Una historia olvidada: El viejo pueblo San Miguel de Catamuche, Cajamarca (2015)

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Descripción

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UNA HISTORIA OLVIDADA: EL VIEJO PUEBLO ‘SAN MIGUEL DE CATAMUCHE’ EN CAJAMARCA

José H. Rodríguez Villa Artículo presentado en el XI Congreso Nacional de Geografía, “Geografía, Desarrollo y Sostenibilidad Territorial: enfoques, políticas y estrategias”, Cajamarca, del 5 al 7 de Octubre de 2015

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UNA HISTORIA OLVIDADA: El VIEJO PUEBLO “SAN MIGUEL DE CATAMUCHE” EN CAJAMARCA José H. Rodríguez Villa1

I.

INTRODUCCION

Indagando entre los papeles del Archivo Regional de Cajamarca para colectar información acerca de un personaje histórico de Chachapoyas del siglo XVI me topé de casualidad con un manuscrito contenido en el legajo correspondiente a los Protocolos Notariales y que está fechado a inicios del siglo XVII. Se trata de una escritura de venta de unas tierras comunales que los caciques del pueblo de San Miguel otorgan a favor de un encomendero de Cajamarca. Me sentí motivado por su lectura en tanto alude al pasado del lugar donde he compartido mi vida durante los últimos treinta años, disfrutando de la belleza de su paisaje y la amistad de numerosas personas; pero más aún me interesó porque en este antiguo documento los caciques del pueblo tienen bastante cuidado en precisar la ubicación de las tierras que ceden al propietario español, y no lo hacen describiendo los linderos o mojones, ni la extensión de las mismas, sino solamente indicando, hasta en tres oportunidades, que tales tierras se llaman Catamux y que se encuentran ubicadas junto al viejo pueblo de San Miguel.

Pensé entonces que la alusión a un antiguo pueblo de San Miguel no era de ninguna manera casual ni que se podría tratar de una equivocación del escribano, teniendo en cuenta que los vendedores de las tierras no eran personas cualesquiera sino caciques e indios principales que debían tener un conocimiento bastante cercano de su realidad socio-histórica así como del nombre y ubicación de los espacios de su entorno. Además, dado que la escritura indicada constituye un documento formal que acreditaba el traspaso

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Antropólogo. Docente Principal de la Universidad Nacional de Cajamarca.

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de la propiedad de las tierras “por siempre jamás”, su contenido no debía posibilitar ningún resquicio de duda sobre la veracidad de su contenido.

En ese sentido asumí que en verdad existió un “pueblo viejo de San Miguel” y que, por lo tanto, nuestro actual pueblo de San Miguel de Pallaques debió pasar en su devenir histórico temprano por una etapa desconocida durante la cual se ubicó en un lugar diferente al de su actual emplazamiento.

La revisión de otras fuentes escritas confirmó mi apreciación; en particular el documento sobre la visita colonial al entonces corregimiento de Cajamarca realizada durante el último tercio del siglo XVI. Esta visita se efectuó por disposición del gobierno colonial en los años 1572 – 1575 y llegó al área que hoy ocupa el territorio de la actual provincia de San Miguel en diciembre de 1571, registrando y censando la población de numerosos pueblos indígenas, entre ellos el de San Miguel de Catamuche, que sería el antecedente primero de la actual ciudad de San Miguel de Pallaques.

Está establecido que San Miguel fue fundado por Francisco Pizarro durante su recorrido a la ciudad de inca de Cajamarca en noviembre de 1532, aunque la información con que se cuenta al respecto no precisa el lugar exacto donde ocurrió la fundación, presumiéndose hasta ahora que sería el que ocupa la actual ciudad de San Miguel. Sin embargo, a la luz de los nuevos documentos, se podría deducir que el primer pueblo hispano formado en tierras cajamarquinas no fue el que sirvió de base para el surgimiento de la actual ciudad de San Miguel de Pallaques, sino el de San Miguel de Catamuche, formado en los predios contiguos al sitio prehispánico de Catamux, hoy caserío del Centro Poblado de Chuad, en la vertiente del Nitisuyo. El nombre asignado derivó probablemente de la costumbre española de adscribir la nueva población al nombre de un santo cristiano y luego completarlo con el topónimo prehispánico correspondiente al lugar o la llacta sobre cuya base se realizaba la fundación.

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San Miguel de Catamuche permaneció en su lugar originario por alrededor de 40 años antes de ser trasladado a un nuevo y cercano emplazamiento. El propósito de este traslado se enmarcó dentro de la política colonial de las reducciones dispuesta por el gobierno del virrey Francisco Toledo a inicios de 1570, por la cual numerosos pueblos y aldeas de indios fueron “reducidos” y reubicados en una nueva población de trazo hispano. Para el caso de San Miguel de Pallaques la historia registra el año de 1572 como aquel en que se habría constituido la reducción indígena de ese nombre, junto con muchos otros pueblos dentro del corregimiento de Cajamarca. De esta manera, el antiguo pueblo de San Miguel habrá sido movido a un nuevo emplazamiento hacia el este, más cerca del río San Miguel, en el mismo lugar que hoy ocupa la ciudad del mismo nombre. De tal modo que, al momento que en que se otorga la escritura de venta de tierras en 1605, hacía como treinta años ya que el “viejo pueblo de San Miguel” había sido abandonado.

Es de entender que estas apreciaciones se presentan a manera de hipótesis, quedando a cargo de posteriores investigaciones la confirmación o negación de la misma. Por hoy nos basamos en la información que nos proporciona la escritura de venta de 1605 y el informe de la visita colonial de 1572.

El referido documento de la escritura de venta va inserto como anexo al final de este artículo. Ha sido trascrito por el autor en mayo de 2015. En su transcripción no se han seguido las pautas establecidas al respecto, limitándonos a copiarlo literalmente y sin aplicar las normas actuales de puntuación, acentuación y uso de mayúsculas; sólo se han desarrollado las abreviaturas. En la numeración del documento se ha seguido el criterio de folio r/v. Las partes ilegibles están indicadas en la trascripción por tres puntos suspensivos entre corchetes.

Finalmente quiero expresar mi agradecimiento a las personas de Haydeé Quiroz Malca, Antonio Goicochea Cruzado y Rosalino Quiroz Huerta quiénes me han estimulado a

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presentar estas ideas y han compartido conmigo su valioso conocimiento sobre su pueblo y su historia. A los trabajadores del Archivo Regional de Cajamarca en la persona de su director Evelio Gaytán Pajares por todas las facilidades y el apoyo brindado para el acceso a los documentos. Por último, reconocer el trabajo solícito y la disposición a servir de las personas que atienden en la biblioteca “Fernando Silva Santisteban” del Instituto Regional de Cultura Cajamarca.

II.

LA PROVINCIA SAN MIGUEL DE CAJAMARCA

San Miguel es una de las trece provincias de la Región Cajamarca y está ubicada hacia el sud oeste de la región, entre Santa Cruz y Hualgayoc por el norte; San Pablo al este y Contumazá al sur. Al oeste limita con parte de los territorios de las regiones costeñas de Lambayeque y La libertad.

El territorio provincial comprende parte de las cuencas de los ríos Jequetepeque, Chancay y Zaña. Su relieve es accidentado debido a que su territorio se ubica íntegramente en el flanco oeste de la cordillera occidental de los Andes; esto trae como consecuencia una variada diversidad climática debido a los cambios de altitud, comprendiendo parte de las regiones naturales de yunga marítima hacia el sur oeste, la sierra al centro y partes se jalca en el norte, variando entre 400 y 3,900 metros de altitud. Sin embargo, a pesar de encontrarse en pleno flanco occidental de la sierra, su territorio mayormente no es árido y más bien se observa en él la presencia de numerosas quebradas y ríos que descienden hacia la cuenca del Pacífico, irrigando amplios ecosistemas con suficiente humedad como para sostener importantes áreas de vegetación natural, incluyendo zonas de bosque nuboso (Tongod, Taulis y Santa Rosa, por ejemplo) y abundantes canales de regadío que hacen productivas sus inclinadas laderas y sus estrechos valles.

Junto con Chota y Cutervo, San Miguel es la provincia con mayor número de distritos en la región Cajamarca. Conforman su territorio trece distritos con una población total, según

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el censo de 2007, de 56,3492 personas de las cuales el 84% reside en comunidades rurales. Su capital es la ciudad de San Miguel de Pallaques (3,800 hab.), localizada en la margen derecha del río San Miguel, en la cuenca media del río Puclush y a 2,650 metros sobre el nivel del mar. Como se puede apreciar en el siguiente mapa, la mayor densidad demográfica se concentra en la parte media y alta del territorio provincial, probablemente por corresponder con áreas de mejor disponibilidad de recursos productivos, especialmente tierra de uso agropecuario y fuentes de agua.

Mapa Nº 1. Límites y distritos de la provincia de San Miguel, según total de población y área de residencia, 2007.

