida, me ha dado tantas oportunidades.[15]

Como resume una autora:

Las trabajadoras sexuales feministas no se sienten avergonzadas de su
trabajo. De hecho, se sienten muy orgullosas de no sentir vergüenza y de
haber superado tabúes y prejuicios sexuales. No consideran que nadie deba
decir por ellas si su trabajo es opresivo, dañino o humillante… Este
feminismo también resalta el hecho de que el trabajo en la industria del
sexo puede atribuir poder y autonomía (empowerment) a las mujeres al
adquirir control autónomo sobre sus propios cuerpos, transformando los
estereotipos de género.[16]

Esta posición, supuestamente rompedora, a veces reproduce de forma
acrítica los estereotipos de siempre. Por ejemplo, Beatriz Espejo, autora
de Manifiesto Puta, un "ensayo en defensa de la libertad sexual y la
prostitución", argumenta que las mujeres deben aceptar que sus maridos
acudan a prostitutas, porque: "Tienen que entender que el hombre es
testosterona pura, le gusta su mujer y también las demás". Más revelador
aún, criticando a las abolicionistas, declara que: "Cuando sumas dos cosas
buenas, sexo y dinero, no puede dar como resultado una mala".[17]
La derecha abolicionista, de forma hipócrita, acepta el mercado en
general, pero lo rechaza para el sexo. Algunas defensoras de la
prostitución también ven el mercado como una cosa incuestionable pero,
siendo más coherentes que la derecha, defienden la inclusión de las
relaciones sexuales en este mercado.
Esta aceptación del mercado se relaciona con un aspecto clave respecto a
la prostitución: las diferencias de clase entre las personas que la
ejercen.
Como defiende la bloguera antes citada —prostituta y licenciada en
Ciencias Políticas— la prostitución puede ser una forma relativamente buena
de ganarse la vida para algunas mujeres como ella: efectivamente una
trabajadora autónoma cualificada. Pero son pocas. Un grupo incluso más
pequeño serían las mujeres que llevan auténticos negocios del sexo, de
prostitución, pornografía, tiendas de sexo, etc. Éstas no son trabajadoras
del sexo, sino empresarias.
Tales diferencias de clase son un elemento clave para analizar la
prostitución. Ignorarlas sería como intentar entender la industria del
textil a partir de las experiencias de una diseñadora de moda, y no contar
con la realidad de las empleadas de los talleres de confección que cobran
unos pocos centavos por pieza.
En resumen, si las feministas abolicionistas parten de una visión muy
parcial de la prostitución —y luego plantean soluciones muy cuestionables—
la visión de la defensa de prostitución como un trabajo más también refleja
una visión parcial: la de las mujeres que tienen mejores condiciones que la
gran mayoría del sector. Además, tras su imagen radical, en algunos casos
se esconden actitudes bastante conservadoras acerca de la imposibilidad de
cambiar esta sociedad dominada por el mercado en el que la sexualidad es
una mercancía más.

Una visión anticapitalista

Muchas veces, desde el movimiento anticapitalista se tratan los problemas
como si fueran totalmente nuevos, y tuviéramos que partir de cero en
nuestros análisis. En el tema de la prostitución, al igual que en muchos
otros, no es así en absoluto.
Autores y activistas escriben sobre la prostitución desde perspectivas
anticapitalistas desde al menos hace un siglo y medio, y su trabajo nos
ofrece planteamientos mucho más sólidos que los descritos arriba.

La prostitución y la historia

Un problema de ambas teorías descritas arriba es que excluyen una visión de
cambio histórico. Quieran o no, en efecto refuerzan la famosa definición de
la prostitución como "la profesión más antigua del mundo".
Es un ejemplo de la "visión Picapiedra" de la historia. Mientras Pedro
Picapiedra iba en su coche de piedra para acudir a su trabajo en la fábrica
de piedra, detrás de la fábrica había una joven en minifalda de pieles,
haciendo la esquina para ganar unas monedas de piedra.
Vale la pena analizar por qué la idea de "la profesión más antigua del
mundo" es necesariamente falsa. Para que haya prostitución, alguien tiene
que producir comida y construir alojamiento. Si alguien quiere comprar
sexo, primero tiene que trabajar —o hacer que otro trabaje— para tener con
qué pagar. Como explicó Marx:

En la producción social de su vida los hombres [y mujeres] establecen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la
base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y
a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.[18]

