Una Interpretación Psicoanalítico-Lacaniana de la Parapsicología

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Modelo teórico UNA INTERPRETACIÓN PSICOANALÍTICO-LACANIANA DE LA PARAPSICOLOGÍA Jacob W. Glazier* "¿Qué habrá, por otra parte, más convincente que el gesto de volver las cartas sobre la mesa? Lo es hasta el punto de que nos persuade un momento de que el prestidigitador ha demostrado efectivamente como lo anunció, el procedimiento de su truco, cuando sólo lo ha renovado bajo una forma más pura: y ese momento nos hace medir la supremacía del significante en el sujeto." Lacan, 1988, p. 36

Jacob W. Glazier [email protected]

INTRODUCCIÓN El gesto paradójico que abre este artículo pertenece a Jacques Lacan, un psicoanalista francés del siglo XX. Lo más notable es que Lacan es famoso por tomar la teoría psicoanalítica freudiana tradicional y aplicar conceptos estructuralistas saussureanos1. Esto produjo un tipo de interpretación psicoanalítica que consideraba el discurso -o el lenguaje en general- como lo más importante, por encima de algunos de otros enfoques del psicoanálisis que, en contraposición a Lacan, prefirieron conceptualizar el tema a través de la biología, las relaciones de objetales, los arquetipos o el bienestar del ego. En el psicoanálisis lacaniano, el término sujeto se refiere a cualquier ser que posea un inconsciente. En la clínica, durante la práctica del psicoanálisis, este ser se conoce como analizante o el que desea tratamiento. Sin embargo, en un sentido más amplio, sujeto también puede referirse a un conjunto de prácticas, rituales y reglas implícitas que se agrupan formando, a los efectos de este trabajo, la disciplina llamada parapsicología. Volviendo a la importancia del lenguaje para Lacan, la noción del sujeto trae a colación su teoría del significante, aludida en el epígrafe del presente artículo, quizás aclara más nítidamente el énfasis de este enfoque en el lenguaje. El significante -a diferencia de psi para la parapsicología- representa una categoría o un término privilegiado. El significante es la pura forma, física y vacía, que lleva la información que permite la comunicación y el proceso de creación del significado, lo que en semiótica también se conoce como significación. En contraste con el significado, el significante es inteligible en sí, o la construcción de sentido hecho por el sujeto por fuera del mundo. La importancia que esto tiene para la ciencias se aplica a cómo se produce el conocimiento, o la cuestión de lo que es cognoscible. En otras palabras, la epistemología de la disciplina está siempre subordinada o, al menos dictada, por la lógica del significante, su encasillamiento

obstinado dentro del sujeto, lo que sea que pase en un analizante o una disciplina científica. Tal "problemática de significado" no puede ser más clara como lo es en la literatura parapsicológica y, precisamente, en cuanto a cómo esta disciplina entiende su práctica científica (para una discusión razonable de opinión sobre el asunto; ver Alcock, 1981; Braude, 1986; y Glazier, 2014). De hecho, algunos de estos investigadores afirman que el estudio de los fenómenos psi puede ser en verdad un desafío a la hegemonía de la ciencia convencional, es decir, enfoques positivistas y rígidamente cuantitativos de hacer ciencia. Con el fin de analizar la parapsicología, quiero señalar que este término se basa en suposiciones derivadas de la ontología fisicalista y sus consecuentes metodologías experimentalistas. Volviendo a la "problemática del significado, la pregunta sería ¿es psi, por definición propia, una anomalía que amenaza con desentrañar o reconfigurar el proyecto de la ciencia como tal? Una vez más, ¿es posible que psi esté tratando de decir algo malicioso sobre su propia constitución que implica ciertas ramificaciones para la praxis de su estudio? Kennedy (2016) sugiere que "el fracaso de producir efectos psi confiables y convincentes después de ochenta años de investigación experimental indica que todavía no comprendemos los factores fundamentales de su funcionamiento" (p. 53). El investigador continúa proponiendo la concepción de psi de George Hansen como una iteración de la actuación del tramposo como una forma útil de demostrar cómo "los efectos psi pueden ser sorprendentes y confiables durante un período de tiempo, pero luego parecen evitar activamente efectos útiles o sostenidos" (Kennedy, 2016, p. 53). La teoría de tramposo (Trickster theory), como se la conoce en parapsicología, proviene del libro The Trickster and the Paranormal de George Hansen (2001), en donde el autor sugiere que los fenómenos paranormales, o psi específicamente, tienen una semejanza notable con los relatos del tramposo y otras mitologías en otras culturas. De hecho, una de las implicaciones de la teoría implica que las astucias características de este tramposo pueden ser las culpables de la dificultad histórica que ha tenido la parapsicología de legitimar como válido y científico su objeto de estudio, el psi. En otras palabras, en un lenguaje más técnico, quizás debido a su composición ontológica -la condición misma que posee- psi constituye una amenaza siempre presente e inasimilable a través de su capacidad de frustrar cualquier interpelación totalizada de un modelo a priori. La relación epistemológica que la parapsicología tiene de psi, el puente entre el significante y el significado, invoca necesariamente a las cualidades del tramposo. Hansen (2016) llama a algunas de estas cualidades "oposiciones binarias, liminalidad, anti-estructura, communitas, intermedialidad, e intersticialidad" (p. 52). Estos son conceptos temáticos que Hansen usa para hablar de los rasgos que lo paranormal y el psi comparten con la figura del tramposo en su libro y, más recientemente, durante el simposio sobre este mismo tema en la 59ª Convención Anual de la Parapsychological Association, en Boulder, Colorado (en 2016). El tramposo, para Hansen, está, en sentido literario, basado en la contextualización de un tropo. Un tropo en este sentido es la aparición de una figura literaria o un motivo especial, que ayuda a explicar la forma en que psi se comporta. La primera comprensión del tropo, como personaje literario, materializa la encarnación del tramposo -no importa si son historias escritas o verbales. Esta figura literaria específica, de cierta manera paradójica, tiene un gusto peculiar que lo diferencia del lenguaje: los aspectos sensuales y animales de la experiencia, en oposición a la jerarquización de la racionalidad instrumental. Interpretada como una figura que atraviesa fronteras culturales, no importa si el tropo del engañador se encuentra en una teoría (la teoría arquetípica, el inconsciente colectivo y la teoría analítica de Jung), anécdotas y mitologías regionales (las leyendas de coyotes en los nativos americanos o el Paraíso Perdido de Lucifer), o personas e instituciones sociales (el chamán de las culturas indígenas o la parapsicología propiamente dicha). Hansen reduce ciertos puntos en común que encuentra entre la literatura parapsicológica y los ejemplos figurativos o literarios del tramposo; con oposiciones binarias, liminalidad, anti-estructura, communitas, intermedialidad, e intersticialidad.

El coyote es uno de los avatares clave del tramposo en la tradición nativa americana de Norteamérica. Muchas veces, involuntariamente, hace travesuras y se mete en problemas. Al tener una afinidad por quitarle las partes del cuerpo y hacer cosas con ello que no se supone que haga, el coyote es un personaje de carne y hueso que invierte los binarios –de hecho, su propio cuerpo– mientras que suele reírse todo el tiempo.

Por esta razón, el tramposo gusta de la inversión de los opuestos -por ejemplo, lo sagrado y lo profano, la comida y el excremento, la inteligencia y la estupidez- que subyacen a las relaciones comunales. Tales oposiciones permiten al tramposo mantener un estado de liminalidad o intersticialidad, un cierto deseo de nunca quedar atrapado, situándolo así en una zona intermedia. Su intención es siempre oscura, como señala Hansen, en el sentido de que la intencionalidad depende del tipo de tramposo; algunos son más traviesos mientras que otros pueden estar tratando de ayudar al orden establecido a través de un juego recíproco de movimiento constante, como un anti-estancamiento. En relación con el juego textual y la impostura, Tiffany (2013) indica que esta cualidad es como un "drama luciferiano de la inversión... El hombre se convierte en mujer, el arte vivo se vuelve cursileria muerta, el bien se hace maligno, lo verdadero se convierte en falso. Y nadie puede distinguir la diferencia" (p. 80). Esto es inherentemente una forma anti-estructural, la creación de un antagonismo dentro del edificio autoritario. Communitas a veces sigue como resultado de una travesura del tramposo, un término similar a una anti-estructura que Hansen toma de Víctor Turner, que es la creación de una relación más inmediata, cruda e igualitaria entre los participantes de la jerarquía social2. Aunque acepto la premisa de Hansen que postula una analogía productiva entre psi y el tramposo, por el contrario, yo propongo una conceptualización más técnica y teórica de la naturaleza "tramposa" de psi, que no necesariamente está alineaada con el carácter literario de la "teoría del tramposo" per se -cómo puede verse o parecer en determinado contexto. Como resultado de esto, mi esperanza es que las herramientas conceptuales que he presentado, a través de Lacan, podrán ser aplicables independientemente del contexto social, histórico o incluso teórico. En otras palabras, podría decir que estoy universalizando la teoría del tramposo aplicando el psicoanálisis lacaniano. Por lo general, para articular el psicoanálisis en oposición a los modelos científicos de la parapsicología, requiere cierta justificación. De hecho, el debate entre los filósofos de la ciencia y los psicoanalistas se remonta a los primeros años de esta última disciplina. La acusación de pseudociencia, que la lógica del psicoanálisis se asemeja a una teoría conspirativa, o que simplemente funciona para replicarse en si misma, han sido todas niveladas. Tal vez una de las críticas más conocidas, dentro de la filosofía de la ciencia, es la de Karl Popper. Para expresarlo brevemente, Popper dice que el psicoanálisis no es falseable en un sentido estrictamente científico. Para Popper, esto significa que el principio de la inducción, que procede de un estado de cosas a una ley general, funciona de manera amarga, por así decirlo, de modo que se cumple