Catilluc Tongod La Florida Llapa

Niiepos Calquis Bolívar

El Prado

San Silvestre de Cochán San Miguel

Nanchoc

San Gregorio

Agua Blanca

Fuente: Pontificia Universidad Católica del Perú. Atlas de Cajamarca, San Miguel. Lima, 2009. El color fucsia indica el porcentaje de población rural.

Hasta el año 1963 el territorio de San Miguel constituyó parte de las provincias de Chota y Hualgayoc sucesivamente. En 1870 los espacios de los que fueron los curatos de San Miguel y Niepos, eran distritos de la provincia de Chota. En ese año, al crearse la provincia de Hualgayoc y desmembrarse del territorio de Chota, los distritos señalados pasan a la nueva provincia; de tal manera que el gobierno y la administración de San Miguel dependían de una sede administrativa distante. La gente de San Miguel debía trasladarse 2

INEI. Estado de la Población Peruana, 2014. http://www.youblisher.com

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largas distancias por difíciles caminos de herradura para poder ser atendida en sus necesidades civiles y políticas. Esta circunstancia produjo un fuerte asilamiento y un marcado atraso en el desarrollo de sus pueblos.

Finalmente, en 1963, se formó una comisión cuyos integrantes se constituyeron a Lima y realizaron con todo entusiasmo las gestiones para la creación de la provincia, lográndose que se promulgue el respectivo proyecto de ley en la Cámara de Senadores en diciembre de ese mismo año. En forma inmediata, en un cabildo abierto en San Miguel, se conformaron otras dos comisiones, una local y otra en la ciudad de Lima. Sus integrantes trabajaron arduamente hasta lograr que el 29 de septiembre de 1964 se promulgue la Ley N° 15152 de Creación de la Provincia de San Miguel, durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry.

La fiesta patronal de San Miguel se celebra cada año el 29 de setiembre en honor al Arcángel San Miguel.

La producción de la provincia es variada en armonía con sus diversos climas y pisos ecológicos. Destaca la producción de arroz y frutales en las partes bajas de la cuenca del Puclush, mientras que en la quechua media y alta se produce abundante maíz, papas, frejoles, arvejas y otros cereales. Los distritos de la quechua alta, en cambio, se orientan fundamentalmente a la producción de leche fresca a partir del aprovechamiento de praderas húmedas con pastos mejorados y cruces de ganado vacuno con ejemplares de razas Brown swiss y Holstein. Para el año 20063 operaban en la provincia dos empresas acopiadoras de leche fresca: NESTLE y Gloria S.A. La primera con 14,600 TM/año y segunda con 6, 000/año. Otro volumen importante de leche, 6,400 TM, se destinaba a la producción artesanal de derivados lácteos, principalmente queso. Esta importante producción lechera se sustenta en la conducción de aproximadamente 8,000 hectáreas de pastos cultivados y la crianza de 30,000 cabezas de vacunos. 3

Santa Cruz Fernández, Víctor, et.al., 2006. Pág. 55.

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En la capital provincial y sus alrededores destaca la producción artesanal de textiles en base a hilo de algodón mercerizado. Chales, ponchos, manteles y servilletas son las prendas que hacendosas y creadoras mujeres fabrican utilizando el tradicional telar de cintura y en base a diseños originales que son muy solicitados en el mercado regional y nacional.

Finalmente, aunque no hay actividad minera de gran escala presente en San Miguel, en los últimos diez años, la provincia ha sido impactada indirectamente por la presencia del Proyecto La Zanja, ubicado en el caserío del mismo nombre, distrito de Pulán, provincia de Santa Cruz donde se están explotando yacimientos de oro y plata. El proyecto es operado por un consorcio formado entre Minas Buenaventura y la Newmont de EE.UU. Su área de influencia comprende las zonas altas de este distrito y la zona limítrofe con los distritos de Catache (Santa Cruz) y Calquis y Tongod (San Miguel). Resultado de esta actividad minera son el relativo dinamismo en la economía de la ciudad de San Miguel, el incremento poblacional y el aumento de los precios de la tierra; así como la presencia de ocasionales conflictos en torno a los reclamos por la probable contaminación de fuentes de agua y la falta de extensión del empleo a más trabajadores.

III.

EL DOCUMENTO

En el Archivo Regional de Cajamarca se halla un documento sumamente interesante para la historia antigua de la ciudad de San Miguel de Pallaques, a través del cual podemos acercarnos a su devenir como población hispana a finales del siglo XVI. Se trata del Expediente contenido en el Legajo 73, Protocolos Notariales, correspondiente al escribano Martín Pérez de Aguirre, para los años 1601 – 1609. Es un documento de cuatro folios (8 páginas) y atañe a una escritura de venta de tierras firmada en la entonces Villa de Cajamarca el 20 de setiembre de 1606 ante el escribano indicado, el mismo que servía en el pueblo de Huamachuco pero que frecuentemente se trasladaba desde aquí a otros

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lugares del corregimiento para atender la demanda de formalización de documentos de compra-venta, poderes, contratos, etc.

La escritura que indicamos fue otorgada por cuatro caciques y principales del pueblo de San Miguel: Don Cristóbal Supaicaca, Don Cristóbal Chuquichanchas, Don Bernabé Chuquixaxa y Don Alonso Chumpi a favor del encomendero de Cajamarca Alonso Sánchez de Sotomayor, quién a la sazón ocupaba unas tierras del pueblo con fines de criar ganado. En realidad esta escritura se hace con el fin de formalizar un documento anterior hecho en la localidad de San Miguel en febrero de 1605, no ante escribano público sino ante el gobernador del pueblo y tres testigos, entre ellos el cura Fray Francisco de Paz. Mediante este escrito el gobernador Juan Payaque y los caciques y principales Cristóbal Rupay, Alonso Chumbe, Cristóbal Chuquichanchas, Antonio Chancha, Alonso Caxtanta, Cristóbal Chuquisaguar, Lorenzo Lachos, Miguel Cajinsan y Sancho Quispe, ceden en donación a favor de Sánchez Sotomayor los terrenos donde éste ya tenía establecida una estancia de ganado, pero sin precisar ni la delimitación ni la extensión de las mismas, solamente indicando que se llaman Catamux y se hallan ubicadas junto al viejo pueblo de San Miguel.

La tal donación se justifica, en palabras de los caciques, porque el español es un buen vecino y tanto su presencia como su ganado no causan perjuicios a los indios y, además, las dichas tierras están apartadas del área de chacras de los pobladores, se encuentran desocupadas y no son provechosas para la vida y economía del pueblo.

En compensación el encomendero entrega a los indios 50 patacones o pesos de a ocho reales como una suerte de ayuda para que los mismos puedan completar el pago por la hechura de dos imágenes destinadas a la iglesia del pueblo de San Miguel; una de ellas es un crucifijo y la otra una virgen. Hay que acotar aquí el hecho de que si por ese tiempo aún se están habilitando imágenes para el templo, indicaría que la población era en ese

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momento relativamente reciente; situación que favorece nuestra argumentación de la existencia de otro pueblo de San Miguel anterior al actual.

La escritura de 1606 hecha en Villa de Cajamarca incluye en su contenido el documento del año anterior, pero ya no habla de donación sino de venta de las tierras por el precio de 50 patacones, que corresponden a su justiprecio. Por otra parte, en el documento de San Miguel se tiene bastante cuidado de precisar la ausencia total de conflicto o daños entre el encomendero y los indios señalando más bien el contento y satisfacción de los naturales, tanto por la paga recibida como por la compañía del español. Esto y el hecho de mencionar explícitamente en el escrito al corregidor y el protector de naturales, deja entrever el interés del encomendero de protegerse ante posibles reclamos posteriores que podrían anular su propiedad, teniendo en cuenta que por entonces las leyes coloniales prohibían la venta de las tierras de la comunidad4 y trataban de limitar la adquisición de propiedades de los indios por parte de los españoles, como una forma de protegerlos ante posibles despojos disfrazados.

Por el tenor de la escritura también se colige que el área de tierras que se traspasan a don Alonso Sánchez de Sotomayor tenía una extensión considerable, pues, tanto en el texto principal, como en una anotación en parte ilegible y ubicada al margen de uno de los folios, se puede leer, además de algunos de los nombres de los caciques, que el área del traspaso no sólo comprendía las tierras de Catamuch, sino de otros dos sitios más que son Gualanga y Amaxcisbon, ubicados seguramente en contigüidad.

En la indicada nota también la ortografía de Catamux ha sido reemplazada por Catamuche, topónimo actual que nombra al área y población ubicadas al pie del caserío de Chuad, yendo hacia La Comunidad, a pocos kilómetros hacia el oeste de la ciudad de San Miguel. Esta información resulta importante porque coincide con en el nombre de San

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Vergara O.; 1991

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Miguel de Catamuche que aparece registrado en la Visita de 1571 -15725 y que designaba al antiguo pueblo de San Miguel que es al que seguramente se refieren los indígenas cuando señalan al “viejo pueblo de San Miguel”.

