Una mirada a la libertad de expresión desde las radios comunitarias

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Una mirada a la libertad de expresión desde las radios comunitarias
Luis Josué Lugo
Hablar de las radios comunitarias, según la UNESCO, implica un complemento de las operaciones de los medios tradicionales, "y un modelo participativo de administración y producción de medios". Sin embargo, si se va más al fondo, se verá que son medios de comunicación utilizados por diversas comunidades para el ejercicio de su libertad de expresión, que ayudan a una pluralidad de voces dentro del ecosistema comunicativo actual y, en consecuencia, generan más opciones para que los ciudadanos puedan informarse en temas que les son muy cercanos.
Esto toma mayor importancia en un contexto donde el tejido social cada vez se fragmenta más a raíz de la delincuencia, el crimen organizado, la desigualdad, la corrupción, etcétera. Como ejemplo, vale señalar el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía, que presentó en 2014 el Instituto Nacional Electoral (INE), según el cual "siete de cada diez ciudadanos sostiene que no se puede confiar en la mayoría de las personas y 75 por ciento no conoce a alguien que le pueda ayudar a defenderse ante una injusticia, mientras que 66 por ciento sostiene que las leyes se respetan poco o nada''.
Ante tal escenario, se torna imprescindible la participación de la sociedad en medios, tales como las radios comunitarias pues a través de éstas se fomenta la cohesión entre distintos ciudadanos y se recupera el sentido de comunidad. Tal como señala Adolfo Ortiz en entrevista para Zócalo: "nosotros no somos gente haciendo radio para el pueblo, sino somos gente del pueblo haciendo radio", según refirió el encargado de producción de Ajusco Radio.
Radios comunitarias en México: sobrevivencia entre el hostigamiento
En México, las radios comunitarias nacieron en los años sesenta como escuelas radiofónicas vinculadas, incluso, a la iglesia católica. También tuvieron una implicación política desde su emergencia con demandas democráticas para la nación, con casos como Radio Pirata, según refieren Aleida Calleja y Beatriz Solís en su libro "Con permiso: La radio comunitaria en México", editado por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y la Asociación Mexicana del Derecho a la Información (AMEDI) en 2005.
Por razones políticas, las radios comunitarias siempre han estado bajo el escrutinio de los grandes medios y conteniendo el hostigamiento de distintos actores políticos. Por ejemplo, los ochenta y noventa fueron años complicados para las radios comunitarias pues no eran reconocidas legalmente. Los casos más cercanos a las mismas eran de radios universitarias y radios indigenistas como refiere María Fernanda Ortiz, en su tesis La voladora radio frecuencia comunitaria de cara a los volcanes, desarrollada en 2012 dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la carrera de Ciencias de la Comunicación.
De esta forma, a finales de los noventa, con estaciones como La Ke Huelga, se visibilizaron varias radios comunitarias que pusieron de manifiesto los deseos de expresión de diversos sectores sociales no tomados en cuenta por los grandes consorcios mediáticos. Aun en la actualidad persisten disposiciones legales que frenan la libre actuación de las radios comunitarias.
Para ser precisos, cabe referir a la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, México (AMARC) que denuncia (pese a la Reforma a las Telecomunicaciones) la persecución por vía penal de los comunicadores que hagan uso del espectro radioeléctrico sin permiso.
Cita como ejemplo el caso de Paola Ochoa, quien a través de Radio Diversidad exigía rendición de cuentas a su presidente municipal en Veracruz. Por este motivo, el 28 de febrero de 2014 "le fue confirmada la sentencia por el Tribunal Unitario de Circuito a dos años de prisión, pago de una multa y la pérdida de sus derechos civiles y políticos por el uso de una frecuencia sin permiso". Por los mismos motivos detuvieron también a su compañero Juan José.
Por ello, la AMARC insiste en que se faciliten los procesos legales y políticos para que los grupos y ciudadanos puedan formar parte del espectro radioeléctrico, con la constitución de sus propias radios comunitarias.
En este sentido, resulta preocupante que a pesar de la Reforma a las Telecomunicaciones aprobada en 2014, todavía se puedan aplicar multas equivalentes hasta 2000 salarios mínimos, por ocupar el espectro radioeléctrico "ilegalmente", así como decomisar equipo a quienes infrinjan las leyes, con un control por parte de gobiernos estatales, y pocas oportunidades de autofinanciamiento. Esto, más que incentivar la pluralidad de voces, inhibe la participación social.
Fabián Bonilla, doctor en Comunicación y Política por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), opina para Zócalo que esta condición de las radios comunitarias, representa un síntoma de la situación por la que atraviesa el país. "Por ejemplo, con las leyes de telecomunicaciones, lo primero que hicieron fue acallar radios comunitarias contestatarias; con una estrategia jurídica que intenta acallar esas voces que son disidentes".
