Una imagen unívoca para una obra plural: la recepción de Clarice Lispector en la prensa española

Share Embed


Descripción

DIÁLOGOS IBÉRICOS E IBEROAMERICANOS Actas del VI Congreso Internacional de ALEPH - Asociación de Jóvenes Investigadores de la Literatura Hispánica Celebrado en la Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa entre el 27 y el 30 de abril de 2009

Comité Editorial Ângela Fernandes Fátima Fernandes da Silva José Pedro Sousa Isabel Araújo Branco Isabel Dâmaso Santos Margarida Borges Rita Bueno Maia Sara Rodrigues de Sousa

Edición ALEPH – Asociación de Jóvenes Investigadores de la Literatura Hispánica & Centro de Estudos Comparatistas da Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa

LISBOA 2010

 

1

DIÁLOGOS IBÉRICOS E IBEROAMERICANOS © De los autores, 2010

ESPAÑA ISBN: 978-84-96915-76-3 Dep. Legal: VG 73-2010 PORTUGAL ISBN : 978-989-96677-0-9 Dep. Legal: 307728/10

 

2

UNA IMAGEN UNÍVOCA PARA UNA OBRA PLURAL: LA RECEPCIÓN DE CLARICE LISPECTOR EN LA PRENSA ESPAÑOLA 1

Aina Pérez Fontdevila Grupo Cuerpo y Textualidad. Universitat Autònoma de Barcelona

Palabras clave: Literatura Brasileña, Clarice Lispector, Recepción, Prensa, Género.

1.- Emisaria de un país desconocido

La literatura brasileña padece, en España, una dificultad congénita de difusión. Desde los años setenta, se viene hablando, en diseminados artículos periodísticos, del desconocimiento de las letras lusófonas transatlánticas. Excluida del boom (Saladrigas, 1980; Machado Garcia Arf, 2008), siquiera los intentos de mejorar su difusión europea llevados a cabo en los años 90 por el Gobierno de Brasil, a través de una fuerte presencia en numerosas ferias del libro por todo el continente – desde Francfort (1994) a París (1997), pasando por Barcelona y Bolonia (1998) – parecen haber surtido el efecto deseado, a juzgar por el modo en que sigue aludiéndose, durante décadas, a la producción literaria del país: los autores brasileños tienen en España una “existencia fantasmal” en 1980 (Saladrigas, 1980: 41); dieciocho años después, la literatura brasileña sigue siendo, en expresión de Llátzer Moix (1998: 8) una “isla inexplorada”; y, ya entrados en los dosmil, se considera “insular, introvertida y desconocida” (Moreno, 2003: s.p.). Algunas excepciones tuvieron lugar en los años 2005 y 2007 gracias a los galardones otorgados a Nélida Piñón – el Premio Internacional de la Universidad Menéndez Pidal y el Príncipe de Asturias, respectivamente –, y son destacables también los esfuerzos llevados a cabo por la Casa de América, en Madrid, con la celebración de homenajes a Clarice Lispector, Ferreira Gullar o a la misma

1

El proyecto en el que se enmarca este artículo se está desarrollando gracias al programa de Formación de Investigadores (FI) de la Generalitat de Catalunya. Asimismo, se adscribe en el proyecto ministerial “Los textos del cuerpo. Análisis cultural del cuerpo como construcción genérico-sexual del sujeto (fin de siglo XX-XXI)”, llevado a cabo por el grupo Cuerpo y Textualidad, reconocido por la Generalitat de Catalunya.

749

Piñón, pero pese a ello parece permanecer la misma impresión 2 . La difusión de la obra de Clarice Lispector viene a paliar al menos en parte este reiterado desconocimiento. Como señala Laura Freixas (1989), es llamativo – y sintomático del desinterés del mercado español hacia la producción literaria brasileña – el retraso con el que se publican las grandes obras brasileñas de los años 60, en comparación con la de sus equivalentes franceses, por ejemplo. Cristina Peri Rossi explica las dificultades que se encontró a la hora de publicar sus traducciones de Lispector: “cuando llegué a Barcelona, en 1972, tenía el deseo de traducir sus cuentos y novelas, sin embargo, tuvo que pasar mucho tiempo para encontrar un editor interesado: lectores, aún más difícil” (2003: s.p.). Este vacío empieza a llenarse con la publicación de Cerca del corazón salvaje (Alfaguara, 1977) y, entre los años 88 y 89, con otras seis publicaciones 3 . Sin embargo, no es hasta mediados de los años 90 cuando el nombre de Clarice Lispector empieza a ganar una presencia que no dejará de crecer, merced a la reedición y publicación progresiva de sus obras por parte de la editorial Siruela que alcanza, en el año 2008, la práctica totalidad de su producción literaria 4 . Aunque en 2005 Edmundo Paz Soldán sigue tildando a la autora de desconocida para el público español 5 , Toni Montesinos considera ya, el pasado 2008, que Lispector ha devenido una autora de “referencia”. La voluntad de Siruela de publicar sin excepciones toda su producción, incluyendo textos menores como son las columnas aparecidas bajo el título de Correo Femenino (2008), así como la difusión de dos biografías – la de Laura Freixas, en 2001, y la de Nádia Battella Gotlib, traducida el pasado año para la editorial bonaerense 2

