Una Nueva Política Energética para un Mundo Globalizado

August 20, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Cultural Globalization
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Descripción



Una Nueva Política Energética para un Mundo Globalizado

"El progreso no es un accidente, es una necesidad, una parte de la naturaleza"
Herbert Spencer
Fernando Álvarez Simán*

Generar bienes que puedan responder a una demanda cada vez más global y enfrentar en bloques regionales las amenazas, sean estas de índole económica, social y de seguridad sanitaria o nacional, son dos de las tareas más importantes que en el contexto de la globalización tienen todos los países.

Indudablemente que el mundo avanza en los dos sentidos, por una lado algunas naciones caminan hacia la producción de materias primas, otras más producen bienes de capital y servicios haciendo crecer cada vez más el flujo del comercio internacional; muchas han caminado en lograr mejor calidad de vida a sus habitantes, otras se encuentran francamente rezagadas pero la mayoría transita lenta o rápidamente en la tarea de elevar los índices de desarrollo humano.

La manera de interactuar en el mundo globalizado se refiere a los bloques regionales que iniciaron como una necesidad de intercambio económico y que han evolucionado hacia esquemas de cooperación más complejos tales como la Unión Europea, el mecanismo de Cooperación Asia Pacífico, el TLC de Norteamérica y el Mercosur, por mencionar algunos de los más importantes.

Estos procesos de producción y de integración regional de alguna manera encuentran una explicación en los fundamentos de la ciencia económica, cuando se habla de la división internacional del trabajo que no es más que el fenómeno de la especialización para la producción de determinados bienes; por citar algunos ejemplos, a Francia se le conoce por la exquisitez de sus vinos y quesos, a Cuba por la producción azucarera y de níquel, los países árabes son regiones petroleras por excelencia, a Estados Unidos se le identifica por su producción tecnológica de punta, es decir cada país, cada región participa en la producción mundial aportando un bien que generalmente realiza mejor que otras partes del mundo por distintas circunstancias.

Sin embargo, los mismos fundamentos de la ciencia económica nos explican que en un sistema económico como el mexicano, donde el estado no regula los precios de los productos ya sea comprando o vendiendo de manera monopólica, y solo mantiene una actuación de garante de las reglas de la libre competencia, las actividades económicas de todos los sectores productivos están organizadas de manera tal que es necesario maximizar sus beneficios.

Precisamente esta búsqueda de incrementar periódicamente los beneficios es lo que provocan las fluctuaciones cíclicas de las actividades productivas, donde una fase de expansión de la economía va seguida de una desaceleración primero y luego una contracción repitiéndose este proceso con cierta periodicidad. Fundamentalmente en una crisis económica esta fluctuación de la economía es lo sucede y la que hoy sufre el mundo no es la excepción, aunque claro está decir que ninguna crisis se parece con otras, todas tienen un diferente efecto o profundidad.

Pero la división internacional del trabajo actual y los bloques regionales actuales permiten analizar diversas perspectivas del contexto económico mundial actual. En ese sentido vivimos un fenómeno inédito: el repunte de la economía mundial a pesar de que ha sido demasiado lento este año, los que vienen serán de crecimiento sostenido, pero lo inédito lo representa el hecho de que en esta crisis cíclica el repunte es liderado por los llamados países en desarrollo.

Entre otros elementos, la caída del dólar estadounidense, el combate a la pobreza y la cobertura de salud han mejorado de manera sustancial las condiciones de muchos habitantes de los países en desarrollo. Evidentemente la crisis mundial golpea al mundo desarrollado llámese Norteamérica con 20 millones de desempleados y Europa con crisis de pago, aunque se ha incrementado levemente la producción de los países de la llamada Europa del Este, pero de manera general el resto de las regiones han librado la crisis de manera aceptable, de esta manera Asia y la región del pacífico creció en promedio 9.3 por ciento el año pasado claro está anclada en el motor de la economía China cuyo PIB creció casi 10%, pero los niveles de producción en esta región llegaron hasta el 6.8% de crecimiento.
El Medio Oriente y el Magreb antes de las rebeliones árabes mantenían un crecimiento promedio del 4% de la mano por supuesto del petróleo, pero también de la apertura económica para la exportación y el turismo. La región conocida como el subcontinente Indio o Asia Meridional creció bajo la influencia de la India 8.8% el año pasado y para este año esta cifra se repetirá sobre todo porque la abundante mano de obra barata y joven atrae numerosas inversiones internacionales.

