Una nueva villa romana en el centro de Granada: estudio preliminar

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Descripción

ANTIQVITAS - 2009 - N.º 21Una (pp.nueva 97-113) Priego de Córdoba villa ISSN: romana1139-6609 en el centro- M.H.M. de Granada: Estudio preliminar

Una nueva villa romana en el centro de Granada: estudio preliminar Elena Navas Guerrero*1 Antonio Garrido Carrillo** Julio M. Román Punzón* José Antonio Esquivel Guerrero *** (*) Departamento de Prehistoria y Arqueología, Universidad de Granada (**) Departamento de Ciencias de la Computación e I. A., Universidad de Granada (***) Instituto Andaluz de Geofísica, Universidad de Granada

Resumen Una excavación arqueológica en el centro de la ciudad de Granada ha dado como resultado el hallazgo de una villa romana. En este artículo se hace una descripción del entorno, el edificio, las infraestructuras y algunos de los restos arqueológicos recuperados, todo con carácter preliminar, ya que se están realizando estudios especializados que seguramente reportarán información más completa, principalmente en el aspecto cronológico y funcional de la construcción romana. En cuanto al entorno, remarcar que se encuentra en una zona agrícola muy fértil, la conocida Vega de Granada, donde tendrán que resolver la coyuntura de la cercanía al nivel freático, así como las inundaciones periódicas provocadas por el desbordamiento de los ríos Genil y Darro, unido a las escorrentías que erosionan las laderas cercanas, sometidas a una creciente deforestación por el incremento de la roturación para el cultivo. Palabras clave: villa romana, cerámica romana, arqueología, malacofauna, numismática romana, excavación arqueológica, estratigrafía, canales romanas. Résumé Des fouilles archéologiques dans le centre de la ville de Grenade, ont abouti à la découverte d’une ville romaine. Cet article presente l’environnement, la construction, l’infrastructure et certains vestiges archéologiques qui ont eté récupérés. Les résultats ne sont que préliminaires, car des études sont en cours, elles apporteront des informations plus précises, d’ordre chronologique et aspect fonctionnel de la construction romaine. En ce qui concerne l’environnement, nous devons expliquer que la ville romaine se situe dans une fertile région agricole, appelée Vega de Grenade, où il faudra s’adapter aux problemas liés á la proximité de la nappe phréatique ainsi qu’aux inòndations périodiques dues au débordement des rivières Genil et Darro auxquels s’ajoutent le ruissellement des eaux qui provoque l’erosion des collines avoisinantes, ces derniéres sont de plus en plus utilisées comme terres agricoles favorisant ainsi l’accélération du phénoméne d’erosion. Mots-clés: ville romaine, céramique romaine, l’archéologie, malacofauna, monnaies romaines, des fouilles archéologiques, la stratigraphie, canalisations romaines.

Introducción y antecedentes En noviembre de 2007 se realizó una excavación arqueológica bajo los arcos estructurales de lo que fue el hangar de la antigua estación de autobuses de Granada,

a petición de D.Emiliano Alfaro Morote, en representación de la empresa NORIEGA CONSTRUCCIÓN2, adjudicataria del derecho de superficie de la parcela 3, situada en el área de reparto 6.04 del P.G.O.U.2001, destinada a obras de construcción de equipamiento deportivo, en el número

1) Autor para correspondencia. Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Campus Cartuja s/n, Universidad de Granada, 18071 Granada, España. E-mail: [email protected]. Tlf.:679198253 2) Agradecemos desde aquí la impecable actuación de la empresa NORIEGA CONSTRUCCIÓN, por todo el esfuerzo económico y humano que ha supuesto la recuperación y conservación del Patrimonio Arqueológico existente en el subsuelo del solar adjudicado a la Promotora.

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Lám.1: Ubicación de los restos arqueológicos en la ciudad de Granada.

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Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

97 del Camino de Ronda de Granada (Lám.1). Dicha intervención dió como resultado el hallazgo de un edificio de época romana, cuyos muros se disponen con dirección norte-sur y que debió estar orientado al sur (Fig. 1), así como otra serie de estructuras hidráulicas, todo ello vinculado a una antigua villa romana. Asimismo, y reutilizando los materiales de la villa ya en desuso, se han identificado varias sepulturas de época tardorromana. El hallazgo de esta villa romana viene a confirmar las suposiciones que, ya desde inicios de los años 90, y motivadas por la aparición de una serie de elementos arqueológicos en el trascurso de las obras de la Autovía de Circunvalación de Granada, a su paso por las cercanías de Camino de Ronda y Calle Arabial, a la altura de la an- Lám.2: Mapa de Granada de 1908 donde se observa cómo el actual Camino de Rontigua estación de autobuses, da se construyó en plena Vega. situaban una posible instalación rural de época romana en dicha zona. Se recogieron materiales romanos y se evimomento en el que se procede a la alineación del Camino denciaron restos de estructuras asignadas a una villa a la de Ronda y su apertura para la expansión de la ciudad. La altura del Camino del Purchil y frente a la antigua Piscina Vega de Granada es una inmensa llanura aluvial, recorrida Miami, así como restos cerámicos de igual época tanto en por el río Genil en dirección este-oeste, que le ha conferido el acceso al I.B.Generalife como junto a las naves industriauna enorme fertilidad agrícola, explotada de diferentes les de Hierros Serrano. También, se constataron enterraformas a lo largo de la Historia, pero siempre como base mientos, que podrían datarse en época romana (ESPINAR de la riqueza económica de la ciudad. et alii, 1992:104 y 116). Las referencias a la recogida de Pero antes de que el Camino de Ronda se convirtiera restos arqueológicos de época romana en esta zona dan en una muralla de edificios que eliminan el contacto visual una idea de la gran extensión de terreno que debieron ocuentre la Vega, Sierra Nevada y la ciudad, por este lugar par las diferentes dependencias de la villa romana. transcurría una vereda de paso de ganado. Observando Por este motivo, la Delegación Provincial de Cultura los mapas antiguos del Archivo Histórico Municipal, de Granada, ante las obras de construcción del edificio se comprueba que hasta los años cincuenta la Vega de Ramade en el solar de la antigua estación de autobuses Granada ocupaba el límite con las actuales calles del Carril de Granada, así como de un aparcamiento público que del Picón y Gran Capitán, y que el Callejón de Nevot, actual también ocupaba el subsuelo de la Glorieta de Arabial, Obispo Hurtado, junto con el Callejón de las Casillas del estableció un nivel de cautela arqueológica de Control ArPrats, conducían hasta la vereda que hoy es el Camino de queológico de los movimientos de tierras que afectaran al Ronda (Lám.2). subsuelo. El resultado de esta intervención arqueológica En el siglo I dC., el territorium de Iliberris se articula en preventiva fue la liberación del solar para construir en el torno a las fértiles tierras de la Vega de Granada, junto al mismo, ya que, no se evidenciaron restos arqueológicos. Genil y sus numerosos afluentes, especialmente el Darro, Con posterioridad, se acometieron las obras de la planta Beiro y Monachil, pero al ser una tierra muy llana, en donde sótano del área deportiva, momento en el que aparecieron confluyen los principales cursos de agua en superficie y los restos de la villa romana, que fueron objeto de nuestra con un rebosante acuífero en el subsuelo, también tendría intervención (Lám.1). grandes extensiones de humedales de difícil drenaje, por lo que las tierras en explotación estarían en los bordes de la El medio físico Vega, en relación con la principal vía de comunicación de dicho territorium. La zona en la que se encuentra el solar ha formado Precisamente, existe una Cañada Real que circunda parte de la fértil Vega de Granada hasta los años cincuenta, 99

