Una fíbula tipo Aucissa con sello de Pompelo-Pamplona

September 13, 2017 | Autor: Romana Erice Lacabe | Categoría: Roman Bronzes, Roman Brooches, Roman Archaeology
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UNA FÍBULA TIPO AUCISSA CON SELLO PROCEDENTE DE POMPELO-PAMPLONA

ROMANA ERICE LACABE & MERCEDES UNZU URMENETA

La fíbula sellada, que presentamos en este trabajo, pertenece a la firma de sellos de tipo Aucissa más frecuente y abundante en la península ibérica, constituyendo el decimoctavo ejemplar inventariado. La fíbula fue recuperada en Pompelo, ciudad situada en la vía de Asturica a Burdigala, a pocos kilómetros de la frontera con la Gallia.

LOCALIZACIÓN DE LA FÍBULA EN LA EXCAVACIÓN DE LA MURALLA BAJOIMPERIAL En noviembre de 2004 en la actual calle de La Merced, que coincide en la retícula urbana de la ciudad romana con uno de los cardines, fue localizada la fibula. Esta calle presenta un progresivo desnivel hacia el sur. La intervención arqueológica que se llevó a cabo, unida a otras realizadas en esta misma zona, ha confirmado que en esta parte de la ciudad existía una profunda vaguada o barranco, que se fue colmatando con los desechos y aportes aluviales, que a su vez arrastraban materiales arqueológicos. En esta intervención se localizaron importantes restos arqueológicos que corresponden a un lienzo de la muralla que cerraba la ciudad en época bajoimperial y, adosada a ella, una torre de planta semicircular. La cronología de esta estructura, atendiendo al análisis de la técnica constructiva y a los materiales reutilizados hallados como parte de la fábrica de construcción, podría situarse a finales del siglo III d.E. o principios del siglo IV d.E. La muralla tenía una anchura aproximada de 4,50 m desde el arranque de la cimentación, y un alzado que oscilaba entre 0,80 m y 1,10 m, conservando un máximo de seis hiladas con paramento de mampostería y basamento sobre macizos de sillar en los que se utilizaban bloques tomados de edificios en desuso. Adosada a la muralla se colocó una torre de planta semicircular, que de igual modo mostraba piezas de cronología más antigua reutilizadas en las cimentaciones. En esta ocasión se han recuperado, entre otros materiales, dos molduras, un capitel corintio y dos aras con inscripciones funerarias fechables entre el siglo I y el III d.E. El principal obstáculo que se tuvo que salvar para la construcción de la muralla, fue el adaptarla a un terreno que no era apto para asentar sobre él estructuras de esta magnitud, ya que como nos hemos referido anteriormente se trata de una zona de barranco sedimentada con estratos de poca consistencia. Por esto utilizaron cimentaciones especiales adecuadas a terrenos

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FIG. 1. Fíbula tipo Aucissa con sello Durnacus de Pamplona (Dibujo: Trama S. L.)

pantanosos, realizando un pilotaje con estacas de madera introducidas con martinete. El pilotaje vertical fue realizado con troncos de roble de 15 cm de diámetro y entre 2 y 2,50 m de longitud, con el extremo apuntado. En el encepado o emparrillado horizontal se utilizaron vigas de roble de sección cuadrada de entre 25-30 cm de lado. Fue en este contexto arqueológico donde se recuperó la fíbula, concretamente al excavar la cara exterior de la torre, en las últimas hiladas de la cimentación. El complejo sistema de cimentación supuso alteraciones e intrusiones en los estratos arqueológicos, pudiéndose recuperar materiales arqueológicos en conexión con la fíbula. Corresponden a varios fragmentos de cerámica celtibérica de vasijas de almacenaje, un fragmento de una copa de cerámica itálica correspondiente a la forma Conspectus 22, fechable en época de Tiberio y un fragmento de sigillata gallica que pertenece a una forma Drag. 29 decorada. Este fragmento, por su decoración, puede pertenecer al taller de Valery, dependiente del centro de Montans, próximo a Toulouse, que tuvo una producción corta entre los años 40 y el 60 d.E. También se recuperó un fragmento de sigillata hispánica de la forma Mezq. 24/25, decorado con ruedecilla, de excelente calidad, que puede pertenecer al centro de Tritium Magallum, que inicia su producción en época de Claudio. Además se recogieron varios fragmentos de cerámica común, un fondo de ánfora y cerámica de cocina, de los que es difícil precisar su cronología ya que son recipientes que se mantienen desde el siglo I al IV d.E.