Es decir, si bien la prostitución existe desde hace miles de años, las
diferentes sociedades de clase dan lugar a fenómenos muy diferentes. El
marxista alemán, August Bebel describe en su obra Mujer y Socialismo, de
1879, como la prostitución existió en las sociedades antiguas de Grecia y
Roma y luego en el feudalismo, pero que siempre tomó una forma específica
en cada sociedad.
Explica que es sólo bajo el capitalismo que la prostitución se convierte
en un fenómeno masivo. Presenta datos para analizar la prostitución en
términos de clase, explicando que la gran mayoría de las prostitutas lo son
por pobreza y necesidad, pero que también existe una pequeña minoría de
prostitutas de "alto standing". Incluso describe el tráfico de mujeres, del
cual el principal país de origen era Alemania, que "exportaba" prostitutas
a medio mundo, desde Singapur hasta Buenos Aires. En ese período de la
primera globalización, Gran Bretaña era la gran potencia, y Alemania
todavía no había logrado su posición actual.
De paso, Bebel critica de forma irónica el doble rasero, por el cual se da
por sentado que los hombres tienen impulsos sexuales incontrolables,
mientras que las mujeres "respetables" deben mantener su virtud. Comentó
que "cada vez que los hombres se reúnen en gran número, parecen incapaces
de divertirse sin la prostitución" (léase despedida de soltero, feria
comercial…). Por supuesto, Bebel sabía que se trata de un hecho social, no
biológico.
Bebel también rechaza la regulación estatal de la prostitución, explicando
como ésta permitía abusos por parte de la policía y los médicos encargados
de "inspeccionar" a las mujeres.
En resumen, Bebel explica que: "La prostitución se convierte en una
necesaria institución social de la sociedad burguesa, al igual que la
policía, el ejército, la iglesia y la clase capitalista."[19]
La anarquista rusa Emma Goldman, que entonces vivía en EEUU, denunció en
1910 la hipocresía entorno a la prostitución, destacando que muchos
matrimonios burgueses también implicaban el intercambio de favores sexuales
por dinero. Incluso cuestionó varios tópicos que siguen vigentes:

Adjudicar el aumento de la prostitución a la alegada importación
extranjera, al hecho de extenderse cada vez más el proxenetismo, es de una
superficialidad abrumadora… los proxenetas, detestables como son, no se
debe ignorar que forman parte esencialmente de una fase de la prostitución
moderna, fase acentuada por las persecuciones y los castigos resultantes
de las esporádicas cruzadas llevadas a cabo contra ese mal social.
El proxeneta, no dudando que es uno de los miserables especímenes de la
familia humana, ¿en qué manera puede ser más despreciable que el policía,
quien le arranca hasta el último centavo a la pobre trotadora de la calle
para luego conducirla presa todavía? ¿Cómo el proxeneta ha de ser más
criminal, o una más grande amenaza para la sociedad cuando los
propietarios de grandes almacenes, de tiendas o fábricas, buscan sus
víctimas entre el personal femenino para satisfacer sus ansias bestiales y
después enviarlas a la calle? [20]

Desde la época de Marx y Engels y en adelante, se analiza cómo la
prostitución moderna y masiva se desarrolla en consonancia con el
capitalismo, desde la industrialización inicial, pasando por la primera ola
de internacionalización de hace más de un siglo, hasta el mundo actual de
globalización y crisis.
En cambio, ver la prostitución como "una manifestación del patriarcado"
impide analizar cómo ha ido desarrollándose. A menudo, "patriarcado" es
simplemente una etiqueta que significa cosas diferentes para personas
diferentes, pero implica una visión mediante la cual la opresión de las
mujeres es un hecho ahistórico, casi eterno. Al excluir el análisis de cómo
surgió la opresión de las mujeres con las primeras sociedades de clase, y
cómo esta opresión ha ido cambiando con el paso de las sociedades antiguas,
el feudalismo y ahora con el capitalismo, dificulta ver cómo se puede
acabar con esta opresión.[21]
En lo que se refiere a la prostitución, desde esta visión se intentan
analizar hechos del mundo del s.XXI —por ejemplo, la manera en que la
industria del sexo se aprovecha de mujeres que cruzan el planeta para
intentar escapar de las guerras y la pobreza— como si pasara lo mismo hace
mil o dos mil años.
Por poner un ejemplo, la agricultura existe desde hace 13 mil años, pero
no tiene sentido analizar la situación de un jornalero africano en los
invernaderos de Almería hoy como una mera variante de la de un esclavo en
una finca romana hace dos mil años. Por supuesto, se podrían encontrar
algunas similitudes superficiales, pero lo importante es el mayor potencial
que tienen los jornaleros hoy para cambiar su situación, como se ve con las
movilizaciones en el campo andaluz. La clave es la especificad de la
situación del jornalero en el capitalismo moderno, no alguna similitud con
los que trabajaban el campo en la antigüedad.
Lo mismo se aplica a la prostitución. Si bien existió en sociedades
anteriores, para entender qué es ahora, y para cambiar esta situación,
debemos verla como un factor específico del capitalismo moderno, no como un
hecho milenario fijo.