automáticamente todos los criterios que lo hacen suficiente. Grünbaum (1977) articula este punto afirmando que "el psicoanálisis tiene mucho más en común con la astrología que con las ciencias genuinas. Popper considera que su propio criterio de demarcación es muy superior al del inductivismo". Grant y Harari (2005) contrarrestan esta noción tan difundida de que el psicoanálisis no es falseable, tanto por razones lógicas como empíricas, gracias a la abundancia de datos clínicos y de investigaciones recientes que han sometido el tratamiento analítico a medidas cuantitativas. Además, dado que algunas de estas críticas vienen desde antes de la teoría lacaniana (Lacan murió en 1981) dice algo sobre su datación. De hecho, la contextualización del psicoanálisis francés con algunos de sus parientes críticos de la teoría, como la deconstrucción, la genealogía foucaultiana y el imanentismo de Deleuze y Guattari, arroja luz sobre cómo las nociones de que "lo que cuenta como ciencia" son fundamentalmente problemáticas, pueden contener suposiciones secretas o alianzas inconscientes. Ni siquiera se necesita salir de la parapsicología para encontrar cierta afinidad para rastrear esas cadenas discursivas de poder históricas y arraigadas. Por ejemplo, Rhea White (1994) sugirió incorporar un enfoque más feminista al estudio de psi, que sin duda cambiarían las coordenadas científicas de la disciplina. En un espíritu crítico similar, el psicoanálisis lacaniano ofrece su visión única de cientificidad y lo que significa estudiar o analizar realmente a un ser. La tesis de este artículo es que la parapsicología puede leerse como una ciencia de la "falta" en tanto que toma como objeto de investigación el ser siempre elusivo que se derrama y escapa al significado en un juego indefinido: ese ser que la parapsicología llama "psi". A través de la teoría lacaniana, se presenta el argumento que fundamenta, utilizando los propios conceptos de Lacan, cómo la ciencia de la parapsicología, y psi específicamente, se entrelazan con las cualidades del tramposo como lo describe Hansen (2001). El resultado final, creemos, sumará al limitado trabajo que se ha hecho sobre un psicoanálisis teórico en parapsicología (ver Evrard, 2014). Cabe señalar aquí que la falta, no se emplea peyorativamente como algo "deficiente" con la parapsicología, o incluso su metodología tradicionalmente experimental, más bien, el término se toma del propio Lacan y se utiliza como descriptor de la relación que el sujeto tiene, en este caso la parapsicología, con el objeto que pretende analizar. Esta es una línea de pensamiento importante a seguir porque, si el caso es que la parapsicología podría explicar varios cortocircuitos experimentales y teóricos inherentes en su historia y literatura. Por ejemplo, la disciplina ha tratado de definir lo que es psi, explícitamente en términos de una relación predeterminada con su falta; es decir, la fidelidad a una ontología propiamente dicha que se sitúa en los marcos experimentales puros y la misma elucidación de la significación, la provisión de un "significado claro", que es principalmente diferente en rigor. EL "AGUJERO" EN LOS MODELOS FISICISTAS Algunos investigadores en parapsicología (por ejemplo, Radin, 2006) creen que los avances en las ciencias naturales -especialmente la teoría cuántica- ofrecen la mejor esperanza de dar a los eventos paranormales el mismo estado de realidad que otros fenómenos psicológicos; o, en un sentido más rígido siguiendo la lógica de Radin, se convierte en una función de la física y de la ontología cuántica en general. Es decir, la capacidad de cómo se puede adquirir información a distancia a través de medios no convencionales, según estos proponentes, a través de conceptos como el entrelazamiento cuántico, la no-localidad, etc. En este sentido, como muchos parapsicólogos, siguiendo el ejemplo de Radin, siguen todavía el camino trazado por las ciencias físicas, con la esperanza de que un eventual hallazgo experimental respecto a la teoría cuántica y a la parapsicología en general vayan a probar científicamente, y de una vez por todas, el estatus empírico de la realidad de psi. Se dice que tal hallazgo sería invaluablemente útil para la parapsicología, en parte porque esta disciplina sigue siendo deficiente respecto a cualquiera de estos en consonancia con los principios que guian la agenda

(Felser, 2001). Por lo tanto, la teoría cuántica, no sólo dejaría claro cómo se conectan los procesos físicos a través del cuerpo y el cerebro de maneras no locales, que hasta ahora han sido consideradas como paranormales, tal vez proporcionando un modelo predictivo, explicativo y fisicalista coherente, sino que también nos ayudaría a sedimentar la ontología de la parapsicología, orientando así las prácticas de investigación, los debates teóricos y otras estructuras disciplinarias. Sin embargo, lo que este razonamiento no tiene en cuenta es cómo puede ocurrir semejante sedimentación, en primer lugar, porque presupone la naturaleza misma de la creación de significado, lo que Lacan llamó, a través de su teoría del significante, la significación. De esta manera, mantener en suspenso la teoría cuántica es, del mismo modo, crear dos tipos de antagonismos. En primer lugar, se confunde aún más la categoría de parapsicología como ciencia: ¿es psicológica, física, ecléctica, etc., entrelazando de este modo lo que Radin y otros están haciendo en física? O, en otras palabras, ¿dónde están los límites disciplinarios que contornean y remarcan a la "parapsicología" como un campo separado de investigación empírica? Incorporar el sentido fenomenológico por el cual psi muestra sus cualidades de embaucador ayudaría a la parapsicología a establecerse dentro de sus parámetros disciplinarios en lugar de enmarcarla sólo como una ciencia puramente fisicalista, lo que representa cierta imposibilidad y límitación. En otras palabras, la "patinada" de psi es que el tropo (o la figura literaria) del engañador es el excedente por el cual el experimentalismo puro no puede estrictamente significar. Por lo tanto, no se trata de elegir entre dos opciones falsas (por ejemplo, un enfoque basado en las ciencias físicas o las ciencias sociales), ni siquiera tratar de sintetizar las dos (por ejemplo, una investigación cualitativa y cuantitativa pluralista), sino tratar de mantener la naturaleza apórica (dicotómica) de psi unida.

Jacques-Marie Émile Lacan (1901-1981) fue un médico psiquiatra y psicoanalista francés conocido por los aportes teóricos que hizo al psicoanálisis basándose en la experiencia analítica y en la lectura de Freud, incorporando a su vez elementos del estructuralismo, la lingüística estructural, la matemática y la filosofía. Lacan, consdierado el psicoanalista más famoso del siglo XX después de Sigmund Freud, aquí soplando su famoso "cigarro torcido" la práctica que copió de Freud dándole, literalmente, un giro.

En segundo lugar, el movimiento hacia la teoría cuántica sigue siendo decididamente científico, en el sentido de que se basa, al menos metodológicamente, en las nociones de la ciencia convencional, como el análisis estadístico, el grupo control y la adjudicación de resultados contra un conjunto preestablecido de prácticas. Esto no es necesariamente "malo" en la medida en que contribuye a la literatura (Tressoldi, Storm & Radin, 2010) que apoya la acción "espeluznante" a distancia; lo que suele ser considerado paranormal. Sin embargo,

esto es un anatema para la premisa central de mi argumento, que entiende a psi como manifestación de un "tramposo" que no es susceptible a un acuerdo tan sencillo, es decir, la teoría cuántica como un modelo paradigmático explicativo. Estoy usando el término embaucador aquí en el sentido de que Hansen lo desarrolla porque su análisis temático produce variables que, como lo expresaré más adelante, colocan en paralelo el proceso de significación. En otras palabras, no es que de alguna manera se utilice al "tramposo para describir todos los aspectos aberrantes o no experimentales facilitadores de psi -los sobrantes de la aplicación de modelos físicos o experimentos. Por el contrario, los conceptos de Lacan van a demostrar que se puede desarrollar una teoría del tramposo para cubrir toda la ontología de psi, señalando la forma en que globalmente se comporta, no sólo dentro de los confines del laboratorio. Un paso importante para lograr esto es dar cuenta de la direccionalidad de los procesos psi o de cómo, por su propia naturaleza, parecen estar guiados por el reclamante o por alguna fuerza desconocida. Rhine, Pratt, Stuart, Smith y Greenwood (1940) plantearon la cuestión de esta manera, "se ha establecido que el proceso extrasensorial... es, en primer lugar, voluntario en su dirigibilidad. De hecho, si asi no fuera, es difícil ver cómo sería posible una demostración experimental de la PES" (p. 319). El término dirigibilidad está bien elegido, ya que conserva la teleología de psi como una pregunta abierta, no la relega a determinismos pasados, presentes o futuros. El hecho mismo de que psi está ligado a un sujeto de alguna manera -que está "dirigido"- se puede explicar, a través del concepto lacaniano de temporalidad conocido como après-coup (ver la sección "Percepción Extrasensorial y la après-coup de Lalangue"). El tipo de dirigibilidad que esto requiere no es tan "consciente" en el sentido de la intencionalidad, ya que la temporalidad de Lacan está estructurada por una posterioridad que es retrocausal pero no necesariamente en un sentido diacrónico o un sentido próximo; sino que surge inequívocamente del propio sujeto. En términos generales, psi está fundada en el proceso de significación o significación, en el sentido más estricto, y se reduce a las lógicas del dominio de las ciencias naturales, psicológicas, biológicas o físicas 3. Lacan se refiere a tal imposibilidad como la falta, o el "agujero" vacío, por el cual todo el significado llega a existir. Esto se puede expresar más específicamente apelando a conceptos precisos dentro de la teoría lacaniana como, por ejemplo, a través de la lalangue4, el conjunto de significantes que se sostiene dentro del inconsciente, que da lugar a sistemas, procesos y prácticas de significación y, como se ha mencionado antes, la comprensión lacaniana de la temporalidad. LA ERUPCIÓN DE LA LALANGUE Lo que es propio de cualquier intervención psicoanalítica, o de cualquier articulación de la disciplina en si misma, teórica, práctica o no, es el lugar privilegiado que juega el inconsciente. Como resultado de esto, no debería sorprender entonces, cuando se trata de colocar la parapsicología en el diván, que lo que está implícito en la investigación científica es de mayor interés para el analista. Lacan hace esto usando el ejemplo fácilmente accesible de la comunicación; es decir, poner en los términos de la semiótica general nuestra discusión de la teoría del significante; la posibilidad de que un significante vuelva a su significado. Lacan articula esto de la siguiente manera: La comunicación implica referencia. Pero una cosa es clara: el lenguaje es simplemente lo que el discurso científico elabora para explicar lo que yo llamo lengua [lalangue]. El lenguaje sirve para propósitos que son totalmente diferentes de los de la comunicación. Eso es lo que la experiencia del inconsciente nos ha demostrado, en la medida en que está hecha de lenguaje, que como ustedes saben escribo con dos "eles" para designar lo que cada uno de nosotros trata, nuestra lengua materna (lalangue dite maternelle), que no se llama asi por accidente (Lacan,

