Una paradoja en oraciones de acción

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Descripción

´ UNA PARADOJA EN ORACIONES DE ACCION ´ BARRERO TOMAS Resumen. Me ocupar´e de la relaci´on entre la forma l´ogica que Davidson le atribuye a “intencionalmente” y de algunos ejemplos de supuestas oraciones de acci´on (las omisiones intencionales) que permiten generar una paradoja entre varios de los principios b´asicos de la sem´ antica y la teor´ıa de la acci´on davidsonianas.

ABSTRACT. This paper deals with the connection between the logical form Davidson attributes to “intentionally” and some putative examples of action sentences (intentional omissions) that allow a puzzle to emerge concerning various basic principles both of davidsonian semantics and action theory.

´n Introduccio En un pu˜ nado de art´ıculos cl´asicos [Davidson 1963, Davidson 1967a, Davidson 1970, Davidson 1971, Davidson 1978], Donald Davidson presenta y defiende un conjunto de tesis concernientes al v´ınculo conceptual entre acci´on e intenci´on. Su propuesta es compleja y sutil y ha producido una enorme reacci´on en la filosof´ıa de la acci´on y en la sem´antica contempor´aneas. Uno de los pilares en esta concepci´on es el circuito que establece entre acci´on, intenci´on y movimientos corporales. Las acciones son un tipo de eventos, los movimientos corporales que pueden describirse intencionalmente. Los eventos en la vida de una persona que revelan acci´on —o, menos idiom´aticamente, agencia, “agency”— son justamente aquellos de sus movimientos f´ısicos que pueden describirse en t´erminos de una intenci´on. De las muchas interpretaciones posibles de esta idea solo discutir´e una, la sem´antica. Desde un punto de vista puramente sem´antico, la forma l´ogica de las oraciones de acci´on deber´ıa elucidar el concepto de agencia tal como este se expresa en nuestro lenguaje. Esa estructura Key words and phrases. Omissions, negative action sentences, adverbs and sentential negation. Palabras-clave. Omisiones, acciones negativas de acci´on, adverbios y negaci´on oracional. Este trabajo hace parte del proyecto de investigaci´on “Lenguaje y acci´on. Fundamentos de una sem´ antica multidimensional” financiado por la Universidad de los Andes. Fue discutido en una versi´on previa en el simposio “Agencia, responsabilidad y car´ acter” organizado por la Universidad del Rosario. All´ı recibi´o valiosos comentarios y cr´ıticas por parte de Santiago Amaya, Carlos Moya, Carlos Patarroyo y Andrei Buckareff. 1

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formal nos muestra c´omo vincular acciones y eventos: los eventos son los valores sem´anticos que cuantificamos cuando tratamos de encontrar las condiciones de verdad para oraciones de acci´on. Las oraciones de acci´on son aquellas a las que la descripci´on intencional es aplicable [Davidson 1985a, p. 297]. La herramienta sem´antica clave en el proceso de encontrar oraciones de acci´on es, por ende, la posibilidad de una descripci´on que use los adverbios que imputan intenci´on. Es por esa raz´on que necesitamos su forma l´ogica. Esto nos capacitar´a para desarrollar dos tareas independientes pero conectadas. La primera es entender el papel sem´antico de los modificadores adverbiales en los que el agente es importante y separarlos de aquellos en los que no lo es. La segunda es ayudarnos a delimitar la clase de movimientos f´ısicos que pueden considerarse acciones prestando atenci´on a aquella clase de oraciones para las cuales tiene sentido aplicar modificadores adverbiales que mencionan al agente. En el contexto de mi discusi´on, la forma l´ogica de las oraciones de acci´on nos provee la clase de material —movimientos f´ısicos, eventos— al que es aplicable la descripci´on intencional, mientras la forma l´ogica de los llamados “adverbios de acci´on” tales como “intencionalmente”, “a prop´osito”, “involuntariamente” [Davidson 1985a, p.297] nos ense˜ na c´omo aplicar la descripci´on intencional a este material y a fortiori, cu´al es el material que debemos seleccionar para que la descripci´on tenga sentido. Si la descripci´on intencional juega un papel central con respecto al concepto de acci´on, cierto tipo de modificaci´on adverbial para oraciones de acci´on expresa este hecho en nuestro lenguaje. Dado este marco conceptual, mi breve discusi´on se ocupar´a de la relaci´on entre la forma l´ogica que Davidson le atribuye a “intencionalmente” y de algunos ejemplos de oraciones de acci´on (las omisiones intencionales) que parecen entrar en conflicto con varios de los principios b´asicos de la sem´antica y la teor´ıa de la acci´on davidsonianas. En la primera secci´on presentar´e cuatro tesis de Davidson sobre sem´antica y acci´on que quiero discutir e introducir´e algunos de los ejemplos para ilustrarlas. En la segunda secci´on derivar´e lo que parece ser una paradoja. Utilizando oraciones de acci´on que expresan omisiones intencionales, negaciones y diferencias en lo que, a falta de un mejor t´ermino, denominar´e alcance del adverbio de acci´on, mostrar´e que esas oraciones producen un cortocircuito entre las tesis de la primera secci´on. A continuaci´on discutir´e algunas soluciones al problema que se han sugerido en la literatura y se˜ nalar´e las razones que me llevan a rechazarlas. Finalmente, quisiera dar razones de por qu´e creo que enfrentar la paradoja es indispensable para avanzar en la sem´antica de las oraciones de acci´on.