El sexo como mercancía

Quizá sea una obviedad, pero la clave de la industria del sexo es el hecho
de convertir las relaciones sexuales en una mercancía que se puede comprar
y vender como un producto más.
Como escribieron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista:

La burguesía desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían la
familia y puso al desnudo la realidad económica de las relaciones
familiares… La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la
producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita… Brotan
necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los
frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de
tierras remotas… la red del comercio es universal… Y lo que acontece con
la producción material, acontece también con la del espíritu.[22]

Al someterlo todo al dominio del mercado, el capitalismo también hace otra
cosa: crea la enajenación. Marx analizó la cuestión en 1844, en unos
difíciles textos filosóficos:

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en
que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser;
en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se
siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y
espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el
trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera
de sí.[23]

Esta enajenación es un motivo importante de la búsqueda de sustitutos por
las relaciones humanas de verdad. Marx volvió al tema de la enajenación en
El Capital, explicando como las mercancías —que no son más que el producto
del trabajo humano y por tanto de las relaciones sociales entre las
personas— se presentan como objetos independientes: su máxima expresión, el
capital —las grandes empresas, la banca etc.— no es más que la acumulación
del trabajo humano:

para hallar una analogía [tenemos] que trasladarnos a las regiones
nebulosas del mundo religioso. Aquí, los productos del cerebro humano
parecen dotadas de vida propia, independientes, en relación entre sí y con
los hombres. Lo mismo ocurre en el mundo de las mercancías con los
productos de la mano humana. Esto es lo que llamo fetichismo, que se
adhiere a los productos del trabajo en cuanto se produce como mercancías y
que, por consiguiente, es inseparable de la producción de mercancías.[24]

De la misma forma, bajo el capitalismo, el sexo —que en realidad consiste
en las relaciones sexuales entre seres humanos— se convierte en un objeto
ajeno a las personas, en una mercancía. Sólo por esto se puede hablar de
una "industria de sexo".
La visión abolicionista, que centra su crítica a la industria del sexo en
el argumento de que degrada a las mujeres, deja abierta la posibilidad de
que "otra industria del sexo es posible". Su crítica no tiene nada que
decir respecto a la pornografía para mujeres heterosexuales, lesbianas o
gays. Las tiendas de sexo dirigidas a una clientela femenina serían quizá
un paso hacia la igualdad.[25] Se condenará —y con razón— la creación de
"Roxxxy", la nueva muñeca-robot sexual que "posee órganos sexuales
artificiales y un esqueleto articulado que es posible mover como el de un
ser humano." Pero ¿qué se diría ante la noticia de que la empresa se
plantea diseñar un muñeco-robot "masculino" para las mujeres?[26] Y
finalmente, el pequeño sector de prostitución de hombres para mujeres
quedaría fuera del análisis.[27]
Las defensoras de la normalización de la prostitución, lejos de quedarse
calladas ante estos hechos, los celebran. Beatriz Espejo, autora de
Manifiesto Puta, por ejemplo, respondió a la pregunta "¿Cuál es la
solución?", diciendo "Que las mujeres tienen que hacer lo que les apetezca
respecto al sexo. Esto incluye que si te apetece pagar por estar con un
hombre, pagues y experimentes."[28]
En cambio, el análisis de la deshumanización y la alienación, inherente en
la objetificación del sexo, se aplica a toda la industria del sexo, sea
cual sea su mercado. Y evidentemente, se aplica a toda la prostitución, a
la mujeres o a la de hombres, más allá de las condenas a las condiciones de
esclavitud a las que algunas prostitutas están sometidas, o al abuso de
menores.
Desde el punto de vista anticapitalista, la prostitución, al igual que
toda la industria del sexo, es inseparable del capitalismo. Sólo acabando
con el capitalismo se puede acabar con las condiciones sociales que llevan
a las personas a ejercer la prostitución y con la alienación que crea el
mercado para ella.[29]