La región de África Subsahariana es sorprendente, aunque en muchos casos mantiene todavía grandes rezagos en materia económica, de salud y social respecto a otras regiones mundiales, el subcontinente experimenta desde hace diez años tasas de crecimiento que no bajan del seis por ciento anual del PIB. Sobre todo por las inversiones en infraestructura, la exportación de minerales, metales y petróleo. Por su parte Latinoamérica y la región caribeña en su conjunto pasaron de un discreto crecimiento del PIB de 2.2% en el 2009 a casi 6% en el 2010, aunque para este año se espera una pequeña desaceleración.

Sin embargo, los riesgos futuros para estas emergentes regiones mundiales que pudieran desencadenar nuevas crisis cíclicas pueden aparecer si aumentara el valor de las monedas fuertes del mundo, el Euro y el Dólar y sobre todo si apareciera otra "burbuja inflacionaria de activos", una expresión que se refiere cuando se describe el comportamiento de la compra-venta en un determinado periodo de un bien cuyo precio ha subido por encima de lo que lo justificaría por ejemplo el transporte, la mano de obra, los impuestos y la ganancia; tales como anteriormente lo fueron el mercado inmobiliario japonés o español y más recientemente la crisis hipotecaria americana.

Precisamente este riesgo puede representarse en la manera prima esencial para el desarrollo de las relaciones económicas: el petróleo, que sin embargo es un tipo de energía no renovable pero que hoy Europa tiene que importar el 69% de sus necesidades energéticas y Japón tiene que comprar el 99% del que consume, aunque el principal consumidor es Estados Unidos, con un 26% del total del consumo mundial representado por once millones de barriles diarios.
Por eso hay que observar cinco elementos estructurales que condicionarán el comportamiento de su precio en futuro, primero; se está volviendo un elemento cada vez más escaso o en su caso inaccesible por la profundidad de los nuevos yacimientos, en segundo lugar la dinámica económica mundial conduce al crecimiento de la demanda petrolera sobre todo en los países emergentes como China y la India, tercero la coyuntura de las rebeliones juveniles en los países productores árabes; cuarto, el reciente anuncio del presidente de la nación que más petróleo consume en el mundo de que para el 2025 esa cifra de once millones de barriles diarios será reducida en un tercio y por último el debate de la viabilidad de la energía nuclear por los acontecimientos que provocaron el terremoto y el tsunami en Japón de este año.

En resumen el bien más global con el que cuenta el mundo y con el que afina su maquinaria productiva no plantea un panorama energético muy claro en el futuro, porque escaseará cada vez más y por tanto su precio será considerado estratégico para la mayoría de las naciones, sean estas productoras o consumidoras. En cuando a la promoción de energías renovables aún falta mucho por hacer en todo el mundo pero indudablemente que se avanza.

México participa en la división internacional del trabajo como un país productor de petróleo y como integrante de una de las mayores redes de comercio internacional, el TLC de Norteamérica; pero este panorama comienza a transformarse, incluso se ha reconocido que Petróleos Mexicanos (PEMEX) sólo tiene reservas probadas de hidrocarburos para los próximos diez años y que al menos en el corto plazo los nuevos descubrimientos de petróleo no podrán extraerse con la tecnología actual o se necesitará más tiempo para descubrir nuevos pozos que no se encuentren en aguas tan profundas.

Por lo pronto el país tiene que prepararse para hacer frente a este desafío futuro; las nuevas energías amigables con el medio ambiente son un buen camino pero habría que complementarlas con mejorar la eficacia y la eficiencia de nuestras paraestatales como PEMEX e incluso la Comisión Federal de Electricidad. La tendencia internacional es desmantelar los subsidios a la gasolina y la electricidad, pero en México esta política no está completa, puesto que no se trasladan para apoyar el consumo de energía amigable con el medio ambiente. Un nudo gordiano que solo engrosa los fondos fiscales del gobierno federal cada vez que se aumenta el precio de la gasolina pero que no avanza en el impulso a nuevas prácticas ecológicas.

Habrá de continuar insistiendo en la necesidad de apoyar la también llamada energía verde, donde nuestro país y Chiapas tienen ventajas comparativas para el impulso de estos cultivos, esa será la mejor manera de aprovechar la otra característica del mundo globalizado: las regiones económicas, donde nuestro país por geografía pertenece a una región que cada vez consolida el intercambio comercial en materias primas acabadas y servicios y por tanto se manda un mensaje bastante claro: la diversificación de nuestras actividades productivas para dejar atrás la dependencia a un solo producto y el subdesarrollo.

* Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas





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