Una experiencia ritual en un aula de doctorado: La amenaza

June 12, 2017 | Autor: Pilar Perez | Categoría: Arts Education, Imaginaire, Educación Artística, Arte Terapia, Arquetipos
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Descripción

Una experiencia ritual en un aula de doctorado: La amenaza Marián Alegre, Sara Cervilla, Andrea Concha, Blanca Gimeno, Aida Miró, Ana Paz, Pilar Pérez, Olga Rueda, Yamile Torres. Universidad Autónoma de Madrid RESUMEN Un evento experiencial en una clase de doctorado en torno a los rituales contemporáneos, la construcción de una identidad colectiva a partir de la sombra psíquica en su aspecto de terrores: La amenaza. De un taller se deriva a un proceso personal que reúne el grupo y en una propuesta performática que va tomando cuerpo siendo testigo un blog: www.lamenazadeunaperformance.blogger.com Vivimos un momento en que las amenazas se multiplican, de la crisis global a la inminencia de una pandemia, desastres naturales, terrorismo internacional, lo que ya atisbaba Beck en el año1997, la brasileñización de Europa está siendo un hecho (Beck 2004, 219). Tanto el individuo como el grupo, nunca como ahora sintió las amenazas tan presentes, los diferentes medios de comunicación se encargan de hacernos llegar todos estos peligros, de los más próximos a los más lejanos con la cercanía de lo inevitable. Los grupos humanos se han protegido del caos utilizando sus recursos de cohesión social, sus creencias mágicas y han afrontado los cambios a partir de conductas ritualizadas, pautadas socialmente (Geertz, Turner, Eliade), en un mundo inminentemente individualista a la par que gregario, nuevas estrategias de supervivencia han de surgir como respuestas rituales y simbólicas de la comunidad. La amenaza, con todas sus implicaciones sociales y personales, es el punto de partida de esta experiencia ritual, realizada en un aula de doctorado de educación artística en periodo de formación, como vivencia, experiencia e interrelación del yo amenazado y nuestro colectivo social también amenazado. “Entre los cuerpos dados fenoménicamente se halla el humano, y con él, está dada, de un modo que no admite ulterior explicación, la vivencia. Mas con la vivencia salimos del mundo de los fenómenos físicos y entramos en el reino de la realidad efectiva espiritual. Este reino es el objeto de las ciencias del espíritu y la reflexión sobre estas y su valor gnoseológico es totalmente independiente del estudio de sus condiciones físicas” (Dilthey, 2000, p. 121) El miedo es una emoción básica que pervade la existencia misma tanto humana como animal. Socialmente está exento de responsabilidad criminal aquel que obre impulsado por miedo insuperable, (Código Penal español, Art 20.6, vigente desde 24 de mayo de 1996) reconociendo así un derecho básico a sentir y a actuar bajo este. No obstante, según el psiquiatra Luis Rojas, la humanidad no es específicamente violenta, si hemos sobrevivido tanto tiempo, dice, es porque la mayor parte del género humano tiende a la empatía y la convivencia pacífica (Rojas 2005, 16).