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toda la Vega, y que desde las faldas de Sierra Elvira, en el término municipal de Pinos Puente -donde en época romana se situaba el municipium de Ilurco-, continúa en dirección a la zona conocida como el Cerrillo, en el municipio de Maracena, cruza el río Beiro por un vado natural y entra en el Camino de Ronda por Villarejo, siguiendo el mismo, para atravesar todo el municipio hasta cruzar el río Genil por un vado natural, en la Alberca de los Caballos, lugar cercano a la ermita de San Sebastián, y desde allí, continuar por el actual paseo del Violón, donde tradicionalmente se han celebrado las ferias de ganado, y llegar al puente Verde, desde donde partían diferentes veredas; una, en dirección a Sierra Nevada, que es el conocido Camino de los Neveros; otra hacia la zona de La Zubia, el Camino de los Abencerrajes; y otra, llamada Camino de los Tramposos, que conducía hacia Armilla, y que a partir de aquí, continuaba rodeando la Vega por el sur en dirección a la costa granadina. Si nos fijamos bien, el camino forma un gran arco que bordea toda la Vega, pero se deforma justo en las zonas donde hay un río, ya que el cruce no se podía hacer por cualquier sitio, sino que necesitaban encontrar vados naturales que permitieran el paso del ganado. Esto es lo que ocurre al encontrarse con el Beiro, que obliga a realizar un pequeño desvío para poder atravesarlo, y del mismo

modo, al llegar al Genil, para cuyo franqueo, tienen que abandonar el Camino de Ronda y desviarse por el camino de los Nogales, y una vez que atraviesan el río, seguir todo el meandro del Genil, evitando la desembocadura del río Darro y en dirección a la curva de nivel en que se encontraba el vado natural para cruzar el río Monachil (Lám.3). La ruta que sigue la vía pecuaria descrita envuelve toda la Vega de Granada, siguiendo la isolínea más alta dentro de la llanura, ya que las tierras bajas serían las más inseguras para el ganado, por la existencia de humedales, con el consiguiente peligro de estancamiento y de contraer enfermedades. Por otra parte, esta ruta busca los pasos naturales para vadear los ríos, sorteando los lugares cercanos a las desembocaduras. Como vemos, es una ruta empleada desde tiempos remotos, cuando aún no existían caminos que atravesaran la vega de norte a sur, cuando los ríos no contaban con puentes por los que podía cruzar el ganado, cuando el terreno de la vega significaba prosperidad y fertilidad, pero también considerables peligros. Es un itinerario dispuesto por personas versadas en el conocimiento del entorno natural, que se ha perpetuado de puro práctico- además del eterno conflicto entre ganaderos y agricultores que evita que las vías pecuarias se modifiquen en esencia- y que, curiosamente, se relaciona las villae de época romana de las que tenemos constancia en la ciudad de Granada. Asentamientos que, por otra parte, tienen en común algunas características, como la cronología de la primera fase de ocupación, en torno al s. I dC., la orientación de sus construcciones y la reutilización del espacio como necrópolis en el s. IV dC. Por tanto, creemos que esta Cañada Real puede estar fosilizando una de las principales vías de comunicación de época romana de Granada, que conectaba toda la Vega, bordeando los terrenos pantanosos y sirviendo de conexión con la costa hacia el sur y con el Valle del Guadalquivir hacia el oeste. A lo largo de esta vía se establecieron numerosas explotaciones agropecuarias del tipo como la que nos ocupa (Lám.3). Hemos situado en un plano 1:25.000 la localización de algunos restos arqueológicos de época romana que formaron parte de villae, o de las necrópolis que las amortizaron, así como la vía pecuaria que podría corresponder a la vía romana en torno al territorium de la ciudad de Iliberris (Lám.3). Así, tenemos a la villa romana del Camino de Ronda, situada en la antigua estación de autobuses de Granada (NAVAS, 2007) que, por un lado, está en línea recta con uno de los caminos más antiguos de Granada que conducían a la Vega, conocido como Callejón de Nevot, que enlazaba con la actual calle de Obispo Hurtado, y por otro lado, está en línea recta con la necrópolis tardorromana del Colegio de la Presentación, en la actual calle Gran Capitán (CASADO y MORENO, 1995). También está en Lám.3: Localización de Vía pecuaria y restos de villae romanas.

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PILETA

659,76

659,76

660,19

660,24 660,03 660,07

659,99

660,12 660,12

659,86 HUELLA DE PERRO

0m 660,26

2m

660,17

660,16

CANAL N-S

CANAL E-W

660,07

660,03 660,08

CANAL

659,86

659,21

CANAL S-N

659.80

660,26 660,12

660,24

659.78

660,21

660,12

660,01 660,18 660,18

659,88

660,13

660,14 660,17 660,00 659,98

660,05

X47.71 Y541.78 Z660.02

660,15

660,18

ESTANCIA 4

X48.47 Y537.84 Z660,21

660,03

660,19 660,12

X51.29 Y529.38 Z660.22

660,03

659,76

660,14 659,66

ESTANCIA 2

ESTANCIA 1

ESTANCIA 3

659,98

660,19

659,00

659,86

660,15 660,03

659,57 660,10 660,05

X42.30 Y535.40 Z660,10

660,10 659,51

660,07

659,84

CANAL S-N 660,07

Fig.1: Planta estructural de las distintas dependencias del almacén y de la red de drenaje pluvial.

línea con respecto a los restos de una posible villa romana ubicada en la confluencia entre la calle Recogidas y calle Ancha de Gracia con el Camino de Ronda, lugar donde hay referencias a restos romanos (MOLINA y ROLDÁN, 1983: 227). Como vemos se produce una clara organización lineal del territorio, que aparece perfectamente cuadriculado hasta los bordes de la vega, en torno al eje principal de comunicación que la circunda y en relación con los cursos de agua de los afluentes y del propio río Genil, todo ello dominado por la colina en la que estaría situada

la ciudad, el actual Albaicín. Como nexo de unión de todo el territorium, la vía romana, flanqueada por villae que modulan las formas de producción y comercio; facilitan la comunicación y las relaciones interregionales y permiten la circulación del flujo cultural. La lectura estratigráfica de los perfiles obtenidos durante la excavación (Fig.2), nos permite entender aún mejor la geología de la zona. Básicamente, ofrece alternancias de estratos de color marrón y color gris, correspondiendo a unidades que son de origen natural. Esta conjugación se debe a la existencia de suelos 101