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´ n de Davidson La posicio

Las principales tesis de Davidson que pretendo discutir son las siguientes: (i). Cuando un hablante emite una oraci´on como: 1.1. Donald abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’ intencionalmente la par´afrasis l´ogica que explica su actuaci´on ling¨ u´ıstica es algo como 1.2. Fue intencional de Donald que Donald abordara un avi´on con el aviso ‘Londres’, donde “Fue intencional de Donald” es una funci´on oracional que menciona las actitudes del agente [Davidson 1967a, pp. 121– 122]1. (ii). Esta funci´on siempre toma la oraci´on completa “Donald abord´o el avi´on con el aviso ‘Londres”’ como su alcance (scope). En una breve nota Davidson [Davidson 1978, pp. 187] descarta la posibilidad de encontrar otro an´alisis para construcciones alternativas del estilo: 1.3. Donald intencionalmente abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’ e 1.4. Intencionalmente Donald abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’, porque las considera l´ogicamente irrelevantes para el an´alisis de “tener la intenci´on” (“intending”). Esto quiere decir que 1.3 y 1.4 siempre deben parafrasearse como 1.2. La raz´on, aparentemente, es la opacidad referencial admisible —de dicto— del evento mencionado en 1.2 y la opacidad referencial sinsentido —de re— del evento mencionado en 1.3, 1.4 con otro tipo de alcance para “intencionalmente”. (iii). Las omisiones intencionales son acciones2 [Davidson 1963, pp. 4– 5 n.2]. Esto quiere decir que las omisiones deben tener una interpretaci´on natural en t´erminos de la forma l´ogica de las oraciones de acci´on y de “intencionalmente”. (iv). En cualquier explicaci´on sem´antica de “intencionalmente” debemos evitar a toda costa la referencia a “actos de la voluntad” [Davidson 1971, pp. 83]. Independientemente de la relaci´on entre 1O

lo que otros autores han denominado como modificador orientado al sujeto [Parsons 1990, pp. 66] o adverbio de frase [Taylor 1985, pp. 20–21]. 2En todo el texto con “omisiones” me referir´ e a “omisiones intencionales”.

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la forma l´ogica de este adverbio y la omisi´on, ´esta no puede ser un acto de la voluntad. En t´erminos puramente davidsonianos, podemos entender (iv) como un rechazo de intermediarios entre las razones de un agente (los estados mentales racionalizantes) y sus acciones (movimientos f´ısicos). De estas tesis (i) y (ii) son de naturaleza sem´antica, mientras (iii) y (iv) son tesis ontol´ogicas y, en cierto sentido, metaf´ısicas. (iii) nos dice que debemos incluir las omisiones en nuestra sem´antica de oraciones de acci´on. (iv) establece una restricci´on metaf´ısica en nuestra comprensi´on sem´antica, toda vez que la sem´antica no debe permitir que hagamos referencia a formas de causalidad (como la de los actos de la voluntad) ajenas a la ciencia. 2.