La existencia tiene el miedo como respuesta a la incógnita básica y fundamental. El miedo a la muerte. El miedo a la muerte no es distinto del miedo a la vida. La muerte del yo como instancia final a la que irremediablemente todo ser autocognoscitivo se enfrenta. El yo compuesto que se autoengaña con la ilusión de existencia inherente teme diluirse, confundirse, enloquecer. La cordura nos ata a la vida y la cordura no es otra cosa que la ilusión de la consistencia del yo. El miedo paranoico protege de la desvanescencia de la ilusión viendo al otro como enemigo, como ser en lucha por desvanecer tu consistencia del yo construido. El otro se manifiesta en su mismo miedo de inconsistencia del yo afirmándose y el propio se protege. Tomando la idea de Yo saturado de Gergen (2006) la sopa de identidades posibles debido al enorme despliegue de modelos viables en la que estamos sumergidos roza el terror a la pregunta de ¿quién soy yo? Con frecuencia, la difícil respuesta nos asoma a la angustia vital de la disolución del yo. Siguiendo la teoría de Piaget y la Teoría General de Sistemas, si tomamos al individuo como sistema, podríamos deducir que en nuestra sociedad el individuo es un sistema abierto en constante acomodación. “En la teoría de Piaget conocer algo es asimilarlo a un esquema, a su estructura de conocimiento. En este sentido asimilar significa incluir un acontecimiento o actividad en los esquemas ya existentes, consolidando así su definición. Cuando en la aplicación de un esquema determinado es necesario efectuar un cambio para ajustarlo a las particularidades percibidas en la nueva situación, entonces Piaget habla de acomodación” (Feixas y Villegas, 2000, p.66) En la educación, como en cualquier otro ámbito de la interrelación, el profesor, el terapeuta, o quien sea, tememos que nuestro yo se diluya ante el otro. Y en este momento especialmente asediado por la constatación de la flexibilidad e inconsistencia de nuestra cultura del yo. Por eso nos aferramos a la idea de tener razón deseando validar nuestro constructo en lucha con el del otro frente al temor de la desaparición, de la propia locura. La reafirmación frente al otro nos sirve de amuleto olvidando que el otro está en la misma situación de precariedad frente a la existencia. Solo la con-pasión, el otro como si mismo, alivia el miedo. Somos parte de la misma danza, somos parte de la misma duda, del mismo temor y no es fácil sostener frente a los otros la angustia generada por la diaria confirmación de nuestro miedo a vivir sin referentes sólidos. Es el miedo a la deriva del devenir lo que nos hace vulnerables, y esa vulnerabilidad lejos de derribarnos en nuestro hacer profesional, puede darnos el consuelo de la compañía de los otros frente al miedo. Entre señalizaciones, atascos, publicidad excesiva, entre información desmedida y muchas veces carente de sentido, se encuentra el ser humano de estos tiempos; en la actualidad se privilegia el proceder rápido, casi sin pensar, lo inmediato. Dar un espacio a los sentimientos y a las emociones, no es tarea fácil dentro de este embrollo, ya que para hacer mención de estos es necesario detenerse. Las emociones son intrínsecas al ser humano, tanto las de agrado como las desagrado, pero hoy por hoy simplemente son valoradas las frugales y las que producen placer,