No me detendré, aquí, en la importantísima labor que en este sentido han llevado a cabo Ángel Crespo, Basilio Losada, Wagner Novaes, Elena Losada o Antonio Maura, entre muchos otros, así como instituciones tales como la Fundación Hispano-Brasilera, ubicada en la Universidad de Salamanca, por centrarse en su mayor parte en el ámbito académico. 3 Las novelas La Pasión según G.H. (Península, 1988), Un Aprendizaje o El Libro de los Placeres (Siruela, 1989), La Hora de la Estrella (Siruela, 1989) y los libros de relatos Lazos de Familia (Montesinos, 1988), Felicidad Clandestina (Grijalbo, 1988) y Silencio (Grijalbo, 1988). (Cfr. Maura, 1997). Cabe destacar que, al frente de la edición de los dos últimos volúmenes citados volvemos a encontrar el nombre de Laura Freixas, y al de la traducción, el de Cristina Peri Rossi, sin duda dos de las más empecinadas difusoras de Lispector en España – junto a las que posteriormente deberemos añadir otros nombres, como el de Flavia Company –, y no sólo por la labor editorial de las dos primeras sino también por sus continuas alusiones a la autora en artículos de prensa, muestra de su indudable compromiso con su divulgación. 4 No ha visto la luz, desgraciadamente, la colección casi completa de crónicas que publicó en 1984 la editorial carioca Nova Fronteira bajo el título de A descoberta do mundo, porque su correspondiente español, titulado Aprendiendo a vivir, ha sido elaborado a partir de la edición, mucho más reducida, aparecida en la editorial Rocco. 5 Su reflexión es interesante: “Pese a todos los elogios, Clarice Lispector permanece desconocida en España. Su obra ha sido muy bien editada por Siruela, pero aún así su nombre no es mencionado con frecuencia por críticos y editores. No es fácil que llegue al gran público: su escritura es densa, privilegia el intento de capturar percepciones antes que una trama concreta. Sin embargo, hay otros escritores «difíciles» que son muy mencionados, por lo cual no debería ser un obstáculo” (Paz Soldán, 2005: s.p).

750

Adriana Hidalgo, pero difundida también en España – atestiguan el gran interés que suscita actualmente la obra y la figura de la autora brasileña. Este aumento de su presencia editorial se refleja también en la proliferación de alusiones en artículos de prensa: si al inicio la aparición de su nombre se circunscribe prácticamente a las reseñas escritas con motivo de la publicación de alguno de sus textos, progresivamente lo encontramos citado en columnas de opinión y artículos culturales de diversa índole, a menudo como comparación elogiosa de autoras como Júlia Uceda (Toledano, 2003), Flavia Company (Doria, 2002b) o Dolors Miquel (Guerrero, 2002). De este modo, si en las décadas de los 70 y 80 Clarice Lispector era tan desconocida como el conjunto de la literatura brasileña, aparece después, junto con Machado de Assís y Guimarães Rosa, como parte de la “trinidad literaria” (sin firma, 1994) que es excepción a la ausencia generalizada de difusión de la lusofonía.

2.- Una imagen unívoca para una obra plural

Cabe destacar, sin embargo, que las características que se le atribuyen a Clarice Lispector en la prensa española, coinciden, quizá no por azar, con la imagen que se transmite de esa literatura de la que forma parte: desconocida – no por poco divulgada, en el caso de la autora, sino por misteriosa – e introvertida 6 . La caracterización, además, evolucionará poco: desde las primeras alusiones a su obra se le asocian los mismos rasgos, presuponiendo una unidad que sólo algunas pocas voces críticas pondrán en duda, hasta que la publicación de Aprendiendo a vivir o Correo femenino, evidencien de un modo ya insoslayable la imposibilidad de engarzar todos los textos en esa unidad de estilo y cosmovisión que se les suponía. Laura Freixas señala la impresión de extrañeza que le suscitó su primer encuentro con los textos clariceanos: esos textos “no se parecían a nada”, nos dice, y añade muy acertadamente: “para empezar no se parecían entre sí: el denso, poético, asfixiante monólogo interior de Agua viva, celebración de la feminidad (o así lo he leído yo), no parecía escrito por la misma persona que los sarcásticos cuentos obscenos de La bella y la bestia” (2007a: 46). Este reconocimiento del carácter plurifacético de Clarice Lispector, señalado también por Javier Rodríguez Marcos al recordar que, al lado de la “escritora «para almas ya formadas»”, “florece 6

Resulta curioso que el aislamiento sea también un rasgo común en la visión peninsular de la literatura brasileña y en la visión brasileña de Clarice Lispector. La que en España parece convertirse en máxima representante de esta literatura, es vista desde Brasil como un caso excepcional, único, que no encuentra cabida dentro de la tradición que la antecede y la sucede.