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DESCRIPCIÓN DE LA FÍBULA La fíbula, que fue localizada en un extraordinario estado de conservación y no ha sido restaurada, se encontraba completa en el momento de su hallazgo, perdiendo la aguja entre el fango durante el proceso de extracción (Fig. 1). El ejemplar, que mide 5,8 cm de largo, muestra un arco de sección en D decorado longitudinalmente por una suave acanaladura rellena, quizá, por un motivo de diminutos trazos oblicuos. El pie tiene el porta-agujas fragmentado y el botón terminal moldurado. La plaquita de la cabeza, que forma la charnela por giro hacia el exterior, presenta tres campos diferenciados, el ocupado por el sello, el que acoge las escotaduras laterales y el que se sitúa directamente sobre la charnela, decorado por pequeños trazos oblicuos visibles parcialmente. El sello Durnacos, que probablemente se incluyó en el molde y mide 1 cm de largo, ocupa todo el campo. Las letras, de 0,2 cm de altura, se sitúan equidistantes, salvo la S que tuvo que incluirse forzadamente, entre la O y el final de la plaquita. Actualmente el texto sólo permite leer DVR(N)ACOS y no es visible la cartela del sello (Fig. 2). La fíbula de Pompelo no ha sido objeto de análisis metalográfico para conocer su composición, pero de la aleación ternaria del cobre con que se fabricaban estas piezas se trataría con gran probabilidad de un latón, por el estado de conservación que presenta y porque se trata de la aleación más frecuente durante el siglo I en España. Nueve de las once fíbulas Avcissa analizadas por S. Rovira (1990: 137-140), así como la examinada por el equipo que ha estudiado Rosinos de Vidriales (Sarabia et alii, 1995: 1251) son latones, frente a tres de ellas, cuya aleación es bronce.

DURNACUS La fíbula que presentamos es una Aucissa tipo 20.5 de Erice (Feugére tipo 22b2, Mariné tipo 10.2 y Salete da Ponte tipo 42d1a, etc.). Durnacus sólo firma, dentro del grupo Aucissa, la forma más sencilla, aquella cuyo arco, liso o con una acanaladura longitudinal decorada, tiene sección en D o hexagonal. Este artesano, cuyo nombre es de origen celta, presenta los sellos sobre cartelas dispuestas siempre en recto. Los ejemplares recopilados hasta el momento muestran una grafía heterogénea y variada –Durnacos, Urnacos, Urnacus, etc.– frente al sello Aucissa claramente homogéneo, aunque este no es un hecho excepcional, ya que en sellos de otros artesanos también se observan variaciones o la desaparición de las letras iniciales o finales, como por ejemplo ocurre con el sello ATRIXTOS (Gostencnik, 2004: 11; Feugére, 2006: 21-22). El sello DVRNACVS ha sido también atestiguado en monedas de plata acuñadas en Alais (Gard), Barry (Orange), Mont-Beuvray y Vernon, sobre una pátera de bronce de Reims (Holder, 1896: s.v. Durnacus) y en una inscripción procedente de Burdeos, otra de Aquitania y una tercera de Bélgica. (Moscsy et alii, 1983: s.v. Durnacus).

FIG. 2. Plaquita y sello de la fíbula de Pamplona (Fotografía M. Unzu)

