Una fotografía de la situación laboral de la Arqueología actual en Chile. Jornadas de Reflexión Colegio de Arqueólogos 2011

June 15, 2017 | Autor: C. Soto Rodriguez | Categoría: Arqueología, Ética Profesional
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Descripción

"Una fotografía de la situación laboral de la Arqueología actual en Chile"

Catalina Soto Rodríguez et al.

Desde la creación de la Ley 19.300 de Medio Ambiente, en 1994 y
modificada por la Ley 20.417 en enero 2010, el campo laboral del Arqueólogo
ha tenido un aumento sostenido, que ha modificado las dimensiones del
trabajo realizado y la cantidad de profesionales requeridos para el
desarrollo de Estudios de Impacto Ambiental. Tanto es así que la mayor
parte de la Arqueología que se ejerce en nuestro país es efectuada dentro
de proyectos insertos en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA, ex
SEIA).
Los Estudios de Impacto Ambiental nos han planteado desafíos
diferentes a los enfrentados en la Academia y la Investigación 'pura', como
el abarcar la prospección de extensos territorios y/o la excavación de gran
cantidad de volúmenes en tiempos que generalmente conllevan una aplicación
dificultosa y apresurada de los mínimos estándares necesarios para el buen
desarrollo de nuestra disciplina. Resulta fundamental la reflexión y el
debate sobre estos puntos, considerando que actualmente la mayor cantidad
de sitios arqueológicos son intervenidos por razones distintas a la
investigación. Esto además implica el desarrollo de competencias diferentes
a las exigidas en el ámbito netamente académico.
Hemos tenido que relacionarnos de manera directa con otros actores y
profesionales que participan de la realización de las obras de ingeniería,
construcción, en gran medida enmarcadas en proyectos de exploración y
explotación minera no obstante se desarrollan diversas betas para el
ejercicio profesional como los proyectos de vialidad, producción y
transmisión eléctrica, desarrollo inmobiliario e industrial, entre otros.
Esto nos ha obligado a aprender a utilizar un lenguaje técnico compartido
con ingenieros, biólogos, arquitectos e incluso salir de los objetivos
exclusivos de la arqueología.




Situación Laboral

Los Arqueólogos hoy en día estamos expuestos a distintas situaciones
contractuales, siendo la diferencia más básica honorario/ a contrata. Esta
última poco vista se da mayormente en la Academia (apróximadamente 35
puestos), en los Museos, Centros de Investigación o Instituciones de
gobierno (alrededor 35 puestos) y en algunas Consultoras ambientales (una
decena). Es curioso que el mismo Estado no tiene contratados a los
arqueólogos que trabajan en CMN, quienes trabajan a honorarios, y algunos
cumplen sus funciones en la modalidad de bienes y servicios.
Los contratos a honorario son los más comunes y en los que estamos en
una situación altamente variable, muchas veces irregular en términos
legales. Se dan situaciones contractuales que van desde los acuerdos entre
personas naturales (común en Fondecyt), entre Arqueólogos y Consultoras
Arqueológicas (Tagua-Tagua, Arqueológica, ArqueoNorte, Aswakear, Ciprés,
Arka, Archeos Chile y Nawel consultores), Arqueólogos y Consultoras
Ambientales (POCH, etc.), y Arqueólogos contratados de forma temporal por
las Empresas.
El tema del trabajo a honorario se relaciona con la falta de
seguridad social, prevista en el sistema de contratos a través de la
retención por parte del empleador de un porcentaje del sueldo para salud y
vejez.