751

[también la] autora de libros infantiles que tradujo a Agatha Christie” (2003: s.p), es obviado en las primeras reseñas críticas aparecidas en la prensa española, sin duda debido al reducido número de obras divulgadas por entonces, pero se mantiene cuando la proliferación de publicaciones hace evidente ya la multiplicidad irreductible de la producción textual de la autora. Introspección, que toma a veces el nombre de intimismo, y sobre todo hermetismo, serán las palabras clave de esta caracterización homogénea, que se romperá, como decíamos, solamente con la aparición de dos volúmenes que, pese a sus diferencias, son recibidos bajo una misma óptica: de Aprendiendo a vivir, volumen que recoge parte de las crónicas publicadas por la autora en el Jornal de Brasil (1967-1973), se señala acertadamente su carácter memorialístico (Martínez, 2007) y el hondo calado literario que se enmascara bajo la aparente levedad del género periodístico (Company, 2007), pero, influenciados por el peritexto editorial, en la mayoría de casos se describen como una ventana abierta a los problemas domésticos de Lispector, poniendo énfasis en el descubrimiento de la dimensión femenina tradicional de una autora de nombre ya enciclopédico (sin firma, 2007) 7 . Lo mismo ocurre con la publicación de Correo femenino, compendio de columnas sobre temas considerados de mujeres que Lispector publicó con distintos pseudónimos: su aparición ratifica esta otra vertiente femenina, en el sentido más restrictivo y tradicional del término, asociada con la vanidad y la preocupación por la belleza o las apariencias, a la que ni siquiera la gran Clarice Lispector, parece, pudo resistirse (Rodríguez, 2008).

2.1.- Bruja o madre: Lispector en la prensa brasileña

Este viraje, sin duda anecdótico frente a la caracterización omnipresente a la que nos referíamos y que abordaremos más tarde, es significativo no obstante si lo ponemos en relación con la configuración del personaje Clarice Lispector en la prensa brasilera de la época. No desarrollaré aquí el análisis de este corpus periodístico que tuve ocasión de trabajar en la Fundação Rui Barbosa de Río de Janeiro, donde se encuentran los archivos personales de la autora (remito, para ello, a la publicación inminente de sus resultados [Pérez, 2009]), pero sí quisiera señalar sucintamente algunas de las 7

En la contraportada de Aprendiendo a vivir, leémos: “La Clarice de Aprendiendo a vivir es el ama de casa que se enfrenta a los problemas domésticos: el presupuesto familiar, la sopera que hay que devolver, la mudez crónica del teléfono, la delicada relación señora-criada o la educación de los hijos. Dos décadas y media después de la publicación de su primer libro, cuando ya aparecía en las enciclopedias como uno de los grandes nombres de la literatura universal, no intenta ser «literaria» o interesante en estos textos que escribe, como ella misma afirma, «a vuela máquina» para el Jornal do Brasil” (Lispector, 2007).

752

conclusiones de ese análisis pertinentes para lo que nos atañe aquí. Pude comprobar entonces que la caracterización del personaje que de allí iba emergiendo pivotaba siempre alrededor de la feminidad. Dos perfiles aparentemente opuestos se iban dibujando: el de una feminidad identificada con una inquietante alteridad y, por otro lado, el de una feminidad sumisa a sus roles más tradicionales de mediación y maternidad. En el primer caso, el dato biográfico de su procedencia ucraniana – Clarice Lispector nació en Ucrania y llegó a Brasil con un año de edad con su familia judía de origen ruso – es reiterado y magnificado hasta que esta supuesta extranjeridad supera acepciones geográficas y adquiere tintes míticos: de este modo, Clarice Lispector será “una extranjera en la tierra” (Callado, 1987: s.p), portadora de un “misterio” cifrado en su rostro eslavo que explicará el supuesto hermetismo de sus textos, y agente de una relación privilegiada con los instintos y la naturaleza merced a la cual podrá afirmarse que “no usa las palabras como un escritor sino como una bruja” (Apud. Varin, 1987:111). Junto a esta caracterización, aparecen numerosas referencias a una feminidad tradicional adecuada a los roles de género imperantes, siendo lugar común el referir la imagen de Lispector con la máquina de escribir en el regazo rodeada de su joven progenie. Olga Borelli lo expresará en los siguientes términos: “contra la noción del mito, de la intelectual, [coloco aquí] mi visión de ella: era una ama de casa que escribía novelas y cuentos” (1981: 14). Mediadora también entre las elites intelectuales y el pueblo llano, la escritura que en otras ocasiones se tilda de hermética e ininteligible, se convierte en esta nueva versión de la autora en expresión “de los sentimientos reales y angustias del pueblo” (Rebello, 1977: s.p), y el corazón, en el instrumento por excelencia para acercarse a sus textos, pues como reza otra célebre frase referida a la autora, “Clarice no es para ser leída, es para ser sentida” (Ibíd.). En definitiva, estas versiones sitúan a Lispector entre el hermetismo exacerbado y la sensibilidad popular, pero están lejos de atribuirle una posición autorial legítima: bien sea convirtiendo su escritura ya no en un ejercicio de inteligencia y creatividad sino en un acto de hechicería, bien supeditándola a su faceta doméstica y maternal, su autoría se mistifica o se minimiza.