1998, p. 138). ¿Por qué el énfasis en la lengua materna, nos pregunta Lacan, no sin retórica? En cierto sentido, para Lacan, la ciencia presupone una teoría de la comunicación incompleta, carente de rigurosidad, o por lo menos de correspondencia, que, según la lógica del inconsciente, tiene algo de secundario; a saber, que el carácter "superficial" del lenguaje en el sentido cotidiano del término se ajusta al ámbito de las ciencias, en oposición al estrato primario y subyacente de lalangue. Esta es la estructura "análoga" a la que Lacan (1998) se refiere diciendo que "el inconsciente está estructurado como un lenguaje" (p. 48, énfasis en el original). En otras palabras, lalangue es aquello que precipita (pero no casualmente) varios significados a través de la relación que el sujeto tiene con el significante -para decirlo de una manera ilustrativa, es la piscina primordial en la que estamos nadando. En verdad, el término lacaniano lalangue habla del sustrato polisémico (palabras simples con múltiples significados) y homofónico (el deslizamiento del sonido del significante en relación con el significado) del inconsciente sobre el cual descansa la "comunicación" o el discurso de las ciencias. Esto es importante por dos razones: en primer lugar, lalangue crea espacio para polemizar la hegemonía del conocimiento científico, su carácter esencialmente epistemológico, ya que la lalangue da lugar al entramado de las conexiones que enmarcan todo tipo de epistemología o discurso. Una forma de entender esto es a través del énfasis de Lacan en la literalidad del idioma lalangue dite maternelle (el lenguaje de la lengua materna). Por supuesto, la lengua materna se refiere no sólo a la llamada lengua materna del sujeto transmitida a lo largo de la vida temprana, el desarrollo social y cultural (por ejemplo, el español o el francés como primera lengua), sino también la conexión especial que el niño tiene con su madre real de la vida y cómo esto se resuelve o no diagnósticamente. La teoría lacaniana a veces colapsa estos dos aspectos de la formación del lenguaje en el término (m)Otro. En términos ligeramente más técnicos, el (m)Otro en la clínica lacaniana ofrece cierto puente mediador, sine qua non para el desarrollo del sujeto dividido; tanto en sus típicas configuraciones edípicas (familiares), y más generalmente en relación con el orden social o simbólico amplio en el cual el sujeto es aclamado a ser a través del nombramiento (Žižek, 1989). La familia de origen del analizando durante la terapia y las grandes instituciones sociales y culturales determinan necesariamente el desarrollo del sujeto, no sólo uno o el otro. La idea aquí, en relación con las ciencias, es hasta más simple que un caso clínico: el lenguaje de la lengua materna cubre, obscurece y confunde la "pureza" de la lalangue, aunque esta pureza tenga una cualidad sediciosa y destructiva a su poder. Lacan adjudica este proceso a través de la trayectoria evolutiva del sujeto de manera tal que esta "cobertura" ocurre en el preciso momento en que el sujeto comienza a usar el lenguaje, adquiriendo esta habilidad desde su contexto social. Esto es necesario en cierto sentido, ya que el sujeto debe llegar, eventualmente, a relacionarse socialmente con otros sujetos, comunicarse y comprometerse en discursos de conocimiento, participar en la cotidianidad del mundo y hacer otras cosas similares. Dicho de otra manera, cuando el lenguaje está en uso, siempre hay una división entre el significante y el significado: el sujeto está alejado de su relación original con el lalangue.

Las letras desordenadas ayudan a representar el caótico conjunto de significados de la lalangue, el lugar homofónico y polisémico donde el significado se desliza alrededor. Esta sería la "verdadera" lengua materna del sujeto, en la medida en que es capaz de seleccionar el significante psi correspondiente, el sujeto es capaz de pasar por debajo de los modismos y frases que le son entregados a través de la oscuridad del Gran Otro, Educación social.

La literatura parapsicológica es un excelente ejemplo de ello. Es decir, el fenómeno de la xenoglosia o la glosolalia indican, creo, el estrato "subyacente" (o superpuesto pero todavía típicamente inconsciente) de la lalangue. El término anterior, la xenoglosia, se toma en un sentido más estricto, de modo que el hablante supuestamente es capaz de hablar en un lenguaje extraño (alienado) semánticamente inteligible que, al menos según la ciencia empírica, sería imposible para el hablante haber aprendido. Por otra parte, el otro término, glosolalia, es un balbuceo ininteligible (es decir, "hablar en lenguas"), a pesar de que el habla puede tener una estructura sintáctica que se asemeja al lenguaje humano normal. En un sentido anecdótico, el trabajo de Ian Stevenson (1984) respecto a los casos de reencarnación y a quienes dicen recordar vidas pasadas es interesante no sólo porque estira las estructuras edípicas lacanianas para alcanzar lapsos de tiempo más largos que lo aceptable, sino también ayudar a demostrar el concepto de lalangue de Lacan. Siguiendo esta lógica, la división entre significante y significado, a la que me he referido antes, sería una pérdida en el mundo de los significados que van en la dirección opuesta al "pool" xenoglósico, al menos en términos de la singularidad del sujeto, de los significantes encontrados en lalangue. De esta manera, semejante dispersión del deslizamiento caótico del significado y la interconexión del lalangue con la mundanalidad deja al sujeto alienado de su propio ser o, según los términos de la teoría lacaniana, el sujeto es -casi siempre- un sujeto dividido. El énfasis anterior en la alienación puede decirse que es un sello de la conceptualización de Lacan del desarrollo de la subjetividad y del lenguaje en el sentido de que es precisamente por esta falta, que el sujeto es cortado a través de la incisividad del significante, que allana la forma por como la lalangue puede estructurarse -por ej. la creación de categorias especiales5, epistemologias, discursos, etc. Puesto que, para Lacan, el sujeto de análisis es necesariamente un sujeto hablante, basado en su capacidad o en su falla para significar su deseo, el significado de lalangue, entonces se trata de atraer al sujeto, a través de diversas tecnologías de intervención, a hablar como lo más cercanamente posible a lo real de su territorio mantenido dentro de lalangue. Simplemente, los coberturas epistemológicas por ejemplo, ciencia, religión, charla ociosa, etc.- habitan el dominio de esta labor analítica. En segundo lugar, y quizá aún más importante, en cuanto hay una sustancia más originaria, es decir, lalangue, de la cual se deriva el conocimiento como tal, el análisis no tiene como tarea la mera sutura de la carencia del sujeto, su alienación de su deseo inconsciente, sino una exposición radical a esta falta, una cierta reacomodación con la lalangue. Esto tiene el beneficio de abrir el campo de la "comunicación" o, más ampliamente, la intersubjetividad, a diferentes modos epistemológicos de expresión y enunciación; por ejemplo, no-locales, retroactivos, etc. Esto no quiere decir que Lacan, intencionalmente o no, previó la

aplicación de la práctica analítica para inducir tales medios marginales, de manera contra-hegemónica o postepistemológica de cosntrucción de sentido. Estoy diciendo que, por principio, la confrontación con lo real del objeto causa de deseo induce necesariamente una significación que está "más allá", o al menos postcientífica, en la medida en que el inconsciente no excluye tal realidad. A tal punto, aunque no en términos parapsicológicos, Lacan sostiene que "los efectos de lalangue, ya allí como conocimiento, van mucho más allá de cualquier cosa que el ser hablante sea capaz de enunciar" (Lacan, 1998, p. 139). Esto, más allá de lo que parece, es todo tal que no sólo funda el deseo del inconsciente del sujeto de una manera idiográfica y singular, sino que constituye también la base misma por la cual cualquier forma de comunicación, científica o de otro tipo, se puede articular -cuando fluye con la lalange tanto como el significante se vuelve verdaderamente "dorado", llevado sobre el abismo de la referencia por las asociaciones recién formadas que atraviesan el inconsciente. En otras palabras, esto representa cierta instancia sincrónica, en el sentido junguiano más austero, por el cual el sujeto y su encuentro inconsciente resultan en una especie de desalienación, por muy breve que sea. Puede ser útil volver al ejemplo anterior de la relación xenoglósica que el sujeto tiene con su lalangue. Dicho asi, el significante dorado al que me referí anteriormente sería una sincronización aleatoria del sujeto con su carencia que aún conserva la alteridad -no la obliteración del sujeto o su afánisis (desaparición) sino una sublimación- engendrando un "momento de psi"; uno que da acceso a procesos que normalmente permanecen ocultos. Mencionando específicamente el énfasis que Lacan pone al significante, las prácticas del conocimiento, y la ciencia convencional por extensión, sufre por medio de la agencia del significante. Puesto en el concepto de lalangue que he estado definiendo, Lacan se mueve "un paso hacia fuera" explícitamente llamando ahora al significante: Ese conocimiento (científico), en tanto reside en el refugio del lenguaje, significa el inconsciente... mi hipótesis es que el individuo que se ve afectado por el inconsciente es el mismo individuo que constituye lo que yo llamo el sujeto de un significante. Eso es lo que enuncio en la formulación mínima de que un significante representa un sujeto a otro significante. El significante en sí mismo no es otra cosa que lo que se puede definir como una diferencia con otro significante. Es la introducción de la diferencia como tal en el campo, lo que permite extraer de la lengua la naturaleza del significante (ce qu'il en est du signifiant). (Lacan, 1998, p 142, énfasis en el original) La diferencia, especialmente en relación con la última cláusula de la cita, pone en primer plano, a través de su marcado por el significante, la relación entre lalangue y conocimiento como tal. Es, por lo tanto, en este sentido, que el sujeto de la ciencia sólo puede definirse precisamente en términos a través de su aplazamiento, el hecho mismo de que el significante no representa nada (es decir, el sujeto de la ciencia) que no sea otro significante. Este adagio articula la forma en que Lacan entiende la creación y la conexión del significado, a través de la unión de significantes en cadenas relacionales. Esto es asi precisamente porque el significante es una cierta ausencia que le permite ser llenado eventualmente por significado. La creación de la diferencia y el aplazamiento, el llenado perpetuo del significado, de esta manera, genera otras categorías que estamos acostumbrados a ver utilizados en la literatura científica y filosófica -por ejemplo, el espacio, el tiempo, la identidad, la alteridad, etc. El punto preciso es que estas categorías, y otras, son auxiliares en la medida en que se basan en una iteración o juego en la lalangue del inconsciente; lo que Lacan llama la "[extraction] de la naturaleza del significante del lenguaje" (1998, p. 142). Esto no es ni fácil ni exhaustivo, de manera tal que la productividad infinita del inconsciente termina en última instancia su propia maestría, cualquier tipo de meta-lenguaje; de ahí la famosa fórmula lacaniana "no hay Otro del Otro" (Lacan, 2006, p. 668). Una narración maestra o, en términos generales, una teoría del todo. Esta es quizás la razón por la que Lacan, finalmente, viene a situar,