IV.

EL ANTIGUO PUEBLO SAN MIGUEL DE CATAMUCHE Y LA VISITA DE 1571 – 1572 A CAJAMARCA

Las visitas eran empadronamientos de la población de las distintas provincias del virreinato motivadas por la necesidad de la administración colonial de conocer el número de habitantes, sobre todo de adultos en capacidad de tributar, así como los recursos y bienes que poseía cada provincia, para determinar la carga tributaria que debía imponerse a la población indígena.

La visita se realizaba pueblo por pueblo. En cada uno se convocaba a la población por orden: cada grupo social o pachaca por separado, y en cada grupo las personas separadas por edad en un orden riguroso: tributarios de 20 a 50 años (incluyendo a su mujer e hijos menores), viejos más de 50, viudas y viejas, y huérfanos.

Estas visitas comenzaron a aplicarse en el virreinato peruano a inicios de la colonia. Para el caso de Cajamarca la segunda que se dispuso por orden expresa de Francisco Pizarro fue la del año de 1540 a cargo de Cristóbal de Barrientos6. La tercera tiene lugar entre 1571 – 1572 / 1578 y es realizada por Diego Velásquez de Acuña, a petición del virrey Toledo7. Esta se enmarca dentro del pleito surgido entre los dos principales encomenderos de Cajamarca de la época: Melchor Verdugo y Gaspar Holguín por el control del territorio de las huarangas que comprendía por ese entonces la provincia de Cajamarca. Inicialmente Verdugo recibió de Pizarro, en compensación a los servicios prestados en la conquista de la región, las siete huarangas: Bambamarca, Pomamarca, Chondal, Caxamarca, Guzmango, Chuquimango y Mitimaes; espacio que comprendía a la llegada de los españoles el 5

Rostworowski, M. y Remy, P.; 1992. Espinosa Soriano, 1986, Pag. 343 7 Rostworoswski y Remy, op. cit. Pág. 44 6

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llamado Reino de Guzmango. En 1540, dentro de las reformas emprendidas por el virrey Vaca de Castro, las grandes encomiendas se reducen y redistribuyen, entre ellas la original de Melchor Verdugo a quien se le quita las parcialidades de Pomamarca, Bambamarca y Chondal, entregándolas primero a Hernando de Alvarado luego a Diego de Urbina y finalmente a García Holguín; situación que genera un conflicto de larga data porque Verdugo apeló la provisión y reclamó por sus derechos mermados8. Muertos Verdugo y Holguín el pleito fue seguido por sus viudas. Por eso la visita de 1571 es un censo realizado a las siete huarangas cuya población estaba distribuida en 43 pueblos. Treinta y nueve de ellos se visitan hasta 1572 y los cuatro restantes en 1578. En todos se busca obtener información que permita determinar el número de tributarios y el volumen de rentas que recibía cada encomienda.

El informe sobre la visita a Cajamarca de 1571 – 1572 forma parte del expediente de este pleito y muestra que la misma tenía un propósito diferente y es previa a la posterior Visita General que se organiza a la región por disposición del virrey Toledo entre 1572- 1574. Este documento es muy valioso porque da cuenta de dos aspectos importantes de la historia cajamarquina. Primero la relación de los 43 pueblos distribuidos en el ámbito de las siete huarangas y sus respectivas pachacas, muchos de ellos conservando aún parte de los nombres originales que precedieron a su formación española. Segundo, la forma de la organización socio-política particular que caracterizó a las poblaciones del norte peruano previo a la llegada de los españoles y que, según algunos autores, provenía de antes de los incas. Esto es, la distribución en huarangas y pachacas.

El concepto de ayllu como referente de la organización socio-política no se aplicaba por igual en todo el Tawantinsuyo9. En la zona norte las unidades sociopolíticas se articularon a través de las pachacas y huarangas, como principios organizativos de los grupos étnicos. Para el caso de Cajamarca, documentos del siglo XVI emplean el término de pachaca que sería el equivalente de ayllu. Esta nomenclatura que precedió a la conquista española fue 8 9

Rostworoswski y Remy, op. cit. Pág. 43 Rostworoswski y Remy, op. cit. Pág. 72.

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incorporada y respetada en la nueva demarcación étnico-territorial en que se organizó el territorio al formarse el Corregimiento de Cajamarca.

Cada huaranga tenía un área más o menos concreta o definida de ocupación – y por tanto jurisdicción – vinculada sobre todo al acceso de tierras de cultivo. Por su parte, las pachacas integrantes de una huaranga, se distribuían en el territorio de esa jurisdicción y estaban integradas por un conjunto variable de familias emparentadas entre sí y que se reconocían como descendientes de un grupo étnico común. El gobierno de cada huaranga estaba a cargo de un Curaca o Cacique, mientras que el Principal era la autoridad en una pachaca. Por ello, en cada pueblo, podría haber varios Principales, representantes de las respectivas pachacas que lo conformaban.

En el momento de la visita de 1571 – 1572 el entonces repartimiento o provincia de Cajamarca comprendía, como ya señalamos, siete huarangas, 52 pachacas y 43 pueblos. De estas huarangas, la segunda en número de habitantes era la de Chondal después de la de Guzmango que era la principal. Chondal se localizaba en el ámbito de la actual provincia de San Miguel de Pallaques, alrededor del distrito de Niepos. Tenía distribuidos sus pobladores en 20 pueblos, de los cuales los más importantes eran San Bartolomé de Tacabamba, San Juan de Pingomarca, San Andrés Llapa, San Rafael de Niepos, San Miguel de Catamuche y San Matías de Payán. En cada pueblo, a su vez, se podía encontrar pobladores pertenecientes a varias huarangas y pachachas.

La visita tuvo lugar en el pueblo San Miguel de Catamuche los días 22 al 24 de noviembre de 1571. Luego del respectivo censo se encontró la siguiente distribución de pobladores. Cuadro Nº 1. Población por guarangas y pachacas residente en el pueblo San Miguel de Catamuche, 1571. Pueblo San Miguel de Catamuche

Huaranga Chondal

Pachaca Payaca Nyepos Pingomarca Polloques

Población 226 213 163 168

14

Guzmango Mitimaes

TOTAL

03

Chalchadan Xaxaden Cañaris

003 009 004

07

786

Fuente: Rostworoswski y Remy, op. cit. Elaboración del autor.

En ese entonces gobernaba la huaranga de Chondal el Curaca Sancho Tantachanon y el pueblo de San Miguel estaba a cargo de cuatro Principales: Sancho Tantachanon10 (pachaca

Pingomarca),

Francisco

Tantacaxaxas

(Nyepos),

Martín

Guacchapayco

(Polloques) y Gómez Chuquichanchas (Payaca), que representaban a las etnias más importantes del pueblo.

Posteriormente, a partir de 1578, los funcionarios coloniales disponen cambios en la estructura de poder de los corregimientos como un intento de tener mayor control sobre la población indígena, con autoridades que estén más vinculadas a la administración colonial que a la organización indígena tradicional. Así, junto a los principales de pachaca y el curaca, en cada pueblo se estableció que hubiera un gobernador y se constituyó un Cabildo indígena tomando como modelo el Cabildo español, con sus correspondientes Alcaldes y Regidores. Los gobernadores, a su vez, frecuentemente eran curacas de una huaranga, su cargo tenía carácter vitalicio y asumía como jurisdicción el ámbito dentro de los límites del pueblo.

Por esta razón, en el caso del documento formulado en febrero de 1605 en San Miguel de Pallaques y al que hacemos referencia al inicio de este artículo, se encuentra que lo suscriben a nombre de la comunidad el gobernador Juan Payaque más nueve indios principales, algunos de los cuales seguramente ostentaban a su vez títulos de cacique y representaban a sus respectivas pachacas.

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En la organización política – administrativa de Cajamarca, generalmente el Principal de una de las pachacas mayoritarias ocupaba a su vez el cargo de Curaca de la huaranga.

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Hasta aquí el lector ya estará prevenido de nuestra intención de afirmar, en base a toda la información reunida, que el pueblo (actualmente ciudad) de San Miguel de Pallaques tiene un antecedente previo en otro pueblo de nombre similar pero que se ubicó en un lugar diferente, aunque cercano a su actual emplazamiento, como veremos más adelante.

V.

LA POLITICA DE REDUCCIONES Y EL PUEBLO DE SAN MIGUEL DE PALLAQUES

Lo que se plantea a continuación tiene el carácter de propuesta inicial; una suerte de hipótesis que hemos construido basándonos en documentos coloniales de archivo y otras fuentes secundarias. Esta información, de hecho, tiene que ser ampliada y contrastada con mayor detenimiento; sin embargo, hasta hoy, los indicios que hemos encontrado son lo bastante sugerentes como para fundamentar una primera aproximación a la etapa más antigua de San Miguel de Pallaques, en el momento que fue formado por los conquistadores españoles. No obstante es seguro que quedarán aún sin resolver varios puntos, tarea que corresponderá a un acopio futuro de información

a partir de

investigaciones en los campos de la Etnografía, la Historia y la Arqueología.