2.2.- Un femenino ensimismamiento: la lectura disuasoria de la prensa española

No pocas huellas de este proceso encontramos en la recepción española de la autora brasileña. Decíamos que la aparición de esos dos volúmenes, Aprendiendo a vivir 753

y Correo femenino, tal y como son presentados en la mayoría de reseñas, ponen en circulación un discurso que tiene algunos ecos de esa Lispector adecuadamente femenina, presentada también, me parece oír, con cierto regocijo por haber descubierto en la “que quiso ser grande sin renunciar al hermetismo”, en palabras de Robert Saladrigas (2000: 7) 8 , la mujer convencional que, por lo que se ve, todas llevamos dentro. En palabras, un tanto crípticas, de Joaquín Marco, en Aprendiendo a vivir “la actitud ante los hijos humaniza una filosofía más amplia de su relación femenina con el mundo” (2007: s.p.). En ese otro discurso, bastante homogéneo, que mencionábamos como central en la caracterización española de Lispector, se retoman algunos de los rasgos identificados en la prensa brasileña y se añaden o se enfatizan otros. De entre todos ellos, vamos a destacar, aquí, la lectura autobiográfica, las alusiones al cuerpo y el énfasis en el ensimismamiento, el hermetismo y la dificultad. Cabe recordar ahora una apreciación de Laura Freixas en relación a la recepción de la literatura escrita por mujeres, que este discurso entorno a Clarice Lispector no hace más que ratificar: Todavía no me había dado cuenta – nos dice – de que [ternura] es una de las palabras de doble filo – otras son intimista, sensibilidad, autobiográfico – con que rutinariamente se describen los textos escritos por mujeres. Digo rutinariamente porque se aplican de forma indiscriminada, como cuando algún crítico cree ver “ternura” en la obra de Belén Gopegui […] o se tilda de “intimista” la de Clarice Lispector, sin reparar en que sus personajes usan el monólogo interior no para analizar su vida, sino cuestiones metafísicas. Y de doble filo, porque implican connotaciones negativas: debilidad, falta de imaginación, cursilería (Freixas, 2007b: 21).

En otras palabras: como decíamos antes, son síntoma de las dificultades de las escritoras por acceder a una posición autorial legitimada. Es lugar común denunciar la tendencia a leer las obras de autoría femenina en clave autobiográfica, con la minusvaloración que conlleva la adscripción a unos géneros – los memorialísticos – secularmente arrinconados en los límites de lo literario, conquistado por la llamada literatura de imaginación, y con la consiguiente ratificación de la asociación de lo masculino con lo universal, y lo femenino, con lo inmanente: incapaces de transcenderla, las mujeres, como los escritores postcoloniales, escriben indefectiblemente sobre su propia experiencia vital, que, frente al memorialismo masculino occidental, llegará a ser paradigmática, si cabe, tan sólo de la experiencia femenina. En el caso de Lispector, no es necesario detenerse a enumerar los testimonios 8

Cabe añadir que aquí Saladrigas dice citar una opinión común, pero no suscribirla.

754

escritos de esta identificación, porque la recepción española ofrece un ejemplo mucho más gráfico: el desplazamiento de la fotografía de Lispector desde la posición de autor (habitualmente, la contraportada) hasta una posición temática (la portada misma) que tiene lugar en la mayoría de ediciones de Siruela, me parece una clara invitación paratextual a esta lectura autobiográfica, a un tiempo que enfatiza el protagonismo de un cuerpo que, como veremos, también tiene sus lecturas. En la misma línea, llama la atención – aunque no sorprende – la recurrente afirmación de que Lispector es una magnífica intérprete de la experiencia – si no de más abstractas instancias – femenina. En la introducción que Basilio Losada antepone a su traducción de Cerca del corazón salvaje, insiste en que la palabra de Clarice Lispector está “entrañada en espíritu de mujer” (2002: 11) y siempre indagando en “el misterio profundo del alma femenina” (p. 12). Cabe contextualizar la cita, sin duda elogiosa en 1977, cuando la novela se publica por primera vez en España (aunque la introducción es reproducida en la edición que publica Siruela en 2002). No obstante, inaugura una línea que va a continuarse en años posteriores, en los que se la pondrá de ejemplo de “aquella creación artística que únicamente puede ser generada por mujeres” (García, 2003); se identificará su mirada con “una mirada de mujer que no necesita la apoyatura del feminismo” (Doria, 2002a: s.p.); y se describirá su obra como “la expresión de los estados del alma desde una perspectiva femenina” (sin firma, 2005: s.p.). Aunque se reitera siempre el alejamiento de Lispector respecto del ruralismo y regionalismo de la literatura brasileña más difundida en España antes de su divulgación (Narbona, 2002a), no es difícil asociar, desde nuestra visión peninsular, a una escritora sistemáticamente tildada de excéntrica o misteriosa con una literatura que, aún ahora, podemos representarnos mediante un imaginario colonialista que la considere en esos mismos términos, portadora de una alteridad irreductible que atraviesa, de un modo también homogéneo, todas las obras por igual (la literatura latinoamericana es una, desde este punto de vista, por estar marcada por la descolonización, la búsqueda de la identidad nacional y el azote de las dictaduras [Saladrigas, 1980: 41]). Significativo es al respecto la siguiente opinión de Saladrigas, que defiende la entrada de la literatura brasileña en la postmodernidad merced a una superación a un tiempo sostenida y negada de los regionalismos: Lo que en mi opinión tienen todos ellos en común [y se refiere a Guimarães Rosa, Clarice Lispector o Nélida Piñón] es que insertan la novelística del inmenso país de habla portuguesa en la posmodernidad, dado que por encima del deseo de crear un