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con gran cantidad de materia orgánica, de ahí el color oscuro, que debido a distintos episodios de inundación, se ven cubiertos por acumulaciones de sedimento de color marrón claro procedente de las colinas cercanas. Los perfiles estratigráficos tienen tres metros de profundidad y permiten la lectura de la secuencia estratigráfica desde la superficie hasta los niveles arqueológicos. Su estudio confirma que los restos arqueológicos se encuentran inmersos en el contexto de la Vega de Granada, ya que los sedimentos naturales consisten en diferentes capas de limos-arcillas dispuestas casi horizontalmente debido a que el buzamiento de los estratos, hacia el oeste y hacia el norte, es muy suave. Los estratos naturales están compuestos por grandes paquetes de sedimentos de matriz limo-arcillosa, con pequeñas inclusiones de material de construcción y cerámica. Éstos se iban superponiendo de forma casi horizontal y se distinguían unos de otros por la diferencia en la coloración del sedimento, alternándose el gris oscuro con el marrón claro, a causa de diferentes episodios de avenidas. Estos aportes sedimentarios tienen su origen en el arrastre del agua de lluvia que discurre, procedente de las colinas cercanas, hacia la parte llana de la Vega. En esta zona, el camino de Ronda está justo al pie de un gran desnivel natural del terreno, que aún hoy día es apreciable cuando remontamos las actuales calles de Emperatriz Eugenia -hacia Gran Capitán- u Obispo Hurtado -hacia la calle de las Tablas-. Son zonas situadas al pie de las colinas del Albaicin, desde donde el agua de lluvia, a causa de estos desniveles, provoca escorrentías que podrían arrastrar gran cantidad de sedimentos y materiales rodados. La creciente deforestación de las laderas, consecuencia de la explotación agropecuaria y el crecimiento de la ciudad, favorece una mayor erosión y, por tanto, un incremento de los aportes sedimentarios que llegan a generar capas de estratos con casi 1 metro de potencia.Las inundaciones y la cercanía del nivel freático a la superficie serán dos grandes cuestiones que hubieron de tener en cuenta, en el s. I dC., a la hora de acomodar las edificaciones para su habitabilidad en la zona de la Vega de Granada. En la secuencia estratigráfica llega un momento en el que los estratos naturales se ven alterados por vertidos de materiales de época contemporánea, remociones de tierra de gran envergadura, así como por aportes que son totalmente ajenos a la Vega. Estas inclusiones son de época contemporánea y dan idea del impacto que tuvo en el entorno la construcción del antiguo edificio de Alsina Graells, en particular, y del Camino de Ronda, en general. Los estratos más profundos, que ascienden hasta dos metros hacia la superficie, se caracterizan por una gran homogeneidad de su composición limo-arcillosa, con inclusiones de materiales antrópicos rodados; por su estructura continuada en gruesas capas, que se extienden longitudinalmente por toda el área sin interrupción y alternándose sucesivamente los sedimentos grises y marrones; así como, por su posición prácticamente

horizontal. Estas características nos indican distintos episodios de inundación. Estos acontecimientos se producen muy ocasionalmente, ya que en dos mil años sólo se pueden identificar tres eventos, pero son de una gran entidad, ya que cada estrato llega a medir cerca del metro de grosor en su zona más ancha. Los estratos más superficiales llegan hasta el metro y medio de profundidad y se definen por su falta de homogeneidad, por el mayor número de unidades estratigráficas, y por la variedad en la composición y forma de cada una. En la composición hay una mayor inclusión de material de construcción; en la estructura destaca la interrupción brusca de las unidades, presentando una forma de lentejón arqueado, con aportes puntuales, producto del relleno de socavones, que a su vez recortan a otras unidades estratigráficas. Se disponen de forma discontinua e intermitente, como vemos en la repetición de algunas unidades, separadas por espacios cortos en vertical u horizontal. Todo ello es consecuencia de una gran alteración del terreno a nivel general, llevándose a cabo el vertido y amontonamiento de tierras en desniveles naturales, primero, porque el Camino de Ronda se situaba a las afueras de la ciudad, y en las cunetas se vertían los materiales de demoliciones y cascajo procedentes de las grandes obras de reordenación urbana de Granada, como la apertura de la Gran Vía o el ensanche de la zona de la calle Ganivet, y segundo, por las remociones de tierra tras la construcción del Camino de Ronda y de la Estación de Autobuses. La secuencia estratigráfica muestra los estratos naturales alterados por vertidos, remociones de tierra y aporte de sedimentos que son totalmente ajenos a la zona de la Vega.

La villa altoimperial del Camino de Ronda Análisis constructivo. Las técnicas constructivas observadas en la villa altoimperial es otro indicador del entorno natural propio de la Vega de Granada. Concretamente, la cimentación del edificio exhumado se construye en forma de plataforma, adecuándose a un medio geológico donde las tierras son inestables, y las inundaciones frecuentes pueden causar daño a la edificación3. Además, con este tipo de cimentación se consigue aislar el edificio del nivel freático, que se encuentra muy cercano a la superficie. En la zona suroeste de la planta sótano del complejo deportivo proyectado en este solar, se ha excavado un grupo estructural que consiste en un edificio compuesto por cuatro habitaciones. Las características en la construcción de este inmueble son muy particulares, debido a que la cimentación tiene una potencia de 1 m de profundidad, con una anchura de 95 cm, y está elabora con una técnica constructiva que alterna filas de grandes cantos de río -dispuestos de forma vertical y apoyados unos contra otros- con tongadas de tierra limo-arcillosa, mezclada con mortero de cal en muy poca cantidad, de manera que la

3) Se está preparando un artículo específico sobre la aplicación de métodos geotécnicos en la construcción de esta villa, elaborado junto a especialistas en la materia.

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Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

Lám.4: Diferentes estructuras que conforman la villa.