La paradoja

El problema surge cuando la negaci´on entra en escena. Un hablante que emite una oraci´on como 2.1. Donald no abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’ intencionalmente, afirma que el abordar Donald el avi´on no fue intencional. Niega el adverbio, tal como deber´ıa suceder de acuerdo con la tesis (i). La par´afrasis l´ogica es, entonces, como sigue 2.2. No fue intencional de Donald que Donald abordara el avi´on con el aviso ‘Londres’3. Esta suposici´on simplemente no funciona para ejemplos en los que la negaci´on se aplica al verbo principal, casos como 2.3. Donald intencionalmente no abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’ e 2.4. Intencionalmente Donald no abord´o un avi´on con el aviso ‘Londres’. De acuerdo con la tesis (ii), “intencionalmente” siempre tiene alcance amplio por lo que la u ´nica forma de hacerse cargo de casos como 2.3 y 2.4 en concordancia es tratarlas de acuerdo con la construcci´on 2.2. En ese caso, tenemos solamente dos negaciones (no sin´onimas) a considerar, una del adverbio (de la funci´on oracional) y otra de la oraci´on que le sirve de contenido. Es suficientemente claro a partir de los ejemplos que, mientras 2.2 descarta el abordar de Donald como intencional (negaci´on externa), 2.3 y 2.4 califican su no abordar el avi´on como intencional (negaci´on interna). La oraci´on 2.2 puede describir 3Algunos

te´ oricos que trabajan en un marco sem´antico davidsoniano discuten la viabilidad ling¨ u´ıstica de esta negaci´on. Parsons, por ejemplo, descarta 2.2 como “sinsentido” y se concentra en 2.3 y 2.4 [Parsons 1990, pp. 66–67].

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casos como accidentes, coacci´on, etc., en muchos de los cuales no aseverar´ıamos con verdad que Donald abord´o el avi´on justamente porque no fue intencional de su parte abordar el avi´on. Con 2.2 negamos la posibilidad de una descripci´on intencional. Por el contrario, oraciones como 2.3 y 2.4 parecen descripciones normales de una acci´on genuina cuyo agente es Donald. Donald tuvo la intenci´on de no abordar el avi´on y actu´o de acuerdo con ella. No consigui´o abordar el avi´on y abordar el avi´on es algo que, de una u otra forma, se supon´ıa Donald deb´ıa hacer; en suma, Donald omiti´o abordar el avi´on con el aviso ‘Londres’ [Bach 2010, p. 54]. Su no abordar el avi´on fue intencional bajo una descripci´on, aquella expresada por 2.3 y 2.4. Negamos que Donald haya abordado el avi´on y aseveramos que fue intencional de su parte no abordar el avi´on. Si las omisiones intencionales son acciones ((iii)), tambi´en lo es el que Donald no haya abordado el avi´on. Dadas las coincidencias en la acci´on intentada descrita por 2.3 y 2.4, parece natural postular 2.5 como par´afrasis l´ogica com´ un a ambas oraciones: 2.5. Fue intencional de Donald que Donald no abordara el avi´on con el aviso ‘Londres’. En consecuencia, dadas las divergencias sem´anticas entre 2.2 y 2.5, 1.2 no comparte las condiciones de verdad de 1.3 y 1.4. Las diferencias se producen porque la negaci´on tiene alcance largo en 1.2 con respecto a “intencionalmente” y corto en 1.3 y 1.4. Si tenemos en cuenta la forma l´ogica cuantificacional que Davidson propone para las oraciones de acci´on, podr´ıa pensarse que la dificultad se superar´ıa si se impidiera la cuantificaci´on sobre eventos en un contexto opaco que se introduce con “intencionalmente”. Creo, sin enbargo, que este diagn´ostico es sesgado y no representa fielmente los datos ling¨ u´ısticos por las siguientes razones. En primer lugar, como se puede mostrar con las formalizaciones de 2.2 y 2.5, en ambos casos cuantificamos en un contexto opaco de dicto. Utilizando Id como formalizaci´on de “Fue intencional por parte de Donald que” obtenemos: 2.6. ¬Id (∃x)(Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)) 2.7. Id ¬(∃x)(Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)) La diferencia aqu´ı no se debe a la actitud favorable y creencia expresados con Id en 2.6 y 2.7; se debe a la negaci´on. El problema que veo aqu´ı no surge de la sustituci´on de x sino de la posibilidad de atribuirle condiciones de verdad a oraciones del lenguaje natural con negaciones. Lo interesante es que no es la negaci´on adverbial, ¬Id , que involucra actitudes proposicionales la que genera el problema; como veremos, es la humilde negaci´on extensional del cuantificador existencial. En segundo lugar, es f´acil mostrar usando negaciones en las mismas posiciones sint´acticas de 2.2, 2.3 y 2.4 que el mismo problema surge para