formalmente, la estructura semiótica de la ciencia dentro del discurso bien llamado histérico (Glynos & Stavrakakis, 2002). Es decir, ahora en relación con las otras tres estructuras -el discurso de la universidad, del maestro y del analista- el discurso histérico incita, cuestiona e interroga lo real, llevando a una mayor producción del conocimiento, novedad, cientificidad y, finalmente, significado. Para explicar esto, el objetivo de un discurso científico es suturar al sujeto en oposición a exponer o forzar al sujeto a confrontar su falta. El gesto suturante de la ciencia es inagotable e infinito, lo que produce una teleología que se estructura precisamente tratando de significar más y dar más significado. La ciencia es así porque cada vez que intenta usar un significante para tender un puente o suturar la brecha entre el sujeto y su falta, la ciencia "olvida" y lleva la falta original del sujeto, a través del significante, repetidamente al siguiente significante. En este sentido, Verhaeghe (2002) señala que "el sujeto de la ciencia cree que la naturaleza le revelará el significado final" (p. 137). Así que, cuando Lacan llama "histérico" al discurso de la ciencia no tratando de patologizar al científico, sino trazando una analogía entre cómo el histérico en la clínica interroga incesantemente al maestro (por ejemplo, psiquiatra, psicólogo, terapeuta, etc.) forzándolo a legitimarse y a producir sentido. En última instancia, es imposible para el maestro producir el significante final que da su autoridad o incluso ser autoconsistente. Así como la naturaleza no puede producir un conocimiento final que lo encapsule y lo enmarque totalmente, el científico está, por lo tanto, en la posición del histérico relativo al mundo natural -planteando preguntas, interrogando y buscando un significante para suturar a su sujeto. En contraposición, el discurso del analista, y el psicoanálisis por extensión, trata de hacer exactamente lo contrario, es decir, a diferencia del gesto de suturar, el analista utiliza varias intervenciones, técnicas y estrategias para intentar primero "histerizar" al analizante y luego subvertir el papel del maestro que el analizante ha colocado al analista -como el sujeto-supuesto-saber (sujet supposé savoir) o el sujeto que supone que sabe. Una lectura psicoanalítica de la ciencia demuestra cómo el discurso de la ciencia es, por naturaleza, inagotable, cómo la disciplina es histérica en relación con su objeto, y cómo el análisis actual "vuelve" el discurso de la ciencia sobre sí mismo para mostrar cómo presupone cierta falta. Lo que es único para la ciencia parapsicológica, es que psi se involucra en una especie de auto-análisis de su disciplina, a diferencia de cualquier otro discurso científico. Ese autoanálisis se demuestra por la semejanza de psi con el embaucador, como he intentado imaginarlo, más técnicamente, en relación con la teoría lacaniana. Como tal, la parapsicología está en una posición única de ofrecer comentarios sobre todas las formas metodológicas -lo que significa ser ciencia- incluyendo no sólo la ciencia empírica, sino también las medidas cualitativas. Ahora podemos ver cómo ésta es una relación estructural muy diferente entre el analista y el científico; a saber, mientras que la ciencia, por su relación con el conocimiento "fuerza" de lo real produce más significado por medio de formulaciones interrogativas, empujando la sutura de lo real con lo simbólico; el analista, por su parte, escenifica una confrontación con la falta del sujeto. Esto, como hemos visto, también da lugar a una forma de producción del conocimiento, que incluso es radicalmente menos normativo, simbólicamente mediado y, para decirlo sin rodeos, práctico. Como tal, el encuentro analítico es capaz de abrirse y dar un significante a la homogeneidad oculta de significado, es decir, la lalangue del inconsciente. De manera específica, esto cumpliría más cabalmente al final del tratamiento, la ética máxima lacaniana según la cual "Lo único de lo que se puede ser culpable, es del hecho de haber cedido en su deseo" (Lacan, 1992, p.321). Sin embargo, analizada ahora con figuras de la parapsicología, también engendra al sujeto a volver a conectar con su red de significaciones, la primordialidad de la lalangue, de una manera más verdadera, menos estructurada por los saberes sociales, científicos, religiosos, etc. Conocimientos, a su carácter ontológico, abriendo las "posibilidades de psi" -su fluir espacio/temporal. El punto es que el psicoanálisis lacaniano es una intervención antinormativa que no apunta al funcionamiento, la adaptabilidad, la felicidad, la coherencia o incluso el bienestar del sujeto. La extensión de esta forma de psicoanálisis a la investigación parapsicológica, en principio, puede volver a subjetivar al sujeto en modos de saber e incluso ser que están más estrechamente alineadas con lo que se normativamente se llama paranormal o anómalo.

Por el contrario, los llamados fisicalistas no explican el antagonismo de estudiar un sujeto que se toma como su objeto, por ejemplo, la psicología, el psicoanálisis, la parapsicología o las humanidades de manera más general, viendo finalmente los hallazgos de las ciencias humanas como sobreviniendo una realidad matemática más fundamental. En una contra-crítica, Lacan (2006) escribe que "a los fenómenos psíquicos no se les concede una realidad propia: aquellos que no pertenecen a la realidad "verdadera" sólo tienen una realidad ilusoria. Esta realidad verdadera está constituida por el sistema de referencias que son válidas en las ciencias ya establecidas" (p. 63). Este supuesto "sistema de referencias" se puede comparar a lo que, en términos clínicos, he descrito como la sutura del sujeto de su falta. Dicho de otro modo, las ciencias humanas están subordinadas en el sentido de que las características científicas que las marcan, como la precisión, la explicación, la predicción, etc., en última instancia, difieren de un refinamiento cada vez más y más profundo; por ejemplo, la física. Lacan dice El papel de la psicología es apenas reducir los fenómenos psíquicos a este sistema y verificar el sistema determinando a través de éste a los fenómenos que constituyen nuestro conocimiento. Esto en la medida en que esta psicología es una función de esta verdad que no es una ciencia." (Lacan, 2006, p. 63) En este punto, es ciertamente anticuado poner en duda la cientificidad de la psicología o de las humanidades en general. Sin embargo, para ser menos polémico y más conceptual, para Lacan, el punto es que la lógica anterior está equivocada precisamente por la relación que las ciencias tienen con el inconsciente. Poniéndolo de otra manera, los teóricos de la parapsicología que participan de esta lógica caen en la misma trampa, dejándolos expuestos no sólo a las intervenciones analíticas, sino también a una especie de obliteración simbólica de su propio objeto de investigación, lo que he propuesto en términos teóricos esenciales claros, a partir de Lacan. Un excelente ejemplo en parapsicología, para ilustrar una particular cercanía a la lalangue sería el carácter semi-literario de la extensa colección de estudios de casos espontáneos de Louisa Rhine en el Rhine Research Center en Durham (J. Kruth, Comunicación Personal, 14 de Junio del 2013). Estos casos no fueron colectados siguiendo las limitaciones de una metodología formal de investigación, sino que, por el contrario, fueron llegando sin pedirlos, con toda la fuerza del sujeto detrás de la narración -en una especie de espíritu orgánico y fenomenológico abundante, con todo el significado que esto implica. En un sentido similar pero más estructurado, como ejemplo, la historia de la parapsicología también ha madurado gracias a los estudios de casos, una forma de datos descriptivos que se han utilizado, como señala Alvarado (1998), para observar la significación de psi en relación con las vidas individuales. En un sentido más formal, dentro del marco cualitativo propiamente dicho, la parapsicología ha comenzado lentamente a adoptar enfoques sistémicos para la investigación de los fenómenos del mundo viviente, mediante el uso de metodologías cualitativas preestablecidas. Algunos ejemplos de este abordaje cualitativo y sistemático son el análisis descriptivo fenomenológico (Glazier, Beck, & Simmonds-Moore, 2015; Heath, 2000), la teoría fundamentada (Simmonds-Moore, Rhine-Feather, & Hamilton, 2008) y el análisis del discurso (Wooffitt & Allistone, 2005). Estos hallazgos muestran no sólo el modelo experimental de psi como un ser legítimo, la realidad del empirismo de los datos cualitativos en general, sino también la amplitud del significado o el territorio psi. Este último punto es indicativo del énfasis psicoanalítico en el inconsciente: más específicamente, la forma en que la lalangue puede vestirse con varias ropajes epistemológicos. PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL Y EL après-coup DE LALANGUE Pero, ¿no serán precisamente estos abordajes necesarios para codificar el significado que el sujeto les da -lo opuesto a la desnudez de la lalangue? De hecho, yo creo que este concepto parapsicológico específico, es