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tierra queda muy poco compactada. Las piedras rodadas de mayor tamaño se disponen en las filas más profundas y en las esquinas, esto indica un refuerzo en la base y en los ángulos con la intención de poder cargar el muro de peso, a fin de que el edificio pudiera sostener más de una planta. Además, así se pueden construir alzados sólidos y techumbres altas. Otra de las características especiales de la cimentación es que no está hecha con fosas en forma de zanjas, sino que se construye como una amplia plataforma (Lám.4,1; 4,6). Esta forma de construir el basamento le da un acabado de losa de cimentación, que además actúa como eficaz aislante de la humedad, máxime en una zona que, como ya hemos indicado, cuenta con un nivel freático muy cercano de la superficie. Sobre esta plataforma inicial se dispone una primera capa de mortero de color amarillo, elaborado con la arena resultante de machacar roca arenisca. Es decir, de las escombreras de las canteras de roca arenisca se extraerían los áridos necesarios con los que preparar el pavimento que se extiende por toda la superficie de forma regular. A continuación se levantan los muros, de los cuales sólo se conservan apenas 10 centímetros de alzado en las paredes de compartimentación interna del espacio. Los muros arrancan con una elaboración a base de cantos rodados de 20 cm de tamaño y mortero de opus signinum, muy pobre en cal (Lám.4,5). Sobre la preparación del pavimento se aplica una nueva capa de mortero, esta vez un poco más gruesa y, además, más parecida al opus signinum, sólo que muy escasa de cal. Esto hace que el mortero no sea muy resistente. El mortero de color rosado, de opus signinum, pero empobrecido en cal, se aplica por todo el suelo de las habitaciones, con el característico cordón hidráulico, moldura de media caña colocada en la unión del suelo y las paredes de los muros, que se levanta unos 10 centímetros sobre el mismo (Lám.4,2). La cimentación del edificio tiene forma rectangular, de al menos 11,50 m de longitud por 10 metros de ancho, en la zona más meridional, y 6,60 m en el extremo septentrional. Los muros perimetrales llevan dirección norte-sur, y no tienen ni un sólo vano de comunicación con el exterior, lo que indica que se trata de la parte trasera de un edificio orientado al sur, por donde tendría la entrada. Los muros de compartimentación del espacio interior son más estrechos que los perimetrales, ya que tienen 60 cm de anchura. En total, hay tres muros internos que parcelan el edificio en cuatro estancias, dos de ellas comunicadas por un vano en el muro de división. La puerta está orientada al sur (Fig.1). Las habitaciones tienen distintos tamaños, la más septentrional mide 20 m2; se comunica a través de una puerta de acceso con otra habitación que tiene 15 m2, que a su vez está separada por un muro de otra habitación con, al menos, 2,25 metros, aunque no podemos conocer sus verdaderas medidas. Otro muro compartimenta el espacio con otra habitación, la más oriental, que tiene 18 m2. Dos de los muros internos se conocen completos y están elaborados con piedra y mortero de opus signinum con muy poca cal; ambos muros van rematados en los

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extremos con grandes losas de arenisca de las canteras de la Malá. Estas estructuras convergen en el punto justo donde se abre el único vano que hemos podido documentar en este edificio. La puerta tiene 90 cm de ancho, y conserva dos bases pequeñas y rectangulares de arenisca -de poca altura- para colocar la puerta. Las losas de arenisca tienen grandes proporciones, con unas medidas de 70 x 80 cm, con 15 a 20 cm de grosor. Esta piedra es muy frecuente en las construcciones antiguas de la ciudad de Granada, de ahí que se conozcan bien los lugares de procedencia, que son las canteras de piedra histórica del pueblo de La Malá. En cuanto a los pavimentos que se han conservado, éstos son de mortero de opus signinum y cal, lo que les da una coloración marrón rosada de tonalidad clara, que montan directamente sobre la capa de preparación de arenisca. En la habitación más oriental se conservan las improntas de grandes losas sobre el mortero. En la estancia más septentrional, el pavimento fue arrancado, y no se han conservado restos de preparación, ni mortero; incluso se puede apreciar el recorte del suelo tras expoliar los pavimentos (Lám.4,3). En el interior de la habitación central, y en un lugar cercano a la puerta que comunica con la estancia más septentrional, se identificó una fosa de 1 metro de diámetro y 70 cm de altura (Lám.4,3). Esta fosa es de una fase posterior a la ocupación del edificio, puesto que cortaba todos los pavimentos, incluido un pavimento de una fase posterior que cubría toda esta habitación con un empedrado, sobre el que se extendía una capa de opus signinum con gran cantidad de cal. A corta distancia de estas estructuras -tres metros, exactamente-, se evidencian los restos de una red hidráulica, que entedemos, está destinada a la canalización del agua de lluvia, basada en un sistema de conducciones que recoge el agua de la superficie para trasladarla hasta un lugar apropiado para su aprovechamiento. Pensamos que se trata de una red de drenaje pluvial porque todo el entramado se organiza en torno a una canal principal que tiene su origen en el desagüe de una pileta, sin que exista sistema alguno de captación de agua del subsuelo. Además, en dicha canal desembocan otras conducciones, siendo algunas muy someras, a modo de canalillos, que recogería, del mismo modo, aguas superficiales. Por otro lado, el hecho de que la canal vaya descubierta, impide su asociación con sistemas de saneamiento. (Fig.1). La estructura a la que hemos llamado pileta consiste en una construcción rectángular, de 1’20 x 0’9 m, con forma de artesa, cuyos bordes tienen 10 cm de altura, lo cual evidencia una poca capacidad para almacenar agua. Está totalmente revestida de opus signinum, de color rosado, para impermeabilizarla. En el lateral oeste tiene el desagüe, que consiste en una cañería de plomo que vierte en la canal principal (Lám.5). La fuente de captación sería el agua de lluvia que recabaría de los tejados cercanos. Aunque parece un impluvium, no hay que olvidar que está situada al exterior del edificio y en una zona rústica, por lo que no debemos identificarla como dicha estructura, que estaba situada en en el atrio o peristilo de la zona señorial de la villa, en la pars urbana, aunque ambos sirvan para recoger

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X0

X21.39 Y44.39 Z661.58

Z660.26

X21.39 Y44.39 Z661.58

Z660.26

U.E.N.87

U.E.N.87

U.E.N.86

X62.50 Y551.19

X47.71 Y541.78

0cm

U.E.N.87

ESCALA

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U.E.N.88

1m

PERFIL OESTE

U.E.N.87

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X51.29 Y529.38 Z660.22

2m

F.E. 2

F. E. 3

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U.E.N.28

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U.E.N.31

E-7 E.-7

U.E.N.89

X33.78 Y43.05 Z663.21

Z660.26

Z660.00

SEGUNDA FASE DE OCUPACIÓN: LA NECRÓPOLIS S.IV

ESTRATOS NATURALES EPISODIOS DE INUNDACIÓN

CONSTRUCCIÓN DE LAS ANTIGUAS ALSINAS 1961

ESQUEMA DE LA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA/ PERIODO CRONOCULTURAL

F.E.2

F.E.3

F.E.4

TABLA DE CONTENIDO DE LOS PERFILES

U.E.N.7: CASCAJO DE ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

U.E.N.89

U.E.N.28: CAPA DE SEDIMENTO LIMO-ARCILLOSO MARRÓN; INUNDACIÓN.

U.E.N.29: CAPA DE SUELO COLOR GRIS OSCURO DE CONTENIDO ORGÁNICO.

U.E.N.30: CAPA DE SEDIMENTO LIMO-ARCILLOSO MARRÓN; INUNDACIÓN.