Pienso que, aunque remota, todavía está la posibilidad de recurrir a la memoria de los viejos, a la tradición ancestral que como un seco cordón umbilical aún nutre nuestra identidad y nos vincula al pasado histórico. Habrá que preguntar. Tal vez queda un registro oral, un escrito, que den cuenta del viejo pueblo de San Miguel.

La Arqueología nos puede evidenciar si, cerca o en el actual sitio de Catamuche, aún quedan los vestigios de la antigua población que lograron establecer los españoles en su primer viaje hacia Cajamarca. Una vez encontrada y develados sus restos habrán nuevos elementos para afirmar o desestimar nuestra idea.

En la actualidad el sitio de Catamuche es un área agrícola poblada por pocas y dispersas familias campesinas. Se comunica a la capital provincial por medio de una trocha

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carrosable que dirigiéndose hacia el oeste recorre unos diez kilómetros hasta llegar al pequeño caserío de Yamalán, en plena ladera que desciende en la banda derecha de la quebrada de Nitisuyo. Yamalán y Catamuche están uno al lado del otro; comparten límites y una historia común de haber sido pequeñas haciendas tradicionales trabajadas bajo el sistema de aparcería. A partir del año 1970 estas áreas fueron parceladas por sus propietarios y vendidas a sus mismos “partidarios”, cuyos descendientes actualmente trabajan y conducen las tierras.

Visité rápidamente Catamuche y Yamalán en julio de 2015 con el objetivo de sondear sobre su historia local y la memoria de un probable pueblo viejo. Pero poco se puede obtener en tan poco tiempo y cuando los habitantes están tan dispersos. Sin embargo, conversé con algunos pobladores que viven junto a la escuela de Yamalán. Uno de ellos, don Gilberto Becerra Mondrágón de 68 años, señaló algunas pistas interesantes. Cuando niño servía al patrón en la entonces hacienda de Yamalán; una de sus tareas era cuidar el ganado. Con este propósito recorría diariamente las áreas de pastos y los montes que quedaban sin cultivar. Ahora recuerda que en ese tiempo vio que en el llamado cerro “El Gentil” había claras huellas superficiales de un pueblo antiguo expresadas en “calles” y restos de construcciones que parecían haber sido hechas con ladrillos. El área del referido cerro se vislumbra a un kilómetro aproximadamente hacia el sur de la vivienda de don Gilberto, en los límites con las tierras de Catamuche. Dice que hoy esos restos ya no están; fueron desmontados cuando este espacio fue incorporado a la agricultura.

De haber existido, como refiere nuestro informante, los restos de un antiguo pueblo en las inmediaciones del cerro indicado, éstos quizá correspondieron al poblado hispano fundado por Pizarro en 1532 o a la llacta indígena que existía al momento de su llegada a estos lares. El nombre mismo de “Gentil” parece más aludir a un poblado prehispánico; pero quizá fue aquel con cuya población se formó el nuevo pueblo con trazo español y que tomó el nombre de San Miguel de Catamuche.

17 Fotografía Nº 1. Cerro “El Gentil” visto desde la escuela de Yamalán. 2015.

En otra fecha no muy posterior visité el mismo cerro “El Gentil”. Caminando entre cultivos de trigo y arveja a punto de cosechar llegué hasta la cima del promontorio en donde el cerro se corta en violenta pendiente con dirección a los predios del caserío La comunidad, en el lado sur. El área, seca y de reducida extensión, se inclina en pendiente moderada hacia el lado norte de la montaña hasta llegar a los lindes con otros campos de cultivo y la trocha carrosable que une Yamalán con el contiguo caserío de Tayapampa. Es verdad que aquí ya no quedan más huellas visibles de construcciones que hoy puedan evidenciar la existencia de un poblado. Sólo están los grandes montones de piedras que los cultivadores han formado de trecho en trecho para dar espacio a sus siembras. Probablemente son las mismas piedras que antes formaron los muros y cimientos de antiguas viviendas.

Pero sí es seguro que en este mismo lugar hubo un asentamiento prehispánico. Lo muestran los abundantes restos de cerámica superficial que se visualizan sobre el suelo y entre la yerba seca de toda la loma del cerro. Como se ve en las siguientes imágenes, se trata mayormente de restos de cerámica utilitaria, gruesa, de superficie tosca y sin

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decoración. Pocos pedazos corresponden a cerámica más fina, cuyo material, fondo y decorado parecen vincularse con la cerámica característica de la Cultura Cajamarca.

Fotografías Nº 2 y 3. Restos superficiales de cerámica, cerro “El Gentil”, 2015.

En cuanto al sitio Catamuche no sabemos a la fecha si en algún lugar de él sus pobladores identifican los restos de alguna población antigua o guardan la memoria sobre ella.

Finalmente, con ánimo de avanzar en el rastreo del antiguo pueblo de San Miguel, la investigación histórica será una fuente importante de información. En el Archivo Regional de Cajamarca y otros similares es posible que se encuentren documentos que permitan seguir la pista del pueblo de San Miguel a través de su pasado más lejano.

Queda pendiente, pues, esta múltiple tarea para tiempos posteriores. Por hoy sólo presentamos los primeros avances. El interés no es cambiar la historia de San Miguel sino precisarla y enriquecerla develando los sucesos que marcaron sus inicios como población colonial.

19 Fotografía Nº 4. Cerro “El Gentil” avistado desde Catamuche.

En la parte baja de la foto aparece la explanada de Catamuche. De haberse formado en la zona, como se propone, una población hispana, este lugar debió ser el más adecuado para ello por su suave relieve y amplitud.

La fundación española de San Miguel de Cajamarca

Está ya establecido por la Historia que el pueblo español de San Miguel fue fundado durante el recorrido de Pizarro y sus compañeros hacia Cajamarca. Sin embargo, no hay precisión sobre el lugar exacto ni la fecha en que esto ocurrió, pues las fuentes que hemos revisado no se han detenido a detallar este acontecimiento, presentándose algunas controversias entre ellas incluso acerca de la ruta que habría seguido la expedición conquistadora en su camino hacia Cajamarca11.

Al respecto pienso que la palabra de Raimondi es la más autorizada para determinar el recorrido que siguió la hueste de Pizarro hacia su encuentro con Atahualpa. Este autor

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Por ejemplo, Moya Espinoza (1994), sin indicar sus fuentes, afirma que “… Pizarro siguió hacia Nancho, próxima a la actual Chongoyape y bordeando Chancay, llegó a Santa Cruz en donde acampó… Los expedicionarios prosiguieron su marcha y el 15 de noviembre de 1532 desde las alturas de la cordillera vieron que abajo en un valle estaba Cajamarca”.

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basa sus afirmaciones en los datos que brinda el cronista Jerez12 y en el conocimiento cercano que tuvo de las tres rutas entre la costa y Cajamarca porque las recorrió personalmente: vía Trujillo por Cascas, por el valle Jequetepeque y por el río Saña, por lo cual pudo afirmar con seguridad que “… Pizarro siguió su marcha por la quebrada de Saña donde dejó el camino de la costa subiendo a la sierra por el que pasa por la actual Nanchó …”

Dice Raimondi13: “… he aquí el camino que siguieron los españoles; llegados al valle de Saña …, descansaron en un pueblo cuyas ruinas se notan a una media legua de la actual población que lleva el mismo nombre del valle14. En este punto dejaron el camino que seguía por la costa y continuando hacia arriba por la quebrada de Saña, llegaron, …, al pie de la sierra donde reposaron un día antes de empezar la subida. Este punto correspondería con las ruinas de un pueblo que se observan a una legua antes de la hacienda Nanchó. Desde allí empezó la áspera subida a la fortaleza ubicada en media cuesta; allí paró el gobernador a descansar y comer; de allí fue a dormir a otro pueblo. El gobernador se aposentó aquella noche en aquel pueblo en una casa fuerte, cercada de piedra labrada…” “Desde este punto ya no es posible seguir con precisión el camino recorrido por los españoles en su marcha a la ciudad de Cajamarca, pues los antiguos historiadores no nombran un solo punto o lugar que pueda arrojar luz y servir de guía para trazar el itinerario ... “

Sin embargo, siempre siguiendo a Jerez, continúa Raimondi señalando que “… desde aquí siguió Pizarro subiendo hacia la parte más alta en las cumbres de la cordillera, donde pernoctaron. El intenso frío de la noche obligó a que los viajeros armen sus toldos de algodón para protegerse. Continuaron al siguiente día el camino para ir a dormir en un pueblo situado en un valle. No es difícil comprender que el lugar frío donde pernoctan los españoles corresponde con las cumbres altas que dividen las hoyas de los ríos Saña y Puclush, … y que el pueblo donde fueron a dormir al otro día debía quedar en la quebrada de este último río, tal vez en el mismo punto donde se halla la actual población de San Miguel … 15 “

12

Francisco de Jerez, el cronista que acompañó a Pizarro como su secretario, al salir de Tumbes llevó un diario de viaje, en base a lo cual describió después varios acontecimientos de la conquista del Perú. 13 Raimondi, A. El Perú, Tomo II, 1965. Pág. 26. 14 Nazario Chávez se basa en Raúl Porras B. para afirmar que “… el punto en que Pizarro y sus compañeros se detuvieron para dejar el camino de los llanos y seguir el de la sierra fue Collique, cerca de Saña. Según esto, Pizarro no llegó, pues, en esta ocasión, hasta el valle de Chimú; de Collique se desvió hacia la sierra …” 15 Según el relato de A. Raimondi el tramo entre Collique (cerca de Saña) y los predios de San Miguel de Cajamarca le habrán ocupado a Pizarro seis días.

