Una obra maestra del Arte Rupestre de Chachapoyas

Abril- Mayo 2010

Una obra maestra del Arte Rupestre de Chachapoyas Por: Arturo Ruiz Estrada ( Instituto de Investigaciónes Histórico Sociales de la UNMSM) La provincia de Chachapoyas en la región peruana de Amazonas conserva una serie de vestigios arqueológicos de mucha importancia, algunos de los cuales aún permanecen ocultos en la floresta. La mayor parte de esos vestigios corresponde a obras realizadas por los antiguos grupos. humanos que integraron la sociedad Chachapoya cuyo apogeo se dio entre los siglos X al XVd.C. Estos grupos supieron adaptarse y dominar ambientes sumamente accidentados, después de milenios de esfuerzo colectivo para alcanzar paulatinamente mejores condiciones de vida entre sus habitantes. Lograron avances tecnológicos significativos que destacan en la peculiar arquitectura de sus edificaciones circulares y el dominio de la agricultura practicada en laderas de fuerte pendiente, así como la cirugía del cráneo, la tecnología alfarera, la decoración mural y diversas artesanías en las que plasmaron buena parte de su ideología. Creían en la vida de ultratumba y por eso pusieron especial cuidado en sepultar a sus difuntos de mayor prestigio en farallones abismáticos, donde eran venerados y custodiados para no ser destruidos. Pero ellos no solo destacaron por los avances antes indicados sino también porque supieron plasmar en las rocas algunos aspectos de su pensamiento. Recientemente se viene difundiendo dentro de su acervo cultural, singulares expresiones rupestres como aquellas localizadas al extremo sur de la "región de Amazonas, donde varios arqueó lagos han registrado pictografías que nos explican extraños ritos ancestral es. A ello se añade ahora, el reconocimiento que hicimos de un gran centro de arte rupestre en la provincia de Chachapoyas cuyas características guardan

algunas similitudes con las anteriores. Se trata de un abrigo rocoso en cuyas paredes de arenisca, plasmaron los viejos artistas chacha payanos varias escenas destinadas a trasmitir mensajes aún indescifrables para nosotros. La distribución de las escenas se hizo como si se tratara de un templo, pues la imagen más sobresaliente y única ocupa la parte más alta, en tanto que las restantes, compuestas de varios diseños, aparecen en los sectores bajos. Al pie del abrigo se advierten unas escasas habitaciones circulares, tal vez destinadas a la vivienda de personajes dedicadas al culto religioso. La imagen principal representa un ser antropomorfo de pie con dos cabezas superpuestas.

De la cabeza superior se proyectan dos apéndices sinuosos y lleva dos aretes triangulares como símbolo de su poder. Toda la figura es abstracta, no una copia directa de la realidad sino elaboración intelectual que sintetiza los atributos que el artista aborigen quiso destacar. Es una obra maestra de la pintura parietal de la zona. Las pinturas de los paneles inferiores son sencillas, combinan representaciones antropomorfas, zoomorfas y geométricas todas delineadas en color rojo como la anterior. . Resaltan los pictogramas antropomorfos, trazados en movimiento como si estuviesen danzando o en actitud de implorar, incluso aparece una cabeza flotante que tal vez represente un trofeo. No hay duda que estamos ante un exponente de la ances-

tral plástica chachapoyana preincaica conservada en medio de una naturaleza silvestre aún intacta. Son genuinas obras artísticas vinculadas a sus creencias más íntimas tal vez ligadas a la vida de ultratumba y los seres sobrenaturales de su peculiar creatividad regional. La conservación de este gran monumento pictórico es tarea imprescindible como legado trascendental de las sociedades que nos precedieron y sustentan nuestra identidad nacional. Los resultados de los estudios del arte rupestre de Chachapoyas, además, incrementarán nuestros conocimientos de las sociedades milenarias que ocuparon su territorio y abrirán nuevos destinos turísticos en la ceja de selva peruana.

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