755

movimiento autóctono de neovanguardia nos hacen ver que en el corazón de sus obras bombea la sangre amazónica de Brasil (Saladrigas, 2005: 43).

De este modo, las cuestión de la “brasileñidad” de Lispector no va a ser, aquí, motivo de disputas relevantes ni se van a hacer derivar de una “extranjeridad” mitificada los haces con los que se configura el personaje. No obstante, la alteridad que se le asociaba a través de la reiteración de un misterio consubstancial a su vida y a su obra, sí se hace constantemente palpable en las descripciones aparecidas en prensa: por ejemplo, Clarice Lispector es, en palabras de Antonio Maura, una mujer “habitada por el misterio” (Maura, 2003; Astorga, 2005). Asociada aquí también a la singularidad de sus orígenes 9 , éstos no son señalados, sin embargo, para poner énfasis en la cuestión de la autoctonía, sino con el fin de subrayar un desarraigo vital que parece explicar las peculiaridades de su obra. Se difunde, además, una imagen de “mujer atormentada” (Rodríguez, 2008), con una constante alusión al episodio del incendio que sufrió en 1966, muy acorde con la imagen estereotípica de la artista trastornada. Ésta se inscribe en el cuerpo de Clarice Lispector mediante la exageración de las consecuencias del incendio en un rostro antes bellísimo –en palabras de Peri Rossi: “quemó su bello rostro, desfigurándolo para siempre” (1985: s.p.)–, pero la insistencia en el cuerpo como espacio de inscripción del misterio, signo que se da a leer pero que nos sustrae las claves de su legibilidad, irá más allá del episodio mencionado. En la prensa brasileña, es reiterada hasta la saciedad la alusión a un rostro delator de su procedencia extranjera: para Maria Luiza de Queirós, “Clarice [era] alta, rubia, bonita, tan eslava, tan de otros paisajes”; y era de “la vieja Rusia herida y marcada” de dónde Clarice trajo “el alma angustiada, los ojos, la voz, la risa contenida” (sin fecha). En la prensa española, nos encontramos desde la alusión un tanto improcedente a su “extraordinaria belleza” hasta el reconocimiento de este elemento extraño, exótico que, no obstante, no es leído aquí como una marca de una ya no tan lejana Ucrania, sino como reminiscencia oriental. Más significativo me parece, no obstante, el modo en que Natalia Carrero, autora de una novela en supuesto homenaje a Lispector aparecida el pasado 2008 10 , tematiza esta constante en la caracterización de la escritora:

9

Es sintomática esta insistencia en el carácter extraordinario de su periplo vital, que se señala tanto en la prensa brasileña como en la española, si tenemos en cuenta el inmenso flujo de inmigración que, como es bien sabido, se incorporó, en diferentes momentos, a las sociedades latinoamericanas. Su procedencia ucraniana no debería ser, por tanto, motivo de tanto revuelo en el contexto brasileño. 10 La novela, ciertamente peculiar, relata las primeras incursiones de la protagonista en el mundo de la escritura literaria, del que Clarice Lispector constituirá el referente por excelencia. Carrero usa un tono

756

En la contraportada – leemos en Soy una caja – vi por primera vez el rostro de Clarice, o ella me vio a mí por primera vez. Sus ojos requetepintados, achinados, acotados por una ancha frente en la que sin duda cabían miles de pensamientos al instante y unos pómulos exageradamente pronunciados, me miraban con desafío. ¿Y tú me vas a leer, mocosa? Estuve a punto de no sentirme digna de leer a Clarice Lispector. Pero fui realista, objetiva, hice acopio de fuerzas. No era para tanto. Sólo una fotografía (Carrero, 2008: 33).