decir, la percepción extrasensorial (PES), muestra cierta "farsa" respecto al concepto de psi en general. Esto es evidente, en un aspecto, con respecto al hecho de que ha habido muy poco trabajo cualitativo formal realizado sobre la PES en comparación con la psicoquinesis (PK)6 (para el trabajo cualitativo metodológico sobre PK, ver Glazier, Beck, & Simmonds-Moore, 2015; Heath, 2000, y sobre la PES, Matschuck, 2011; incluso este último estudio sobre PES emplea una metodología que es más idiosincrásica que el trabajo cualitativo que está estandarizado en ciencias sociales). De manera paradójica, es extraño porque parecería que el experimentalismo o el fisicalismo, desde cualquier enfoque, tendría problemas para hacer que la PES se adecuara a su análisis metodológico, es decir, a la observación mensurable; en sentido inverso, con la PK o la interacción mente/materia existen claros efectos observables que pueden ser operacionalizados y sometidos a análisis científico y estadístico. Por lo tanto, la paradoja de la PES que contiene ipso facto una variable efímera que permanece más allá del análisis explícito y abierto que exige el empirismo. ¿podrá hacer que la PES haga consciente lo inconsciente, lo explícito sea implícito, demostrando la dificultad que tiene la parapsicología con su propio objeto de estudio? La PES introduce lo que históricamente ha obstaculizado las prácticas parapsicológicas en la ecuación: el hecho mismo de que psi depende, en cierto grado, del cuidado, preocupación o significado que tiene con respecto a sus efectos. En palabras que Lacan usaría, dando un significante la lalangue no sólo estructura el inconsciente permitiendo así la formación del significado, sino que también crea una relación (o discurso) entre el sujeto significante y su supuesto significado. Esto, por supuesto, no excluye la PES de la interrogación experimental, haciéndola más agradable al análisis cualitativo, con el primero necesitando apropiarse de la significación en términos más cercanos a la matemática y este último siendo capaz de explorar, quizás más metafóricamente, el proceso de significaciónfabricación, sólo para decir que la PES parece, a prima facie, susceptible a las medidas cualitativas en el sentido de que presupone, al menos en un grado más explícito, un sujeto de significación. Mi punto es resaltar el antagonismo inherente en la trayectoria de la parapsicología en la filosofía de la ciencia, la cual ha hecho pasar por alto uno de sus propios conceptos, es decir, la PES, que puede ayudar a hacerla más adaptable a la investigación psicoanalítica; e incluso quizás, dado el crecimiento de los métodos cualitativos en los últimos años en la American Psychological Association (Lyons, 2009), proporciona más legitimidad a los ojos de la comunidad científica. Es como si, como dice Braude (1986), la investigación parapsicológica se hubiese desarrollado por dos caminos distintos que, en cierto punto, han corrido paralelos entre sí, pero sin ningún tipo de encuentro o convergencia. Precisamente aquí, dentro de esta ruptura, quiero introducir el concepto teórico lacaniano de après-coup, a veces traducido como acción diferida o retroacción, pero más literalmente significando "posterioridad". Lacan explica este concepto de la siguiente manera El efecto retroactivo del significado en oraciones, significa que la última palabra de una oración que debe ser sellada [se boucler]. Nachträglichkeit (recuerden que fui el primero en tomarlo de los textos de Freud) o acción aplazada [après-coup], por el cual el trauma se convierte en síntoma, revela una estructura temporal de un orden superior. (Lacan, 2006, p. 711) Para interpretar a Lacan, esta "estructura temporal de un orden superior" de la que se habló antes actúa como un cuasi-mecanismo que asegura la consistencia y el flujo de las posibilidades temporales. Por ejemplo, cuando pienso en lo que quiero hacer a continuación, cuando desarrollo una intención, primero estoy nadando en una piscina de significantes sostenidos por lalangue donde existen todas las posibilidades para que exista mi siguiente movimiento. Sin embargo, sólo cuando selecciono un significante, cuando mi próxima posibilidad se convierte en realidad, me ocupo de la temporalidad. El paso de la posibilidad a la realidad es siempre, según Lacan, una cuestión de retroacción, ya que tengo que aplicar el significante a mi acción

después de que ya haya pasado, y porque mi experiencia "original" está nadando en la caótica pileta de significados de la lalangue. Lacan quería decir esto en un sentido diacrónico, lo que significa que el après-coup puede desplazarse, ya sea del futuro o del pasado. Al mismo tiempo, el trauma o, más abstractamente, la falta del sujeto, se refiere al vacío ontológico en el presente que permite que se realice el après-coup en términos que ya se han discutido, la falta del sujeto es precisamente su participación en la temporalidad, lo que demuestra cómo está por delante, por así decirlo. Esto demuestra, sincrónicamente, al sujeto su propio corte o vacío -el lugar mismo que permite la generación de actos de sublimación, creatividad y significación. El après-coup de esta manera es el tiempo "vacío" que el sujeto toma para dar significado a su experiencia o producir nuevas formas de conocimiento. En el sentido más estricto posible, la posterioridad de la temporalidad nunca puede coincidir formalmente con el sujeto que lo experimenta, ya que tal encuentro marcaría el fin de su existencia, es decir, la muerte. Es por eso que tenemos la experiencia de la temporalidad, según Lacan; precisamente porque tal alineamiento sólo puede ocurrir secundariamente a través del significante. El segundo punto, que Lacan denomina trauma clínico o -a los efectos de este artículo- la falta general intrínseca de epistemologías científicas, lo articula Ruti (2012) de la siguiente manera: "es porque el sujeto no puede llenar su vacío interior, deshacer su alienación, en forma definitiva, que persista como una criatura de capacidad creativa continua" (p. 128). El tema en juego para las ciencias es que es siempre a priori respecto a cualquier proceso significante; es decir, desde una explicación psicoanalítica, la propia formación de la subjetividad desmiente tal núcleo de vacío, un sujeto de falta, para producir algo sustantivo y significativo. Una vez más, volviendo a la noción de aplazamiento o el tiempo en blanco del après-coup, ésto da el espacio sujeto, por decirlo así, para llevar a la existencia ciertos significantes en oposición a otros. Por lo tanto, la noción de ciencia para la teoría lacaniana es estrictamente relativa al grado en que es una práctica discursiva entre otras, aunque con mucho poder social, financiero y tecnológico. Volviendo al primer punto y, concretamente, a su aplicabilidad a la parapsicología, el après-coup del sujeto, la posterioridad del significado, ofrece un dispositivo teórico para la percepción extrasensorial, específicamente en cuanto a sus efectos retroactivos y el paralelo que esto tiene para cierto tipo de investigación. Dicho más claramente, si la PES se ocupa de la adquisición de un significado anómalo y el psicoanálisis lacaniano proporciona estructuras para entender cómo se genera el significado desde el inconsciente, entonces la teoría de Lacan del significante puede aplicarse a la producción anómala del significado categorizada por la PES. De este modo, la trascendencia del significado explica cómo se puede generar un espacio -la espera que el sujeto tiene entre la selección retroactiva del significante (la experiencia de lo temporal, en general) -que permite la intrusión de significantes no normativos o paranormales recuperados, que es lo que ocurre con la PES. El punto es que esta posibilidad no se excluye, según Lacan, como puede ser con otras teorías que se basan en estructuras más normativas o metáforas "científicas". De hecho, puede ser que, dada la naturaleza anti-normativa de la teoría lacaniana, estas formas paranormales de dar sentido sean más originales en la medida en que desafían las nociones cotidianas de la experiencia y devuelven al sujeto la interconexión de los significantes llamado lalangue. En otras palabras, cuando el sujeto se conoce a sí mismo en relación con el mundo, o su posición discursiva, retroactivamente "roba" significantes, transportando información, datos, afectos, etc. de la "estructura temporal de un orden superior" (après-coup), es decir, el espacio que ha marcado en el inconsciente su singular apropiación de lalangue. El sujeto puede ser una subjetividad individual o un conjunto de prácticas y conocimientos que se encuentran en diversas disciplinas científicas. Para sugerir un protocolo metodológico para los investigadores, dado el análisis anterior, tal vez la incorporación del campo floreciente del análisis del discurso lacaniano (Parker, 2005) podría ayudar a demostrar este trabajo teórico en el laboratorio o durante la investigación metodológica. Para ofrecer una punta más precisa, la experiencia de un sujeto o individuo, cuando se estudia, debe mantenerse lo más prístina posible y el investigador debe estar seguro de no añadir ningún significante a la experiencia del sujeto. Esto estaría en línea con la discusión previa del esquema de cuatro discursos de Lacan, desplazando así al científico del discurso histérico hacia el discurso

del analista. Volviendo al análisis teórico de la temporalidad, no es sorprendente para los parapsicólogos que los efectos retroactivos de la PES se hayan demostrado experimentalmente; quizás el estudio más notable de Daryl Bem (2011). El estudio de Bem se llevó a cabo en nueve experimentos con más de 1000 participantes en donde examinó el efecto de la retrocausalidad (el efecto de la "inversión del tiempo" en los experimentos psicológicos tradicionales) de tal manera que los datos de los participantes se recogen antes de la producir el estímulo causal. En los nueve experimentos, Bem encontró resultados estadísticamente significativos para esta influencia retroactiva. Para reforzar la maleabilidad del significante lacaniano, no es que la retroactividad sea exclusivamente cognitiva; como sostiene Bem (2011), sin importar "si esas respuestas son conscientes o inconscientes, cognitivas o afectivas" (p. 418), sólo que sean significativas. Sin embargo, las conclusiones del trabajo de Bem han sido criticadas y rechazadas por parte de sus colegas en la comunidad psicológica e incluso parapsicológica. Lo más notable es que Alcock (2011) afirma que el estudio de Bem tenía una metodología experimental laxa y, en consecuencia, concluye que, en el mejor de los casos, los resultados son dudosos. Además, Ritchie, Wiseman y French (2012) intentaron replicar tres de los nueve experimentos originales de Bem y no encontraron ninguna significación estadística en sus resultados, de modo que los investigadores concluyeron que no había ninguna evidencia de habilidades psíquicas. Si dejamos a los experimentalistas debatir de metodología, lo que es tan apasionante de los resultados de Bem, es que éstos parecen sacar a la luz una cuestión de larga controversia en parapsicología: la necesidad de un modelo teórico que permita dilucidar cómo se produce tal retroacción. Van Over, un buen interlocutor para ilustrar esto, también se refiere a ello, en una nota de Jung: ¿Cómo podría un evento remoto en el tiempo y el espacio producir una imagen psíquica correspondiente cuando la transmisión de energía necesaria para esto no es siquiera imaginable? Por incomprensible que parezca, estamos al fin obligados a suponer que hay en el inconsciente algo así como un conocimiento a priori o una "inmediatez" de los acontecimientos que carece de toda base casual. (Jung, 2014, p. 3403, citado por VanOver, 1972, p. xxv, énfasis en el original) En la cita anterior, el conocimiento a priori del inconsciente va a mostrar el mecanismo del après-coup que da lugar a su posición discursiva retroactiva. En el sentido de temporalidad tomado de Lacan, este conocimiento a priori no es un conocimiento en el sentido sustantivo o formativo tal que contiene un significado "positivo", más bien, es la negatividad del atraso lo que crea un espacio "vacío" en el que puede ocurrir algo como la inmediatez de los acontecimientos, un sentido sincrónico del significado, en primer lugar -es la canalización del conjunto de significantes que encuentra en la lalangue la cadena significante creada por el sujeto. Al tomar esto de la clínica y aplicarlo a los estudios científicos, el grado de la particularidad del sujeto, es decir, utilizar los dos ejemplos clave de este artículo, ya sea la subjetividad o el psicoanálisis de la parapsicología, es fundamentalmente irrelevante porque la misma estructura temporal se presume en cualquier ser con un inconsciente. Para ponerlo en términos lacanianos más estrictos, el orden simbólico o la cultura histórico-social que divide al sujeto a través de la incisión del significante también tiene como temporalidad el mismo modo de retroacción. En acuerdo con Lacan en este punto, Nelson y Bancel (2006) llevaron a cabo un estudio longitudinal de ocho años de los datos de generadores de números aleatorios (RNG) y observaron en los datos desastres y eventos a gran escala, como los terremotos El análisis reveló una significación estadística respecto a un cambio en el orden aleatorio del RNG justo "antes" de la ocurrencia del evento real. Los investigadores concluyeron que esto era evidencia, no sólo de una forma de percepción extrasensorial, sino también de una especie de retroacción o retrocausación.