I. Seguros Laborales y pago de Honorarios
En la actualidad nos vemos enfrentados a distintas situaciones que
están fuera o al borde de lo legal, principalmente en lo que a contratos se
refiere. Esto genera sin duda más de algún problema en términos de
regularidad en los pagos y seguridad social. Últimamente, se ha avanzado en
la situación laboral con la realización de contratos por parte de las
Consultoras, esto debido a las exigencias que ha impuesto a las grandes
empresas la ley de subcontratistas.
Por ejemplo, se suele trabajar para empresas de gran envergadura
(directamente o vía consultoras arqueológicas) habiendo firmado contratos
relativos a campañas específicas que generalmente no duran más allá de una
quincena de días, sin embargo se ha podido constatar que en muchas
situaciones dichos contratos no alcanzan a hacerse efectivos hasta el final
o posterior a dichas campañas, debido a problemas "burocráticos" internos
de cada empresa. Es decir, si efectivamente sucediera algún accidente, ¿los
seguros no se harían efectivos?, ¿estamos seguros de contar con protección
laboral?
Además de la irregularidad de los contratos o la falta de seguros
laborales, hay otros problemas derivados de la subcontratación de
estudiantes y profesionales: la irregularidad en efectuar el pago. Por
ejemplo, si una empresa u organismo demora el pago a la consultora o al
arqueólogo responsable, corresponde que el pago de todas las actividades
realizadas (trabajo de terreno, análisis u otros) se posponga en forma
indefinida? Sin duda, la consultora asumir esos montos y pagarlos
inmediatamente una vez realizado el trabajo, pero, están hoy en día las
Consultoras Arqueológicas en posición de realizar dichos pagos?


II. Honorarios: Precios y Medidas

Un tema fundamental es discutir la norma y establecimiento de valores
mínimos de referencia, tal como otros gremios lo tienen regulado. El sueldo
mínimo acordado debe contemplar que el trabajo del arqueólogo suele ser en
su mayor parte irregular, que nos hacemos cargo nosotros mismos de temas de
salud y vejez, y que las condiciones a las que nos exponemos en terreno son
bastante rudas, lo que repercute en que nuestra vida laboral en estos
ámbitos se ve limitada por las condiciones físicas.
Si bien el trabajo patrimonial o en instituciones sin fines de lucro e
investigación debe ajustar los costos de honorarios a la realidad
existente, la tendencia debiera ser, o más bien debiéramos aspirar a que el
trabajo del arqueólogo sea considerado en términos de costos tal como el
trabajo de otros profesionales con alta calificación. Sin perjuicio de la
realización de trabajos voluntarios o de apoyo a la comunidad se realice
voluntariamente, y por supuesto sin desconocer que hoy existe la necesidad
de realizar con urgencia trabajos que no pueden ser remunerados según los
estándares esperados y a los que debemos por ética realizarlos y
ajustarnos.


Un tema que dejo planteado es la necesidad de crear un bono para los
conductores, especialmente cuando éstos asumen la responsabilidad de
transportar personal en tiempos prolongados y condiciones difíciles
(cuestas difíciles, caminos en malas condiciones, monótonos o somníferos,
en condiciones climáticas adversas etc).

Honorarios de Referencia Actuales

"CATEGORÍA "UF/día "
"Estudiante "1-4 "
"Egresado/Licenciado "3-5 "
"Encargados/Coordinadores de Grupo "5-7 "
"Coordinador de Equipo "8-? "


Honorarios Mínimos sugeridos (bruto)

"CATEGORÍA "UF/día (mínimo)"
"Estudiante "3 "
"Egresado/Licenciado "4 "
"Encargados de Grupo "5 "
"Choferes (bono Chofer) "5 "
"Coordinador de Equipo/Logistico "7 "



Ética Profesional, o la necesidad de crear estándares mínimos de ejercicio.

I. Tratamiento de los restos arqueológicos: Desde la inadecuada gestión,
hasta el descarte de materiales.

a) Terreno: buenas y malas costumbres
Un número importante de casos, generalmente relacionados a rescates y
SEIA, nos han conducido a pensar lo urgente que se hace la creación de un
código de ética consensuado y aceptado por toda la comunidad arqueológica.
Se ha sabido de situaciones en las que las prospecciones no se han
efectuado con el método adecuado (inspección pedestre), registrándose una
cantidad de sitios muy por debajo de los realmente existentes; o el caso
contrario, de situaciones en las que se ha 'inflado' la cantidad de sitios.
Ambos casos van en desmedro de nuestra imagen como profesionales, ya que
acarrean problemas graves en la planificación de tiempos de los proyectos.
Respecto a la excavación, errores en la planificación de tiempos y
presupuestos pueden crear situaciones en las que no se excava lo
pertinente, o simplemente se excava mal, es decir, llevando un registro
insuficiente e inadecuado de los contextos o excavaciones incompletas (en
las que no se llega a estratos estériles culturalmente).