U.E.N.21: CAPA DE SUELO COLOR GRIS OSCURO DE CONTENIDO ORGÁNICO.

U.E.N.86: MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN; CEMENTO, PIEDRAS, LADRILLOS, ETC.

X33.78 Y43.05 Z663.21

Z660.26

U.E.N.88:CAPA DE SEDIMENTO LIMO-ARCILLOSO MARRÓN QUE INCLUYE ARENISCAS

U.E.N.87: SEDIMIENTOS LIMO-ARCILLOSOS, MARRÓN, COMPACTO, SIN INCLUSIONES

LÍNEAS DE INTERFACIES LÍNEAS DE FASE ESTRATIGRÁFICA MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN ARENISCA CERÁMICA

U.E.N.19 NÚMERO DE UNIDADES ESTRATIGRÁFICAS NO CONSTRUIDAS

CARBÓN

U.E.N.19 NÚMERO DE FASE ESTRATIGRÁFICA

X26

Fig.2: Perfil oeste donde se aprecia la secuencia estratigráfica.

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el agua de lluvia. Estudio de materiales. Con la intención de obtener una cronología relativa que nos indicara a qué período cronocultural se podían adscribir los restos arqueológicos, se ha llevado a cabo un estudio preliminar sobre cuatro conjuntos de fragmentos cerámicos recuperados en dos contextos diferentes, el interior de la pileta y el relleno de sedimento por inundación que se encuentra entre dos pavimentos4 (Fig.3 y 4). De todos ellos el más interesante es el conjunto de selección número 78, por la cantidad de piezas, ya que hay 59 fragmentos, y por la variedad de formas cerámicas, que han resultado pertenecer a 8 formas diferentes de Terra Sigillata Hispánica y 12 de cerámica común romana. Las intrusiones de otras épocas son mínimas, pues hay en total 6 fragmentos, dos de época medieval y cuatro de época moderna. En total, el número de fragmentos estudiados ha sido de 103. La mayor parte de ellos son de pequeño tamaño, con bordes suaves, sin cortes angulosos. La pasta está muy alterada por la acidez de las arcillas de la matriz sedimentaria, además de la humedad del terreno, que ha hecho desaparecer, en muchos casos, gran cantidad del barniz de los ejemplares de Sigillata Hispánica. Con respecto a las formas de Terra Sigillata Hispánica de origen bético, es de suponer que los restos estarían vinculados a los alfares de fabricación local, como el alfar de Cartuja o el del Carmen de la Muralla, ambos en Granada, o provenir de los talleres cercanos de Andújar en Jaén o de Singila Barba en Málaga. Las formas identificadas han sido la 15/17, 24/25, 27, 30 Burilada, 44 y 46, en cuanto a las formas lisas, y 37 decorada, en cuanto a las formas decoradas, todas ellas típicas de esta etapa altoimperial y corrientes en la inmensa mayoría de los contextos cerámicos de esta época en la Bética (ROMÁN, 2006: 134). En cuanto a las formas comunes, todas fechadas entre los ss. I y II dC., aparecen jarros de cuello estrecho y jarros de hombros marcados, grandes cuencos con asa en forma de lazo, tapaderas, cuencos hemiesféricos, morteros o lebrillos. Respecto a la cocina romana, aparecen formas habituales, como ollas y cazuelas. Dentro de los grandes contenedores cerámicos, han sido pocos los ejemplares de ánforas, entre los que podemos destacar una Dressel 2-4, fechada entre el s. I aC. y finales del s. I dC.. Sin embargo, sí han sido muy numerosos los fragmentos correspondientes a otros recipientes de almacenaje de gran tamaño, las Dolia.

La necrópolis tardorromana de la villa del Camino de Ronda Con el paso del tiempo, la villa dejó de ser un lugar habitado y comienza a deteriorarse. La falta de mantenimiento de las estructuras hace que las techumbres y los alzados se derrumben y la naturaleza, siguiendo sus

pautas de comportamiento regular, inundó el inmueble cubriendo de sedimento todas las estructuras. Al menos esto es lo que parece indicar un estrato limo-arcilloso, de color marrón claro, que cubre todos los pavimentos de la fase anterior. En torno al siglo cuarto, el lugar vuelve a ser ocupado, pero esta vez para utilizarlo como necrópolis de inhumación5. Evidencias de este hecho las tenemos en las cercanas villae de la calle Primavera (FRESNEDA et alii, 1993) o la de Armilla (GALLEGOS, 2002). Dos son las ventajas de este lugar para ser utilizado como lugar de enterramiento; la primera de ellas es su situación, ya que está en una vía de comunicación muy importante para la ciudad y los asentamientos cercanos a la Vega; la segunda es la facilidad e inmediatez para obtener materiales para la construcción de las sepulturas, pues la villa en ruinas es una buena fuente de aprovisionamiento. El expolio que se hace de todos aquellos materiales que pueden ser reutilizados queda reflejado en la forma en que el pavimento de una de las habitaciones es arrancado, donde se aprecia el recorte que se ha hecho para extraer el material usado como firme. En otras habitaciones queda marcada la impronta de las losas con las que se inicia el muro perimetral. Pero no sólo de tumbas se compone la necrópolis (Fig.5), sino que además, las sepulturas llevan asociadas pavimentos que delimitan parcelas de terreno. Hay al menos cuatro hitos delimitadores de conjuntos funerarios, así como un muro que actúa de cierre de uno de los recintos funerarios. Algunos pavimentos no están asociados claramente a sepulturas, sino que, más bien, estarían funcionando como accesos, caminos e incluso espacios para otras actividades. Las tumbas se disponen alrededor de los muros construidos, tanto al exterior del edificio como al interior del mismo, ya que hay sepulturas dentro de la estancia más oriental, siguiendo la línea de los muros en dirección norte-sur. Sin embargo, no se ha documentado ninguna sepultura en las tres habitaciones centralizadas, en las que sí se han realizado otras obras, como pueden ser la fosa, ubicada justo delante de la única puerta de acceso a la habitación más septentrional, lo que está evidenciando que el edificio ya no mantenía la misma distribución ni la funcionalidad de antaño. Como ya hemos advertido anteriormente, las estancias se cubren con un estrato de sedimento tras una inundación. Directamente sobre este estrato se coloca un pavimento empedrado, con una capa superficial de mortero de opus signinum de color blanco, y muy escaso de cal -característica común a todas las estructuras construidas- que lo hace poco compacto. En el pavimento se puede observar claramente el parche resultante de haber recortado el suelo para hacer la fosa y luego intentar recomponerlo. Probablemente, ya no existe una visión global del edificio, pues una de las sepulturas infantiles está hecha

4) Actualmente, están en proceso de elaboración varios artículos sobre los materiales cerámicos recuperados de la villa. 5) En estos momentos se está ultimando la redacción de un trabajo específico sobre la necrópolis tardía que se asienta en los restos de la villa romana.