Lo que es interesante del trabajo de Nelson y Bancel (2006) es que sus resultados parecen estar insinuando la existencia de una "estructura" a gran escala que interconecta patrones de pensamientos y emociones a nivel planetario -lo que han llamado una "conciencia global". El principal dato del Proyecto de Conciencia Global (en inglés GCP) es la significativa correlación entre el desastre o evento y el grado del orden en los RNG (Nelson & Bancel, 2006), lo que sugiere que generar significado -como tal- es estructuralmente primario en la PES; la retroacción se produce siempre en relación con lo que es más mancomunalmente significativo. Desde el punto de vista de la teoría lacaniana, se denomina orden simbólico al campo simbiótico-histórico del significado, que permite la transmisión de saberes, la relacionalidad y la historicidad y también el arbitraje de la formación de instituciones sociales como el derecho, el gobierno y otras funciones del Estado (Žižek, 1989). Tal posición no es en absoluto antropocéntrica en la medida en que el significado no es el único dominio de la especie humana. En otras palabras, esto no sugiere ningun tipo de animismo o panpsiquismo ingenuo por el cual lo inorgánico o mecanico de algun modo "contribuye" al significado. Más bien, el punto lacaniano es que estructura y relaciona de manera tal el significado que se crea precisamente ese espacio intermedio; casi igual a la noción de intersticialidad de Hansen. Además, en lo que se refiere a la producción de la subjetividad, son precisamente los significantes los que más desean al sujeto, teniendo el mayor peso en su ser, llegando a significar más, lo que pone en juego la temporalidad de un orden superior del après-coup. Así pues, cuando un desastre natural interfiere en la vida cotidiana del hombre (por ejemplo, ver imágenes en las noticias, sentir lástima por las víctimas, etc.), entonces el significado se va a dar en el orden simbólico más retroactivamente. Aunque no entra en detalles de su teoría o de sus conclusiones, Ed May (ver la "Teoría del Aumento de la Decisión" o DAT; May, Utts, & Spottiswoode, 1995) pone un énfasis similar en la naturaleza retroactiva de psi, llegando incluso a sugerir que la PK puede explicarse también de la misma manera. Como un caso interesante respecto a la DAT, uno de los investigadores del GCP original antes mencionado (P. Bancel) piensa algo diferente. Ahora dice que los datos recogidos apoyan la noción de un "mecanismo orientado a los objetivos" que explica mejor las fluctuaciones durante los acontecimientos mundiales. Dice que "aunque pueda haber algo como una Conciencia global en algún lugar, no hay evidencia de esto en los datos del GCP. Pero hay buena evidencia de un psi orientado al objetivo" (Bancel, n/d., p.1). Sin embargo, tal conclusión no resuelve el debate, ya que, como dice Kennedy (2001), "psi orientado al objetivo puede contribuir a disminuir los efectos de ciertos experimentadores, pero esta hipótesis no parece ser la causa principal de un psi difícil de capturar" (p. 229). Siguiendo el paralelismo con la DAT, la presión que la teoría lacaniana ejerce sobre esta problemática es de naturaleza retroactiva del significado, su après-coup, la cual creo que ayuda a explicar por qué psi parece tan difícil de controlar para los investigadores en parapsicología. Analizaremos ahora esto tan sucintamente como sea posible. Los efectos retroactivos son la condición sine qua non de lo que constituye la PES como estructuralmente "psicoanalítica" en primer lugar, como demostración de la carencia, no sólo en el centro de la identidad, sino también de la filosofía de la ciencia de la parapsicología. LA FUENTE DE PSI, O ¿QUIEN ESTÁ HACIENDO ESO? El cambio en la premisa de Bancel, de una conciencia global a un psi orientado al objetivo, abre un debate mayor e inquietante dentro de la parapsicología en el sentido de que la fuente de psi nunca puede ser etiológicamente delimitada. En consecuencia, los investigadores cuestionan si es posible metodológicamente controlar esta problemática en los experimentos. Como ejemplo, Beischel (2012) expresa la cuestión en los siguientes términos:

Dada la naturaleza no local y atemporal de psi, sigue siendo difícil descartar verdaderamente al experimentador del experimento, incluso si los mismos estudios son conducidos por diferentes experimentadores o por investigadores desinteresados. Parece que ningún protocolo experimental será capaz de discernir entre estas posibilidades (p. 10) Este sentimiento está bien cuidado porque, sin duda desde un modelo puramente fisicalista o experimentalista, este descartar al que alude Beischel nunca podrá resolverse precisamente porque tal explicación presupone cómo se llega a ser significativo. Afirmar abiertamente que la creencia, de alguna manera, determina la presencia de psi no dice nada nuevo. De hecho, este fenómeno en la investigación se lo conoce como el efecto oveja-cabra (Brugger, Landis, & Regard, 1990). El efecto cabra-oveja es cuando los individuos que expresan una creencia razonablemente fuerte en la existencia de psi tienden a producir resultados psi por encima del azar en las pruebas. Exactamente a la inversa para las "cabras" -es decir, participantes que son escépticos a psi tienden a obtener errores sistemáticos de psi (psi-missing), o psi por debajo del azar, lo que sigue siendo indicador de algo anómalo, en la medida en que los resultados experimentales están basados en algun tipo de creencia, sea del experimentador o del participante. Sin embargo, esta manera de proceder falla al tratar de determinar una fuente etiológica "positiva" para psi; en términos estrictamente psicoanalíticos, una estructura de fantasía -lo que he mencionado antes como las "prendas" epistemológicas que rodean la falta primordial o el corte del sujeto. Por lo tanto, no es la llamada "fuente de psi" el problema sino, más bien, el hecho de que los investigadores no han logrado empujar este fenómeno específico de la ciencia parapsicológica a su paroxismo. En otras palabras, significa que los investigadores que tomen en serio una lectura lacaniana de psi, simultáneamente, confesarán la negatividad radical de psi -como su "significado" deja entrever. Como vimos a través de la lalangue, escapa a cualquier tipo de interpretación estática y totalizadora que detiene este mismo deslizamiento. Lo hace, queramos o no, si aplicamos medidas cuantitativas o cualitativas. Hansen (2001) dice que el concepto del tramposo ayuda a ilustrar este punto. En ligero contraste, empujar la fuente de psi a su conclusión más extrema da como resultado la encarnación del objet petit lacaniano que "no hace sino designar la ausencia, la falta de objeto, el vacío alrededor del cual gira el deseo" (Zupan?i?, 2000, p.18). La interfase entre la teoría más literaria de Hansen y las estructuras abstractas de Lacan, demuestra cómo ahora se puede entender a psi como un objet petit a de la parapsicología -su pequeño objeto de deseo. OBJET PETIT A COMO ABSTRACCIÓN DEL TRAMPOSO Específicamente, en relación con la teoría lacaniana, he intentado tematizar el concepto técnico de la lalangue dentro de la rúbrica de la parapsicología; es decir, el fracaso o la "falta" de su práctica científica resulta en no tomar en serio el inconsciente del sujeto, lo que significa hablar. Como consecuencia, he sugerido que los tentáculos del significado singular y libre de itinerancia de la lalangue encajan dentro de ciertos parámetros predeterminados de significado simbólico, es decir, un sistema de referencias que son válidos. Moviéndonos ahora hacia una teorización más específica dentro de esta misma lógica, sugiero que existe una homología entre lo que Lacan llama el objet petit a y psi, el objeto de estudio de la parapsicología. En la siguiente cita, Lacan articula un sentido general mediante el cual el axioma, un significante que representa un sujeto a otro significante, opera no sólo por el sujeto autoanalizable dentro de las ciencias humanas, sino que abarca también todo el ámbito de la producción de epistemologías como tales. Permítaseme reiterar que hay algo en el status del objeto de la ciencia que me parece que continua sin aclararse desde el nacimiento de la ciencia. La pregunta probablemente no se puede contestar sin que el estatus de objeto en la ciencia como tal sea modificado. El objeto del psicoanálisis [y el psicoanálisis de la