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adverbios cuya forma l´ogica excluye actitudes favorables y creencias (i.e. “accidentalmente”); y por adverbios “mixtos” (i.e. “torpemente”) que tienen una interpretaci´on muy natural como adverbios de modo y otra, rara vez reconocida, como adverbios de acci´on [Taylor 1985, pp. 21]. La tarea consiste, entonces, en encontrar una interpretaci´on para la siguiente negaci´on de manera tal que resulte coherente con la tesis de que las omisiones son acciones ((iii)): 2.8. ¬(∃x)(Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)). Esa interpretaci´on debe tener en cuenta tambi´en la restricci´on impuesta por la tesis (iv): no se puede abrir espacio a los actos de la voluntad ni siquiera en el caso de las omisiones. ¿Podemos encontrar condiciones de satisfacci´on para 2.8 en t´erminos de movimientos f´ısicos? Como todos sabemos 2.8 es l´ogicamente equivalente a 2.9. (∀x)¬(Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)). La idea misma de cuantificaci´on universal para eventos es poco com´ un en la sem´antica de Davison. Hasta donde s´e, solamente la utiliza en dos circunstancias: para expresar leyes naturales [Davidson 1967b, p. 158] y para expresar juicios evaluativos globales [Davidson 1985a, p. 294]. Dado que la teor´ıa causal de la acci´on de Davidson distingue cuidadosamente los enunciados causales sobre acciones de los enunciados que expresan leyes naturales [Davidson 1967b, Davidson 1969], debemos reconocer que estamos aqu´ı frente a un juicio evaluativo global. En el u ´nico pasaje donde en respuesta a un texto de Vermazen [Vermazen 1985] se refiere directamente a este problema, Davidson ofrece una par´afrasis que podemos adaptar a casos como 2.7 [Davidson 1985c, p. 218] as´ı: 2.10. Fue intencional de parte de Donald que no fuera el caso que existiera una acci´on de Donald que fuera un abordar el avi´on con el aviso ‘Londres’. Desde un punto de vista puramente sem´antico, para poder ser tomadas como acciones las omisiones deber´ıan parafrasearse en t´erminos actos f´ısicos y esta exigencia en conjunci´on con par´afrasis como 2.10 desaf´ıa la idea misma de movimiento corporal. Esta oraci´on no parece tener una intepretaci´on definida en los movimientos corporales de Donald ni en sus causas o consecuencias. En parte debido a casos de este estilo, pienso yo, en un pasaje Davidson concede que es necesario interpretar “generosamente” la idea de movimiento corporal para que incluya “quedarse inm´ovil y actos mentales como decidir y calcular” [Davidson 1971, p. 49]. Supongamos, por mor de la argumentaci´on, que Donald omiti´o subir al avi´on y tomemos en serio la idea de intepretar los movimientos corporales para que incluyan permanecer inm´ovil. Permanecer inm´ovil parece