Medidas anticapitalistas hoy para superar la prostitución

Este planteamiento es correcto, pero puede fomentar la idea de que hay que
"esperar a la revolución" y que mientras tanto no hay nada que hacer. Nada
más lejos de la verdad.
Lo que sí es cierto es que, dado que el capitalismo es el problema, no
conseguiremos una solución mediante alianzas con el estado capitalista o
dándole más poder.
La visión anticapitalista significa impulsar las luchas, aquí y ahora,
para mejorar las condiciones sociales y los derechos de las personas
—especialmente de las mujeres, y más especialmente de las mujeres
inmigradas— para reducir las presiones que impulsan a la gente a ejercer la
prostitución.
La más importante de estas presiones es la pobreza, la necesidad
económica. Ésta es una cuestión de clase, con un componente importante
relacionado con el género y con la posesión o no de papeles. En este
sentido, se trata de apoyar las luchas contra el paro y la precariedad, en
apoyo a las huelgas. Pero también de luchar específicamente contra la
desigualdad de género en el trabajo: por una igualdad real de salarios
entre trabajadores y trabajadoras; por la igualdad de acceso a los cargos
cualificados… Otras medidas en este sentido serían la ampliación y mejora
de los servicios de guardería y de ayudas a las personas dependientes:
muchas mujeres ejercen la prostitución porque no encuentran otro trabajo
cuyo horario sea compatible con sus cargos domésticos. Finalmente, el nivel
escandalosamente bajo de muchas pensiones también puede empujar a algunas
mujeres a la industria del sexo (y si alguien lo duda que vea la película
Irina Palm).
En lo que se refiere a las personas inmigradas, también hay que combatir
el racismo en el mundo laboral, pero aquí el tema es mucho más amplio. Las
redes de tráfico de mujeres para la prostitución sólo pueden existir
gracias a los controles impuestos por la Unión Europea, incluyendo al
Estado español. Si hubiera libertad de circulación, a ninguna mujer de
Europa del este, África central o América Latina se le ocurriría ponerse en
manos de las mafias de la inmigración clandestina. Es decir, a la vez que
el gobierno condena estas mafias y dice que toma medidas contra el tráfico
de mujeres, son sus políticas de inmigración las que crean el problema.
Respecto a los "otros" sectores de la prostitución, como la prostitución
de hombres jóvenes o de transexuales, hacen falta medidas específicas. Por
ejemplo, el hecho de que jóvenes que se van de casa acaben prostituyéndose
es reflejo de los graves problemas de precariedad laboral y de la
dificultad de acceso a viviendas que afligen duramente a este sector.[30]
Las luchas por el acceso a trabajos y viviendas dignos para este sector
también contribuirían a reducir la prostitución. Muchas transexuales
trabajan de prostitutas debido a la poca aceptación que tienen al mostrar
su DNI cuando solicitan un trabajo "normal".[31] La lucha contra la
opresión específica sufrida por la gente transexual aumentaría sus
posibilidades de salir de la prostitución.
No debemos olvidar que, por ser la prostitución un fenómeno global, las
soluciones también tendrán que ser globales. Los diversos lugares de origen
de las mujeres (y a veces niños) de la industria de la prostitución son un
mapa de los desastres económicos, sociales y políticos del mundo.
Las deudas que pesan sobre los países pobres, y luego los planes de ajuste
estructural (ahora cínicamente llamados "estrategias para la reducción de
la pobreza"), empobrecen a la clase trabajadora y los campesinos de estos
países (a la vez que suelen enriquecer a sus clases dirigentes). Eliminar
estas deudas sería un paso importante para reducir este impulso a la
prostitución.
El cambio climático, si se sigue como hasta ahora, provocará cientos de
miles de refugiados y refugiadas. Algunas de estas personas se encontrarán
en las ciudades del norte sin posibilidades de sustentarse, cosa que, otra
vez, echará a algunos de ellos a la prostitución. Hacen falta medidas
reales para controlar las emisiones, así como medios para acoger a la gente
refugiada, permitiendo que acceda a trabajos dignos, etc.
Las guerras son otra causa importante de desastres humanos y aumentan
enormemente la prostitución. Tanto en Afganistán como en Irak, la
desestructuración social provocada por la guerra y la ocupación ha abocado
a muchas mujeres a la industria del sexo, dentro de sus propios países o en
los países a los que llegan como refugiadas.[32] Por este motivo los
gobiernos que llevan a cabo guerras y ocupaciones impulsan la prostitución;
los movimientos antiguerra ayudan, indirectamente, a frenarla.
[Punto por desarrollar: Haría falta hablar también de cómo se pueden
cambiar las actitudes hacia el sexo como mercancía, de diferentes maneras.
Por un lado hay que combatir las ideas e imágenes machistas, etc. También
haría falta oponerse a todos los diferentes modelos fijos acerca de cómo
deben ser las relaciones sexuales: castidad; pareja monógama; actividad
sexual desenfrenada como señal de éxito (pero sólo para los hombres por
supuesto).
Pero igualmente importante es la lucha para que la gente trabajadora pueda
tener relaciones personales más satisfactorias. Gramsci escribió en
"Americanismo y Fordismo" acerca de cómo las presiones de la vida laboral
impiden el desarrollo normal de las relaciones sexuales. Sin tiempo para
verse, y ahogados por facturas y letras, es más difícil que la gente sea
feliz en sus relaciones. Jornadas laborales más cortas, salarios dignos y
mejores condiciones contribuyen, entre otras cosas, a una sexualidad más
sana.]
Es evidente que estas propuestas son objetivos por los que se puede luchar
ahora mismo, pero también es obvio que conseguir todo esto implica una
lucha frontal contra el capitalismo.
Ésta es la única forma para realmente superar la situación actual, en la
que muchas mujeres, y no pocos chicos, se encuentran abocadas a ejercer la
prostitución, por la falta de alternativas. Por este motivo, las fuerzas de
la izquierda que se suman a la posición abolicionista —como hemos visto,
adoptando la totalidad del discurso— se equivocan gravemente.
Cualquier opción que busca "abolir" la prostitución mediante decretos y
leyes corre el riesgo, en la práctica, de librar al sistema capitalista de
sus responsabilidades, y de cargar contra las personas que tiene que
ejercer la prostitución. Sólo parece más realista porque siempre es más
"realista" mantener el estatus quo, en vez de intentar cambiarlo.