como la alegría momentánea. Por el contrario, las emociones como la rabia, tristeza y el miedo, se intentan esconder, hacer como si no existiesen. Al hacer un ritual sobre los miedos en el aula de clases, se dio un espacio para poder expresar lo más profundo del ser humano, algo que es individual y a la vez compartido. Por medio de recortes, pegando papeles, exponiendo y buscando soluciones a qué hacer con los miedos, se dio un espacio de descanso, un espacio de reflexión y de comunicación. Sin duda la expresión artística, la combinación de distintas herramientas, ayudaba a dar forma a algo que en un principio parecía amorfo. Norman Duncan plantea que “las artes, como toda expresión no verbal, favorecen la exploración, expresión y comunicación de aspectos de los que no somos conscientes” (2007, p.40); en el aula, se compartieron los miedos, algo que en lo cotidiano no ocurre. El ritual contenía diversas miradas y formas de representar “los miedos”, sin embargo, al compartirlos de una forma artística, se daba un ambiente que permitía expresarse “sin miedo”, lo cual era muy interesante y paradójico. Además, ver en otro un miedo semejante al tuyo, producía un acercamiento, el que se acentuó en la unificación de los miedos y creación de la vacuna. Y así trabajamos desde la experiencia ritual. Los rituales son lugares colectivos donde encuentran comunión las distintas artes (Pérez Camarero 2001 y 2002). El ritual nace por necesidad del grupo que lo realiza, así como el proceso artístico es explicado desde esa necesidad interior del que lo produce (Kandinski). El arte y el ritual son elementos purificadores y curativos, la experiencia artística es un vehículo de autoconocimiento. Aparentemente vivimos un mundo desritualizado, pero los rituales, necesarios para la salud de la comunidad se abren paso por caminos insospechados, lo que no se ritualiza se convierte en síntoma. Hay una dificultad para definir lo que es un rito, no es una conducta repetida, no es algo conectado necesariamente con el hecho religioso aunque suele tener relación con el carácter transcendente del ser humano. Como dice Centlivres algunas conductas asociadas al rito en las llamadas sociedades primitivas hoy se encuentran desvinculadas del mismo: la danza, el juego, la expresión de las emociones, la expresión corporal en sus diversas formas (en Segalen 2005, 8). Y como dice Segalen el ritual tiene la virtud de adaptarse al correr de los tiempos, pues es flexible. En nuestra práctica y comenzando con un ritual de paso anual desarrollado en el aula, reflexionamos después sobre los ritos, su capacidad de transformarse y permanecer al hilo de los tiempos, y observamos que funcionan como elementos protectores de los miedos y las vulnerabilidades individuales y colectivas. Realizamos una introspección creativa a la búsqueda de “las amenazas” y lo convertimos después en un proceso de comunión del colectivo, inventamos el rito, y derivó en una suerte de psicomagia (Jodorowsky 2009) pero en este caso nosotros mismos nos recetamos el remedio, el ritual para vencer el problema, el tabú (la amenaza). Después observamos los procesos y las posibles aplicaciones en educación artística, como Inmaculada González maestra de infantil, que lo desarrolló en una práctica con su grupo de clase que resultó una propuesta ritual “Miedo, miedete, vete vete” que se fue construyendo como un proyecto

longitudinal en el tiempo con muchas sorpresas e interesantes soluciones rituales por parte de los niños.

Lección número 1 ¿Qué es la arteterapia? Utilizar herramientas artísticas, fabricar, crear en lo material una huella de tu sentir, para la exploración interior, para el autoconocimiento, la conexión emocional... Pues aquí hay 12 personas y 12 sombras incluidas las profesoras (que son humanas y también tienen miedos), ¿quieres mirar a la tuya? Arranco imágenes de revista que me amenazan, un espejo, rasgaduras rojas, palabras... ¿se puede tener miedo al amor, a ti mismo, a la libertad de crear...? ¡Esa es mi sombra! Pego mis imágenes creando el cuerpo de mi amenaza, cada vez más afuera, en el pupitre, cada vez más visible, con un tamaño, una forma, colores, más pequeño, más manejable.

Lección número 2 ¿Qué es un ritual? Un acto colectivo o individual, al que dotas de un significado simbólico... Pues allá vamos:

Enseño mi sombra, aunque no me atrevo a hablar de ella, pero la hago visible, pública... y veo la de los demás, algunas más terroríficas, otras familiares, otras incomprensibles... Escucho a los otros, sus miedos locos, sus miedos íntimos, sus miedos solidarios... Me empapo de lo colectivo, todos tenemos miedos. Un rumor ancestral me dice los compartimos todos. Una familiaridad cultural, social me dice que somos víctimas de la misma agresión... el grito del cuerpo, la insatisfacción con nuestra imagen, la agonía del cuerpo de la tierra... Comulgamos todos, comiendo un trozo de nuestro miedo. Algo quedará dentro, algo accesible a mi digestión. Un contrahechizo, el anticuerpo que me dará fuerza, inmunidad... Entonces unimos nuestros miedos en ese caldo colectivo del que provienen. Se sumerge mi yo junto a otros yo-es, formamos todos una unidad. Se disuelven las imágenes en agua y ya no veo mi miedo, veo una masa pesada y húmeda. Un cuerpo extraño que amasamos y estrujamos y ya es de todos. Hemos materializado y unido nuestras amenazas. Somos todos guerreros, hechiceros, alquimistas y somos todos tribu...