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el candidato ideal para ejecutar la intenci´on expresada por 2.10. Si ese es el u ´nico movimiento f´ısico que se adecua a la descripci´on intencional, deber´ıamos poder utilizar esa descripci´on en la inferencia natural de 2.11. Donald omiti´o abordar el avi´on con el aviso ‘Londres’ a 2.12. Donald permaneci´o inm´ovil en la puerta para no abordar el avi´on. Tengo serias dudas con respecto a que esta inferencia pueda ser reconstruida sem´anticamente. Si suponemos que 2.12 tiene una forma l´ogica debe ser la de un enunciado existencial: permanecer inm´ovil ser´ıa una manera entre muchas posibles de no abordar el avi´on. Por el contrario, 2.9 tiene una forma universal: no hay un evento de abordar Donald el avi´on. La inferencia de 2.11 a 2.12 se revela claramente falaz: de la misma forma en que “no hay extraterrestres verdes” no implica “hay un extraterrestre que no es verde”, “no hay un abordaje por Donald del avi´on” no implica “hay un no abordaje por Donald del avi´on”. Por lo tanto, oraciones que contienen “omitir” no implican oraciones que contienen “permanecer inm´ovil” en virtud de la forma l´ogica. Pero permanecer inm´ovil es el camino m´as natural de las omisiones a los movimientos f´ısicos concebidos generosamente. Luego, las omisiones no admiten una interpretaci´on en t´erminos de movimientos f´ısicos concebidos generosamente. Si, por otra parte, se sostiene, como Davidson parece hacerlo [Davidson 1985c, p. 219], que la inferencia no se presenta por la posibilidad de una redescripci´on de “permanecer inm´ovil” que no haga referencia a “no abordar”, entonces debemos reconocer que la forma l´ogica tiene una seria limitaci´on para explicar la estructura de las omisiones. Nuestro problema inicial era c´omo conectar lo que parece la interpretaci´on m´as perspicaz de las omisiones con una sem´antica que cuantifique sobre movimientos f´ısicos y eso no lo hemos conseguido4. A lo sumo, tenemos la descripci´on de un juicio acerca de c´omo actuar (2.7) y no una acci´on genuina. Y recu´erdese la tesis (iv): la forma l´ogica de las oraciones de acci´on solo toma eventos (movimientos f´ısicos) como sus valores de cuantificaci´on. De ah´ı que no podamos interpretar las omisiones como actos de la voluntad. He aqu´ı, entonces, la paradoja: las tesis sem´anticas (i) y (ii) no pueden 4La

soluci´ on propuesta por Davidson me parece arbitraria e injustificada. Si la idea es encontrar una redescripci´on de las oraciones de acci´on ante cada contraejemplo que involucre intenciones, otros fen´omenos racionales como la aglomeraci´on de intenciones [Bratman 1985], es decir, esquemas de inferencia que nos permiten pasar de Id A, Id B a Id A ∧ B tampoco pueden reconstruirse sem´anticamente, i.e., en virtud de su forma l´ ogica. Modificar los fen´omenos ling¨ u´ısticos para que encajen en un determinado patr´ on no parece un m´etodo sem´antico recomendable.

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hacerse cargo de las omisiones porque chocan con lo que parece ser la sem´antica adecuada seg´ un las restricciones impuestas por la tesis (iv). Si las omisiones son acciones (tesis (iii)), entonces por la estructura sem´antica de la que disponemos (tesis (i) y (ii)) parecen ser actos de la voluntad, contrariando la tesis (iv). Las omisiones plantean no solo un dilema ontol´ogico, sino una paradoja sem´antica. Pienso que este no es un acertijo del que podamos librarnos ad hoc usando alguna distinci´on ingeniosa u ´nicamente. Es la expresi´on de un desaf´ıo conceptual profundo e interesante. El problema con la negaci´on se hace patente en la presencia de adverbios de acci´on por el v´ınculo conceptual entre intenci´on y acci´on. En la medida en que la descripci´on intencional es la manera que tenemos de atribuir agencia y la negaci´on de las oraciones de acci´on es el medio sem´antico a nuestra disposici´on para excluir un evento del mundo de la acci´on, uno tendr´ıa razones para esperar que la descripci´on intencional y las negaciones de oraciones de acci´on encajaran. Hemos visto, sin embargo, que esto no es el caso. 3.