Más allá de la atribución de un carácter altivo o arrogante, que es también lugar común, quisiéramos destacar la función que se le otorga a la fotografía del paratexto: es el primero de una serie de elementos disuasorios de la lectura que se van interponiendo entre Nadila, la protagonista, y el texto. Lo serán también las citas iniciales cuando se disponga a leer Aprendizaje o El Libro de los placeres 11 y las palabras introductorias de la autora en La pasión según GH. Ante ellas, Nadila, una lectora aquejada sin duda de “mal de literalidad” e incapaz de interaccionar con la indeterminación literaria, exclama: Ya no lo soportaba más. ¡Maldita Clarice Lispector! ¿Cómo que aún, a estas alturas, en su penúltimo libro, seguía buscando e intentaba comprender? ¿Podía saberse el qué y así acabaríamos de una vez por todas? Al mismo tiempo me enfadaba porque todo era posible, eso me transmitía Clarice, pero yo me moría de rabia, envidiosa y retorcida, convencida de que aunque todo se podía, yo era pequeña y nunca podría…Estaba harta de sus tretas lingüísticas, de sus hallazgos sobrenaturales, también considerados por la crítica desvíos creadores, tan difíciles de soportar, sólo para lectores que fueran verdaderos atletas… ¿Y qué significaba G.H? ¿Gran Hombre? ¿Gallina Hueca? ¿G.H.I.J.K.L.M.N? (Carrero, 2008: 90-91).

La consideración de la obra de Lispector como un universo hermético, cerrado, impenetrable excepto para un reducido número de lectores – entrenados a veces; elegidos otras – será una de las constantes más recurrentes en esta caracterización de la narrativa de Lispector por parte de la prensa española, que afectará, sin distinciones, a toda su producción. Es excepción la interpretación de su búsqueda literaria como una indagación en la realidad – el mundo, la vida – (Doria, 2002a; Narbona, 2002b); más aún, el reconocimiento de una invitación a la lectura bajo esta superficie aparentemente excesivamente ingenuo y a menudo desacertadamente desenfadado, para relatar el periplo de la protagonista e interpretar la vida y obra de la autora brasileña. Ambos discursos, entrecurzados, estan plagados de reflexiones superficiales, reducciones simplificadoras y lugares comunes, de lo cual no escapa una caracterización de Lispector que es compendio de todos los tópicos de la autora a los que aquí nos estamos refiriendo. Aunque tiene elementos interesantes, como un sano tono desmificador de Lispector y, con ello, de la llamada “alta cultura”, solamente una lectura en clave irónica, de la que el libro disuade más que no invita, podría conferir al texto cierta calidad. Mención aparte merece el título, que remite a esta idea de universo cerrado e impenetrable al que nos referiremos a continuación (aunque, ciertamente, invita también a la apertura y a la sorpresa), y que nos recuerda a la caja cerrada que aparece en la portada del catálogo de la exposición Clarice: a hora da estrela (Peregrino, 2007), susceptible también de la misma lectura (Pérez, 2009). 11 Leemos: “A continuación, una serie de citas… ¡Apocalipsis 4,1!, ¿Agusto dos Anjos? ¿Claudel, Paul? ¿Honegger? Otra vez, cada página de lo que consideraba literatura de la buena me dolía. Suponía el encuentro o el reflejo de mi incultura… ¿Qué pintaba aquí el Apocalipsis?” (Carrero, 2008: 86).

757

intraspasable (Company, 2006) 12 . Proliferan, en cambio, las descripciones que califican a su literatura de “ensimismada”: Su universo no resulta de fácil acceso. Muchos de los que se lo han propuesto sin antes desvincularse del mundo exterior, al fracasar, han reprochado a la autora su insobornable apego a la independencia. Consideran que quiso ser grande sin renunciar al hermetismo, y así sólo llegó a ninguna parte. Es falso e injusto. Otros creemos que basta para admirarla con seguir su intento de explorar sin desvíos los pasadizos secretos del alma humana, de su propia alma (Saladrigas, 2002: 8).

Adviértase la final identificación de toda indagación con el autoanálisis: en el mismo artículo, Saladrigas hablará de “un autoconocimiento que roza lo sobrehumano” (Saladrigas, 2002: 8). El auto, aquí, deja afuera a un lector que, aunque “interpelado” (Solano, 2004), “seducido” (Saladrigas, 2002) o incluso “hipnotizado” (Núñez, 2004), va a “sentirse de alguna manera siempre intruso en el territorio donde [Lispector] se alza soberana”, en palabras, nuevamente, de Saladrigas (2002: 8). “Esa voz que se vacía más que se construye – nos dice Francisco Solano en relación a Agua viva – termina siendo una pulsión angustiosa demasiado ensimismada como para participar de su dolor” (2004: s.p.). Así pues, su prosa, como su mirada, hipnotiza; como su cuerpo, interpela pero no revela, frustrando al final toda invitación. Es una superficie que atrae pero que en última instancia repele a quién trate de acercarse. De este modo, el lector de Clarice Lispector, aquél que no se deje disuadir por la mirada vigilante que la autora le espeta desde la portada y logre atravesar los escollos de una “poco cómoda y poco fácil y poco débil prosa” (Casamajó, 2006:15), aparece como un lector bien especial: “devot[o] claricean[o]”, en expresión de Natalia Carrero (2008: 66); “tocado” (Guelbenzu, 2003) por la gracia de Lispector, mantendrá, por lo que parece, una relación con los textos y su autora que raya lo religioso. O bien una relación idólatra, irracional e ingenua: será ese lector “sectario”, con perfil de “jovencita universitaria”, según Carrero (2008: 78), que está fascinado por el “encadenado de hechizos” de la que, para Saladrigas, está hecha la “seca percepción claustral” (1988: 47) que caracteriza sus cuentos. Se trate en realidad de una prestidigitadora de la palabra o sea la suya “una de las empresas más inteligentes de la literatura contemporánea”, como afirma Sergi Doria (2002a: s.p.), el caso es que los haces mediante los cuales se va dibujando su figura en la prensa española de las últimas décadas no son precisamente una invitación a su 12