Me llevo un trozo de estos miedos compartidos y lo entierro en un maceta... tierra y cerámica, le devuelvo a donde vino. Y esparzo semillas de girasol... a ver si mi sombra se llena de luz.

Utilizar los rituales en el aula desde su vertiente más creadora ayuda a fundir las micronarrativas con la historia mítica del clan, los ritos inventados y autogenerados con los rituales performáticos del espacio académico más ortodoxo (Mc Laran). En este marco las artes escénicas, la dramatización y las artes visuales encuentran su conexión. Este ritual nos resituó en torno ya no únicamente de nuestras propias amenazas si no ante las de los demás. Acrecentando el sentido de pertenencia. Tratándose de un grupo abierto a la transformación en tanto que la acción va dirigida al cambio, considerando componentes conscientes e inconscientes de la psique. Había que dejar salir lo instintivo e irracional para después comprenderlo, actividades que por otra parte no son habituales en los entornos educativos, siendo mucho más frecuentes las que potencian el razonamiento lógico y/o análisis racional. Construir un grupo vivo que dota de sentido a su actividad, capacitado para generar cultura y no simplemente para asimilarla. Esta acción, este movimiento así concebido genera deseo, motivación. Integrando la sombra (“nuestro ser del inframundo es negro” Hilmann 2004, 89) y haciendo uso de su fuerza para generar nuevas realidades, constructivas y comunitarias. Solo la escuela viva genera aprendizaje más allá de la mera asimilación de conocimientos. El ritual y su experiencia actúan como elementos de conexión y catarsis de los participantes con el entorno educativo y son vehículo de transformaciones. En nuestra intervención en el III Congrés d’Educació de les Arts Visuals pretendemos participarles de nuestras reflexiones textuales y visuales del evento y su devenir a la vez que compartir una acción performática frente a lo que sentimos amenaza el entorno educativo en que nos movemos: Reforma globalizante en falsa clave de gasto cero Bolonia a la Española: La amenaza.

La amenaza fragmentada viajó a las casas de los intervinientes en la experiencia: “Cuando llegué a casa el día de clase con la bola de papel de amenaza la enterré en la tierra de la jardinera, como si de una semilla se tratara para sembrar algo. Mi compañero de piso regó las plantas tal y como aparece en las fotos y vio la bola de papel flotando hasta que cayó por el borde de la jardinera abajo. Es un primer piso y estuve mirando si encontraba la bola de papel en el jardín de abajo, pero no hubo rastro. Ha desaparecido. Así acabó mi amenaza”.

“Me molestó tener que cargar con todas las amenazas. Yo tenía una sola y volví con una bola amasijada de amenazas generales. No bastó inocularse comiéndonos un pequeño pedazo de nuestros propios miedos. Había que transformar aquella fea bola informe llevándonos los restos a casa. Visualicé el kéfir, ese hongo que crece y crece en tu cocina pidiendo más y más leche, insaciablemente, como un bebé alienígena que alguien de buen corazón te dio en custodia para cumplir el ritual de bienvenida al mundo macrobiótico y que como un tamagochi New Age, tienes miedo a desatender ¡o incluso a matar! por un olvido no intencionado. Llegué a casa, miré mis plantas y pensé en reducir el tamaño de aquel monstruo antes de darle una nueva vida más gozosa al lado de mis hermosas flores. Dejé en la chimenea en espera de cremación el zurullo pensando en hacerlo el fin de semana y me acosté. Al día siguiente volví tarde de trabajar. Había estado la limpiadora y el ambiente olía a limpio. Tan limpio que no vi mi alfombra preferida en la entrada, donde la dejé enrollada para llevarla al tinte. Busqué por toda la casa y tampoco encontré a zurullo, pero he de reconocer que la ausencia de mi predilecta hizo menor el desenlace fatal que supuse había acabado con el nuevo inquilino y hasta sentí alivio.