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Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

Lám.5: Pileta. y Monedas tardorromanas.

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E. NAVAS GUERRERO, A. GARRIDO CARRILLO, J. M. ROMÁN PUNZÓN, J.A. ESQUIVEL GUERRERO

86-3-4-1

86-3-2-1

Cerámica común Lebrillo

Cerámica común Jarra

86-3-5-2

86-3-3-1

Cerámica común Gran cuenco con asa en forma de lazo

Cerámica común Jarra

86-2-3-1 Cerámica común Cuenco hemiesférico

86-3-6-1

Cerámica común Tapadera

86-3-10-1 Cerámica común Mortero

Ánfora Dressel 2-4

173-7-4-1

173-1-1-1 Paredes finas Mayet XXXV

Dolia

173-5-1-1 Cocina africana Lamboglia 10b

0cm

173-6-1-1

5cm

Fig.3: Fragmentos de cerámica común, ánforas y paredes finas.

sobre un muro, pero eso no significa que entierren de forma improvisada, ya que se aprecia una división del terreno en pequeñas parcelas, en las que invierten un gran esfuerzo para nivelar el terreno, y adecuarlo a la horizontalidad que buscan en la superficie que rodea las sepulturas. Todo esto da idea de la importancia que se le da al lugar de enterramiento, donde la planificación del espacio se realiza de forma previa a su utilización. Los enterramientos no se hacen de forma aleatoria, sino que hay parcelas de terreno perfectamente acotadas, que probablemente, pertenecieran a diferentes familias nucleares, ya que el tratamiento de la superficie es diferente de unas parcelas a otras. Así, encontramos un área de enterramiento en la que el pavimento alrededor de las sepulturas es un empedrado, mientras que en otra se han preocupado de nivelar todo el espacio vertiendo pequeñas piedras calizas -de color blanco- en los desniveles del terreno, para colocar luego encima una capa de mortero de cal. Los recintos funerarios no quedan abandonados a su suerte, sino todo lo contrario, ya que el cuidado de los recintos se documenta en los periódicos arreglos de la superficie -para su mantenimiento-. Este fenómeno se manifiesta en una serie de capas de cal superpuestas que parchean la superficie deteriorada de la parcela. La planificación del espacio incluye la construcción de vías de paso y acceso a los distintos recintos. Esta parece ser la funcionalidad de un pavimento, que tiene una disposición longitudinal norte-sur, con un suave abombamiento en el centro. Conserva 4’80 m de tramo con una anchura de 1’70 m, y presenta una ligera inclinación 108

hacia el este, donde el lateral del pavimento aparece recortado en línea, quizá, para reconducir el agua de lluvia hacia uno de los laterales. De similares características hay otros suelos, aunque difieren en la composición del mortero y en la tonalidad, algo que no es de extrañar si cada parcela se organiza de forma independiente, incluyendo los tramos de acceso a cada una de ellas. Cuando se dice que la necrópolis tenía el espacio organizado y delimitado, es porque se han conservado estructuras cuya funcionalidad parece ser la demarcación de recintos funerarios. Así, hay un muro que tiene una trayectoria que varía con respecto a la del muro perimetral de la primera fase, sobre el que monta. Esto se debe a que se construye sin tener una visión clara de las estructuras que hay debajo, y sin tener la misma necesidad funcional. Por otra parte, hay cuatro grandes piedras rodadas que podrían estar funcionando como hitos, y que quizá delimitarían espacios de 3 m2, los cuales, curiosamente, suelen estar cubiertos por pavimentos con esas dimensiones. Estas grandes piedras tienen la misma cota de nivel en su parte superior, es decir, todas ellas visibles a la misma altura. Algunas están formando parte de los muros más antiguos, estaban ahí de forma previa a la necrópolis, y se utilizan como refuerzo en las esquinas. Posteriormente, se reutilizan en la necrópolis como indicadores, aprovechando que delimitan espacios de iguales proporciones. Probablemente tengan la intención de delimitar el espacio con elementos pesados que se identifiquen fácilmente y que no se puedan trasladar sin dificultad. De esta forma se

Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

Forma 30 burilada

Forma 17/15 78-1-2-1

86-1-1-1

Forma 27

Forma 17/15

86-1-1-5 78-1-1-1

Forma 37a lisa Forma 44 86-1-5-1

86-1-3-1

Forma 46 Forma 24/25 86-1-1-1

0cm5

cm

86-1-2-1

Fig.4: Conjunto de fragmentos cerámicos de T.S.H.

evita la modificación arbitraria de las dimensiones de cada uno de los recintos funerarios. Las sepulturas no están construidas en superficie, sino que se excava una fosa que corta estructuras más antiguas, como son los pavimentos y el rude -o preparación del sueloy la plataforma de cimentación. Son fosas muy ajustadas al tamaño del cuerpo, sobre todo estrechas. Tampoco son muy profundas, ya que suelen tener en torno a los 30 cm de profundidad, por lo que habría que pensar que el cuerpo de la persona inhumada debía de quedar bastante justo una vez que se colocara el alzado y la cubierta. Probablemente, el inhumado sería envuelto en un sudario, de manera que los brazos quedaran muy pegados al cuerpo, todo bien comprimido, para que resultara más fácil su introducción en las ajustadas estructuras de las sepulturas, que son como auténticos sarcófagos. Los cuerpos los colocaban orientados al oeste, con la cabeza apuntando al poniente, en posición decúbito supino, es decir, tumbados en horizontal boca arriba, con los brazos estirados a lo largo del cuerpo, y en otros casos, con las manos cruzadas en la pelvis. Muchos de los restos óseos suelen tener algunos huesos del esqueleto fuera de su posición normal, presentando desplazamientos muy acusados, debido a los movimientos postdeposicionales causados por la actividad de micromamíferos. Estos desplazamientos se producen tanto en sentido vertical como en horizontal. La distancia entre el maxilar superior y el inferior de algunos esqueletos craneales, hace suponer que se han descompuesto en un medio abierto. Los que no presentan esta característica es por la atadura del sudario o del vendaje en el que se hallaban envueltos. Una vez

introducido el cuerpo, se coloca la cubierta, y después se entiba todo con piedras de mediano tamaño. El paso del tiempo hace que al interior de la sepultura se filtre tierra, y por eso están todas las tumbas completamente rellenas de limo, sin apenas inclusiones de material, sólo lo que las fracturas y las juntas de las tégulas han permitido pasar. En referencia al depósito funerario, las sepulturas no contienen ningún tipo de elemento, ni ritual ni de ajuar. En el interior de las mismas, sólo se encuentran los restos óseos y la tierra filtrada que cubre todo lo que en origen sería vacío. Albergan enterramientos individuales, excepto una sepultura que tiene restos óseos de una mujer y de un individuo infantil de pocos meses de edad. Cabe destacar la aparición, en uno de los pavimentos ubicados al mismo nivel de las sepulturas, de una moneda en muy mal estado de conservación, pero que podría tratarse de un follis de Constantino, lo que daría una cronología relativa del s. IV (Lám.5). Asimismo, se han recuperado otras tres monedas más durante la excavación arqueológica, pero el estado de conservación es muy malo, debido al desgaste y a las concreciones calcáreas.