b) Traslado, resguardo y análisis de materiales.
No está demás señalar que todos los materiales registrados y relevados
en una intervención arqueológica deben ser analizados con la finalidad de
describir su variabilidad e interpretar sus relaciones y cronología. Los
materiales recuperados de las excavaciones, en muchos casos nunca son
depositados en instituciones museográficas, sino que quedan (incluso sin
analizar) en depósitos particulares. Al no ser ingresadas las colecciones a
dichas instituciones ha generado la práctica de no ceder o retener los
materiales para posteriores estudios, lo que hasta ahora ha sido una
práctica de caballeros el solicitar préstamo de colecciones después de
años, o incluso algunas décadas, de haber concluido los proyectos de
investigación a riesgo de negativa.
A su vez, no es hoy día obligatorio la realización catastros que
permitan hacer un seguimiento del destino de los materiales para facilitar
su investigación.

c) Colecciones
El adecuado registro y embalaje de las colecciones es crucial, lo cuál
implica en muchos casos la presencia de un Conservador(a) que se haga cargo
de esta actividad. Es sabido que los Museos, especialmente aquéllos DIBAM,
no tienen la capacidad de realizar labores curatoriales luego de la entrega
de los materiales, por lo que un registro completo de la colección y un
embalaje ad-hoc son responsabilidad completa y absoluta del arqueólogo(a) a
cargo.
Es necesario establecer un mecanismo o minuta que sirva de bisagra
entre instituciones museológicas y arqueólogos, e incluso el propiciar
instancias de capacitación en el manejo de patrimonio y bienes culturales.
quizá este no es un problema de los nuevos arqueólogos, o quizá esto se
resuelve con la inclusión de un Conservador(a) en el equipo.


II. Difusión de la información
a) Publicación técnica. Normalmente la información extraída de los
trabajados llevados a cabo en el marco del SEIA no va mas allá de los
informes finales adjuntos a las RCA de cada proyecto. Sin pretender sugerir
una obligatoriedad al respecto, cabe hacer un llamado ético al gremio
arqueólogico, respecto a la importancia de dar continuidad y profundidad a
difusión de la información derivada de estos contextos de estudios.
La única institución que reune los resultados de las excavaciones
realizadas en el marco de proyectos de evaluación ambiental es el CMN el
cual no cuenta con la capacidad de manejar la información para hacerla
accesible a consulta. Frente a esta realidad la información "se pierde" en
los archivos.

b) Responsabilidad con la sociedad y difusión de resultados
Un punto de partida, que aunque de manera escasa ya ha estado siendo
puesto a la práctica, es que en todo proyecto arqueológico de mediana y
gran envergadura se contemple la realización de publicaciones orientadas al
público común y corriente. No obstante, es fundamental considerar un
vínculo de mayor envergadura a través del trabajo político que inserte a la
comunidad arqueológica en los debates sobre educación, docencia y planes de
estudio de educación básica, media y pedagógica.
En este sentido es fundamental los lazos que hemos podido establecer
con distintos organismos gubernamentales y con otros organismos técnicos
que nos den peso político, para lograr la inclusión de la prehistoria de
Chile y América en los planes de estudio todos los niveles escolares y con
ello generar una necesidad de la enseñanza de nuestra disciplina en las
universidades, especialmente de varios ramos de prehistoria en las carreras
de pedagogía en historia.
Sin el desarrollo de sensibilidades y capacidades de comprensión y
recepción de los temas patrimoniales y arqueológicos difícilmente nuestras
publicaciones generales tendrán alguna repercusión en la sociedad general.