Jetta me dijo que había tirado la alfombra. “¡¡¡QUÉ HAS TIRADO MI ALFOMBRA!!!” “Sí, señura”. Sentí crecer mi ira de tal modo que sin más colgué. Hasta 16 llamadas perdidas recibí de la que ya sentía mi ex-asistenta. Después de calmarme un poco y de pensar que ella se trasladó a un país lejano para limpiar las casas de los que pueden tirar sus alfombras cuando se ensucian, devolví la llamada y le dije que no se preocupase, ante su insistencia de que buscaría la forma de compensarlo.

Lo cierto es que después de una semana, la alfombra volvió a aparecer en el lugar donde desapareció y entonces desconfié de ella porque me había mentido. No he vuelto a hablar con Jetta más, ni de esto ni de nada. Le dejo notas en la mesa sobre las tareas que debe realizar en mi ausencia y punto. Llegó el día de la reunión de Las Amenazas y recordé el tema de la mía: El monólogo. Jetta me proporcionó el monólogo para darme cuenta de que la amenaza que tanto temo sólo puede ser transmutada por el diálogo. Esa es la transformación.” “La amenaza, como trabajo realizado en el aula de clase, fue un proceso interiorizado en el curso de multicultura y símbolos, ha sido una experiencia altamente significativa, que ha anudado muchos de los conceptos aprendidos. En el proceso de adaptación y apropiación a los cambios y en la toma de conciencia, al saber la importancia que tiene el ritualizar las amenazas que se nos presentan en el devenir de la vida, de la cotidianidad, son muchos esos factores, que de manera relevante están ahí, tanto amenazas como oportunidades, ellas nos preparan de manera rigurosa a establecer pautas de juego. Rituales que nos facilitan de manera sana, sacar adelante, circunstancias que consideramos son parte del interactuar, en un mundo cambiante, lleno de traumatismos y de necesaria adaptación. Mi experiencia, personal fue muy satisfactoria, esas amenazas, que me ha entregado mi compañera de curso, para que las exorcizara, fueron devoradas por un tigrillo, que vive conmigo, es mi mascota, él devora todo lo malo que me pasa, actúa como una válvula de escape, como experiencia liberadora, es un elemento simbólico y arquetípico, que designe, sería mi acompañante, en este viaje del conocimiento. Como medio metafórico de liberación y renovación, es aquí donde este juego muestra cómo el imaginario hace realidad nuestros sueños y las amenazas desaparecen. Primero las corté en trocitos pequeños, que fui uno a uno introduciendo en la boca del tigre, luego, simulé, que fueron devoradas por mi tigrillo, para evidenciarlo, tomé la foto, luego las eché en agua, ellas se diluyeron y las eché en el retrete. Es un juego muy divertido y de gran aliciente. Este ritual, fue muy rápido, pues las amenazas debían desaparecer de mi vida y bueno, lo logré. No se pudo de otra manera, pues vivo en un cuarto del colegio mayor y nada era mejor así”.

“El planteamiento del trabajo de clase era que partiendo de una serie de material impreso variado de revistas y demás, encontráramos aquello que nos amenazaba. En mi caso rebuscando encontré una masa ingente de gente en una plaza. Esa es una de mis peores pesadillas, la gente aglutinada sin cabeza y sin control, todos a uno. Cogí a mi grupo de individuos y comencé a añadir elementos que influyen en esos movimientos de personas ante un mismo hecho y en donde la mayoría de las veces uno pasa a ser masa, y es ahí donde la masa te engulle. Encontré varias cámaras de televisión y algún elemento más que ahora no recuerdo. Y ahí estaba. Luego reunimos nuestras amenazas particulares y las curioseamos, las comentamos. ¿Qué hacer con ellas? 1. Vacunarnos: comimos cada uno una pequeña porción de nuestra amenaza. ¡¡¡Ya estamos vacunados!!!