¿Organización sindical de las prostitutas?

Dado que no hay una forma rápida de eliminar la prostitución, se plantea la
cuestión de qué actitud tomamos respecto a los derechos de las personas que
la ejercen.
Debe ser obvio que la izquierda anticapitalista está a favor de que puedan
defender sus derechos frente a la represión y la persecución así como la
marginalización social, contra el estigma social que sufren las prostitutas
(excepto las muy ricas, evidentemente).
No debemos dar ningún apoyo a la policía que abusa de ellas, con o sin una
ley en la mano.
Apoyar el derecho a organizarse de las prostitutas (que no es lo mismo que
apoyar los derechos de la patronal de la industria del sexo, sino todo lo
contrario) no es una cosa abstracta. En Argentina existe la Asociación de
Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar), sindicato de trabajadoras sexuales
que está afiliado a la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA).[33] En
India existe la Karnataka Sex Workers Union, sindicato que organiza
trabajadora/es del sexo —mujeres, hombres y trans— y que forma parte de un
movimiento sindical más amplio.[34]
Frente a tales ejemplos, es triste que el PCE —haciéndose eco de las tesis
abolicionistas de un sector del feminismo radical— rechazara una propuesta
de CCOO a favor de la sindicalización de las prostitutas, expresando su
horror ante una posible "sección sindical de prostitutas de CCOO".[35] Esta
actitud no es nada consistente, y no concuerda con la visión de clase que
se supone que el PCE defiende. Si rechazan la organización sindical de las
prostitutas, ¿por qué no la de actores y actrices del porno, que también
practican el sexo por dinero? Y ¿las que trabajan en locales de masaje "con
final feliz" tampoco deben poder afiliarse a un sindicato? Y ¿las personas
que hacen striptease? Por otro lado, si aceptamos el derecho a organizarse
de la plantilla de una central nuclear, de una fábrica de armas, o de un
centro penitenciario, ¿esto implica que estamos a favor de todas estas
actividades? Parece que aquí hay un doble rasero y que el discurso
feminista actúa como excusa para negar a un sector "muy puteado" —por
decirlo de alguna manera— derechos que no se nos ocurriría negar a ningún
otro grupo, por mucho que rechacemos el negocio de sus jefes.
Por supuesto, no será nada fácil que se organicen las y los prostitutos,
como no lo es en ningún sector de trabajadoras explotadas y precarias (por
ejemplo, empleadas domésticas). Además, la izquierda anticapitalista del
Estado español, actualmente relativamente débil y fragmentada, quizá no
esté en condiciones de contribuir mucho, pero no debe haber sombra de duda
de que, en principio, estamos a favor del derecho de autoorganización.