II. Participación en terreno

a) Relación Titulados/Licenciados
La 17.288 de Monumentos Nacionales señala que es atribución y deber del CMN
conceder los permisos para excavaciones arqueológicas. Según el Artículo 6º
los permisos podrán concederse (cito) "A investigadores chilenos con
preparación científica debidamente acreditada, que tengan un proyecto de
investigación y un debido respaldo institucional..."
El artículo ha sido asumido de manera tal que los permisos de excavación
son otorgados exclusivamente a arqueólogos titulados. En la práctica esto
repercute en que los permisos de excavación son solicitados por un
arqueólogo sin que este sea el que efectivamente esté a cargo de la
excavación o incluso sin asistir al terreno del cual figura como
responsable.
Frente a ello es importante considerar que se suman a los licenciados y
titulados de la Universidad de Chile, los primeros titulados de las
Universidades SEK y de Tarapacá. Considerando el panorama actual vemos que
el grado académico de licenciado sólo existe en la Universidad de Chile,
mientras que las otras universidades conducen directamente al título de
arqueólogo. En la práctica y considerando el criterio que ha guiado al CMN
para otorgar permisos de excavación, un arqueólogo que comienza a ejercer
la profesión si puede ser titular un permiso mientras que un licenciado con
años de experiencia no puede serlo.

b) Antropólogos Físicos
Se debería considerar al menos un antropólogo físico en todo trabajo de
campo que implique intervenciones en sitios arqueológicos con posibilidad
de registro de restos bioantropológicos. Y en todos los sitios con
contextos fúnebres conocidos, tanto para el asesoramiento en terreno como
para el posterior análisis de los restos.
Estos profesionales deben supervisar las labores relativas a su
especialidad, es decir al registro de restos bioantropológicos. Si bien los
pioneros de la Antropología Física han tenido una formación arqueológica,
estos profesionales no deben estar a cargo de labores arqueológicas, tales
como el registro de prospecciones y la excavación de sitios arqueológicos o
sub-unidades relacionadas a estos. La excavación de restos
bioantropológicos es un área de completa competencia del arqueólogo.
Es necesario generar una práctica complementaria entre Arqueólogos y
Antropólogos Físicos, así como con Conservadores. Los desafíos de la
investigación y de la práctica profesional intensa exigen el desarrollo de
trabajo multi e interdisciplinario.

c) Estudiantes
1. Hoy se suele llevar a estudiantes a terreno, muchas veces en condiciones
de desventaja y a veces superando la cantidad adecuada para que esta
instancia sea formativa para los participantes. Esto va en perjuicio tanto
de quienes se están formando como de un correcto rescate y registro de los
restos arqueológicos, debido a la falta de supervisores. Esto genera las
siguientes situaciones:
1.1. Tendencia a que se contrate una proporción mayor de estudiantes que de
profesionales egresados, disminuyendo gravemente la calidad del trabajo
arqueológico (más trabajadores a menor costo).
1.2. Proyectos en los cuales se abusa de la mano de obra constituida por
estudiantes, donde la falta de experiencia genera menor atención a derechos
laborales y mayor exposición a distintos tipos de abusos (p.e. malas
condiciones de habitación, exceso de horas de trabajo, falta de insumos,
entre otros).
1.3. Situación opuesta, en la que debido al atractivo de las altas
remuneraciones en el marco del SEIA, los estudiantes (y recién egresados)
se enfocan mayormente al ámbito laboral dejando de lado la culminación del
ciclo académico con lo que se tiende a propiciar irrefleccibidad en un
trabajo que requiere de análisis. Esta situación puede asociarse
históricamente a algunas generaciones de no titulados.
2. Tom Dillehay, en el Congreso de Arica del año 2000 ya señalaba la
necesidad de que los planteles universitarios reconocieran la importancia
de la Arqueología Ambiental en el desarrollo profesional de sus
estudiantes. Si bien en las universidades se ha hecho un esfuerzo en
adecuar las mallas a esta situación, los planteles no tienen un sistema de
práctica profesional que incluya horas de terreno, limitando la salida de
los alumnos a los terrenos obligatorios. quizá ya es hora de que las casas
de estudio, como en otras disciplinas sucede desde su génesis, contemplen
la evaluación de dos tipos de prácticas: una que genere competencias en
análisis de materiales, y otra en experiencia de terreno (horas de
trabajo).
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