2. ¿Destruirlas? ¿Quemarlas? ¿Reciclarlas?: Decidimos hacer una súper amenaza colectiva y repartírnosla. Cada uno se llevaría una pequeña porción y decidiría como reciclarla o reconvertirla. En mi caso hubo limpieza de mesa del comedor y mis hijos, “muy bien educados” vieron que aquello era una basurilla de papel mojado y de pinta asquerosa y se fue a la basura sin mayores miramientos. Así se fue la amenaza de mi casa de la mano inocente de unas criaturas”. “UNA AMENAZA EN NADA SINGULAR Y EN TODO ALIENANTE El dedo índice es el segundo dedo de la mano, y se encuentra entre el pulgar y el dedo corazón. A lo largo de la historia, sino de la Humanidad, si de la historia de multitud de seres pululantes por este planeta Tierra, cientos de veces se ha dado el hecho de descubrirles con gesto napoleónico, o lo que es lo mismo apuntando a otros con DIRECTRICES IMPERATIVAS. 1ºfase –ELABORACIÓN PLÁSTICA DE LA AMENAZA Así cuando menos me lo esperaba me vi componiendo en la clase de este curso de Doctorado un curioso collage en el que si alguna imagen destacaba era esta que acabo de señalar. Ese puño con el dedo índice bien saliente, en este caso, para recriminar, domesticar, imperar…Un índice que a través de ese gesto delimitador gravitaba en mi interior con la pretensión de dilapidar cualquiera de mis ideas, tanto más si se trataba de ideas, con un alto poder intuitivo, con un fuerte componente simbólico y hadado.

La amenaza en este caso ya estaba definida, una amenaza especialmente capacitada para apagar el deseo de iniciativa. Una conexión profunda vinculaba a esta amenaza con el ámbito educativo. No por casualidad me vino a las manos la imagen de un reloj a través de una de las múltiples revistas que había encima de la mesa. Y no por casualidad me vino a la memoria el siguiente fragmento de la obra de James Barrie, Peter Pan. ”Por supuesto, todos los chicos fueron enviados a la escuela…Después de asistir a la escuela durante una semana se dieron cuenta de lo tontos que habían sido por no quedarse en la isla, pero ya era demasiado tarde y no tardaron en acostumbrarse a ser tan normales como vosotros, yo o cualquier hijo de vecino. Es triste tener que decir que poco a poco fueron perdiendo la capacidad de volar”. Así, al dedo índice escrutador e imperativo se le unió la delimitación del espacio y el tiempo, a través de una imagen situada en el ángulo superior izquierdo a modo de Sol. 2ºfase – EXPOSICIÓN DE LA AMENAZA. Una vez que esta amenaza se vio expuesta, desvelada, entre tantas otras a cada cual más rebelde y dañina, perdió sus pesquisas de singularidad y se vio sometida a la mediocridad de quien comparte parámetros comunes en base a objetivos como el de silenciar los relieves y uniformar los matices. La amenaza revestida de su propia identidad, quedaba exhausta, silenciada, encogida. 3ºfase-LA AMENAZA TRANSFORMACIÓN.

SOMETIDA

A

UN

PRIMER

NIVEL

DE

Tras este escarnio público que les supuso el verse expuestas entre las variopintas amenazas que se extendían a todo lo largo de la mesa del aula de plástica, se vieron sumergidas en el océano de las emociones de sus propios llantos. Así, en el barreño azul fueron depositadas una a una hasta conformar la gran aglomeración. Fue así como esta amenaza perdió todas sus fuerzas, toda su relevancia, y así fue como después de conformarse en una amorfa y deforme masa contribuyó a generar el mejor antídoto de los antídotos. 4ºfase-LA VACUNA Una pequeña dosis de la misma me reconcilió con su esencia. Antes de ingerirla me manifestó su verdadera identidad, sus víctimas más sabrosas, las que por ser más afines a ella eran devoradas por esa función principal que tenía de eliminarlas y sabotearlas. En su esencia latía la inteligencia, la estrategia, y el deseo de libertad. Todo aquel potencial alienante lo había adquirido sustentada por un mar de miedo y cierta soberbia. Mutaron en su núcleo capacitándola como un veneno amenazante capaz de amortiguar cualquier deseo de iniciativa. El caso es que la dosis requerida ofreció pequeñas resistencias, “se hacía bola”, obstáculo. Una vez más se resistía a pasar por el tamiz de la transformación. Porque a eso era a lo que estaba abocada, fundamentalmente desde el momento que empezó a estar bajo los influjos de esta experiencia ritual.

