Una diosa mexica del maíz y del crecimiento (2004)

July 19, 2017 | Autor: Pedro Urquijo | Categoría: Aztec Art, Prehispanic Art
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Descripción

CULTURA Y ARTE

Una diosa mexica del maíz y del crecimiento Pedro Sergio Urquijo Torres (Historiador. Actualmente adscrito al Posgrado en Estudios Mesoamericanos, UNAM)

Antes el hombre vivía en la miseria, se alimentaba de madera, no tenía sangre ni carne y nada se encontró para alimentarlo hasta que fue hallado el maíz. Anales de los Cakchiqueles

E

l Museo de la Basílica de Guadalupe cuenta en su acervo con una pieza prehispánica por demás singular. Según Alfonso Marcué González, su primer propietario, ésta figura, perteneciente al 1 periodo Posclásico mexica , fue encontrada en las excavaciones cercanas al Templo del Pocito, en La Villa.

Deidad femenina (Xilonen) Siglo XV-XVI Talla en piedra volcánica con restos de pintura roja 40.7 x 21 cm. Donación del P. Luis Ávila Blancas, 11 de diciembre de 1989 Col. Museo de la Basílica de Guadalupe Fotografía: Saúl Serrano

En el estudio del arte prehispánico es necesario observar las obras en detalle: las características faciales, la postura del cuerpo o las manos, los ornamentos y los colores, puesto que éstos describen los rasgos psicológicos del personaje y le dan un lugar en la estructura del universo; expresan sus vínculos con la naturaleza y su actividad 2 cotidiana. En el caso que nos ocupa, la pequeña escultura femenina está ataviada con una falda que cubre sus piernas y en la cabeza porta una corona, quizá de papel y plumas de quetzal, con aparentes representaciones de maíz. La parte superior de la cintura se muestra desnuda y con las manos sujeta sus pechos. Ante la carencia de una policromía clara y de atributos manifiestos, es difícil establecer su identidad. Sin embargo, con los pocos elementos que posee, podemos considerarla como una diosa vinculada a la agricultura y el crecimiento, posiblemente Xilonen, la mazorca tierna (xilote) deificada del panteón mexica. 15

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Durante milenios, la cosmovisión prehispánica se fue construyendo en torno al cultivo del maíz, pues se trataba del alimento básico de los distintos pueblos agricultores del México Antiguo, columna de la economía y eje ordenador del mundo. Era un regalo sagrado para la humanidad otorgado por el dios Quetzalcóatl, después de que éste robó el secreto de su crecimiento a las hormigas arrieras. Las fuerzas de la naturaleza, tales como el sol, la luna, la tierra, el viento o la lluvia, estaban sujetas al crecimiento de la planta divina. Y de ahí también su importancia en la religión mesoamericana. Para el caso de los mexicas, Xilonen era sólo una de las deidades asociadas al maíz, entre las que también se contaban las diosas Chicomecóatl -diosa de los sustentos-, e Ilmatecuhtli -diosa de las mazorcas viejas-, así como el dios Cintéotl, el patrono del maíz propiamente. Lo anterior se debía a que cada etapa del desarrollo de la planta en cuestión tenía su divinidad especial. No obstante, entre sus fusiones y vinculaciones, Xilonen podía ser al mismo tiempo Chicomecóatl o incluso Chalchiuhcíhuatl, “Mujer de jade”. Xilonen era una alegre virgen relacionada con la fertilidad agrícola. Para algunos especialistas, se trataba también de la luna creciente que a pesar de ser fecundada por el sol se mantenía inmaculada; y por ello era la patrona de las doncellas del México Antiguo, quienes la veneraban y se ataviaban a su estilo para ser el objeto de dulces y tentadoras palabras de los jóvenes solteros. La sucesión temporal de las fiestas calendáricas se estructuraba de acuerdo a los ciclos del cultivo del alimento sagrado. El Tonalámatl, calendario de los antiguos mexicanos, empezaba con las labores de siembra y terminaba con las cosechas. En este sentido, fray Bernardino de Sahagún y sus informantes indígenas, en su obra monumental, La Historia General de las Cosas de la Nueva España, mencionaban que las fiestas rituales en honor a Xilonen y a las mazorcas frescas tenían lugar en la octava veintena del calendario mexica: Huey Tecuíhuitl, “Fiesta Grande de los Señores”, en el mes de julio, justamente cuando las mazorcas habían alcanzado cierta madurez. Era la ocasión en que una joven mujer vestida con los ornamentos de ésta diosa con huipil, corona de papel y adornos de piedras preciosas- era sacrificada en el templo correspondiente, entre danzas y cánticos de una sacerdotisas llamadas cihuatlacamazque (adolescentes servidoras del Templo de Huitzilopochtli); para que de esta manera se pudiera establecer un contacto directo entre los seres humanos y la divinidad (recordemos que etimológicamente, sacrificio significa “sacralizar”). Xilonen, como el resto de las deidades mesoamericanas, era de carácter caprichoso ya que podía favorecer o dañar a los seres humanos, no podía ser totalmente buena o totalmente mala, y por lo mismo los hombres tenían que buscar su beneplácito. Huey Tecuíhuitl era la oportunidad de los nahuas de agradecer a Xilonen por el surgimiento de las mazorcas tiernas con el sacrificio de una virgen adolescente. 16

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Es posible que las parteras de la ciudad celebraran también a la diosa Xilonen, como lo indica fray Diego Durán en su Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra firme (tomo II). Estas mujeres llevaban a una joven ataviada como la diosa a la cumbre del cerro de Chapultepec. Una vez ahí, le ordenaban a la doncella que descendiera a toda prisa para dirigirse al templo de Xilonen, en donde debía danzar un rato, mientras que las demás mujeres se esforzaban por darle alcance. Si la muchacha entristecía, la alegraban con una bebida. Acabado este ritual, la sacrificaban. A consideración del historiador Michel Graulich, lo anterior planteaba una vinculación de Xilonen con la luna, pues el hecho de que el ritual tuviera lugar en la cima de Chapultepec constituía una vía de acceso con el astro 3 nocturno, pues ese era su punto de observación. Como conclusión, debemos decir que los antiguos mexicanos se caracterizaron por la elaboración de esculturas en piedra, en una diversidad de tamaños, formas y temáticas, en la que no podía quedar exenta la planta primordial. En su complejidad, el maíz era eje del cosmos, punto de encuentro entre el cielo, la tierra y la región de los muertos. Era el alimento fundamental, el sustento de la humanidad y la base de las economías mesoamericanas. Xilonen, divinidad de la mazorca tierna, era coparticipe de la energía vital que posibilitaba la existencia de lo terrenal. Esta diosa, encarnada en el maíz, y los agricultores compartían así un mismo destino en espacio de los seres mundanos.

Chicomecoatl (Códice florentino, Cod. Med. Palat. 218-20, Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia, t.I. [218], lib. II, cap. XXIII, f. 29v)

NOTAS 1

Posclásico mesoamericano (900 a 1521); posclásico mexica (1325 a 1521) RIVERA DORADO. Los mayas de la antigüedad, 1985. 3 Michel GRAULICH. Ritos Aztecas, 1999, p. 383 2

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