ciencia]... no es otra cosa que lo que ya he propuesto acerca de la función desempeñada en el análisis por objeto a [objet petit a] (Lacan, 2006, p. 733) Primero permítanme hablar de mi anterior afirmación de especificidad; a saber, que lo que Lacan llama objet petit a tiene más "precisión" que la amplia tematización de la lalangue. Una manera de decir esto es que el objet petit a es la manifestación significativa del inconsciente del sujeto hablante, de manera tal que "sostiene el lugar" para el deslizamiento del significante a través de la superficie de la lalangue. O, como dice Zupan? i? (2000), "el objet petit a puede entenderse como un vacío que ha adquirido una forma" (p. 18). De este modo, el objet petit a es el significante mismo como tal: el vacío en el corazón del sujeto pero que todavía es perceptible. En otras palabras, no es pura negatividad porque su forma todavía aparece en el campo semántico. Aplicando esto al estudio de la ciencia, se puede decir que el objet petit a marca simultáneamente una ontología regional, los seres que la ciencia pretende estudiar, al tiempo que genera el significado que tal contorno produce. Dicho en términos más simples, si el estudio de la parapsicología es el estudio de psi, entonces psi es el objet petit a de su cientificidad. Las críticas de simplificación excesiva aquí se justifican en base, por ejemplo, a no hacer distinciones verticales entre sus particulares; "la parapsicología no sólo estudia psi". Esto parece claro y no es sólo un problema de semántica, que es precisamente por qué la teoría lacaniana es tan útil aquí. Objet petit a se presenta contextualmente como una diferencia, como nos lo dijo Lacan (2006), por medio de la cual "se modifica el estado del objeto de las ciencias como tal" (p. 773). Por lo tanto, no es tanto psi lo que es problemático sino la naturaleza misma de un psicoanálisis de la parapsicología que precipita el objet petit a del "inconsciente" que la parapsicología da por sentado, su falta o no fidelidad a lalangue. Lacan (2006) confirma esta sugerencia cuando insinúa "uno siente que se trata de un proceso tortuoso similar a la domesticación. El objeto a no es pacífico, o más bien debería decirse, ¿podría ser que no te deje en paz?" (p. 733). Parecería, dado el sentido indisciplinado y algo torpe, por el cual un sujeto se ve obligado a posicionarse en relación con un objet petit a, que Lacan equipara domesticar, entonces sus procesos investigativos no sólo deben respetar este hecho para tomar en cuenta su disruptividad, sino también la autoreflexión sobre su condición más general como un tema de falta. En otras palabras, una confrontación precisamente analítica con un objet petit a que tiene el poder de reconfigurar todo el enfoque, tanto a través de conocimientos y valores, por el cual se considera un sujeto. Dado que, para la teoría lacaniana, el objeto de estudio de la parapsicología, lo que tradicionalmente se ha denominado psi, es equivalente al objeto petit a del psicoanálisis, entonces se plantea la cuestión de qué tipo de estrategias de investigación, ya sea metodológica, metafórica, institucional, etc., puede mejor producir la respuesta más "favorable" a partir de la respuesta del objet petit a -una respuesta que genera, por supuesto, lo que los experimentadores llaman resultados fiables o válidos. Es difícil saber si la historia de la parapsicología es una señal no excluyente, en un sentido estrictamente filosófico, de la conceptualización de psi. De esta manera, darle a objet petit a, dentro de los límites estrictos de la parapsicología, un giro literario, ¿qué mejor carácter rebelde e ingobernable del concepto de tramposo que sugiere Hansen (2001)? De hecho, para decir esto en términos lacanianos: psi es un resto necesario del proceso de significación que se plantea retroactivamente interno al campo del significado como un espacio reservado para lo real, el objet petit a de las apuestas de la parapsicología dentro de lalangue. Favorecidos por algunos de los motivos que Hansen nos presenta a partir de historias del tramposo y su relación con lo paranormal, psi invocado como el tramposo invierte las oposiciones binarias que permiten cierta devoción a un estado de liminalidad. Tales cualidades imbuyen al tramposo, y a psi en consecuencia, con la forma de una anti-estructura. Como Hansen (2001) dice en sus propias palabras, "el término anti-estructura tiene difernetes ventajas. Evoca la idea de ruptura, de frontera entre el caos y el orden, de ser anti-establishment, así como sugerir una conexión con el estructuralismo francés y el deconstruccionismo" (p.59). Es precisamente esta "frontera entre

el caos y el orden" que desarrollé antes respecto al lugar esculpido en lalangue por la política de la práctica científica de la parapsicología -de modo muy simple, ¿cómo hace la disciplina un significado? El "cómo" se puede responder haciendo referencia a su objeto de análisis, el psi, y los efectos que evoca; lo que Hansen defiende en términos más literarios y arquetípicos como el tramposo, y lo que yo he sugerido en términos más abstractos y teóricos como el objet petit a. He presentado la teoría lacaniana como una explicación más abstracta, en oposición a la literaria, de la teoría del tramposo. A su vez, se deduce que algunos de los conceptos que se han desarrollado aquí pueden abarcar un campo más amplio de investigación que permite establecer vínculos entre varias metodologías formales por ejemplo, la experimental, la cualitativa, la anecdótica, etc. Sin privilegiar un método sobre otro, sino tratando de "atravesar" diferentes enfoques para crear algo nuevo, esta interpretación pretende aproximar a la parapsicología al género del psicoanálisis en contraposición a la rúbrica matemática de las asi llamadas ciencias duras. Se deduce que las ciencias duras no son en absoluto "duras" realmente, en un relato lacaniano, ya que si psi, ontológicamente, comprende un tipo específico de falta, para luego relegarlo al fisicalismo, el agujero que desean tapar ya ha sido llenado con el anti-significante de la lalangue, lo que hace que las fallas de privilegiar un protocolo metodológico sobre otro sean aún más peligrosas. EN EL FUTURO Hasta aquí se desarrolló una lectura lacaniana de la parapsicología, teóricamente fundamentada, y su cientificidad que crean, a su vez, una intervención adicional a través del objeto mismo del estudio parapsicológico, el psi, desafiando la hegemonía del fisicalismo y, por extensión, el privilegio del experimentalismo. Esto se inició por un "retorno al inconsciente" de la parapsicología y, en particular, el significado que la disciplina filtra del concepto de Lacan de la lalangue. El uso de ciertas investigaciones en percepción extrasensorial para demostrar la estrategia de après-coup ayudó a demostrar cómo la temporalidad del significado permite la elección de significantes "anómalos" en contraposición a los que circulan más normalmente. Por último, dada la extraña correspondencia entre la naturaleza tramposa de los fenómenos psi y el objet petit a de la clínica lacaniana, puede que psi como tal esté realmente "analizando" la disciplina misma que busca estudiarlo, frustrando e incluso engañando a los practicantes de la parapsicología. Para continuar con esta línea de razonamiento, sugiero la incorporación de otros conceptos lacanianos respecto a la parapsicología o, con mayor precisión en este punto, el amplio estudio del psi en general, lo que se ha denominado de manera vanguardista como experiencias excepcionales, psicología excepcional o psicología anómala. Sólo uno de estos conceptos, jouissance (el goce) del cuerpo 7, puede ayudar a teorizar la relación entre la producción de sentido y la encarnación histórica y desarrollada del reclamante, informando así la investigación metodológica o experimental formal. Es decir, para resumir esto brevemente, la agitación (goce) del cuerpo a través de su reacción al significante desbloquea, psicoanalíticamente, los modos no normativos de significar lo inconsciente, acercando al sujeto a la verdad de su deseo. O, como dice Ruti (2012), "el goce corporal es inherentemente irrepresentable a través del lenguaje; el goce es el principal obstáculo de la significación, el acertijo ante el cual el significante vacila". A partir del análisis precedente, el uso del esquema diagnóstico de Lacan podría ayudar a los investigadores psi a trazar un mapa de las relaciones ideográficas que los demandantes tienen para su deseo y goce: estas estructuras son neurosis, perversión y psicosis. No se trata de etiquetas patológicas, sino de formas en que los sujetos, en el laboratorio o en otras partes, estan clasificados. Esto ayudaría a los investigadores a entender cómo psi puede funcionar de manera diferente para cada una de estas subjetividades; por ejemplo, el goce del pervertido está mucho menos estructurado por el deslizamiento del significante al significante, el deseo de más conocimiento y más por su posición instrumental, convirtiéndose en un objeto para el significante. Entender estas diferencias puede ayudar a revelar maneras de llegar al conocimiento que son decididamente contra-hegemónicos y, lo que puede ser más oportuno para los fenómenos psi, que son marginales, excepcionales o anómalos. Para ser más preciso aún, a nivel del cuerpo, la manera en que el impulso (trieb) se convierte en el deseo del

significante, o su alquimización, ilustra cómo la práctica científica de la parapsicología o las producciones idiográficas de la subjetividad, corresponden o no al "pulso de lo corporal real" (Ruti, 2012, p.18) -el precepto ético lacaniano de que lo único de lo que se puede ser culpable es de ceder terreno en relación con el deseo de uno. Tal vez, tal liberación de deseo de su lugar normal dentro de diversos tipos de contextos de orden, trabajan para excluir o suturar el carácter abierto del significado inherente a la polivalencia de la lalangue, produciendo efectos que se consideran más paranormales. Esto tendría el beneficio de exponer "la contención de psi", es decir, las estructuras normativas que han mantenido a raya a estos modos de significado, al tiempo que ha desencadenado esta fijación en el cuerpo del sujeto. En consecuencia, el desarrollo de una adecuada teoría parapsicológica de la relación entre impulso y deseo, en sentido psicoanalítico, tendría en cuenta la personificación, ayudando así a los investigadores de laboratorio o a los cualitativos a contextualizar mejor el sujeto frente a ellos. Entonces, en el análisis final, tal vez esto es realmente psi, que toma la iniciativa de enseñar acerca de la naturaleza de las experiencias paranormales y las metodologías científicas en general. Al resistir el impulso de contener claramente la filiación astuta de que psi tiene sentido, algo profundamente inesperado tiene el potencial de surgir allí, recursivamente informando las tecnologías de investigación, escribiendo o hablando lo que traemos de ella -de modo que la propiedad de auto-análisis es unica para psi y para la investigación parapsicológica. Como Lacan (1998) nos inculcó al inicio, tal fidelidad a la fecundidad del psi permite la purificación repetitiva del significante, en este caso el mago, para realizar su truco "en una forma aún más pura" (p.36). Siguiendo su ejemplo, tal vez no podamos descubrir la ilusión del mago o subvertir la artimaña del tramposo, pero al menos podremos aprender de la lógica recíproca que emplean para desarrollar una estrategia, una teoría o una práctica que sea tan astuta -si no más- que la usa para engañar. 1. A modo de introducción, Ferdinand de Saussure (1857-1913) fue un lingüista suizo cuya principal contribución fue la formalización científica del campo, que se basaba en reducir el signo a sus partes constitutivas llamado significante y significado. Un signo es la combinación de un concepto (el proceso mental) y una representación de sonido (lo que se oye). Saussure (1959) afirma que es "... retener el signo de la palabra para designar el todo y reemplazar el concepto de la imagen sonora, respectivamente, por significados y significantes" (p. 67, énfasis en el original). Es importante destacar que para la teoría lacaniana esta doble naturaleza adscrita al signo permite postular además que "el vínculo entre el significante y el significado es arbitrario" (Saussure, 1959, p. 67). Tal arbitrariedad es otro nombre para la falta o vacío de cada sujeto que habla. 2. Mi intención no es ofrecer un relato exhaustivo de estas ideas anteriores, sino más bien simplemente resaltarlas, con curiosidad, con la esperanza de que el lector profundice en esta literatura. 3. El argumento que estoy dando no es trascendental en el sentido filosófico tradicional, es decir, el psicoanálisis lacaniano y el entorno teórico en el que surgió el pensamiento francés de mediados del siglo XX, apuntan precisamente a gestos universalizadores y posturas discursivas, a veces imbuidas con dinámicas de poder injustas e injustificadas (por ej., falogocentrismo, heteronormatividad, etc.). De hecho, el giro a la teoría literaria, a los análisis genealógicos y a ciertas formas de historicismo puede considerarse como un trabajo hacia la particularización de la materia en oposición a la descripción de un "más allá" que de alguna manera intercede en el estado de cosas contextualizado. La historia de la ciencia y la filosofía metafísica está llena de "más allá", y es por ello gran parte de la filosofía continental del siglo XX se puede ver como una reacción a cualquier cosa que se encuentre por fuera del sistema. 4. En una nota estilística, los términos técnicos que Lacan desarrolló conservarán sus designaciones francesas originales, en lugar de intentar traducirlas al español. Además, destacarlas constantemente en cursiva para ayudar al lector en el seguimiento de su uso.