Conclusión

Este último punto es de aplicación general: por ahora, no podemos hacer
gran cosa respecto a la prostitución, pero al menos podemos y debemos
aclarar nuestra visión. Periódicamente, surgen amplios debates respecto a
la prostitución. Si en estos debates la izquierda anticapitalista va a
remolque de una u otra de las corrientes descritas arriba —la abolición o
la normalización de la prostitución— cometemos un error.
Necesitamos una posición propia, independiente, arraigada en un análisis
de clase y del capitalismo, acerca de cómo la opresión actual de las
mujeres —y el modelo represivo respecto al sexo en general— forma parte de
esta realidad social y no puede superarse definitivamente sin acabar con el
capitalismo.
Esto no excluye el colaborar con las feministas con las que compartimos
objetivos inmediatos, sino todo lo contrario. Tendremos muchos puntos en
común con las que quieren que la prostitución deje de existir, así como con
las que quieren luchar contra la marginación y por los derechos de las y
los trabajadores del sexo actuales. Tener una visión propia es de hecho una
condición esencial para poder ver lo que tenemos un común, a pesar de las
diferencias que podamos tener con sus teorías.
Si decimos que "otro mundo es posible", estamos pensando en un mundo en el
que nadie tenga que vender su cuerpo, un mundo con libertad sexual de
verdad, no con la libertad del mercado, del dinero. Para conseguirlo,
tenemos que luchar hoy, dando pasos concretos, y sabiendo bien quién es el
enemigo: el capitalismo.