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ORIGEN Y DIFUSIÓN El lugar de origen del tipo Aucissa permanece todavía sin establecerse definitivamente, aunque el norte de Italia continúa ganando el apoyo de nuevas investigaciones, como se refleja en la obra editada este año que recopila, por parte de Salete da Ponte, la fíbulas romanas de Portugal, debido a que las características técnicas y morfológicas –la charnela– parecen proceder de ese área común. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la información sobre estas piezas en el ámbito noritálico no ha mejorado en los últimos años. Desde esta zona, el vehículo difusor de las fíbulas tipo Avcissa ha sido considerado de forma generalizada el ejército romano en sus desplazamiento en el contexto de la conquista y anexión de los territorios del Imperio. Las fíbulas selladas con Durnacus se concentran principalmente en dos áreas: Dalmacia e Hispania. La primera muestra una intensa proliferación de sellos, 24 ejemplares 1. La razón de su proliferación, así como de otros sellos –ATRIXTOS, C.CARTILIVS, REVETV, P. VALERIVS– se encuentra relacionada, de nuevo, con una intensa actividad militar debida a los constantes problemas planteados en el área de los Balcanes en época augustea y tiberiana, como bien ha argumentado A. Böhme (2005: 68) recientemente. La siguiente área de difusión en importancia es Hispania, donde el grupo de las selladas con Durnacus alcanza los 18 ejemplares 2. 15 proceden de la provincia tarraconense y 3 de la provincia bética. La difusión en la Tarraconense ocupa un área central con una ligera dispersión oriental, como muestra el mapa de distribución, variando ligeramente el panorama publicado en 2001 por M. Mariné. En el resto del ámbito romano, Durnacus aparece esporádicamente. En Francia se recuperó una fíbula en Nandín-Chateaux Porcien, Ardennes (Lambot, 1983: fig. 1-2) y otra, mencionada por G. Behrens (1950: 8, n. 1), en Naix, Maxe-Werly. Este mismo autor publica un sello

1

22 fíbulas publicadas por I. Marovic (1961: 112-113) más tres que da a conocer T. Separovic (1998: 180-181, n. 11-13). Este último autor (1998: 184) corrige el origen de una de las fíbulas de I. Marovic (1961: n. 4) que procede de Bender y no de los alrededores de Knin, además de sumar dos ejemplares más, uno recuperado en Burnum y el otro es de procedencia desconocida. Por otro lado, no han sido sumadas las fíbulas procedentes de Dalmacia, mencionadas por G. Behrens (1950: 8, 3-5) y R. Noll (1952: 397, n. 3) al considerar que I. Marovic, probablemente, las habría incluido en su listado. La bibliografía hispana ha estado ofreciendo la cifra de 30 fíbulas (Iniesta, 1983: 195; Alonso, 1984: 44; Mariné, 2001: 219) en Dalmacia al sumar, en el artículo de I. Marovic, las 22 fíbulas con sello en una sola línea con otras ocho plaquitas en las que el sello aparece en dos líneas. De estos últimos sellos se han documentado al menos nueve legibles en los que Durnacus está situado siempre en la segunda línea en genitivo, leyendose Durnaci (Marovic, 1961: 116-117, n. 1-8; Separovic, 1998: 182, n. 16). En estos casos las letras presentan una caligrafía tosca y deficiente de forma que en algunas cartelas es imposible leer el texto (Marovic, 1961: 117, n. 9-17; Separovic, 1998: 181-182, n. 14, 15, 17). En este mismo sentido, las fíbulas con sello en dos líneas publicadas por T. Separovic muestran diferencias decorativas con respecto a la forma con sello en una línea, como son cuatro acanaladuras transversales sobre el arco en dos zonas, en el arranque del arco junto a la plaquita y en la parte más alta del mismo. Estos aspectos, que le diferencian claramente de la forma que se estudia, han determinado su no inclusión ni en la tabla de difusión, ni en el mapa. 2 Fonte Velha, Besanfrim (Ponte, 1973: fig.1-2); Lorca? en el Museo de Murcia (Balil, 1966: 387-388; Iniesta, 1983: n. 2); Minas o Baños de Gilico, Murcia (Iniesta, 1983: n. 3); Cehegin, Murcia (Iniesta, 1983: n. 4); Alrededores de Ocaña, (Alonso, 1984); Coria del Río, Sevilla (Storch, 1988: n. 6); Bajo Valle del Guadalquivir (Storch, 1988: n. 4); Viver, Castellón (Moraño et alii, 1990/91: 474, fig.1); provincia de Albacete (Sanz et alii, 1992: n. 198); provincia de Albacete (Sanz et alii, 1992: n. 199); Arcobriga-Monreal de Ariza, Zaragoza (Erice, 1995: 141 n. 6); ArcobrigaMonreal de Ariza, Zaragoza (Erice, 1995: 141, n. 7); Casas de la Reina, Badajoz (Mariné, 2001: n. 484); Fuente de Cabrahigos, Toledo (Mariné, 2001: n. 470); Ocaña (Mariné, 2001: n. 441); Villaescusa de Haro, Cuenca (Mariné, 2001: n. 471); muy probablemente, Clunia-Coruña del Conde, Burgos (Mariné, 2001: n. 469) y Pompelo-Pamplona.