Algunas salidas en falso

Algunos fil´osofos y semantistas han visto con claridad este problema y han intentado una soluci´on radical. Su idea central puede ser interpretada como un intento por bloquear el argumento desde su inicio, es decir, desde la distinci´on de alcance. Y hay, de hecho, una ingeniosa estrategia para deshacernos de casos como 2.3 y 2.4 dentro de lo que podr´ıamos llamar un contexto davidsoniano amplio para oraciones de acci´on. Debemos rechazar las tesis (i) y (ii). La expresi´on “intencionalmente” no se debe construir como en 1.2, sino como un adverbio “genuino” que contribuye a las condiciones de verdad de la oraci´on de la misma manera en que los adverbios de lugar o tiempo lo hacen; a saber, como un predicado de eventos [Lepore y Ludwig 2009, p. 181–183]. “Intencionalmente” puede introducirse, entonces, como un predicado de tres lugares que relaciona al agente, el tiempo de la acci´on y la forma l´ogica de la acci´on b´asica que el agente realiz´o intencionalmente [Ludwig 2010, p. 47]. En t´erminos de mi discusi´on y dejando de lado algunas sutilezas sobre acciones b´asicas, esto significa que debemos interpretar 1.1, 1.3 y 1.4 como 3.1. Donald abord´o el avi´on con el letrero ‘Londres’ y Donald pretendi´o abordar el avi´on con el letrero ‘Londres’. Las distinciones de alcance desaparecen en consecuencia y la par´afrasis l´ogica es la misma para los diferentes casos. Pero, como lo muestran las negaciones de 1.1, 1.3 y 1.4, los casos son diferentes y no veo la manera de tratar esos datos a partir del an´alisis predicativo–verbal de “intencionalmente”. En efecto, la par´afrasis l´ogica de 2.1 es 3.2, mientras la de 2.2 y 2.3 es 3.3:

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3.2. Donald abord´o el avi´on con el letrero ‘Londres’ y Donald no pretendi´o abordar el avi´on con el letrero ‘Londres’. 3.3. Donald no abord´o el avi´on con el letrero ‘Londres’ y Donald pretendi´o no abordar el avi´on con el letrero ‘Londres’. Y aqu´ı nos encontramos en un impasse porque, no importa la intepretaci´on que escojamos para las expresiones “no pretendi´o” y “pretendi´o no”, 3.2 y 3.3 no son l´ogicamente equivalentes, como deber´ıan serlo si 3.1 fuera la par´afrasis l´ogica correcta de 1.1, 1.3 y 1.4. La oraci´on 3.2 implica que Donald abord´o el avi´on, mientras la oraci´on 3.3 no lo implica; la oraci´on 3.3 implica que Donald no abord´o el avi´on, mientras la oraci´on 3.2 no lo implica. As´ı pues, no podemos simplemente descartar las distinciones de alcance incluso si “intencionalmente” tiene una intepretaci´on predicativa y extensional. El problema, de nuevo, tiene que ver con la negaci´on usual y no con el reporte de actitudes proposicionales. Por lo tanto, rechazar (i) y (ii) por s´ı mismo no resuelve el enigma sem´antico. Una soluci´on alternativa es descartar las omisiones, proscribirlas del contexto de la acci´on (es decir, rechazar la tesis (iii)). Algunos fil´osofos han abrazado esta opini´on [Bach 2010, p. 56]. Las omisiones no son acciones y por ende no tenemos una forma l´ogica que revele agencia en este caso. Cuando Donald omiti´o abordar el avi´on, por ejemplo, fall´o en hacer algo que se supon´ıa deb´ıa hacer. Se supon´ıa que deb´ıa abordar el avi´on dadas las restricciones normativas impuestas por su intenci´on pero ning´ un evento individual per se pudo contar como una omisi´on sin esas restricciones [Bach 2010, p. 54]. Donald no hizo nada pero s´ı tuvo razones para no abordar el avi´on. Lo que tenemos que captar es un estado, el estado psicol´ogico de Donald sem´anticamente describible, seg´ un otros autores, con una cuantificaci´on de estados [Ludwig 2010, p. 45]. Las acciones son eventos, los estados no. De acuerdo con esta teor´ıa las omisiones no son acciones pero tienen descripciones intencionales. La descripci´on intencional, entonces, no ser´ıa una marca de la acci´on sino del estado intencional. Sin embargo, como sabemos, los estados intencionales tienen condiciones de satisfacci´on pero, dadas las peculiaridades sem´anticas de 2.8, podemos mostrar que no es en absoluto claro qu´e puede contar como condiciones de satisfacci´on para 2.11. Por esa raz´on me tom´e el trabajo de intentar explicar el contenido de la omisi´on en t´erminos del contenido de la oraci´on de acci´on. Decir que las omisiones son estados intencionales en este sentido es decir que algunos estados intencionales son tales que sus condiciones de satisfacci´on son imposibles de especificar hasta que no hayamos dado una explicaci´on razonable de las oraciones negativas de acci´on. Y entonces el problema sem´antico resurge bajo la forma de la especificaci´on de ese contenido y caminamos en c´ırculo. Hasta donde alcanzo a ver, las dos opciones que he tenido en cuenta