Recapitulación A pesar del estado inicial en el que se encuentran los numerosos análisis que se están practicando sobre la nutrida información obtenida de la villa romana de la antigua Estación de Autobuses, hemos podido ofrecer una imagen bastante completa de este fragmento de historia de la ciudad de Granada. Nos encontramos ante uno de los ejemplos más interesantes de explotación agropecuaria de época romana 109

E. NAVAS GUERRERO, A. GARRIDO CARRILLO, J. M. ROMÁN PUNZÓN, J.A. ESQUIVEL GUERRERO

660,19

660,14 660,21

660,33

SEP-5 SEP-3

SEP-2 SEP-4 659,98 659,96

659,88

660,20 660,23

SEP-14

660,24

660,20 660,21

660.25

660,23

SEP-1

660,20

660,19 660,03

660,12

0cm

SEP-7

2m

660,25

SEP-8 660,14

660,04

659,91

660,15

660,10 660,20

660,05

660,10

Fig.5: Planta de la necrópolis, se observa la disposición de las sepulturas adosadas a los muros perimetrales del edificio.

en nuestra ciudad. Y lo es por varios aspectos. Por un lado, complementa el corpus de instalaciones rurales que rodean y, a buen seguro, pertenecían al ager iliberritano, formando parte del cinturón de villae ubicadas en torno a la ciudad a la cual dirigen sus excedentes, pues ante todo, una villa es una explotación agrícola, y como tal, constituye un término económico. Por otro, nos ofrece valiosa información para la reconstrucción de multitud de aspectos relacionados, no sólo con la vida en dicha época -técnicas constructivas, cultura material, economía, etc.- sino también con el desarrollo histórico de esta zona de la actual ciudad. La ocupación humana del lugar se inicia en época romana, ya que los restos más antiguos recuperados durante la excavación son de este momento cronocultural, sin que haya ningún tipo de evidencias que hagan pensar en una ocupación anterior a esta fase. Los restos arqueológicos de la villa romana se sitúan en un contexto de Vega, acorde con algunas de las 110

recomendaciones que recogen los autores clásicos. Así, se instala cercana a una posible vía romana, concretamente, la que rodea la Vega de norte a sur, la cual, ha quedado fosilizada en la vereda pecuaria que pasaba por el actual Camino de Ronda. El trayecto de la cañada Real está reflejado en los nombres de algunas calles, como C/ Carniceros o C/ Matadero, situadas en la confluencia de Camino de Ronda con el vado natural del río Genil, que ha sido el lugar donde, tradicionalmente, se han establecido las ferias reales de ganado. Además, su cercanía a la ciudad de Iliberri, facilitaría su función como abastecedora de productos agrícolas a la misma, en lógica relación con su pertenencia al territorium de ésta. No obstante, a pesar de esta estratégica ubicación, se trata de una zona con una problemática física que los constructores de esta villa supieron solucionar inteligentemente. Para ello, tuvieron muy presente las peculiaridades del entorno natural en el que se iba a edificar,

Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

manifestando, por un lado, un conocimiento profundo de la naturaleza y la geología de la Vega de Granada, y por otro de las técnicas constructivas y los materiales a aplicar en las construcciones en este medio tan peculiar. El drenaje del agua de lluvia en la Vega es dificultoso por varias razones: primero, porque el nivel freático se encuentra cercano a la superficie, sobre todo hace dos mil años, cuando la explotación del acuífero a través de pozos de captación de agua no tendría la relevancia que tiene en la actualidad. Por otro lado, la topografía tampoco favorece la evacuación de dichas aguas pluviales, ya que el relieve del Camino de Ronda es una suave depresión, en la zona de influencia del cauce del río Genil, justo donde se allana todo el terreno y a donde llegan, a fuerza de gravedad, todos las escorrentías y flujos pluviales de las colinas cercanas. Es por ello que son numerosos los documentos históricos con que cuenta el Archivo Municipal en donde se reflejan los graves perjuicios causados por la lluvia en los caminos de la Vega, y las constantes solicitudes para la limpieza y acondicionamiento de caminos realizadas por corporaciones y ciudadanos (Por ejemplo, el documento nº C.02119, que data de 1903, y por el que se requiere la reparación del camino de la Torrecilla hasta la Placeta de Gracia). Será esta abundancia de agua en superficie la que lleve a los constructores de la villa a idear un sistema de infraestructuras, no sólo para su canalización, sino también para su abastecimiento y su posterior aprovechamiento, muy posiblemente, en la producción agrícola de la villa. Y es que sería esta, precisamente, la actividad económica fundamental desarrollada en esta explotación. Si bien no son muchas las evidencias que de dicha actividad tenemos en las villae romanas hasta ahora identificadas en la vega granadina –por ejemplo, en Los Baños de la Malahá, Las Gabias, Híjar u Ogíjares (SÁNCHEZ et alii, 2008: 107), y también en la villa del Cortijo del Canal, de Albolote (RAYA et alii, 1989)- la combinación de la mencionadas evidencias con las fuentes escritas permiten suponer que los cultivos principales serían los correspondientes a la trilogía mediterránea, complementada, y más en el caso de estas villae tan cercanas a la ciudad, que actuarían como inmediatos abastecedores de los mercados iliberritanos, con productos frescos, frutales y hortalizas6; productos que, además, pueden ser tratados para su conservación y comercio a gran escala, pues las frutas secadas al sol eran hábitos alimenticios que quedan constatados en la documentación antigua escrita (Plinio el Viejo, Historia Natural, s. I dC.). La villa romana estaría explotando estos recursos que, atendiendo a la considerable feracidad de las tierras de la vega, cuyo potencial económico supera sobradamente el abastecimiento local y provincial, posibilitaría un comercio a mayor escala de dichos productos agrícolas (PASTOR, 2004: 32). Igualmente, la actividad ganadera es otra de las que tradicionalmente se vinculan a este tipo de instalaciones