“El tiempo ha conseguido que lo hermético de su prosa se haya quedado en el fondo de los libros y que con fuerza emerja lo que ella sospechó o supo ver y tuvo, con el peso de la duda, el valor de escribir para nosotros” (Company, 2006: s.p.).

758

lectura. El discurso que la perfila como una escritora de mujer para mujeres no es menos pernicioso que aquél que, bajo el disfraz del elogio, subraya sistemáticamente un enigma que veta el paso al lector: ambos insisten en mantener en reducido reducto una plural producción textual que es referencia en la literatura contemporánea, cuyo tratamiento me parece paradigmático del recibido, en general, por la literatura escrita por mujeres. Así pues, y aunque hayamos tratado aquí de otros textos, desearía que esta comunicación se convirtiera en una invitación a una lectura directa, y recelosa de ser empañada por estos discursos, de la difícil, hermética, ensimismada, altiva, arrogante, disuasoria, aunque bella, femenina y genial, Clarice Lispector.

BIBLIOGRAFIA

ASTORGA, Antonio (2005): “Nélida Piñón: «La literatura es plasma, todos los días me pongo sangre joven»”, ABC, 16-06-2005. BORELLI, Olga (1981): Clarice Lispector. Esboço para um possível retrato, Río de Janeiro, Nova Fronteira. CALLADO, Antonio (1987): “O dia em que Clarice desapareceu” en Perto de Clarice [Catálogo], Río de Janeiro, Casa de Cultura Laura Alvim [sin paginar]. CARRERO, Natalia (2008): Soy una caja, Barcelona, Caballo de Troya. CASAMA JO, Gemma (2006): “Lispector en català”, L’avui, 23-11-2006. COMPANY, Flavia (2006): “Piezas que encajan”, ABC, 11-02-2006. Accedido en: http://n3abc10.abc.es/abcd/noticia.asp?id=3286&sec=38&num=732. ____ (2007): “Inteligencia emocional”, La voz de Asturias, 05-10-2007. DORIA, Sergi (2002a): “Cerca del corazón salvaje, los sonidos de Clarice Lispector”, ABC, 18-06-2002. Accedido en: http://www.abc.es/hemeroteca/historico-18-062002/abc/Cultura/cerca-del-corazon-salvaje-los-sonidos-del-silencio-de-claricelispector_107457.html. ____ (2002b): “Flavia Company: «No me interesa la geografía: las ciudades se parecen cada vez más»”, ABC, 14-10-2002. GUELBENZU, José María (2003): “Relato de un sacrificio”, El País, 14-06-2003. GUERRERO, Manuel (2002): “La voz indomable de Dolors Miquel”, La Vanguardia, 3107-2002. FREIXAS, Laura (1989): “Escurridiza moda”, La Vanguardia, 21-07-1989. 759

____ (2007a): “Clarice Lispector: la mística de la cucaracha”, Mercurio, enero de 2007: 46. ____ (2007b): “Qué ternura ni qué ternura”, La Vanguardia, 29-11-2007. GARCÍA SÁNCHEZ, Javier (2003), “El retorno al vacío”, El mundo, 19-11-2003. LISPECTOR, Clarice (2007 [1967-1973]): Aprendiendo a vivir y otras crónicas, Madrid, Siruela. LOSADA, Basilio (2002 [1977]): “Introducción” en Clarice Lispector, Cerca del corazón salvaje, Madrid, Siruela: 9-13. MACHADO GARCIA ARF, Lucilene (2008): “Recepção de Clarice Lispector na Espanha: das colônias para as metrópoles”, en André Luis Gomes (ed.), Clarice em cena: 30

anos

depois,

Brasilia,

Universidade

de

Brasilia.

Accedido

en

www.andrelg.pro.br/anais/ index.php/clarice. MARCO, Joaquín (2007): “Para no olvidar: Crónicas y otros textos”, El Cultural, 28-062007.