Algunos textos citados

Chase, E and Statham, J (2004) The Commercial Sexual Exploitation of
Children and Young People: An Overview of Key Literature and Data.
Literature Review by Thomas Coram Research Unit, Institute of Education:
University of London.
http://www.nationalworkinggroup.co.uk/system/datas/22/original/Thomas_Coram_
Commercial_adn_Sexual_Exploitation_of_Children_and_Young_People_-
_an_overview.doc?1255353348
Colectivo Hetaira (sin fecha): "Una mirada feminista a la prostitución",
http://www.colectivohetaira.org/web/documentos/2-documentos/22-una-mirada-
feminista-a-la-prostitucion.html
Díez Gutiérrez, Enrique Javier (2009): "Prostitución y violencia de
género", Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 24
(2009.4). Publicación Electrónica de la Universidad Complutense.
EFE: 25/11/09, "El Partido Comunista pide que la prostitución se considere
violencia de género"
http://noticias.terra.es/espana/2009/1124/actualidad/el-pce-pide-que-la-
prostitucion-se-considere-violencia-de-genero.aspx
Farley, Melissa, Julie Bindel y Jacqueline M. Golding (2009), Men who buy
sex: Who they buy and what they know, diciembre 2009, Eaves, London y
Prostitution Research & Education, San Francisco.
Garaizabal, Cristina (2003): "Derechos laborales para las trabajadoras del
sexo", Mugak, nº 23. http://www.colectivohetaira.org/crisgar0403.html
Hughes, Donna M. (2000) "Los hombres generan la demanda; las mujeres son
la oferta", Centro Reina Sofía, Valencia, noviembre de 2000,
www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demandsp.htm. Versión original en inglés:
www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand.htm.
New York Times, 17/04/05, "A Radical Feminist Who Could Dine With (Not on)
Conservatives".
Nicolás, Gemma, (2005), Planteamientos feministas en torno al trabajo
sexual, http://www.descweb.org/files/PlanteamientosFeministas.pdf
Palmer, Tink (2001) No Son of Mine, informe para Barnardos (ONG británica
que trabaja con niños). Resumen en www.barnardos.org.uk/noson.pdf
Pritchard, Jane (2010): "The sex work debate", International Socialism
Journal 125 (invierno de 2010), disponible en
http://www.isj.org.uk/index.php4?id=618
Raymond, Janice G. (1998): Prostitution as violence against women: NGO
stonewalling in Beijing and elsewhere, Women's Studies International Forum,
Vol. 21, No. 1, pp. 1-9,
http://action.web.ca/home/catw/readingroom.shtml?sh_itm=46413d9acb7e9322a28f
1df36d75637c
Raymond, Janice G. (2003) para la Coalición Internacional Contra el
Tráfico de Mujeres, Diez razones para no legalizar la prostitución.
http://action.web.ca/home/catw/readingroom.shtml?x=37143
Secretaria de la dona del PSUC viu (2009): Conclusions: Prostitució,
posicions de partit, 30/09/09.
http://donesdelpsucviu.blogspot.com/2009/09/conclusions-prostitucio-
posicions-de.html
Secretaría de la Mujer del PCE (2009): "El PCE pide una ley como la sueca
para la prostitución en España", 07/09/09,
http://pce.es/pcei_pl.php?id=3261&origen=rss&PHPSESSID=301e6e4b68b010e0dfa8c
57af5c3cc7e
-----------------------
[1] Ya había empezado a trabajar el tema cuando apareció un artículo que
tiene un análisis parecido, aunque con un énfasis algo diferente: Jane
Pritchard, "The sex work debate", International Socialism Journal 125
(invierno de 2010), disponible en http://www.isj.org.uk/index.php4?id=618.
Proporciona muchos argumentos y fuentes valiosos.
[2] Citado en Raymond, Diez razones para no legalizar la prostitución,
pág. 23. Ver también Enrique Javier Díez Gutiérrez, "Prostitución y
violencia de género".
[3] Colectivo Hetaira, "Una mirada feminista a la prostitución", en
http://www.colectivohetaira.org/web/documentos/2-documentos/22-una-mirada-
feminista-a-la-prostitucion.html
[4] Cristina Garaizabal, "Derechos laborales para las trabajadoras del
sexo", Mugak, nº 23.
[5] Citado en New York Times, 17/04/05.
http://www.nytimes.com/2005/04/17/weekinreview/17msuh.html
[6] Chris Bearchell, "Gay porn is getting skinned alive", Toronto Star,
15/01/93; "What Andrea Dworkin got right", en www.anotherthink.com (blog
cristiano) 25/04/05.
[7] Gemma Nicolás, Planteamientos feministas en torno al trabajo sexual,
pág. 69.
[8] Donna M. Hughes "Los hombres generan la demanda; las mujeres son la
oferta", conferencia en el Centro Reina Sofía, València, noviembre de 2000,
www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demandsp.htm. La nota sólo aparece en la
versión original en inglés: www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand.htm. Esta
autora también levanta dudas respecto a sus alianzas. Su "Libro de hechos"
sobre la prostitución en el Estado español cita al Ministerio del Interior
para sugerir que ETA se financia con la prostitución.
http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/spain.htm. En 2003 alabó las medidas
contra la prostitución de George W. Bush que, entre otras cosas, dictaron
que organizaciones que defendían la legalización de la prostitución —como
hacen algunas entidades que promueven los derechos de prostitutas en
diversos países— ya no podrían recibir fondos de ayuda.
http://article.nationalreview.com/268710/accommodation-or-abolition/donna-m-
hughes