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No se conoce la fecha exacta en que Pizarro arribó a las inmediaciones del lugar donde después fundaría San Miguel, ni cuánto tiempo se quedó aquí16. En todo caso debió ser entre los días 10 al 11 de noviembre, las dos fechas probables que los historiadores asignan a la formación del pueblo.

El conquistador llega a los lares del actual San Miguel luego de un largo trayecto que lo trajo desde la recién fundada ciudad de Piura, lugar de donde partió el 24 de setiembre17; lo que significa un viaje de alrededor de un mes y medio por tierras desconocidas, atravesando parte de la sierra y varios valles de la costa norte, aunque, según Cieza de León18, en el trayecto no sufrieron desabastecimiento de alimentos pues los depósitos incas aún vigentes les proveían de todo lo necesario. Según el relato de Raimondi, en particular el tramo final entre el pueblo de Collique y la quebrada del Puclush resultó muy agotador para los españoles tanto por lo quebrado del camino como por la tensión a que estaban sometidos ante el miedo constante de ser atacados por el ejército de Atahualpa. Sin embargo, a la luz del probable itinerario que propone el Instituto Geográfico Nacional, parece que, al contrario de lo que afirma Raimondi, el viaje de los españoles en este tramo fue muy rápido19.

El cronista Jerez dice que, frente al feliz suceso de no haber recibido ningún ataque por parte de los naturales, salvo algunos encuentros con los emisarios de inca, Pizarro interpretó este hecho como el resultado de la acción protectora del Arcángel San Miguel de quién era fiel devoto.

16

No creo que sea cierta la versión difundida en la página web cajamarca-sucesos.com según la cual los españoles acamparon en San Miguel por 20 días, antes de su llegada a la ciudad inca de Cajamarca. 17 Moya E. (1994) dice al respecto: “Francisco de Jerez da la partida de Pizarro de Tumbes el 16 de mayo de 1532 y como día de partida hacia Cajamarca el 24 de setiembre del mismo año”. (Pág. 164). Coincide en esto con Paz Soldán (1862) según el cual “cinco meses después de su llegada a Tumbes, se puso en marcha con sus tropas hacia el interior del país (24 de setiembre de 1532) en dirección al campamento de Atahuallpa” (Pág. 50). 18 Cieza de León, P. 1987, Pág. 119. 19 Instituto Geográfico Nacional. Atlas del Perú, 1987. Citado por Moya Espinosa, R. 1994.

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Es de suponer que el trayecto que siguieron los españoles en su mayoría corresponde a la ruta de los caminos prehispánicos que, en varias direcciones, atravesaban el amplio territorio del país, vinculando entre sí a numerosos pueblos o llactas y tambos20.

El paiteño Moya Espinosa (1994) incluye en su libro el mapa que el Dr. Alejandro MiroQuesada y Garland21 elaboró para señalar la posible ruta seguida por Pizarro en el tramo entre Olmos y Cajamarca. Al parecer, el derrotero seguido por este camino en tierras cajamarquinas seguiría la dirección de un trecho del Qhapac Ñan, el mismo que ha sido registrado en los últimos años22 y que atraviesa la actual provincia de San Miguel. Siguiendo este camino y al llegar a una de estas llactas que ya existían en el valle del Puclush, es que posiblemente Pizarro se queda a descansar; aprovechando su estadía para, sobre las bases de su estructura y con su población, llevar a cabo la primera fundación española de San Miguel. El nombre que le asigna deviene del propósito del Marqués de homenajear la protección guerrera del Arcángel Miguel durante su largo y arduo viaje.

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El cronista Huamán Poma de Ayala, en su obra que fue escrita alrededor del año 1600, incluye al tambo real de San Miguel en la lista de los numerosos tambos que estaban establecidos desde el tiempo de los incas en la ruta del camino que a través de los Andes venía desde Nobo Reyno, al norte de Popayán, e iba hacia el Cuzco y aún más al sur. Nueva Crónica y Buen Gobierno Tomo III, 1996. 21 A. Miro-Quesada. La Ruta de Pizarro por los Andes, 1982. 22 Pugliesi, Renzo; 2011, pág. 118.

23 Mapa Nº 2. Trayecto del viaje de Pizarro entre Olmos y Cajamarca.

Fuente: Moya Espinoza, R. Breve Historia de Piura, Tomo II, 1994.

Sobre la fecha de fundación o formación del pueblo no hay mucha información. De los textos revisados el único que brinda una fecha es el cajamarquino Burga23 en su diccionario geográfico e histórico. Sin precisar sus fuentes o quizá basándose sólo en lo afirmado por Guillermo Prescott a quién cita, este autor fija tal acontecimiento en el día 10 de noviembre de 1532: “… Arribó éste seis meses después [de la fundación de Piura], porque el 10 de noviembre de ese año asentaba el Marqués de los Atavillos el centro poblado que hoy es sede de San Miguel de Pallaques …”

En el Atlas del Perú publicado por el Instituto Geográfico Nacional en 1987 (Moya Espinosa, 1994) se consigna el posible itinerario de Pizarro en su marcha sobre Cajamarca. Según éste el conquistador partió de Saña el viernes ocho de noviembre y esa misma noche pernoctó en El Trigal. Desde aquí enrumbó el sábado nueve hacia Agua Blanca, y desde aquí, al día siguiente, a San Miguel, en pleno valle del Puclush. El lunes 11 cruza un afluente de este río y se pone en Camino para Llapa donde descansó un día, antes de

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Burga Larrea, C. 1983, Pág. 1253.

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retomar el miércoles 13 la ruta que atravesaba las tierras de los Chalaques en dirección al sudeste.

Si este itinerario es cierto, Pizarro sólo necesitó de tres días para recorrer la agreste cuesta de las montañas entre el poblado costeño de Saña y los predios donde, en el transcurso de su viaje, formaría el pueblo de San Miguel. Esto debió ocurrir entre la tarde del domingo 10 o la mañana del lunes 11 de noviembre de 1532.

Acerca del punto donde se formó inicialmente el pueblo de San Miguel, hasta antes de este artículo no había ninguna controversia. Se creía, como se afirma, por ejemplo, en la página DePerú.com, que: “ … El Conquistador español aprovechó su estadía en la zona para transformar el Ayllu de Payac en Villa, fundando San Miguel … en homenaje a San Miguel Arcángel, …, el 11 de noviembre de 1532 … dando nombre de San Miguel de Pallaques a la aldea encontrada (en lo que es hoy el centro de la ciudad) …”.

En la misma dirección Antonio Raimondi también pensaba que podría tratarse del actual lugar que ocupa la ciudad de San Miguel. Sin embargo, ahora, a la luz de lo que establece el documento citado de 1605, estamos en condiciones de cambiar esta aseveración en el sentido de que el pueblo inicial que fundó o formó Pizarro el 10 de noviembre de 1532 no fue el actual San Miguel de Pallaques sino el de San Miguel de Catamuche, ubicado unos kilómetros antes, hacia el oeste, pero seguramente en la misma ruta que seguía el camino que recorrió la expedición conquistadora y en los mismos predios o cerca de lo que actualmente es el caserío Catamuch. Es probable que por esa fecha existiera aquí una llacta significativa y organizada que llamó la atención de Pizarro por el número de sus pobladores y las buenas condiciones que ofrecía para el descanso de él y su gente, pero también para la vida de los indios que la poblaban. Sobre la base de esta llacta o en un área contigua a ella es que Pizarro forma un nuevo pueblo, antes de acometer el último tramo del viaje que lo conduciría hasta Cajamarca. En el nuevo nombre de San Miguel de Catamuche sucede lo

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mismo que en el caso de muchos pueblos y ciudades que fundan los españoles en el Perú. Al topónimo original se le antepone un nombre hispano que fija por lo general su advocación a algún santo cristiano y se le completa luego con la designación del lugar o de la etnia que lo ocupaba. Tal el caso de la fundación de Piura, donde “ … la ciudad es sucesora de un primer emplazamiento del año 1532 conocido como San Miguel de Tangarará o Tangararán – un lugar bautizado por Pizarro como San Miguel y completado con el nombre de la población india más cercana …”24 En nuestro caso, al nombre previo de Catamux o Catamuche se le

antepone el nombre del Arcángel guerrero resultando de esta manera la denominación del primer pueblo que los españoles fundan en la región de los Caxamarca: San Miguel de Catamuche.