Accedido

en:

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/20856/Para_no_olvidar_Croni cas_y_otros_textos. MARTÍNEZ, Rafa (2007): “Pequeñas píldoras de felicidad de Clarice Lispector”, El mercantil valenciano, 26-10-2007. MAURA, Antonio (1997): “Biografía”, en “Reportaje: seminario Clarice Lispector”, Espéculo. Revista de estudios literarios, 7, año III, noviembre de 1997. Accedido en: www.ucm.es/info/especulo/numero7/biografa.htm. ____ (2003): “La heredera del impulso ibérico”, ABC, 04-06-2003. MOIX, Llàtzer (1998): “Literatura de Brasil, la isla inexplorada”, La Vanguardia, Suplemento Libros, 25-09-1998. MONTESINOS, Toni (2008): “La elegancia de Lispector”, La Razón, 24-01-2008. MORENO, Claudia (2003): “La literatura brasileña se congrega en la casa de América”, ABC, 17-06-2003. Accedido en: http://www.abc.es/hemeroteca/historico-18-062003/abc/Cultura/la-literatura-brasile%C3%B1a-se-congrega-en-la-casa-deamerica_188535.html. NARBONA, Rafael (2002a): “Cerca del corazón salvaje”, El cultural, 22-05-2002. ____ (2002b): “Cuentos reunidos”, El cultural, 10-10-2002. NÚÑEZ, Isabel (2004): “Una columnista excepcional”, La Vanguardia, 18-08-2004. PAZ SOLDÁN, Edmundo (2005): “Cerca del corazón salvaje”, El País, 27-08-2005. Accedido

en: 760

http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Cerca/corazon/salvaje/elpeputec/2 0050827elpepirdv_10/Tes PEREGRINO, Julia (et al) (2007) Clarice Lispector. A hora da estrela, São Paulo, Museo da Lingua Portuguesa. [Catálogo de la exposición homónima comisariada por Ferreira Gullar y Julia Peregrino y exhibida en el Museo da Lingua Portuguesa del 24 de abril al 2 de septiembre de 2007]. PÉREZ FONTDEVILA, Aina (2009): “(En verdad, Clarice Lispector)”, en Belén Morales, Carol Paris y José Valdés (eds.), Anatomía de la narratividad humana. El discurso diseminado en la cultura contemporánea, Barcelona, Servei de Publicacions UAB (en prensa). PERI ROSSI, Cristina (1985): “Ni ricas ni famosas”, El país, 12-11-1985. ___, (2003): “Una literatura poco conocida”, Dossier Descubrir Brasil, ABC. Accedido en: http://www.abc.es/cultural/dossier/dossier30/fijas/index.asp. QUEIRÓS, Maria Luiza de (sin fecha): “Clarice Lispector” (CL j 25, núm. 5/65)13 . REBELLO, Gilson (1977): “Clarice Lispector, a escritora sem culpa”, O fluminense, Niterói, 16-12-1977. RODRÍGUEZ, Emma (2008): “Los consejos de belleza y vida de Clarice Lispector”, El Mundo, 14-04-2008. RODRÍGUEZ MARCOS, Javier (2003): “Clarice Lispector cansada de la literatura”, Dossier

Descubrir

Brasil,

ABC.

Accedido

en:

http://www.abc.es/cultural/dossier/dossier30/fijas/index.asp. SALADRIGAS, Robert (1980): “Los mundos de Jorge Amado”, La Vanguardia, 23-101980. ____ (1988): “Esencias de una seca percepción”, La Vanguardia, 21-04-1988. ____ (2000): “El testamento de una mujer singular”, La Vanguardia, Suplemento Libros, 21-01-2000. ____ (2002): “Un viaje iniciático con Clarice Lispector”, La Vanguardia, Suplemento Cultura, 02-10-2002. ____ (2005): “La sangre amazónica de Brasil”, La Vanguardia, 16-06-2005. Sin firma (1994): “Brasil en la mira de Francfort”, El Mundo, 01-10-1994.

13

Este texto está depositado en el Arquivo da escritora Clarice Lispector, Fundação Rui Barbosa, Rio de Janeiro. En el recorte del artículo, no figura ni su fecha ni su procedencia, por lo que indico entre paréntesis la referencia con que está catalogado en el mencionado archivo.

761

Sin firma (2005): “Obsesionada por la identidad”, El País, 27-08-2005. Accedido en: http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Obsesionada/identidad/elpepirdv/ 20050827elpepirdv_9/Tes Sin firma (2007): “La escritora en casa”, Diario Milenio, 05-11-2007. SOLANO, Francisco (2004): “En brazos del silencio”, El país, 17-07-2004. Accedido en: http://www.elpais.com/articulo/narrativa/brazos/silencio/elpbabnar/20040717elp babnar_12/Tes. TOLEDANO, Ruth (2003) “En este lado”, El País, 08-10-2003. VARIN, Claire (1987): Clarice Lispector: rencontres brésiliennes, Laval, Éditions Trois.

762

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.