[9] Joe A Thomas, "Gay male video pornography: Past, present and future",
en Ronald John Weitzer (Ed.) Sex for sale: prostitution, pornography, and
the sex industry, Routledge, Nueva York 2000, pág 49.
http://books.google.es/books?id=zFpLTrLyDC8C&pg=PA49&lpg=PA49&dq=pornography
+market+homosexual+heterosexual&source=bl&ots=7qeIdxgxUR&sig=6WPhPMIqoHqGNMM
bhNU4qmStwHI&hl=es&ei=a81hS5vnJ9TNjAe-3_G-
DA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6&ved=0CDIQ6AEwBQ#v=onepage&q=&f=fal
se
[10] Constance Bernard y otros, "Exotic dancers: gender differences in
societal reaction, subcultural ties, and conventional support", en Journal
of Criminal Justice and Popular Culture, 10(1) (2003) 1-11.
http://www.albany.edu/scj/jcjpc/vol10is1/bernard.html. Aunque se debe
mencionar que en la investigación se encontraron diferencias importantes en
las actitudes hacia los hombres y las mujeres que trabajaban en este campo.
[11] Tink Palmer, No Son of Mine, resumen del informe realizado para
Barnardos, 2001. www.barnardos.org.uk/noson.pdf.
[12] Chase, E and Statham, J (2004) The Commercial Sexual Exploitation of
Children and Young People: An Overview of Key Literature and Data.
Literature Review by Thomas Coram Research Unit, Institute of Education:
University of London.
http://www.nationalworkinggroup.co.uk/system/datas/22/original/Thomas_Coram_
Commercial_adn_Sexual_Exploitation_of_Children_and_Young_People_-
_an_overview.doc?1255353348
[13] Podemos leer lo siguiente en un texto abolicionista: "Es necesario
poner de manifiesto que los datos exponen que las personas que ejercen la
prostitución son mayoritariamente mujeres, y que las personas que compran
esos cuerpos, para su uso sexual, son hombres. Ambas cifras indican que el
fenómeno de la prostitución es, por tanto, una cuestión de género, fruto de
una estructura de dominación masculina."
http://www.malostratos.org/cindoc/040%20cindoc%20viol%20prostit%2001.htm
[14] Colectivo Hetaira, "Una mirada feminista a la prostitución".
[15] http://prostitucion-visionobjetiva.blogspot.com
[16] Gemma Nicolás, Planteamientos feministas entorno al trabajo sexual,
pág. 27, http://www.descweb.org/files/PlanteamientosFeministas.pdf
[17] Entrevista a Beatriz Espejo, La Vanguardia, 20/11/2009, reproducida
en la web del Colectivo Hetaira.
[18] K. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía
Política, 1859. Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-
e/1850s/criteconpol.htm
[19] August Bebel, Mujer y Socialismo, capítulo 12. Disponible en inglés
en www.marxists.org/archive/bebel/1879/woman-socialism/ch12.htm.
[20] Emma Goldman, La prostitución. Disponible en
http://marxists.org/espanol/goldman/1910/005.htm
[21] Sobre el marxismo y la teoría del patriarcado, ver Angie Gago,
"Género y clase, la liberación de la mujer hoy", en La Hiedra, marzo de
2009, y Chris Harman, Mujer y capitalismo, Folleto de En lucha, 2005.
[22] K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista (1848),
disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[23] "El trabajo enajenado" en Karl Marx, Manuscritos Económicos y
filosóficos de 1844, Primer Manuscrito, disponible en
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-4
[24] Karl Marx, El Capital, Libro 1, Tomo 1, Akal, 1976, pág. 103.
[25] "Un sex shop para mujeres", Marie Claire, 30/05/07. La "sex shop para
mujeres", Factor Mujer, ha diseñado su web en color lila, incluyendo el
símbolo de la mujer.
[26] La Vanguardia, 10/01/2010. La empresa la llaman "true companion",
"compañera de verdad", y dicen que la muñeca no es sólo para sexo sino
también amistad. Sobran palabras. http://truecompanion.com
[27] "Shady Lady Ranch offers new 'menu' for women", Times Online,
6/01/10. Hay dos hechos destacables del informe. Primero, la dueña de la
burdel explicó que "Con tantos espectáculos de 'boys' en Las Vegas,
pensamos que era el momento para intentar esto". Segundo, que la madame
había recibido 150 solicitudes, la gran mayoría de Detroit y Las Vegas, las
zonas que tienen las tasas de paro más altas de EEUU. La dinámica de este
sector —que no deja de ser pequeño— se parece bastante a la del resto de la
prostitución.
[28] Entrevista a Beatriz Espejo, La Vanguardia, 20/11/2009.
[29] Haría falta estudiar el informe de Farley y otras (2009), Men who buy
sex, que investiga las motivaciones de los hombres que acuden a
prostitutas.
[30] Ver Tink Palmer, No Son of Mine.
[31] Normalmente el nombre en su DNI no coincide con su aspecto femenino o
masculino.
[32] Nizar Latif, "La prostitución 'florece' en Iraq", Rebelión 30/11/09;
IRIN.News, "Afganistán: Aumentan los casos de prostitución en el norte del
país por el alza del precio de los alimentos", Rebelión, 18/07/08; Elaheh
Rostami Povey, Afghan Women, Zed books, Londres 2007.
[33] Ver www.ammar.org.ar, y la entrevista a dos dirigentas del sindicato
en http://www.suteba.org.ar/index.php?r=1153.
[34] Ver: http://kswu.blogspot.com.
[35] "Comunicado de la Secretaría Federal de la Mujer del PCE, ante la
presentación pública del libro Derechos de Ciudadanía para trabajadoras y
trabajadores del sexo de CCOO", 09/06/07. Disponible en
www.nodo50.org/pce/secretarias/secmujer/pl.php?id=1623
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