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para enfrentar la paradoja sem´antica tienen inconvenientes. Una produce las consecuencias l´ogicas err´oneas para los ejemplos discutidos; la otra s´olo nos hace retroceder del problema de la sem´antica de las oraciones de acci´on a la sem´antica de estados intencionales cuyo contenido est´a dado por las mismas oraciones de acci´on con las que comenzamos. Ninguna de estas alternativas me resulta atractiva. 4.

Conclusiones

En resumen, hemos encontrado una paradoja en oraciones de acci´on. La paradoja trae algunas consecuencias generales. Las oraciones de aci´on y los adverbios de acci´on, de acuerdo con Davidson, son las dos caras de una moneda. Pero las oraciones negativas, t´ıpicas de las omisiones, muestran que hay una especie de desajuste entre las primeras y las segundas. Por lo tanto, la sem´antica por s´ı misma no sostiene la indudable conexi´on conceptual entre acci´on e intenci´on. El alcance intermedio de los adverbios de acci´on es una prueba de que todav´ıa hay un dif´ıcil trabajo sem´antico por hacer con respecto a ella. Por ejemplo, uno podr´ıa pensar en las diferencias entre 4.1. Id (∃x)(Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)) y 4.2. (∃x)Id (Abord´o(Donald, un avi´on con el aviso ‘Londres’, x)) Tal vez para encontrar la forma l´ogica de las omisiones sea necesario comparar 4.1 y 4.2. Probablemente las intenciones de alcance intermedio como 4.1 tengan una estructura l´ogica espec´ıfica por descubrir y describir en la que resida esta respuesta. Referencias [Bach 2010] Bach, Kent. “Refraining, Omitting and Negative Acts”. En [O’Connor y Sandis 2010, pp. 50–57]. [Bratman 1985] Bratman, Michael. “Davidson’s Theory of Intention”. En [Vermazen y Hintikka 1985, pp. 13–26] [Davidson 1963] Davidson, Donald. “Actions, Reasons and Causes”. En [Davidson 2002, pp. 3–19]. [Davidson 1967a] Davidson, Donald. “The Logical Form of Action Sentences”. En [Davidson 2002, pp. 105–148]. [Davidson 1967b] Davidson, Donald. “Causal Relations”. En [Davidson 2002, pp. 149–162]. [Davidson 1969] Davidson, Donald. “The Individuation of Events”. En [Davidson 2002, pp. 163–180]. [Davidson 1970] Davidson, Donald. “Mental Events”. En [Davidson 2002, pp. 207– 225]. [Davidson 1971] Davidson, Donald. “Agency”. En [Davidson 2002, pp. 43–61]. [Davidson 1978] Davidson, Donald. “Intending”. En [Davidson 2002, pp. 83–102]. [Davidson 1985a] Davidson, Donald. “Adverbs of Action”. En [Davidson 2002, pp. 293–304].

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