Una mirada a un mundo solo de mujeres: La escritura conventual femenina en el Nuevo Reino de Granada

Londoño/U. Autónoma " Las mujeres son más frecuentemente favorecidas con éxtasis, raptos y revelaciones, sin que esto sea argumento de más santidad no de menos el no tenerlas muchos varones que son la columna de la Iglesia " Padre Bernádez. Por siglos, la práctica escritural ha reflejado el empoderamiento de la palabra, la circulación de ideas e incluso el avivamiento de algunas voces y el silenciamiento de otras tantas. Las mujeres por ejemplo, estuvieron desprovistas por muchos siglos de la oportunidad de hacer uso de la escritura, en tanto dicho ejercicio fue dominio propiamente del mundo masculino, pese a dichas circunstancias existieron espacios como los conventos femeninos de clausura, que ofrecieron a un sector minoritario de mujeres la posibilidad de usar la pluma como medio para expresar numerosas experiencias y la descripción de su entorno inmediato. El presente texto, pretende fijar una serie de consideraciones sobre la práctica de la escritura al interior de los conventos femeninos de clausura con especial acento en el territorio del Nuevo Reino de Granada en la época colonial, pero es además, una reflexión sobre la importancia para los estudios literarios y la historia colombiana que tiene el estudio de los escritos hagiográficos, autobiográficos y biográficos producidos por algunas de las místicas más reconocidas en nuestro territorio, durante los siglos XVII y XVIII. ¿Cuáles fueron los modelos de escritura empleados por aquellas mujeres? ¿Bajo qué condiciones escribían? y ¿Qué importancia pueden tener estos escritos en la actualidad? Estas son algunas de las preguntas que guiarán este ensayo. La posibilidad de escribir En occidente, a lo largo de los siglos XVI y XVII la práctica de la escritura se desarrolló a la luz de espacios " íntimos " , con un carácter individualizante y confrontable a los controles que imponía la vida en comunidad hasta entonces asumidos por la sociedad. Lo anterior, derivó en parte gracias a las transformaciones que experimentó el ejercicio de la lectura como hábito social e intelectual, ya que para entonces era ejercida de forma personal más que comunitaria.