Casi cuarenta años después este pueblo aún ocupaba su inicial emplazamiento y mantenía su nombre original. Ello se desprende de la información que arroja el reporte de la visita colonial de Diego Velásquez de Acuña, según la cual, como ya vimos líneas arriba, el referido pueblo es visitado y censado en noviembre de 1571 con el fin de registrar el número de indios tributarios así como sus recursos y población en general. En esa fecha el pueblo alcanzaba cerca de 800 personas y seguía estructurado en base a la organización tradicional indígena prehispánica en base a la cual, dentro del ámbito del mismo pueblo residían gente perteneciente a distintas pachacas y huarangas, destacando los Payacas, Niepos y Polloques como grupos sociales mayoritarios.

Las “reducciones” y el traslado del antiguo pueblo de San Miguel.

¿Cómo y en qué momento es que surge el nuevo pueblo de San Miguel de Pallaques?

Hasta antes de conocer el documento de 1605 esta pregunta hubiera sido encontrada innecesaria y hasta necia, pues no había razón para cuestionar la creencia afirmada históricamente según la cual el pueblo que fundó Pizarro corresponde al de San Miguel de

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Pallaques, formado en el lugar que ocupa la actual ciudad de San Miguel y en referencia a la etnia de los Pallaques, grupo social que por entonces ocupaba la zona. Sin embargo hoy tenemos que poner en duda los datos no sólo del original emplazamiento del pueblo sino también de la propia denominación “de Pallaques” atendiendo a que en la lista de pachacas registradas en 1571 en el viejo pueblo de San Miguel de Catamuche no existe ningún grupo social con esta denominación25, sino solamente los Payacas, Niepos, Pingomarcas, Polloques y otros. No obstante, este punto acredita otra discusión que por ahora no interesa al tema de este artículo, limitándonos a responder a la cuestión de que el pueblo de San Miguel de Pallaques surge más tarde, quizá unos 45 o 50 años, después de su primera fundación en las inmediaciones de Catamux, por su traslado o reubicación a su actual emplazamiento. Esta es una probabilidad que sugiere la revisión de la escritura de venta 1605, donde hay un especial cuidado por parte de los indígenas en precisar la existencia de un “pueblo viejo de San Miguel” junto a las tierras de Catamux, objeto de la transferencia. Dado que esta información procede no de gente externa al pueblo sino del gobernador y los caciques que otorgan la escritura, hay fundamento suficiente para asumir que está ajustada a la verdad. Por ahora la única fuente para sustentar esta idea es la escritura señalada, pero confiamos en que la posterior investigación arqueológica e histórica se encargará de confirmar y enriquecer con más detalles esta afirmación. Por ahora quedémonos en el planteamiento de que el nuevo pueblo de San Miguel de Pallaques resulta del traslado posterior del original fundado por Pizarro en 1532.

Probablemente la demanda de la población por mejores tierras para la producción y abundantes fuentes de agua, motiva el traslado del pueblo a un lugar más cercano al río que desciende desde las alturas de Calquis. O simplemente obedeció a las necesidades administrativas y políticas del gobierno colonial que por ese entonces había puesto en marcha una serie de reformas que involucraban a la población indígena del virreinato. El traslado de los pueblos fundados inicialmente en un lugar y luego movidos a otro no es un fenómeno aislado en el Perú colonial sino más bien frecuente. Piura, la primera (o 25

Aún a inicios del siglo XX los geógrafos de la época registran al pueblo de San Miguel con el nombre de “San Miguel de Payaques”. Stiglich, 1922. Pág. 299.

27

segunda) ciudad fundada por los españoles en agosto de 1532 junto a la llacta Tangarará del río Chira, se trasladó, aún en pleno proceso de la conquista, hacia un sitio más salubre en la vera del Alto Piura. San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, fundada inicialmente en 1538 por el conquistador Alvarado en las alturas de La Jalca, fue cambiada de lugar dos veces antes de terminar en su actual ubicación.

El cambio de lugar de San Miguel y su nueva nominación debieron ocurrir a mediados de la década del 70 del siglo XVI dentro del marco de las reformas que impulsó en todo el ámbito de su gobierno el entonces virrey Francisco Toledo y que comenzaron a aplicarse en Cajamarca a partir de 1572.

Es conocido que una vez consolidada la conquista española en el virreinato del Perú, la corona española inició varios cambios en su política con respecto a la población indígena como una forma de limitar el poder de los encomenderos así como para facilitar la administración de la mano de obra indígena26, el cobro de tributos y extender la evangelización y concientización de los indios a través del trabajo de los curas doctrineros y la creación de escuelas. En ese sentido, una de las primeras instituciones que se ordenó establecer fueron las reducciones de indios, pueblos organizados de acuerdo al modelo español. Una de las primeras provisiones reales para ello data de 1549, aunque por los problemas políticos internos en el virreinato la política de formación de pueblos de indios recién pudo hacerse efectiva con el virrey Marqués de Cañete, comenzando por el valle de Lima. Fue Francisco de Toledo quien extendió la política de reducciones a todo el virreinato ordenando que al mismo tiempo que se efectuaba la visita general, los visitadores fueran concentrando a la población indígena en pueblos. En cada repartimiento los visitadores debían encontrar el lugar más apropiado para ello; es decir, un lugar alejado de sus antiguos sitios de culto y que contara con buen clima, agua, áreas de pastos y tierras productivas. La traza del pueblo debía hacerse por cuadras conforme a la de los pueblos españoles “… sacando las puertas a la calle para que pudiesen ser vistas y

26

Seguimos en esta parte a lo que plantea Vergara Ormeño; 1991.

28 visitados de la justicia y sacerdotes …”27 y contar con una cárcel, casa para el cabildo y un

hospital. En el nuevo pueblo los indígenas debían contar con tierras propias ubicadas alrededor de sus casas y tierras de comunidad localizadas no muy lejos del pueblo. La denominación de pueblo de indios significaba que los españoles no tenían derecho a residir en él. Desde el punto de vista jurídico, un pueblo de indios debía tener un cabildo de indios, con dos alcaldes, dos regidores, un escribano, un pregonero, y una doctrina con «curas de indios»28. Las leyes coloniales además establecían que las tierras asignadas en mancomunidad eran de sucesión hereditaria para los hijos y no las podían vender, donar ni trocar, ni heredar a otras personas, ni arrendarlas a los españoles. Sin embargo, como sucede en San Miguel en 1605, previo permiso o conocimiento del corregidor de naturales, los indios vendían o alquilaban sus tierras según lo juzgaban conveniente.

Este proceso de reformas se aplica en la región de las siete huarangas de Caxamarca a partir de 157229. Al decir de Hampe Martínez30 por esta fecha: “ … se hizo la visita general a esta zona, que fue practicada por el corregidor Alvarez de Cueto, dando origen a la imposición de nuevas tasas de tributo … y a la constitución de reducciones o pueblos indígenas de planta cuadricular. Las formaciones urbanas que surgieron así en los años 70 del siglo XVI son las siguientes: San Antonio de Cajamarca (actualmente es la capital del departamento), Asunción, Casal, Conturnazá, Chota, Guzmango, Jesús, Niepos, San Marcos, San Miguel, San Pablo y Trinidad”

De esta manera, al formarse la nueva reducción o pueblo de indios de San Miguel, seguramente se elige para el efecto el lugar que ocupa la actual ciudad del mismo nombre por las ventajas comparativas que ofrecía el entorno en comparación al anterior más seco y de relieve más quebrado; a la vez que se le asigna un nombre que probablemente hacía referencia al área que en ese entonces ocupaba la gente de una de las etnias principales, ya sea los “payacas” o los “polloques”. Una vez conformado el pueblo se concentra aquí la 27

Beltran y Róspide, 1921, Pág. 88, 89. Citado por Vergara O.

28

Argouse, Aude; 2008. Pág. 168.

29

Hugo Pereyra P. (1986) dice al respecto “ … En el caso del corregimiento de Cajamarca, la documentación parece sugerir que la red de reducciones comenzó a asentarse aquí recién en la década del setenta del siglo XVI”. Pág. 180. 30

Hampe Martínez, T. 1987. Pág. 69.