5. Si bien no se hace referencia explícita en este artículo, puede ser predictivo invocar el concepto de maestro-significante familiar a los lacanianos y a muchos lectores de la obra de Lacan. En síntesis, el maestro-significante es la interrupción en la cadena de significantes que sólo puede tener un significado tautológico o autorreferencial que une la cadena que se mantiene unida a cierto símbolo vacío. Todo sujeto tiene esto, pero existe ciertamente una diferencia entre varios significantes maestros: por ejemplo, el nacionalismo fascista del nacional socialismo o el fetiche mercantil del capitalismo. Al momento de escribir este artículo, el trabajo cualitativo formal disponible mediante varias bases de datos académicas favorece decididamente el análisis de la PK. Estoy contando métodos establecidos y sistematizados que se han empleado en otras disciplinas, además de la parapsicología, por ejemplo, el análisis fenomenológico-descriptivo, la teoría fundamentada, y el análisis del discurso. No estoy considerando, sin embargo, relatos menos sistemáticos y más anecdóticos tales como las narrativas personales, correspondencia o entrevistas. El concepto de goce para Lacan es fundamental para entender cómo el significante está ligado o se relaciona con el cuerpo. La mayoría de los lacanianos dejan el término sin traducir, ya que su significado preciso depende del contexto teórico en que se emplea. Para mi propósito, el goce puede ser representado como placer excedente o agitado. De manera más general, sin embargo, como señala Bailly (2009), el "significado más común tiene la connotación sexual de "orgasmo"... Gozo es también un término legal que denotan el derecho de alguien a gozar del uso legítimo de una propiedad" (p. 118). Mi motivación para invocar este término tiene que ver con su elaborada relación con el cuerpo, que requiere trabajo adicional de los investigadores para indicar cómo diferentes formas conducen el deseo de demandantes particulares o individuales; la forma en que manejan su goce, lo que puede revelar afinidades para las habilidades de tipo psi. Referencias Alcock, J. E. (1981). Parapsychology, science or magic?: a psychological perspective. Oxford: Pergamon Press. Alcock, J. E. (2011). Back from the future: Parapsychology and the Bem affair. Skeptical Inquirer, 35(2), 31-39. Alvarado, C. S. (1998). ESP and altered states of consciousness: An overview of conceptual and research trends. Journal of Parapsychology, 62(1), 27-63. Bailly, L. (2009). Lacan: A beginner's guide. Oxford, England: Oneworld Publications. Beischel, J. (2012). A quarter century of applied research. Journal of Parapsychology, 76(supplement), 9-10. Bancel, P. (n.d.). Determining that the GCP is a goal-oriented effect: A short history. Unpublished manuscript. Bem, D. J. (2011). Feeling the future: Experimental evidence for anomalous retroactive influences on cognition and affect. Journal of Personality and Social Psychology, 100, 407-425. Braude, S. E. (1986). The limits of influence: Psychokinesis and the philosophy of science. New York: Routledge & Kegan Paul Inc. Brugger, P., Landis, T., & Regard, M. (1990). A 'sheep-goat effect' in repetition avoidance: Extra-sensory perception as an effect of subjective probability? British Journal of Psychology, 81(4), 455-468. Evrard, R. (2014). Heterodoxies' merging: Lacanian approaches to exceptional experiences. Journal of Exceptional Experiences and Psychology, 2(1), 5-13. Felser, J. M. (2001). Philosophical sensitives and sensitive philosophers: Gazing into the future of parapsychology. International Journal of Parapsychology, 12(1), 53-82. Glazier, J. W. (2014). A phenomenological evolution of parapsychology's philosophy of science. Paranthropology: Journal of Anthropological Approaches to the Paranormal, 5(1), 32-43. Glazier, J. W., Beck, T., & Simmonds-Moore, C. (2015). A phenomenological analysis of the relationship between grief, emotional stress and anomalous experiences. Mortality, 20(3), 248-262. Glynos, J. & Stavrakakis, Y. (Eds.). (2002). Lacan & science. New York: Karnac Books, Other Press LLC. Grant, D. C. & Harari, E. (2005). Psychoanalysis, science and the seductive theory of Karl Popper. Australian and the New Zealand Journal of Psychiatry, 39, 446-452. Grünbaum, A. (1977). Is psychoanalysis a pseudo-science? Karl Popper and Sigmund Freud. Zeitschrift für philosophische Forschung, 31(3), 333- 353. Hansen, G. P. (2001). The trickster and the paranormal. United States of America: Xlibris Corporation.

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1

A modo de breve introducción, Saussure era un lingüista suizo cuya principal contribución fue la formalización científica del campo, que se basaba en reducir el signo a sus partes constitutivas llamado significante y significado. Un signo es la combinación de un concepto (procesos mentales) y una imagen de sonido (lo que se oye). La afirmación de Saussure (1959) es "...retener el signo de la palabra para designar el todo y reemplazar el concepto y la imagen sonora, respectivamente, por significados y signifiantes" (página 67, énfasis en el original) . Es importante destacar que para la teoría lacaniana esta doble naturaleza adscrita al signo permite postular además que "el vínculo entre el significante y el significado es arbitrario" (Saussure, 1959, p.67). Tal arbitrariedad es otro nombre para la falta o vacío de cada sujeto que habla. 2

Mi intención no es ofrecer un relato exhaustivo de las ideas anteriores, sino más bien simplemente resaltarlas, con curiosidad, con la

esperanza de que el lector profundice en la literatura. 3

El argumento que estoy haciendo no es trascendental en el sentido filosófico tradicional. Es decir, el psicoanálisis lacaniano y el entorno teórico desde donde surgió el pensamiento francés de mediados del siglo XX, apuntan precisamente a tales gestos universalizadores y posturas discursivas, a veces vistas imbuidas de dinámicas de poder injustas e injustificadas (por ej. falogocentrismo, heteronormatividad, etc.). De hecho, el giro a la teoría literaria, a los análisis genealógicos y a ciertas formas de historicismo puede considerarse como un trabajo hacia la particularización de la materia en oposición a la descripción de un "más allá" que de alguna manera intercede en el estado de cosas situado y contextualizado. La historia de la ciencia y la filosofía metafísica está llena de “más allá”, y es por esto que gran parte de la filosofía del siglo XX puede ser vista como una reacción a cualquier cosa que se encuentre por fuera del sistema. 4

Si bien no se hace referencia explícita en este artículo, puede ser correcto invocar el concepto del maestro-significante, familiar para los lacanianos y para muchos lectores de Lacan. En síntesis, el significante-maestro es la pausa en la cadena de significantes que sólo puede tener un significado tautológico o autorreferencial que une la cadena que mantiene unida a cierto símbolo vacío. Todo sujeto tiene esto, pero existe ciertamente una diferencia entre varios significantes maestros: por ejemplo, el nacionalismo fascista del nacional-socialismo o el fetiche mercantil del capitalismo. 5

Al momento de escribir este artículo, el trabajo cualitativo formal disponible por medio de varias bases de datos académicas favorece decididamente el análisis de la PK. Estoy contando métodos establecidos y sistematizados que se han empleado en otras disciplinas además de la parapsicología. Esto incluye el análisis descriptivo fenomenológico, la teoría fundamentada y el análisis del discurso. No estoy considerando, relatos menos sistemáticos y más anecdóticos, tales como narrativas personales, cartas o entrevistas. 6

El concepto de goce de Lacan es fundamental para entender cómo el significante está ligado o se relaciona con el cuerpo. La mayoría de los lacanianos dejan el término sin traducir, ya que su significado depende del contexto teórico en donde se emplea. Para mi propósito, el goce puede ser representado como placer excedente o agitado. De manera más general, sin embargo, como señala Bailly (2009), el "significado más común tiene la connotación sexual del orgasmo". Goce es también un término legal que denota el derecho de alguien a gozar del uso legítimo de una propiedad" (p. 118). Mi motivación para invocar este término en la sección "En el Futuro" tiene que ver con su relación con el cuerpo, que requiere el trabajo adicional de los investigadores para indicar cómo diferentes formas de deseo-unidad de demandantes particulares o individuales, la forma en que llevan su goce, puedne revelar afinidades para las habilidades psi. * Psicólogo y psicoanalista de orientación lacaniana, cursa un posgrado en Psicología de la Conciencia y Sociedad en la Universidad de Georgia Occidental en Carrollton, Georgia (Estados Unidos). Su interés radica en la investigación de un enfoque transdisciplinario de la parapsicología a través de modelos teóricos y filosóficos que involucran temas como la teoría crítica, la corporalidad y el deseo, así como su relación con la praxis y la clínica lacaniana. Actualmente trabaja en su tesis doctoral basada en el psicoanálisis lacaniano y el esquizoanálisis.

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