5ºfase-EL RITO-EL GRAN ACUERDO Una vez ingerida la vacuna, teniendo por tanto la amenaza bajo control, cada miembro del grupo acordó llevarse parte de su sustancia para proceder a una última y personal acción transformativa. La consigna general era plantarla, al poder ser, en un lugar en el que no se perdiera de vista su transformación, su cambio y florecimiento. 6ºfase- LA AMENAZA YA NO PASA DE LA ENTRADA DEL ALMA En esta 6º fase aún hoy he de decir que bajo ese aspecto pétreo y deformado que adquirió, infundía, guardaba la amenaza en su expresión plástica la capacidad de generar temor. Da cuenta de ello la expresión del rostro de un buen amigo que ajeno a su significado se dio de bruces con la misma y fue entonces cuando una especie de temor incomprensible le hizo estremecer. Desde que María Struck lo barrió sin más del hall de mi psique, pues no la permití llegar a más, me ha quedado claro que su potencial es tremendo, su nido el caos, su casa la basura. 7ºfase-TRANSFORMACIÓN FINAL No obstante la eché de menos y pensé en la basura en la que había acabado. Pensé en esos ciclos de reciclaje y su potencial de rescate. Cuando transforman sus sustancias a través de un poderoso ciclo y se amplía o incrementa el poder de su materia como savia nueva. Se consigue así una nueva forma que ha requerido de una atención permanente, para distinguir y consolidar sus más potentes residuos. Fue a través del ritual que provocó la expulsión de esta amenaza, mejor dicho, que provocó su desvelamiento el que como experiencia transformativa me hizo encontrarme con ella, hallar sus secretos. No olvidar que esta amenaza se encuentra en el caos y es potencial de todo sistema es tan importante como perpetuar el ejercicio de sus posibilidades de cambio y transformación. Me propuse reciclar, poner una especial atención a la materia, a su uso, su orden, su desorden su transformación. La puerta de entrada de una amenaza, bien pudiera ser la materia, pudiendo hacer de ella su aliada, la puerta de salida el rito, la ceremonia”. “Ahora la amenaza transformada y convertía en abono crece en varias macetas de mi casa. Llegué con la bola de papel simbólico en su vasito de cumpleaños, sintiendo un gran recelo. Estuvo por más de una semana en una balda de una estantería en el salón, cada vez que pasaba la miraba con aprensión, quería hacer un ritual de transformación y plantarla en una maceta pero no encontraba la forma, no me decidía, estaba esperando el momento, la oportunidad. Una noche salí con unos compañeros de la Universidad y