29

población del antiguo pueblo de San Miguel de Catamuche y de los diversos poblados o llactas indígenas de los alrededores. Esto a finales del siglo XVI; de tal modo que, para el año 1605 en que se elabora el documento de venta de una parte de las tierras de la comunidad, el nuevo pueblo de San Miguel de Pallaques, trazado según el modelo español, ya está constituido con sus autoridades indígenas y coloniales (gobernador), contando además con su respectivo templo católico para el cual los indios mandan tallar dos imágenes. Este mismo pueblo debió ser al que llegó el arzobispo Toribio de Mogrovejo en diciembre de 1596 durante su visita pastoral a Cajamarca31 encontrando en él a 171 indios tributarios y a un total de 740 personas.

VI.

CONCLUSIONES

1. En el Archivo Regional de Cajamarca, sección de Protocolos Notariales, obra un documento de suma importancia para la historia colonial de San Miguel de Pallaques. Se trata de una escritura de venta de unas tierras comunales otorgada primero en el pueblo de San Miguel en 1605 y ratificada el año siguiente ante escribano público en la Villa de Cajamarca. Mediante este documento el gobernador indígena y nueve caciques del pueblo ceden al encomendero Alonso Sánchez de Sotomayor la propiedad de los predios donde éste conducía una estancia de ganado.

2. En este documento los indios hacen referencia explícita al hecho de que la referida estancia ocupa las tierras llamadas Catamux (además de las de Gualanga y Amaxcisbon) y “… la qual estançia era pegada con el pueblo biejo de san miguel”. 3. Esta afirmación que da cuenta de un pueblo de San Miguel anterior al homónimo de inicios del siglo XVII, brinda interesantes pistas para ensayar una

31

Santo Toribio de Mogrovejo. Libro de Visitas (1593 – 1605). Pág. 64.

30

propuesta interpretativa según la cual la historia del actual San Miguel de Pallaques habría pasado por una etapa desconocida hasta la fecha, la misma que probablemente se desarrolló en un lugar diferente al que hoy ocupa en el espacio geográfico de la provincia. 4. El sitio Catamux o Catamuche, al que hacen mención los indígenas en el documento de 1605, existe en la actualidad y fue registrado también a lo largo de la historia colonial y republicana como una de las tantas haciendas de la zona32 . Actualmente es un poblado cercano al de Chuad, bajando hacia el caserío La Comunidad; esto es, unos pocos kilómetros hacia el oeste de la actual ciudad de San Miguel, en la vertiente del río Nitisuyo. Conforme a la información que brinda el citado documento debe ser éste el lugar en cuyas inmediaciones o junto a él se formó y ubicó el viejo pueblo de San Miguel con el nombre de San Miguel de Catamuche, el mismo que permaneció aquí hasta fines de la década del 70 del siglo XVI, tiempo en que probablemente fue trasladado a su nuevo y definitivo emplazamiento. 5. Apoya nuestra afirmación el hecho de que durante la visita colonial de 1571 1572 el pueblo de San Miguel de Catamuche es registrado dentro del Corregimiento de Cajamarca, en el área geográfica que ocupaba principalmente la etnia o huaranga Chondal. Moraban en el pueblo 786 personas pertenecientes a siete pachacas, de las cuales las más importantes en número de habitantes eran los Payacas, Nyepos, Pingomarcas y Polloques. 6. La denominación de San Miguel de Catamuche obedece a la costumbre observada en los territorios recién conquistados del Perú según la cual, al fundar un pueblo y nominarlo, los españoles frecuentemente elegían primero un 32

Stiglich en su Diccionario Geográfico (1922, Pág. 233) dice “ … Catamuche – hacienda, provincia de Hualgayoc, distrito de San Miguel. Habitantes 551 con los de Comachi y Udina”. Y, según lo registrado por Dammert (1983, Pág. 41), durante la Guerra del Pacífico en julio de 1882, la hacienda Catamuche de San Miguel, en ese entonces propiedad del Sr. Carmen Castañeda, aparece entre las que son obligadas a pagar cupos de ganado y dinero al ejército chileno acantonado en San Pablo.

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nombre del santoral cristiano y luego lo completaban con el topónimo vernácula del lugar elegido para tal fin. Así, en este caso, sobre la designación prehispánica de Catamux, se antepuso el nombre del Arcángel San Miguel, de quién Pizarro era fiel devoto y a cuyo favor atribuyó la ausencia de ataques indígenas durante su viaje desde Piura a esta parte de Cajamarca. 7. La fundación española de San Miguel es atribuida a la obra del conquistador Francisco Pizarro durante el recorrido de él y su hueste hacia la ciudad inca de Cajamarca, siguiendo probablemente la ruta del gran camino inca en la región. Algunos historiadores dicen que fue el 10 de noviembre de 1532. En esta ocasión, Pizarro, que había detenido su marcha para reposar unos días en las inmediaciones de lo que hoy es el distrito de San Miguel, habría elegido una llacta prehispánica, o un sitio cercano a ésta, para, sobre sus bases o junto a ella, formar una nueva población. El sitio o la llacta habrían sido la de Catamux. Y el pueblo que fundó el marques no sería entonces el actual pueblo de San Miguel de Pallaques, sino el de San Miguel de Catamuche. 8. Sabemos que el traslado de pueblos durante la colonia no fue un hecho aislado sino más bien frecuente. Muchos pueblos inicialmente fundados en un lugar, luego de unos años, mudaban su ubicación a nuevas áreas con mejores condiciones climáticas y productivas. Y también numerosas llactas prehispánicas fueron reunidas en un nuevo pueblo por convenir a la labor de evangelización y el cobro de tributos. San Miguel de Pallaques debió surgir por el traslado o reubicación del primer pueblo de San Miguel de Catamuche y de otras llactas aledañas a un nuevo emplazamiento, obedeciendo, ya sea a la propia demanda de las familias o a las disposiciones del gobierno colonial que por ese entonces comenzó a aplicar profundas modificaciones en la estructura política administrativa de todo el virreinato peruano. Proponemos que este traslado debió ocurrir en el marco de la política de las reducciones impuesta por el virrey Toledo, a fines del siglo XVI, en los años posteriores a 1572. De ser así, significa

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que el pueblo San Miguel de Catamuche permaneció en su original lugar de fundación alrededor de 40 años, antes que su población fuera posteriormente reducida al área que ocupa la actual ciudad de San Miguel, un lugar con mejores condiciones de humedad y disponibilidad de tierras para la producción. 9. Esta afirmación coincide con el hecho históricamente registrado de que el pueblo de San Miguel aparece incluido en la lista de las reducciones que se establecieron en el corregimiento de Cajamarca a partir de 1572, bajo las disposiciones del virrey Francisco Toledo. En esta misma época se forman las reducciones o pueblos de San Antonio de Cajamarca (actual capital del departamento), Asunción, Contumazá, Chota, Guzmango, Jesús, Niepos, San Marcos, San Pablo y Trinidad, que se constituyen como “reducciones o pueblos indígenas de planta cuadricular”. De igual modo, al realizarse el traslado del antiguo pueblo de San Miguel, también se cambia su denominación a San Miguel de Pallaques, atendiendo probablemente a que el nuevo sitio elegido correspondía a las tierras

pobladas por una de las pachacas que lo

conformaban, ya sea los “Payacs” o los “Polloques”, conforme a lo que se registra en la Visita colonial de 1571 – 1572. 10. Eso significa que, en el momento que se otorga la escritura de venta de las tierras de Catamux, Gualanga y Amaxçisbon al español Alonso Sánchez de Sotomayor en febrero de 1605, hacía unos treinta años más o menos que el antiguo pueblo de San Miguel de Catamuche había sido abandonado y que el nuevo pueblo de San Miguel ya se hallaba conformado en su actual ubicación, aunque encontrándose todavía en su proceso de consolidación. Esto explica por qué los caciques y principales que venden parte de las tierras comunales dedican los fondos obtenidos para completar el pago por la hechura de dos imágenes para la iglesia del pueblo, un elemento considerado por ellos como fundamental para contribuir al bien común de los pobladores.

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11. Reiteramos el hecho de que las afirmaciones que hacemos en el sentido de la existencia de un antiguo pueblo de San Miguel anterior al actual, no presumen de ser definitivas. Están planteadas a manera de hipótesis, basadas en las interesantes pistas que ofrecen un documento histórico de inicios del siglo XVII, pero que futuras investigaciones de carácter etnográfico, histórico y arqueológico se encargarán de completar y precisar. Por ahora quede esto como un primer paso en el develamiento de parte de la rica historia colonial de San Miguel de Pallaques.

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BIBLIOGRAFIA

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VII. ANEXOS

1. TRANSCRIPCIÓN DE LA ESCRITURA DE VENTA DE LAS TIERRAS DE CATAMUX. ARCHIVO REGIONAL DE CAJAMARCA. Expediente: “PROTOCOLOS NOTARIALES. PEREZ AGUIRRE, MARTIN DE. 1601-1609”. Leg. 73, Folios 757v a 761r.