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FIG. 3. Difusión del sello Durnacus. 1) Fonte Velha, Besanfrim, Portugal; 2) Coria del Río, Sevilla; 3) Bajo Guadalquivir; 4) Casas de Reina, Badajoz; 5) Cehegin, Murcia; 6) Baños de Gilico, Murcia; 7) Lorca?, Murcia; 8) Provincia de Albacete; 9) Provincia de Albacete; 10) Viver, Castellón; 11) Villaescusa de Haro, Cuenca; 12) Fuente Cabrahigos, Toledo; 13) Alrededores de Ocaña, Toledo; 14) Ocaña, Toledo; 15) Coruña del Conde, Burgos; 16) ArcobrigaMonreal de Ariza, Zaragoza, 2 fíbulas; 17) Pompelo-Pamplona; 18) Museo de Rabat, Marruecos; 19) Aïn el Hout, Argelia; 20) Borgo di Valsugana, Italia; 21) Naix, Xaxe-Werly, Francia; 22) Nandin, Chateaux Porcien, Francia; 23) Museo de Maguncia, Alemania; 24) Urbanj, isla Hvar, Croacia; 25) Nin, Croacia, 4 fíbulas; 26) Podgradje, Croacia, 6 fíbulas; 27) Gardun, Croacia, 5 fíbulas; 28) Solin, Croacia; 29) Cetina, Croacia, 2 fíbulas; 30) Sisak, Croacia; 31) Bender, Croacia; 32) Burnum, Croacia; 33) Desconocido, Croacia; 34) Desconocido, Croacia

(Behrens, 1950: 8 y fig. 12, 4) conservado en el Museo de Maguncia en Alemania, de lectura poco clara pero que probablemente pertenezca a este mismo artesano. Italia 3 cuenta con un ejemplar procedente de Borgo di Valsugana, cerca de Trento. En Marruecos (Boube, 1966: 517-522; Gerhard, 1987: n. 67) existe un ejemplar en el museo de Rabat, que no se sabe de cual de las tres grandes ciudades procede –Volubilis, Thamusida o Banasa–. Finalmente, en Argelia se localizó una fíbula sellada, junto a otra sin sello, entre el ajuar de una tumba de incineración de Aïn el Hout (Gerhard, 1987: n. 63) (Fig. 3). 3

L. Rosi Bonsi (1978/1979: fig. 1, 92-93) publica en Italia una fíbula con sello en doble línea con la leyenda INTIACVS DVRNACI, perteneciente a una colección particular y menciona otras tres procedentes, dos de Umbría y una tercera en una colección particular en Perugia. La fíbula que presenta la autora (1978/1979: 91) muestra las mismas acanaladuras transversales junto a la plaquita y en la parte alta del arco que las aparecidas en Croacia, publicadas por T. Separovic. Este rasgo, como se ha mencionado en la nota 1, junto al hecho de presentar el sello en dos líneas, permite separarlo del grupo al que se refiere este trabajo, aunque como dice L. Rosi, “su producción deba considerarse directamente dependiente de la de Durnacus”.