rurales, en la cual, la producción de carne va pareja a la fabricación de productos secundarios, como la leche y el queso. Actividad que, históricamente, ha estado ligada a este lugar: la vega de Granada, abundante en agua y, por tanto, en buenos pastos, contaba en los años cincuenta con numerosas vaquerías distribuidas por toda ella, y tanto es así que, curiosamente, el primer establecimiento de la fábrica de productos lácteos Puleva, estuvo en el mismo lugar que ocupó la villa hace dos mil años. En nuestro caso, si bien el estudio faunístico está en proceso de realización, un primer acercamiento al mismo revela el sacrificio de ovicápridos y suidos principalmente, y decimos sacrificio porque los restos recuperados son mayoritariamente de la parte del esqueleto que se desecha durante el despiece. También hay que destacar los restos de cánidos y, especialmente, el apartado de malacofauna, ya que se encuentran numerosos restos de ostras de la especie Ostrea edulis. El análisis preliminar realizado sobre los restos de moluscos, cuya presencia es habitual en los contextos faunísticos de las villae romanas, indica una presencia abundante de ostras y almejas, la cual, debido precisamente al alto número de individuos recuperados, demuestra que no es un hecho puntual, y corrobora, no sólo la importancia que tenía su consumo entre las élites de la sociedad romana, sino la necesaria relación comercial del interior de la provincia con la costa, de donde procedería tan preciado manjar. Como vemos, las enormes posibilidades de riqueza que ofrecía la vega superan cualquier temor al riesgo de inundación, e impulsan la construcción sólida, práctica y planificada de la villa. Y dicha planificación, que ya hemos observado en la construcción de infraestructuras, como los ya referidos canales de drenaje, se puede observar en otra solución constructiva, la realización de una cimentación para el edificio exhumado, adaptada a un medio cuasi pantanoso, una suerte de losa de cimentación, si se nos permite la expresión, que aísla eficazmente las estructuras identificadas del húmedo subsuelo sobre el que se instalan. El resultado ha sido una construcción sólida, bien drenada, aislada de humedad y temperatura, flexible ante movimientos sísmicos, y capaz de soportar tanto el peso del propio edificio, como las fuertes avenidas de agua que provocarían las lluvias y los desbordamientos de los ríos Darro y Genil. El análisis de las producciones cerámicas se encuentra actualmente en fase de estudio, si bien, ya nos permite realizar algunas consideraciones parciales, y apuntar una cronología para la villa centrada entre la primera mitad del s. I dC. y la primera mitad del III. A pesar de contar con algunas formas de cocina itálica que nos permiten remontarnos a etapas tardorrepublicanas, como la olla Vegas 2 o la sartén Celsa 84.13596, la poca importancia, porcentualmente, de estas producciones itálicas (en torno al 0’6 % del repertorio cerámico total) así como el hallazgo de otras formas de cocina itálica Rojo Pompeyano, como la cazuela Luni 5 o la Celsa 79.15,

6) En la villa de Las Gabias se identificó la producción de ciruelas (SÁNCHEZ et alii, 2008, p. 109).

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E. NAVAS GUERRERO, A. GARRIDO CARRILLO, J. M. ROMÁN PUNZÓN, J.A. ESQUIVEL GUERRERO

fechadas a partir de época augustea, nos hacen ser cautelosos al respecto, pero nos permiten hipotetizar con un establecimiento muy antiguo, quizá relacionado con la propia municipalización de Iliberri, probablemente augustea (ORFILA, 2002: 29; MORALES, 20023: 22). Se trataría, por tanto, de una de las instalaciones rurales de época romana más antiguas de las hasta ahora identificadas, que siempre han venido siendo datadas durante la primera mitad del s. I dC. (SÁNCHEZ et alii, 2008: 111). En general, destacan, cuantitativamente, las producciones cerámicas comunes, básicamente de mesa, siendo escasas las importaciones y algo más frecuentes, aunque porcentualmente muy inferiores a las primeras, las piezas correspondientes a la vajilla de lujo Terra Sigillata Hispánica. Todo ello, junto con la presencia de ciertas piezas de Cocina africana, nos llevan a situar el momento álgido de la villa en los siglos I y II, y su probable el final, en torno a mediados del s. III dC., coincidiendo de este modo con la época de mayor esplendor del Municipio Florentino Iliberritano (SOTOMAYOR, 2008: 31). La baja proporción de piezas de TSH respecto de las cerámicas comunes, y la frecuente aparición de fragmentos de recipientes de almacenamiento -fundamentalmente, dolias-, combinado con la propia apariencia de las estructuras exhumadas de la construcción cuatripartita, evidencian que nos encontramos ante la pars rustica de la villa. Efectivamente, no se ha hallado ningún elemento que nos permita suponer la existencia, en la zona excavada, de estancias nobles. Al contrario, el grosor de los muros documentados y el tipo de cimentación utilizada, ya comentada, nos hacen plantear que se trataría de una zona rústica, posiblemente, espacios de almacenamiento que, con estas formas constructivas, aislaban de la temperatura y la humedad, quizá, productos agrícolas perecederos. También es muy probable que contasen con una alta techumbre para que las habitaciones gozasen de una buena ventilación. La ausencia de elementos que permitan suponer la existencia de algún tipo de ingenio agrícola (prensa, molinos, balsas, etc.) es otro argumento a favor de la hipótesis propuesta. No obstante, y a pesar de la probable prosperidad de la villa, los cambios sociales y económicos acaecidos durante el s. III dC., provocarán la ruina y el cuasi abandono de esta, en un fenómeno habitual en el mundo romano (ROMAN, 2006: 279). Tan habitual como la reutilización de sus restos, que serán pronto aprovechados como lugar de enterramiento (ss. IV-V dC.), reciclándose los materiales de construcción para la confección de las sepulturas7. Este fenómeno es frecuente en muchas villas romanas hispánicas, entre la cuales, se encuentran las granadinas de la Calle Primavera o Armilla (ROMAN, 2004: 84). No se trata de una simple reutilización de materiales, sino que se produce toda una reorganización del espacio, en donde aparecen complejos funerarios diferenciados y zonas de circulación pavimentadas.

Con el paso del tiempo, la falta de las actividades de mantenimiento y limpieza necesarias para la correcta conservación de la necrópolis, y la acción de la naturaleza, provocarán que todo vuelva a quedar sepultado bajo potentes avenidas de barro. Esas afluencias de sedimento tienen flujos erosivos constantes, pues los depósitos van alternándose en capas de similar composición pero diferente coloración. Este hecho quizá tenga que ver con el diferente origen de estos aportes sedimentarios: con más contenido en arcillas, que provienen de las colinas al este y del río Darro, frente a los aportes de limo más arenoso, de color gris oscuro, procedentes la degradación total de los micaesquistos que recibe el Genil, que acabarán por formar suelos con un gran contenido de materia orgánica. Y así ha permanecido este pedacito de vega granadina, prácticamente hasta hoy día, en que sus ricas tierras limosas han sido sustituidas por el omnipresente hormigón de nuestras ciudades actuales. Triste corolario para la, ya muy escasa, fértil vega de Granada.

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7) En un trabajo recientemente publicado, se afirma que la necrópolis tardía del colegio de La Presentación sería el “lugar propio de enterramiento” de esta villa (SÁNCHEZ et alii, 2008, p. 106). Esta afirmación, atendiendo a las evidencias arqueológicas, es algo con lo que no estamos de acuerdo.

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Una nueva villa romana en el centro de Granada: Estudio preliminar

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