Folio 1v Venta 346 los caçiques del pueblo de san miguel a alonso sanches de sotomaior. Sepan quantos esta carta de venta rreal vieran como nosotros don crisptobal zupaicaca y don crisptobal chuchanchas don alonso chumbe don sancho quispe e don bernabe chuquixaxa caçiques y principales que somos del pueblo de sant miguel desta provincia de caxamarca estantes al otorgamiento desta escriptura en la villa de caxamarca por nosotros y voz y en nombre de todos los demás prinçipales e indios del dicho pueblo por quien prestamos voz y cauçion de […] de que sabran por firme lo aquí conthenido […] obligación e hazemos de nuestras personas y bienes y todos juntos demancomun y […] de uno y cada uno de nos por si e por el todo rrenunciando como rrenunciamos las leyes de la man comunidad como en ellas seys debaxo de la qual dezimos que por quanto los caçiques e principales del dicho pueblo otorgaron carta de venta en favor de alonso sanches de sotomaior de las tierras de catamux en el sitio y cerca del pueblo biejo de san miguel a donde tiene fundada su estançia de ganados por preçio e quantia de çinquenta patacones de a ocho rreales como mas largamente consta y paresçe por la dicha carta de venta firmada de sus nombres que su thenor a la letra es como se sigue -------------

Folio 2r 758 En el pueblo de san miguel en catorce diaz del mes de febrero de mil y seisçientos y sinco años don juan payaque governador deste pueblo de san miguel y don cristoval rupay y don alonsso chumvi y don christoval chuquinchanchas y don antonio chancha y alonsso caxtanta y don christoval chuquisajuar y don lorensso lachos y don miguel cajinsan y don sancho quispys prinçipales por nosotros y en nombre de nuestros yndios dezimos que atento a que alonsso ssanchez de sotomaior a puesto una estançia de ganado de todo genero la qual estançia era pegada con el pueblo biejo de san miguel y las tierras se llaman catamux las quales somos contentos que el dicho alonsso ssanchez de sotomayor las tenga y posea para el dicho su ganado y que agora ni a ningún tiempo por nosotros ni por ningún otros indios hijos ni erederos no les pondremos demanda como no se la emos puesto ante el señor bisorrey ni aundiençia ni corregidor que es juez en este corregimiento sino que de nuestra boluntad libre y espontanea le hazimos la dicha donaçion y el dicho alonsso sanchez de sotomaior por hazernos buena hobra nos da para ayuda de la paga de las ymagenes del santo crusifijo y de nuestra señora sinquenta patagones los quales nos damos por contentos y los rresivimos y nos damos por contentos y pagados y lo mismo aremos delante del señor corregidor y del protector y porque es verdad lo firmamos de nuestros nombres y los que no

37 savemos firmar rrogamos a los que savian firmar firmasen por nosotros siendo testigos el padre fray francisco de paz cura y bicario del dicho pueblo de san miguel y diego artux de quiros y pedro de salçedo quien firmo ut supra ---Don juan payaque

don crisptobal supaicaca

don alonso chumpi

Folio 2v Antonio chanchas

[…] A su ruego don miguel cajinsan

cristoval chuquichanchas a su ruego por lorenço lachos don sancho quispi

A su ruego alonso caxatanta

por testigo francisco de paz

por testigo pedro de salsedo

Por testigo artux de quiros

y en conformidad y aprobaçion de la dicha venta suso incorporada otorgamos y conoçemos por esta carta que bendemos y damos en venta rreal por juro de heredad para agora e para siempre jamas al dicho alonso sanchez de sotomaior que esta presente para el e para sus herederos y sucesores presentes e por benir las dichas tierras del dicho sitio que es un junto al dicho pueblo de san biejo de sant miguel llamadas catamux, gualanga y amaxçisbon donde tiene fundada la dicha estançia de ganados maiores y menores con todas sus entradas y salidas usos y costumbres derechos y servidumbres pastos aguas y abrebaderos según y como al presente los goza -----

Folio 3r 759 pasta y abreba con los dichos sus ganados con todo lo que les pertenesçe a las dichas tierras por preçio y quantia de çinquenta patacones de a ocho rreales […] que nos a dado y pagado en rreales de contado rrealmente y con efecto y por que la paga se a hecho de presente nos parecemos rrenunciamos la execuçion de la ynumerata pecunia y leies de la entrega buena y […] y mas en dicho año como en ellas se contiene los quales dichos çinquenta patacones de a ocho rreales nos dio en pago para pagar las hechuras de dos ymagenes de un crucifixo y de nuestra señora para la yglesia del dicho nuestro pueblo de sant miguel en cuyo benefiçio se consumieron y en bien común de los indios del dicho nuestro pueblo y dezimos que el dicho alonso sanchez de sotomaior nos haze buena compania y de sus ganados no avemos rreçivido ni rreçivimos daño alguno por estar muy

Folio 3v apartados y desliados de nuestras chacras y ser tierras desocupadas y sin perjuizio nuestro ni de nuestros ganados ni de los indios del dicho nuestro pueblo ni de otros algunos comarcanos y que no teníamos provecho dellas ni de los dichos sitios y que no valen mas del preçio suso dicho ni a un tanto pero si mas valen o valer puedan las dichas tierras de los dichos çinquenta patacones de a ocho rreales que es su preçio […] de esta demasia o mas valor le hazemos gracia donaçion buena

38 pura perfecta ynrrebocable dicha en derecho fecha entre bibos para agora e para siempre jamas cerca de lo qual rrenunçiamos la ynsinuaçion cumplida de los quinientos sueldos y la ley del hordenamiento rreal que hablan cerca de las cosas que se benden o compran por mas o menos de la

Folio 4r 760 mitad de su justo preçio y valor y desde oy dia que esta carta es fecha en adelante para siempre jamas nos desistimos y apartamos y desapoderamos de la tenencia e posesión propiedad y señorio que nos abemos y tenemos y nos pertenesçe a las dichas tierras y sitios y lo çedemose rrenunciamos traspasamos en el dicho alonso sanchez de sotomaior y en quien del o de ellos obieren titulo o causa o rrazon voz o rrecurso para sean suyas propias como cosa comprada y adquirida por sus propios dineros y le damos y otorgamos poder cumplido para que por su autoridad o judicialmente pueda tomar y aprehender la tenencia propiedad posesión señorio de la dichas tierras de mas de la posesión que de las dichas tierras tiene con los dichos sus ganados y en el entretanto nos constituimos por sus ynquilinos tenedores y poseedores en su nombre y nos obligamos a la ebiçion y saneamiento

Folio 4v cumplido de las dichas tierras y sitio y que sobre ellas ni parte del […] será puesto ni […] algún pleito ni demanda por persona alguna y si se le pusiere o demandare sobre las dichas tierras o sitios luego en el dia de como por su parte nos fuere rrequerido tomaremos y nos obligamos de tomar la voz y defensa de los tales pleitos o demandas y los seguiremos a nuestra costa hasta los fenecer y acavar y que quede en paz y […] con las dichas tierras estançias y sitio en de no nos obligamos de dar debolber y rrestituir los dichos çinquenta patacones de a ocho rreales con mas las costas daños intereses y menoscavo y labores y edificios de casas y mejoramientos que hubiere fecho asi voluntarios como necesarios con las costas que se le causaren hasta la rreal paga y rrestituçion y para lo ansi cumplir y pagar y a ver por firme obligamos nuestras personas e bienes avidos e por aver y damos todo nuestro poder cumplido a todos quales quier juezes e justiçias

Folio 5r 761 de su magestad de quales quier parte que sean para que nos compelan e apremien a lo ansi cumplir e pagar como si fuera sentencia dicha de juez competente contranos dada consentida e pasada en cosa juzgada e rrenunçiamos todas quales quier leyes fueros derechos de nuestro favor que no nos valan y asimismo rrenunçiamos las hordenanças de estos rreinos de nuestro favor para que no nos vala e la ley e rregla de derecho que dize que general rrenunçiaçion de leyes fecha no vala en testimonio de lo qual otorgamos esta carta ente el escrivano de su magestad y restigos aquí contenidos que esta fecha y otorgada en la villa de caxamarca en veinte días del mes de septiembre de mil y seisçientos seis siendo testigos luis de macedo y francisco del Aldana y el […] y el alférez gaspar artux de quiros y alonso ybañez presentes en esta dicha villa y los otorgantes a quien yo el presente

39 escrivano doy fee que conozco los que supieron lo firmaron de sus nombres y por los que no supieron lo firmaron testigos […] don cristoval supaicaca don cristobal chuquinchanchas don bernabe chuquixaxa don alonso chumpi

por testigo luis de maçedo ante mi Martin perez de aguirre escrivano publico de su magestad

[…]

Anotación al margen en el Folio 759v: “[…] de los indios de san miguel de la estançia de s […] de mi señor” “Don cristobal supaicaca Don cristobal chuchancha Don alonso chumbe Don sancho quispe Don bernave chuquinxaxa” “Sitios catamuch / gualanga y amacisbon”

Cajamarca, setiembre de 2015.

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