Las radios comunitarias como herramientas de organización y transformación
Este hostigamiento y control hacia las radios comunitarias habría que entenderlo como miedo por su función política puesto que, históricamente, han estado ligadas a grupos que los ocupan para denunciar abusos de autoridades, fomentar lazos comunitarios que pueden generar acciones colectivas, o para organizar movilizaciones sociales.
Por ello, no es casual que la labor de diversas radios comunitarias se asocie a fines políticos, democráticos y comunitarios. Basta recordar que desde su nacimiento como concepto, en 1947 con la estación Satuenza, creada por el sacerdote José Joaquín Salcedo Guarín, en Colombia, los objetivos medulares de las radios comunitarias fueron la alfabetización y la enseñanza en América Latina.
Hoy, la labor política de las radios comunitarias es sustancial en un país como México en donde existen mil 483 emisoras de radio comerciales. "77.2% son comerciales y el 22.79% de uso cultural o educativo. 10 grupos de radiodifusión controlan el 72% de las estaciones: Radiorama, con 190, ACIR con 159, Radiocima con 92, OIR con 89, Somer con 77, Promosat con 62, RASA con 57, MVS Radio con 51 y Ramsa-Radio Fórmula con 43. En cambio solo hay 20 radios comunitarias que operan con permiso", refiere la AMARC.
De igual manera, cabría entender que los operadores de las radios comunitarias hacen uso de sus derechos políticos. Y éstos son exigencias y demandas, no son otorgamientos de un estado paternalista.
"Es a partir de reivindicaciones y demandas como se articulan estos derechos. Las posibilidades que tienen las radios comunitarias en este sentido tienen dos planos: el diálogo -siempre tenso- con todo lo que tiene que ver con los aparatos estatales; y por otro lado la praxis social con sus comunidades, porque las radios comunitarias parten de la idea de poner en práctica el derecho a la libre expresión", afirma Bonilla.
Así, a pesar de las restricciones vistas en al apartado anterior, el papel de las radios comunitarias no se detiene y varias aprovechan las posibilidades que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación para llegar a entornos locales y globales. Tal es el caso de Ajusco Radio, que posee una constante relación con los vecinos de Santo Tomás Ajusco, en la delegación Tlalpan del Distrito Federal.
"Con quienes hemos tenido mayores relaciones de contacto ha sido con organizaciones sociales. Esto implica que hemos realizado coberturas especiales de asambleas y encuentros con carácter cultural y político. Esto ha permitido que organizaciones de otras partes del país tengan como un referente a Ajusco Radio", señala Adolfo Ortiz.
En Ajusco Radio intentan aportar elementos de cambio a la situación social del país. "Buscamos reivindicaciones locales y sociales. Intentamos generar lazos comunitarios. En el caso de los medios de comunicación, tenemos derecho a crear uno propio y al servicio de la comunidad. En esta tónica, para nosotros la radio es una herramienta de organización y transformación", precisa el locutor de Ajusco Radio.
Repensar el papel de las radios comunitarias en la sociedad actual
En suma, puede avizorarse que las radios comunitarias son medios fundamentales para el ejercicio de la libertad de expresión pues permiten que diversos sectores sociales formen parte del espacio público al hacer resonar sus voces. Por ello, es necesario que el Estado mexicano las respalde y apoye, en aras de fortalecer la democracia en México, asegurando la diversidad de contenidos en medios de comunicación.
Además, como señalan diversos especialistas, a través de las radios comunitarias existe un retorno hacia la noción de comunidad, cohesión social y formas de identidad que, respetando individualidades, pueden ser capaces de recomponer el tejido social, sobre todo en un país como México, que actualmente atraviesa por tantos problemas de inseguridad y desconfianza institucional.
Para Fabián Bonilla es necesario que socialmente se reconozca la labor de las radios comunitarias como iguales a cualquier otro medio de comunicación pues muchas veces se reproducen estereotipos y se habla de medios grandes (los convencionales) y pequeños (los comunitarios), restándole la importancia que los segundos tienen para la transformación de determinadas estructuras culturales en el país.
Finalmente, como menciona Adolfo Ortiz, es importante recordar que los comunicadores comunitarios parten de convicciones muy fuertes, que apelan a defender el derecho a la comunicación. "Nosotros siempre hemos sostenido que todas las voces son importantes, pero hay voces que se necesitan escuchar más; por eso, nosotros les damos un espacio que en otro medio no encontrarían".



Académico (FCPyS, UNAM) y periodista especializado en temas de Comunicación Política, Tecnologías y Cultura. Twitter: @josuelugo

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