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LA CRONOLOGÍA En Dalmacia, fueron recopiladas en 1961 por Ivan Marovic las fíbulas con sello conservadas en los museos de Zagreb, Zadar y Espalado, en la actual Croacia. Los fondos de todos ellos abarcaban solamente la zona norte y toda la costa de lo que fue el Illyricum. Las pocas fíbulas selladas que ofrecen una cronología formaban parte de ajuares de incineración de la necrópolis de Nin, donde se encontraban acompañadas por monedas de Nerva (tumba 27), de Galba y, quizá, Vespasiano (dos ejemplares de la tumba I), lo que permitía a I. Marovic otorgar una datación del tipo en el siglo I, con pervivencia en el siglo II d.E. Recientemente, A. Böhme (2005: 69-70) precisa la cronología de Durnacus relacionándola con otros dos sellos de Aucissa –Valerius y Cartilius–, también sobre una forma con arco de sección en D, argumentando su presencia en las intervenciones bélicas que tuvieron lugar en época augustea y tiberiana en esa provincia. Durnacus, según esta autora, aparecería en la zona durante las incursiones bélicas entre los años 17 y 20 d.E. dirigidas por Druso. Posteriormente, su uso se generalizaría, favoreciendo la creación de un taller de esta forma de Aucissa en Dalmacia. En Hispania, las pocas fíbulas que proporcionan una cronología sitúan Dvrnacvs en la segunda mitad del siglo I d.E. (Erice, 1995: 141; Mariné, 2001: 220 y 222). De casi la mitad de las fíbulas selladas –ocho– se desconoce su exacto lugar de procedencia. Otras cuatro –Fonte Vehla, Besanfrim; dos de Arcobriga y Clunia– provienen de excavaciones antiguas de las que no se conoce su contexto estratigráfico. Las únicas que ofrecen algún dato son cuatro de las cinco que proceden de excavaciones actuales, algunas de ellas todavía en estudio. Así, la fíbula de Begastri (Murcia) procede de un nivel de revuelto; la del teatro de Regina en Mérida, construido en época de los flavios, fue hallada en un relleno; las termas de la Fuente Cabrahigos de Toletum, también fueron utilizadas a partir de los flavios; la fíbula de las minas de Villaescusa de Haro en Cuenca fue localizada junto a un as del año 12 en una prospección superficial. La última, motivo de este trabajo y procedente de Pompelo, como hemos visto se recuperó en un contexto con materiales cerámicos fechados alrededor de mediados del siglo I d.E. La fíbula procedente de Marruecos ha sido fechada a finales del siglo I d.E. (Boube, 1966: 521) y la hallada en Argelia, procede de una tumba con 17 monedas númidas y 3 romanas, una de época de Augusto, la segunda es de Faustina Minor y la tercera de su hijo Cómodo, ambas del último cuarto del siglo II d.E. (Gehard, 1987: n. 63). Podemos recapitular mencionando la existencia de dos focos de concentración de las fíbulas Aucissa en los que Durnacus es el sello más frecuente. El primero, y más numeroso, se sitúa en Dalmacia, donde posiblemente se haya producido su introducción en el área de la mano de las tropas romanas, difundiéndose posteriormente su uso al mundo civil a partir de mediados del siglo I d.E. El segundo es Hispania, donde probablemente su introducción se debió al mismo vehículo militar que en Dalmacia, hecho que pudiera ponerse en relación con alguna de las tres legiones que desplegaron su actividad por el Norte de Hispania con motivo de las guerras cántabras y que fueron el motor de creación de un intenso comercio (Morillo, 2006: 38, 41-43, 48). Sin embargo, este hecho será difícil comprobar, dificultad que se acrecienta por el escaso número de fíbulas con cronología –4 de las 18 selladas–. De ellas la datación más temprana es la ofrecida por la fíbula de las minas de Villaescusa de Haro en Cuenca en el año 12 d.E. (Mariné, 2001: 222) Ésta variante de Aucissa, al igual que lo hace la forma que da nombre al tipo en todas las áreas donde se documenta, haría su entrada en la Península como objeto perteneciente a la indumentaria militar.

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Durnacus y la forma 20.5 de Erice tienen una gran aceptación y se difunden ampliamente en la península ibérica, frente a una práctica ausencia en el sur de la Gallia 4. Se constata por tanto que, como mencionaran J. Storch (1988: 944), M. Mariné (2001: 222) y Salete da Ponte (2006: 366) en sus respectivos trabajos, la difusión es fundamentalmente urbana y civil, y que se encuentra ya integrada en las redes de comercio hispano de manufacturas como cerámicas, bronces, mármoles, etc, donde contaría con talleres u oficinas filiales de la forma original, que pronto originarían la aparición de talleres locales con formas particulares distribuidas en áreas reducidas.

ADDENDUM Las fíbulas con sello Durnacus han sido objeto recientemente de nuevas publicaciones: X. BALLESTER (2007): “Las fíbulas con posible andrónico céltico Durnacos-Durnacus”, Estudios de Lenguas y Epigrafía Antiguas 8, 43-47. El autor menciona cuatro fíbulas donadas a la Real Academia de la Historia, con referencia colección Turiel; M. MARINÉ (2008): “Las fíbulas en España romana: alfileres para la historia”, Sautuola XIII, 131-144, incorpora en la nota 22 una fíbula procedente de Segovia. Como resultado de estos nuevos hallazgos el número de fíbulas con este sello en Hispania es de 23 ejemplares.

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4 En esta provincia sólo se han contabilizado 9 ejemplares sin sello frente a los aproximadamente 150 de la provincia tarraconense.

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