encontré una planta de cintas que habían tirado a la basura, la rescaté y fue compañera de velada… me gusta recoger cosas de la calle y sentí no llevarme otras plantas que estaban en la misma basura, mis colegas me miraban con ese gesto de quien piensa que haces algo que no cuadra al momento, yo me sentía muy bien. Al día siguiente me dispuse a hacer el ritual, estaba sola en casa, tomé la bola de las amenazas colectivas, la troceé con mucha dificultad ¡qué dura y resistente esa bola de miedos! Troceada, la fui quemando con mucha paciencia, troceando y quemando. El olor era fétido, pensé que era adecuado a lo que se estaba quemando, encendí incienso para compensar y mejorar el aire. Fuera se estaba preparando una tormenta, y según el ritual -que se demoró- fue celebrándose, la tormenta terminó en una lluvia liberadora, me acompañé con música, puse un disco de Billie Holliday que me gusta mucho, y fui aceptando el proceso, acompañada por la melancolía suave de las canciones. Cuando estaba quemada la uní a la tierra y la planté en una maceta. La planta ha crecido y brotado, al tiempo mi compañero ha plantado otras dos plantitas en macetas más pequeñas, así que esa amenaza transformada tiene dos hijos supervivientes. La planta madre está en la habitación onírica y las hijas en la ventana de la cocina y en una pequeña habitación frente a la entrada de la casa. Me da buena sensación verlas, aunque recuerdo que debajo de la principal había una amenaza colectiva, y que las pequeñitas son carne de la misma sustancia, me hacen pensar irónicamente en la película “La tienda de los horrores”, pero esta amenaza ya no va en mi contra, porque fluyo con ella, para mí que a los miedos y las amenazas es mucho mejor tenerlos a la vista”.

Algunas de los participantes no contaron qué cosa ocurrió con sus amenazas, de las narraciones, buena parte se perdieron, se traspapelaron en ese viaje a casa, en un caso se fue camino a las aguas subterráneas, en otro ha criado transformada en unas cuantas macetas.

Parece que las amenazas tienden a ser resbaladizas cuando toman cuerpo, gustan más de proyectarse como entes fantasmales, aquí, allí y acompañarnos como un magma, de todas formas, dar materia a los miedos ha llevado a realizar la performance “Baile Académico III: La amenaza de una performance” en donde sacamos nuestros poderes chamánicos para, en resistencia pasiva, reivindicar usando el sentido del humor, uno de los elementos más importantes para conjurar a los miedos: la risa. Y como un solo cuerpo de siete integrantes procurar una construcción ritual en el espacio de libertad de la performance donde la necesidad interior conmueve y se crea esa acción que es colectiva, creadora de sentido para los que la compartimos, marcando una ruptura, un antes y un después, estrenando el traje bolonio que acompañará este curso nuestras tareas, en el momento crítico de la adecuación con calzador al sistema europeo de educación superior, ordenando el desorden, nuestras urgencias y como dice Segalen “dando a los actores sociales medios para dominar el mal, el tiempo, las relaciones sociales” transformando todo en júbilo de creación y de vida, porque, como dice el dicho “Quien canta, sus males espanta”.

BIBLIOGRAFÍA Beck, U. (2004) ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Editorial Paidós, Barcelona. Código Penal español, Art 20.6, vigente desde 24 de mayo de 1996. Dilthey, W. (2000) Dos escritos sobre hermenéutica. Ediciones Itsmo, Madrid. Duncan, N. (2007). “Trabajar con las Emociones en Arteterapia”. Arteterapia – Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social. Vol. 2, 3949. Feixas, G., Villegas, M. (2000) Constructivismo y psicoterapia. Editorial Desclée de Brouwer, Bilbao. Gergen, k.J. (2006) El yo saturado. Paidós Ibérica, Barcelona. Hillman, J (2005) El sueño y el inframundo. Editorial Paidós, Barcelona. Jodorowsky, A (2009) Manual de Psicomagia. Editorial Siruela, Madrid. Kirk, G. (2006) El mito, su significado y funciones en la Antigüedad y otras culturas. Paidós, Barcelona. Laplantine, F. (1977) El filósofo y la violencia. Editorial EDAF, Madrid. Pérez Camarero P. (2001) "El ritual como conexión entre el fenómeno religioso popular y el hecho artístico". La Religiosidad Popular y Almería, Instituto de estudios Almerienses.

Rojas, L. (2005) Las semillas de la violencia. Espasa Calpe, Madrid. Segalen, M. (2005) Ritos y rituales contemporáneos. Editorial Alianza, Madrid. Sperber, D. (1988) El simbolismo en general. Editorial Anthropos, Barcelona.

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